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Noche ¿Buena? por Sakkura Princess Yaoi

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Notas del fanfic:

Bueno, aquí les dejo un One-Shot, para el concurso de navidad Stony, organizado por la página Superhusband Infinity, si les gusta al leerlo, pasen a la página, y voten por él! ;)

Notas del capitulo:

Espero sea de su agrado.

 

FELIZ AÑO NUEVO!

 

Noche ¿Buena?

¡Maldito auto! Por eso prefería su motocicleta, sentía que estás eran mucho más sencillas, y no tan temperamentales cómo los automóviles, además que por supuesto se ahorraba mucha más gasolina con estas. El gran problema era que estaba justo en medio de la nada, la señal de su celular estaba muerta, igual que las posibilidades de llegar a tiempo a la cena de navidad con sus amigos, pues el auto simplemente se negaba a arrancar, y la carretera lucía desierta.

¡Todo era culpa de Bucky! ¡De Bucky coqueteando con ese niño menor de edad! Se suponía que viajarían juntos, pero el niño consiguió permiso de su tía, para ir la fiesta de Navidad con ellos, y entonces por supuesto, su amigo, le dijo que podría llevarlo en motocicleta. ¡En su motocicleta! A veces se preguntaba en donde paraba el descaro de su mejor amigo. Así que él había tenido que tomar su viejo Volkswagen golf, para que ellos pudieran tener un “viaje romántico en pareja”, lo que lo llevaba a su segunda pregunta; ¿Qué lo llevaba a ser tan buen amigo?

Pero precisamente por su buen corazón, es que estaban por ser las siete de la noche buena, y él estaba allí, atascado en una carretera fantasma, rodeado de pinos y nieve. Se ajustó la chaqueta, para asomarse a la carretera, caminando un poco, esperando ver un auto, pero nada. Estaba allí desde las cinco de la tarde, y no había pasado ni una sola alma en dos horas, además de que su celular estaba por morir, lo cual no importaba mucho, si se recordaba el hecho, de que la señal era prácticamente nula en ese lugar.

Cómo militar, estaba acostumbrado a pasar días sin tecnología, o incluso sin rastro humano, pero eso era en Vietnam e Irak, en sus misiones, que su general llamaba “suicidas”. No el 24 de diciembre en una carretera perdida Tennesse. Pensó en que hacer, y al final se decidió por sacar la pequeña maleta de mano, estilo deportivo, que llevaba con él, se acomodó mejor la gabardina azul, y se dedicó a avanzar, tenía un instinto innato de aventura y orientación, y algo le decía que había civilización cerca, por lo que se decidió a seguir adelante, quizá encontrara una estación o señal para el celular, podría llamar una grúa, o algo por el estilo, aunque encontrar en navidad ese tipo de servicios ya era de por sí bastante complicado. Pero buena, la esperanza siempre moría al último, ¿No? Y aún tenía cinco horas para llegar a su destino.

Pero el camino no se hacía más corto conforme avanzaba, solo veía que la carretera se alargaba, y se alargaba más, estaba comenzando a pensar que había tomado la ruta equivocada al salir de la autopista, si era así, de cualquier manera, no le quedaba de otra que seguir avanzando.

Sus botas se hundían en la nieve, ya que parecía que esta comenzaba a caer más fuerte, y un viento comenzaba a agitar las copas de los árboles.

Miró el celular; 7:35, y 12% de batería. Había caminado casi 40 minutos y allí estaban los resultados, más nieve, que sentía que se lo iba a tragar. Decidió que avanzaría sólo por 40 minutos más, y si no encontraba o lograba ver nada de civilización, volvería sobre sus pasos, y no le quedaría de otra, más que pasar esa noche al menos, en el auto. Se encargaría de que Bucky pagara luego por ello.

Llevaba 20 minutos más caminando, cuando estuvo frente a una vereda que se perdía hacía arriba, era bastante ancha, cómo para ser una carretera de doble sentido. Caviló un poco, y decidió caminar por ella, quizá hubiera una casa o una serie de cabañas al final, avanzó, viendo poco a poco cómo iba apareciendo una enorme y lujosa mansión de tres pisos, se paró en lo más alto de la pendiente, notando que ese camino era el que entraba por el lado trasero de la casa, pero… podría rodearlo y llamar directamente a la puerta principal, ya que no quería parecer del todo un intruso, estaba seguro que no le negarían el teléfono.

Bajó esta vez por la carretera, ese lugar sí que tenía muchos altibajos de tierra, aunque suponía que era algo común en Tennesse, durante el trayecto en carretera había visto un par de cosas así.

Al estar cerca pudo apreciar mejor la piscina del patio trasero, e incluso el Jacuzzi que estaba junto a esta, pero ni rastro de la gente. Recorrió el lateral de la casa, cuando unos gritos le alertaron.

—¡Te dije que te largaras! ¡Lárgate de una maldita vez! —Era la voz furiosa de un hombre, corrió, quedándose atónito ante la imagen, y es que había un bello hombre de cabello castaño, ojos almendrados, con una bata roja de dormir, el cual se dedicaba a aventar objetos fuera de la casa, mientras otro parecía hablarle en un tono más bajo. —¡Exagerado! ¡Maldita sea Killin! ¡Estabas cogiendo con él en el vídeo! ¡¿Y crees que exagero?!

Para Steve fue claro lo que estaba pensando, y aunque estaba entrenado para reaccionar en situaciones inesperadas, sus sentidos estaban enfocados completamente al castaño, en sus bellas facciones incluso enojado, lucía… le conocía, sabía que le conocía de algún lado, lucía muy familiar, pero no lograba averiguar de dónde.

Estaba tan concentrado en ello, que no notó los movimientos agresivos del rubio que le daba la espalda, pues este tomó del cuello al castaño, arrojándolo contra el barandal del gran porche.

—¡¿Qué esperabas Tony?! ¡Te estás haciendo viejo! ¡Aburrido! —Le gritó—No eres el mismo Tony Stark que conocí hace años.

—Pues no soy el único que se vuelve viejo—Le recriminó con coraje Stark, levantándose despacio, recuperándose del empujón. —Vuelve hacer eso otra vez Killian, y te aseguro…

—¿Me aseguras que, Stark? —Le cuestionó, acercándose de nuevo a él, presionando sus mejillas.

—Que será lo último que puedas hacer, sin tener un par de esposas en las manos. —Declaró, haciendo que su ahora ex pareja lo soltara de golpe.

—¿Crees que no sé de la mal versación de fondos? Me lo callé por estúpido, pero no más Killian. No más…

—¡No dirás nada! —Exclamó este, presa del pánico y el coraje, soltándole un golpe directo a la mejilla con el puño cerrado, tirando al suelo a Tony, para luego tomarle de la bata. —¡No dirás nada…¿Escuchas?! —Le besó con furia—Los dos nos quedaremos aquí babe… hasta resolver nuestras diferencias—Dijo con un tono que al llamado amo de las tecnologías, le pareció más que espeluznante.

—No, escucha tú—Steve se había cansado de ser sólo un espectador, jalando al tipo de la camisa para alzarlo—Él te dijo que te largaras de su casa, así que creo que es tiempo de que lo hagas. —Le empujó, hacía la tierra, junto a un deportivo.

—¿Quién demonios eres? —preguntó Tony, incorporándose.

—Un gracias estaría bien—Le recriminó Steve.

—Sí, gracias, no necesito tu ayuda… —Lo barrió con la mirada—…boy scout—bajó hacía dónde estaba el otro, arrojándole las llaves a la cara—Lárgate, y yo te recomiendo comenzar a huir del país.

—Sabrás de mí Stark—Le amenazó Killian, poniéndose de pie, sacudiéndose el traje blanco, abordando el deportivo.

—Por tu bien, espero que no—Masculló Tony, girándose entonces a Steve, viéndolo con extrañeza. —¿Y tú? ¿Eres él nuevos guardabosques? ¿Qué pasó con el anciano de Stan? ¿Por fin escapó a buscar esa conejita playboy de la que siempre hablaba? —Preguntó, avanzando dentro de la casa. Steve se cuestionó, sobre su papel allí, y luego recordó que necesitaba un teléfono, así que le siguió al interior, que era incluso más impresionante que el exterior de la casa.

Estaba decorado para una romántica noche navideña, velas, y se podía oler una deliciosa cena cocinándose. Parecía que el castaño había hecho un gran esfuerzo en que aquello fuera perfecto.

—¿Entonces? ¿Eres el nuevo guardabosque, boy scout? —Le preguntó—Tienes la pose firme de los chicos de uniforme—Pronunció Tony, apoyado en un sofá, con sus piernas ligeramente cruzadas, haciendo que la bata se abriera casi hasta la entrepierna, haciéndole notar que lo más probable es que solo llevará una ropa interior muy pequeña bajo la bata o nada…. Y eso secó la garganta del soldado, mientras sus pensamientos se perdían bajó la seda carmín. —¿No eres de los que habla mucho, verdad?

De nuevo esa voz lo hizo volver a la realidad—Lo siento, lo siento. Mi nombre es Steve, el Capitán Steve Rogeres—Se presentó—No soy el nuevo guardabosque, mi auto se averió a un par de kilómetros de aquí, y he estado caminando buscando una estación de servicio o algo así.

—Pues vas a seguir buscando amigo—Se rió Tony—Noche mala para todos entonces—Se giró este para dirigirse a servirse un trago del mini bar que poseía la sala.

—¿Estás bien? ¿Qué fue todo eso?

—Eso, fue mi ex novio, yéndose en mi auto, después de haber visto como cogía con él que era mi ex director de sociales. Antes de que este sea su ex país, porque con el fraude que cometió, no va a poder pisar Estados Unidos, sin que lo arresten. —Declaró avanzando hacia él—¿A dónde querías llegar?

Steve sacó rápido su celular, al que le quedaban apenas un tres por ciento de batería y le señaló la dirección, anotada en un mensaje de MSN. —Sólo quiero que me prestes tu teléfono, avisaré a mis amigos, y pediré a una grúa que me lleve al poblado más cercano y luego quizá…—su explicación fue interrumpida por la risa de Tony, que solo negó con la cabeza.

—Muy mala noche para todos—Le devolvió el celular—Capitán, el lugar al que intenta ir, está en el lado contrario. Debió tomar la salida a la derecha en la autopista, no a la izquierda, el próximo poblado  con grúa está a 3 horas en auto, y te tardarías cinco en llegar al lugar que buscas. —Le informó, sentándose en el sofá, de manera elegante.

—¡¿Qué?!

—Que tomó el camino equivocado, además… —El millonario asomó ligeramente su cabeza hacía la ventana. —Con la nieve cómo está ahora, dudo mucho que alguien quiera venir acá, se atascaría en los caminos, y las curvas de la carretera se vuelven peligrosas.

—Esto tiene que ser una maldita broma—Se quejó Steve, sentándose frente al genio, dejando caer la maleta que llevaba colgada en el hombro, a un lado con un ruido seco.

—¿Gran noche buena, no? —Le preguntó este con sarcasmo, dándole un trago a su bebida.

—No puedo creerlo, lo que me estás queriendo decir es que… estamos atrapados aquí, quizá hasta que baje la tormenta.

—No eres muy rápido para captar las cosas ¿No es así?  Aunque ese hermoso rostro lo compensa. —Halagó con una mirada pícara, haciendo que Steve se sonrojara un poco. —¿Ibas con tu familia? Entiendo que pasan mucho tiempo sin verse y es importante estar juntos en esas fechas, o alguna basura así que hablan en televisión. Puedo… puedo hacer unas llamadas, tengo un helicóptero, será mi buena acción de navidad…

—No, no…es demasiado—Se apuró a negar Steve, quien pudo notar que, pese a su altanería, el otro no era realmente una mala persona—Es decir, si voy a ver a una especie de familia, pero no es que lleve mucho sin verla. Mis padres murieron hace mucho tiempo, y soy hijo único, iba a una reunión de navidad, de militares gays.

—¿Eso existe? Porque si es así, nos vamos los dos para allá, ahora, sin importar la tormenta—Bromeó Tony, con una sonrisa que también hizo que Steve sonriera.

—No es algo exuberante cómo quizá estás pensando, en el ejército encuentras otra familia, y cuando eres gay, muchas veces la pasas mal, así que hay una comunidad de apoyo a los militares homosexuales. Muchos amigos heteros que tengo incluso van y es un festejo agradable, cada año cambia de sitio,  siempre viajo con mi mejor amigo, Bucky, pero… consiguió un pequeño novio, y bueno… hubo un cambio.

—Ya veo…

—Entonces —Le miró—Lamentó de cualquier manera haber interrumpido su noche, Señor… Stark, ¿Estoy en lo correcto?

—Tony Stark—Asintió—y descuida, de cualquier manera el resultado iba a ser el mismo, yo aquí sentado sólo y emborrachándome, aunque quizá con un poco más de golpes si Killian y yo hubiéramos peleado de verdad. Que por cierto se hacerlo, no me necesitas defender. —Aclaró—Así que no tienes que preocuparte. Yo… siento que no hayas podido estar con tus amigos hoy.

—¡Mis amigos! —Exclamó, dándose cuenta de algo—Tienes razón, ¿Puedes prestarme aun así tu teléfono? Para que no estén preocupados.

—Claro…—Tony le guio hasta el teléfono de casa, pues los celulares, incluso los suyos, perdían señal en ese lugar, por eso lo pensó para la noche romántica perfecta.

—Gracias—Fue lo único que dijo Steve, comenzando a marcar el número rápido, caminando hacía el exterior, a la parte de la piscina, buscando un poco de privacidad, a lo que curioso como el sólo, Tony tomó otro teléfono con mucho cuidado, para poder escuchar la conversación.

—¡Bucky!

—Hey, Steve, te estamos esperando.

—Bucky, tomé el camino equivocado.

—¿El camino equivocado?

—Sí, el camino equivocado, fui a la izquierda en vez de a la derecha y luego tu auto se descompuso.

—Mi Betsy, ¿Qué le hiciste, Steve?

—¿Qué le hice? Esa cosa ya no sirve Bucky. Me dejó tirado en medio de la nada. Estuve caminando por casi una hora y media, hasta que pude encontrar un lugar donde me prestaran el teléfono.

—¿Y dónde estás exactamente?

—No lo sé, en la casa de… de un tipo rico, me parece bastante conocido, es algo raro… su nombre es Tony Stark. —Y al pronunciar eso, escuchó una especie de silbido al otro lado de la bocina, que quería decir que su amigo sabía algo que él no.

—Pues entonces amigo, feliz navidad y que te aproveche.

—¿De que hablas Bucky?

—¡Tony Stark! ¿No lo recuerdas?  Bueno, en ese entonces tampoco sabías su nombre. Es el tipo, el tipo dueño de mucho del armamento que usamos Steve. Que hace muchos años visitó la base, cuando éramos cadetes.

—¿Qué ese Stark no era un anciano?

—Bobo, te hablo de su hijo, Tony. ¿Lo recuerdas? Te pareció guapísimo, quedaste alucinado, te preste esa noche una revista donde aparecía una serie de fotos de él y me la regresaste… algo pegajosa si es que me entiendes… —Steve se sonrojó hasta las orejas ante el recuerdo. —…bueno, entonces amigo, lo lamento mucho, pero… feliz navidad, sé que te la vas a pasar maravilloso. —Escuchó el clásico sonido intermitente al cortar una llamada, girándose, para toparse a Tony, con los brazos cruzados, recargado en la puerta corrediza.

—Tenemos un fan, y un soldado travieso… interesante—Si Steve ya se había puesto algo sonrojado, ahora el color llegaba hasta las orejas, vistiendo toda la piel de su rostro del navideño color.

—Yo… yo… es que, bueno, fue hace mucho, y lo que quiero decir es que…

—Sí, fue hace mucho tiempo, tienes razón. —Asintió—Y ya estoy viejo, todo pasa de moda, y se vuelve anticuado muy rápido, es lo que aprendes, cuando estás en el negocio de las tecnologías—dijo girándose para entrar a la casa, siendo seguido inmediatamente por Steve.

—No, espera, señor Stark… no es lo que quise decir.

—¿Puedes dejar de decirme señor para empezar? —Se quejó—Mi nombre es Tony.

—Tony, no quise decir que tú ahora eres viejo, si no que en aquel entonces yo era joven, y de verdad, bueno quede impresionado por lo atractivo que eras—Relató de una manera que a Stark le pareció la de un adolescente confesándose.

—Bien, cómo sea, dejemos de charlar de eso. ¿Te puedo servir algo?

Steve tras pensarlo un momento asintió.

—No dejemos que esa cena se desperdicie, cenemos y puedes contarme de esa maravillosa asociación de militares homosexuales de la que debí estar enterado hace años—Proclamó.

—Te contaré lo que quieras—dijo Steve con una sonrisa, pues por alguna razón, se sentía extremadamente bien, de estarle haciendo compañía a Tony aquella noche.

Bebieron un poco y luego cenaron, entre charlas bastante divertidas, Tony lograba sacarle grandes carcajadas, además de que era un  hombre con muchas experiencias que contar, y que conocía lo suficiente de su trabajo para no requerir muchas explicaciones, era refrescante hablar con él y al mismo tiempo se sentía cómo si lo hubiera hecho toda la vida.

Las campanadas de las doce de la noche, los sorprendió en el sofá, charlando con chocolate caliente en las manos, cuando las escucharon, sólo pudieron mirarse a los ojos con una sonrisa, adornando sus rostros.

—Feliz Navidad, Tony.

—Feliz Navidad, Steve—Correspondió. —Sigue un abrazo, ¿no? —El rubio se rió y dejó su taza en la mesilla de cristal, envolviendo al otro con los brazos, de una manera suave y protectora, quería que fuera un simple abrazo tradicional por la festividad, pero entonces la colonia, la calidez, la suavidad, el mismo ser del hombre, que en muchos sentidos aún seguía siendo un extraño, le envolvió, haciendo que lo estrechara más del tiempo debido, que lo sujetara más a su cuerpo, para poder hundirse en la curvatura de su cuello.

Se separaron lentamente, y al hacerlo, se perdieron por un momento en el brillo dentro de las pupilas ajenas.

—Cuando te vi de nuevo, no te reconocí, pero la verdad es que me dejaste tan impresionado como la primera vez que te vi. —Le dijo, con los labios a centímetros de su boca.

—Es una muy interesante declaración Capitán. —Pronunció, y Steve deseó tanto, tanto besarlo en ese momento, pero no sabía si dar el paso, para su fortuna, el otro lo dio por él, eliminando la distancia, haciendo que sus bocas comenzara a acariciarse tiernamente, a jugar dulce, y a probarse, interviniendo su lengua despacio y  con suavidad, batallando de manera erótica y sublime a la vez, sujetándose en unos brazos que parecían conocerse de toda la vida, cómo si el destino les recordara que cómo no habían aprovechado la primera oportunidad de reunirlos, ahora debían aprovechar la segunda….

 

 

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—¿Y? ¿Qué hiciste después de eso? —Bucky sostenía una cerveza en la mano, tras cerrar al refrigerador, viendo a Steve sentado al otro lado de la barra de la cocina.

—Bueno Bucky, te costara creer que no todos somos como tú.  Así que sí, sólo nos besamos, nos besamos por… —sus ojos si iluminaron con una sonrisa boba de enamorado— …por un largo rato, y dormimos abrazados en el sofá, eso fue todo.

—¡Oh vamos! ¡¿Me vas a decir que no hicieron nada?! ¿Tú le crees Sam? —Se giró a un hombre de color, que bebía despacio de su taza de chocolate.

—Nadie te creería eso, Steve.

—Absolutamente nadie—Dijo ahora un hombre de estatura corta y sonrisa adorable.

—Hasta Scott nos apoya—Señaló Bucky.

—¿No verás a tu hija hoy Scott? —Le preguntó Steve.

—Buen intento para correrme, Capitán, pero no… La tuve la Navidad, así que estará con su madre en año nuevo.

—Si fueras sincero con nosotros…—Empezó de nuevo Bucky, pero entonces el timbre sonó, y todos corrieron a querer abrir, siendo el mejor amigo del Capitán el ganador, topándose no sólo con el millonario que esperaban, si no con un apuesto hombre de color de apariencia varonil, que aparentaba exudar poder y dinero al igual que su amigo.

—Buenas noches—Saludó Tony—Lamento traer a un amigo sin avisar, pero… estaba muy lejos de casa.

—Es un honor conocerles, soy T’Challa.

—Es el Rey de Wakanda, un lejano país—Completó Stark.

—Pasen, por favor—Ofreció Steve, dejando que entraran, ya que Bucky se había quedado como petrificado.

—Y yo puedo ser su reina cualquier día—Dijo Bucky al salir del estupor, ya que los otros habían tomado asiento en la sala, con el resto de sus amigos.

—Hey, no…—Comenzó a advertirle Steve.

—Descuida, es hermoso, de verdad y otro día al final de la noche estaría chupándosela en la habitación pero… me estoy enamorando de verdad de Peter, y no quiero arruinarlo.

—Wow, esa si que es una sorpresa.

—Tanto como el trasero de Tony, de verdad no te creo que no le hayas hecho nada.

Steve rodó los ojos y empujo a su amigo a la sala, dónde este se sentó, evitando tentaciones, lejos del “rey”, entre su amigo Scott y su amigo Sam.

Steve después de aquella noche, había pasado el resto del fin de semana en la cabaña con Tony, y luego, sorprendió a todos al decidir volver a Nueva York más rápido de lo normal, para así poder salir todas las noches con el millonario, en un genuino estilo de citas a la antigua, y bastantes románticas, a decir verdad, en total, fueron cinco, para ser más exactos, y esa quizá, podría calificar como la sexta.

Charlaron un rato, el grupo se integró bastante bien, aunque Scott no dejó de manifestar que extrañaba a su pequeña, y de la misma manera, Bucky habló, de cómo había tenido que decirle hasta luego a su también “pequeño” por esa noche.

—Rayos… —Se quejó Bucky al buscar por todos lados unas extensiones que necesitaban, para conectar el karaoke. —Steve, ¿Puedes ver si están en las cajas que subimos a la azotea en plan de basura?

—¿Por qué no vas tú?

—Te lo pedí primero.

—Yo te acompaño—Le dijo Tony, palmeando la espalda, del que podría considerar como su pareja, o futura pareja.

—Es solo dos pisos más arriba—Dijo Steve, mientras dejaban el apartamento. El edificio en el que vivían no era el más alto, o el más lujoso, pero era agradable, Steve y Bucky vivían juntos y Scott y Sam, eran sus vecinos en frente, aunque la mayor parte del tiempo los pasaban en casa de los primeros, cómo ese día. —Los ponemos en un pequeño cuarto que está en el techo, que nos prestó el dueño, para poder tener más espacio—relató abriendo la puerta que daba al techo.

—Bueno, es un lugar bastante pequeño, para dos hombres muy grandes—Dijo Tony, recargándose en la pared del angosto cuarto donde el otro jugueteaba entre los cables.

—Bueno, no es la enorme torre Stark pero es…

—…mejor—Completó Tony, girándose a verle—La torre Stark es vacía, muchas veces solitaria, aquí… estás tú, y se siente más… en casa. Aunque no me hagas caso, estás fechas me revuelven el cerebro. —Dijo con un gesto negativo de cabeza.

—Me alegra que te sientas así—Steve había dejado los cables de lado, para acercarse, y tomarle suave de la cintura. —me siento igual al tenerte aquí. —le confesó, inclinándose posteriormente a sus labios, comenzando a besarle, lento y suave, cómo lo hicieron la primera vez, pero esta vez, no se contuvieron cómo en las anteriores citas, se sujetaron con fuerza, y sus labios se volvieron más demandantes, sus cuerpos comenzaron a friccionar a rozarse, a despertar.

Era una noche fría, pero era imposible de sentir para ellos, cuyo ser ardía bajo la piel.

—Tony… —Le susurró contra los labios. —¿Estás…?

—Sexo a la primera cita es de zorras, a la tercera es aceptable—Le desabotonaba la camisa despacio—A la sexta es necesario—dejó completamente descubierto el pecho ajeno y pasó sus manos por allí, deseoso de conocerlo con cada una de sus huellas dactilares, sintiendo cómo el Capitán le devolvía el favor, liberándole de la camisa, quedando esta a medio bajar de sus hombros, pues el soldado se había dedicado a  dejar mordidas y chupetones en sus hombros.

—Es un soldado… ansioso, después de todo—gimió dulce el castaño, dejando que las manos del rubio le siguieran desvistiendo, esta vez sacándole el pantalón, y la ropa interior en un solo tirón—Muy ansioso…—Masculló viendo cómo este tenía problemas para zafarle por completo de ellos, debido a los zapatos, acallando sus pequeñas risas, cuando le liberó de estos también y luego tomó sus labios en un nuevo y feroz beso, antes de ser girado de espaldas.

Los besos de Steve le llenaban el cuerpo y el alma, los sentía recorriéndole, marcándole, amándole. Cuando llegó hasta las más íntimas parte de su cuerpo, sus manos se enterraron en los fríos ladrillos que componían la pared en la que antes se encontraba recargado, gemía alto, y ronco, sin pena alguna de que el mundo escuchara lo bien que se sentía en esos momentos.

No tardó mucho en sentir dedos explorándole, en que su cuerpo se viera provisto de una placentera invasión que causaba escalofríos que le recorrían desde la punta de los pies, hasta el último de sus cabellos.

Steve, sin proponérselo, sólo con la intención de disfrutar más de su sabor y gestos, lo hizo suplicar y sollozar, hasta que Tony rogó por sentirle dentro.

El rubio volvió a girarle, levantándole entre sus brazos, la única ropa que conservaba el genio, era una camisa roja, a medio poner, enredada un poco más debajo de sus hombros, pero esta no fue impedimento para que Tony abrazara la gran espalda de Steve, y enterrara sus uñas en ella, al tiempo que Steve se enterraba fuerte y contundente en él, causando que su cuerpo se curvara por completo. El dolor debido a sólo una leve preparación, se mezclaba con el erótico sentimiento, que le nublaba la vista.

Sus labios volviendo a besarse, húmedos, mordiéndose los labios, hasta que sus caderas cobraron vida, agitándose la una contra la otra, provocando chasquidos morbosos del encuentro de las pieles, que se acompañaban de los gemidos y gruñidos de ambos.

Las manos de Steve abarcaron con fuerza el trasero de Tony, cuando este le rodeó la cadera con las piernas, y los labios del soldado, se encargaron de succionar con fuerza uno de los pezones del genio, transportándole a la locura, el momento, la situación y la persona, lo estaban llevando al límite, y sabía que no aguantaría mucho, pero tampoco deseaba postergar el idílico momento, sintió fuegos artificiales explotar en sus oídos, aunque al abrir levemente los ojos, pudo constatar que eran fuegos artificiales reales, los que plagaban el cielo, y aunque pudo verlos por unos segundos, sus ojos se vieron privados de ellos, cuando los cerró, presa de la sensación de una fuerte mordida en su cuello.

Steve deseaba poseerle por entero, no entendía cómo ese hombre, en un par de días, había conseguido llevarle a esos extremos, pero sospechaba que tendría una vida para averiguarlo.

El orgasmo de Tony llegó, haciéndolo ver estrellas, y marcando la espalda de Steve con rasguños, el de este, poco después, con un rugido que sorprendió y agradó al genio, sintiendo la humedad entre sus piernas. Se sentía idiota por no usar condón, pero… al mismo tiempo agradecía la “humectante” sensación.

Se besaron perezosos, dulces, sin querer apartarse el uno del otro, con Steve aún dentro de Tony, compartiendo miradas cómplices.

—¡FELIZ AÑO NUEVO! —Sus cabezas giraron, topándose a los otros cuatro hombres, viéndoles desde la puerta de entrada al techo.

—¿Quién quiere pavo recalentado? —Exclamó Sam, y fue seguido por el resto, aunque Scott regresó a asomarse, un poco por la puerta.

—Felicidades, dicen que pasaras el año como lo inicias, así que … afortunados sean—Pronunció antes de cerrar la puerta, causando una risa en la pareja, que casi enseguida comenzó a vestirse y arreglarse la ropa.

—¿Pasa algo? —Preguntó Steve, al ver la mirada de Tony, puesta en la puerta de entrada. Pero este no le respondió, sólo avanzó e intentó abrir la puerta, pero esta estaba cerrada, con el seguro automático al parecer.

—Dime que traes tu celular—Le dijo Tony, al girarse y verlo.

—Lo deje en la habitación, ¿Tu no traes el tuyo?

—Se lo preste a Scott para que viera las fotos del detrás de cámaras del Victoria Secreet. —Respondió antes de dar un suspiro, recargándose en la puerta. —¿Así va a ser? Cada fecha importante, tú y yo, atrapados en un lugar aislado.

—Bueno, al menos me gusta la parte de “tú y yo” —Se encogió de hombros Steve, haciendo que Tony rodara los ojos.

—Tu eres el que me está pegando lo cursi—Acusó, y fue lo último que pudo decir, antes de ser callado, por un nuevo y apasionado beso.

 

Mini epílogo (¿?)

Cabe destacar, que fueron rescatados, tres horas después, por un Sam y Bucky ebrios, que apostaban por quien podía bajar más rápido todos los pisos por la escalera de incendios desde la azotea.

Cosa que no hicieron al final… Afortunadamente…

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Ya saben! Comentarios, críticas! Todo es bien recibido!

Gracias por leer!

Saludos!


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