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El primer regalo por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Holi

Krat hará un especial por navidad, serie corta de relatos con temática navideña... con nieve, a pesar de que no conoce la mencionada XD

Notas del capitulo:

Holi~

Bueno Krat puso un comentario en facebook y solo una persona se animó a comentar. Esa persona es Madroj, ella se arriesgó y ganó XD

Haré una serie de pequeñas historias con las parejas que ella disfruta, ama, adora, son sus OTP y mataría por ellas XD

Made si lees esto, espero que lo disfrutes

Y que todos lo hagan 

 

 

La sonrisa del cielo iluminó la mansión desde el preciso instante que puso un pie en la entrada. Cada día ese detalle era percibido a simple vista pero esa mañana todos notaron que Tsuna estaba más feliz de lo normal. Gokudera encontró a su jefe en el despacho mientras dibujaba algo desconocido con su dedo en el cristal empañado. Sonrió con sutileza pues le gustaba verlo así, más relajado y ajeno a la maldita reunión que tenía con el Gesso en dos días. Como fuere tuvo que sacarlo del sueño en que estaba

 

 

-jiuudaime – el mencionado se giró un poco sorprendido

-Hayato, disculpa, no te escuché entrar – sonrió con esa angelical aura que conquistaba a cualquiera

-¿A sucedido algo bueno? – el peliplata indagó, más por hacer una plática mientras le servía el café con leche de media mañana, que por ser curioso

-algo maravilloso – sonrió con ternura palpable – pero se los diré después

-por lo que veo, es por el friki de las peleas – Hayato frunció su ceño, nunca aceptó que su preciado jefe se relacionara con ese hombre violento. Pero al ver esas sonrisas avergonzadas entendió que su jefe… era feliz. Y si el cielo brillaba todos los demás estaban satisfechos

-¿Kyoya regresará pronto?

-por cómo va la tormenta – Hayato miraba fuera de la ventana, los copos caían con frecuencia, parecía una lluvia cualquiera. Era nieve cuyo frío que calaba los huesos de cualquiera. Hasta Uri se negaba a dejar la chimenea – tardará un día y medio

-justo en navidad – sonrió Tsuna al ver su calendario en el escritorio

-Tenemos una fiesta esa noche, décimo

-lo sé, pero no deja de ser navidad. La transición a mitad de la noche… nochebuena y navidad –

-prepararé todo entonces – gustoso hacía aquella labor, le quitaba algunos trabajos de encima a su querido jefe

-muchas gracias, Hayato

 

 

La noche ansiada se acercaba a paso constante, a ritmo de las manecillas del reloj y sin que nadie lograra impedirlo siquiera, la hora pactada los alcanzó. Tsuna se vestía con calma, guardando dos cosas entre su ropa, un traje blanco que según Reborn representaba la pureza de líder. Hayato y Nagi ya vinieron a ver si necesitaba algo, pero él solo cerraba los ojos y negaba. En soledad se preparaba para dar el discurso de bienvenida para esa fiesta formal a donde hasta Varia vendría, sería un desastre a las tres horas. Hasta ya tenía medido el tiempo que tardaban en aparecer los problemas, por lo cual ya sabía a quién quitarle las botellas y mandarlo a dormir. Pero había algo más que lo tenía ansioso, era Kyoya. Su intuición le gritaba que el azabache estaba cerca, que llegaría en el momento perfecto

El joven Vongola caminaba a paso elegante, usando esa larga capa negra, similar al primer líder, decorando su atuendo. En una de sus manos destellaba el anillo que lo ataba a la persona que eligió para compartir su vida, en la otra el legado familiar que lo posicionaba como líder de Vongola. La sonrisa sutil que mostraba mientras se presentaba a todos los invitados conquistaba a cualquiera y sus guardianes lo sabían. Por eso protegen a su cielo, porque no sólo buenas personas se enamoran de esa sonrisa o de esa mirada, existe maldad en ese mundo y los guardianes detienen esa mugre. El discurso, las frases elegantes, la bienvenida es dada por el capo mientras baja las escaleras de la mansión y se posa en la cuarta debido a que es más bajo que sus guardianes. Lo usa para admirar a todos, para analizar las miradas de los presentes y comprobar que todos están en son de paz mediante su intuición. Todo correcto, nada fuera de lugar

 

 

-baila conmigo Vongola – pide Mukuro con esa elegante pose de caballero. Tsuna acepta con amabilidad pues es su guardián más atrevido y si no cede se verá acosado o causará problemas. Tsuna aun sonríe por esas cosas

-sólo no hagas algo raro, Mukuro – se ríe bajito al ver esa sonrisa ladina, nunca cambiaría, tampoco le molestaba que una de sus nieblas fuese así. Sólo  tenía que ser más precavido

-kufufufu… parece que disfrutaré de tu compañía mientras ave-kun no regrese

-lo hará pronto – sonrió el castaño y Mukuro asintió pues sabía que la intuición de su jefe no fallaba

- así que hay que darle celos en el momento justo – susurró tomando el mentón del castaño y elevándole el rostro mientras su otro brazo rodeaba la cintura del décimo Vongola

 

 

La puerta se abrió de golpe entonces, un ruido amenazador acabó con la calma, todos regresan su vista a la entrada y Mukuro reía esperando el golpe o el intento  por parte de una tonfa, pero recibió otra cosa. Una enorme y húmeda pata en su cabeza, la misma que lo alejó y lanzó al suelo. Mukuro se quejó por el ataque, pues fue tan raro que no pudo defenderse y un enorme gato con manchas estaba recostado sobre su cuerpo. Uri era perseguida por Hayato, quien entraba poco después. El peliplata estaba cubierto de nieve, de tal forma que imitaba a un fantasma y el silencio fue duradero por la visión cómica en ese momento. Las risitas estallaron poco después, pero la mirada furiosa de la tormenta los calló

 

 

-Uri – susurró Tsuna y el animal dejó libre al ilusionista acercándose al capo, restregándose como cualquier gato que quiere ser mimado – ¿qué hacías afuera?

-maldito gato – temblaba Hayato y los sirvientes cerraron la puerta evitando el frio – salirse así en ésta tormenta

-tal vez vio algo – excusó Tsuna acariciando la parte baja de la cabeza de Uri en su tamaño jumbo

-como sea, lo mataré – gruñía Hayato con el puño levantado y dando pasos agigantados

-ma, ma… vamos a que te cambies Hayato, agarrarás un resfriado – pero la risueña lluvia calmaba todo, agarraba el brazo del peliplata y casi lo arrastraba a la planta alta

 

 

Nada raro pasó después, exceptuando por el desastre ocasionado cuando Xanxus empezó a criticar el pésimo licor exhibido o cuando los cuchillos de Bell empezaron a volar en dirección del monótono Fran. Tsuna solo charló con algunos miembros, dejó que halagaran su belleza, presumió su anillo mientras se acomodaba el cabello un poco. Se alejaba de todo cuando las manecillas del reloj ya estaban ascendidas casi por completo y desapareció cuando todos se distrajeron. Surcó los pasillos de la mansión, subió a su habitación y se recostó, estaba muy  cansado. Miró el reloj y ya llegaba, la hora de transición entre el 24 y 25 de Diciembre. Navidad llegó, Tsuna sintió la soledad instantánea. Pero no duró mucho, su corazón le dio aviso que esos pasos suaves en el pasillo eran de él, de aquella persona a la que estuvo esperando. Se hizo el dormido cuando escuchó la cerradura dar vuelta, acompasó su respiración. Escuchó los pasos, la puerta cerrarse, el pestillo colocarse y el frio que escapaba de ese cuerpo que se acomodó en el filo de la cama. A pesar de la fría temperatura ajena, el beso en su frente fue cálido

 

 

-estoy en casa, Tsunayoshi – esa voz profunda lo hizo suspirar y sonreír, su actuación se terminó de esa forma tan sencilla. Se delató sin poder evitarlo

-feliz navidad, Kyoya – susurró aun sin abrir sus ojos ni moverse, sintiendo como aquellos dedos fríos le acomodaban el cabello y le apretaban las mejillas levemente

-dilo bien

-feliz navidad, amore mio – sonrió divertido levantándose y abriendo sus ojos para admirar el iris azulado del azabache mayor. Lo abrazó con ligereza, apreciando el frio cuerpo – ¿quieres tomar un baño? – habló con toque preocupado, no quería que su esposo se enfermara

-feliz navidad –susurró en el oído de Tsuna y hundió su fría nariz en el cuello ajeno, sintiendo como el otro se estremecía y soltaba un gemidito suave – y te quiero a ti nada más

-deja que te caliente – sonrió aferrándose a la espalda amplia, se acomodó de tal forma que se sentó en el regazo de su amante, esposo y protector

-eso suena a… algo más – Kyoya sonreía ladino mientras su mano se colaba entre las prendas y llegaban al vientre de Tsuna. Lo acariciaba y deslizaba su mano hasta la cintura en la que la dejaba reposar – no te he visto en una semana – escuchaba el suspirar de su pequeño cielo y era satisfactorio después del largo viaje

-y yo te he anhelado cada minuto – sonrió divertido, posó un beso suave y cálido en los labios ajenos- Lo hacía mientras se arqueaba por la caricia helada en su cintura, espalda, piel desnuda y posaba su propia mano por sobre la ropa en esa zona – Kyoya… me haces cosquillas

-entonces me esforzaré en hacerte sentir otra cosa – mordió el labio inferior ajeno y lo estiró levemente, escuchando el gemido sin vergüenza de su castaño

-quiero darte algo… cierra los ojos – Tsuna sonrió al verse liberado y posó un beso mariposa en los labios de Hibari. Usó sus manos para cubrirle los ojos y después tomó las frías manos de Kyoya

-¿qué cosa es? – levantó una de sus cejas al sentir algo en cada una de sus palmas

-un regalo de navidad – posó dos objetos en las manos de Kyoya, las cerró y sonrió – dime… ¿te gustan?

 

 

Kyoya abrió los ojos con lentitud, levantó sus manos cerradas y Tsuna le señaló una para que la abriera primero. El azabache obedeció, abrió su puño derecho… una cosita blanca se mostraba, alargada y con algo escrito por allí. No entendió en los primeros segundos, pero Tsuna le ayudó a abrir su otra mano para descubrir el regalo en totalidad. Un pequeño escarpín tejido de color blanco, chiquito, adornado con bordes en dorado, suave, delicado. Tsuna reía bajito al final, amenizaba el silencio forjado

Kyoya se sorprendió de inmediato y de nuevo revisó el primer regalo, dos rayitas, era positivo. No dijo nada y solo besó a su castaño, lo hizo con felicidad y amor. Tsuna solo se aferró a él y dejó lo demás de lado. No iba nada más que decir, porque las palabras eran innecesarias. Ignoraban los ruidos que deberían estar empezando en la fiesta, no escuchaban nada porque su cuarto era insonorizado casi en totalidad. Se olvidaron de los problemas que empezaban en la planta baja porque estaban en su propio festejo en la habitación

Esos regalos eran para disfrutarlos juntos, su navidad se volvió especial pues… descubrieron que iban a ser padres. Hibari sonrió entre el beso, Tsuna soltó unas lagrimitas llenas de dicha al sentir la emoción ajena. Los dos se amaban y fruto de aquello, un heredero nacería en unos meses. No lo habían planeado siquiera, pero tampoco sería muy raro porque el hecho de que se amaban era evidente. Un abrazo, un beso, una caricia… un sentimiento. La emoción compartida, la dicha de los dos pronto sería la de los demás también… pero esa noche solo era de ellos. Su amor expresado en forma física y un hijo a futuro. Todo era perfecto y así seguiría

 

 

Notas finales:

¿review?

Una idea sencilla plasmada a mi estilo. Si se lo preguntaban, si, esto cuenta como pedido XD

Espero que hayan disfrutado de la ternura de estas 1300 palabras, más o menos

Estoy tratando de que mi lado malvado se apague, las cosas son difíciles si Witch me platica de sus ideas XD. Nah, sus ideas son locas pero lindas de cierto modo medio enfermo? Nahhhh son lindas al final... y si, soy influenciable jajajjaja (~^_^)~

1827Forever1827 si lees esto, no sé que correo olvidaste pero yo tengo uno que usabas en ésta página, una vez me contactaste por medio de ese correo..... 

¿qué haré después de esto?

Pues me pidieron un Victuri, un Otabek x Yurio, un DaiSuga, un KageHina, haré KagaAka, tal vez un AsaNoya, un RL si esque se me asoma una idea... todo depende de que mi inspiración no se apague. Si gustan de esos fandoms pues me verán por allí XD

¡cielo, dame inspiración para seguir mis fics largos, no seas malvado! *suspira*

Muchas gracias por leer~~~

Besos~


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