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I Really Like You por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

Este es un nuevo fic que nació a partir de aquella reunión, considero a los mismos como un desafío, al que espero poder complacer a las chicas que me  hicieron el pedido. Si tengo que decir algo de este fic, es algo picante, pero sin ser explicito, precisamente porque no había necesidad de hacerlo así y valore la relación que tienen Tora y Saga, para poder hacerlo. (OH SI PROTEGER EL VÍNCULO) Ustedes me entienden, creo tanto en su amor, que hasta cuido los detalles (Mentira…) En realidad el fic picante, lo estoy escribiendo aparte y es más que nada para cumplir mis tontas fantasías.

Notas del capitulo:

El capitulo está completamente dedicado a las chicas que me lo pidieron (Geno, Sabri, Yesi y Natty) Del mismo modo que también se los dedico a Saiki y Haru que siempre están leyendo mis fics y diciéndome cuanto les gusta. ¡A todos los que comentan (Geno y Sabri)!  Me hace feliz poder volver a escribir y espero complacer en todos con los fics que me restan por cumplir y en los que van a venir. :)


 


¡Disfrútenlo!

La dieta. Saga repasaba una lista de cosas que el vocalista había escrito en una hoja de papel, la misma tenía un sin fin de especificaciones y anotaciones, que el bajista estaba un tanto asombrado, pero aún así intentaría cumplirlas. No estaba seguro de que funcionaran, pero según Show debía hacer efecto cuanto antes. Para el bajista aquello era un poco exagerado, para él  Tora estaba perfecto. Jamás le importo los kilos de más del guitarrista, todo lo contrario, le encantaban porque cuando el pelinegro sonreía, sus cachetes resaltaban y se le hacía tan adorable. Pero el vocal se puso histérico al saber el peso de su mejor amigo y le impuso una dieta, más que nada porque dentro de poco usarían trajes blancos y sin duda no habría forma de tapar aquellos kilos sobrantes.

 

 

 

El bajista dibujó una mueca, antes de animarse a caminar en dirección a la cocina. Sobre la heladera colgaban todos los delivery de comida, muchos de ellos de Pizzas que era su comida favorita. Sí quería ayudar al guitarrista, debía evitar llamarlos. ¿Pero qué hacer? La lista escrita por el cantante sólo marcaba comidas que para Tora eran un bocado. Antes de que alguna buena idea cruce en su cabeza, Tora se hizo presente, observando de reojo y con recelo el papel que su pareja sostenía.

 

 

 

-       ¿Qué estás pensando, Taka-chan?— Se atrevió a preguntar, para abrir la heladera en busca de un refresco.

 

 

 

-       Shin… Es tu dieta. —  Tora lo observó incrédulo al oír aquellas palabras y frunció el entrecejo. Saga entendió que Show no se había atrevido a decírselo y lo había mandado a él en su lugar. —  Sé que suena ridículo, pero es por los próximos trajes. —  Exclamó el bajista.

 

 

 

 

-       Para ti… ¿Estoy gordo? —  Preguntó el más alto, quién había dejado una lata de cerveza sobre la mesa e intentaba no sentirse ofendido.

 

 

 

-       Para mí, siempre estás bien. — La respuesta del bajista podía ser de compromiso, pero en realidad era lo que sentía.

 

 

 

-       No estás respondiendo la pregunta, Saga. — Sí el pelinegro usaba su seudónimo no era una buena señal.

 

-       No, para mí no estás gordo. Al contrario me gusta cómo estás, antes eras demasiado delgado para alguien de tu porte. Pero esto es enviado por Show y es el líder, aparte de ser  tu mejor amigo y quiere lo mejor para ti. —  Saga mencionó aquello porque sabía que así, Tora respondería de otro modo.

 

 

 

-       Pero...No quiero la dieta. Me volverá insoportable. Ya te lo advierto. —  Amenazó el mayor, mientras dibujaba una mueca molesta.

 

 

 

-       Lo siento, Shin...Amaría poder ayudarte de otra forma. Pero conociendo al Rey Demonio nos seguirá a sol y a sombra. — Tora abrió la lata de cerveza, degustando como si fuese la última que iba a probar en su vida. —  Espera… Creo tener la solución.

 

 

 

-       Acepto lo que sea, con tal de no vivir a verdura y pescado. —  Cuando el pelinegro mencionó aquello dibujó una mueca, pronto sintió como Saga tomaba asiento entre sus piernas. —   Dime que esa no es la idea...Por favor. — Reaccionó de forma juguetona.-

 

 

 

-       No… Bueno es parte del plan. Deja de visitar los bares…—  Tora estuvo a punto de protestar. —  Espera… Puedes comer lo que desees, pero haremos ejercicios juntos. Y si bajas de peso tendrás recompensa, sino nada.- El bajista movió sus caderas contra la ingle ajena para darle a entender a que se refería.

 

 

 

-       Odio hacer ejercicios...Me canso, ya sabes el cigarrillo. —  Exclamó a modo de excusa el más alto.

 

 

 

-       El ejercicio te quitará un poco la ansiedad. Serán ejercicios suaves y te ayudare a hacerlos. —  Tora dudaba de poder seguir aquello pero la lista del vocalista era aterradora, suponía que la había planeado de forma rigurosa.

 

 

 

-       Mhm… Lo pensaré…-

 

-       Sí prefieres seguir así y sin sexo, perfecto por ti. Yo no podré aguantarlo. —  Amenazó el bajista levantándose de las piernas ajenas, sintiendo como pronto los grandes dedos de Tora le sostenían de las caderas.

 

 

 

 

-        Ni se te ocurra, Sakamoto.- Exclamó acariciando la entrepierna del  bajista, haciéndolo jadear de placer.

 

 

 

 

Aquella conversación terminó con juegos sensuales, caricias que se volvieron gemidos de placer en plena cocina. Para Saga ello sólo había sido un permitido, dado que la regla impuesta es que sólo se podía hacer, cuando los resultados estuviesen a la vista.

 

 

 

Las primeras dos semanas fueron un calvario para Tora, puesto que la trampa de Saga era que podía comer lo que quisiera, pero sólo una porción por cada comida. A eso se le sumaba el hecho de que no podía ir a bares, y encima no había sexo. Y  por obvias razones, los resultados no saltaban con facilidad. En un principio el guitarrista estuvo a punto de separarse del bajista, pero se sentía tan infantil, ni siquiera era una razón válida para separarse. Su humor era de lo peor, pero increíblemente Saga le tenía una paciencia absoluta y hasta llegaba a hacerle reír, provocando que toda la bronca que acumulaba en el día, se esfume. Show en cambio se encargaba de enviarle mensajes a LINE todo el día, recordándole la dieta. Hiroto y Nao le mandaban mensajes de aliento, aunque el humor sarcástico del guitarrista menor, le ponía nervioso.

 

 

 

 

Al cabo del primer mes, Saga apareció en el dormitorio con una cinta métrica. Tora estuvo a punto de asesinarlo, puesto que no pensaba que eso fuese necesario, pero el bajista le recordó que todo nacía por los trajes, y que para ello se necesitaba medir. El pelinegro al principio se resistió un poco, pero el castaño bajista le convenció con dulces besos, hasta calmarlo. Para Saga era como tener un niño pequeño, al que debía cuidar. En cuanto sacó la medida, los resultados no fueron alentadores, por lo que el menor de los dos optó por empezar con los ejercicios.

 

 

 

Uno de ellos contaba con hacer abdominales, enfrentados y la idea era subir la intensidad de los mismos cada día, el premio contaba con un beso cada vez que llegaban a sus rodillas. Pero Tora las primeras diez sesiones no lograba ni rozar de cerca las comisuras del bajista y le frustraba, los días pasaban y no lo lograba, aún así el castaño le alentaba a continuar. Al cabo de esas primeras sesiones frustradas, logró llegar un poco más lejos, pero le costaba muchísimo.

 

 

 

Al cabo de dos meses, Saga se percató de como el pelinegro no tenía más aquellas mejillas rechonchas que tanto amaba. Al tomar las medidas, había una leve reducción de centímetros y bien sabía que ello no sería tarea fácil, pero conseguir aquellos resultados, estaban valiendo la pena.

 

 

 

-       ¡Bien! Puedes recibir recompensa. — Añadió el bajista que también estaba algo necesitado, dado que llevaba dos meses sin tener sexo y lo estaba frustrando.

 

 

 

-       Es idea mía o tú estás incluso más caliente que de costumbre. —  Bromeó el pelinegro, acariciando las caderas ajenas con suavidad.

 

 

 

 

-       Te recuerdo que esté esfuerzo es de los dos. Y te sumo algo más, hoy te toca estar arriba. Tendrás que moverte para mi, Shin. —  Exclamó risueño el bajista, antes de besarlo en los labios, y aprovechando la cercanía comenzó a desnudarlo.

 

 

 

Aquella noche la cena paso a segundo plano, puesto que sus cuerpos se habían extrañado hasta el punto que pasaron varias horas haciendo el amor, hasta terminar exhaustos, quedándose dormidos, unidos y sudorosos.

 

 

 

 

En los posteriores días, fueron las primeras pruebas de nuevos trajes, y ante los resultados obtenidos, Tora pudo vestir un saco elegante, a su fiel estilo holgado, para el cumple de Saga y Show. El cantante estaba contento con los resultados que la pareja había obtenido, lo que logró que Saga aproveche para tener un intenso y sorpresivo encuentro íntimo, al volver a casa.

 

 

 

 

Tora había optado por un cambio de look y había teñido sus cabellos en un color resaltante, para la mayoría fue un cambio sorpresivo, que no pasaba desapercibido para nadie. Por alguna razón, Saga no podía quitarle los ojos de encima, le llamaban la atención hasta el punto de sentir como aquel cambio le erotizaba, y sí su deseo había crecido a pasos agigantados por culpa de “la dieta” a causa de sus encuentros pocos frecuentes y fogosos, ahora simplemente quería más de él. Ese era un problema que debía superar, con calma.

 

 

 

Saga había optado por sumar un nuevo ejercicio y el mismo contaba con una caminata tranquila durante la noche o un trote suave durante las mañanas. La razón de ello era para evitar tentarse con el deseo de hacer el amor con Tora y sabía que esas horas normalmente las tenían “desocupadas” por lo que era necesario buscar una forma de entretenerse. Como Tora destacaba demasiado con su colorido cabello, le ayudaba a camuflarse y de paso podían pasar desapercibido, eligiendo zonas que Hiroto le había recomendado, dado que era las que el mismo  frecuentaba cuando sacaba a pasear a Mogu.

 

 

 

 

Para extrañeza de Saga, el caminar o trotar con Tora se había vuelto divertido, aunque el trote no podía ser exagerado, a Tora los pulmones no le respondían de la misma forma. Aun así no dejaban de divertirse, desde reír o comentar lo que veían, bromear o empezar a jugar como  dos niños. El guitarrista solía reír a carcajadas de sus bromas, razón de porque ellos se mantenían juntos, para el bajista ello no era una novedad, pero volver a descubrir esas sonrisas y compartir momentos juntos por una causa distinta a la música, lo motivaban.

 

 

 

 

Las presentaciones con DIAWOLF, sumado a otras apariciones del guitarrista, le preocupaban a Saga, pero increíblemente y como pocas veces pasaban, Show le invitó a que estuviese presente en todas ellas. Puede que el vocalista de A9 y DIAWOLF era muy amigo de Tora, pero aunque se llevaban bien y tenían un amor de hermanos, Tora no le hacía caso como si lo hacía con Saga, era algo que pocos podían entender. Para el bajista, era porque en el fondo ambos se comportaban como si estuviesen casados de toda la vida y a la vista de los demás, eran como amigos con derecho.

 

 

 

 

Por lo cual el bajista en anonimato, se mantuvo cerca de Tora, cada día de las presentaciones. Incluso el más alto se había controlado en las bebidas, aunque si se había excedido en algunas comidas, pero todo fue muy fácil para Saga. Aprovechando su nuevo look, el guitarrista no perdió el tiempo para seducir al castaño, al principio Saga se resistió, maldiciendo por lo bajo; pero es que las reglas eran claras y debían ser cumplidas, aun así, Saga no pudo negarse a  la tentación y  termino cediendo en cuanto habían llegado a la casa, sin poder llegar a la cama, no había porque esperar tanto. La tensión sexual había subido varios niveles, mientras esperaban que terminen los eventos, no era momento para frenarla.

 

 

 

Luego de esas noches incontrolables, Saga había perdido las veces que juntos habían quebrado las reglas, no podía ni siquiera regañarlo. Por lo que al terminar  esa semana, el guitarrista debió enfrentar a la balanza y los resultados fueron una vez más desalentadores. Saga no perdió el tiempo y volvió a ser riguroso, incluso con sus encuentros íntimos. Lo cual significó una nueva abstinencia para ambos. Tora dejo crecer su pelo para el próximo Live aniversario. En el nuevo Look las prendas le beneficiaban dado a que no eran extremadamente ajustadas, pero sabía que quedaban pocos meses para los trajes blancos y debía ponerse serio con respecto a la bendita dieta.

 

 

 

 

El bajista buscó nuevos ejercicios, cosas que pudieran hacer juntos, y también comer lo mismo, incluso en cantidades iguales. Había días en que simplemente sus humores no eran los mejores y chocaban, las peleas se habían vuelto algo inevitables, dado la irritabilidad que provocaba la abstinencia. Pero al cabo de unas horas,  todo volvía a la normalidad, Tora valoraba todo lo que Takashi le estaba ayudando, incluso cuando el menor no necesitaba la dieta. Mientras que Saga agradecía que Shin no se opusiera a su ayuda e incluso, se animara a hacer todas las cosas que le ofrecía. Poco a poco lograron a ponerse al día, hasta el punto que comenzaron a tolerar la abstinencia, juntos.

 

 

 

Pero para cuando llegó el cumple del guitarrista, todo se desbordó. Primeramente porque Tora le pidió a Saga que confiara, que él podría controlarse solo. El bajista se arrepintió de haberle permitido aquello, todo lo que habían vivido juntos a lo largo de esos nueves meses, se desmoronó en tan solo una noche. Para cuando el guitarrista había llegado a la casa, el mismo apestaba en alcohol y apenas lograba mantenerse en pie. Para Saga no paso desapercibido el inconfundible perfume del vocal mezclado con el sudor del guitarrista. No supo que era peor si todo ello que era como un coctel caótico en sus venas, o soportar lo cargoso que estaba el más alto, que incluso con los ojos chiquititos, le tocaba por todas partes, como demostrándole lo mucho que lo necesitaba. Saga se opuso a ello y como pudo, sólo ayudo al guitarrista a acostarse en la cama para que durmiera. Hubiese preferido ducharlo pero temía que terminara en un accidente.

 

 

 

 

Cuando al fin el guitarrista roncaba a mansalva sobre el colchón, Saga prendió un cigarro para calmarse un poco y controlar las irrefrenables ganas de golpearse contra la pared. Sabía que no podía ser duro con Tora, era su cumpleaños y podía tener un permitido, pero aquello había sido demasiado. Revisando Twitter se encontró con la gota que rebalso el vaso de su paciencia aquel día, Tora no solo había exclamado que Show era su esposo, sino que encima algunas seguidoras aseguraban de que los dos se besaron en el escenario. El bajista se sintió tan estúpido en ese momento que estuvo a punto de aventar el teléfono contra el suelo.

 

El alba llegó a las pocas horas, momento en que Saga aprovecho para reunir algunas cosas y retirarse del apartamento, sin mencionar una palabra. Muchas cosas estaban cruzando su mente y sabía que era inútil discutir con el guitarrista, cuando el mismo estaba con resaca, sin duda terminarían mucho más enredados y lastimados, quizás por una tontería. Tontería que para Saga era dolorosa, sin importar el contexto. Tora había dicho y hecho esas cosas, dejando en claro que al menos lo pensaba. Aquel día el bajista tomó el tren que lo llevaba hasta la casa de sus padres, hacía mucho tiempo que no los visitaba y en ese momento, sentía lo mucho que los necesitas. Aunque no mencionaría la verdadera razón de la visita.

 

 

 

 

El guitarrista despertó cuando el sol se encontraba en su punto más alto, un fuerte dolor de cabeza no lo dejaba enfocar la mirada, llamó por el nombre a su pareja, pero el silencio lo tomó por sorpresa. Espero, quizás Saga había salido a comprar algo. La espera le hizo dormirse y para cuando volvió a abrir los ojos, ya había oscurecido. Tora decidió levantarse, aun mareado y con puntadas en su cabeza, camino atontado por todo el departamento, pero tardó en darse cuenta como la soledad lo había invadido. Como pudo buscó su celular y lo llamó al teléfono, diez veces seguidas, pero el bajista rechazaba la llamada. El guitarrista no entendía nada, la resaca era demasiada y no recordaba haber hecho algo que pudiera enojar al castaño. Usualmente no recordaba nada de lo que hacía estando borracho, pero estaba demasiado dolorido en ese momento como para pensar claro.

 

 

 

 

Dos días habían transcurrido desde que el bajista estaba viviendo con sus padres, días en que se había refugiado a pensar, pensar lo que simplemente no entendía. Saga considero aquello  como unas mini vacaciones, aunque se pasaba el día pensando en Tora. Sus padres conocían de la relación que mantenían con el guitarrista, pero trataban de no interferir. La presencia del castaño en la casa era la más esperada, por lo que no había queja de su estadía, pero si les preocupaba la mirada  triste de su hijo. Mientras que Tora se recuperaba de la resaca y buscaba incansable al bajista, pero era inútil, incluso Nao había protegido al bajista, mencionando que el mismo necesitaba aire. El guitarrista no entendía absolutamente nada y sentía un profundo dolor ante la ausencia de Takashi.

 

 

 

Para el jueves de aquella semana, Tora no soporto más y ante la falta de respuesta de Saga, no dudo en tomar el tren que lo llevaba a la casa de los padres del bajista. Sabía que los mismos habían cambiado de dirección y la conocía porque el Takashi se lo había mencionado varias veces. Para la tarde de aquel jueves, el sol comenzaba a caer por el horizonte, cuando Tora llamo al timbre de la nueva casa de los Sakamoto. No espero demasiado y pronto fue atendido por la madre del bajista, la misma le mencionó que pasara a esperarlo, puesto que Saga había salido a comprar algo  para la cena.  El más alto converso durante largos minutos con la madre de su pareja, hasta que al fin el castaño cruzó la puerta y la sonrisa que colgaba de sus labios se borró. La madre de Saga se retiró para dejarlos solos.

 

 

 

El bajista tomó asiento, observando de reojo a su pareja, cruzándose de brazos sin mencionar palabra alguna. Tora emitió un largo suspiro, ante la presión que sentía, debido al enojo del menor, enojo que aun no podía atribuir a que se trataba.

 

 

 

-       Takashi ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué no respondes mis llamadas? — Pregunto el guitarrista en un tono preocupado y en cierto punto era hasta un reclamo.

 

 

 

 

-       Me fui porque soy libre de hacerlo y también soy libre de no responderte. — La respuesta categórica del bajista era un puñal para Tora que seguía sin entender.

 

 

 

 

-       Pero… Takashi no entiendo nada. No sé que hice para enojarte. De repente dejaste el apartamento…—  Tora ya no sabía cómo sacarle las palabras para al menos entenderlo. Por unos cuantos minutos fueron rodeados  por el silencio.

 

 

 

-       Estoy cansado Shin… Sé que todo  fan service  es un juego, pero no sé hasta qué punto lo que dices es cierto o no. Ya no sé si creerte o que…

 

 

 

-       ¿Fan Service? —  Tora intento recordar que hizo en el live de su cumpleaños pero era casi imposible. Saga lo observó incrédulo.

 

 

 

-       Amano deja de hacerte el desentendido…—  El bajista bufo molesto ante la reacción del mayor que seguramente nacía de evitar el enfrentamiento.

 

 

 

 

-       Haber Takashi si paso algo en el recital de mi cumpleaños,  te aviso que no recuerdo ni que canción tocamos. No puedo recordar nada de ese día y pido perdón por todos mis excesos, si es lo que te ha molestado, y si hice fan service ni siquiera lo recuerdo.

 

 

 

 

-       No puedo creerte que no te acuerdes. Aparte para que hacerlo justo cuando yo no te acompaño. Cuando confíe en ti…—  De pronto el enojo del bajista se hizo presente, no llegó a levantar la voz pero se podía leer su molestia en cada una de sus expresiones.

 

 

 

 

-       Takashi… Hemos hablado esto muchas veces. Y no tengo intensiones de pelear en la casa de tus padres. Piénsalo mejor, y no olvides lo mucho que te amo. Vuelve a casa…- Pidió el más alto, acariciando la rodilla del bajista con suavidad. Saga se quedó sin poder responder.

 

 

 

Tora se levantó del sofá, para encaminarse a donde se encontraba la madre del bajista para disculparse por las molestias ocasionadas y por no poder quedarse a comer. A los pocos minutos, la puerta se cerró detrás de la figura del guitarrista.

 

 

 

 

Saga no soportó aquello, el hecho de que Tora se había presentado en la casa de sus padres, que lo buscara insistente durante aquellos días, sumado a toda la necesidad de volver a verlo, era como si todo se había vuelto una revolución en su interior y la partida del guitarrista, disparó todos sus sentimientos hacía solo una dirección. Rápidamente salió detrás del mayor y corrió a toda velocidad para alcanzarlo.

 

 

 

-       ¡SHIN! —  Gritó sin importarle los transeúntes que caminaban alrededor. El más alto detuvo el paso ante el grito y se giro para mirarlo, había reconocido su voz.

 

 

 

Tora no alcanzó a preguntar ni responder absolutamente nada, puesto que el bajista aprovechó que se encontraba quieto para abrazarlo. Aquel gesto en público, llamó la atención de las personas que transitaban, aun así el guitarrista escondió su rostro en los cabellos cortos de su pareja, respirando el tierno aroma del menor. Saga enterró su nariz en el pecho del más alto, olvidándose del mundo exterior y concentrándose en el núcleo, en el amor que los unía. Al cabo de unos cuantos segundos, el castaño retomó la palabra.

 

 

 

-       Volveré…— Añadió con la voz agitada, su corazón no dejaba de palpitar.

 

 

-       Takashi cuánto debo hacer para que comprendas que no me puedo enamorar de otras personas que no sea de ti, cada día. — Susurró el más alto, para que aquellas palabras solo fuesen oídas por los dos.

 

 

 

 

-       Sólo evita darme celos… No quiero más eso. —  Pidió negando suave con la cabeza, hasta sentir como en el abrazo, Tora buscaba su mirada.

 

 

 

-       No puedo prometer nada, tú me celas por todo. — Bromeó el más alto, robando de la boca del menor unas cuantas risas nerviosas.

 

 

 

Se separaron para volver a caminar, Tora debió esperar al castaño para que el mismo retirara lo poco que había llevado ante esa visita que había hecho en la casa de sus padres. Para cuando estuvieron listos, regresaron  tomados de la mano como dos adolescentes, aprovechando que a esa hora no había demasiadas personas en el tren.

Aquella madrugada se despojaron de las reglas y se olvidaron de todos los celos que los habían confundido sólo para amarse como llevaban tiempo sin poder hacerlo.

 

 

 

Los siguientes días que transcurrieron, fueron exhaustivos en cada ejercicio, en cada comida e incluso en las salidas nocturnas. Saga volvió a cuidar en cada detalle a Tora y este a prestarle atención en todo. Dejando atrás aquel ataque de celos que el bajista no pudo controlar para volver apoyarse el uno en el otro.

 

 

 

 

La cinta métrica y la balanza eran los principales enemigos de Tora cada semana, mientras el bajista se encargaba de lograr que todas las cosas que debían hacer, se volvieran entretenidas para el mayor, y es que el guitarrista era como un gato en versión humana, y la única forma de mantenerlo interesado, era estimularlo con todo lo que le llamara la atención. Se aburría con facilidad, pero en el fondo sabía que su principal atención, consistía en que siempre se involucrara, Tora le gustaba las cosas que podían hacer juntos, para disfrutar de cualquier actividad.

 

 

 

 

Así fue como durante aquellos meses, el guitarrista volvió a conseguir la talla que necesitaba para vestir el traje blanco. Nuevamente Tora había teñido sus cabellos de negro y había optado por un peinado más corto y prolijo.  La primer prueba de la indumentaria fue en pleno Noviembre, y el bajista inmediatamente sintió un chispazo que se encendía en su interior. Tora estaba increíble.

 

 

Fue Show el encargado de halagar al pelinegro, en un primer momento el cantante había dudado de que el más alto lo logrará, dado que había tenido subidas y bajadas durante todo el año, pero cuando los resultados saltaban a la vista, no perdió la oportunidad para aplaudir. Saga había sido el verdadero encargado de ello por lo que se lo agradeció principalmente a él.

 

 

-       ¿Te gustan los desafíos, no Saga? —  Preguntó el vocal entre suaves risas.

 

 

 

-       Por supuesto. Aunque más que nada me gusta complacerlo. —  Ante la confesión del bajista, Show lo observó sin entender. —  No pienso explicarte la receta. —  Añadió bromista Saga, haciendo reír al cantante quién había tardado en captar el doble sentido de aquellas palabras.

 

 

 

 

-       Entonces para la próxima, puedes hacer  que deje de fumar. —  Propuso el acaramelado cantante, asumiendo su rol de rey demonio, sádico.

 

 

 

-       Mhm eso puede ser, sólo si tú logras que tu Hiroto termine las canciones que me prometió desde mitad de año. Aun las espero. — Reclamó el bajista, con una sonrisa juguetona en los labios. Show no pudo evitar que el rostro se le desencajara, quedándose sin palabras. —  Ah y no puedo darte la receta, lo siento.

 

 

 

 

El vocalista refunfuño en su interior, dado que sabía lo caprichoso que era Hiroto para terminar algunas cosas, difícilmente conseguiría algún resultado. Mientras que Saga se retiró con una sonrisa amplia pintada en los labios. Buscó a Tora para darle su premio y de paso aprovechar como le quedaba aquel traje, para estrenarlo antes del concierto que estaba próximo a venir.

 

Fin~

 

 

 

Notas finales:

 


 


¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado, saben que me dejan sus comentarios o impresiones aquí o donde deseen, siempre estoy atenta a los comentarios. Gracias a todos lo que leen y porque aun no sé si podre terminar el fic “caliente” que pretendo escribir, les digo:


¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS! ¡FELIZ 2017! Se viene mi año (?)


CUIDENSEN MUCHO!


BESOS!


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