Lord Bielefield
Desde que era pequeño fui llamado príncipe y crecí como un orgulloso mazoku. Fui entrenado arduamente como un valeroso soldado y tuve las enseñanzas del consejero real. El pueblo de Shin Makoku me llamó “Descendiente de Shinou” y sin poder negarlo hubo momentos en que yo también creí ser el descendiente del rey original. Cada que vez que caminaba en los pasillos del castillo pacto de sangre y me detenía al mirar el retrato de Shinou , lo miraba fijamente y me veía a mí mismo en unas décadas, nos parecemos tanto…
Mi madre se había convertido en la décimo sexta Maōh y mi tío Stoffel se había logrado inmiscuir en su mente y manipular los asuntos del reino, yo aún era joven y cuando la guerra estalló fui recluido a estar en el castillo con Susana Julia Von Wincott, en ese entonces ella y yo éramos amigos... nunca imagine que blanca Julia moriría en esa guerra, y menos que su alma regresara en el cuerpo del décimo séptimo Maōh. El Maōh… aquel enclenque, debilucho y novato, ese estúpido Sousoku que simplemente un día cayó del cielo y fue proclamado el Rey de Shin Makoku por poseer el cabello y ojos negros. ¡Aquel usurpador del trono que ni siquiera sabía usar Majutsu y que en su primer día en el castillo pacto de sangre me había humillado de la peor manera posible! Ese estúpido…
¡¿Por qué tuvo que pedirme matrimonio?!
¡Todo mi orgullo como un soldado mazoku se fue en ese maldito momento! Cuando la palma de Yuri golpeo mi mejilla izquierda y me enoje tanto que tiré los cubiertos retándolo, como era de esperarse de un novato, recogió el cuchillo aceptando el duelo. Inesperadamente por mi culpa despertó el alma del Maōh dentro de él y acabo venciéndome, aunque el enclenque cayó inconsciente pocos segundos después de casi ahogarme con sus serpientes de agua. Bastaron tres días de inconciencia para que algo dentro de mi cambiara… tal vez no es tan malo, pensé.
La gente a mi alrededor dice he cambiado mucho, incluso el apodo de “Lord mocoso, el príncipe caprichoso” se ha ido, y ahora… ahora incluso he llegado a apreciar a los humanos. Tengo que admitir que conocer a Yuri me ha hecho bien, aunque él sea un infiel y siempre me esté hiriendo. A veces lo odio tanto por jugar con mi corazón, pero siempre me convence con esa ingenua y dulce sonrisa que le dedica a todos…
Como quisiera que sea solo para mí… cada vez que intento que Yuri y me trate como su prometido él toma mi orgullo pisándolo y diciendo que nuestro compromiso es un error. En el reino comencé a ser llamado el perro faldero del maōh, el amante desdichado del rey, el juguete de Yuri Shibuya… realmente es mi culpa, nunca debí retarlo, debí simplemente acatar las órdenes de mis hermanos y aceptarlo como rey, después de todo aunque Yuri sea un estúpido debilucho, es el mejor rey que ha tenido Shin Makoku.
Siempre he pensado que si no lo hubiera retado jamás me hubiera enamorado de él… pero… en realidad, aun si no hubiera peleado contra él eso no hubiera cambiado el resultado, solo lo hubiera aplazado…
Después de todo me enamore del buen corazón de ese debilucho.