ACTION AND LOVE
La vida de un niño rico no es del todo fácil. Levantarse temprano. Tomar clases de idiomas, música, un poco de defensa personal y todas las demás que darían en una escuela normal. Cualquier persona diría “Con tal de tener todos aquellos lujos sería capaz de soportar todo eso”. Pero si supieran que no tenía amigos y que no tenía libertad alguna se retractaría.
Sólo quería probar lo que es ser normal una vez. A sus 15 años necesitaba explorar su ciudad, aprovechar su adolescencia al máximo. Pero sabía la respuesta.
-“No puedes. Tus ojos, tan azules como el zafiro. No tardarían en venderlos en el mercado negro.”-Decía su padre cada vez que pedía salir de su encierro.
O si no…
-“Eres demasiado lindo, pequeño e inocente. Cualquiera querría obtenerte en alguna de esas sucias subastas”-Pronunciaba siempre, acariciando su castaño cabello.
No podía decir más. Era cierto que no era de mal ver, tampoco que fuera pequeño, por alguna razón su cuerpo era delicado, como el de una chica, su altura…a lo mucho llegaba a los 1.60cm. También era cierto que no sabía de los peligros del mundo, pero eso no le quitaba las ganas de salir.
Tal vez se preguntarán por qué no se ha escapado. La respuesta, es simple. Su compañero, de toda la vida y también, empleado, siempre lo hacía sentir menos sofocado. Ese hombre con ese par de avellanas como ojos y ese cabello tan radiante como los rayos del sol, nunca lo había abandonado. Todo el tiempo lo apoyaba y le impedía hacer estupideces.
Ambos, desde niños se habían comprendido. A pesar de los 4 años de diferencia, siempre compartieron gustos e ideas similares, aunque al crecer, todo cambió un poco. Su padre arruinó un poco su relación al mandar a Jackson para convertirlo en todo un guardaespaldas, el mejor si fuera posible.
A su regreso, tuvo a un niño completamente enamorado de él. El cual no supo cómo pasó, sólo que tenía un sentimiento totalmente incorrecto en su interior. Que en cualquier momento tendría que extinguir, el no ser correspondido…No podría soportarlo.
-James-El susodicho lo sacó de sus pensamientos-Te tengo una sorpresa-Le sonrió de una manera cómplice, que le causó ciertos escalofríos.
-¿Qué tipo de sorpresa?-Se puso un poco nervioso, normalmente el otro mantenía un semblante serio, excepto que él le sacara una que otra sonrisa.
-No preguntes, sólo vamos…-Lo tomó de la mano y salió disparado hacia el garaje.
Podía sentir su rostro arder. Para él, ese contacto significaba mucho, le causaba esas mariposas en el estómago. No pudo realizar alguna acción. El rubio lo había subido a un auto.
-J-Jack… ¿Qué haces?-.
No podía creerlo, estaba a punto de salir de aquella mansión que lo había retenido la mayor parte de su vida. Pero estaba seguro que su padre los mataría, sin piedad, a ambos.
-Conseguí que el jefe me permitiera llevarte a un pequeño paseo…-.
-Oh, Dios. No sabes cuánto te quiero-Saltó a los brazos del mayor, dándole un fuerte abrazo. Su felicidad en esos momentos era tan grande que fue la única manera en la que supo cómo responder. De la nada, sintió como un fuerte sonrojo inundó sus mejillas. Se separó rápidamente-Lo siento-Dijo nervioso.
El otro acarició su cabello y se posicionó en el asiento del conductor.
Miraba por la ventana todo el paisaje que se podía apreciar. Casas, árboles, flores, niños, perros…Todo era nuevo para él.
-Quiero ir a algún parque…-Susurró, sin despegar su mirada del cristal.
El otro no respondió, simplemente le obedeció. Buscó algún aparcamiento y dejó el vehículo ahí. Ambos bajaron. Empezaron a recorrer el lugar.
Habían tantas familias, tantas risas…Por un momento se sintió vacío. No había podido disfrutar nada de esas cosas y ahora, le causaban un gran pesar. Volteó a su derecha y no lo vio ahí. Siguió caminando sin rumbo fijo. Se terminó perdiendo; el lugar era realmente grande.
-Miren que tenemos aquí…un niño bonito-Se paralizó un momento, eso no podía ser verdad. La primera vez que salía y había comprobado que su padre tenía razón.
-No te asustes…Danos todo lo que traes y no te dañaremos…Mucho-Este otro sujeto, sonrió de una manera sádica, su piel se erizó.
Salió corriendo, lo más rápido que pudo. Hasta que se chocó con algo; más bien, alguien. Lo observó y volteó hacia atrás, lo habían alcanzado.
-Yo…-volteó a verlo a los ojos, estaba preocupado. Se escondió detrás de él.
El guardaespaldas supo de inmediato que tenía que utilizar todo lo que aprendió ahora o esos maleantes estarían por ahí, más adelante, molestando a otros. Golpeó a uno, tan fuerte que lo dejó tirado en el piso. El otro enfurecido, se le acercó y le dio un fuerte puñetazo. Los golpes iban y venían. James no podía soportar aquel escenario. Cerró sus ojos y después de un rato dejó de escuchar ruido alguno.
Sintió una mano en su hombro e inconscientemente empezó a temblar. Unos brazos lo rodearon protectoramente, se escondió en su pecho -el mayor era al menos 30cm más alto que él-. Aferrándose a él.
-Perdóname…Te he hecho pasar un mal rato-Lo escuchó decir contra su oreja-No sé qué haría si te pasara algo-Lo pegó más a su cuerpo, acariciando su cabello lentamente.
-Eso debería decir yo…-Rió un poco.
-Vamos a casa…-.
Al llegar, no mencionaron nada de lo sucedido. Simplemente se fueron directamente al cuarto del menor a hablar de ciertas cosas. Y de paso a curar las heridas de Jackson.
-No deberías hacerlo…-Tomó su mano suavemente. Deteniendo el algodón húmedo que pasaba por su mejilla.
-Es lo menos que puedo hacer…Fue mi culpa, no ent….-El otro lo silenció con un beso, un beso tímido y tierno. Que, aunque lo tomó por sorpresa, correspondió.
Duraron así hasta que el mayor quiso.
-Te quiero…-Susurró sobre sus labios, acariciando suavemente sus mejillas con sus pulgares-No sé desde cuándo, en algún momento, empecé a caer en cuenta de que tú. Ese niño que compartía sus caprichos conmigo, se había convertido en la razón de mi existir…-Besó su frente.
-Yo, Jackson…-.
-Sé que es, raro e incorrecto, pero déjame hacer esto una última vez…-Volvió a besarlo, de manera más profunda, pero sin perder la dulzura en ello.
Esta vez el castaño se separó.
-No sabes que feliz me has hecho este día. Mis dos únicos deseos, han sido cumplidos-Sonrió de manera tan cálida, que el otro quedó maravillado-También te quiero…-Susurró. Sonrojado, pero seguro. Ya no tenía que pensar en el rechazo.
Se volvieron a besar, esta vez, con un abrazo incluido. Acto que más adelante se repetiría muchas veces.
Él podía jurar que este día sería cómo cualquier otro. Pero, James sabía que ahora, su vida, ya no sería tan monótona como antes. Sabía que Jackson sentía lo mismo, ambos eran como robots en sus vidas diarias, repitiendo la misma rutina.
Esto sería el inicio de una nueva historia, en donde ambos encontrarían algo nuevo que descubrir cada día, algo por lo que sonreír y que sufrir. Tendrían trabas como cualquier pareja, pero nada que no pudieran arreglar. Después de todo, eran el uno para el otro.
~Fin~