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El regreso por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para crear nuevas historias.

-¡Yo quiero contra la ventanilla!

-¡No! –dijo Yami empujándolo-. ¡Yo pedí primero!

-¡No es cierto! –miré a los dos peleándose, estaban en medio del pasillo del avión peleándose como dos niños, habían dos ancianos que los miraban negando-. ¡Deja de actuar como niño, Yamir!

-¡Deja tú de actuar como niño, Marik!

-¿Y si dejan de actuar como niños estúpidos los dos? –les pregunté desde mi asiento junto a la ventanilla con una sonrisa engreída. Me miraron mal y se sentaron en el silencio mientras se echaban la culpa por perder tan preciado asiento. Al menos actúan bien como hermanos…

El viaje a Tokio duró insoportables horas, había comenzado a leer un libro que robé de la casa que habían alquilado los Ishtar, pero luego de que empezaran a discutir de nuevo recurrí a mis auriculares escuchando música hasta llegar al destino.

-¡No puedo creer que la perdieras! –gritó enfadado Yami-. ¿Cómo demonios hiciste para olvidarte como lucía tu maleta?

-Te lo dije Odión; es un inútil, solo arruinará la vida de nuestro hermano, solo eso –escuché susurrar a Ishizu a su hermano.

-Ya te dije que no debes involucrarte –le dijo el hombre y ella se cruzó de brazos-. Malik sabrá los que es mejor para él…

Al bajar del avión fuimos directamente a buscar nuestro equipaje, pero al tonto de Marik se le olvidó cómo era la suya. La maleta pasó frente a nuestras narices seis veces pero él decía que estaba seguro que ese no era el tono. Odión se avivó a tomarla y en el reverso decía el nombre del rubio.

Al final habíamos perdido nuestro vuelo así que mientras lo  asesinaban,  yo me dirigí a ver cuál era el próximo.

-Tengo buenas y malas noticias –dije regresando, ellos me miraron -. No hay más vuelos a Dominó hasta mañana…

-Bien hecho, Marik -le dijo enojado el ex faraón.

-Perdón –dijo el otro de forma sarcástica y se ganó una mirada de odio de parte de todos.

-La buena noticia es que conseguí boletos de autobús, sale en 15 minutos.

Todos suspiramos, sabíamos que ir en autobús no estaba muy bueno pero no queríamos esperar hasta mañana, de todas formas el viaje no era largo.

Nos dirigimos fuera del aeropuerto hacia la parada de autobús. Esta vez Atem y Marik se sentaron juntos y enseguida se durmieron abrazados… obviamente les  tomé una foto, eso valdría millones. Mientras tanto yo me senté junto al hermano mayor de los Ishtar y aprovechando esto, me contó algunas cosas sobre los demás, más que nada sobre Ryou que sabía que era un tema de mi interés.

-Su padre lo ha comenzado a visitar seguido. No creo que lo haga porque quiera o con el objetivo de verlo. Trabaja en una de nuestras excavaciones hace años así que es uno de los que traen los objetos que encuentran allí a Japón.

Yo tampoco creía que lo hiciera porque quisiera. Seguramente al enterarse de que su hijo era amigo de uno de los hermanos Ishtar quiso aprovecharse de eso tratando de quedar bien. Recuerdo lo mal que lo pasaba Ryou cuando él llegaba, las primeras veces en las que él regresaba desde que Ryou vivía solo, solía ponerse feliz, pero luego venía menos y solía tener actitudes bastante egoístas.

Su padre es un famoso arqueólogo, pero descuidado con su hijo. Cuando vivíamos en Inglaterra solía dar clases de historia en una Universidad, un día le ofrecieron un trabajo en Japón que él aceptó y luego de un tiempo viviendo aquí le salió otro trabajo en Egipto para investigar tumbas dejando a Ryou solo, bueno no solo, estaba conmigo pero admito que no hago siempre una buena compañía.

Cuando solía venir se dedicaba a beber, ver televisión, comer y dormir. No le importaba en absoluto mi hikary. Este solía salir de la casa e ir a algún lugar lo más apartado posible, no era una imagen que un adolecente quisiera ver.

Recuerdo que esos eran los momentos en que lo acompañaba, los únicos momentos en el que se podía decir que tenía un poco de humildad. Siempre lo convencía para comer un helado de menta y frutillas en el parque, sabía que le gustaban y comenzó a gustarme a mí también.  Luego cuando él venía ya sabíamos a donde iríamos.

Y siempre, siempre, trataba de apoderarse de la sortija del milenio.

-Suele venir a nuestra casa o a la casa del abuelo de Yugi, siempre se quedan los tres juntos –prosiguió Odión-. Yo insisto en que hay que decirle algo pero Ishizu  dice que exageramos, que es un buen hombre que solo está cansado de tanto trabajo y quiere descansar al poder llegar a casa al fin…

-Que idiotez –digo yo, la verdad que no me interesa si es su hermana, es demasiado ingenua o mejor dicho, se hace la ingenua. Él solo se ríe-. Al menos ahora tiene a donde ir.

-Tiene muchos lugares a donde ir, pero supongo que prefiere ir a la nuestra por su relación con Malik… -dice sonriendo levantando las cejas.

-¿Relación? ¿Está en una relación con Malik? –la cara asustada y preocupada de Marik apareció por encima del asiento delante de mí.

-¿No se suponía que estabas dormido? –le dije con una sonrisa de lado, desde que había vuelto no dejaba de actuar como niño enamorado.

-¡No cambies de tema! –Marik lucía desesperado. Odión se comenzó a reír.

-Ni creas que no sé tus intenciones de salir con Malik –le dijo Odión y Marik se… ¿sonrojó? ¿Qué?-. Además, a diferencia de Ishizu, yo estoy bien con eso. Malik es el único que va a elegir con quien estará el resto de su vida al fin y al cabo, pero…

-¡¿Pero?! –Marik lucía más preocupado ahora. Saqué mi teléfono y sin que se diera cuenta le saqué otra foto. Sonrojado y preocupado, otra foto que vale oro.

-Pues sí, parece que Ryou y Malik están en algo.

No sé por qué, pero en este momento espero haberme equivocado y haber escuchado mal. Siento como mi pecho se hunde y me cuesta respirar. No me gustan como suenan esas palabras y no sé por qué es así, solo no me gustan. Escuchaba la respiración agitada de Marik y con esas palabras Yami también hizo aparición, me miraba con una ceja alzada y una sonrisa de lado. Idiota.

-¿Es en-en-enserio? –pregunté, tartamudeando, ahora el imbécil soy yo, pero enserio no quiero creerlo, quiero que me digan que solo fue una broma y que Ryou aún es el mismo niño inocente de siempre.

-Dije que parece… tranquilízate Marik –el nombrado suspiró, al parecer  no se dio cuenta de mi reacción y yo agradezco eso. Sentí como si me hubieran sacado una caja con ladrillos de la espalda -. Solo lo digo porque siempre están juntos con Yugi, pero a veces Yugi no puede y están ellos, se volvieron muy unidos. A veces actúan como si escondieran algo e Ishizu dijo que los vio besándose en el cuarto de Malik una vez. Pero yo creo que solo es cosa de apoyo mutuo.

-¿Apoyo? ¿Apoyo con qué? –preguntó interesándose ahora Yami.

-Los dos… bueno los tres, vivieron cosas parecidas que solo ellos pueden entender. Todos estuvieron mal con su partida como si les faltara algo. Fue algo muy traumático para todos los primeros meses…- Odión bajó la mirada suspirando-. Solían desesperarse al no escuchar ninguna voz viniendo de los artículos y a veces podías escuchándolos hablar solos.

Todo esto me hizo pensar, necesitaba esperanzas y esto me venía perfecto. Me sentía mal por saber la situación en la que se encontraron y saber que era debido a nosotros, más que nada a mí porque si yo no hubiera hecho nada, nunca nos hubiéramos conocido y no tendrían que estar sufriendo por nuestra partida.

-Pero con el tiempo –prosiguió Odión- y con el apoyo de todos, lo fueron superando, más bien lograron acostumbrarse.

-¿Entonces no tienen una relación? –preguntó temeroso por la respuesta Marik.

-Realmente no lo sé. Deberías preguntarle cuando lo veas, ¿no? –le respondió Odión y Yami se comenzó a reír.

-¡Cállate! –le gritó Marik-. No todos tenemos la suerte de tenerla tan fácil…

-Yo no estaría tan seguro de que Yami la tenga fácil –se escuchó la voz de Ishizu detrás nuestro y Odión se rió por lo bajo apoyando su cabeza contra la ventanilla.

-¿Qué? ¿Por qué lo dices? –pero a pesar de que Yami preguntaba una y otra vez no le respondían, apuesto a que ahora desearía ser faraón para ordenarles que le digan-. ¡Díganme!

Y así siguió todo el viaje hasta Dominó, con Yami enojado exigiendo respuestas que no conseguía, un Marik preocupado y por muy extraño que pareciera sentía culpabilidad y emoción por volver a ver a mi hikari nuevamente.

Pegasus hizo que enviaran una limosina por nosotros tres, nos despedimos de Odión e Ishizu y partimos hacia nuestro nuevo hogar, bueno más bien era de Yami ya que él la compró, pero ahora ya no se podía arrepentir de que nos quedáramos a vivir con él.

En la casa, más bien mansión, había personal contratado por Pegasus. Cada uno llevó sus maletas a su habitación; la mía era azul, amplia y con una ventana grande que daba a la entrada de la casa. Había una cama de dos plazas en medio de la habitación, con sábanas y  una frazada de plumas negra. Fui hasta la puerta del armario y empecé a colocar allí mi ropa.

Nos avisaron que la cena estaba lista y que mañana por la mañana llegarían los supuestos profesores particulares de cada uno de nosotros. El personal se presentó y explicó las funciones de cada uno, Yami se encargó de tratarlos de maravilla y yo decidí escapar a mi habitación de nuevo.

Tomé la silla del escritorio donde estaba mi computadora nueva y la coloqué frente a la ventana, me senté. Todo era diferente y se sentía diferente. Cuando Pegasus nos ofreció volver al juego de Duelos de Monstruos yo fui el único que se negó rotundamente. Al sostener las cartas sentía la fuerza y poder de cada monstruo, mi magia se ponía a flor de piel.

Quiero tener las tentaciones lejos de mí. No quiero que se me vaya todo de control, no quiero perder esta oportunidad, no quiero volver a arruinarle la paz a mi hikary que tanto se la ha merecido. Decidí vivir para servirle de ahora en adelante aunque él no quiera. Esa va a ser mi manera de pedirle perdón.

Pero aún así sigo sin saber cómo volver a hablarle, volver a mirarle a los hermosos ojos que tiene, a presentarme tal cual soy ahora, Akefia Atemu y no ‘El Malo de Bakura’. Me falta confianza al pensar en él, desde que me conozco no me he sentido tan inseguro conmigo mismo. Tal vez ya está todo perdido, no me va a perdonar, no querrá regresar conmigo solo porque sí. Lo admito desde lo más profundo de mi corazón malvado, el principal motivo por el cual quise venir no fue salir de esa asquerosa prisión sino porque lo quiero todo con él, porque lo quiero, fin.

Ya era más de medianoche. Me paré y me dirigí a tomar una chaqueta y las llaves de la mansión.

Caminé durante una hora por las calles oscuras en un camino que conocía bien. Llegué a mi destino y observé la casa de Ryou frente a mí. Salté la cerca que me llegaba al pecho con agilidad y fui hasta la puerta.

Levanté una maseta con margaritas y agarré entre mis dedos una llave. Me acerqué y abrí la puerta con sumo cuidado de no hacer ruido para no despertar a Ryou. Subí las escaleras y me dirigí a su habitación, no había cambiado casi nada desde que me había ido.

Ryou estaba durmiendo en su cama, tenía un libro medio abierto entre sus brazos y los lentes que solo usaba para leer torcidos sobre su nariz. Me acerqué y retiré ambas cosas dejándolas sobre la mesa de luz y lo tapé bien, no importaba el hecho de estar en verano, Ryou siempre quería estar tapado aunque sea con una sábana.

Me senté en la punta de la cama y me puse a mirar como dormía. Solía hacerlo todo el tiempo cuando vivía dentro de la sortija del milenio, que ahora que veía bien, colgaba de una cadenita de oro en el pecho de Ryou.

Tenía ganas de despertarlo pero seguramente se asustaría y sería un desastre total, pero quería hablarle.

 Ryou, mi Ryou.

Te he extrañado tanto, fueron necesarias 365 noches para que me diese cuenta de que te amaba, alejado de ti y solo en una celda de máxima seguridad, pero valió la pena. Aunque no sea un amor correspondido estoy dispuesto a que lo sea y mientras tanto yo alimentaré el amor por los dos.

Me fui un poco antes de que amanezca. Tan silencioso como un ladrón de tumbas.

+ - + - + - + - + - + - + - +

-¡Malik! ¡Ya llegamos! –el grito de Odión se escuchó por toda la mansión Ishtar alertando a los que allí se encontraban.

Se escuchó un par de pies bajar las escaleras de la gran casa corriendo, seguido de otro par de pies lentos.

Malik corrió a abrazar a sus hermanos, era una persona muy dulce a pesar de su edad y que era capaz de manejar cientos de armas con las que podría matarte en un abrir y cerrar de ojos.

-¿Cómo les fue con la excavación?

-Bien, Malik –le contestó Ishizu-. Tenemos muchas fotos para mostrarte, hay que traducir los grabados de las tablas para Pegasus y estoy segura de que tú podrás hacerlo, te vendrá bien practicar.

-Claro hermana, luego podremos verlas. Ahora estaba por acompañar a Ryou a su casa –respondió Malik mientras tomaba su cetro milenario de arriba de una mesa ratona ubicada en el centro de la sala de estar.

-Oh Ryou, ¿cómo has estado? –le preguntó Ishizu.

Luego de hablar brevemente sobre el viaje, Malik y Ryou comenzaron a retirarse pero antes alcanzaron a oír parte de la conversación entre  los hermanos mayores.

-¿Crees que debemos contarles? Ya sabes, sobre que ellos volvieron… -le preguntó por lo bajo el hermano a la muchacha peli negra.

-No, será mejor esperar a que los vean…

Malik cerró la puerta suavemente y se quedó ahí parado mirando hacia la nada y haciéndose mil preguntas a la vez. ¿De qué estarían hablando? ¿Qué le estaban ocultando?

-¿Malik? –preguntó Ryou-. ¿Estás bien? ¿Pasó algo con lo que dijeron tus hermanos?

-No, nada. Solo olvídalo –dijo sonriéndole al chico a sus lado-. Será mejor que vayamos para tu casa ahora si no quieres llegar de noche.

-Está bien.

Comenzaron a caminar hacia la casa del peli blanco hablando sobre Duelo de Monstruos. En la última competencia no participaron, pero estaban dispuestos a hacerlo en la próxima que hubiera en Japón.

Llegaron a casa de Ryou y se despidieron. Malik volvió a caminar por el mismo camino por el que había venido, después de todo su casa no quedaba lejos de ahí. Giraba su cetro en la mano, la gente solía mirarlo raro por llevar tal artículo a todos lados pero realmente no le importaba. Cuando iba a la Universidad solía volverlo invisible y lo enganchaba en el pantalón así no lo acusaban de nuevo de traer armas… a veces la gente exageraba demasiado.

Es decir, si era un arma y una realmente peligrosa si no estaba en buenas manos. Pero prácticamente, para la mayoría de las personas no era más que un palo llamativo y de forma extraña. No llegaba a entender como el profesor sacó la conclusión de que era un arma.

Se puso a pensar en lo dicho por sus hermanos, ¿podría ser…?

No, no, era una locura.

Recordó el mensaje de texto que recibió ayer por la noche, sacó su celular y lo releyó por décima vez en el día.

“Hasta pronto, mi brisa del desierto”

Solo una persona lo llamaba así y estaba pasando su eternidad en el mundo de las sombras por su culpa, prácticamente estaba muerto y hasta donde él sabía los muertos no envían mensajes de texto.

¿Entonces quién envió el mensaje? Nadie más sabía sobre el apodo.

 En el fondo sabía que eran muchas coincidencias que no podía explicar, pero se negaba a creer que Marik había regresado. Ya había pasado por eso muchas veces y jamás era real. Además en esas ocasiones su humor cambiaba drásticamente, a veces se ponía feliz y otras se asustaba, pero esta vez, luego de todo lo pasado con Ryou, solo pudo emocionarse y desear que fuera real.

Lo pasado con Ryou comenzó hace un año cuando el faraón se fue. Todos nos dirigimos a mi casa en Egipto, Yugi parecía no querer dejar de llorar nunca y el peli blanco se encontraba pálido y con ojos bien abiertos en estado de shock, se asustaba cada vez que le hablaban y susurraba cada dos por tres cosas que no entendíamos.

Kaiba se fue con su hermano a las tres horas de que hayamos llegado, dijo que estaba harto de ver a tantos niños llorosos juntos y luego de discutir con Joey se marchó en su enorme dragón blanco de metal. Al llegar la noche Yugi y Ryou durmieron en mi habitación y luego de hablar tanto descubrimos que somos capaces de sacarle una sonrisa al otro en los peores momentos. En esas noches que ellos se quedaron conmigo descubrí a mis primeros amigos de verdad, teníamos mucho en común y nunca faltaba la conversación.

A la mañana cuando desperté me dirigí al baño y noté en el espejo mis ojos hinchados y rojos, ni siquiera había notado que había llorado con ellos el día anterior pero mentiría si dijera que su partida no me afectó. Escuché a Ryou gritar y cuando corrí de vuelta a la habitación, lo vi gatear lejos del colchón en el que había dormido y respiraba agitado.

-¿Qué sucede Ryou? –recuerdo que le pregunté y el solo señalaba su almohada. Me le acerqué y arrodillé a su lado.

-No puede ser –escuché luego decir a Yugi por lo bajo, seguro que se había despertado con los gritos. Cuando volteé a verlo tenía en sus manos el rompecabezas del milenio-. No escucho nada… ya no está.

La sonrisa que estaba construyendo Yugi se calló en menos de un segundo sustituyéndola una catarata de lágrimas más gruesas que las de ayer. Coloqué una mano en el hombro de Ryou y noté que este temblaba, murmuraba algo.

Almohada.

Miré su almohada y pude divisar debajo de esta algo que brillaba. Gateé hasta allí y al levantarla pude ver la sortija del Milenio. Si ellos tenían sus objetos milenarios, el mío debía de estar cerca, este pensamiento me hizo parar como resorte y comenzar a mirar por cada rincón de la habitación, pero no había nada. Yugi dijo que estaban bajo sus almohadas pero bajo la mía no había nada, la cama estaba vacía, no había rastro de objetos de oro puro por ahí.

Tal vez… tal vez… a quien engañaba, el no volvería.

Me senté en mi cama rendido y vi como Yugi se tranquilizaba y se abrazaba a su collar haciéndose bolita en el colchón. Ryou se había animado al fin a agarrar el suyo con ambas manos, cerró los ojos y luego suspiró.

Realmente quería el mío.

Viéndolos en su cama es que reaccioné. Yugi y Ryou se encontraban acostados cuando los encontraron pero yo no… yo estaba en el baño.

Corrí rápido hacia allí y encontré el cetro milenario arriba del lavamanos y debajo del espejo en el que antes me estaba mirando. Lo agarré fuerte entre mis manos y sentí lo mismo que ellos.

Estaba vacío de almas pero lleno aún de magia. Yo lo asumí bien, Marik se había ido desde ciudad batallas pero mentiría si les dijera que no quedan rastros de tristeza en mí ser. Yo no había superado nada y sabía que ellos tampoco lo harían fácilmente.

Volví lentamente y me senté entre los dos chicos, estábamos en silencio.

-¿Qué crees que significa? –preguntó Yugi.

-No lo sé, mejor preguntemos a mis hermanos…

Ese día recuerdo que fue una locura, descubrimos quienes tenían los objetos milenarios restantes pero no para qué los teníamos. Los artículos seguían tan poderos como hace tres mil años y solo habían venido con una nota que apareció luego de que reunamos los cinco.

Decía “Ahora es tuyo. Cuídalo”.

La verdad es que eso no ayudaba en nada y al terminar la semana todos nos fuimos convirtiendo en grandes amigos.

A la otra semana recibimos una llamada de Pegasus, el cual nos comentó que tenía de vuelta su ojo milenario, sin embargo nosotros ya lo sabíamos por el collar de Ishizu. Quería proponernos trabajar para él, ya que había descubierto un conjunto de tumbas que poseían lápidas de piedras en las que estaban tallados monstruos divinos.

Algunas estaban rotas y necesitaba que tradujeran lo que estaba escrito del otro lado, donde describía su magia y origen. Ese era el trabajo: investigar y averiguar.

Así fue como terminamos en Japón, mis hermanos aceptaron y comenzaron a trabajar en un laboratorio con otros arqueólogos e historiadores en una cede al lado del museo de historia antigua. Cuando se había sacado toda la información necesaria, las tumbas se ponían en exposición. Jamás un museo había sido tan visitado por propia voluntad.

Habían salido muchas cartas nuevas. La mayoría de las lápidas mostraban criaturas que ya habían sido traspasadas a cartas pero otras eran completamente nuevas. Lo que me parecía extraño era que muchas veces salían monstruos en cartas, pero estos no pertenecían  ninguna vieja tabla, no tengo idea de dónde los sacaba Pegasus. Quizá los inventaba como muchos otros. De todas formas la mayoría de los monstruos eran débiles o de un nivel intermedio así que esas cartas abundaban y los mejores duelistas seguían siendo los que tenían mejores estrategias.

Mientras tanto, yo me anoté en la Universidad de Dominó y al fin pude cumplir mi sueño de ser más que un niño que vivió bajo tierra toda su vida. Comencé a pasar todo el tiempo con mis amigos, les enseñé a Ryou y Yugi a usar su magia y solemos hacer pijamadas seguido. Practicaba deportes al aire libre con Tristán y probé toda la comida japonesa existente con Joey.

Con Tea no llegué a hacer mucho ya que se fue a América para ser bailarina un mes después de que yo había llegado. No me trató muy bien en ese tiempo, creo que fue porque pasaba mucho tiempo con Yugi. Yugi suele decir que no siempre es así, que solo estaba emocionada, pero siempre por detrás de este aparece Joey negando con la cabeza.

Pasaron muchos meses y ya había vivido mi primer halloween, mi primera navidad, mi primera fiesta, mi primer año nuevo con amigos, mi primera vez en una escuela… eran muchas primeras veces y cuando llegó febrero Joey nos sorprendió a todos declarándosele a Yugi.

Era de esperarse, pero afectó a Ryou y a mí. Ellos solían besarse todo el tiempo el primer mes y Tristán había conseguido una novia quien a veces salía con nosotros, por lo que Ryou y yo terminamos por compartir mucho tiempo juntos los dos.

Tal vez fue el hecho de que Yugi y Joey salieran cuando antes solo eran amigos o tal vez me sentía solo y quería a alguien a mi lado siempre lo que me llevó a pensar que, quizá, podría estar con Ryou. Ambos estábamos solos y sufríamos la misma pérdida, porque a pesar de que decía que odiaba a su Yami descubrí que no era así. Le tenía miedo cuando tomaba su cuerpo contra su voluntad para hacer sus maldades, pero prácticamente era la única persona que tenía al llegar a casa todos los días.

Hace quizá tres meses fuimos a una fiesta  que organizaba una compañera de la Universidad, había descubierto que me encantaban, le encontré el placer al descontrol. Habíamos acordado ir a mi casa luego y no miento cuando digo que estaba ebrio, Joey me hizo probar bebidas nuevas y entre trago y trago comencé a no estar en mis cinco sentidos. Yugi y Ryou no tomaban nada así que fueron con cuidado conmigo hasta mi casa, por suerte mis hermanos jamás se enteraron. Yugi se dio una ducha ya que le habían tirado una bebida arriba y mientras tanto yo me acerqué lentamente Ryou.

Me abracé a él como si mi vida se fuera en ello, estábamos ambos tirados en los colchones en los que dormiríamos y cuando levanté la vista lo besé. No pasó más nada después de esa noche, Ryou solo al separarse se acostó a dormir de espaldas a mí y yo lo imité después de esperar a Yugi.

Al otro día le pedí perdón y las cosas quedaron bien entre nosotros, sin ninguna incomodidad entre medio. Ambos sinceramos que no lo disfrutamos, se notaba que estaba despechado y le confesé que quería tener una relación como Yugi. Quería a alguien que me llamara en las mañanas, que me abrazara y me besara, que me haga compañía siempre y mi equivocación fue creer que quizá esa persona fuera él.

Pasó un mes de eso, la primavera estaba llegando y nos invitaron a los tres a participar en un torneo en Francia en donde el premio era una nueva carta que promocionaba Ilusiones Inc., Yugi no participó y Ryou terminó ganando. Al volver al hotel donde nos quedamos ya era de noche así que nos fuimos a acostar directamente, estábamos en la misma habitación pero teníamos camas separadas, en la noche Ryou se acercó silenciosamente a mí acostándose a mi lado.

El padre de Ryou lo había llamado cuando terminó la competencia, estaría en Japón para cuando él regresara, me pidió quedarse esos días en mi casa (por supuesto yo acepté, jamás le negaría eso) y luego se abrazó a mí, solíamos dormir juntos pero me extraño que fuera sin Yugi.

Uno de los días que estábamos en mi casa Ryou se comportaba extraño, parecía nervioso y cuando le pregunté qué sucedía comenzó a tartamudear. Ryou confesó esta vez, que también quería estar con alguien, que veía a Yugi tan feliz ahora que él quería saber lo que se siente y me propuso intentar de nuevo con un beso.

Accedí no sé por qué, tal vez mi desesperación por olvidarlo era más grande de lo que pensé y es que aún lo amaba. Quisiera admitirlo o no, si él no hubiera hecho todo lo que hizo yo no tendría a mi lado a mis mejores amigos, no pelearía en Duelos de Monstruos por todo el mundo y seguiría viviendo bajo tierra soportando los maltratos de mi padre.

Nos acercamos lentamente y temblorosos, como si fuera el primer beso de dos adolecentes de 15 años en su primera cita. Antes de terminar con ese beso torpe vi a Ishizu en la puerta de mi habitación entre mis ojos medios abiertos. Sabía que no haría nada, si fuera por ella pagaría al demonio Zork para que me olvidara de Marik, así que salió de allí rápidamente.

Pero lo siento hermana, no me olvidaría rápido ni fácil de él y tanto Ryou como yo estuvimos de acuerdo con eso.

Nos dimos cuenta que para estar con alguien se necesita más que ganas de estar con alguien. Se necesita amor e interés en la otra persona. No importaba cuanto deseaba poder enamorarme de Ryou, hasta que no consiguiera tener dos corazones no iba a poder hacerlo porque el que tenía ahora, ya le pertenecía a Marik.

Por más enojado que estuviera con él por traicionarme y tratar de destruir todo el mundo, no puedo evitar amarlo.

 

Notas finales:

¿¿Les gusto??

Gracias por leer!!

Nos leemos en el próximo capítulo!!


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