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Un pedacito de chocolate por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Krat viene a jugar en otro fandom. Krat es nueva en este lugar así que puede cometer errores, así que Krat se disculpa de antemano.

Krat les dice, disfruten de esta pequeña locura que estaba archivada 

Notas del capitulo:

Holi~

Mi nombre es Krat (viva la señorita obviedad) y he venido a este lugar a dejar este pequeño short, porque le agarró la locura de saltar fandom. Ya pasé por Katekyo Hitman Reborn, por Naruto, por Yuri on ice... creo que el sigue después de esto sigue Haikyuu!!

Pero dejando todo de lado. Disfruten del caos 

 

PD: les reto a terminar y al menos no mostrar una sonrisa 

 

 

Fiesta. Fiesta. Fiesta. Fiesta. Esa era la palabra que por la mente de Kagami Taiga pasaba constantemente. No supo cuándo, no supo cómo, no supo por qué… ni siquiera supo si estuvo presente, pero al final Akashi le había informado oralmente que harían una fiesta en su departamento. Una fiesta. Una fiesta. Una fiesta. Bien, eso era raro, pero era una fiesta. Eso era doblemente raro, ¿por qué? Porque todos estarían ahí y cuando decía todos eran… la generación de los milagros, sus amigos más cercanos, los miembros de Seirin, amigos de ellos y… esperaba que solo fueran ellos porque… si veían los amigos de los amigos de los conocidos, eso se volvería simplemente una trágica noche. Y por eso ahora hablaba con su sombra. Con aquel menudito muchacho de cabello celeste y rostro neutral

 

 

-Kuroko… ayúdame a cambiar el lugar de la fiesta

-eso no se puede, Kagami-kun

-¿por qué? – dejó de lado su comida en el Magi para ver directamente al muchacho que vivía de batidos

-porque el lugar fue elegido por Akashi-kun

-me importa una mierda, ¡ayúdame a cambiar el lugar! – el más alto se estaba saliendo de sus casillas, porque sabía que si todos se reunían sería un caos. Sumándole a que Aomine había mencionado que como ya eran “mayores” deberían beber alcohol… ¡no quería pensar en eso!

-no es posible, Kagami-kun

-Kuroko, ¡por favor!

-si hubiese una mínima oportunidad de cambiar el lugar… ¿a dónde sería? – el más pequeño solo miraba el pánico del ojirojo. Seguramente Kagami pidió aquello sin pensar que el único lugar disponible era su departamento

-y yo que sé, ¡pero en mi departamento no!

-¿por qué?

-¿por qué? ¿Estás jugando?... veamos, ¿cuántos son los invitados? –  Kuroko empezó a contar con sus dedos, hasta que se cansó y solo hizo un gesto con sus hombros quitándole importancia al asunto – ¡lo ves! ¡Es por eso! Lo destruirán todo, no cabrá tanta gente

- ese no es mi problema Kagami-kun

-¡maldito! – le gruñó. Iba a quitarle la malteada de vainilla pero al ver esos ojos pacíficos, celestes, profundos, carentes de expresión o sentimiento entre ellas la compasión… se detuvo – haré lo que sea para que no se haga en mi casa

-suena interesante – el peliceleste miró al grandote que era su luz, de cejas partidas en dos, cabello rojizo, mirada fiera… un tigre que tenía el alma de un gatito, era gracioso – ¿estás seguro que puede ser… cualquier cosa? – una leve sonrisita se formó en los labios del pequeño y eso estremeció al pelirrojo pero…

-si – susurró temeroso, pero… ¡al diablo! ¡Iba a salvar su hogar!

-¿incluso si debes ser el acompañante exclusivo de alguien?

-¿acompañante? – arqueó una de sus cejas mientras su apetito volvía y mordía su hamburguesa – bueno… supongo que sí, no hay problema

-entonces… debo hablar con el interesado

 

 

Solucionado, ¿verdad? Nada podía ser tan simple. Mucho menos cuando Kuroko soltó una sonrisita mientras hablaba por el celular con alguien desconocido. Kagami sintió escalofríos pero no dijo nada. “Muy bien Akashi-kun, el trueque está hecho, le diré a Kagami-kun” Taiga sonrió, estaba feliz, aunque no supiera de quien iba a ser acompañante aquella fatídica noche. Pero no importaba, mucho menos cuando supo que Akashi alquilaría una casa entera para el disfrute de todos… ¿casa? ¿Eso se podía? Al parecer sí, porque las “invitaciones” fueron enviadas con prisa, y ahora los invitados eran más. Era simplemente un caos, y se volvería peor

 

 

Los de Seirin eran como los anfitriones, así que se apresuraban a arreglar todo en la mañana, pues en la tarde sería la ansiada fiesta para celebrar… ¿qué era? ¿Qué celebraban? La verdad nadie sabía con exactitud, solo querían festejar, aunque un cumpleaños podía fingirse o algo así. Furihata se veía animado, nerviosamente animado, pues compartirían una alegre tarde-noche con todos, era agradable de cierta forma. Comida hecha por Kagami y Mitobe, adornos por Koganei y Tsuchida. Aunque algunos globos fueron reventados por nigou, la mascotita hermosamente peluda, cuya afición era perseguir a Kagami cuando le diera la regalada gana, estaban bien. Parecían una familia y la mamá era… Hyuga, que ordenaba los quehaceres a cualquiera que se le atravesara y el papá era… Teppei, quien reía pidiéndoles a todos que se relajaran aunque los de Rakuzan fueran a venir… típico

Los primeros en llegar fueron los de Shutoku, para ser exactos solo Midorima y Takao, ¿por qué?... lo único que ellos dijeron era que estaban buscando un lucky ítem y que como el lugar estaba cerca, vinieron sin problemas, demorándose menos de lo planeado. Un poco más tarde todos… es decir, todos los de Too llegaron, incluso Momoi que agarró a Kuroko asfixiándolo como era normal. Imayoshi solo dijo que venían por la comida, porque Aomine habló bien de ella y querían certificar. Aunque tuvieron que pelear con Riko que reservaba todo para la fiesta verdadera.

Después llegaron los titanes, así les decía Izuki a los de Yosen, porque había que admitirlo; verlos juntos con un Murasakibara liderando el grupo, justo en frente porque apenas ingresó buscó golosinas fue… gracioso. Digno de una burla o algo. Ignorando los “te aplastaré” empezó el relajo. Mucho más cuando cierto rubio vivaracho llegó a armar el ambiente festivo. Kise y todo Kaijo se mostró ansioso, pues llegaron ya a la hora pactada y al ver todo “oscuro” encendieron luces, música, abrieron golosinas… todo liderado por el rubio que esquivó las patadas de Kasamatsu porque estaba tan emocionado que parecía diablo en botella. Moviéndose de un lado al otro. Y al final, cuando ya todos comían, medio bailaban, peleaban, cantaban y demás. Llegaron los Rakuzan, con su líder indiscutible… aunque el primero en pasar fue Reo que extrañamente se pasó persiguiendo a un tímido Furihata… raro

La rareza se fue cuando Aomine sacó unas botellas de contrabando, que Dios sabe cuándo y cómo metió. ¿Cerveza? ¿Vino? Para nada, eso era Ron… ¿Cómo lo consiguió?  Solo dijo que tenía aliados tan dementes como él en esa misma fiesta. Nadie preguntó más, pues los locos eran demasiados y les dolía la cabeza el pensar en aquello. Fue cuestión de retarse un poco entre todos y los vasos empezaron a rondar, además era una fiesta privada, en una casa privada y si alguien se desmayaba en el segundo piso de la enorme casa rentada había suficientes cuartos. No para que lo ocuparan individualmente pero acomodándose si entraban, además había futones, y sillones, hasta sillas funcionaban. Perfecto. Después estaban los juegos para ver quien bebía, las risitas, las muchas mejillas rosadas. Las únicas chicas  de un momento a otro desaparecieron dejando a toda la manada de hombres allí solos. Sin supervisión, sin nada y… con no sé cuántas botellas de ron y de alguna otra cosa que no supieron el nombre, pero que era alcohol obviamente. Bocaditos salados, sombrillitas pequeñitas, aceitunas, cocteles, ¡desmadre en todo sentido! Juego de confesiones, retos, mareos… de todo

La cosa se puso seria cuando un Takao besó a un mareado Midorima y literalmente se le fue encima en uno de los desafíos. Se reían. Nadie estaba ya con la cabeza en su sitio en ese momento, así que les daba igual verlos desaparecer entre tanta gente. Bueno, ver a Takao jalar a un desorientado peliverde, que quién sabe que destino tendría. Eso NO fue raro, fue predecible. Así como que Kise se le lanzara a Kuroko como un cachorro buscando atención. Y que el peliceleste le hiciera caso, acariciándole detrás de las orejas, mimándole, haciendo que se sentara, se recostara, que le lamiera las mejillas. Y todos esperaban que Nigou, que desapareció con las chicas, no se enterara de la infidelidad de su dueño. Después el peliceleste se llevó al rubio a  la planta alta. Eso fue raro… no tanto. Cuando vieron a Kuroko sonreír sacando un cinturón de cuero, de Dios sabe dónde, y empujando a Kise… ahí la situación perdió el sentido. Ellos pensaron que Kagami era el amor platónico de… mejor se callaban, ¿por qué?

 

 

-vamos Bakagami, otra más – sonreía el moreno de cabello azul dándole otra copa

-no me vencerás – decía ya un poco desorientado, arrastrando la lengua – eso no era raro, ellos eran rivales. Lo raro era… ¡LO EXTRA RARO! Era el hecho de que Akashi estuviera sentado en el regazo del pelirrojo tigre de Seirin, y que ninguno de los que bebían como dementes por competir, criticara ese hecho… o alguien más en ese lugar lo hiciera  

-ya quisieras… el único que puede vencerme soy yo

-mucha charla – decía Kagami bebiéndose un vaso completo sin respirar

-¡basta, ustedes dos!… ha sido suficiente – Akashi soltó eso cuando los vio completamente mareados y como cachorritos se detuvieron – Kagami… nos vamos

-¿a dónde? – sí señor, ya sabían de quién debía ser acompañante esa noche… ¿quién lo diría?

-no preguntes – fue la orden y el pelirrojo solo siguió a su… ¿dueño?

 

 

Nadie supo cómo llegaron a  ese punto pero tampoco era como si refutaran algo. Estaban divirtiéndose tanto que no se dieron cuenta de cosas que cuando estuvieran sobrios les parecería fuera de este mundo. Muchos seguían bailando sensualmente, cantando emocionados hasta las lágrimas, muchos se besaban… aunque poco trato hubiesen tenido antes. Se formaron grupos de diversión, de juegos, de retos, de desafíos, de disfraces… porque se intercambiaron ropa entre todos y empezaron a desfilar raramente con tacones… ¿tacones? ¿Era en serio?  Pues a Liu le quedaban di-vi-nos y a Himuro le quedaban fue-ra de e-se sa-no jui-cio. ¿Y al final? Se divirtieron, se rieron, se besaron, se celebraron y… los que alcanzaron ocuparon los cuartos disponibles, sino los sillones se veían cómodos y cuando ya no podían se durmieron donde más les parecía cómodo… incluyendo el suelo. Nadie se fijó en la ausencia de palabra de alguien... de una personita en específico que… no debería pasar desapercibida

 

 

-estás muy caliente aquí – susurraba con su voz ronca, besando el cuello del cuerpo debajo suyo. Sus largos dedos penetraban aquella partecita que pronto le daría abrigo a algo diferente – ¿se siente raro?

-cállate – la voz era de otro chico, quien en posición de cuatro, soltaba suspiros y apretaba las sábanas con fuerza, evitando soltar un gemido – solo… solo…

-pues parece que es bueno – su enorme cuerpo cubría en totalidad el otro, sus cabellos morados caían por su rostro y le hacían cosquillas al que estaba siendo penetrado por esos dedos – porque me estás succionando

-si no te… callas yo… voy a – pero se calló cuando esos largos dedos llegaron a un lugar en su interior que lo hicieron arquearse lleno de placer y soltó un gemido bajito

-hueles dulce – susurraba el pelimorado – y estas duro – decía deslizando su mano libre a la intimidad del otro. La movía con suavidad de arriba hacia  abajo, sintiendo como el otro temblaba

-basta… Mura…

-dime Atsushi… tu voz bajita es linda – decía besando la espalda, el cuello y los hombros del ahora su amante. Porque cuando algo le gustaba al grandote pelimorado, nunca lo volvía a soltar

-cállate… o… me iré… – hablaba con dificultad

-no puedes… porque no te dejaré – Murasakibara sonrió con infantil emoción mientras de nuevo penetraba con sus tres dedos aquel cálido agujerito y sentía el temblor en ese cuerpo – te gusta que acaricie aquí – decía dando placer a esa zona

-ya basta… hazlo de una maldita vez… – dijo en casi susurros, no quería sacar esa voz que ni en sueños pensó tener

-¿seguro? No quiero dañar a mi nuevo dulce – susurraba con cariño y sacó sus dedos – ¿seguro? – dijo de nuevo a pesar de que su duro miembro empezaba a rozarse entre las nalgas de su amante

-¡hazlo! Maldita sea… solo hazlo

-respira – dijo mientras ingresaba. Se hundió despacio, sintiendo aquellas paredes rodearlo y apretarlo – se siente… muy bien – dijo con la voz ronca y no aguantando la necesidad, se hundió de una sola estocada escuchando el grito ajeno. Un grito un poco más agudo de lo que pensó

-demonios… joder – jadeaba sobre las sabanas pues sus brazos le fallaron, se había corrido deliciosamente con la mezcla de dolor y placer de sentir ese duro pene dentro de sus entrañas – e-espera – jadeó lagrimeando

-no lo haré – habló Murasakibara y empezó a moverse. Despacio, disfrutando de la apretada entrada de su amante

-ah… ah… Atsushi… voy a… morderte – amenazó pero seguía gimiendo como condenado, sintiendo que tocaban su punto dulce una y otra vez. Disfrutando del ritmo que el grandote le daba, sollozando por el placer, por la velocidad que aumentaba

-se siente rico – decía con la voz ronca mientras se hundía en ese cuerpo. Le agarraba las caderas con fuerza y seguía en su ritmo que aceleraba – pareces… un chocolate – susurró mordiéndole el cuello al más pequeño, aunque eso solo fuera viéndolo a su lado

-cierra… la boca – decía dejando que la saliva descendiera por sus labios, no podía ni razonar bien – solo… muévete más… más

-como digas… Daiki – susurró para abrir un poquito más las piernas del moreno y acelerar su ritmo. Escuchando el rechinar de la cama, el chapoteo, los gemidos de su pareja, como sus testículos golpeaban con las nalgas del pasivo – ¿te… te gusta?

-muévete… más… más o no te lo perdonaré – gemía complacido al sentirlo tan profundo. No supo cómo llegó a esta situación, ¡pero al diablo todo! Le gustaba sentirse así de eufórico, casi gritando cuando ese punto era golpeado, sintiendo las mordidas en sus hombros y los besos en sus mejillas

-mírame – dijo y salió de ese cuerpo, dándole la vuelta con brusquedad y separándole las piernas, flexionándolas hasta que podía verlo por completo. Las mejillas rojas se notaban a pesar de la piel morena de Aomine, la respiración agitada, el sudor en aquella piel, los cabellos desordenados y la bella voz que salía de aquella persona

-joder… Atsuchi… ¿po-por qué demonios te… te saliste? – decía irritado pero se calló al sentirlo de nuevo dentro. Profundo, duro, caliente… era… grande. Gritó al sentirlo y sucumbió al placer, dejando sus sentidos volar entre las nubes hechas de dulce… dulce, dulce Murasakibara Atsushi

-serás mío… siempre – dijo y antes de que Aomine pudiese reclamar, lo besó. Atsushi enredó sus lenguas, disfrutó de los labios del moreno, saboreó cada parte con gusto – mi dulce… mi chocolate

-cállate… ca… ah~

-nadie te tocará – amenazó mientras lo embestía con fuerza, de nuevo dando en ese punto, con poder y  con rapidez – si se te acercan… lo aplastaré… porque Daiki es mío

-no soy… nada tuyo – jadeó pero el placer le nublaba la mente y no dijo nada más. En vez de eso, se abrazó al cuello del grandote, sintiendo los espasmos del orgasmo venidero – idio… idiota

-lo eres… eres mío – el pelimorado se veía en extremo posesivo y lo mordió en el cuello.

 

 

Aomine se corrió al sentirlo, apretando sus paredes con fuerza, logrando que aquel grandote se derramara también. Sentía la calidez de ese líquido llenarlo y derramó lagrimas por el placer. Temblaba y dejó que el otro lo abrazara. La cordura se fue a la mierda. La vida valía un puto comino porque… nunca tuvo un placer como ese antes. Y después de que Atsushi dijera que era suyo, que aplastaría a no sé quién, que le gustaba el chocolate y no sé qué cosas más. Daiki sucumbió al sueño y a los efectos de la bebida

 

 

-Una fiesta muy rara – decían dos chicas que fueron a revisar la casa en la mañana y cómo terminó la fiesta. Al llegar vieron cuerpos regados… mala señal

-bueno… vamos a ver que más hay – decía la pelirosa mientras reconocía varios rostros y verificaba que siguieran respirando

-buenos días – decía Riko pateando ligeramente a Mitobe que mantenía abrazado a Koganei, quien extrañamente no usaba camiseta y tenía puesto dos orejas de gatos… dos de diferente color. Mitobe solo se sorprendió y cuando separó sus labios… ¡qué rayos!

-Mitobe dice que no recuerda nada – traducía Koganei aun medio dormido y miraba al más alto – ¿orejas?... yo no… ¡oh mira! ¡Tengo orejas! – decía  tocando las mismas con emoción, hasta el sueño se le fue

-hum… veré arriba – decía Riko y junto con la voluptuosa pelirosa subieron después de ver a varias parejas… y no parejas… mejor dicho una mezcla  de gente

 

 

Una puerta se abrió de repente. Kuroko salía con su cabello despeinado y bostezando. Dijo que no recordaba mucho pero que… Kise estaba adolorido, aunque no dijo la razón y tampoco vieron al rubio. Y ellas no preguntaron porque escucharon un grito espantado en otra habitación y de la misma salía Furihata a medio vestirse. No preguntaron… la verdad no pensaban preguntar nada y dejaron que se fuera… aunque el tembloroso miembro de Seirin no lo hizo con rapidez y se sostenía de la pared riendo nervioso. Riko y Momoi no dijeron nada, solo se sonrieron divertidas y fueron a abrir las otras puertas. La mayor sorpresa fue Teppei que amaneció con Kasamatsu, ¿en serio? Pues se veían bien, estaban vestidos y… parecía que nada raro pasó, pero no preguntarían detalles. Más al fondo un felizote Takao salía riéndose y cerrando la puerta pidiendo que nadie ingresara mientras él iba por unas bebidas. De una de las puertas salía Kagami, estaba como ido, simplemente pasó de largo. Tenía… unas marcadas ¿mordidas en el cuello? Una camiseta un poquito rasgada y sólo repetía… “¿qué pasó?”. Y después de todas esas sorpresas faltaba una puerta, que estaba asegurada. Tocaron varias veces pero no abrieron… así que al final se rindieron

 

 

 

Se miraban, el uno tenía el ceño fruncido y el otro una golosina en su boca. No dijeron nada, la verdad el más bajo estaba en shock desde que había abierto los ojos. Y el grandote… el simplemente abrazó al más “pequeño” y le dio un dulce en la boca, evitando que hablara. Lo sentó en su regazo, a pesar de que poca ropa traían... por no decir que nada, mientras le acariciaba las piernas como si calmara a un animalito o… algo

 

 

-¿qué mierda?

-mi pedacito de chocolate – sonrió con infantil felicidad

-¿eh? – y Aomine no captó la situación… aunque le dolía cierta parte de su anatomía y estaba pegajoso

-mío y quien diga lo contrario, lo aplastaré

-¡jódete!

 

 

Qué raro fue ese festejo… pero lo valió

 

 

 

 

Notas finales:

Aclaro que esto salió de una página de facebook que laboraba hace fechas, cuyos chats eran una bestia y me encantaron, de ahí nació esta pareja... mi OTP crack  jajajjaa

 

¿review?

¿crítica?

¿sugerencia?

 

En este fandom fui buena, porque en los otros les dejé con un amargo encuentro, una historia que dejaba huecos y demás XD

Soy malvada , no tanto

 

KRAT FUERA!!!

 

PD: Si llegaron hasta aquí, espero que me digan si se rieron al menos una vez. Porque yo cuando corregí, morí XD


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