Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Awake por Raes

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es un oneshot especial por fin de año. El del año pasado fue muy cursi (wee maso) este es un poco -muy- diferente.

 
 
  Las festividades de año nuevo siempre le parecieron muy bonitas. Desde niño las encontró divertidas, muy coloridas y sobretodo familiares. Especiales. Cada año veía a sus primos venir desde lejos a su casa para pasársela jugando hasta muy tarde, a sus abuelos reunirse con sus padres, o inclusive tener que viajar hasta la casa de alguno de ellos. Al margen de los cansadores viajes, DaeHyun siempre disfrutó estas fechas.

 

  Es por eso que cuando llegó el momento de decorar el departamento con listones y borlas coloridas, él lo hizo gustoso. Las cintas colgaban en el pasillo de entrada, recibiendo a sus visitantes y guiándolos hacia la sala de estar, donde un adornado rojizo envuelto en hileras de luces conducía sus miradas hacia la gran y única ventana que daba al exterior. Algunos decorados pequeños y vistosos por aquí y otros por allá, sobre los aparadores con fotos de los convivientes juntos, y menudos adornos desperdigados alrededor.

 

  YoungJae había sido el de la idea, el de comprar las luces blancas de adorno. Él quiso darle vida al departamento cuando las lámparas de focos grandes se apagaran, dándole un aire más íntimo y romántico. A DaeHyun le causó gracia a un inicio, que YoungJae denominara de tal forma ese decorado, pero luego se le revolvió el estómago completamente cuando el menor le tomó por las manos y sin previo aviso le besó en los labios. Porque el de los detalles románticos y muy cursis, siempre había sido DaeHyun.

 

  Recordar dichos momentos le sacaba una y mil sonrisas, donde sea que estuviera y lo que sea que estuviese haciendo, o inclusive envueltos en las sábanas celestes de su habitación, donde las paredes eran testigos fieles de su amor, por más que a veces YoungJae se haya molestado y fingido un enojo el cual el mayor lo encontró bonito. Porque todo en YoungJae era bonito. Desde sus finos cabellos que caían libremente sobre su rostro y se agitaban cuando se negaba a hacer lindas muecas, su cuerpo entero tan blanco que dejarle una marca era doloroso incluso para DaeHyun, hasta su corazón, cálido, recibiendo las señales que su cerebro le enviaba, esos sentimientos que buscaban la forma de exteriorizarse. Las pequeñas manías que tenía el menor, además, como morderse las uñas cuando pensaba y se concentraba demasiado en sus apuntes de la universidad, así también sus ojos que se abrían sorprendidos cuando reprimía su sonora risa resistiéndose a las cosquillas que llegaban a su cintura. O cuando éstos se cerraban lentamente, depositando suavemente sus largas pestañas sobre la piel debajo de sus ojos un ínfimo instante antes de unir sus labios rojos.

 

  DaeHyun lo recordó. El año pasado fue la primera vez que decoraron el departamento de esa forma, con las pequeñas lucecitas blancas conectadas en serie trepando por dos de las paredes de la sala por sobre los muebles de allí. La emoción les había hecho romper las cintas esponjadas de color rojo que acompañarían a las luces, estallando ellos de la risa al ver su trabajo de casi una hora  ser destruido en segundos. Con tanta mala suerte, o fortuna, que YoungJae resbaló por la escalera y cayó sobre DaeHyun llevándose consigo las luces adheridas a la pared y las restantes, terminando de desarmar el decorado. Cayeron aun riendo, enredados en los cables y rodeados de las cintas rojas… Y ese fue el momento en el que DaeHyun se volvió a enamorar.

 

  Recordar le hizo sonreír en medio de la cocina preparando los platos, cubiertos y vasos para la mesa, verificando que el horno siguiera su curso dorando la carne en su interior.

 

            –Esta vez no he tirado nada –dijo en tono fuerte, metiendo una botella de jugo a la heladera– debes estar feliz de que la sala no se haya caído a pedazos –rió, comentándole a su novio a lo lejos.

 

  YoungJae estaba tranquilo en la habitación que compartían juntos desde que decidieron mudarse. Después de darse cuenta de que querían compartir más momentos juntos, gozar de esos tiempos en silencio donde no se hablasen, pero no porque estuviesen molestos, sino esos que uno se crea y necesita por el simple hecho de pensar y tener unos minutos con su conciencia. Verse a diario, sin la necesidad de ahogarse mutuamente. Conocer detalles a fondo, las pequeñas costumbres, los malos hábitos , soportar el mal genio del otro cuando se irritara por el trabajo, por los estudios, por dejar una mancha de pasta dental en el lavabo, y aprender a llevarlas con cuidado, solucionarlas, buscando la manera de hacer esas molestias una herramienta de refuerzo a su relación.

 

            –Está bien, se han rodado un par de borlas y he pisado una, pero nada de qué preocuparse –volvió a espetar, esta vez buscando el mantel dentro de uno de los armarios de la cocina.

 

  Y sus recuerdos siguieron trayendo más recuerdos. Recuerdos del mismo evento, donde las luces que cayeron por sobre los hombros de YoungJae y la cabeza, le crearon un lindo marco que iluminaban sus bonitas facciones. YoungJae a un inicio no lo entendió, creyó por un momento que tenía alguna mancha extraña en su rostro o que había algún bicho adherido en su mejilla, uno de esos que rondan las frutas o los suicidas amantes de la luz. La sonrisa de DaeHyun de a poco fue adquiriendo tamaño, observando a su novio sentado frente a él con sus piernas extendidas por encima de las suyas, cargando los foquitos encendidos. Lentamente y acariciando la piel de su mentón con la punta de sus dedos, redujo los centímetros que los distanciaban. Un beso, uno que supo a seguridad, a sueños por cumplir, a lo mismo que supo cuando se dijeron  que se amaban por primera vez. A felicidad. Y también fue, por supuesto que sí, la vez que YoungJae se enamoró de DaeHyun por segunda vez.

 

 

 

  Afuera el viento helaba cualquier cuerpo descubierto, la temperatura era baja y la sensación era mucho peor. Pero allí en su departamento, el aire era cálido, muy tibio y reconfortante.

  Daehyun fue preparando de a poco la mesa, colocando un estrecho florero en el centro con tres flores en su interior de las cuales una sola era más corta que las otras.

 

            –Himchan hyung sigue insistiendo en que coloque todo un ramo sobre la mesa –comentó– y me parece absurdo porque ¿cómo podría verte mientras cenamos? Tres están bien, ¿no lo crees? –y nuevamente una risilla salió de su boca.

 

  Tal vez era porque Himchan trabajó en una floristería, o porque era diseñador de ambientes de interior, pero siempre le insistía que en vez de colocar flores sueltas sobre la mesa, en su lugar lo adornara con un ramo completo, frondoso y colorido, o que al menos combinase con el mantel. Eventualmente Daehyun hubiera aceptado con tal de que deje de recordárselo cada vez que se veían y así evitar las conversaciones acerca de la flora que ciertamente no le atraía, no obstante, él tenía una razón por la cual colocaba tres flores: dos largas y una más corta. Y ese era un propósito.

 

            –¡Ya está listo! –ponderó hacia la habitación. Regresó su atención al horno y cantó alegre–: ¡Huele increíble! ¿No crees?

 

 

 

  Había transcurrido una semana de las dos que DaeHyun se había pedido licencia del trabajo. Una le correspondía al año que en dos horas terminaba y la otra al año que se avecinaba. Quería pasar las festividades junto a su novio, junto a YoungJae. Por eso no se lo pensó dos veces cuando escribió la petición. Agradeció a los cielos que no había sido elegido como ayudante del jefe de sección cuando los nuevos internos arribaron al hospital, y ya que él llevaba mucho tiempo trabajando en el mismo recinto y hacía su trabajo impecable, se le fue concedido. Y más debido al momento por el cual estaba atravesando.

 

  Cenó con música de fondo ambientando el hogar y en algunos momentos haciéndole sonreír por más recuerdos que se agolpaban en su memoria. Amaba recordar porque eso le decía que había vivido buenos y gratos momentos que atesoraba y que se anclaron en su corteza y en lo profundo de su cerebro. Últimamente lo venía haciendo seguido, más precisamente, los últimos siete meses. Y seis donde no sólo sonrisas lo invadían sino también alguna que otra lágrima rebelde.

 

  No faltaba mucho para que los estallidos masivos resonaran en el exterior y los canales activos de televisión recibieran el año entrante en una cuenta regresiva con números enormes y dorados. Por eso DaeHyun limpió todo y acomodó las sillas en su lugar, guardó lo sobrante en la heladera y encendió una vela sobre un platito apto para transportarla. Iba a recibir el año junto a él, con YoungJae, tan tranquilo en la habitación como fue desde que cayó en coma.

 

            –Listo –DaeHyun depositó el porta-velas en la mesita junto a la cama de YoungJae y se ubicó a su lado en el suelo sobre un almohadón gris. Tarareaba una canción relajante, muy suave–. Ya cené, limpié todo, no dejé comida en la rejilla del fregadero y estoy dándole tiempo a mi estómago para el postre. Supongo que me he portado bien –rió pero esta vez fue tan quedado porque no podía reprimirse más las ganas de soltar ese fuerte nudo que atragantaba y tapaba sus cuerdas vocales–. Está todo bien, no tienes por qué preocuparte, Jae.

 

  Levantó hacia sus piernas una caja mediana, del tamaño de una mano, en forma de cofre con detalles plateados en sus bordes. Tomó la mano de YoungJae acariciando el dorso de la misma, mientras que su mirada se deslizaba hasta su calmo rostro. Siguió tarareando la misma melodía intentando liberar el ambiente del constante pitido de las máquinas conectadas al cuerpo de su novio, que desearía con todas sus fuerzas deshacerse de ellas y así YoungJae despertase, como si éstas fueran las responsables de dormirlo por tanto tiempo.

 

  Sin soltar la mano de YoungJae, DaeHyun abrió el cofre descubriendo una caja más pequeña dentro: la de un anillo.

 

            –Yo… No sé por qué no te la había entregado en ese entonces –depositó la cajita abierta sobre la mesita a un lado de la cabecera de su novio–. Fue miedo, o eso creo. A que pensaras que quería apresurar las cosas, o que te espantaras y que me dejaras un día despertar solo encontrándome con una nota de despedida en la heladera. Nunca hemos hablado de esto, si algún día piensas comprometerte… conmigo –en este punto, Daehyun besó delicadamente la mano de YoungJae, dejando correr algunas lágrimas de sus ojos, todavía reteniendo las demás–. Pero yo sí lo he pensado, ¿sabes? Contigo sí lo he pensado y sí me he hecho la idea de vivir hasta que se nos caiga el pelo y caminemos lento para tomar el control de la tele cuando no quisieras ver dibujos animados. Contigo lo he pensado una y mil veces, YoungJae.

 

  Reposó un lado de su cara sobre las claras sábanas manteniendo en su línea de visión el calmado rostro de su novio. Habían pasado siete meses desde que obtuvo ese anillo en una joyería que su amigo YongGuk le había enseñado cuando compró uno como regalo para su hermana, quien contraería matrimonio dentro de un año desde ese día. Trató de pasar desapercibido cuando hurgaba entre los anillos de YoungJae –o los pocos que poseía– buscando el que mejor se le ajustara a su dedo anular, descubriendo que la razón por la cual él no los usaba era porque la mayoría de ellos le quedaban chicos, y los demás le bailaban alrededor de su dedo. Así que había optado por tomar uno de cada uno y llevarlos a la joyería es búsqueda de uno de  tamaño intermedio. Se había decidido por uno de plata porque, a su juicio, los plateados quedan mucho más lindos para lucir que uno en tono dorado.

  Casi cae de espaldas al recibir su compra en una bonita caja de anillos, ya que no esperaba salir y encontrarse con YongGuk en la puerta ingresando con unos anteojos de sol y otro de sus amigos detrás. Creía que su plan secreto se había concretado. No había que ser adivino para darse cuenta de que sus ojos viajaron hasta la cajita que DaeHyun sostenía en sus manos, porque la sonrisa encantadora que poseía su amigo apareció en cuanto intentó ocultarla llevándola hacia su espalda.

 

  Sin embargo, fue un tema que no volvieron a tocar desde que YoungJae sufrió el accidente.

 

            –Debí haberlo hecho, ¿cierto? Porque estoy seguro de que hubieras aceptado. Porque sé que me amas, porque sabes que yo te amo demasiado, más que antes, más de lo que alguna vez creí hacerlo –las lágrimas continuaron saliendo, lentas pero seguras, comenzando a mojar la tela debajo de la mano que sostenía–.. Todo este tiempo ha sido tan difícil, desesperante, te sueño que bailas en la sala pies descalzos, que saltas en los sillones como un niño, que te abrazo, pero cuando despierto te veo aquí recostado y no sé qué hacer. No sé qué hacer Youngjae, realmente no lo sé. Trato de ser fuerte, de tomarme esto como una prueba difícil que la vida nos da y sorprende, lo intento en serio, pero sabes que yo no soy fuerte Jae. Lloro en la ducha, y me tardo demasiado, lloro cuando me voy a dormir, cuando ceno… porque te extraño demasiado, me haces tanta falta, le haces tanta falta a nuestro hogar.

 

 

 

  Algunos creen que YoungJae es un ángel humano, porque de no ser por él, tal vez el niño al que salvó entre sus brazos habría muerto. Lo rodeó en cuanto los coches reaccionaron en cadena en cuestión de segundos, la señora a su lado pegó un grito desesperado y se aferró al bebé de tan sólo meses que cargaba, mientras que el niño de no más de cuatro años se sostuvo de las piernas de su madre. Por milagro, el auto a penas rozó a la mujer con el bebé, pero el niño y YoungJae no corrieron con la misma suerte. Y acá es donde dicen que sí, fue un ángel, porque el niño cayó sobre su cuerpo sostenido por sus brazos mientras que la espalda y cabeza del joven impactaron contra la pavimentada calle. Si el golpe lo hubiese sufrido el menor, lastimosamente no hubiese sobrevivido.

 

 

 

  Sólo quedaban minutos para año nuevo y los estruendosos sonidos afuera ya se podían escuchar con más frecuencia.

 

 

 

            –Voy a ser fuerte, YoungJae, tengo que serlo. Tengo que ser fuerte porque sé que un día despertarás y me reprenderás por haberte dejado dormir mucho tiempo, y yo me reiré como cada que lo haces y te besaré para calmar tu molestia, y te abrazaré fuerte y mojaré tu hombro de la alegría. Despertarás… porque aun no hemos vivido lo suficiente –DaeHyun ya no contenía las lágrimas, éstas corrían libres, con prisa, picándole los ojos y la nariz, estorbándole la visión de su amado novio. Se limpiaba los rastros húmedos de su cara descuidadamente con la manga de su camiseta sin importarle que se ensuciara. Miró a través de la habitación la mesa de la sala, donde lo único que quedaba era el florero–. Todavía no hemos tenido un hijo –rió entre sollozos–. Me lo habías mencionado cuando tan sólo éramos amigos hace muchos años, de pasada y por encima como cualquier otro comentario, muchas veces, que te gustaría adoptar uno cuando seas grande… Y me los has dicho, que te gustaría criar un niño junto a mí… Y no sé por qué no he tomado eso como un ‘sí’ a mi propuesta que hasta ahora no pude hacerte…

 

  La flor más chica representaba eso, un hijo, un niño que adoptarían cuando se sintiesen seguros de guiar una vida con sus enseñanzas y ejemplos. Afrontar nuevas responsabilidades, nuevos desafíos, nuevos miedos, adoptar otras costumbres, otras manías. Y las flores con tallo más largo eran ellos dos, rodeando al pequeño infante.

 

            –Es por todo esto que seguiré aguantando, a tu lado siempre, esperando, siendo fuerte… Sosteniendo tu mano.  Te amo YoungJae, mucho, y no quiero sentirme solo nunca más…

 

  Y las palabras no pudieron seguir saliendo puesto que se ahogó en sus propios sollozos, dificultándole respirar y cerrando su garganta. Lloró otra vez, aferrándose a la mano de YoungJae, con los espasmos inundándole el cuerpo entero, amenazando con romperlo más y debilitarlo hasta el cansancio.

 

 

  Las doce. El año nuevo entraba y en sus deseos, DaeHyun sólo pedía una cosa…

 

 

  Ya sentía el cansancio, los ojos pesados e hinchados, sus labios con suerte los podía unir. Iba a dormirse a su lado aunque sea por unos minutos, sentado en el suelo acariciándole. Para su sorpresa, porque eso no lo esperaba, el timbre de su departamento sonó trayéndolo de golpe del camino hacia sus sueños. Suspiró cansando al levantarse del piso, proporcionándole un beso en la mejilla a YoungJae con la promesa de que no iba a irse a ninguna parte. Arrastrando los calzados suaves por el suelo, alcanzó la puerta pero a través de la mirilla no vio a nadie. Cansado pero dispuesto, abrió.

 

            –¡Sorpresa!

 

  JunHong y JongUp estiraron delante de DaeHyun un par de bandejas con muchas galletas en su interior, todas con formas de animales y una que otra en forma de corazón. Las sonrisas en sendos chicos hicieron que DaeHyun imitara su gesto. Detrás, YongGuk y HimChan lo saludaron sonriéndole también.

 

            –¿Qué… que hacen aquí? –preguntó DaeHyun sin comprender la repentina visita.

            –Dijimos que pasaríamos Año Nuevo con la familia –habló HimChan, sosteniendo una bandeja más grande cubierta de una tela con dibujos de frutas.

            –Y eso es lo que haremos –completó YongGuk abriéndose paso entre los dos menores.

 

  DaeHyun tembló, sus labios temblaron, sus ojos se aguaron y el llanto afloró de nuevo cuando sintió los brazos del mayor de ellos abrazarle.

 

  En familia. Efectivamente, ellos eran familia. DaeHyun agradeció incesantes veces que le estuvieran acompañando en un momento así y cantándole a YoungJae porque él amaba que DaeHyun le cantara. Amaba la música. Ambos aman la música. Eso es un secreto a viva voz que todos sabían.

  

 

 

  Sin embargo, algo que no saben y que sí vendrá de sorpresa, es que dentro de tres semanas, YoungJae estará despierto.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

No estoy contenta con esto ni como quedo pero si no lo subía iba a terminar en la carpeta de shots que jamás se terminaron ni vieron la luz del día(¿?) y son muchos. Noto las fallas pero no sé cómo cambiarlas ;  ; hace tiempo estoy así y quita las ganas de todo skjnckscsck

Gracias por llegar hasta el final y soportar algunas oraciones media chuguis, espero que para el 31 o los primeros días me salga algo lindo y capaz corto, pero sobretodo lindo u.u <3

Saludos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).