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BONJOUR APHRODITE por chibi fujoshi 374

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Notas del fanfic:

Los personajes le pertenecen a Masami Kurumada, yo los utilizo para mis locas ideas sin fines de lucro

Notas del capitulo:

 Espero que les guste este pequeño one-shot sobre esta pareja a la cual le estoy tomando cariño

Es irracional decir que odias a alguien sin siquiera conocerlo bien, pero en verdad lo odiaba, lo detestaba más que a nadie en todo el santuario, el caballero de los hielos había arruinado su vida desde que llegó a grecia, antes recibía toda la atención, claro era de esperarse al ser considerado el más hermoso de los 88 caballeros y tambien el mas temible, pero la unica persona que le importaba era Saga, estaba enamorado del geminiano desde que recordaba, el gemelo era su admiración, su ídolo, prácticamente su dios, por ello mismo no había dudado en seguirlo cuando descubrio que había asesinado a Shion, no le importo, Saga podría matar a la misma Athena y el no cambiaria su posicion ni sus pensamientos hacia el,pero en cuanto Camus regreso al santuario Saga lo hizo a un lado de alguna manera, pues ahora el de ojos azules y mirada fria parecia obtener toda la atencion del geminiano oculto tras la mascara.

 

-bonjour Aphrodite - el acento francés tan reconocible hizo mella en el oído del mencionado.

 

-Afrodita… es Afrodita - corrigió con algo de frialdad y frustración, el Acuario lo miro por el rabillo del ojo y esbozo una leve sonrisa, lo cual le pareció una burla al de ojos cielo, el francés se perdió subiendo los escalones en dirección al templo del patriarca, “Camus es tan inteligente, tan culto, es muy listo y responsable”, esos y muchos otros halagos se cernían sobre el caballero de los hielos, Afrodita antes recibía los halagos por ser el más bello y claro también un experto en lo que se refiere a plantas, ahora parecía que lo veían como alguien hueco que solo se preocupaba por su apariencia superficial y eso lo fastidiaba de sobremanera, sin darse cuenta siquiera comenzo a aislarse de los demas.

 

Si tuviera la oportunidad le clavaria una rosa sangrienta al presumido francés, el onceavo guardián se la pasaba mucho tiempo con el patriarca “haciendo inventarios y revisando papeles” cosa que Afrodita no se creía en lo más mínimo, aunque fuera la pura verdad, cada sonrisa que Camus le dirigía lo interpretaba como una burla y no soportaba tenerlo en frente ni siquiera 5 minutos. Quizá era algo egoísta de su parte, pero es que en realidad le encantaba tener atención, ya fuera por ser temido o ser admirado, pero con Camus en el juego parecía que iba perdiendo, y él odiaba perder.

 

¿que tenía de especial Camus? ¿Por que tantos lo admiraban?, con la resolución de descubrirlo comenzó a observarlo durante casi una semana, veria por que a Saga se le hacía tan indispensable y luego lo quitaria del camino y volvería a ser el favorito del patriarca. Realmente no era del todo el favorito, pero le gustaba tener esa sensacion de serle útil al pontífice falso del santuario.

 

El caballero de la onceava casa no hacía nada interesante, solo se sentaba a leer en sus tiempos libres tomando una taza de café, asistía a los entrenamientos de manera puntual y sin falta, ayudaba a sus compañeros en caso de que lo necesitaran, era todo un ejemplo a seguir, era educado y respetuoso, de no ser por su personalidad tan fría muchos sin duda estarían tras él, pero simplemente con una mirada podía decirte que no estabas a su nivel.

 

Afrodita se quedó observando las rosas de su jardín, el entrenamiento había sido cansador, aunque ya con 18 años de edad le era mucho más fácil soportarlo, cuando era pequeño llegaba prácticamente muerto a su templo el solia cansarse mas, puesto que debía subir once casas antes de poder descansar, el entrenamiento del dia de hoy había sido especialmente arduo aunque parecía que a Camus no le afectaba en nada, eso era un gran mérito considerando de que el provenia de siberia, un lugar verdaderamente frío y ahora debía entrenar en grecia, conocido por su clima cálido y árido, el peliceleste penso por un segundo que Camus era realmente fuerte, podia compararlo con trozo de hielo en este desierto griego, que no se derretia pese al ardiente sol, pese a las multiples muertes, rebeldes e inocentes asesinados, guiados todos sin darse cuenta por Saga, quien para la sorpresa del Pisciano tenia engañados a casi todos los caballeros por demasiado tiempo.

 

-bonjour Aphrodite - saludo con una leve sonrisa el menor, Afrodita se sobresaltó al oirlo, estaba nuevamente sumido en sus pensamientos y tenerlo en frente lo asustó y lo puso en guardia rápidamente, logrando sacarle una sonrisa al francés, una de esas sonrisas que casi nunca tenía, pero para Afrodita era normal verlo sonreír levemente, no sabia que era casi un privilegio ya que nadie casi nunca habia visto sonreir al Acuario, aquella sonrisa estaba reservada para el, solo para esa rosa orgullosa.

 

-ah… solo eres tu - se cruzó de brazos algo avergonzado por haber sido tomado por sorpresa, Camus extendió su mano dirigiéndose hacia la cabeza del mayor, pero la retrajo rápidamente, aquel extraño comportamiento ya se le había hecho habitual, Camus se aparecía tras él en los entrenamientos mientras observaban una pelea y le decía con ese acento francés que tanto detestaba: “bonjour Aphrodite”, y casi siempre que parecia que iba a tocarlo se retractaba en el último segundo, ¿acaso le gustaba a Camus? Parpadeo un par de veces y se percató de que el onceavo guardian ya no estaba, la idea de que le gustara a la persona que menos le agradaba se hizo presente en su mente, él y Camus era algo difícil de imaginar, pero lo descarto rápidamente esa idea cuando un nombre se le vino a la cabeza “Milo”, Milo de escorpio siempre seguía a Camus eran, según todos en el santuario, grandes amigos y no le sorprendería si hubiera algo más entre ese par, si lo pensaba bien era mucho mas logico que tuviera algo con el escorpion que con el.



Varios días después…

Afrodita corría por los escalones de regreso a su templo, las lágrimas surcaban su rostro, a la vez el viento frío de la noche helaba su piel, pero… ¿que importaba? Corría sin que nadie lo persiguiera, corría como si su vida dependiera de ello, Saga nuevamente había llevado varias amantes a su habitación, y Afrodita tuvo que elegir a las mas lindas para que el falso patriarca se la pasara bien esa noche, no comprendía por que aun le dolía, sabía de sobra que esa no era la primera vez, tampoco seria la ultima, pero aun asi sentia una fuerte opresión en el pecho, un nudo en la garganta y como siempre una duda existencial ¿que hacia ahi? ¿por que debia seguir portando esa armadura? ¿que ganaria con todo esto? ¿quien era el realmente? No era un caballero de Athena, tampoco queria ser un traidor a los ideales que le habian repetido miles de veces, no podia volver al mundo real, no con todo lo que habia visto en su joven vida ¿que era lo que realmente queria?.

 

Sus pasos se detuvieron en la entrada de Acuario, su respiración era agitada y sus mejillas estaban sonrojadas tanto por el frío de la noche como por el llanto que apenas cesaba, respiro profundamente y dio vuelta atrás, sus pasos siempre lo llevaban a lugares imprevistos cuando estaba cegado por la ira y el dolor.

 

-Aphrodite… ¿que estás haciendo aquí? - pregunto el menor acercándose a pasos lentos al doceavo guardián,pues había sentido su cosmos bastante alterado y al tenerlo tan cerca no dudo en ir a recibirlo. El francés llevaba la ropa de entrenamiento, sin hombreras ni nada por el estilo, esa era básicamente la ropa habitual de todos era lo unico que podian obtener en el santuario, afrodita estaba en las mismas condiciones aunque su ropa estaba completamente empapada por la lluvia tormentosa de esa noche.

 

-... nada… yo… - su corazón se acelero no queria que nadie lo viera llorar, esa era su mayor vergüenza, era mostrar su lado debil y fragil, con lo mucho que le habia costado formar su mascara de frialdad y orgullo no podia permitirse derrumbarse de esa manera. - soy sonámbulo… perdona por despertarte - dijo en un leve susurro y comenzó a subir las escaleras para regresar a su templo.

 

-espera… ¿no te gustaria pasar? - pregunto el menor en su habitual tono serio solo que denotaba una pizca de ruego que Afrodita percibió - tengo café… además… no te ves bien, si hay algo que pueda hacer…

 

-déjame en paz… y jamas te cruces en mi camino - cortó fríamente y le dirigió su mejor mirada asesina, Camus se quedó en silencio pero pudo descifrar el dolor de aquellos ojos aguamarina un dolor escondido, la duda y el temor, Afrodita corrió de nuevo a su templo y dejó atrás a un pensativo Camus.

 

Al día siguiente Afrodita actuaba como era habitual, entiéndase de frío, distante, orgulloso, y claro tratando de verse superior a muchos otros, pero Camus estaba decidido a no rendirse en su misión de sacarle por lo menos una sonrisa al sueco, ¿como rayos hacerlo? Si el mismo era muy serio, apenas si sonreía, mucho menos sabia como hacer sonreir a otros, Afrodita era era casi tan cortante y frío como el, aunque claro tenía un toque levemente cínico y altanero que era lo que le fascinaba, Afrodita era sin duda una representacion humana de sus propias rosas

 

El entrenamiento matutino llegó a su fin, como cada dia, Aioria siempre se veía algo molesto y solamente lograba animarse en compañía de Milo, Shaka ni se dignaba a charlar con nadie al terminar se marchaba a su templo para seguir meditando,Death mask siempre terminaba persiguiendo a algún caballero de plata para torturarlo mentalmente y desaburrirse, Shura evitaba a todos y se retiraba en silencio a su templo, Aldebarán era el único amigable y amable del grupo siempre mostrando aquella gran sonrisa y sus ánimos de ayudarlos a todos.

 

-”si que somos muy unidos”- pensó el caballero de los hielos con ironía, a nadie le interesaba hacer amigos en realidad, solo eran compañeros de armas, de una u otra manera su destino era morir, por ello les parecía algo absurdo perder tiempo en amistades, vanales que no llegarian a ningun lado.

 

Afrodita subía lentamente por las escalones de piedra, adentrándose en el templo vacío de Aries, Camus no vio mejor oportunidad para acercarse al caballero de las rosas, nadie estaba cerca asi que rapidamente le dio alcance.

 

-Aprh…

 

-ni te me acerques hielera parlante - cortó rápidamente el sueco, Camus suspiro frustrado,pero mantuvo su semblante serio y frio, lo siguió en silencio a una distancia prudente, Afrodita iba a reclamarle pero pronto se acercaron a la casa de Tauro no quería quedar como el malo de la historia frente a Alde, que era el único que si le daba una pizca de confianza, en realidad era el único que sí le agradaba, Aldebarán era una persona que difícilmente podrías odiar, después de pasar la segunda casa creyó perderlo en géminis pero al girar la vista ahí estaba, con el paso lento y tranquilo, mostrando su seriedad imperturbable y su mirada fría.

 

-¿Cual es tu problema Camus? ¡Te dije que no te me acerques! - confronto el mayor

 

-mi casa también queda para arriba… vecino - le respondió con serenidad, Afrodita trato de decir algo más pero no tenia argumento alguno para alejarlo, hizo una mueca de desagrado y siguió subiendo las escaleras que ahora le parecían infinitas, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, lo bueno era que cada templo estaba vacío (a excepción de Virgo) y también eso era lo malo, había tanto silencio que podía escuchar con claridad cada paso que daba el menor, cada respiración, cada pausa…

 

-Ya me harte… sube solo… ire a buscar a Deathmask - dijo en voz alta y se giró con toda la intención de bajar las seis casas,aunque perdiera todo el dia en ello, la mano, peculiarmente fría, del francés lo detuvo antes de que se apartara.

 

-¿que hice? - pregunto con seriedad y firmeza,Afrodita se vio confundido por un segundo, el caballero de los hielos lo giró para verlo de frente y directamente a los ojos - ¿que te hice para que me odiaras tanto?

 

-¡Suéltame! - exigio el doceavo guardian, Camus tan solo presiono más el agarre.

 

-Respondeme - su mirada parecía acorralar mentalmente al de Piscis, descubrió en ese instante que Camus le ganaba con algunos centímetros,o quizá era porque se estaba encogiendo de hombros que casi olvidaba que podía liberarse, Camus tenia mas musculatura que él, Afrodita se basaba en la agilidad y rapidez por ello mismo también dio la impresión de ser levemente más pequeño que el francés

 

-No te dire nada… déjame en paz…

 

-no seas infantil Aphrodite…

 

-¿infantil yo? ¿Someter a un compañero solo por capricho para obtener una respuesta no es infantil? - questiono con sarcasmo, y claro no podía faltar aquella sonrisa cinica, había recuperado la confianza rapidamente.

 

-hmp… - el agarre de Acuario se fue aflojando lentamente, Afrodita sonrió triunfante si algo era mejor que vencer a alguien en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, era sin duda dejar sin habla al caballero más listo de los doce, pero en pocos segundos él fue quien quedó sin palabras, su mente parecía trabarse con la repentina acción de Camus, pudo sentir los labios del francés sobre los suyos, una reacción eléctrica lo hizo reaccionar abruptamente apenas sintió la lengua del menor adentrarse en su boca, trató de apartarlo y salir del shock inicial, la falta de aire lo salvó y logró separar sus labios del menor.

 

-fresas…

 

-¿que?... - preguntó con voz queda el mayor, hicieron falta unos segundos para que su mente volviera a trabajar y reaccionara algo más agresivo -no importa, ya dejame o les contare a todos lo que acabas de hacer -amenazó el Pisciano aun tratando de liberarse, pero más que nada pensando en las diferentes opciones de matar a esa hielera andante, porque... de verdad planeaba matarlo.

 

-Sabes a fresas - terminó el francés sonriendo con malicia,cosa que dejó estático al mayor. ¿fresas? ¿eso era un halago o un insulto? La mirada de Camus en ese instante le pareció aterradora, precisamente porque jamas lo habia visto asi.

 

-Camus de Acuario si no me sueltas ahora mismo voy a…

 

-¿que? ¿decirles a los demás? ¿crees que te creerán a ti? ¿crees que siquiera les va importar? Aioria seguirá deprimido por su hermano, Shura seguirá sintiéndose culpable por matar a Aioros, Shaka no dejara de hablar con su preciado buda, Death se reirá en tu cara, Aldebarán es el único a quien podría interesarle… aun asi ¿a quien crees que le creera? ¿iras con Saga? - Afrodita abrió grandemente sus ojos, ¿Camus sabía lo de Saga? - ¿en verdad hay alguien a quien le importes Aphrodite? ¿tienes algún amigo de verdad? - el mayor bajó la mirada, era cierto… no tenia amigos, no tenía a nadie, incluso aldebaran confiaba más en Camus que en el, siempre estaba solo pero era la primera vez que alguien se lo restregaba en la cara - en realidad… a mi si me importas, desde que te vi hace ya... tantos años atrás, no he podido sacarte de mi cabeza y yo… Aphrodite yo… - susurró el Caballero de Acuario, se acercó nuevamente al Pisciano fundiéndose en un beso mucho menos forzoso que el anterior, no fue correspondido pero tampoco rechazado.

 

-¿ya estás satisfecho? - pregunto seriamente el mayor, se limpió los labios con el dorso de la mano y lo miró con frialdad - a no ser que quieras morir, y que yo muera también esto es todo lo que obtendrás de mi, Camus, te repudio, no quiero que te me acerques - el francés no habia pensado en las consecuencias, cada uno de ellos estaba bajo un voto de castidad, pues servían a una diosa virgen, ser un caballero tenía demasiadas restricciones, al ser servidores de la diosa de la sabiduría su educación había sido realmente estricta, debían conocer sobre arte, ciencia, y hablar muchos idiomas con fluidez, conocían sobre medicina mas que nada anatomia, todo eso era sencillo para Camus, pero ahora lo que lo tenia en un dilema era el maldito voto de castidad, al ser este roto, lo matarían, era una ofensa a su diosa, más aún en un lugar como ese, el templo de Libra.

 

Para Afrodita fue simplemente una excusa, sabía que de todas formas a Saga no le importaria, pero realmente quería al Acuario lejos de él, al verlo en un dilema mental aprovecho su distracción para comenzar su retirada nuevamente.

 

-no, no te vayas - Afrodita fue nuevamente detenido por el Acuario, el de ojos cielo levantó una ceja y lo vio con superioridad.

 

-Camus… escucha, no tengo nada contra tus preferencias, pero buscate a otro porque yo no pienso prestarme para tus estupideces - se zafo del agarre y corrio rapidamente huyendo del Acuario, Camus se quedo casi estático en su sitio, tal vez tenía razón, no quería morir tan joven aun, el siempre recto Camus estaba en un dilema interno entre seguir las normas o mandarlas al diablo para seguir sus instintos.

 

Afrodita se canso de correr cuando llegó a Capricornio, como siempre Shura no estaba cerca, sentía su cosmos en su habitación, seguramente sintiéndose culpable, aunque lo negara, todos ya sabían que la culpa lo carcomía por dentro, Aioria lo miraba con gran desprecio y Shura debido a su orgullo pretendía que no le importaba aunque muchas veces trato de facilitarle las cosas al león de una u otra forma, trato de que lo perdonara, quizá era su manera de tratar de redimirse por el asesinato de Aioros.

 

-ese idiota… - susurro Afrodita al salir de Capricornio, la siguiente casa era de Acuario, no quería nada que le recordara a él, ¿fresas? Camus había dicho que sus labios sabían a fresas, por curiosidad se relamió los labios, estos tenían un sabor a vino tinto, los labios de Camus sabian a vino, se sonrojo levemente al recordar ese beso, no porque le habia gustado, mas bien fue el enojo y rabia que sentía, Camus quería hacerlo el sumiso ¿con que derecho? Afrodita era mayor y si alguien sería el activo sin duda sería él, negó con la cabeza sintiéndose todo un idiota por siquiera pensar en la probabilidad de tener un encuentro con el francés, pasó de largo Acuario para ir a su templo, este sin duda había sido un dia muy raro, pero se sentia mas tranquilo cuando comprobó que el cosmos de Camus se alejaba, seguramente en dirección a Rodorio o a los campos de entrenamiento.

 

La serena y silenciosa noche pronto llegaría, el cielo se oscureció lentamente mientras tomaba diversos colores, naranja, morado, azul, añil, rojo, era un panorama sin duda hermoso, más hermoso aún ese atardecer combinado con sus preciosas rosas rojas, el patriarca no lo había llamado y no le tocaba hacer guardia asi que tendria una noche tranquila, o al menos eso creyó cuando se fue a dormir horas después.

 

-mhh… ahh… ahhh - sus ojos celestes se abrieron, el calor recorría todo su cuerpo, no lo veía pero sabía perfectamente que estaba sonrojado, después de todo era un hombre, y cosas como estas no podía evitarlas solo por que si, por más “Santo” que fuera, las malditas necesidades de su organismo tuvieron que elegir justamente ese dia para tener un sueño “humedo”, agradeció a los dioses estar solo en un templo tan enorme como ese, el caminar se le hacía incomodo, su virilidad erecta parecia sensibilizar todo su cuerpo, soltaba leves suspiros mientras a oscuras buscaba la puerta del baño.

 

-Aphrodite

 

-*no… no ahora… maldita sea Camus” - se quedó quieto en su lugar tratando de esconderse tras un pilar, la luz de la antorcha de Camus comenzaba a iluminar el ambiente, era tarde el francés ya habia sentido el cosmos del doceavo guardian, no podía negar su presencia

 

-Dite… solo quiero hablar contigo, sobre lo de hoy…

 

-si, te perdono, ahora vete, haremos como que nunca pasó - dijo el sueco rogando a los dioses que el francés se fuera.

 

-no… no quiero eso, no quiero olvidarlo, ¿podemos hablar? - pregunto calmadamente,tratando de adivinar por que su compañero tenia la voz tan agitada y parecía dispuesto a “perdonar” siendo una persona tan orgullosa

 

-ahora estoy cansado, vuelve mañana - alzó levemente la voz, aunque trataba de regularizar su respiración no lo conseguia, los pasos de Camus acercándose le hicieron moverse un poco, arrancando otro gemido de sus labios

 

-¿Aphrodite estas bien? -preguntó algo alarmado, y apresuró su paso para llegar frente al mayor quien trató de mantenerse escondido tras el pilar, Camus lo vio frente a frente, el guardián de Piscis tenía el cabello revuelto y las mejillas sonrojadas y la respiración agitada también.

 

-Camus… hablemos de esto mañana ¿si? - pidió en súplica involuntaria el mayor, el Acuario parpadeo un par de veces al oir esa voz por primera vez, tan docil, tan sumisa, su mente analitica lo hizo revisarlo de pies a cabeza sin que el contrario se diera cuenta.

 

-estas… - Su mirada rapidamente se dirigio a su entrepierna Afrodita se cubrió con ambas manos.

 

-vete VETE - retrocedió un par de pasos, Camus miró a los alrededores como asegurándose de que no hubiera nadie.

 

-eso… debe ser muy doloroso - susurro acercándose al mayor, Afrodita retrocedió un poco, la mirada de Camus permanecía siendo fría e inescrutable y eso le aterraba aún más.

 

-puedo hacerme cargo yo solo… por favor, te pido que te retires Camus - desvió la mirada a un lado, la vergüenza de ser encontrado en estas circunstancias era demasiada, seguramente recordaría esto hasta el último de sus días.

 

-podría ayudarte… - Afrodita abrió grandemente sus ojos, no podía ser en serio ¿verdad? Retrocedió aún más y comenzó a crear una rosa en su mano como amenaza silenciosa, pero de pronto sintió que esta se volvió muy fría, tan fría que tuvo que soltarla y ahi quedo, una rosa congelada en el suelo, parecía que la cubría un fino cristal y el reflejo de la antorcha de Camus le daba un brillo único. - tus rosas no pueden envenenarme si no pueden soltar su fragancia. - las manos del francés se acercaron al cabello de Afrodita y lo acarició con suavidad.

 

-En cuanto te descuides clavare una rosa sangrienta en tu pecho, maldito degenerado - amenazó clavando sus orbes celestes en las del menor.

 

-quisiera ver eso - una leve sonrisa se formó en los labios del Acuario, procedió a capturar esos labios rosas y suaves con los suyos, un beso inexperto pero lujurioso, Afrodita trato de resistirse, las palmas de su mano se sujetaron a los hombros del menor y lo empujaba en un intento de alejarlo, una parte suya estaba disfrutando eso, pero su raciocinio regreso, formó un puño para golpear al de ojos azules, sin embargo, justo en ese momento las manos del francés acariciaron su virilidad por sobre la tela, su cuerpo se estremeció completamente, la sangre subió a sus mejillas, y su corazón se aceleró de inmediato, como si le inyectarán una dosis de adrenalina, no podía explicarlo, simplemente sintió como su cuerpo se estremeció ante ese simple contacto, Camus noto aquel repentino cambio y prosiguió con leves movimientos sobre la tela, el mayor soltaba leves gemidos ahogados por el beso que aún le proporcionaba el menor, no quería aceptarlo pero esta era sin duda la mejor sensacion que habia sentido jamas, queria mas, el francés no tardó en adentrar sus manos entre la ropa del guardián de las rosas, recorriendo su torso con suavidad y curiosidad, memorizando esa piel, esa textura, esa calidez.

 

-no,... no te atrevas a llegar más lejos que esto - Afrodita en un momento de lucidez detuvo las manos del menor que ya descendían por su cintura.

 

-como si pudiera detenerme ahora - haciendo caso omiso de las negaciones del mayor comenzó a bajar los pantalones para descubrir la continuación de esa blanca piel, el suelo estaba frío, la antorcha lentamente perdía su fuerza, las manos de Afrodita aun parecían querer apartarlo pero tambien parecia que no hacía un gran esfuerzo por hacerlo, para estar en igualdad de condiciones se desprendio de su ropa tambien, ahora si podia sentir mejor  contacto se sus cuerpos, la forma en la cual Afrodita parecía que lo estaba derritiendolo por completo, abrió las piernas del sueco buscando mas contacto íntimo, aunque la verguenza tambien lo inundaba, pero el deseo de hacerlo suyo era aún mayor, el templo de Piscis se inundó de gemidos y jadeos aquella noche, esa noche que sin duda ninguno olvidaría jamás…



El sol se asomaba por el horizonte, los guardias soportaban el sueño y esperaban el momento en el cual descansar, las doce casas se alzaban con esplendor en aquel suelo rocoso, los guardianes de cada casa comenzaban a despertar y preparar sus desayunos, a excepción de los dos únicos dorados que aún permanecían dormidos en la cama, cubiertos desigualmente por las sábanas, sus piernas flexionadas y sus cuerpos juntos ofreciéndose calor mutuo, el primero en despertar fue Afrodita, su mente quedó estática al ver a Camus a su lado, como un rápido flash back volvieron los recuerdos de la noche anterior, su cuerpo entero templo cuando trato de sentarse, la parte baja de su espalda tenia una sensacion rara, deseando que lo tragara la tierra se alejó con lentitud, sabía que Camus tenía el sueño pesado, pero siempre despertaba a las 7:00am dio unos pasos tambaleantes y sintió un fluido extraño bajar por sus piernas, se paralizó hasta que se armó de valor y bajo la mirada haciendo realidad su temor, un líquido blanquecino se deslizaba entre sus piernas, corrió hacia su baño buscando inmediatamente agua, se sentía sucio y debía quitarse esa sensación lo más pronto posible.

 

Después de una muy apresurada ducha busco ropa y se vistió, asegurándose de que Camus permaneciera dormido, seguramente aún eran las 6:30 asi que tenia tiempo, salió de su templo dejando al Acuario dormido en su cama, no podía creer lo que había pasado, era demasiado para él, ¿como se había dejado llevar? ¿por que no lo detuvo?, fue simplemente una sensación que lo controlo por completo y se dejó hacer a pesar de que se quejo en el acto, era ridículo decir que lo habían forzado, su fuerza era la suficiente como para alejar al Acuario y sino, por lo menos para dejarlo lastimado. Su primera vez fue con la persona que menos imaginaba, en el lugar que menos imaginaba, tenía demasiadas cosas en la cabeza, sin darse cuenta ya estaba en Leo.

 

-que puntual afrodita, ¿qué bicho te picó hoy? - pregunto un castaño de ojos verdes con cierta burla, el guardián de Piscis no era reconocido por su puntualidad.

 

-Aioria… - ese dia en especial Afrodita se veía diferente, fue como si su apariencia angelical también se hubiera traspasado a sus gestos, su voz y sus acciones, cuando el castaño vio esos ojos quedó anonadado, no había orgullo y altanería en ese par de orbes celestes, pudo notar vergüenza, temor, duda, su expresión ya no era la misma, ¿que le había pasado a Afrodita? - no quiero pelear contigo el dia de hoy - El Pisciano rehuyó a su mirada y siguió con su camino, Aioria negó con la cabeza si algo había aprendido del sueco en todos esos años era que no podía fiarse de lo que veía, podría parecer dócil, amable, incluso débil, pero tal y como sus rosas era alguien verdaderamente temible.

 

Camus despertó sin encontrar al pececillo a su lado, suspiró pesadamente y con serenidad y calma se bañó y se vistió, aún sentía en el ambiente aquel hipnotizante aroma a rosas, no podía estar más contento, la noche del dia anterior habia sido perfecta, quizá era inexperto y algo joven como para creer que estaba enamorado, pero en realidad eso creia, creia que amaba a ese orgulloso pez dorado, aunque este seguía empeñado en mantener su máscara fría y cínica, bajo los demás templos sin prisa alguna, la mayoría estaba llegando para el entrenamiento, sus ojos azules buscaron de inmediato aquella cabellera peli celeste y no tardó demasiado en encontrarla, se acercó manteniendo la seriedad pero de un momento a otro se quedó estático, como en muy pocas ocasiones estaban reunido el trío de mayores, Afrodita, Death y Shura, sentados juntos sobre una roca y claro Death no podía dejar de hacer ciertos comentarios y toquetear de rato en rato al Pisciano con el único fin de molestarlo, y claro que lo conseguía, Afrodita le lanzaba varias maldiciones por ese atrevimiento, pero el italiano parecía entretenido fastidiando al menor por su apariencia andrógina.

 

-Aphrodite - Llamo Camus acercándose rápidamente. Afrodita se levanto y comenzo a caminar alejándose del frances, aceleró sus pasos tratando de huir del Aguador, pero su paso se vio cortado rápidamente por el de mirada fría - tu…

 

-basta, Camus no sé a qué juego juegas pero no es divertido, deja de hacer tonterías, lo de… lo que pasó estuvo mal y lo sabes…

 

-no parecías pensar lo mismo anoche - el menor frunció el ceño con enfado

 

-Camus vamos a… - Milo se acercaba sonriente al caballero de los hielos.

 

-NO MOLESTES AHORA!! - Grito el onceavo guardián, sin siquiera apartar su vista de Afrodita, pronto todos centraron su atención en ellos dos - yo nunca juego… no de esa manera Aphrodite…

 

-ya que ustedes dos se llevan tan bien, darán inicio a los combates aleatorios - dijo Shura sonriendo divertido, Camus se dio cuenta que todas las miradas estaban sobre ellos. Afrodita rodó los ojos con fastidio, y no tuvieron más opción que posicionarse en medio del campo de batalla

 

-”ahora si me las pagaras Camus” - pensó el menor acomodando sus cabellos celestes y sonriendo de lado, Camus aun mantenía esa mirada furiosa sobre él, estaba harto de la actitud del Pisciano. -vamos hielera parlante demuéstrame lo que tienes -  reto el menor esbozando una ligera sonrisa, Camus sonrió misteriosamente también y se lanzó al ataque…



Unas horas después…

 

-quieres un poco más? - pregunto el menor acercando la cuchara de metal a los labios de Afrodita, el peli celeste lo miro con enojo pero abrió la boca recibiendo el alimento, su brazo derecho estaba siendo sujetado por un cabestrillo, su muñeca izquierda estaba vendada tenía algunos golpes en sus hombros y brazos pero su rostro permanecía intacto.

 

-ya vete - pidió apartando su rostro, el francés no tenía mejor suerte, se veía algo pálido y con algunos moretones en el rostro y unas puntadas en su brazo derecho - el antídoto está en la cocina llevatelo todo de una vez para que no vuelvas.

 

-tengo que tomar ese antídoto por un mes Dita… tendré que venir por mi dosis diaria… - respondió con seriedad, Afrodita suspiro pesadamente, su pelea no había salido precisamente bien, generalmente salían con golpes y una que otra herida menor, pero a los dos últimos guardianes se les fue la mano, comenzaron a gritarse y luego simplemente pasaron a los golpes, al ver que estaba perdiendo comenzó a usar sus rosas y Camus no dudo en responder también, se descontrolaron e incluso hirieron a algunos de sus compañeros que trataban de detenerlos. Afrodita término con algunas fracturas y Camus envenenado y con heridas abiertas.

 

-... lo siento… - susurro el mayor dejándose caer en la cama y centró su mirada en el techo de su habitación - pude haberte matado… gracias por defenderme de Milo cuando estuvo apunto de lanzarme su aguja escarlata...

 

-el gran Afrodita de Piscis pidiendo disculpas… debería tener una grabadora cerca

 

-no te burles idiota… por eso no me agradas, sabelotodo, ojala te muer… - Camus apresó los labios del de ojos cielo con los suyos para callarlo, cuando se separó del doceavo guardián sonrió al ver el sonrojo que cubría su rostro.

 

-eres hermoso…

 

-¿en verdad yo te… gusto? - pregunto arqueando una ceja.

 

-claro que si, no lo recuerdas? Cuando yo tenía 8 años tú viniste a Siberia para que acudiera al llamado del patriarca, cuando se enteró de que había obtenido la armadura de Acuario, aquel dia… te acercaste a mí con una hermosa sonrisa, creo que te burlaste de mi por ser tan pequeño, pero… parecias un angel caido del cielo, no pude pensar en nada más que en ti por mucho tiempo… cuando me regresaron a Siberia, estaba ansioso por regresar, pero me prometí que me volvería alguien fuerte y poderoso, para regresar aquí… para verte denuevo… pero aun no entiendo el por qué tenias tanto rencor hacia mi persona… - Afrodita tenía la boca entreabierta, no esperaba para nada una ¿declaración? ¿Confesión?, lo que fuera que acababa de decirle Camus, al ver la mirada demandante de una respuesta el doceavo guardián no hizo más que encogerse de hombros.

 

-yo… - dudo por un momento sobre si decirle o no la verdad, nunca nadie le había abierto así su corazón y no sabía cómo responder - solo… tonterías mías… - Camus noto la mentira de inmediato, antes Afrodita era todo un misterio para él, pero ahora podía leerlo como si fuese un libro abierto.

 

-me lo dirás cuando creas que es el momento… - Afrodita sonrió cálidamente, sin duda esa era la más hermosa sonrisa que había visto en toda su vida, el Francés no soporto mas y lo beso nuevamente, recibió a cambio de tal atrevimiento un golpe en el hombro - agg… ¿y eso por que? - pregunto llevando su mano al lugar adolorido

 

-¿que rayos piensas? Me dices que te gustaba desde que eras un mocoso y ¿piensas que ya me tienes a tus pies? ¿ahora que? No esperes un “y vivieron felices para siempre” tecnicamente me violaste anoche, pervertido de mierd… - Camus cubrio los labios del mayor con sus manos y suspiro cansado.

 

-nunca vas a cambiar ¿cierto? - Afrodita asintió y trató de apartar la mano fría del menor - no, Afrodita, yo no pienso que vayamos a vivir felices para siempre, somos guerreros de Athena y tarde o temprano moriremos…

 

-eres muy positivo… - una leve risa se escapó de los labios del Acuario.

 

-quizá… pero sabemos que es la verdad, Te amo Aphrodite… - Pronunció mirándolo fijamente a los ojos, sin siquiera un ápice de duda, Afrodita apartó la mirada a un lado desde la puerta aún podía ver aquella rosa congelada, era hermosa, recubierta por ese hermoso cristal, en ese estado no era letal, era indefensa y sus espinas no podrían dañar a nadie, no pudo evitar compararse a esa rosa, se sentía desnudo, indefenso y vulnerable en presencia de Camus, su odioso francés.

 

-eres un depravado… pero… tal vez podría darte una oportunidad

 

-¿no importa poner nuestras vidas en riesgo? - pregunto con burla - ¿le pedimos permiso a Saga o que? - Afrodita se encogió de hombros - tarde un poco en darme cuenta de que a Saga no le interesaria seguir ese tipo de reglas si el mismo lleva amantes a su habitación - Afrodita ensombreció un poco su mirada tras esas palabras y Camus no comprendió el porqué de su repentina depresión.



Las cosas continuaron su curso, Afrodita se recuperó de sus lesiones, Camus tomó el antídoto y luego se dio cuenta de que el veneno de las rosas de Afrodita ya no surgían efecto en el, los días pasaron y no hubo día en el cual el Acuario no fuera a Piscis, borrando lentamente el sentimiento que el peli celeste hacia Saga, su meta fue enamorar al orgulloso pececillo, y lo consiguió, aún mantenía esa personalidad altanera y orgullosa pero al cruzar miradas con él parecía deshacerse completamente, notaba un nuevo brillo es esa mirada celestial, y le enorgullecia ser la causa de ese pequeño cambio que casi nadie notaba,pasaron varios meses para que por fin pudiera adentrarse en las sabanas de Piscis denuevo, esta era la primera vez con ese sentimiento para ambos, la primera vez que se enamoraban y eran correspondidos, la primera relacion que tenian, como adolecentes algo ingenuos pensaron que seguirian juntos hasta morir, no les fue dificil esconder su relacion, ambos eran bastante discretos y listos como para ser descubiertos con facilidad.



-bonjour Aphrodite… mon amour - sonrió el francés, adentrándose al templo de Piscis, Afrodita al oírlo apresuró su labor, debía vestirse pronto, su cuerpo tenía marcas, algunos moretones, y ahora estaba húmedo por la reciente ducha que se había dado, cuando Camus abrió la puerta lo encontró con el cabello desprolijo y la ropa mal puesta - te ves hermoso - Afrodita sonrió de manera forzada y trato de arreglarse un poco.

 

-¿ya partirás a tu misión? - pregunto al ver la armadura dorada en la espalda del más joven, el onceavo guardian solo asintió sonriendo de manera triste - ¿cuánto tardarás?...

 

-no mucho… te prometo regresar pronto, esperame… volvere por ti, siempre vuelvo por ti


-... te esperare, te lo prometo - aseguró el peli celeste, le dio un ultimo beso de despedida,quiza no tardaria mucho, pero lo estaba dejando en un momento realmente dificil para el, pero no queria preocuparlo, esperaria por su regreso para contarle todo lo sucedido, no sabia que su actual pareja iria a Siberia nuevamente, a entrenar a un par de niños para la armadura de bronce, no sabia que este tardaria mucho en regresar… no sabia que se quedaria solo desde ese momento, lo siguio hasta la salida de su templo, y lo vio alejarse -... te… te amo Camus… - susurro en voz baja, hasta ese momento nunca se lo habia dicho, y ahora parecia que no lo habia escuchado, se quedo obserbando los escalones por donde habia desaparecido su sabelotodo… esperando que no tardara mucho en regresar - te amo…. 

Notas finales:

Este fic es la... precuela? Algo asi, de un fic que ya habia subido sobre esta pareja: "EL BRILLO DE SUS OJOS"

-las marcas de Afrodita en ya casi el final se las ocasiono saga, quiza haga otro fic con eso n.n

 

si llegaste hasta aqui, gracias por tomarte el tiempo de leer, nos leemos en otra ocasion n.n)/

 


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