Todos los inviernos, el deseo de Navidad del pequeño Bruce Wayne es el mismo, días antes de la festividad el joven agarra un papel y con la letra mas legible que un niño de 10 años pueda tener empieza a redactar.
“Querido Santa:
No te pido juguetes, dinero o algo material, me he portado bien, Alfred me ayuda mucho, pero hay algo que quiero.
Tu eres fuerte, y quieres a los niños por lo tanto te pido por favor, traeme de vuelta a mis papás. Ya no es lo mismo sin ellos, cuando es el día de las madres me escondo en el baño de la escuela porque no tengo a mamá para celebrarlo. Y cuando es el día de papá no salgo de mi cuarto, Alfred me pregunta si quiero visitarlos en el cementerio, me dice que pueden escucharme y lo intento, lo juro pero no me responden, estoy creciendo y ya no quiero llorar, espero todo el año por este día, por favor Santa, si me los traes haré mas amigos, y ayudaré a Alfred, quiero a mamá y papá de vuelta.
Atentamente
Bruce Wayne”
Y todos los años es lo mismo, nada. Solo juguetes y cosas innecesarias a su punto de vista. Es el ultimo día de clases para el pequeño Bruce de ahora 12 años. Ni hubiese ido, los maestros al ser el Ultimo día decidieron que los infantes jueguen entre ellos, pero eso significa aburrimiento para Bruce. Cuando regreso, Alfred y el niño caminaron por la ciudad, un recorrido para al final ir al cementerio.
“Disculpen” La voz de una señora les llama la atención. “Soy Martha Kent, vengo de viaje junto a mi familia para visitar unos parientes, “¿Conocen el edificio Bringbup?”
Alfred y la señora comenzaron a conversar. Bruce solo tiene ganas de irse cuando alguien le llama.
“¡Hola! Soy Clark!” Un chico de la edad de Bruce con ojos color océano, y cabello castaño le extiende la mano para saludar.
“No me interesa” Rechaza sin delicadeza el saludo.
“Perdón solo quiero ser tu amigo, en Gotham no conozco a ningún niño” Clark no parece un infante de pocas palabras, al contrario todo un hablador.
“No te pregunté”
“Oye, Santa no le trae regalos a los niños groseros”
“Santa no existe” Los niños deben ser alegres y juguetones, creer en sueños pero al pequeño Bruce solo quiere un deseo del cual Santa nunca ha cumplido.
“Si existe... ” El pequeño forastero es interrumpido por su madre.
“Hijo, tenemos que irnos. Es muy amable Sr. Pennyworth, cuando quiera lo invito a que pase uno de estos días con mi familia” Los Kent se retiran siguiendo las indicaciones del mayordomo.
“¿Qué opina Joven Bruce?” “¿Le gustaría pasar tiempo con mas niños de su edad?”
“No Alfred, el niño es un tonto que aún cree en Santa Claus cuando es obvio que no existe, no quiero que me infecte con sus bacterias” Bruce Wayne es un niño grande, y los niños grande son maduros, no creen en boberías.
Una sonrisa de oreja a oreja aparecia en Alfred, a veces la actitud madura del Joven Bruce le divierte al tiempo que le preocupa.
“Vamos, después de visitar a sus padres, se pondrá su traje de gala, porque iremos con los Kent”
“No quiero”
“Es un niño, tiene que divertirse, aparte tienen un perro, de los que le pedía a Santa” Aparte de sus papás el pequeño con ansias deseaba un perro, para pasearlo, y tener un compañero fiel.
“Bueno”
•••
La noche ha llegado, Bruce luce radiante, como un niño de los que salen en televisión. Han llegado al edificio donde se alojan los Kent, cruzan hasta el departamento, los Kent les dan una bienvenida. Bruce puede llegar a ser callado y algo grosero, pero el sabe cuando hay que ser educado, demostrar lo que le enseñaron sus padres cuando vivían, así que se porta amable y saluda a todos.
“Hola, de nuevo niño cual-nombre-aun-no-sé” Clark se vistió como suele hacerlo en Smallville, una camisa de cuadros junto con unos vaqueros y botas. Bruce nota que un rizo sobresale en su frente, piensa que se ve bonito pero nunca lo admitirá
“Me llamo Bruce Wayne”
“Lindo nombre, ¿el Sr. Pennyworth es tu abuelo?”
“No, es mi mayordomo” Mira hacia otro lado “Mis papás murieron”
El pequeño granjero hace un gesto sorprendido, tal vez no debía preguntar, el y su bocota. “Lo siento Bruce, no debía preguntar”
“No importa, Alfred me dijo que tienes un perro”
“ ¡Sí! No pudimos dejarlo en Smallville, así que lo trajimos, después de estar aquí nos iremos a Metropolis” El chico de orbes oceano toma de la mano de Bruce, guiandolo con su mascota.
“¡Ven aquí Krypto!” Un canino de pelaje blanco apareció y salto a Clark, lamiendo su cachete.
Bruce se acerco, acariciando suave a Krypto, el perro comenzó a olfatearlo, reconociendo para luego jugar con él. Los dos niños rieron.
“Hay que ir al parque con perro” Sugiere el pequeño granjero
“¡Mamá! ¿Podemos llevar a Krypto al parque?” En vez de hablar, según Bruce, el niño de orbes océano grita.
“¡No, es peligroso!” La familia Kent, es particularmente ruidosa.
“¿Ahora que hacemos?”
“Descuida, tengo guardaespaldas esperando abajo, solo le digo a Alfred” La seguridad que Wayne tiene es intachable.
•••
En el parque, Bruce y Clark empiezan a corretear a Krypto, ambos niños risueños. Hasta que tienen que descansar.
“Bruce, tengo un obsequio para ti” El pequeño granjero saca un cuadro de su
chamarra.
La cara sorprendida de Bruce es indescriptible, sin embargo el también tiene un presente. “Yo también te tengo un presente, Alfred me dijo que no debí ser grosero aquella vez, perdón por cierto” Bruce silba a uno de sus guardaespaldas para que le traiga el regalo.
“¡Woah! Es el videojuego Halo con la consola, mamá y papá no pueden costearlo” Rápidamente Clark rompe las envolturas.
“Mi obsequio es sencillo, no se si te vaya a gustar”
Bruce empieza a quitar el moñoo, para luego deshacer el listón y finalmente el papel. “Alfred me ayudó, Bruce”
El pequeño millonario ve en sus manos su regalo, algo sencillo pero hermoso, sin previo aviso envuelve en sus brazos al chico de orbes oceano, y le da un beso en el cachete.
“Feliz Navidad”
“Feliz Navidad, Bruce” Ambos sonrien. “Vamos al departamento a cenar”