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Mi alterna realidad por Kouichi_RedSun

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Notas del fanfic:

Hola, este es un nuevo fanfic que se me ocurrió mietntras jugaba Pokémon Sol, espero que sea de su total agrado y dejen sus RW, sin más que decir, pasen y lean 

Notas del capitulo:

Gracias por llegar hasta aquí, espero que este primer capítulo sea de su total agrado, así mismo, espero leer sus comentarios y críticas. Gracias por leer.

Hola, mi nombre es Sun, tengo 14 años, y provengo de la región de Kanto, hace apenas unos meses, me mude junto con mi madre a la región de Alola, a decir verdad, al inicio estaba algo nervioso y ansioso, pero me terminé enamorando de esta región, viví muchas y geniales aventuras, acompañado siempre por mi leal pokémon, Incineroar, junto al resto de mi equipo, Magnezone, Greninja, Tucannon, Granbull y Raticate, fue genial descubrir que aquí hay nuevas formas de los pokémon que conozco, aunque debo admitir que me pareció adorable ver a un Rattata con bigote y un Raticate tan cachetón, pero he de admitir que Raticate no me acompañó todo el viaje, lo atrapé en Melemele, pero tras todas las aventuras que vivimos, nos enfrentamos a Samina, madre de mis amigos Lilya y Gladio, o más bien, cuando rescatamos a Samina de los Ultra Entes, en el altar del Sol, Cosmog, a quien Lilya cuidó desde que la conocí, había evolucionado a su segunda etapa, Cosmoen, y en el altar del Sol, evolucionó a Solgaleo, quien después de traer de vuelta a la madre de mis amigos, se unió a mi equipo, y desde entonces, me ha acompañado.

 

Actualmente, soy el campeón de Alola, el primero en su historia, y he sabido defender mi título de todos los retadores, y hasta ahora, sigo invicto, algo de lo que realmente estoy orgulloso, he de admitir que en el momento que vencí a la liga, el reto más difícil para mí fue vencer al profesor Kukui, pero fue un combate que realmente disfruté, las estrategias de Kukui me pusieron en una situación difícil, donde Primarina bastó para arrasar con casi todos mis pokémon, excepto con Solgaleo, y Solgaleo, a pesar de todo, pudo con los otros 5 pokémon que le quedaban al profesor, lo cual me otorgó el triunfo, así que puedo decir que soy el campeón gracias a Solgaleo. Justo ahora, recién volví a defender mi título de Tilo, mi mejor amigo desde que llegué a la isla, como es habitual, me he quedado un par de horas sentado en el trono de campeón, divisando la maravillosa vista que esta montaña ofrece, por lo regular, no me gusta pasar demasiado tiempo aquí, pues la sala del campeón es muy solitaria, y yo prefiero salir y volver a pasear por Alola, entablando combates y haciendo siempre nuevos amigos.

 

—Bien, chicos, es hora de irnos— Dije sonriendo y me levanté, mientras los pokémon asentían desde sus pokéballs, así, me dirigí a las escaleras y noté a Solgaleo algo ansioso, algo que solo pasaba cuando quería ir al altar del Sol —Vale, vale, Solgaleo, iremos al altar— dije sonriendo y llamé a Charizard,  usando la pokémontura, le indiqué a Charizard que volara al altar del Sol, y así lo hizo, una vez ahí, Solgaleo se salió solo de su ball y soltó un potente rugido, algo que me desconcertó, siendo la primera vez que Solgaleo hacía algo como eso, más sorprendente fue la situación cuando una gruta dimensional se abrió, miré a mi reloj, ya eran las 8:45 de la noche, y eso es lo último que recuerdo.

 

Desperté al poco tiempo, Solgaleo estaba echado junto a mí, con su cabeza cerca de mi mano, abrí lentamente mis ojos, el sol me deslumbraba un poco, pero espera ¿Por qué había sol si era ya de noche?, me pregunté y al abrir mis ojos, observé mi reloj —10:23 p.m. ¿Cómo? — Me pregunté y miré a Solgaleo, quien parecía feliz de ver que estaba despierto, le acaricié la cabeza y sonreí — ¿Estás bien, Solgaleo? — Le pregunté sonriendo y él solo se acurrucó en mi pecho, sonreí ampliamente y bese su cabeza, comencé a mirar alrededor, ya no estábamos en el altar del sol, era idéntico, pero al parecer este estaba dedicado a la luna — ¿Dónde estamos? — Pregunté al viento y observé que todo era idéntico a lo que yo conocía, salvo porque en el piso del altar, en lugar de estar la figura del sol, estaba la figura de la luna, tomé mi pokémontura y llamé a Charizard, debía investigar, y el primer lugar donde debería comenzar a indagar, era obviamente, mi propia casa, así que le pedí a Charizard, que afortunadamente si llegó, que me llevase a las afueras de Hauoli, en Melemele, dejándome justo afuera de mi casa.

 

—Bien, aquí estamos— Dije mirando a la fachada de la casa y sin más, disponiéndome a entrar, nada más llegar, vi a mi madre sentada en la barra de la cocina, pareciendo sorprendida de verme.

 

 — ¿Sun? ¿Qué no estabas en tu habitación? — Me preguntó con curiosidad y yo negué, me parecía cada vez más extraño, la miré y me acerqué lentamente a ella.

 

—Mamá, me he pasado los últimos meses explorando la región, ¿No recuerdas? — dije sonriendo y sujetando sus manos, cosa que pareció extrañarla bastante, por la mirada que puso en su rostro, pude darme cuenta de ello.

 

—Hoy suenas mucho más alegre que de costumbre, Sun… Pero bueno, bueno, no tengo porque cuestionar eso, deberías descansar un poco, hijo— Me dijo en ese tono cálido de siempre, esbocé una sonrisa y asentí, caminando a mi habitación, más cuando entré, casi me desmayo de la impresión, al ver a otro chico, idéntico a mí, pero su cabello estaba algo desaliñado, descalzo, sin camisa, vistiendo un pantalón de pijama y tumbado en la cama, mirando a la pared, parecía tener un humor de perros.

 

—Ya te dije que no quiero nada, mamá, solo quiero irme de estas malditas islas— dijo en un tono de tristeza mezclada con enfado, ¿Ese era yo? ¿Pero cómo? ¿Por qué odiaba esta región si es tan genial?

 

—No entiendo porque hablas así de estas islas, son muy bellas— Me atreví a decir, notando como él pegaba un pequeño sobresalto al escuchar su propia voz contestando a sus palabras, por lo que se giró, mirando hacia donde estaba yo parado y vi sus ojos abrirse como platos.

 

— ¿Q-Quién eres tú? —Me preguntó con algo de temor en su voz, como si no creyese lo que veía, aunque ciertamente, no me extraña, creo que por mi optimismo y curiosidad es que no estoy aterrorizado ahora, pero, parece que él es todo lo contrario a mí, es muy raro.

 

—Me llamo Sun— Dije con un tono serio, mirando fijamente a ese chico idéntico a mí — ¿Y tú quién eres? — pregunté ahora yo, acercándome lentamente, mientras él se iba pegando lentamente hacia la pared, como no queriendo que lo tocase.

 

—Pero… ¡Pero yo soy Sun! —Dijo con algo de temor, me acerqué a él y me senté en la cama, realmente éramos idénticos, miré a sus pies y divisé algo que esclarecía toda duda de que fuéramos la misma persona, una pequeña cicatriz en el dorso del pie derecho, pequeña, y que a pesar de nuestra blanca piel, se lograba divisar.

 

—Veo que tú también tuviste ese pequeño accidente— Dije sonriendo y él me miró extrañado, sonreí y me saqué mis zapatos, no llevaba calcetines y sin más le mostré mi pie, teniendo la misma cicatriz —Adivinaré, tenías 6 años, paseabas descalzo por la casa y por accidente tiraste un vaso de cristal, cuando se rompió, uno de los pedazos se clavó en tu pie— dije sonriendo y él, aún sorprendido, asintió.

 

— ¿P-Pero cómo lo sabes? — Me preguntó ahora un poco a la defensiva, mientras yo sonreía cálidamente y acariciaba su hombro, a lo que él retiró mi mano bruscamente.

 

—Sun, tú y yo… Creo que somos la misma persona— dije con una mirada cálida en mis ojos, él me miró extrañado y se apartó.

 

—Estás loco— me contestó de forma tajante y empujándome con su pie, haciéndome caer de la cama, a lo que yo solo reí un poco, volviendo a levantarme, le sujeté las manos e hice que se levantase.

 

—Es que… Bueno, es difícil de explicar, y francamente, ni siquiera yo sé bien que pasó, pero creo que este es un mundo alterno al cual yo provengo, porque, bueno, hay algo llamado Altar del Sol, un portal me absorbió y desperté en algo que era el mismo altar, pero dedicado a la luna, no creo que el altar haya cambiado así como así, así que aunque suene descabellado, para mi es lo más factible— dije mientras ahora él ponía su pie en mi cara.

 

—Puedes explicar todo eso sin agarrar mis manos— Dijo en tono serio y empujando mi cabeza con su pie, haciendo que lo suelte —Además, me da igual lo que haya en estas estúpidas islas, ni siquiera sé porque mi madre prefirió dejar Kanto— Concluyó con un tono de voz aún más serio, casi molesto

 

Suspiré y me crucé de brazos, alzando una ceja y sonriendo un poco — ¿Y cómo sabes que no te gustan si no las exploras aunque sea un poco? — Le dije sonriendo y él solo desvió la mirada, sonreí y me dirigí al ropero, sacando unos zapatos deportivos negros con blanco, una camiseta sin mangas rojo con líneas blancas y unos pantalones cortos color blanco. —Anda, vístete, arréglate y te llevaré a dar una vuelta— Le dije en un tono bastante alegre.

 

—Vete al diablo, no pienso salir— Me dijo de mala gana y yo solo solté un gruñido algo divertido y tomé una de mis pokéballs, sacando a Incineroar, quien me miró con una sonrisa —Incineroar, si el niño no quiere cambiarse, me ayudarás a vestirlo— dije sonriendo y mi fiel amigo asintió algo divertido, Sun intentó escapar, pero Incineroar lo sujetó del brazo y lo retuvo por la espalda, yo solo reí divertido y tomé el pantalón corto —Vamos, algo de luz solar no te matará— dije mientras le quitaba el pantalón de su pijama, a pesar de los pataleos que hacía, le sujete los tobillos y a como pude, fui metiendo el otro pantalón hasta ponérselo, por igual, metí sus pies en los zapatos, así como yo, sin calcetines, y al final, Incineroar me ayudó a ponerle la camiseta, al final, Sun me miró de mala gana y tomé una gorra que estaba en la caja de mudanza.

 

—Ni sueñes que use una estúpida gorra, me vestiste a la fuerza, quieres llevarme a la fuerza afuera, no haré todo lo que tú quieras, así que vete al diablo con esa gorra— gruñó y me empujó, saliendo de la habitación, sonreí y salí tras él, nuestra madre o… Su madre, o como sea, casi se desmaya al ver a Sun en duplicado, tras tratar de explicarle, y con todo y lo descabellado que sonaba, logramos calmarla —Iré afuera… Regreso en un par de horas— Dijo mí contra parte.

 

Salimos de la casa y nos dirigímos al pueblo, donde nada más llegar, nos encontramos a Tilo, pero este Tilo era muy diferente al que yo conocía —Así que el bastardo fuereño finalmente decidió salir, vaya, que honor— Comentó con sarcasmo, haciéndome fruncir un poco el entrecejo y que el otro Sun se diera media vuelta, Tilo me miró con algo de asco y escupió cerca de mis pies —Agh, y yo que creí que el bastardo solo era uno— dijo cruzándose de brazos.

 

—Si buscas pelea, solo dímelo, y te enseñaré quien soy— dije empuñando las manos y él sonrió con burla, mientras ahora mi semblante era más serio y frío que antes

 

—Pues veamos qué sabes hacer, maldito puto— dijo Tilo y lanzó a su Pokémon, un Brionne, solté un gruñido y tomé mi primer pokéball.

 

—Confío en ti, Solgaleo— Dije lanzando a mi fiel legendario, que miró de forma despectiva al pequeño Brionne de mi enemigo —Sin piedad, Solgaleo, Meteoimpacto— Ordené a Solgaleo, quien pegó un salto y envolviéndose en un halo anaranjado, impactó a Brionne, sin siquiera darle a Tilo oportunidad de dar una orden —Se acabó, retírate mientras aún tengas dignidad, Tilo— dije con la mirada seria, regresó a Brionne a su pokéball.

 

—Gh… ¡M-Mi abuelo se enterará de esto, maldito fuereño! — Gritó Tilo rabiando mientras se iba, me gire a ver a Sun, quien claramente lucía sorprendido de ver tal escena.

 

— ¿Estas bien, Sun? — Le dije sonriendo y mirándolo directo a los ojos, el asintió de nuevo en ese semblante inexpresivo y siguió caminando.

 

—El Kahuna no estará feliz con esto— dijo mi contraparte adentrándose al pueblo, lo sujeté del brazo y tomé a Greninja.

 

—Por eso, quiero que lleves a Greninja contigo— dije con una pequeña sonrisa y luego miré la pokéball —Greninja, obedece todas las órdenes de él, imagínate que soy yo—  dije sonriendo y solo lo vi asentir dentro de su ball.

 

—Dudo que pueda vencer al Kahuna solo con él— dijo Sun mirando la ball, yo sonreí y tomé su mano, poniendo la ball sobre esta.

 

—Lo hará, este Greninja es un campeón, está en nivel 70, usa su ataque de tipo psíquico, Paranormal, y sus shuriken de agua, un solo golpe y acabaras con cada pokémon del Kahuna— dije sonriendo y el solo asintió algo confuso, lo sujeté de la mano y caminamos a la plaza central del pueblo.

 

—Hum… Así que tú eres ese fuereño, o más bien, ustedes— dijo el Kahuna, quien solo nos miró y se nos acercó —Deben ser muy fuertes— dijo con una pequeña sonrisa —Bienvenidos a Alola, ¿Cómo se llaman? — Preguntó al Kahuna, cosa que me causó un gran alivio.

 

—Nos llamamos Sun— dije sonriendo y el Kahuna nos miró extrañados, más aún, Tilo nos miraba con enfado a ambos, al parecer, esperaba que nos comiera vivos —Bueno, es que lo que pasa entre este Sun y yo— dije sonriendo y le seguí explicando lo que pasó, el Kahuna nos miró, sobre todo a mí y asintió.

 

—Así que tú vienes de otra dimensión… Vaya, ahora entiendo porque eres tan fuerte, eres el primer campeón de la Alola de dónde vienes, ahora entiendo porque Kukui se ha empeñado tanto en eso, esta destinado que se creará una liga aquí— dijo el Kahuna y yo asentí sonriendo — ¿Pero por qué no se ha creado si en tu lado ya eres el campeón? — preguntó el Kahuna.

 

—Quizá… Quizá y es por ti, Sun, como nunca partiste en el viaje insular, quizá nunca hubo quien impulsara al profesor Kukui a crear la liga— dije mirando a mi contraparte, quien lucía algo confuso por la situación.

 

— ¿Sun? — Escuché una voz familiar, estaba en lo correcto, era Kukui, quien se apresuró y sujetó al chico de los hombros —Finalmente saliste de casa, eso es genial— dijo sonriendo y me miró, abriendo los ojos de par en par, mirándome a mí y a mi contraparte.

 

—Ah, yo se lo explico— dije sonriendo y nuevamente, narré mi historia, ahora para Kukui, quien a pesar de lucir aún algo confuso y asintió —Así que en el otro lado, mi nuevo sueño se ha cumplido, pues bien, no hay tiempo que perder, Sun— dijo el profesor Kukui.

 

—Sí, profesor— dije yo con ánimos, aunque mi contraparte por igual lo hizo, pero con un ímpetu mucho menor.

 

—Ah… ¿Hay alguna forma de que podamos diferenciarlos? — preguntó el Kahuna mientras Tilo, solo pasaba y me empujaba con el hombro.

 

—Bueno… Hum… ¡Ya sé! A mi pueden decir Sunny— dije sonriendo y los presentes asintieron, Sun soltó una pequeña risa, muy bajita, pero que alcance a escuchar —Te gusta, ¿No? — pregunté mirándolo y él asintió ligeramente.

 

—E-Eh… Profesor… Ya he traído lo que me pidió— dijo un chico rubio de ojos verdes, vistiendo unos pantalones cortos blancos, unos mocasines blancos sin calcetines y una polo blanca.

 

—Ah, gracias, Gladio— dijo sonriendo el profesor Kukui de forma amable mientras observaba al chico, era idéntico al Gladio que conocía, pero sin embargo, era completamente distinto, su semblante era mucho menos duro, incluso era tímido, se acercó al profesor con unos papeles y luego nos miró a Sun y a mí.

 

—Ah… C-Creí que solo había sido un chico con su madre los que vinieron aquí— dijo Gladio rascando su mejilla.

 

—Él es Sun, y este otro chico, es Sunny, son gemelos— dijo Kukui  sonriendo y ambos chicos nos miramos, al inicio confusos, pero tras pensarlo dos segundos, notamos que era nuestra mejor opción para evitar explicaciones.

 

—Ya veo… Pues bienvenidos a Alola esto… Bueno, yo…— Iba a decir algo más, pero la bolsa que llevaba se sacudió, y de ella salió Cosmog, que tal y como lo recordaba, salió disparado a donde debían estar las ruinas, de inmediato, Gladio comenzó a correr tras Cosmog, seguido por mí, y sorprendentemente, por Sun.

 

— ¡Nubby, vuelve aquí! — Gritó Gladio desesperado mientras veía al pequeño pokémon intentar cruzar el puente, siendo emboscado por una horda de Spearrow — ¡Nubby! — volvió a gritar Gladio.

 

 Estuve a punto de sacar a alguno de mis pokémon, pero en un ataque podría herir a Nubby, y no sería bueno que eso pase, antes de que me diera cuenta, Sun me hizo sentir un deja vu, cuando sin pensar en lo que podría pasar, corrió hasta Nubby y lo abrazó, cubriéndolo con su cuerpo, mientras recibía numerosos picotazos y rasguños en su espalda, escuchándose quejidos de dolor por parte de Sun, más cuando uno de esos Spearrow enterró con más fuerza que los otros su pico, miré a todos lados y tomé una piedra, lanzándola hacia el pokémon, quien al recibir el golpe, me miró furioso y tomé una de mis pokéballs, sacando a Solgaleo.

 

—Solgaleo, rápido ¡Ruge fuerte! — ordené mientras veía al Spearrow lanzarse contra nosotros, Solgaleo simplemente rugió, provocando que el pokémon se retirase por el miedo junto a los otros Spearrow que también huyeron asustados, corrí a donde Sun y lo sujeté de los hombros.

 

— ¿T-Te encuentras bien? — preguntó Sun mirando al pequeño pokémon con una diminuta sonrisa, Cosmog se veía asustado y se pegó al pecho de Sun, Gladio por igual se acercó y fue cuando el puente no soportó más, haciendo que los tres caigamos al río, o al menos eso parecía, pues Tapu Koko, tal como esa vez, nos salvó a todos de la caída.

 

Sun se reincorporó, pero no por mucho, pues tuvo que sujetarse de mi para no caer por el dolor en su espalda, debido a los picotazos que sufrió —Sun, debemos tratar esas heridas— dije mirando su espalda, la cual se veía bastante lastimada, tanto por las pequeñas garras de los Spearrow, como por sus picos.

 

— ¿Eh? ¿Pero dónde? No quiero preocupar a mamá— dijo Sun angustiado y no se me ocurrió otro lugar más que ese.

 

—Hay un centro Pokémon a las afueras de Hauoli, vamos ahí— dije ayudando a Sun junto a Gladio, quien lucía preocupado y a la vez triste.

 

—Lo siento, yo… Es mi culpa que esto haya sucedido…— dijo Gladio con la mirada baja y apretando los puños.

 

—H-Hey calma,  Fue un accidente, no te azotes por algo así— le dijo Sun con  una mirada ligeramente suave, ciertamente, mi contraparte era inexpresivo, a diferencia de mí, que me podría considerar como alguien muy efusivo.

 

—Pero tu espalda… Saliste herido por proteger a Nubby y se supone que está bajo mi cuidado— dijo Gladio desviando la mirada y yo sonreí.

 

—Sabes, si mis reflejos fueran tan buenos como los de Sun, igual lo habría hecho, lo importante es que Nubby está bien, no te sientas mal, quizá y tú no pudiste hacer nada, pero sólo alégrate de que tu amiguito está bien— dije mirando a Gladio y guiñándole el ojo de forma juguetona.

 

Así, finalmente llegamos al centro Pokémon, donde la enfermera en turno al vernos entrar, de inmediato salió del mostrador y se acercó a nosotros — ¿Qué le sucedió? — preguntó la enfermera al ver a Sun, más con las manchas de sangre que se alcanzaban a ver también en sus costados.

 

—Fuimos atacados por una horda de Spearrows, él trataba de proteger a un pequeño Pokémon, por favor, bríndenos ayuda— dije calmadamente y la enfermera asintió, nos llevó a la parte trasera del centro, donde llevaban a los Pokémon más heridos y había unos cuantos dormitorios para los entrenadores de estos la enfermera tomó los instrumentos necesarios y comenzó a atender a Sun.

 

—Son heridas profundas, esos Spearrows estaban muy molestos— dijo ayudando a Sun a quitarse su camiseta, mojó un algodón con alcohol y empezó a limpiar, mientras Sun solo se retorcía por el ardor que eso le generaba, Gladio y yo tuvimos que entrar y sostener a Sun para que no se retorciera, una vez las heridas fueron limpiadas, la enfermera aplicó un anestésico y pasado un rato, Sun ya no sentía dolor, pude ver a Gladio sonrojado, y sin querer mirar a Sun, ni a la cara, y noté que de reojo miraba el abdomen de mi contraparte, a lo que no pude evitar reír un poco.

 

—Voy a suturar las heridas Sun, no vayas a moverte— avisó la enfermera con suavidad, tomando hilo y aguja, empezando a coser las heridas, afortunadamente el anestésico hizo su trabajo y Sun no sintió mucho cuando suturaban los picotazos —Ya estás listo, Sun, igual, me gustaría que descanses un poco y evites estar en lugares con mucho polvo, al menos por unos 3 días— dijo la enfermera sonriendo, aplicando una ligera capa de vendaje en el torso de Sun para proteger las heridas, que a pesar de estar suturadas, seguían abiertas.

 

—Vamos a casa, necesitas descansar un poco— dije sonriendo y de mi mochila saqué una de mis playeras, la cual le di para que no se pusiera esa agujerada y manchada de sangre, ayudado por Gladio y por mi hasta regresar a casa, donde tras explicarle la situación a la madre de Sun, sonrió y besó la frente de su hijo.

 

—Ve a descansar Sun, eres un pequeño valiente y debes estar cansado— dijo la madre del chico, así que Gladio y yo acompañamos a Sun a su habitación y lo recostamos en la cama.

 

— ¿Dónde dormirás tú? — preguntó Sun mirándome a mí, sonreí y le acaricié la mejilla suavemente, para calmarlo

 

—Iré al hotel de aquí de Melemele, no te preocupes— dije sonriendo y miré a la ventana, en eso sentí a Gladio sujetar mi brazo con timidez.

 

—Eh… Si… Si quieres puedes ir conmigo y el profesor yo… No me molesta compartir habitación… Mientras no toques nada de mis cosas— dijo Gladio con un ligero sonrojo en sus mejillas, solté una pequeña risa y asentí.

 

—Vale, no rechazaré tu ofrecimiento, gracias Gladio— dije sonriendo y miré al rubio, quien desvió la mirada sonrojado aún y me sujetó la mano, poniéndose aún más rojo y solté una risa discreta al ver lo rojo que se ponía y seguí a Gladio.

 

— Ah, Sunny ¿Ya tienes donde pasar la noche? — escuche a la madre de Sun preguntarme mientras ella cocinaba la cena.

 

—Si, gracias, Gladio me ofreció pasar la noche con ellos— dije sonriendo ampliamente y la mujer se nos acercó sonriendo.

 

—Bueno, al menos quédense a cenar, seguro que a Sun le cae de perlas que se queden a cenar— dijo sonriendo la madre de mi contraparte y Gladio y yo nos miramos entre sí y sonreímos.

 

—Gracias, señora— dijimos sonriendo ampliamente Gladio y yo.

 

—Bien, corran a lavarse las manos, la cena está casi lista— dijo la señora sonriendo con calidez y así, Gladio y yo nos dirigimos al baño a lavar nuestras manos.

 

La cena transcurrió tranquila, a Sun realmente parecía agradarle nuestra presencia, no era efusivo, pero esa diminuta sonrisa en su rostro lo dejaba en claro. Terminando la cena, Gladio y yo nos dirigimos al laboratorio del profesor Kukui, que estaba como el de mi mundo, y al llegar, nos topamos con una adorable escena de Rockruff tacleando al profesor Kukui, quien no traía ni siquiera su bata de laboratorio puesta, cosa que puso a Gladio como tomate y yo solo sonreí algo curioso al ver la escena — ¿Está bien, profesor? — pregunté sonriendo y acercándome a Kukui lentamente, tendiéndole mi mano, la cual, sin titubeos sujeto y uso para levantarse.

 

—Sí, no te preocupes por mí, Sunny— dijo sonriendo y revolviendo mis cabellos, ciertamente, me entraba la curiosidad, ¿Qué se sentirá recibir un ataque por parte de Rockruff?

 

—Profesor… Yo… Eh… Iré a preparar la bolsa de dormir para Sunny— dijo Gladio sonriendo y sin más, corrió hacia arriba, metiéndose en la parte del laboratorio donde dormía.

 

—Profesor, ¿Me dejaría recibir un ataque de Rockruff? — pregunté directamente mirando a Kukui, quien abrió un poco de más los ojos por la sorpresa y me miró pensativo.

 

—No sé, Sunny, yo ya estoy acostumbrado pero… Pero tú no, no quiero que te hagas daño— me dijo con cierto gesto de preocupación.

 

—Vamos, profesor, estaré bien, le aseguro que soy más resistente de lo que parezco— dije sonriendo y sacándome la camisa, mostrando un torso ligeramente tonificado, el abdomen pintaba unos pequeños músculos y mi pecho empezaba a definir los pectorales, aún no mucho, pero hey, mi cuerpo debía fortalecerse en el recorrido insular ¿No?

 

—Ah… Bueno, supongo que está bien, me gustan las agallas que tienes muchacho, Rockruff, ¿Estás listo? — dijo Kukui mirando al tierno pokémon quien soltó un ladrido de emoción.

 

—Bien, ¡Rockruff, no te contengas y golpéame tan fuerte como puedas! — incité al pokémon, quien tomó impulso y usó placaje contra mí, golpeándome directamente en el estómago, el golpe me hizo caer de sentón, con dificultad para respirar y sujetando mi desnudo estómago, pero ciertamente, tenía una sonrisa dibujada en mi rostro.

 

—Jajaja, ¿Estás bien muchacho? — me preguntó Kukui con una sonrisa juguetona y le miré sonriendo mientras trataba de recuperar el aliento por completo y alcé mi dedo pulgar, haciendo que Kukui esbozase una sonrisa aún más amplia.

 

—S-Si, estoy bien— dije ya cuando recuperé casi todo el aire y Kukui me ayudó a levantarme, dándome un abrazo, aunque no tenía en claro porque, pero debo admitir que sentí un escalofrío cuando su musculoso y desnudo torso hizo contacto con el mío, que era más pequeño y menos tonificado.

 

—Jaja, me agradas mucho, chico, ¿Te gustaría ayudarme con mis investigaciones? — dijo soltándome, yo tenía un pequeño sonrojo que se desvaneció al escuchar su pregunta y sonreí ampliamente.

 

— ¡Me encantaría ayudarlo, profesor! — dije sonriendo y lleno de emoción, cosa que pareció agradarle al profesor, quien sonrió ampliamente.

 

—Bien, jeje, eres la primer persona que conozco que está dispuesta a recibir ataques pokémon, obvio, después de mi— dijo sonriendo y me revolvió el cabello —bueno, supongo que Gladio ya te espera arriba, así que ve a descansar, supongo que Sun te va a necesitar y quiero que hagas unas cosas por mi mañana— dijo sonriendo el profesor y me dirigí al piso de arriba.

 

Al inicio estaba intrigado por lo que pasó y cómo había pasado, pero ciertamente, veo que no es algo por lo que deba asustarme, creo que será una interesante experiencia, ciertamente, salvo por Tilo, no mucho ha cambiado, aunque me pregunto que genera ese brusco contraste entre mi amigo y este Tilo, igual, ahora entiendo porque al profesor Kukui le gusta ser atacado por los Pokémon ¡Es una maravillosa forma para conocer el potencial y características de los ataques! De un modo u otro, igualmente tengo que encontrar la forma de volver a mi dimensión, porque que yo recuerde… El portal del altar a la luna estaba cerrado, así que debo emprender una nueva aventura.

 

 

Notas finales:

Nuevamente, gracias por leer.

 

Matta ne


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