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Creciste. por Raes

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  Jinyoung le había dicho que se arreglara muy bien, a pesar de no haberle especificado a dónde irían, simplemente le dijo que se vistiera como para un buen lugar. Así que ahí estaba, en la sala de casa esperando a su amigo para salir directo al club.

 

  Aun le seguía pareciendo un poco… extraño volver a ver a su viejo amigo de la infancia. Y lo más extraño era que Jinyoung ya lo conocía y de hecho eran buenos amigos. ¿Por qué nunca se lo comentó? Bueno, tampoco es como si Jaebum le hubiera hablado de él demasiado, solo lo había mencionado cuando se conocieron y alguna que otra charla que tenían al recordar su viejo hogar. Pero sí, Jinyoung llegó una semana atrás a su casa, con la noticia de que Youngjae estaba viajando a Seúl para inscribirse en la universidad y ¡oh! casualidad, a la misma en la que ellos estaban.

 

  Eran chicos cuando se distanciaron, y aun haciendo esas promesas de ‘mejores amigos por siempre’  terminaron alejándose. La familia de Jaebum se mudó y con ello llegó el inevitable distanciamiento. Mentiría si dijera que no trataron de comunicarse, pero siendo niños aun, lograron dejar esa falta de compañero con otras actividades y conociendo a otros chicos de su edad. Sí, todavía seguían recordándose, pero eran prácticamente desconocidos siendo que ambos ya habían crecido lo suficiente como para haber cambiado.

 

  ‘JB, estoy afuera’

 

  Jaebum leyó el mensaje entrado en su celula y apagó el televisor. Tras tomar las llaves de su casa salió acomodándose su chaqueta negra. No era vanidoso, no, en absoluto, sin embargo se sentía demasiado atractivo y, sumándole el hecho de haberse arreglado lo suficiente como para destacar su altura y cuerpo, de alguna forma no le gustaba la idea de andar yendo vestido así. ¿La razón…?

 

–  No creo que debamos vestir así.

–  ¿Y por qué no? –cuestionó Jinyoung siguiendo al mayor detrás hasta la cochera.

–  Youngjae nos va a odiar –Jaebum formó una leve sonrisa al mencionar a su viejo amigo,  la frase le hacía parecer como si fuesen tan cercanos… de nuevo.

 

  No obstante, al esperar respuesta de su amigo, éste sólo se limitó a sonreír ocultando algo, algo que dejó pasar Jaebum porque si Jinyoung no lo decía, no había necesidad de preocuparse. Aunque…

 

–  Definitivamente nos odiará.

 

  Durante todo el viaje hasta el club, no hicieron otra cosa más que hablar de lo que habían pasado esos días y cosas triviales, además de que al sitio donde iban no se encontraba tan lejos de donde ambos vivían.

 

  Jaebum junto a Jinyoung y un chico más llamado ‘BamBam’ compartían una casa del tamaño adecuado para ellos tres, era mucho mejor que alquilar un departamento debido a los ruidos molestos de los vecinos o de las posibles molestias que pudiesen ocasionar. Y era mucho más cómodo.

 

  Al llegar, BamBam ya estaba allí esperándolos fuera del lugar junto a otros dos amigos que tienen en común, también extranjeros, Jackson y Mark.

 

  Jaebum se sintió un poco mal…

  Youngjae era prácticamente nuevo en la ciudad y ya en su primer día ahí iba a encontrarse con unos pares de desconocidos en un ambiente para nada tranquilo. Definitivamente lo odiaría. Porque lo seguía recordando como la última vez que se vieron, a los doce y trece años. Jaebum empezaba a combinar su ropa un poco mejor de lo habitual y dejaba poco a poco la ropa deportiva y por ende, más cómoda, en cambio Youngjae seguía atado a los pantalones de gimnasia y los sweaters que parecían infantiles.  Recordó la vez que vistió de forma más adulta y Youngjae se quejó de aquello, hasta incluso se enojó con él dejándole de hablar unos días, lo cual a Jaebum de trece años le pareció absurdo, pero al Jaebum de veintidós años se le hizo tierno.

 

–  Me avisó Yugyeom que ya están viniendo –Jinyoung lo codeó por un lado mostrándole el mensaje. Jaebum asintió pero tras repetir el nombre del chico se sorprendió.

–  ¿Yugyeom? ¿Cómo es que ellos se conocen? –Porque hasta donde sabía el único que conocía a Youngjae era Jinyoung.

–  ¡Oh! ¿no te lo dijo? –ahora el impresionado fue el otro– Yugyeom es el primo menor de Youngjae. ¿A dónde crees que caía cuando iba de vacaciones a Mokpo?

 

  Prefirió ahorrarse algún comentario y cerrar la boca. Y otra vez recibió esa sonrisa de su amigo.

 

–  Ahí vienen.

 

  Miró hacia donde su amigo le indició y… no vio a nadie caminando, sólo un auto doblando la esquina y alejándose. Parpadeó varias veces eliminando, tal vez, alguna partícula extraña en sus ojos y volvió a ver hacia la calle. Nada. Había la misma soledad de antes y una moto acercándose. Una moto…

 

–  ¡Maldito Yugyeom! ¡Le regalaron la moto!

 

  Gritó eufórico echándose a reír cuando entendió que su regalo por la mayoría de edad había sido lo que tanto había estado pidiendo. Bueno, ahora no sería el único que no tomaría alcohol aquella noche.

 

  Inmediatamente la moto frenó enfrente de ellos, comenzó a aplaudir al cumpleañero por su bendito regalo soñado. Tras quitarse el casco, Yugyeom sonrió victorioso acomodándose delicadamente su cabello. Entonces lo recordó, ¿y Youngjae? Porque se suponía que lo traería Yugyeom, y en cambio sentado detrás de él iba otra persona, aun puesta el casco pero definitivamente era otra persona.

 

–  Creí que tardarían más, porque…

 

  Pero en ese instante, en el momento en que el barullo de sus amigos  comenzó a alborotar la tranquila vereda, la persona detrás de Yugyeom descendió de la moto y se quitó el casco entregándosela a su conductor. Y pudo haber gritado por la sorpresa, porque aquél chico no era el pequeño que conoció tiempo atrás, Youngjae parecía otra persona.

 

 

  Lo recordaba perfectamente. Youngjae de doce años odiaba que su cabello callera por su frente y raspara sus ojos, le molestaba, y aun así seguía insistiendo en que no se lo cortaran porque decía que el pelo rapado o muy corto lo hacía ver mal. Así que cuando descubrió las maravillas del gel y spray fijador para el cabello, comenzó a usarlo. Se dividía el flequillo y se lo acomodaba a los lados. Al inicio parecía un nerd de historietas, porque Youngjae no se limitaba en la cantidad, por lo que tuvo que recibir ayuda de Jaebum para no quedar (a veces) tan ridículo. También recordaba que, cuando la idea de teñirse el cabello se le plantó en la cabeza de Jaebum, Youngjae volvió a odiarlo, él no quería saber nada de eso, no quería poner otra cosa que no fuera fijador en su delicado cabello.

 

 

  Y ahora…

 

  Youngjae de veintiún años revolvió las hebras de su nuca y sacudió un poco la cabeza para dejar que lo demás se acomodara a su antojo. Tenía el pelo castaño, ¡castaño! siendo que su color natural es negro ¡y que odiaba las tinturas! Un flequillo largo y bien cortado cubría finamente su frente hasta rozar sus ojos, se podría decir que hasta lo rozaban sus pestañas… Y sus ojos…

 

–  ¡Qué belleza! ¿Me llevarás a dar una vuelta, verdad Yugyeomie?

 

  Los gritos de BamBam acompañaban la figura del menor hasta acomodar su moto en la zona correspondiente, sus gritos eran fuertes, sin embargo Jaebum estaba tan absorto en la figura de su viejo amigo que no entendía lo que pasaba a su alrededor, sólo podía mirar fijamente a Youngjae parado a metros de él.

 

  Esperaba encontrar a ese chico de doce luciendo exactamente igual, más alto y con menos cara de niño, no esa figura tan llamativa. Esperaba verlo llevando encima un pantalón levemente holgado, esas camisetas que tenían pequeños bordados en forma de frutas, o a rayas de varios colores, el cabello largo y con gel. No esperaba verlo vistiendo una chaqueta de cuero bordó con cierres y botones en ella como accesorio, encajado en unos jeans negros rasgados a la altura de sus muslos y sus rodillas dejando ver su piel tan… blanca, marcando el contorno de sus piernas.

 

  Jaebum sintió que la saliva pasó tan dura por su garganta, como si tragara comida mal masticada. Ese ya no era el chiquillo que dejó de ver hace años.

 

  Ya no lo era.

 

  No supo cuanto tiempo estuvo observándolo, analizando su crecido cuerpo y la nueva figura que había adoptado, pero desvió la mirada en cuanto sus ojos se encontraron con los de Youngjae. Por suerte, Jinyoung llegó a su lado y le hizo señas para ingresar al club.

 

  Asintió en silencio y comenzó a caminar siguiéndolos, sin embargo en cuanto el cuerpo de Youngjae se movió, Jaebum volvió a quedarse estático. ¡Qué más daba si el menor se daba cuenta de que lo estaba viendo! ¿Cómo no iba a hacerlo si esos pantalones ajustados lo distraían tanto? Hubiera querido ver más, pero la camiseta larga que llevaba debajo de la chaqueta le impedía ver cerca de su cintura. ¡Y lo deseaba!

 

–  Hola, Youngjae –saludó en cuanto el menor pasó por su lado.

 

  Esperaba, otra vez, una voz aguda saludándolo, una risa torpe de su parte, algo que lo llevara de nuevo a su vieja amistad. Cuando Youngjae ladeó la cabeza para responder, Jaebum pudo haber jurado que había visto maquillaje de ojos en la línea superior de las pestañas: delineado negro. No sabía que la sensualidad podía reproducirse en tan sólo una mirada y un saludo…

 

–  Hola, Jaebum hyung.

 

  Un saludo que casi sonó como gemido cuando lo llamó ‘hyung’.

Notas finales:

Yaz, el punto aquí es... ¿les parece dejarlo así, con ese final abierto e imaginando lo que pueda llegar a pasar? ¿o le vendría bien continuación? Lo que fuese, este shot me dejó muy conforme ♥

Nos leemos! Saludos c:


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