El chico bajo el árbol del cerezo. por Sun16

El chico bajo el árbol del cerezo.

Varios días habían pasado, desde que lo vió. Aquel chico de no más de su edad parado en un árbol de cerezo. Verdad era, que esos árboles tenían su propia magia, eso ya no era un secreto. Pero al verlo una extraña melancolía inundó su ser. De alguna forma, se sintió extrañamente solo. Cómo si algo no marchara bien, o algo le faltara a su estabilidad. Y aunque se pasaba las clases intentando averiguar que estaba pasando, no logró descifrar nada en lo absoluto. Era inútil, intentar encontrarle sentido a algo tan sencillo y a la vez irónico.

– Oye, ¿Estás escuchando? – Reclamó su hermano con incomodidad.
– Claro que sí, idiota. – El contrario levantó una ceja, sin creer nada.
– ¿Ah, sí?, ¿No estarás por casualidad en las nubes, cierto? – El azabache se incorporó disgustado.
– Por supuesto que no. – Con paso calmado se dirigió al exterior. – Además, eso no te incumbe. –

Cerró la puerta tras sí, intentando olvidar lo sucedido anteriormente. Observó por un segundo la nieve caer, un pequeño copo cayó sobre su nariz, haciéndolo sonreír. Ese tipo de acciones, lo hacían quedar cómo un niño pequeño. A paso lento se dirigió a un antiguo bosque de la zona.

– No entiendo a Raditz. Siempre está diciendo que estoy en las nubes, pero no sabe por qué. –
El azabache hablaba consigo mismo, en medio del bosque helado que dejaba ver su máximo esplendor. Se detuvo un momento a pensar en sus palabras.

– ¿Por qué? – Se repetía todo el tiempo. ¿Qué tenía aquel chico de especial?
– Debo estar enloqueciendo. –

Avanzó un par de pasos hasta ver volar un copo cerca de él. Giro hasta encontrase de nuevo con aquel chico. Retrocedió espantado, ¿Qué era todo aquello? ¿Un espejismo?
Cómo siempre aquel extraño chico se encontraba de espaldas, dejando ver únicamente su abrigo color negro. Los copos volaban a su alrededor, dándole un toque de amargura y misterio.
Goku sin dudarlo se acercó hasta quedar a unos pasos del chico.

– ¿Quién eres? ¿Por qué siempre te veo? ¿Por qué nadie me cree cuándo digo que te veo? –
Sin respuesta, quiso acercarse más. Pero cuándo lo hizo, el chico sin dudarlo desapareció.

– Pero qué… – Susurró observando hacia dónde iba ido el chico. Siguió buscando pero no lo encontró.
La tenue luz del sol estaba a punto de desvanecerse, por lo que decidió volver a su hogar.

Caminando se dio cuenta de que no estaba solo. Aquel extraño chico volvió a aparecer en otro árbol. La pequeña luz solar lo dejaba visualizar al chico. Al parecer observaba a una pareja que yacía sentada en un banco, disfrutando la compañía mutua.

– Sabes… – Al fin logró escuchar aquella voz. De pronto sintió ganas de correr, pero sus piernas parecían estatuas. – Disfruta la vida. – Finalizó con un tono melancólico, extrañando al contrario.

– ¿Qué? – No entendía nada. No lograba articular una sola palabra que tuviera sentido.
– Hace algún tiempo, yo era igual a ti. Pensaba que las personas eran estúpidas. Pero, cuando quise darme cuenta de que habían personas que valían la pena, fue demasiado tarde. –

– ¿Tarde? – El chico asintió. Recogió un copo con su dedo para mostrárselo a Goku.

– Aquí me suicide, hace 2 años. – Goku palideció. – ¿Cómo? –

– Las circunstancias de mi suicidio, las puedes encontrar en los diarios. Pero ahora lo importante…

El chico se giró hasta quedar frente a frente con Goku. Este al verlo, se petrificó.

Aquel chico sonrío de lado. – Nunca me di cuenta de lo que realmente tenía. Y antes de que tú hagas una locura, déjame decirte que los problemas no son para siempre. Algún día todo acabará. No pienses que quitándote la vida escaparás de tus problemas, debes ser fuerte y enfrentar los problemas. Sólo mírame, estoy muerto. Por culpa de querer huir de mis problemas, ahora estoy enterrado. Sé que piensas que podría ser divertido morir. Sé que piensas que podría ser increíble no seguir aquí. Tus padres si te quieren, pero tal vez lo hacen a su manera. ¿Nunca has pensado en que tal vez están agotados? Tus hermanos también te quieren, son tus hermanos y nunca dejarán de serlo. Tus amigos, ellos estarán ahí para ti. Y si no tienes amigos, es por qué ninguno de esos hipócritas merece estar contigo. No cometas el error que yo cometí. Sé fuerte. Demuéstrales a todos que podrás contra lo que sea. – Dicho esto sonrío.

– Pero… – El castaño lo observó. Y volvió a mirar al frente.

– Ningún problema es para siempre. ¿Quién dijo que no habrían problemas? Sé fuerte, Goku. –

Una extraña luz rodeó el cuerpo de Vegeta. Al cabo de unos segundos, había desaparecido, para siempre.

Goku se quedó en su lugar, estático. Pero luego sonrío.

– Lo haré. Lo prometo. –

Al caer la noche, esta se llevó consigo los malos recuerdos y agonías del azabache.