Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Petalos Y Espinas por Haydn

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

los personajes son creacion de hajime isayama y blablabla

Notas del capitulo:

es la primera fic que publico, realmente espero que sea del agrado de varias. hace mucho que no veo riren, asi que decidi comenzar esta pequeña historia, mi idea es hacerla de no más de cinco capitulos. 

realmente espero sea de su agrado. 

me he basado en la cancion sanctuary de jack strify, realmente me dio una idea intensa y he decidido guiarme de ella y tomar los nombres que aparecen para los capitulos, asi que esta fic podria ir dedicada a esa cancion. 

sera algo abrupta la historia, espero eso no les moleste a muchas. 

me disculpo por mi forma de repetir palabras (soy algo mala redactando ggg) 

El verano estaba por terminar, las tardes soleadas ya no eran sofocantes cómo un par de meses atrás cuando no es posible dar un paseo o caminar tranquilo hacía tu destino por la agitación y la picazón que termina por producir el brillante sol en aquellos días. Sin embargo, en las últimas semanas de la temporada, todo se vuelve más fresco y tolerante, inclusive Eren podía matar el tiempo bajo la sombra de un árbol mientras veía ir y venir gente de un lado a otro. Debía estar en clase, él lo sabía, pero ese día prefirió tirarse bajo el gigante arbusto para dejar pasar las horas y brincarse las lecciones. Después de todo, estaba consciente de que ese año lo cursaría de nuevo; no estaba orgulloso por eso, porque sabía que era un gasto más para sus padres, sería ver a los mismos maestros, tener las mismas asignaturas. Esperaba realmente que eso le motivara para ser más aplicado.

Dejo pasar los minutos, escuchando a través de sus auriculares la música que tanto le relajaba y pasadas las tres de la tarde, Eren colgó la mochila en su hombro para por fin levantarse del suelo, sacudió el pantalón de su uniforme, acomodó su camisa y se alejó del enorme árbol para dirigirse a casa con suma morosidad, cómo si no le importase llegar en lo absoluto. Durante el camino, encontró una pequeña cafetería, que sin duda era de su gusto, lo sabía, porque no quiso dejar pasar la oportunidad de entrar y conseguir uno de los pastelillos de chocolate que se podían apreciar en el mostrador desde el ventanal del local. Regreso tres pasos hacia atrás dándose el gusto de pasar al lugar que tenía un olor dulzón y a café. Podía ser aun verano, pero ese lugar estaba lleno, siendo en su mayoría estudiantes de diferentes colegios en los cuales estaba incluido al que iba Eren.

— ¡Eren!

Una voz familiar resonó en sus oídos justo después de formarse en la larga fila de la cafetería. Hubiese querido no encontrarse con ningún amigo de su instituto, pero para su mala suerte, ahí estaba su compañero rubio junto a otro más alto de cabello cenizo. No paso demasiado para que ambos fueran a su lado y las preguntas comenzaran. Una tras otra. Se alegraba que su hermana no estuviese con ellos cuando siempre era así.

—Mikasa decidió ir directo a casa para asegurarse de sí estabas ahí, pero al parecer te saltaste de nuevo las clases — hizo una pausa para tomar aire y sujetarle por el brazo con un tanto de fuerza—. Eren, ¿acaso algo está mal contigo?, no puedes seguir saltándote la escuela de esa manera. 
Su voz término sonando más a preocupación que a reprensión, sabía que su amigo intentaba que se diera cuenta de sus errores con un poco de sus regaños, pero ese perfil nunca había ido con él.
No tardo en hablar quien le acompañaba. Jean no era en lo absoluto alguien a quien considerara cómo uno de sus amigos, pero no iba a negar que se juntaban en el mismo grupo y de vez en cuando se llevaban muy bien. 
— ¿Eres idiota?, quedarás en el mismo año por andar faltando de esa manera.
Lo sabía, pero le importaba menos si quien se lo decía era ese chico.
—De todas maneras he perdido el año. —musitó cómo si aquello no le importara en lo más mínimo, cuando realmente era todo lo contrario.
— ¡Puedo ayudar a que te recuperes! —está vez hablo de nuevo su amigo de cabellera rubia. Parecía estar convencido en que podía hacerlo, a pesar de él no sentirse motivado en lo absoluto. Ya no tenía esperanzas en sí mismo.
—No lo creo. —respondió sin más.
—Hay algo que seguro si te gustará —interrumpió Jean, mientras avanzaba junto a los otros dos en la fila— esta noche decidí hacer una pequeña —simuló un par de comillas con sus dedos ante ésta expresión—…fiesta en mi casa, lo dije ante el grupo, pero alguien —remarcó la palabra llevando su vista al de cabellera castaña que ahora permanecía con el ceño fruncido— decidió faltar cómo lo es casi siempre —carraspeó— después de todo es viernes, será una buena noche.
Jean solía hacer fiestas continuas, siempre en viernes o en sábado, ya que, sus padres lo dejaban solo en casa la mayoría de los fines de semana ante los cortos viajes de trabajo que tenían. Esa siempre fue una oportunidad de él para llenar su casa con gente del colegio hasta otro día y comenzarse a hacer un poco más popular. Por su parte, Eren no se sentía muy atraído por esas fiestas, en las primeras quizás sí, pero conforme eran más constantes, le importaba poco ir o no.
Miró a la chica detrás del mostrador quien le brindó una amistosa sonrisa para después esperar lo qué ordenarían.
— Un moka frío, por favor —Jean dijo enseguida, viendo cómo la chica marcaba en una pantalla lo que recién había ordenado.
—Me gustaría una rebanada de aquel pay de fresa —el rubio señalo aquello que encargo, siendo marcado por la misma joven—. ¿Y tú Eren?
Se sintió presionado a elegir. Aún que había llegado hasta ese lugar por el postre de chocolate, ahora sus ojos esmeraldas brincaban de éste a uno de napolitano que lucía demasiado apetecible ante su vista. Quería ambos, pero sabía que no tenía para los dos. Después de varios segundos más, se decidió por el napolitano, después de todo, también llevaba chocolate.
Los tres salieron al mismo tiempo, sin embargo Jean tomó la dirección contraria a la que iban el otro par, ya que solo había llegado hasta ahí para acompañar al rubio, quien ahora estaba junto a Eren, el cual vivía a un par de casas después del otro.

***

Finalmente, después de tener una lucha mental entre salir esa noche de casa o no, terminó por hacerlo, tomando una rápida ducha y vistiendo las primeras prendas que encontró en el armario de su habitación. Mikasa, quien era su hermanastra, también iría, era otro motivo por el cual eligió ir. No le gustaba la idea de saber que ella saliera y él no. Sonaba inmaduro, pero le molestaba.
Luego de vestir algo adecuado, peinó sus húmedos cabellos castaños para posteriormente sacudir su cabeza de un lado a otro y despeinarlo un poco. Intento guiñar un ojo frente al espejo cómo si hubiese encontrado el look adecuado para esa noche en el cual solo faltaba un abrigo, se apresuró a ir hasta la cama y se estiró para alcanzar un simple suéter que imaginó sería el adecuado con esa ropa y salió de su habitación más motivado de cuando se entero de que habría una pequeña fiesta esa noche.
—Dijiste que te quedarías, ahora quédate —sentenció la chica pelinegra que salió justo en el mismo momento que su hermano, quien ya había hecho un gesto ofendido en su dirección.
— ¡¿Qué?! No eres mi madre, puedo decidir qué hacer por mí mismo.
Mikasa pareció pensarlo.
—De acuerdo, pero vamos juntos. —ella se aproximó a Eren para disponerse a tomar su mano, pero él la apartó enseguida.
—Para nada. —se apresuró a bajar las escaleras y salir antes que su hermana de casa.

***

Si no sé equivocaba, ya había pasado alrededor de tres horas en aquella fiesta que comenzaba a aburrirle, quizás por amargarse la noche al negar su colaboración en un juego de mesa en el que un par de invitados se había juntado en medio de la sala y había hecho un par de paradas en el juego, en las cuales, en algunas que caías, era necesario quitarse una prenda de ropa; era parecido a cuando se jugaban cartas, salvo que en ese momento al parecer no tenían barajas.
Dio un trago a su bebida, la cual muy apenas tenía alcohol y miró cómo una chica terminaba por quitar la última blusa que tenía encima, quedando en un sencillo y apretado sostén el cual seguramente había provocado a los tres chicos quienes también participaban en ese atrevido juego que no tenía ningún sentido para los ojos de Eren.
Había sido también invitado a cantar algo de karaoke, pero cómo el aguafiestas que era se negó rotundamente. No entendía cómo su hermana se entretenía tanto en una fiesta así, cuando era más aburrida que él —aun que esa noche, estaba siendo el más aburrido—. Soltó un largo suspiro mientras iba a la cocina para dejar el vaso de vidrio sobre una mesa justo después de beber el último trago que dejo en éste.
Metió las manos en los bolsillos de sus pantalones un tanto holgados, caminó en dirección a la entrada de la ostentosa casa de Jean y finalmente se fue de esa reunión sin avisar a nadie

Apenas escuchaba sus pies tocar el suelo, eso pudo ser normal sí llevara zapatos o algunas botas, pero los tenis que llevaba esa noche eran ligeros y escucharlos le hicieron darse cuenta que las calles estaban muy silenciosas, inclusive sintió algo de temor por una milésima de segundo, pero al no llevar nada de valor consigo sus nervios descendieron.
Una silueta. Estaba aún apartada, pero le hizo temer de nuevo. Sudó frío, el miedo aumento conforme se acercaba y él no paraba de acercarse a ella, su corazón se aceleró ante el terror de ver que la sombra no se alejaba, ni sé acercaba.

Estaba siendo un cobarde.

Respiró hondo.

Al pasar a ese hombre que sostenía en sus dedos un cigarrillo —al menos fue lo único que notó el castaño— su respiración se normalizó o al menos lo creyó porque éste le respondió con más rapidez al escuchar otra voz, que no era la suya. No sé giró, ni tampoco dejo de avanzar, eso siempre era lo mejor, hacer caso omiso a cualquiera que fuera un desconocido y más aún si lucía sospechoso.
— ¡Oye, tú!
Una vez más lo escuchó. Ahora su respiración era la que aumentaba de velocidad, sus pies parecían moverse casi por sí solos mientras se limitaba a mirar hacia atrás; temía encontrarse con ese hombre más cerca de lo que debería. Apresuró sus pasos casi por inercia, no obstante, como si fuera una desgracia, los pasos ajenos se podían escuchar casi al mismo ritmo que los suyos.
— Espera, no pienso hacerte nada.
Esas palabras lo terminaron por asustar más, así que, en ningún momento se detuvo, lo ignoraría, hasta salir de esa colonia y si no era posible alejarlo, ya estaba pensando en prepararse para correr lo más fuerte que pudiera para perderse de su vista.
— ¡Hey, mocoso idiota! —la voz del hombre cambió de una amable a una más hastiada—. Necesito encontrar la casa de otro idiota, y tú eres el único a quien he visto por aquí a esta hora.
Eren se detuvo. De pronto ya no estaba asustado, porque creía que alguien qué buscaba hacerle daño seguiría hablándole de esa forma tan amable que uso en un comienzo, sin embargo, ese hombre hasta le estaba dando una explicación.
— Mi doctor personal vive por estas casas, ¿Conoces a alguno? —su timbre de voz volvió a ser más calmado.
— ¿Un doctor? —Eren se giró hacía él, apreciando que dicho hombre era al menos diez centímetros más bajo—. No soy de aquí —desconfiaba y lo hacía notar con su mirada, pero no mintió, no era necesario, además, siendo el hombre más bajo, lo hizo dejar de temer cómo en un principio—. Porque no lo busca otro día, ¿no cree que sea algo tarde para buscar un médico?
— Esto es personal,  es un doctor de confianza… Por otra parte, no te tengo que dar explicaciones —tiró el cigarrillo en el suelo y lo pisó con la suela de su negro zapato— ¿Conoces a alguien de por aquí?, quizás pueda saber.
—Así es, pero no deseo regresar… Puede ir hasta allá y hacerlo por sí mismo —cruzó sus brazos al sentir un fresco viento que casi pudo hacerlo temblar. Se maldijo por dentro al cargar un simple suéter.
Una pálida mano, se elevó frente a él sosteniendo un largo abrigo negro que hedía ya al humo de los cigarrillos que el contrario sostenía ya con la otra mano. El castaño retrocedió un paso, extrañado por esa acción. Ni siquiera le conocía, tomar su abrigo, iba para él más allá de un conocido. Negó y no lo acepto. Eso molesto al hombre de cabellera negra y ojos gris, quien arrojó la prenda negra sobre la cabeza del más alto.
— ¡Está loco!, no lo necesito… Mi casa tampoco ésta tan lejos —sujetó el abrigo con ambas manos y  lo devolvió nuevamente al pelinegro, éste lo tomó atónito con ambas manos, segundos después en sus labios se curvo muy apenas una ladina sonrisa.
—Me caes bien, niño
Eren le miró incrédulo antes de poder dar la media vuelta para regresar a casa.
Realmente ese sería uno de los momentos más raros que pasaría en su vida, esperaba no volver a encontrarse con aquel hombre, el encontrarlo en la misma colonia de la casa de Jean  la cual frecuentaba, le decía que esa no sería la única vez que le vería por ahí, sobre todo si ahora sabía que el doctor personal de aquella persona, al igual que Jean, vivía entre aquellas residencias. 

Notas finales:

se que el capitulo es corto xd, pero he avisado que todo se dara muy abrupto

el punto es llegar al grano 8v 

haganme saber si les agrado, prometere traer un capitulo más largo (y mejor redactado) 

gracias por llegar hasta aqui 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).