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Te necesito (Yuri on ice) por Shano OwO

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Notas del capitulo:

¡Los personajes pertenecen a su respectivo creador! 

Nada es imposible.
Deja que tu mente la sienta,
déjate guiar una vez más.
Acéptala, amala
y la música te lo cumplirá.

Lee esa estrofa, suena como una salvación, como una solución a todas sus dudas. Sabe que no existe la magia, pero cree a ese fragmento tan poderoso, tan fuerte que la seguridad lo abruma. Se siente bien. Ha estirado por si acaso, ha ido al baño, se ha hidratado. Todo está bien, está listo.

Aún así, de camino, escuchará la melodía. Bailará en su mente con el corazón en las manos y simplemente, olvidándose de todo, dejara que los sentimientos hagan con su cuerpo lo más correcto. Dejará que se expresen, que sean libres de una vez. Porque no tiene miedo, porque nada malo pasará después. Son perfectos, como quien los inspira. Como aquel que lo destruyó con palabras, aquel que hizo de él nada más que ruinas. Como quien lo ayudo a erguirse nuevamente.

Porque Viktor es quien lo llevo a la perdición, es quien lo hundió en desesperación, para luego mostrarle la verdadera belleza, el verdadero cielo. Un paraíso demasiado brillante, como todo él.

Como su nuevo motivo, como su nueva razón, como su nueva inspiración.

Como el éxtasis de emociones que se crea con su sonrisa.

Los auriculares no son suficientes cuando puede visualizar la pista, cuando ve a su escenario rodeado de miradas, de suspiros, de expectativas. Eso solo hace que un escalofrío cruce su espalda, que crezca la emoción de conquistar, de ser halagado por el público. Porque definitivamente, el está aquí para superar cualquier limitación, para crear una historia distinta, que quedara como leyenda en la boca de los presentes, hoy, ahora.

JJ sale de la pista, con unos ojos fieros, determinados junto a una sonrisa, abrazando un ramo de rosas blancas impecables. Tiene una seguridad tan desbordante que, por un segundo, Yuuri desea que le llegue un poco a él. Porque quizás la escasa que él ha acumulado no alcance para escalar, quizás no sea suficiente para tocar aquellas manos tan altas.

Pero cuando acomoda sus patines, sabe que esos pensamientos son estúpidos y los escupe al viento en una exhalación profunda. No puede, no debe ganar con la fuerza de otros, con sudor que no es el suyo. Con tristezas, con derrotas ajenas. Porque ya hace mucho comprendió que detrás de cualquier deportista, eso se encuentra. No es solo esfuerzo, no es solo dedicación, también hay felicidades como tristezas. Por eso ganar se vuelve importante, por eso siempre esa es la meta.

Por eso la motivación es la mejor arma.

Se toma su tiempo para acomodarse y empezar. No tiene nervios, no tiene miedos. Esta listo para fragmentar su alma y dársela a todo el que este viendo. Porque esta canción en especial, trata sobre eso. Es una historia de amor, de entrega, de cómo dos almas se funden sin secretos ni barreras.

Cuando empieza la música, cierra sus ojos.

“Es verdad” Piensa “Parece que estoy flotando”

Sus movimientos son fluidos, delicados. Su piel parece brillar por el entusiasmo y sus pies se deslizan cual flor en el viento. Lo está sintiendo. Siente que el amor hace nido en su corazón, con cada paso, con cada compás del violín. El mundo pareció desaparecer. Él estaba ahí, con sus cabellos plateados y sonrisa gentil.

Lo estaba esperando, con sus patines puestos y los brazos abiertos.

Las lágrimas se presentaron con una sonrisa, de aquellas que solo aparecen una sola vez, que son un conjunto de sentimientos inesperados. El tiempo parecía no querer apresurarlos. Bailaron junto a la melodía que anhelaba su recuentro, junto al son del violín que se alegra cuando unen sus manos y suspira al verlos rodeados de tanta felicidad.

Yuuri lo había extrañado tanto. Estar junto a él era todo y más de lo que deseaba en su vida.

Respiro mientras sentía la calidez de aquellas manos acariciar sus brazos. Para elevarlo y hacer un salto. Era un momento muy especial, que incluso si la canción estaba por terminar, que incluso si su imagen se desvanecía lentamente, no olvidaría jamás. Cerró los ojos de nuevo. Mientras sus pies lo dirigían al final, a un principio oscuro.

Sus brazos se alzaron en la última nota, y el silencio fue interrumpido por aplausos aturdidos, con sonidos distantes. Que con el pasar de los segundos se convirtió en una homogénea mezcla de ruido. Estaban de pie, todos, estaban de pie. El jurado, la audiencia, los patinadores anteriores.

Los reporteros comenzaron a sacar fotos e ingeniarse títulos para las noticias. Tenían una sonrisa en el rostro y quizás algunas lágrimas se les escapaban.

La audiencia tiraba sus regalos hacia la pista, aturdidos por tal belleza y sentimientos. Maravillados, asombrados por tal actuación, por aquel baile que rozaba lo perfecto. Y fue como Yuuri logro describirlo a pesar de que en su mente no existían recuerdos. Él solo lo dio todo, hasta lo que deseaba. Puso su más preciado tesoro en escena, puso sus recuerdos en evidencia.

 Seco sus ojos y sonrió.

Estaba hecho, lo había cumplido. Todo fue gracias a él, un él que no se encontraba presente en más allá de su memoria. Un él con el que ahora era comparado, un él con el que solo quería estar a su lado. Le agradeció en voz baja, sabiendo que no se perdería tal momento. Yuuri sabía que lo estaba escuchando, porque Viktor siempre fue así, tan atento, tan caballero.

Hasta en el último momento. Hasta en la última sonrisa.

Cuando el amanecer estaba por comenzar, el pelinegro llego al hotel. Se hundió en las almohadas de la cama y pensó. Con su cabeza alborotada y somnolienta, reflexiono en el por delante. Dejándose acariciar por la brisa que se colaba entre las cortinas. Cerrando los ojos por escasos momentos. Sintiendo con sus dedos la mullida superficie del colchón. De aquella cama de dos.

– Te necesito – Habló con suavidad, con calma. En un susurro tan bajo como el respirar durmiente.

Vio aquel pequeño gesto en su mano derecha, una joya hermosa, sin mucho brillo, sin mucho lujo desprendido. Un símbolo. Una pequeña respuesta, junto a un pequeño recuerdo. Sonrió.

“No podía ser de otra manera” Aseguro. Todo se volvió mucho más lento, mucho más emocional. Con sus pasos se despedía, acariciaba su camino con seguridad. Porque sería la última vez. En silencio fue diciendo gracias a toda persona en su vida, a todo ser que se haya cruzado con su existencia.

Fue maravilloso. Porque tuvo metas, errores, alegrías y tristezas. Porque pudo hacer lo que le gustaba, porque pudo ser el mismo y cumplir sus sueños. Porque aprendió muchas cosas, porque pudo disfrutar de su comida favorita y porque siempre tuvo a alguien a su lado.

Porque lo conoció a él.

Porque formó su pequeño cuento de amor. Con un final trágico a simple vista. Con un final hermoso en el interior. Yuuri quería estar para siempre en sus brazos, con aquella voz de fondo regañándolo por dormir mucho tiempo.

Es lo mejor, pensó. Mientras su amor se hacía cada vez más nítido ante su mirada. 

Notas finales:

Gracias por leer y sumergirse en mi pequeño mundo 


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