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Merou ni shuzunde por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

¡He regresado! Necesitaba escribir este fic y no podía dejarlo morir entre los muchos fics que tengo guardados y sin terminar, porque la historia se me vino como un Flash y dado que no quería irme por las ramas, simplemente explaye lo que salía de mi interior en ese momento, imaginando el color claro de los ojos de Tora en un pleno atardecer y sumándole la belleza de Saga a la que aún soy vulnerable como escritura. Mientras pueda inspirarme en Saga, seguiré escribiendo fics.


Notas del capitulo:

¡Gracias! A todos los que apoyaron la idea de este fic, dado que trate de no dudar tanto y comenzar a escribirlo para terminarlo pronto, no es muy largo y lamento que no trate de un  amor apasionado entre mis victimas (Tora y Saga), pero siempre intento cambiar un poco las perspectivas de las historias y quería algo diferente para empezar. Gracias a heyLittleDino  y a Sabri que me apoyaron con la idea para que escriba este fic.


 


¡Disfrútenlo!


 


 

 

 

Todos los días viajaba en el mismo tren, de regreso a casa y de casa al trabajo. Su vida era rutinaria, aburrida y hasta predecible. No existía absolutamente nada que le llamara la atención lo suficiente como para esforzarse en cambiar. Shinji había sido criado bajo las estrictas normas de ser obediente y de no entrometerse en lo ajeno, casi aislado del mundo.  Evitaba a toda costa, prestar demasiada atención a lo que lo rodeaba, por el mero hecho de sentir que desobedecía una exigente regla en aquel mundo plagado de infinitas razones para entrometerse y un millón más para no hacerlo.

 

 

 

Shinji mantenía un color café en sus cabellos, y sus orbes claros, llamaban demasiado la atención,  pero no la que requería.  Sino toda la contraria, lo cual no le traía más que problema desde pequeño. En el amor su fortuna era la normal, pero aunque lo intentara no podía pensar en casarse, incluso cuando la insistencia de la sociedad comenzaba a abrumarlo. Ni siquiera recordaba haberse enamorado alguna vez.

 

 

 

Pero aquella aburrida y  monótona vida, de repente fue atravesada por una inesperada aparición. El reloj marcaba la cinco en punto de la tarde, el tren estaba casi lleno, aun así las compuertas se abrían en cada estación para el intercambio de personas,  y Shinji por primera vez en su vida, enfocó su vista en la puerta, para observar aquel muchacho ingresar, se lo notaba tranquilo y un poco acalorado, sus mejillas estaban rojas. ¿Por qué había reparado en aquel absurdo detalle? Simple, aquel hombre era sumamente atractivo.  No es que le gustasen los hombres (al menos nunca lo había considerado) pero no podía negar lo que sus ojos veían.

 

 

 

Por un momento, se olvidó de todo lo que le rodeaba, como si todo se volviese de una tonalidad gris y borrosa, salvo por la figura de aquel muchacho,  quien esperaba parado, dado que no había conseguido un asiento.

 

 

 

Shinji se encontraba unos cuatros asientos más lejos y de frente a él. Desde su posición podía distinguir las facciones delicadas de su rostro, en un principio podría ser confundido por una mujer, pero su distinguido perfil y su marcado cuello, demostraban su masculinidad. Su cuerpo delgado, sumado a su considerable estatura (Shinji era alto, pero podía notar que aquel muchacho era esbelto y de una estatura acorde) parecía un modelo. No lograba verle sus ojos,  los mismos estaban cubiertos por unas gafas de sol, que le daban una distinguida postura cool pero sin alardear de la misma. Nada en él,  era exagerado. Todo parecía completamente medido, tan medido que parecía un hombre hecho a molde. ¿Qué diablos estaba pensando?  Se preguntó Shinji, sintiendo sus mejillas arder por sus pecaminosos pensamientos.

 

 

 

El muchacho se movió para dejar pasar a una joven, a la que caballeroso le sonrió,  pero su sonrisa era tímida,  aun así se distinguía como aquello no era algo de coquetería,  sino más bien de cortesía.  Pronto volvía a encontrarse serio, pero no parecía ofuscado o molesto, simplemente tranquilo. Por momentos observaba su móvil,  y por otros solo sostenía el bolso que colgaba de uno de sus hombros.

 

 

 

 

Los minutos habían pasado lo suficientemente rápido y estaba cercano a su parada. Se acomodó los lentes, tomando su portafolio, antes de levantarse y acercarse, intrigado a aquel muchacho.  Lo sabía,  podía acusarlo de acoso, pero necesitaba observar más de cerca y cerciorarse de que existía.  Que no era parte de una ilusión, creado por su monótona vida. Pasos a pasos se acomodó cerca de la puerta, muy pegado a él,  llevaba una remera con un distintivo,  en él se podía leer “Sakamoto”.  Aparte de saber su apellido, Shinji pudo percibir aquel aroma que desprendía los poros de aquel muchacho. No era perfume,  era como una suave colonia, mezclada con aquella piel. SU PIEL, de cerca se veía perfecta, sin una marca, quizás era mucho más joven de lo que había pensado. Shinji, se quedó estático mirándolo durante los microsegundos que le quedaban hasta que la compuerta se abrió.  El muchacho ni se inmutó de su mirada, al contrario parecía ni sentirla. Shinji pensó que ello era lo mejor,  no quería que un extraño tuviese malos pensamientos sobre su persona, bueno… eso tampoco era errado.

 

 

 

Al bajar en su parada, suspiro entre el alivio de no haber sido descubierto y el hecho de saber con pesar que quizás no vería nunca más aquel chico,  le apenaba pero debía dejar de pensar en ello, comenzaba a creer que su obsesión con un extraño,  no era normal.

 

 

 

Los intentos por olvidar aquello; no eran los suficientes,  eran inútiles.  Minuto a minuto, lo deslumbrado que estaba con él,  no lo dejaba concentrarse. Admitía que si volvía a su vida aburrida, él se transformaría en un recuerdo, algo que Sakamoto había dejado un día de verano, como una estela, perdiéndose en el firmamento. No podía creer cómo una  persona con su sola apariencia,  podría generar tantas emociones en su interior.  Quizás era su falta de experiencia al notar hombres atractivos o quizás sólo le gustaba aquel chico.

 

 

 

Shinji se castigaba a cada hora que su mente le recordaba con flashes, cada detalle de Sakamoto.

Los posteriores días, Shinji volvió a tomar el mismo tren, pero Sakamoto no volvió a aparecer. Pensó que era lo mejor, le ayudaría a olvidarse de él.  O al menos de ser consciente que era momento de no embalarse en aquellas ilusiones. 

 

 

 

 

Dos semanas habían transcurrido, antes de que Sakamoto volviera a aparecer, esta vez iba acompañado. Shinji estaba sentado en el asiento cercano a donde se habían parado. Quién le acompañaba era una chica, un poco más baja que él,  parecía linda. El de orbes claros no podía aseverar si ella era linda, porque no era su tipo, pero quizás sí lo era de Sakamoto. Durante los primeros minutos se mantuvieron en silencio, pero para cuando ella habló, mencionó su nombre “Takashi” y su tonalidad era dulce. El aludido sonrió amplio y le siguió el juego de palabras,  si bien se mantenían distantes entre sus cuerpos, Shinji no tardó en percatarse de que ella era su novia. 

 

 

 

Shinji dibujó una mueca en sus labios un tanto extraña  (pero qué diablos pasaba con él,  parecía un adolescente  enamorado) ¿Enamorado? Pero qué podía sentir… Takashi, era un hombre que tenía todas las posibilidades de no estar solo. Y más aún, de  estar bien acompañado.  Le dolía,  pero asumió que la realidad lo golpeaba, y quizás era necesario. No era como haberse imaginado una vida entera a su lado, no ha llegado a pensarlo, pero si se ha imaginado conversaciones largas. ¿Por qué?  Simple, Shinji relajado podía hablar hasta por los codos, pero conseguir estar relajado era un tanto difícil.  Pocas veces se sentía cómodo con alguien y sentía como si con aquel muchacho existiera  una conexión diferente.

 

 

 

Poco a poco sus ilusiones se agrietaron, quebrando cada columna que había forjado en su mente, a base de pensamientos ilusos. Shinji se jactaba de no servir para ilusionarse, no podía vivir en las nubes, definitivamente no era lo suyo, y la razón principal por lo que no lo hacía,  era porque siempre la realidad terminaba dándole la paliza de su vida. Y ahí estaba, desilusionado, observando con temor cada uno de los ligeros coqueteos que la joven pareja demostraba de forma sutil, sus cuerpos se comunicaban de una forma especial, de quienes se conocen muy bien.

 

 

 

Aquella tarde, Shinji bajó del tren, cerrando los ojos y queriendo olvidar de algún modo todo, ello incluía a Takashi, y su perfección.  Takashi y su fantástica sonrisa. Todo de él.  Debía dejar serlo feliz.

 

 

 

Los días transcurrieron,  de forma normal y con la misma calma con que su vida monótona se jactaba de funcionar. Todos los días en el tren, pensaba en él,  sabiendo que en el fondo ello no podría borrarse con facilidad, pero que lo intentaría con todas sus fuerzas. Agradecía que su trabajo le ayudara a mantener su mente ocupada y mantuviera su corazón escondido y dedicado a otra cosa.

 

 

 

 

Un buen día al ingresar en el tren, se paralizó por unos segundos, Takashi estaba sentado en un asiento doble, solo. No pudo pensar, sus piernas se movieron por sí solas, sentándose rápidamente a su lado. Acomodó su portafolio en su regazo, antes de animarse a mirarlo durante unos segundos, comprobando en detalle que seguía sintiendo esa irresistible atracción. Se mordió de forma inconsciente los labios,  hasta percatarse de su gesto ambiguo,  que podría ser mal interpretado.  Cambio su mirada, agradecido de que Takashi,  ni siquiera le mirara. Volvió a sentir ese aroma, la mezcla de su perfume con el olor dulce de su piel, y podía sentir la frescura que aquel muchacho desprendía por sus poros. De cerca se veía más maduro pero ello no significaba que pareciera viejo, sino todo lo contrario.

 

 

 

Los minutos transcurrieron, Shinji sentía que estaba desperdiciando la oportunidad de hablarle o mencionarle algo, pero por mucho que buscará un tema de conversación, ninguno era lo suficientemente inteligente para no ser catalogado de baboso, sería demasiado desubicado de su parte y ello sólo sería avergonzarte. Pronto sintió unos suaves dedos en sus manos, sorprendido por ese contacto, abrió sus ojos desorbitado, antes de escuchar una palabra de disculpa. Takashi tenía una armoniosa y cálida voz profunda, que no había tenido en cuenta en los encuentros anteriores.

 

 

 

-       No te preocupes. — Alcanzó Shinji a responder, antes de observar que lo que precisamente el menor le había tocado, eran los pájaros tatuados al dorso de su mano,  pero ello no podía ser la real razón,  sino más bien un accidente o equivocación. —

 

 

 

-       Lindo tatuaje… Llamaron mi atención.  No soy de los tatuajes pero le quedan bien.- Pronunció en un tono cordial y de respeto. —

 

 

 

-       Muchas gracias. Tengo más tatuajes,  pero dado mi trabajo no los puedo mostrar.- Alcanzó Shinji a pronunciar, observando a Takashi a los ojos, observando una tonalidad chocolate en los mismos. —

 

 

 

 

-       Comprendo. ¿Cuántos  tatuajes se ha hecho?... Disculpa mi pregunta indiscreta. — La voz del menor denotaba cierto nerviosismo, timidez.  Pero al parecer su curiosidad era más fuerte, lo cual le hacía sonreír a Shinji, ante su torpe actitud.  Aunque valoraba que el mismo fuese el que se había animado a hablarle, él por su parte, sin duda no hubiese podido.

 

 

 

-       He perdido la cuenta, pero debo estar cerca de los quince. — Shinji deslizó su camisa hacia arriba por su antebrazo,  para mostrarle una parte de sus tatuajes. Takashi admiro las figuras, abriendo sus ojos e inevitablemente sus labios. Asombrado, observó los diseños.

 

 

 

-       Tú no eres de aquí,  ¿cierto? Digo… Tus ojos son de un extraño color... — Una vez más Shinji se impresionó por la actitud de Sakamoto, el mismo se comportaba de una forma poco común para un japonés,  incluso para él mismo, quién tenía una mezcla de razas. —

 

 

 

 

-       Soy japonés. Sólo que tengo una descendencia Americana.- Respondió, bajando su mirada unos instantes. —

 

 

 

 

-       Oh… Entiendo. Mi nombre es Sakamoto Takashi. ¿Cómo se llama usted? —

 

 

 

 

 

-       Me llamo Amano Shinji. Un gusto conocerte Sakamoto-San. — Mencionó con una sonrisa cálida,  sonrisa que logró dibujar un pequeño pliegue en las comisuras del más bajo. Shinji estuvo a punto de decirle algo, quería halagar aquella belleza del menor, pero sus palabras no salían. Se sentía un idiota pero también sentía que lo que le diría,  termina siendo contraproducente y no podría volver a mirarlo, puesto que Takashi tenía a su novia y su comentario solo seria confundido e incómodo para una primera conversación.  —

 

 

 

 

 

-       Cuando requiera hacerme un tatuaje, no dudaré en preguntarle. Tienen un acabado que parecen dibujos sobre un papel. O quizás sea su piel que ayuda mucho. ¿Duele? — Volvió a preguntar, volviendo a observar los tatuajes. —

 

 

 

 

 

-       Sólo un poco… Es cuestión de acostumbrarse. — Respondió con calma. —

 

 

 

 

-       Oh...Ya veo. Uh mi parada está muy cerca. Amano-San ha sido un gusto conocerte. Seguro nos volveremos a encontrar. —

 

 

 

 

-       Oh sí, claro. — Shinji lo vio levantarse de su asiento, y ponerse de pie para dirigirse a la compuerta más cercana. — Nos vemos Sakamoto-San. —

 

 

 

 

-       Por cierto, me gustan mucho sus ojos. No pude evitarlo, pero lo había visto anteriormente y me llamaba la atención como cambiaba de color según el día. —Shinji alcanzó a oír esas palabras,  sin poder reaccionar, abriendo sus labios con ligereza, observando como Takashi se alejaba con rapidez, dado la gente que le empujaba a esa hora.

 

 

 

 

 

Shinji sintió una pequeña espina clavada, la oportunidad de decirle…”Me gustas, Takashi” Palabras que  se sellaron entre sus comisuras, palabras que no pudo dejar escapar. Se marchitaron en su interior, sabiendo que aunque las mencionara saldría perdiendo.

 

 

 

 

A Shinji sólo le quedaba el consuelo de aquella conversación,  de aquel inesperado encuentro. De sus ojos claros, llamando la atención a un bello “Extraño”.

 

 

 

 

Fin.

 

 

 

Notas finales:

¿Les ha gustado? Si llegaste hasta aquí, muchas gracias y espero que lo hayas disfrutado, espero sus comentarios, o si quieren tirar tomates, libros, todo es bien recibido XD.

 

¡Muchas Gracias a todos los que siempre leen!



Pronto subiré otro fic ;)



¡Cuídense Mucho!



¡BESOS!


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