Capitulo 1
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Un gutural gruñido salio de su garganta mientras intentaba abrir los ojos. Las luz se filtraba levemente por la ventana incrementando el dolor de cabeza producto de la borrachera de la noche anterior. Flashazos de lo que habia hecho con la persona que tenia al lado invadieron su mente haciendole mandecir por lo bajo.
Maldicion, habia lanzado la nueva linea de patines y como era de esperarse, la celebracion no tardo en darse. Como siempre hacia cada vez qu iba a ese tipo de evento, llegaba acompañado de su dulce esposo. Yuuri siempre tenia una sonrisa calida que dar a los fotografos haciendole sentirse el hombre mas poderoso del mundo. El pelinegro le habia acompañado toda la noche. Como habia hecho desde que se casaron 16 años atrás.
Se quito la sabana para sentarse en el borde de la cama king size que habia en la habitacion principal. Recontra joder… llebava casi un año sin dormir en ella.
Si, asi como escucharon. Viktor Nikiforof llebava casi un año sin dormir con su esposo y la noche que comprtieron despues de todo es tiempo habia sido producto de una borrachera.
Gimio al ver el cuerpo desnudo de su compañero. Yuuri habia ganado algo de peso ese ultimo año y el peliplata sabia que era culpa suya por hacerle descuidarse. El japones le habia dado los mejores años de su vida y el ya no sentia nada por el pelinegro, salvo una gran gratitud por haberle dado al hijo que tanto amaba. Las pequeñas estrias en la cintura de Yuuri se lo recordaria siempre.
- -Viktor…- susurro el pelinegro mientras abria los ojos.
- -Lyubov (Cariño) lo siento.- se inclino para toca uno de los mechines azabaches. –Sabes que esto no debio haber pasado.
La mirada castaña le dijo que entendia perfectamnte a que se referia. Ambos lo sabian, su matrimonio ya no tenia arreglo. Habian caido en la monotonia, donde apenas y se veian ya que yuuri estaba pendiente de la pista de patinaje que pertenecia al Katsuki mientras Viktor pasaba cada dia mas metido en la empresa de productos de patinaje que manejaba. Lo unico que los unia era Yurio y el chico ya estaba lo suficientemente grande para entender los problemas de adultos, contando de que acababa de hacer su debut como senior en el patinaje y casi no lo veian.
- -¿Es tiempo ya?- pregunto Yuuri, sentandose mientras cubria su desnudez con la sabana de seda mientras un sonrrojo cubria sus mejillas. Hasta eso habian perdido, la confianza de estar desnudos el uno del otro.
- -Si.- dijo Viktor desviando la mirada. –Hablare con mi abogado.
Esa fue su ultima frase, mientras se ponia de pie y se encaminaba al armario para coger un albornoz, acto seguido salio de la habitacion con camino al cuarto de huesped en el cual habia dormido esos ultimos meses.
Y Yuuri se quedo ahí, viendo al hombre al cual le habia dado todo, salir de su vida. Desde el primer momento en que vio a Viktor competir, le cautivo completamente y muchos años despues, cuando por azares del destino el peliplata termino siendo su entrenador, robo su corazon. El escandalo de Viktor Nikiforof, el astro del patinaje, la leyend viva, saliendo con el patoso doncel japones habia llegado hasta los confines de la tierra.
Al inicio habia sido duro, muchos lo culpaban por el repentino retiro del ruso y le hacian muy dificil la estadia a donde fuera que le tocara competir, pero el amor y la confianza que le habia transmitido Viktor le hizo romper todo temor a los comentarios destructivos de los fanaticos.
La llegada de Yurio fue impactante, nadie se lo esperaba, un dia estaba patinando y al otro cayo desmayado en la pista de patinaje en medio del Gran Prix Final por el embarazo, haciendole retirarse tambien del patinaje para dedicarse a la crianza de su bebe.
Habian sido los mejores años de su vida, el, Viktor y Yurio junto con Makkachin jr en aquel pequeño apartamento en Rusia. No se arrepentia de nada salvo el haber dejado que la vida y el trabajo le quitaran el amor de su esposo.
Esos ultimos meses habian sido mas que dolorosos para el. Convivia cada dia menos con Viktor, este se habia mudado de habitacion para tener su espacio y para colmo, esto. Despues de la noche anterior, lo aceptaba- el unico como una cuba era su marido, penso que las cosas se rreglarian o al menos se aligerarian los momentos de tension entre ellos. Oh cuan equibocado habia estado.
Presentia que Viktor sacaria el tema del divorcio en cualquier momento o al menos lo insinuaria, pero no se imagino que seria despues de pasar la noche juntos. Al parecer el sexo solo habia aligerado la decision de su marido de una sepracion definitiva.
Y dolia.
Dolia como una perra porque a pesar de todo lo amaba. Seguia tan enamorado del peliplata como la primera vez que se lanzo contra el en la copa de china y lo beso frente a todo el publico. Lo amaba igual a cuando en una cena a la luz de las belas le propuso tener un relacion de amantes. Lo amaba igual que como lo amo en el momento en que la doctora le dijo que estaba embarazado y Viktor emocionado le propuso matrimonio. Lo amaba igual que cuando se prometieron amor eterno frente al altar.
Lo amaba.
Tan simple.
Tan puro.
Lo amaba con cada celula de su cuerpo.
Y dolia mas que nada porque tenia que fingir el resto del divorcio que no lo hacia. Tendria que tragarse sus lagrimas cuando lo viera partir. Tendria que sonreirle cuando le viera formar una nueva famili y sabia que no podia hacerlo de otra manera porque amaba tanto a Viktor Nikiforof que renunciaria a su felicidad solo para verle sonreir nuevamente.
Ahogando un soyozo salio de la cama. Tenia que alistarse y ponerse la careta de que todo estaba bien aunque estuviera muriendo de a poco en su interior, solo para mostrarsela a su futuro ex marido y sobre todo a su hijo de que nada podia romperlo.
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Viktor se reclino sobre el sillon en el medio de su espaciosa oficina, lugar en donde habia pasado la mayor parte de su tiempo ese ultimo mes. Tenia que aceptar que detestaba quedarse hasta tarde en el trabajo pero era la unica forma de evitar encontrarse con Yuuri despues de la noche que habian comprtido hacia ya un mes. Llamenlo cobardia pero le tenia mucho aprecio al pelinegro y sabia que si lo veia a los ojos solo retrasaria lo inebitable. De haberlo hecho, de haber mirado esos ojos castaños que lo conocian tan bien seguramente hubiera aplazado los tramites del divorcio.
Eso era algo que no podia hacer.
Habia mantenido a Yuuri mucho tiempo a su lado, exgijiendole mucho como esposo y entregandole nada como amante. No era justo para el pelinego y era por eso que le habia pedido el divorcio, porque no podia pribarlo mas tiempo de buscar su felicidad.
El telefono comenzo a timbrar, sacandolo de sus pensamientos.
- -Dime Rachel.- ordeno a su secretaria.
- -El señor Volkov requiere de una reunion con usted.- la voz suave de la mujer sono a travez del altavoz.
- -Hazlo pasar.- ordeno para luego cortar la llamada.
La puerta se abrio mostrando a una menuda mujer de cabello rubio, muy hermosa en verdad. Detrás de ella se encontraba un hombre alto castaño, vestido de traje negro hecho a medida y un maletin en mano. La mujer le dio paso y una vez el hombre entro al despacho, ella cerro la puerta, dejandolos solos.
- -Nunca me canso de tu secretaria.- dijo con una sonrisa en sus labios.
- -Deja de coquetearle, su marido te matara.- el peliplata se puso de pie y estrecho la mano del hombre.
- -Ahora a lo que vine.- dijo el hombre, abriendo su portafolio y sacando de este un sobre amrillo. –Como lo pediste, la casa y los autos quedaran a su nombre, pagaras una pension hasta que se case nuevamente y pagaras todos los gastos de Yurio hasta que se gradue de la universidad.
- -Gracias.- Viktor tomo el sobre, sacando los documentos para simular leerlos, tratando de ignorar esa incomodidad en su estomago cuando su abogado y amigo menciono a Yuuri casandose nuevamente.
- -Si Yuuri firma este acuerdo, estaras divorcido en un mes mas.
Viktor asintio mientras se mordia la lengua, ya habia tomado una decision, no podi echarse atrás.