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¿Ni aunque...? por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

¡Saludos, terrícolas!

     Acepto que tardé mucho, pero ¿es en serio que me comentan mis otros fics diciéndome que actualice este? Jajaja, perdonen, acepto la responsabilidad, pero lo que sucede es que 1. Ya regresé a la preparatoria. 2. Terminé por fin otro fic. 3. Tuve que editar los primeros capítulos de todos mis fics porque la página me marca errores en muchas palabras, y aún no acabo. 4. Quiero terminar Mi dulce ángel primero para quitarme otro peso de encima.

     Aun así les traje este capítulo, disfrútenlo mucho (así como yo al escribirlo) Espero les encante y nos leemos en reviews ;)

6

Acercamientos íntimos

 

Tomó su cabellera con frustración y se sentó en el suelo, recargando su espalda contra la puerta. Inevitablemente se había sonrojado y su corazón latía con fuerza. Escuchó unos pasos acercarse, por lo que se puso de pie rápidamente aparentando que nada ocurría, cuando en realidad sentía que estallaría por las emociones tan intensas que sentía.

     —¡Son Kakarotto Goku, ¿dónde estabas?!—preguntó su madre muy molesta, llegando con él.

     —Te dije que iba a salir con amigos…—respondió en voz baja.

     —Kakarotto, ¿por qué llegaste a esta hora? Ya anocheció, ¿no ves que es muy peligroso andar en la calle de noche? ¡Te pudo haber pasado algo!

     El de cabellera alborotada bajó la mirada, mordió su labio inferior con molestia ante las palabras dichas por su madre—. Perdón—le dijo antes de dirigirse a pasos lentos a su habitación.

     —Estás castigado esta semana—la escuchó decirle antes de entrar en su alcoba.

     ¿Dónde había quedado toda esa emoción de su cita? Se había esfumado cuando su mamá lo había tratado como si fuera débil. Entendía que pudiera estar preocupada, ¿pero acaso no veía que él podría defenderse solo? Se sabía cuidar, era bueno peleando. Además, apenas eran las 8:35 p.m.

     Estaba harto de que lo subestimaran tanto. Él no era débil. Le molestaba mucho que tomaran esa actitud cuando él salía. ¿Por qué con Raditz no lo hacían? ¿Acaso era porque él ahora tenía 18 años, casi 19? No, no era eso, porque cuando su hermano mayor tenía su edad sus padres lo dejaban ir a fiestas hasta media noche. ¿Acaso era porque Raditz era varón y él un doncel?

     Chasqueó la lengua antes de comenzar a desvestirse. Al arrojar su chaqueta al suelo, aquellas dos fotografías salieron volando. Soltó aire y se arrodilló para tomarlas. A su estómago volvió el estremecimiento al recordar su beso. Dirigió sus dedos a sus labios para tocarlos, sentía un cosquilleo.

     Pero no era momento para sentirse de ese modo. Caminó hasta la cajonera y, con ayuda de una llave que escondía bajo un cojincito donde reposaba una esfera naranja de cristal, abrió el primer cajón. Adentro estaban muchos de sus tesoros preciados, así como monedas coleccionables, invitaciones viejas de eventos importantes, algunas fotografías de sus amigos y equipos, y las cartas que recibía de S.

      Metió adentro las dos fotografías y volvió a cerrar con llave. Finalmente escondió la llave en su lugar. Tomó aquella esfera en sus manos para después abrazarla con nostalgia. Su abuelo Turles la había recibido como conmemoración por su participación en el ejército. Él, con ayuda de otros seis marines, había rescatado una tripulación cuyo barco quedó varado en medio de una tormenta.

     Y, dos años después, antes de morir se la había obsequiado como un recordatorio, como una muestra de que todo era posible, y que no hay mayor satisfacción que la de haber hecho lo correcto. Además, le dijo que esas cuatro estrellas rojas que tenía las viera como cada uno de los integrantes de su familia, y el cristal anaranjado como la protección que él les brindaría desde donde quiera que esté.

     Lo cierto era que sólo él lo había tratado como era debido, a su abuelo la palabra “doncel” no significaba nada. Él lo consideraba un niño, nunca lo vio de distinta manera. Por eso le dolió mucho su muerte, porque él era la única persona que lo comprendía.

     Sin querer pensó nuevamente en Saiyan. Dejó la esfera en su lugar y se vistió con ropa más cómoda. Se cepilló los dientes y se recostó en su cama. Apagó las luces y cerró los ojos. Se sentía tan exhausto por todo lo ocurrido ese día. Y ese beso…

     Sin importar cuánto tratara de evitarlo, sólo recordar cuando los labios de Saiyan se unieron con los suyos sus mejillas se calentaban y se sentía completamente agitado. Pero a su mente regresaba el mismo pensamiento: era imposible que estuviera sintiendo algo por él.

 

***

 

—Buenos días, Kakarotto—saludó al llegar a su lado. El menor cerró su casillero y volteó a verlo—. El director me dijo que quiere organizar una pequeña asamblea mañana para darle la bienvenida a un nuevo maestro, y quiere que nos vistamos con el uniforme oficial del equipo de futbol.

     —Está bien, les enviaré un mensaje a los chicos para que estén al tanto—dijo antes de empezar a teclear en su teléfono—. Saiyan, quisiera pedirte un favor—el más bajo volteó a verlo—. ¿Podemos ir a los vestidores? A pesar de que la hora de salida fue hace quince minutos todavía hay mucha gente.

     —Claro—ambos se dirigieron a los vestidores, cerrando con seguro la puerta. El menor se sentó en la banca más cercana a las regaderas y el más bajo hizo lo mismo, quedando frente a él—. ¿Qué favor me quieres pedir, Kakarotto?

     —Quiero que me enseñes a besar.

     —¿Q-qué? —apenas pudo preguntar, sentía cómo las gotas de sudor empezaban a perlar su frente. ¿En serio le estaba haciendo esa petición?

     —Quiero aprender a besar… Enséñame.

    —Pero…—lo observó detalladamente, casi siempre que Goku tenía una mala pasada se comportaba de lo más áspero—. Kakarotto, ¿por qué me pides eso?

 

^^^Flash Back^^^

Estaba Goku entrando a la escuela. Los lunes por la mañana eran sumamente molestos para él, y el castigo de su madre le había dado dolor de cabeza. Al adentrarse a los pasillos visualizó a Broly, a quien desde hace tiempo lo había considerado como su posible amor de vida, ya que estaba muy interesado en él a pesar de que no lo conocía lo suficiente. Notó que hablaba con otro chico recargados en los casilleros, se acercó para poder sacar algunas cosas del suyo. Debido a la distancia de apenas un metro logró escuchar parte de su conversación.

     —Te juro que nunca me han besado de esa maneralo oyó decir en un tono de fingida pena. Goku seguía oyendo disimuladamente mientras sacaba sus libros—. Era algo pervertido, considerando que usaba su lengua y se la pasaba acariciando mi espalda—el pelinegro alto comenzó a reír—. Me gustaría conocer a alguien igual a él.

     El chico alto y fornido se alejó con su amigo, un chico más bajito y de cabellera verde, dejando al Son completamente pensativo ante eso.

^^^Fin del Flash Back^^^

 

—Eso no importa—respondió girando su rostro al lado contrario.

     —Te recuerdo que yo tampoco sé hacerlo—sonrió de medio lado—. A la única persona que he besado en mi vida es a ti, Kakarotto.

     —Lo sé, pero…—mordió su labio inferior a la vez que bajaba la mirada—. Yo quiero aprender a… usar…

     —¿Eh? —el mayor sólo lo vio sorprendido por su sonrojo—. ¿Me estás diciendo que quieres aprender a dar un beso francés?

    El sonrojo pronunciado del más alto le dio la razón. Vegeta soltó aire y desvió la mirada mientras cruzaba sus brazos. Ambos estaban sentados en aquella banca, rodeados de una leve tensión del ambiente en aquel pequeño espacio.

     —¿Siquiera podemos ir a tomar un café antes? —preguntó con voz grave sin voltear a verlo.

     —Mi mamá me castigó por llegar tarde ayer—explicó.

     —¿Por qué, Kakarotto? ¿Por qué no simplemente dejas que las cosas fluyan con tranquilidad?

     —Saiyan, yo…—apretó sus puños con fuerza—. En serio quiero aprender a hacerlo… Pero contigo.

     —…—soltó aire y relajó su expresión—. Debo estar en casa en cuarenta minutos.

     —De acuerdo, será suficiente—respondió con voz temblorosa.

     Vegeta se acercó a él, quedando a poca distancia. Posó sus manos en la cintura del menor mientras que él se aferraba a su cuello. Unieron sus labios en un dulce beso que les ocasionó un estremecimiento en el momento en que se tocaron.

     El mayor tomó la barbilla del de cabellera alborotada y delineó con su lengua la comisura de sus labios, esto provocó que Goku se separara rápidamente con su tez en un color carmín. El Son se tocó los labios, ¿acaso había hecho lo que creía? Sí, claro, era lo más probable considerando la petición que le había hecho.

     —¿Quieres hacerlo? —cuestionó arqueando una ceja, todavía no muy convencido de que el menor estuviera consciente de lo que estaba pidiendo.

     —Sí—respondió en voz baja, volviendo a acomodarse frente al mayor. Así tomó sus hombros y volvió a unir sus labios.

     Goku los movía con lentitud, acoplándose al ritmo que el más bajo impuso luego de poco. Sintió nuevamente aquel cosquilleo húmedo de la lengua de su rival en sus labios. Abrió con timidez su boca y sintió cómo aquel órgano se adentraba en su cavidad bucal.

     Con algo de curiosidad la movió, acariciándose con la del contrario en un compás que le producía grandes escalofríos agradables en todo su cuerpo. Le era complicado mover sus labios a la vez que movía su lengua, pero trató de seguir en esa lucha de lenguas en la cual se estaba perdiendo. Con sus ojos entrecerrados apreciaba la figura de su acompañante como una sombra borrosa.

     Con su respiración agitada y casi ahogándose por la falta de coordinación en su respiración, el menor se separó despacio, dejando un hilillo de saliva todavía conectándolo con el mayor. Ambos tenían sus mejillas sonrojadas y su pecho subía y bajaba con lentitud, recuperando el oxígeno perdido en esa excitante primera experiencia.

     —Creo… que con eso bastará…—dijo el Saiyan con su respiración agitada.

     —Yo…—cerró los ojos y volvió a acercarse a él, retomando sus labios en un beso que, si bien no era desesperado, era más pasional que el anterior, pudiendo decirse que ahora ya tenía la suficiente experiencia para acoplarse un poco al ritmo de ese tipo de contacto.

     —Espera—se separó, cerró sus ojos y colocó su mano en la frente del menor, retirando su flequillo y al mismo tiempo teniéndolo un poco lejos de sí—. ¿Estás seguro de que quieres continuar?

     —Sí, seguro…—y sin dejar que objetara nuevamente unió sus labios con los del más bajo.

     Vegeta correspondió su tacto, donde a los segundos sus lenguas se vieron partícipes. A sus oídos llegaba el sonido húmedo de éstas tocándose y sus labios moviéndose, incluso pudo sentir que una gota de saliva comenzaba a escurrir por su barbilla hasta llegar a su cuello.

     Ambos estaban descubriendo una nueva forma para demostrar cariño, una nueva forma en la que sus sentidos se despertaban y abrían paso a sensaciones más intensas. El menor se permitió deslizar sus manos por la espalda del más bajo, delineando sus omóplatos y sintiendo sus músculos fuertes.

     —Espera—se separó y unió su frente con la del menor, cerrando sus ojos para tomar aire y llevar su teléfono a su oído, el cual llevaba ya rato vibrando por una llamada que recibió—. Otooto, ¿qué quieres?

     —Onii-san, ¿dónde estás? Prometiste que regresaríamos juntos a casa—Goku alcanzó a escuchar la voz aniñada saliendo de la bocina de su celular.

     —Otooto, ya voy de salida—dijo finalmente para colgar la llamada.

     —Supongo que te vas ya—mencionó el más alto abriendo sus ojos, para encontrar su mirada con la de Vegeta.

     —Debo hacerlo—le dio un casto beso en los labios y acarició su mejilla con su pulgar—. Kakarotto, disculpa que te hayan castigado por mi culpa.

     —No fue tu culpa—desvió la mirada—. Mis padres desconfían de mí.

     —Lo que pasa es que te aman—explicó antes de besar su frente y ponerse de pie, intensificando el sonrojo de sus mejillas, el cual trató de ocultar girando su rostro al lado contrario.

     Ambos salieron de los vestidores y cerraron tras sí. Salieron caminando tranquilamente hacia la puerta principal, como si lo ocurrido hace instantes no hubiera pasado. Actuaban demasiado normal, lo único que intentaba delatar los hechos eran las mejillas rojizas del más alto, ya que el mayor ya estaba completamente estable.

     Al estar en el exterior pudieron notar el auto rojo del de cabellera larga, a su lado estaba Raditz recargado en el cofre, charlaba animadamente con un niño que se veía sumamente menor. El pequeño se veía adorable, su mechoncito de cabello en la frente no impedía que sus enormes ojos negros pudieran ser apreciados.

     —¡Onii-san! —exclamó al visualizar al de cabello en punta.

     —Saiyan, ¿es tu hermano? —preguntó el más alto al verlo. El menor, a diferencia de su rival, tenía una apariencia dulce y amigable, sus ojos eran enormes y de un brillante color negro, y su cuerpo era levemente más delgado y estilizado, sin perder su masculinidad.

     —Kakarotto, te presento a mi otooto, Tarble—dijo llegando frente a él.

     —Un gusto conocerte—saludó amablemente el menor de todos.

     —Hola, Tarble—miró al de cabellera larga—. Rad, ¿qué haces aquí?

     —Creo que sabes por qué razón se me pidió pasar por ti—metió las manos en su bolsillo y desvió la mirada—. Llevo rato esperándote, por coincidencia conocí a Tarble y comenzamos a charlar.

     —Onii-san—el Saiyan miró a su hermanito—. ¿Podemos irnos ya?

     —Sí—miró al de cabellera alborotada—. Adiós, Kakarotto—miró ahora al de cabellera larga—. Aléjate de mi otooto, asaltacunas—amenazó, antes de que ambos hermanos se fueran caminando.

     Goku, después de reírse de la cara ofendida de su hermano mayor, miró en dirección hacia donde se fueron los Saiyan. Notó cómo, a lo lejos, Vegeta se ofrecía a cargar la mochila del más bajo, llevándola en un solo hombro. Además, vio que lo rodeaba de los hombros con su brazo para seguir caminando.

     Inconscientemente mordió su labio inferior ante aquel gesto. ¿Alguna vez alguien hizo eso por él? Se refería a cosas simples como cargar su mochila después de un día pesado, o ir caminando juntos hasta su hogar. Soltó aire y entró al auto, frunciendo el ceño en el proceso. Su hermano entró también, encendiendo el motor. Goku observó a la pareja de hermanos por una última vez por el espejo retrovisor antes de que su hermano pusiera en marcha el vehículo.

 

***

 

La semana fue algo molesta para el Son. Su madre, debido al castigo, había enviado a su hermano mayor a recogerlo a la escuela a la hora de salida. En el fondo eso no era lo que le causaba enojo, sino el hecho de que interrumpía sus “lecciones” con Saiyan, en las cuales ya había adquirido suficiente experiencia. Y no sólo él, el de cabellera en forma de flama con el paso de los días tomaba mayor fluidez en sus movimientos, ocasionando que ambos se coordinaran perfectamente en sus besos.

     Ahora se encontraban realizando un pequeño calentamiento, ya que dentro de unos minutos daría inicio el partido no tan amistoso contra un equipo rival. Goku miró hacia las gradas, notando que una pequeña personita iba llegando cubierta con múltiples abrigos, dándole un toque más adorable que el que ya tenía.

     El Son se quedó viendo unos segundos al menor. Sí, en esa semana lo vio ocasionalmente en los pasillos, al parecer era dos años menor que él y estudiaba en los edificios de secundaria, en su segundo año. Le pareció raro nunca haberlo notado, ya que él solía ir de salón en salón como representante de los muchos equipos deportivos en los que era miembro invitando a los demás a inscribirse.

     Tarble era un joven con físico levemente atlético, como si apenas estuviera adentrándose al mundo deportivo. Y, a diferencia de su hermano, su rostro era menos intimidante, aunque su ceño estuviera algo fruncido todo el tiempo. Era un chico muy lindo, demasiado diría él.

     Dejó de tomarle importancia y desvió la mirada, esta vez concentrándose en el Saiyan mayor. Estaba dando la indicación de que ya comenzaría su partido, por lo que se adentró en la cancha junto con otros diez chicos, donde el peliflama iba incluido.

      El árbitro dio inicio al juego y aquellos chicos comenzaron a moverse. Sus esfuerzos por conseguir el esférico eran mucho mayores a los del equipo rival, dándoles la esencia de superioridad ante ellos. Los minutos pasaban y la goleada por parte de Goku y Vegeta no se hizo esperar. Incluso ahora, faltando cinco minutos para que el juego finalizara, les parecía completamente raro (y a la vez inútil) que siguieran jugando.

     Goku le quitó el balón a un chico, empezó a correr, lo pateaba con gran agilidad. Son se lleva el esférico, ¡Son! ¡Son! ¡Son! Es tuya, mía, te la quito, te la presto… El menor con gran agilidad conseguía burlar a todos los que iban sobre él. Todos excepto a uno: Vegeta lo empujó.

     —¡Ahhhh! —gritó el Saiyan al sentir el tachón golpear fuertemente su pierna, dañándolo al no llevar sus espinilleras. Goku volteó a verlo, estaba él también en el suelo por su caída.

     Lo observó unos instantes, ¿acaso fue a propósito aquel golpe del chico del equipo contrario? Y si era así, ¿acaso Saiyan lo había notado y por eso se sacrificó, siendo él quien recibiera aquella barrida con riesgo de que le fracturaran la pierna? El Son frunció el ceño, se puso de pie y empujó por los hombros al chico pelinegro que había pateado a su compañero.

     —¡¿Cuál es tu problema?!—le gritó, estaba dispuesto a empezar una pelea mientras el peliflama seguía en el suelo, observando la escena.

     —Pff, él tuvo la culpa—respondió burlón su contrincante, eso sólo aumentó la ira en Goku.

     —¡Eres un miserable!

     Pero antes de que pudiera golpearlo, sus compañeros de equipo lo detuvieron, entre todos tomaron al Son para que no se metiera en ese conflicto. El árbitro se acercó y dio fin a aquella pelea, colocándose entre ellos con los brazos extendidos.

     —¡Ya basta! —dijo aquel hombre. Los del equipo rival, entre burlas y ofensas, se alejaron. Goku, todavía siendo sostenido por sus compañeros, bufó completamente molesto. Se liberó de los brazos de sus amigos y acomodó su uniforme deportivo.

     Se giró a ver al Saiyan, quien era atendido por su hermanito menor. Tarble se había adentrado a la cancha para cerciorarse de que su hermano mayor estuviera bien. Suspiró y se acercó para ver su lesión, se sorprendió al notar su calceta blanca teñida de un color carmín.

     —¿Fue fractura abierta? —preguntó arrodillándose a su lado, para revisar su herida.

     —No—sonrió, bajando su calceta y que él observara la seriedad de la herida—. Esta herida ya la tenía, era un raspón, los tacos solo la abrieron nuevamente.

     —¿Por qué te entrometiste? Pudieron haberte roto la pierna—le recriminó.

     —Era seguro que a ti te rompieran la pierna—desvió la mirada—. Había posibilidad de que, si yo me metía, por el ángulo sólo fuera un pequeño raspón.

     —Tsk—se puso de pie y le extendió su mano, el más bajo la tomó—. ¿Puedes caminar?

     —Sí, sólo es un rasguño—respondió.

     A pesar de sus palabras, Goku notó que Vegeta se apoyaba del hombro de Tarble para poder caminar a pasos lentos. Chasqueó nuevamente y miró a su equipo, todos se veían completamente confundidos, sorprendidos e incluso extrañados por aquella acción que había tomado el chico del equipo rival.

     —¿Acaso estaban tan desesperados por ganar que no tuvieron cuidado? —escuchó que alguien dijo.

     —Lo dudo—dijo Saiyan, todos voltearon a verlo—. Preferiría equivocarme, pero la evidencia apunta que esa era su intención principal. Con Kakarotto lesionado este equipo tendría una baja considerable… Y como éste no era un partido oficial, la expulsión no aplica. Por tanto, no habría consecuencias.

     Los murmullos se hicieron presentes, ¿acaso Vegeta tenía razón? Sí, seguramente. Aquel ataque recibido fue muy directo para, tras pensarlo y analizarlo detalladamente, considerarlo como un accidente. Se miraron entre sí, hasta que alguien hizo un comentario que molestó mucho al Son.

     —Pff, ¿y por qué a él? Ni que fuera la gran cosa.

     —¿Qué dijiste, Bojack? —Goku frunció el ceño a la vez que miraba fijamente los ojos de aquel pelirrojo. Algunos, incómodos por la situación, empezaron a alejarse para no verse en medio de esa discusión.

     —Como lo oyes—cruzó sus brazos y rodó los ojos—. Sabes a qué me refiero, Goku. No estoy de acuerdo en que un doncel sea el capitán del equipo al que pertenezco… Quiero decir que es un equipo masculino—desvió la mirada sin perder su pose.

     Vegeta miró a Goku para ver su reacción. El tema de “ser doncel” era algo delicado para él. Era muy inseguro en ese aspecto y, además, era la causa en la baja autoestima del Son. Por la manera en que apretó sus puños pensó que tal vez querría iniciar una pelea con él.

     —¡Bah!, no tengo tiempo para discutir contigo—fue lo único que dio por respuesta, empezó a caminar en dirección a las bancas, donde estaban sus cosas—. Si tanto te molesta que sea tu líder, entonces búscate otro equipo. Por algo yo estoy a cargo.

     Y sin esperar algún otro comentario por parte del pelirrojo, el Son empezó a caminar hacia su hogar, en donde podría relajarse un poco y olvidarse del tema. Goku se colgó su maleta deportiva y salió de aquel lugar a pasos lentos. El coraje que sentía lograba calentar su cuerpo ante las bajas temperaturas del clima.

     Pero tampoco quería armar un escándalo por ese asunto. ¿Para qué reclamar algo si Bojack sólo era uno más “del montón”? Sí, del grupo de personas que consideraba a los donceles débiles por el simple hecho de poder embarazarse, el mismo grupo de personas que estereotipaba con que debían ser delicados, débiles y…

     —Sumisos—escuchó a un chico hablando con otro por donde pasó, estaba esperando a que el semáforo cambiara para poder continuar su recorrido—. En serio, por eso me gustan los donceles. Son como una chica, pero con cuerpo de hombre—agregó riéndose.

     —Jajaja, ya sé… ¿Y siempre qué pasó con el chico?

    —Lo que era obvio—se acercó más a su amigo y, pese a que le iba a contar “discretamente”, el Son pudo escucharlo—. Es de ley que los donceles van abajo siempre, así que me adelanté un poquito en cuándo lo haríamos… Lo hicimos en su casa, cuando se fueron sus papás…

     La conversación de aquellos imprudentes chicos siguió, pero Goku a esas alturas ya no estaba de humor para oír estupideces de ese tipo.

     Paró de pronto.

     Levantó la mirada y vio a ese par de amigos alejándose por otra dirección contraria a la que él tomaría.

     Si ellos pensaban de ese modo, ¿qué le garantizaba que todos los demás no lo hacían? Era bien sabido que el esperma de los donceles era fértil, por lo que podría decidir con qué pareja estar: hombre, mujer u otro doncel. Pero si todos pensaban de esa manera, ¿acaso significaba que tendría que resignarse a estar con un chico?

     Bueno, no es como una “resignación”. A él le gustaban los chicos, sí se veía con uno a futuro. ¿Pero acaso sólo por ser doncel automáticamente sería considerado como sumiso, pasivo, débil, delicado…?

     Y no sólo eso, también estuvo el comentario de Bojack. ¿Realmente era un tercer género el suyo? No, entraba en la categoría de hombres… ¿verdad? Soltó aire y bajó la mirada, apretó con fuerza la correa de su maleta y mordió su labio inferior.

     Las personas que iban pasando se hacían a un lado, la mayoría llevaba prisa y creían que el chico que estaba de pie en medio de la banqueta sólo estaba estorbando. Ninguno se dio cuenta que el de cabellera alborotada, aquel muchacho alto y apuesto, estaba derramando lágrimas.

 

***

 

Onii-san, ¿a dónde vas? —preguntó Tarble a su hermano, el menor se tallaba su ojo con el puño, todavía seguía adormilado.

     —Iré a ver a Kakarotto—respondió, el menor ladeó su cabeza en signo de confusión—. ¿Recuerdas lo que le dijeron ayer? Probablemente siga molesto o se sienta mal.

     —Oh… entiendo—se sentó en la silla del comedor, su hermano le sirvió un par de panqueques en un plato junto con un vaso con leche chocolatada—. Gracias por el desayuno, hermano.

     —De nada—apagó la mecha de la estufa y se quitó el delantal, tomó las llaves que estaban sobre la mesa y las guardó en su bolsillo—. Volveré más tarde, llámame si necesitas algo.

     —Oye, onii-san… ¿Qué pasó con el chico que le dijo esas cosas a Goku? Creí que ya habías hablado con los del equipo para que entendieran que no tiene nada de malo que Goku sea doncel.

     —Sí, ya había hablado con todos… Bojack está molesto porque cuando yo llegué él era el prospecto para cocapitán de Kakarotto. Cuando me eligieron a mí se molestó, está desesperado por ser él el líder. Si Kakarotto o yo renunciamos, él quedará en el mando—tocó su cabello con frustración—. Él está muy estresado, me preocupa que lo deje salirse con la suya.

     —Goku es el mejor líder—metió un gran bocado de su desayuno en su boca—. Es muy bueno jugando, lo admiro mucho.

     —Lo sé, lo prefieres más que a mí… Bueno, me iré ya—revolvió la cabellera de su hermano—. Nos vemos más tarde.

      Vegeta salió de su casa y empezó a caminar por las calles, soltó aire y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón. Estaba preocupado de la reacción que tuvo Goku el día anterior. Además, lo que dijo Bojack no ayudó en nada considerando que el Son se sentía muy frustrado por su situación.

     —Raditz—dijo después de marcar un número en su teléfono.

     —Vegeta, ¿qué pasa?

     —¿Kakarotto está en casa?

     —Sí. ¿Qué ocurrió ayer? Llegó muy molesto y ni siquiera salió de su habitación para comer… Bueno, salió a medianoche, cuando creyó que ya todos estaban dormidos, pero no quería vernos.

     —Bojack hizo un comentario respecto a su situación.

     —Oh… —hubo un largo silencio al otro lado de la línea—. Vegeta, no hay nadie aparte de él en casa, me preocupa la reacción que esté teniendo en estos momentos, es muy orgulloso para demostrar sus emociones frente a alguien… Te agradecería mucho si lo hicieras entrar en razón.

     —Por eso te llamaba, voy en camino a su casa para hablar con él.

     —Gracias, amigo. Te lo encargo.

     Vegeta colgó y siguió su camino. Visualizó la casa de la familia Son a lo lejos y apresuró su paso, la baja temperatura del ambiente no era amortiguada por la chaqueta de tela delgada que llevaba puesta. Soltó aire y tocó la puerta con su puño, escuchó adentro los pasos de Goku acercarse y después el sonido de la perilla de la puerta siendo girada.

     —Saiyan, ¿qué haces aquí? —preguntó con seriedad. Pudo percibir que el mayor estaba tiritando de frío, así que abrió completamente la puerta y se hizo a un lado para que entrara. Ahí Vegeta notó que Goku tenía el cabello mojado y desprendía un suave aroma dulce, delatando que recién se había duchado.

     —Hablar contigo—el Son cerró con seguro la puerta principal y empezó a caminar hacia su habitación, ya que ahí estarían más cómodos en esa charla que sabía que no podría evitar.

     —¿De qué? —preguntó sentándose en la silla de madera que estaba frente a su escritorio. El mayor se sentó en la orilla de la cama, ambos se veían fijamente a los ojos a pesar de la distancia que los separaba.

    —Supiste manejar perfectamente tu enojo por lo que dijo Bojack, pero ¿estás bien, Kakarotto? —mencionó con cautela, el menor soltó aire y desvió la mirada.

     —Saiyan, ¿soy un fenómeno? —a esas alturas no podía enojarse con el Saiyan.

     Vegeta se había convertido en una clase de confidente, pese que todavía no lo consideraba como una persona agradable para él. Estaba harto de su situación, pero era ese peliflama el único que estaba ahí, tendiéndole la mano, cuando más lo necesitaba. No había críticas, no había juicios, no había lástima… Lo trataba como él por tanto deseó que alguien lo tratara.

     —No—sonrió de medio lado—. Pero tampoco es muy normal tu superioridad en los deportes ante cualquier persona de nuestra edad.

    —No me refiero a eso, me refiero a lo otro—el menor se sentó sobre la alfombra del suelo, recargándose contra la cajonera, así se sentía un poco más cómodo, además que en esa posición podría ocultar mejor su rostro con su flequillo al bajar la mirada.

    —Que algo no sea muy común no quiere decir que esté mal, Kakarotto.

    —“No muy común” … Saiyan, soy el único doncel de la escuela—replicó empuñando sus manos.

    —¿Eh? Claro que no… Sé de otro que también estudia en la misma escuela, sólo que se ha mantenido demasiada discreción con él—el menor se veía sorprendido por eso que dijo—. Kakarotto, no fue lo de Bojack lo que te molestó, fue otra cosa, ¿verdad?

     —Escuché a unos chicos hablando, y…—sus ojos se llenaron de lágrimas, no las limpió, no le importaba ya estar llorando frente al mayor—. Dijeron que un doncel siempre estará a la merced de su dominante.

     —Oh…—desvió la mirada, sabiendo el significado de esas palabras—. Kakarotto, tú… ¿a ti te gustan sólo los chicos?

     —Creo haberte dicho antes que sí—ocultó su rostro en sus rodillas—. No me gustan las chicas…

     —Kakarotto… Quien verdaderamente te ame, sabrá darte tu lugar sin hacerte sentir menos…

     —¡Ya basta, Saiyan! —se puso de pie para encarar al mayor—. ¡Deja de pensar de esa manera!, ¡deja de mentir! Absolutamente todos piensan eso. Nadie… nadie estaría dispuesto a cambiar papeles ni en un gesto simple—giró su rostro hacia el lado contrario—. Nadie dejaría de lado su porte de “dominante natural” ante un doncel.

     —Dime una cosa, Kakarotto —empuñó con fuerza sus manos y bajó la mirada—. ¿Si alguien lo hiciera cambiaría tu perspectiva que tienes del mundo?

     —¡Pff! —cruzó sus brazos—. Como si realmente hubiera alguien que esté dispuesto a siquiera “arrodillarse” ante mí…

     —Kakarotto—mordió su labio inferior mientras cerraba sus ojos—. No pienses de ese modo, por favor. Siempre habrá alguien y… tú de verdad estás siendo paranoico. No dejes de lado lo que has logrado hasta ahora sólo por eso.

     —Tú no entiendes, Saiyan…

     —Entonces—tragó saliva y se puso de pie hasta estar frente a él, se arrodilló lentamente mientras el más alto sólo se sonrojaba intensamente—. Mételo en mi boca.

 

***

 

—Raditz, ¡lo asfixias! —se quejó su amigo, trataba de alejarlo del pelirrojo quien ya se estaba poniendo casi morado.

     —Tsk—lo soltó, haciendo que cayera fuertemente sobre el suelo.

    —¿Por qué hiciste eso, Raditz? —le preguntó su amigo cuando ya estuvieron lejos del chico que casi moría sofocado—. ¡Casi lo matas!

     —Él tiene la culpa—desvió la mirada—. Se está metiendo con mi hermano y no puedo permitirlo.

     —No es tu pelea, amigo…

     —¿Eh? —frunció el ceño—. ¡Es mi hermano! ¡Tengo que defenderlo!

     —Ajá, de peligros de tu tamaño, no de chicos de su edad—colocó sus brazos detrás de la cabeza—. Eres igual a Gohan

     —¿Qué dices?

     —Mi hermano Gohan. Te pareces a él—colocó sus manos en su cintura—. “Tengo que defenderte, Goten. Eres mi hermanito menor, yo debo protegerte. No me importa si es alguien de tu edad, yo debo hacerlo”—imitó de forma cómica a su hermano—. Lo cierto es que a mí me molestaba mucho que lo hiciera, me hacía sentir un inútil—lo miró con una sonrisa burlona—. A estas alturas tú eres quien está haciéndole daño a tu hermano y tratándolo mal.

     —¡Claro que no! —se quejó.

     —¿No? —amplió su sonrisa—. Raditz, te quejas de los chicos que tratan de débil a tu hermano. Pero tú tratando de protegerlo de todo sólo se lo haces saber de manera más directa.

     —¡Bah! Cierra la boca—apresuró su paso—. La película empieza en diez minutos, no quiero escuchar tus tonterías…

 

***

 

—¿Q-qué? —preguntó con voz temblorosa, incluso su frente se perló de gotas de sudor al oír lo que dijo el mayor.

     —Kakarotto—bufó y desvió la mirada, todavía estaba arrodillado en el suelo muy cerca de él—. Al parecer si hago esto tú te liberarás de todos los pensamientos negativos de tu cabeza.

     —Yo…

     ¡Demonios! Se estaba excitando de tener así al mayor.

     —Kakarotto—cerró sus ojos y soltó aire—. ¿Lo ves? Aunque lo hiciera sabes que estaría de más, porque lo que importa es que tú te convenzas de las cosas…

     —Pff, ¿sabes una cosa, Saiyan? —sus ojos nuevamente se cristalizaron, una vez más estaba sacando a flote aquellas emociones que tenía dentro de sí—. Por mucho tiempo quise que alguien estuviera dispuesto a demostrar que tengo un lugar como hombre. Pero hasta ahora sólo se la pasan minimizándome y despreciando mis logros. Estoy harto de eso… Bojack tiene razón, yo no debería ser su capitán.

     —Bojack puede irse mucho al diablo—miró fijamente los ojos del Son—. Insisto en saber esto, Kakarotto. Si lo hago, ¿cambiarías tu perspectiva de esto? —se puso de pie y limpió sus lágrimas con su pulgar.

     —Saiyan… ¿por qué haces esto? —dijo en un susurro, viendo sus ojos.

     —Te he visto tan devastado muchas veces, no me gustaría que por lo que diga la mayoría de la gente te olvides que existe todavía otro grupo de personas que no piensan igual—se paró de puntitas y unió sus labios con los del menor—. Me molesta que tú también te estés convenciendo de las estupideces que dice la gente.

     —Yo…—posó sus manos sobre los hombros del mayor, apretando su camisa. Se inclinó hacia el rostro del Saiyan y volvió a unir sus labios—. ¿De verdad lo harías?

     —Sí, Kakarotto. Lo único que quiero es que dejes de tener esas ideas.

     —Yo… ¿en serio lo haría? ¿Acaso él, como dominante, estaría dispuesto a ceder ante mí? —mordió su labio inferior—. ¿P-podrías… hacerlo…?

     —¿Quieres que lo haga? —preguntó con seriedad. El menor dudó unos segundos—. Sólo si estás completamente seguro.

     —¡Lo estoy! —se aferró al cuerpo del más bajo—. Durante mucho tiempo yo… quería que alguien… demostrara que no soy menos…

     —Entonces lo haré…—le dio un casto beso en los labios y volvió a arrodillarse.

     Vegeta estaba también completamente nervioso. Nunca pensó hacer eso con su compañero, menos en esa situación y bajo esa presión. Pero tampoco podía permitir que Kakarotto se desmoronara nuevamente, simplemente no le gustaba verlo en ese estado.

     Con cuidado tomó el cinturón de su pantalón y lo desabrochó. Bajó su zíper y desabotonó bien su pantalón. Lo bajó un poco, hasta sus muslos, y tomó con sus manos el elástico del bóxer del de cabellera alborotada, aún con la prenda puesta podía notar su entrepierna como un bulto. Sintió las manos del menor en su rostro, acariciando sus mejillas. Sonrió al verlo de reojo, estaba completamente sonrojado, pero se podía visualizar un lindo brillo en sus ojos.

    Bajó la prenda interior, dejando a su vista el miembro semierecto del más alto. Primero lo acarició, sintiendo que el menor se estremecía del nervio que sentía. Con cada caricia sentía que se endurecía en su mano, lo hacía de forma lenta, sin prisas.

     Cuando sintió que estaba completamente erecto dio un beso en la punta, causándole un estremecimiento al menor. Sintió una caricia nueva en su cabello, así que metió aquel órgano en su boca.

     —¡Ah! —arqueó su espalda al sentir aquella intensa calidez, se sentía completamente extraño, pero era demasiado agradable y placentera aquella experiencia. Además, sentía incluso con cariño los movimientos que realizaba Vegeta.

     Se sentía completamente excitado, sus movimientos eran fluidos y constantes, la saliva le daba una mayor movilidad. Sentía su respiración agitada, sus mejillas estaban completamente calientes. Estaba disfrutando demasiado, sus piernas incluso temblaban.

     —¡Detente! —se alejó de pronto, había sentido algo que para nada le gustó. Sus ojos se llenaron de lágrimas y se veía completamente afectado.

     —¿Qué ocurre, Kakarotto? —se puso de pie y se acercó, pero el menor lo empujó levemente.

     —¿Por qué…? —se sentó en la orilla de la cama y tomó su cabello con frustración—. Sin importar nada siempre hay un detalle que me recuerda todo…

     —¿De qué hablas? —el menor giró su rostro hacia el lado contrario.

     —Lu… lubri…—se tomó el cabello con fuerza—. ¡Lo detesto! En serio estaba disfrutando y luego… ¡aigh!

     —Kakarotto…—tomó su rostro con ambas manos y unió su frente junto a la suya—. Hay algo que puedo hacer para que… no sientas tanto eso, pero tienes que confiar en mí.

     —¿Qué harás? —sus ojos vidriosos miraban fijamente a los del mayor.

     —Confía en mí—pidió.

     —E-está bien…

     El Saiyan bajó hasta los tobillos las prendas inferiores del menor y las retiró. Volvió a su labor, succionando el miembro del menor. Con sus manos sobre su pecho lo empujó un poco para que se recostara. Poco a poco el menor fue cediendo, aunque todavía se veía muy tenso por la situación ocurrida. Acarició sus muslos y después levantó un poco sus rodillas. Aprovechó eso para meter en su boca los testículos del menor, sacándole un gran gemido.

     Miró su entrada, la sensación a la que el más alto se había referido era a aquella lubricación natural que su cuerpo, al parecer, producía cuando su excitación era mayor. Cerró sus ojos y pasó su lengua por ahí, haciendo que un gran gemido hiciera eco en la habitación. Siguió lamiendo esa zona erógena, a pesar de las insistencias del más alto porque parara por la vergüenza que sentía de que tocara aquella zona. Dejó ese lugar y retomó su miembro, lamiéndolo nuevamente.

     —Espera…—pidió. El mayor asintió y se retiró de su masculinidad, pudo ver que se recostaba con sus brazos extendidos, recuperando la respiración que estaba muy agitada. Se veía agotado, al parecer la excitación había sido demasiada y eso que todavía no tenía su orgasmo.

     El menor se miró a sí mismo en su entrepierna, estaba completamente erecta e incluso se le podía divisar una que otra vena marcada. Dirigió por curiosidad su mirada a la entrepierna del mayor, notando que se marcaba en el pantalón. Vegeta notó eso.

     —Disculpa, no fue…

     —Entiendo…—desvió su mirada. Ya se encontraba un poco más calmado, su respirar seguía siendo lento, pero por lo menos ya había recuperado todo su oxígeno—. Quiero aprender a hacerlo yo también.

     Los cabellos de su nuca se erizaron al escuchar lo que el menor le pidió. ¿Kakarotto le estaba diciendo que quería hacerle también una felación? No podía, debía negarse. No podía aprovecharse de una situación así dejando que el menor le hiciera…

     —Y antes de que digas algo, estoy seguro, Saiyan. Quiero hacerte sentir bien a ti también.

     —D-de acuerdo—se sentó en la orilla de la cama y el menor bajó al suelo.

     Goku desabrochó el pantalón del mayor, bajó el cierre y bajó sus prendas. Tomó aquel miembro en sus manos y lo estimuló un poco para que adquiriera rigidez. Acercó su rostro a su miembro. No es que sintiera asco, pero no se sentía capaz de hacerlo. Estaba dudando.

     Y no porque no quisiera, ¡al contrario! Quería dar ese paso, quería darlo con Vegeta. Era su primera vez observando el cuerpo desnudo de otro hombre, sentía que su corazón latía entre ansioso y avergonzado. Sintió caricias en su rostro por parte del mayor, pero simplemente se sentía extraño.

     —Kakarotto, no tienes que hacerlo si no quieres…

     De acuerdo, ahora tenía una motivación mayor: hacer que aquel cabeza de pincel dejara de subestimarlo en esos momentos y hacer que cerrara su boca.

     Metió aquel miembro en su boca de una sola vez, sintiendo raro tener algo de esa magnitud en su boca. Empezó a mover su cabeza con lentitud, sacándolo y metiéndolo con cuidado de no lastimarlo con sus dientes. Pudo escuchar algunos suspiros roncos del más bajo. ¿Nunca había notado que el Saiyan tenía una voz tan sensual?

     Debía admitir que se sentía bien escuchando eso, aquellos suspiros y uno que otro gemido reprimido del mayor. Él era el causante de una sensación así en el más bajo, se sentía satisfecho de ser el causante de ello. Aumentó la velocidad de sus movimientos, esta vez más confiado en sí mismo.

     —Saiyan…—se separó un poco y miró al mayor, quien estaba muy sonrojado y sus ojos estaban entrecerrados. Era la primera vez que veía a Vegeta con sus mejillas en un tono carmín, con aquella mirada que lucía tan seductora—. ¿Crees que podamos hacer el 69?

     ¿¡Qué diablos había dicho!? ¿Desde cuándo Kakarotto se había vuelto tan pervertido? Por un demonio, tanta excitación no podía resistirla. Mordió su labio inferior con duda, pero sabía que el menor estaba demasiado decidido, y ahora sería más complicado hacerlo desistir de una idea.

     —De acuerdo…

     Sabía que debía poner un límite, que tal vez después se arrepentiría él por la petición de Kakarotto, o el mismo Goku lo podría odiar más adelante cuando el calor de la situación desaparezca. Pero a esas alturas le era imposible. Ambos estaban cayendo presas de la excitación y de la imaginación, no podían detener ahora lo que sus cuerpos les pedían a gritos.

     Vegeta se recostó en la cama con su espalda completamente sobre el colchón, mientras que Goku se colocó sobre él de forma invertida, su rostro ahora estaba a la altura de su entrepierna. Le sería más sencillo por su estatura que coincidieran en eso.

     Tomó con su mano aquel falo y volvió a introducirlo en su boca, ahora estaba siendo estimulado de la misma manera y eso sólo aumentaba el calor en su cuerpo. Saiyan estaba succionando su miembro mientras tocaba con su pulgar su entrada, rodeando aquella zona, sin introducirlo para mantener intacta todavía su virginidad en ese lugar.

     Los movimientos aumentaron de velocidad, ambos estaban haciéndolo más rápido al sentir al contrario estar próximo al clímax. Finalmente, ambos se corrieron al mismo tiempo, recibiendo en sus bocas aquella esencia blanca símbolo de su reciente encuentro.

     Goku se quitó lentamente de arriba del mayor, para sentarse a su lado. Sus mejillas estaban algo infladas, adentro de su boca tenía aquel líquido del mayor combinado con su saliva. Vegeta se incorporó, él también conservaba en su boca la esencia del menor. Se acercó y tomó su barbilla, aproximando su rostro al suyo. Goku únicamente negaba intentando separarse, pero le era complicado.

     Finalmente sintió los labios del más bajo contra los suyos, besándolo. Después metió la lengua en su boca, haciendo que sus fluidos se mezclaran mientras sus lenguas danzaban. En un inicio la simple idea le parecía bizarra, pero ahora sentía demasiado excitante eso, poder probar sus fluidos combinados con los de Vegeta.

     Se separaron, dejando un hilillo de fluidos uniendo sus bocas. Goku terminó de tragar aquello y volvió a tomar sus labios, en un apasionado beso que sólo ellos habían perfeccionado. Su lengua se acariciaba contra la del mayor y se movían en un compás único, saboreando los últimos rastros de sus fluidos y el peculiar sabor que tenían.

     —Kakarotto…—susurró en su oído antes de volver a besarlo.

    —¡Kakarotto, estoy en casa! —escuchó en la planta baja la voz de su hermano, por lo que se separó del mayor y corrió al baño de su habitación, llevándose un cambio de ropa que reposaba sobre la cajonera.

     Vegeta acomodó su ropa, colocándose bien el pantalón y deshaciéndose de toda evidencia de sus actos, doblando el pantalón del menor y ocultando su ropa interior en éste para que pareciera que no había nada de malo en esa habitación. La puerta se abrió, asomándose el de cabellera larga.

     —Vegeta, ¿qué haces aquí?

     —Pues… te dije que vine para hablar con Kakarotto—adentro del cuarto de baño se escuchaba el sonido de agua cayendo—. Se está duchando.

     —Ajá…—frunció su ceño y lo miró fijamente—. Dime, ¿por qué llevas mucho tiempo aquí?

     —¿Mucho tiempo? —miró su teléfono, habían pasado sólo dos horas, los cuales había repartido entre su charla corta con Goku y su pequeño encuentro íntimo—. Sólo ha pasado poco tiempo, no exageres. Además, vine a hablar con él y se rehusó a escucharme…

     —¿En serio? —arqueó una ceja—. ¿Y quién abrió la puerta entonces?

     —¿Bromeas, Raditz? ¿Estás suponiendo que tuve sexo con él? —empezó a reír—. Tu hermano me odia, y ha estado muy tenso desde el incidente en la escuela. Kakarotto cree que siempre que trato de levantarle el ánimo es por lástima, por eso se rehúsa a hablarme cuando está molesto.

     —Bueno, yo…—rascó su nuca—. Perdón por pensar mal de ti, amigo.

     —Ya, no pasa nada—sonrió—. Así que desde el otro lado de la puerta del baño le estuve gritando que debía salir adelante, era mi única alternativa para que me escuchara. Espero que haya funcionado.

     —Jajaja—el mayor rio ante eso—. Gracias, Vegeta.

     La puerta del baño se abrió, dejando ver a un Goku secando su cabellera con una toalla. Se veía algo molesto, aunque sus mejillas estaban algo sonrojadas todavía.

     —¿Qué andan diciendo de mí? —replicó.

     —Nada, hermano—miró con preocupación al de cabellera alborotada—. ¿Y te sientes mejor?

    —¡Bah! Tengo que estarlo, hice un trato con Saiyan para que dejara de gritarme mientras me duchaba—comentó, siguiéndole la corriente al pelinegro más bajo, había escuchado su conversación desde adentro del baño.

    —Está bien, iré a preparar la comida—caminó hacia la puerta—. ¿Te quedarás, Vegeta?

     —¿Eh? No lo sé…

    —Bueno, prepararé algo rápido para los tres—dijo finalmente y salió, se escucharon sus pasos alejarse hasta llegar a la cocina.

     —Esa bromita estuvo muy arriesgada—le dijo, sus mejillas rojas le daban un toque adorable.

    —Bah, ahora se siente estúpido de pensar eso—le dedicó una sonrisa—. Descuida, no se dará cuenta.

     —Lo sé, mi hermano es un idiota—se sentó a su lado—. Gracias, Saiyan—unió sus labios con los suyos, sacándole una sonrisa al mayor.

     —Un gusto haberlo hecho—su teléfono empezó a vibrar, lo sacó y respondió—. Tarble, ¿qué pasa?

     —El hermano de Goku me invitó para que salgamos al cine esta tarde, dentro de dos horas. ¿Puedo ir?

     —No.

     Y sin esperar alguna insistencia le colgó.

     —Ese imbécil asaltacunas, voy a ir a golpearlo por andar cortejando a mi hermanito…—se puso de pie y caminó hacia la puerta con pasos firmes, se detuvo al oír la risa del más alto—. ¿Qué?

     —Eres muy celoso con tu hermano, Saiyan.

     —¿Y qué si lo soy? Tu hermano irá a prisión, ¿sabes?

     —Ya, no pasa nada. Yo hablaré con Rad.

     —Por favor—soltó aire y lo vio con pena falsa—. Evítame la pena de tener que amordazarlo y hacerle cosas ilegales con un bate de bésibol, como metérselo donde no le da la luz del sol, por querer salir con un niño cuatro años menor.

    —Jajaja—se acercó a él y volvió a unir sus labios, siendo correspondido al instante—. Saiyan, gracias…—abrazó su cuerpo y escondió su rostro en su hombro.

     Vegeta correspondió el abrazo, podía sentir a Goku más relajado luego de lo ocurrido, por fin podía verse un poco más tranquilo con el asunto del doncel y consigo mismo. Se sintió algo satisfecho, por lo menos había conseguido que su Kakarotto recobrara la fe.

     —¿Otra vez tu hermano? —preguntó al escuchar el sonido de su teléfono. Vegeta asintió y volvió a responder la llamada.

     —¿Qué pasa, Tarble?

     —¡Empezará la película de Resident Evil en diez minutos! ¡Ven para que la veamos juntos!

     —Creí que querías salir con el asaltacunas—sonrió de medio lado mientras Goku reía por lo bajo.

     —¡Onii-san!—se quejó—. Sabes que estar contigo es más importante. Aunque le hubiera confirmado le cancelaría por pasar tiempo contigo.

     —De acuerdo, llegaré lo más pronto posible. Ten listo un gran tazón con palomitas para cuando llegue.

    —¡Hai!

     —Es demasiado tierno tu hermanito—comentó el más alto.

     —Sí, por eso no quiero que salga con ese imbécil grandulón.

     —Ya, no llames así a mi hermano. No es tan grande—eso le sacó una carcajada al Saiyan, al parecer el apodo de imbécil sí lo merecía—. Supongo que ya te vas.

     —Sí, perdona que te deje luego de… lo que hicimos… Pero mi hermano es mi prioridad.

     —¿Prioridad? —repitió.

     —Pasaron demasiadas cosas cuando Tarble nació. Mamá tuvo que renunciar al empleo de sus sueños por complicaciones en el embarazo, y, bueno, Tarble tiene demasiadas dudas.

     —¿Dudas?

     —Tarble se devastó cuando le contaron la verdad, acerca de que mi madre casi muere en el parto, o que no volverá nunca a trabajar en aquel lugar. Se sintió un error, incluso quiso huir de casa luego de saberlo… Pero mamá lo ama con locura, te juro que él es lo más importante que tiene, aunque sé que todavía siente culpa cuando no debería ser así.

     —Saiyan, ¿qué hay de tu padre?

     —Se la vive en la oficina, o de viaje. Nunca están mis padres en casa, si eso preguntas—tomó la cintura del menor—. Mamá consiguió otro empleo, un tanto desgastante, pero muy parecido a lo que de verdad ama hacer.

     —Al menos no renunció a ello.

     —Nunca quise que Tarble se sintiera mal pensando en eso, intento alentarlo mucho para que lo olvide. La razón por la que Tarble y yo nos llevamos tan bien es porque siempre hemos estado juntos. Nuestros padres trabajan mucho y eso me llevó a ser el mejor hermano del mundo para él.

     —Creo que ya te considera de ese modo.

     —Por ahora sí, pero eso no quiere decir que deje de esforzarme por mejorar—unió nuevamente sus labios—. Kakarotto, él es lo más importante en mi vida hasta ahora.

     —Supongo que lo segundo es el resto de tu familia—el mayor asintió—. Y lo tercero el equipo.

    —Eso último es incorrecto—abrazó su cintura con un poco más de fuerza. El más alto se quedó viendo sus ojos, algo sorprendido por su respuesta.

    —¿Entonces qué es?

    —Tú—y antes de que dijera algo unió sus labios con los suyos y los movió con lentitud, besándolo con tanta ternura que derrochaba pasión—. Debo irme. Nos vemos, Kakarotto.

     Salió rápido de la habitación, mientras que el más alto no era capaz de reaccionar ante esas palabras. Era imposible, seguramente se refería como amigo o algo así su importancia ante él. Tragó saliva y se deslizó hasta llegar al suelo, sus mejillas estaban en un rojo intenso y su respiración estaba agitada. Cubrió su boca y cerró los ojos, sintiendo una vez más todas aquellas emociones llegando a su interior.

     De acuerdo, Vegeta sólo era su amigo. Se lo había dejado claro en más de una ocasión porque, como ya lo conocía bien, sabía que él era muy directo. O sea que, si lo veía con otros ojos, él se lo habría dicho desde antes. Por tanto, sólo era por su amistad.

     Eso ya estaba aclarado, ¿entonces por qué le dolía que no había nada más entre ellos? ¿Por qué la palabra “amistad” le estaba quemando la garganta? Era por lo hecho hace unos minutos, seguro. ¡Claro! Era por eso, porque sólo eran amigos y lo correcto sería que lo hecho debía ser dentro de una relación.

     Tomó su cabello con frustración, aquella situación lo confundía demasiado y no podía calmar su mente, ni su estómago, ni su corazón.

     —Es imposible que sienta algo por Saiyan…

Notas finales:

     Goku aprendió a besar bien sabroso con Vegeta e.e (Jajaja, perdonen, pero tengo una amiga que siempre hace comentarios así y me da risa. Me la imagino diciendo esto y jajaja, no puedo con eso…)

     Jeje, Tarble es demasiado lindo y Goku lo notó. ¿Sería Kakarble?

    De acuerdo, lo que hizo Vegeta… ¿Acaso tuvo una doble intención? ¡No! ¿Cómo creen? Para eso están los amigos: para tener sexo y aliviar inseguridades XD

     Maldito Raditz, los interrumpiste en el mejor momento. Goku tuvo que correr al baño a limpiar los rastros en su cuerpo, además de que estaba sin pantalón ni ropa interior jajaja

     Tarble es medio hermano de Veggie, pero sin importar eso él lo ama demasiado y cuida de él :3 Vegeta es dulzura pura.

    A ver, a ver… ¿Qué pasó? Vegeta tiene como prioridad a su hermano, familia, ¡y a Goku! Pero esto es sólo por amistad, así lo piensa el Son. Pero, ¿por qué le cala a Goku? ¿Acaso está sintiendo algo por Vegeta?

     ¡Nos vemos en el otro capítulo!


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