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Love Dogs por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

Por fin he llegado a escribir este fic, que en un principio estaba muy dudosa de cómo empezarlo o incluso de cómo seguirlo, pero de pronto una idea se me vino a la mente y no pare hasta poder escribirla toda. Espero que sea tan bien recibido, dado que ha sido un buen desafío y aún me faltan más que espero completar semana a semana. No quiero adelantar mucho, prefiero que lo lean.

Notas del capitulo:

Muchísimas gracias a todos los que comentaron el fic anterior, me hicieron muy feliz KaruraTakashima, A Saiki, a Geno, Haru! Espero que este fic también sea de su agrado y muchas gracias a todos los que leen siempre. Apoyan estas ideas y continúan siempre firmes conmigo.

Disfruten!

Un rumor comenzó a correr entre artistas del Visual Kei, pocos estaban del todo seguro de la veracidad de esos hechos, pero una gran parte afirmaba que era cierto y el rumor parecía transformarse en un mito, lo cual comenzaba a sonar a una leyenda urbana. Algunas lenguas mencionaban que el vocalista y líder de A9 y DIAWOLF, era paseador de perros.

Era difícil de creer dado que todos conocían el amor que Show sentía por los gatos y no precisamente para los tiernos cachorros, aun cuando protegía a Mogu, no era precisamente lo que se llama un amante de los seres caninos.

Pero había incluso personalidades del mundo visual que afirmaban el rumor, Show solía recorrer las calles y plazas con correas en sus manos, protegido por una gorra y ropa holgada, para que no pudiese ser reconocido, mientras los perros se movían de un lado al otro, prestándole atención a las indicaciones que el vocalista le otorgaba. Era extraño pero cierto, aunque sonará a cuento chino.

 

 

 

La realidad era que nada de esos rumores eran mentiras, al contrario de lo que podía creerse, el vocalista conocido como el Rey Demonio para los aficionados a su música, era un “tierno” paseador de perros durante sus horas libres. Ahora la pregunta era… ¿Por qué?

 

 

 

La verdadera razón de dedicarse a ello, nadie la sabía. Había muchas versiones, desde que el dinero no le alcanzaba hasta que en realidad estaba pagando alguna apuesta y en verdad no cobraba por sus servicios. El boca en boca mareaba y la información que se conocía se desvirtuaba cuanto más personas recibían aquella bomba. Era una bomba propiamente dicha, ya que no había quién no se preguntara si ello era cierto o tenía intensiones de buscarlo para poder verlo, pero era muy difícil encontrarlo. Por lo tanto la leyenda crecía a pasos agigantados.

 

 

 

 

Kazumasa Ohara como lo conocían los clientes, se había dedicado a  esa actividad por la razón de cumplir un pequeño capricho de su ser amado. Y aunque tenía mucho trabajo todos los días, se hacia el tiempo para conseguir dinero extra. A su vez había buscado un gran desafío, principalmente porque dedicarse a la música era algo que había elegido por amor a esa profesión, y puede que su desafío se amplió con DIAWOLF pero no sé podía comparar con una actividad convencional. Mucho menos para él, una persona que amaba estar refugiado entre sus computadoras y aparatos tecnológicos, sin saber nada de lo que el mundo llamaba naturaleza, y que ni siquiera era aficionado a los perros. Pero había optado por hacer aquello, porque se imaginaba que nadie se lo creería, y mucho menos los seguidores de A9, por lo que podía trabajar con tranquilidad. Aun así podía sentir las miradas curiosas, quizás debido a que sus cabellos sobre salían por los costados de la gorra, pero aún así no dejaba de concentrarse en los caninos que tenía.

 

 

 

 

Show trabajaba entre las seis y ocho de la noche, dependiendo del día tenía un máximo de quince perros para pasear pero no todos eran en el mismo día, dividía a los perros según los días de la semana. La mayoría de los caninos eran de vecinos de su propio edificio, los cuales poco a poco se animaron a confiarles sus mascotas, porque el vocal debía admitir que en un principio fue algo difícil conseguir clientes. Suponía que se debía a que sus vecinos sabían que trabajaba mucho y que era casi imposible que cuidara bien de una mascota, además de que muchas veces su torpeza como golpearse con puertas o tropezarse, le había creado la fama  de una persona que ni siquiera podía cuidarse a sí misma.

 

 

 

A su vez el acaramelado  Rey Demonio, se cruzó con el hecho de que había comenzado con aquella actividad en pleno verano y el calor era agobiante pero también eran las épocas de la lluvia, por lo que en sus primeros paseos se había mojado cada una de sus prendas hasta conseguir un árbol lo suficientemente frondoso para evitar que la lluvia mojase los pelos de su compañía. Tuvo que aprender a acostumbrarse a los cambios climáticos y encontrar los puntos que le permitían quedarse esperando hasta que la lluvia mermara. Así como también tuvo que aprender un nuevo lenguaje, cada uno de sus “compañeros” peludos tenían distintos modos de divertirse, distintos juegos  y hasta formas de comunicarle que deseaban hacer en determinados momentos. Todo ello fue un desafío, en el que había entrenado la paciencia. Porque había que ser sincero, Show no tenía paciencia y no necesitaba mucho para enfurecerse por todo y por nada a la vez, y al trabajar con mascotas de otras personas, debía menguar ese temperamento.

 

 

 

Sin duda el castaño vocal se había conseguido uno de los trabajos más difíciles pero dado la cantidad de perros  que había en el edificio que vivía, no se le había ocurrido nada mejor. Tampoco podía negar lo mucho que le costaba a veces controlar sus impulsos de enviar todo al cesto de basura, porque dependiendo del día había cachorros que se peleaban, o que no hacían caso, mucho más si los mismos se encontraban en celo, y ni hablar si los mismos se les ocurría molestar a un transeúnte, Show debía tener la entereza de no perder la compostura y empezar a gritar con furia contra los sabuesos que le estaban dando el dinero que necesitaba.

 

 

 

 

Al vocal le había llevado meses adaptarse a esa rutina, había sudado mucho, y terminaba muy cansado llegado a la noche que apenas lograba dormir unas pocas horas, para ponerse al día con A9 y DIAWOLF. Existía a su vez que ese rumor sobre su nueva actividad  era incluso una mentira para sus compañeros de banda, nadie sabía  lo que realmente estaba haciendo. Mucho menos podían entender porque a veces el castaño tenía algunos rasguños en sus manos o brazos, dado que todos conocían que Show vivía solo, sin mascotas. Pero aún así nadie se le animaba a preguntarle, Hiroto lo hacía pero el cantante respondía que seguramente era cuando había corrido los muebles de lugar y con su torpeza no se fijo en las marcas, pero que el maquillaje taparía las mismas.

 

 

 

 

Ohara continuó con aquella actividad unos meses más, el hecho de ganar dinero y haberse adaptado a la rutina, lo habían entusiasmado hasta el punto que no quería abandonarlo, incluso cuando las actividades con las bandas había aumentado, pero dado la reputación que habían conseguido entre sus vecinos, los mismos entendían sus tiempos que variaban dado su verdadera profesión, pero aun así Show cumplía con  todos. Había pasado de tener libros sobre haciendas y cuidados de la casa, a leer manuales sobre como adiestrar un perro, y hasta incluso había invertido en algunos juguetes para entretenerlos.

 

 

 

A9 Había decidido participar  en el PARTY ZOO e inesperadamente para el castaño vocal, al realizar las fotos para el Book del festival, habían llevado al recinto donde se realizarían las fotos, una dóberman. La perra era aún cachorra y podía llevarse bien con la mayoría de los músicos que allí se encontraban, pero como en todos lados siempre había alguno que le tenía algo de miedo, razón para que la dóberman reaccionara al sentir el miedo. De un momento a otro la cachorra se encontraba algo tensa y no dejaba de ladrar, fue cuando Show  se acercó a la perra para poder calmarla y todos los presentes se quedaron asombrados, puesto que la mayoría conocían el rumor, pero aquella acción confirmaba que no era un simple runrún. El vocal tardó apenas unos segundos en calmarla, pronto la cachorra volvió a mover la cola, antes de lamer el rostro de Show a modo de caricia, dejando a más de uno con la boca abierta. No faltó persona que bromeara con el alto vocal, aludiendo que el mismo era un “encantador de perros” ante esas palabras el cantante sólo reía.

Llegó un momento en que todos debían sacarse la foto junto a la perra, fue en esa oportunidad que Show se quedó a la par de la misma para evitar que se pusiera nuevamente nerviosa. Las fotos salieron perfectas y las lograron hacer en poco tiempo.

 

 

 

 

Luego de ese día, los rumores se intensificaron pero más que nada había picado la curiosidad en los miembros de A9, sobretodo  del guitarrista más joven, el cual no perdía ningún detalle, y mucho menos si se trataba del vocal. No era normal el comportamiento del castaño, al menos que el mismo se hubiese tragado un libro de cómo tratar a un perro, pero ni siquiera ello explicaría como el más alto  tenía tanta práctica para calmar a un dóberman. Hiroto pensaba en las miles de contingencias pero ninguna conducía al rumor que todos mencionaban. Eso no cabía ni en la más remota posibilidad, al menos para el guitarrista.

 

 

 

 

Sin embargo Hiroto aprovechó aquellos días para refutar o afirmar sus sospechas. Resultaba que había ciertas horas en donde Show se ausentaba por completo, no importaba la cantidad de llamados o mensajes que le hicieras, el vocal no respondía hasta cerca de las doce de la noche. Hasta ese momento el guitarrista había pensado que el más alto dormía, pero una tarde decidió visitarlo, incluso cuando sabía que podía enfrentarse al mismísimo Rey Demonio.  Grande fue su sorpresa cuando al tocar el timbre cerca de unas diez veces no recibió respuesta alguna. Al preguntar al portero, el mismo le confirmó que era difícil encontrarlo a esos horarios, probablemente llegaría a las once o doce de la noche. Una vez más Hiroto se llenó de incertidumbres, qué era lo que Show hacia a esas horas.

 

 

 

 

El menor estaba atragantado con todas las dudas, no podía comentárselo a nadie, porque su forma de actuar era la de un lunático, llegaba a no dormir con pensar todas las alternativas y luego intentaba solo calmarse, pero algo en su interior le hacía pensar que Show realmente se encontraba en algo raro. Poco a poco unió cabos entre ciertos días y faltas que el castaño había hecho sin razón aparente, así como también que él mismo evitaba las reuniones en su casa, lo cual tampoco era normal. Desde que se habían vuelto independientes sólo se habían reunido en la casa del cantante y unas pocas veces en la de Tora, pero en las últimas reuniones todas eran en las del guitarrista mayor y el vocal llegaba casi último e incluso aunque él se ofreciera a pasarlo a buscar, Show se negaba.  No importaba cuanto tiempo el menor le dedicaba a pensar en todo lo ocurrido en los últimos meses, no encontraba la forma de animarse a preguntárselo al castaño. La principal razón de no animarse era porque seguramente terminarían discutiendo y no quería enfadar a Show y la otra razón es que tampoco sabía cómo preguntárselo, sin sonar como todo un celoso.

 

 

 

 

Por lo que Hiroto no se ánimo a preguntar, aunque tampoco dejaba de pensar y mucho menos de recibir amenazas por parte del bajista quién le reclamaba canciones que aun no finalizaba. Entre sus proyectos, los ensayos con A9 y su poquísima comunicación con el vocal, sentía que estallaba, todo era una vorágine de cosas que lo confundían, que generaban una adrenalina en su sangre que no tenía forma de parar.

 

 

 

 

Un buen día luego de las inminentes torturas mentales que el propio Hiroto se hacía, llegó a la conclusión de  que era momento de frenarlo. Aquella tarde buscó la correa que Show le había regalado para Mogu, para salir a dar un paseo con su mascota.  Comenzó a caminar por distintas plazas, una suave brisa corría, anunciando la llegada del otoño, algunos árboles estaban perdiendo sus hojas y el sol de aquella hora ya no calentaba.  Estaba algo fresco por lo que había tomado la precaución de arroparse lo suficiente como para tampoco ser descubierto. Hiroto era alguien que amaba estar al aire libre y a esa hora podía disfrutar de las distintas calles con calma, siendo uno más.

 

 

 

 

Inconscientemente llegó  al edificio en donde el vocal vivía, incluso cuando quedaba en otro distrito, sin duda su mente cargada de celos estaba jugándole una mala pasada, rápidamente cambió de dirección para dirigirse a un espacio verde que quedaba a pocos metros de los edificios altos. Mogu de pronto tiro de la correa, lo cual le llamó la atención pero tuvo que frenarse en seco al ver lo que sus ojos y los de su “hijo” habían observado. Era Show paseando cuatro perros con tranquilidad por los senderos de tierra de aquel espacio. ¿Era Show? Se pregunto Hiroto, no podía ni quería creerlo. Mogu volvió a tirar de la correa, puesto que reconocía al vocal, y aprovechando la distracción del guitarrista, el cachorro se soltó y corrió hasta el castaño.

 

 

 

 

Al principio Show estaba refunfuñando por lo bajo, ante la forma en que aquellos cuatro caninos caminaban como si algo los apurara, sin importar todas las indicaciones que les había dado, pero cuando Mogu apareció a hacerle fiesta como acostumbraba, el cantante se quedo frio y estático en el lugar. No podía creer lo que estaba viendo, era Mogu. Y si Mogu estaba allí…

 

 

 

-       ¿Kazu? — La voz del guitarrista confirmó todas las sospechas que le habían circulado ante la aparición del cachorro.

 

 

-        Hiroto…— La voz del vocalista parecía apagada.

 

 

 

-       Los rumores eran ciertos… Tu paseando perros. No lo puedo creer. — El más bajo de los dos lo observaba con incredulidad, antes de recordar a Mogu para poder amarrarle la correa.

 

 

 

-       Sí, no quería que nadie lo supiera. Perdón por ocultártelo. — Expresó el más alto bajando la mirada, un poco avergonzado por ello.

 

 

 

 

-       No puedo creerlo. — Hiroto mencionó aquello, riendo a los pocos minutos. La vergüenza del vocal se extendió por todos los límites de su rostro, deseando que la tierra lo tragara.

 

 

 

-       No es necesario que te rías, Hiroto. — Expresó con cierta molestia, pero más que nada  porque  tenía bronca.

 

 

 

-       No… Espera…— Trató de calmar la risa que salía a borbotones de sus entrañas antes de continuar. — Pensé en tantas cosas, estaba tan nervioso que ni siquiera dormía porque no sabía qué era lo que tú ocultabas, que ahora mismo, me siento aliviado. — Las palabras del guitarrista sorprendieron a Show quién lo miró sin entender.

 

 

 

 

-       ¿Aliviado? — Se atrevió a preguntar, mientras los perros no dejaban de moverse al rededor de ellos dado que estaban quietos en un sólo lugar.

 

 

 

-       ¿Puedo ayudarte? — Hiroto evitó responder aquella duda del más alto, porque saltaría a la luz, su personalidad tan desbocada.

 

 

 

 

-       Responde la pregunta, Ogata. —  Show uso el apellido del guitarrista, lo cual no era una buena señal.  Hiroto suspiró con cierto  miedo, antes de responder.

 

 

 

-       Creí que tú estabas… engañándome. No respondías mi llamadas, no estabas casi nunca en tu casa…— Un silencio que frustró un poco al menor. —  Porque pensaba que lo del rumor de que tú eras paseador de perros, era para tapar… tu otra relación. — Literalmente el guitarrista se había hecho una película, hasta el punto que se la había creído.

 

 

 

-       Eso quiere decir que tú ni siquiera sabes ni te preguntas porque empecé a hacer esto. — Exclamó el más alto con cierto tono enfadado.

 

 

 

-       No… Pero no me importa. Es una actividad noble y hermosa. Eres muy tierno con los cachorros. — Hiroto dejo de hablar cuando notó la expresión del más alto, que en pocas palabras no estaba de acuerdo con las del menor. Aunque claramente se podía leer en su mirada, una rabia, casi incontenible.

 

 

-       No soy amantes de los perros y este trabajo me costó mucho. ¿Y sabes por qué lo hice? Porque me quiero casar contigo. Pero como en Japón no es legal el casamiento entre personas del mismo sexo, necesito más dinero para que podamos viajar a un país que lo permita. Y como TU novio, no quería compartir los gastos, solo quería  darte un regalo, sorprenderte. Y tú piensas que te estaba engañando. — Bufó molesto el vocal. — Que decepción…— Expresó, ante la mirada del guitarrista que prácticamente la boca le llegaba al piso.

 

 

 

-       Lo siento mucho… Soy un idiota. — Se disculpó el pelinegro guitarrista, dibujando una mueca molesta en los labios, lo que él había pensado era imperdonable. Se había comportado como un imbécil.

 

 

 

 

-       No lo sientas, tienes un pésimo concepto de mí y me duele que pienses así. — Show sabía que por su parte se  lo había ocultado al menor pero que Hiroto llegase a pensar de ese modo, era doloroso.

 

 

 

-       Kazu yo… no sé cómo arreglarlo. Pero quiero casarme contigo. Quiero todo contigo...Y sólo actúe por celos...Porque mi impulsividad me llevo al extremo.

 

 

 

-       Hablemos después, estoy cansado y dolido. No es una buena combinación y aun tengo trabajo que hacer. — El más alto se retiro del lugar, dejando atrás al menor, quién  sentía los latidos de  su corazón a mil por hora.

 

 

 

 

Hiroto se quedo dando vueltas en la plaza, sintiendo el pesar en su cuerpo. Se había equivocado de la peor forma. Show no se lo perdonaría, y saber la verdadera razón del vocal para tomar un trabajo así, solo por él, era incluso mucho más difícil de perdonar.

 

 

 

 

 

El enojo le duro al vocal cerca de dos semanas, semanas en la que había trabajado el doble dado los eventos de A9 en los que debía asistir. Se cruzaba con Hiroto pero solo se hablaban lo necesario, nuevos rumores nacieron, ellos eran una conocida pareja dentro del mundo visual, de las pocas que realmente había, y todas las habladurías, anunciaban el fin. Previamente se había especulado con que Hiroto tenía algo con luz, y también habían vinculado a Show con miembros de otras bandas. Los rumores nunca eran del todo ciertos, pero había una gran verdad, la pareja no se hablaba y hacía tiempo que no se los veía en ninguna fiesta juntos, al contrario siempre estaban separados. Todo parecía indicar el fin. Un fin que Hiroto no podía detener, porque sentía que abrir la boca solo había sido un problema.

 

 

 

 

Sin embargo Show no había mencionado nada al respecto, hasta que una noche se apareció en la casa del guitarrista para poder hablar. Lo primero que pensó el guitarrista, era que sin duda todo se había acabado. La seriedad del vocalista era tan aterradora, que por un momento el menor creyó que lo mejor era no haber abierto aquella puerta. Show tomó asiento en uno de los sofás y sin más comenzó a hablar. Hiroto se sentó en el mismo sofá pero un poco más alejado.

 

 

 

 

-       Ahora que lo he pensado en frío,  llegué a la conclusión... — Hiroto cerró los ojos, sintiendo un enorme nudo en su garganta. — Que esa tarde reaccione mal, comprendí que yo en tu lugar también me hubiese imaginado otras cosas. Tú podrías ser paseador de perros por tu amor hacia los animales y la naturaleza… pero dado que yo soy lo contrario,  estaba claro que esa versión sonaba estúpida. — El guitarrista no se ánimo a cortar las palabras del más alto, pues sentía un poco de miedo luego del último encuentro. — Pero sí,  hice esto, incluso cuando no encajaba conmigo era por ti. Y aun me duele saber qué pensaste que soy capaz de engañarte,  incluso cuando te demostré lo mucho que te amo.

 

 

 

-       Fue sólo parte de mis miedos y mis inseguridades, ¿Hace cuánto tiempo tu y yo no compartimos algo? — Cuestionó el menor, sintiendo que los nudos en su garganta se acumulaban.

 

 

 

-       Hiroto, tenemos mucho trabajo. Cuando yo tenía tiempo libre, tu no. Y viceversa, pero no importa la cantidad de personas con las que me cruce a diario, yo te he elegido a ti para toda mi vida y por eso, quería casarme contigo. — El hecho de que Show hablará en pasado, lograba que espinas se clavaran en el pecho del guitarrista. 

 

 

 

-       Eso… significa… ¿Qué ya no quieres? — Se atrevió a preguntar, antes de negar con suavidad y esconder su rostro entre sus palmas, sintiendo unas ganas enormes de llorar.

 

 

 

-       Hiroto… Por favor, mírame. — Pidió el cantante,  mientras Hiroto sentía que era parte del castigo que merecía por no haber creído en el más alto. El guitarrista lo observó, colocando sus manos en sus propias rodillas. — Ambos nos equivocamos, cometimos errores y no nos comprendimos, pero todo ello no cambia lo nuestro.  ¿No lo has pensado? — Hiroto elevó  sus cejas. — ¿Tu me amas, no?

 

 

 

-       Sí...Te amo incluso más… cada día.  Aun cuando no hemos podido estar juntos,  y estábamos distanciados, el dolor de sentir que tú me dejarías por ser un imbécil..

 

 

 

-       Pon, llevamos siete años de novios, y probablemente tengamos este tipo de conflictos muchas veces, porque nos falta mucho para conocernos. Para mi estar contigo es conocerte incluso más y enamorarme de ti hasta los huesos cada día. Pero nada es el fin… Sólo es el fin, si no hay amor. Y aquí solo fue una confusión,  una sucesión de cosas inesperadas, pero ni tú ni yo nos hemos dejado de amar. —  Hiroto sintió un pequeño alivio en aquellas palabras, dándole la razón al más alto. El amor no había cambiado.

 

 

 

-       Lo siento… De todos modos he cometido un grave error y me quiero disculpar por mis pensamientos estúpidos. — Se disculpó el guitarrista, Show cambio su seriedad para acortar la distancia en el sofá y acariciar los cabellos de Hiroto.

 

 

 

-       Y te perdono todo. Tú debes perdonarme por haberte ocultado mi trabajo y por todo el tiempo que te he dejado solo. Te he fallado como novio. — El castaño se disculpó,  a lo que inmediatamente Hiroto reaccionó abrazándole, y apegando sus cuerpos, demostrándole lo mucho que lo había extrañado ante la forma en que lo había estrechado entre sus brazos. 

 

 

 

-       No debo disculparte nada, todo lo contrario. Has hecho algo muy noble.  Te amo mucho Kazu. — El vocal buscó los labios del menor para besarlo, llevaban mucho tiempo sin besarse, por lo que sus comisuras se unieron por varios minutos, recorriéndose y encontrándose con locura.

 

 

 

La noche la pasaron juntos, compartiendo besos y caricias, con recuerdos y con los sueños a futuro, las risas y bromas habían vuelto entre los dos, reavivando todo el amor que ambos sentían. Pero Show evitó a toda cota mencionar algo con respecto al casamiento e Hiroto no se animó a preguntarle, en ese momento sólo le importaba haber vuelto a estar juntos.

 

 

 

El treinta de noviembre, A9 tenía un evento con el fan club, el mismo se realizaba en una hermosa cabaña alejada de todos los ruidos molestos de la ciudad.  Aquel día todos los miembros de A9 lucían hermosos trajes para recibir a los fans, con arreglos florales y delicados en cada esquina del reciento.  El evento transcurrió durante todo el día hasta la noche, cuando todo estuvo finalizado y antes de la cena, Show citó a Hiroto en la parte de la cabaña más alejado,  donde ni miembros del staff ni fans llegarían.

 

 

 

 

 

El guitarrista estaba algo nervioso y ansioso porque no sabía con qué fin había sido citado. En aquella parte la cabaña contaba con un pequeño salón,  más algunas habitaciones, mientras esperaba, el menor recorrió el lugar, el cual contaba con algunas pinturas impresionistas y flores de distintos colores y aromas.  Todo era lo suficientemente elegante,  pero aunque deseaba concentrarse en algo era imposible. La espera se estaba haciendo torturante, llegaba a creer el mensaje sólo había sido una broma de los otros miembros. Se mordió los labios observando hacia todos lados, hasta que una cálida voz hizo eco entre las paredes. Show ingreso por una puerta doble, cantando  “4U” casi en un susurro para que sólo Hiroto lo oyera.

 

 

 

El guitarrista se tapo los labios con ambas manos, observando cómo Show se acercaba paso a paso sin dejar de cantar.  Cuando el vocalista estaba muy cerca de él,  se arrodilló y pidió la  mano del menor para poder besarle el dorso de la misma.

 

-       Ogata Hiroto ¿Quieres ser mi esposo?—  Preguntó,  con una sonrisa de las que Show estaba acostumbrado a dibujar en sus comisuras, pero está era mucho más amplia. En su mano libre sostenía un anillo que tenía dibujadas notas musicales y brillaban sobre un pentagrama. 

 

 

 

-        Claro que quiero ser su esposo, Ohara Kazumasa. —  Exclamó con seguridad, antes de agacharse para poder besar al mayor en los labios.

 

 

 

-       Viajaremos al país del mundo que tú desees para casarnos. Sólo quiero hacerte feliz, mi hermoso Pon ~

 

-       Y yo te haré más feliz mi hermoso Rey. —   Expresó el guitarrista, volviendo a besar los labios del más alto.

 

 

 

Aquella noche nadie se percató del nuevo anillo que Hiroto y Show llevaban en sus dedos índices,  las únicas quejas que recibieron por parte del resto de los miembros, es que habían atrasado la comida. Mientras ambos guardaban su secreto entre risas jocosas y bromas. 

 

Fin ~

 

 

Notas finales:

Sé que prometido otros fics y los he terminado, pero no logré aun corregirlos, en cuanto los pueda corregir, espero subirlos aquí o quizás en otro sitio,  espero que de igual modo los estén esperando.  ¿Les ha gustado? Sé que fue algo extraño, pero el final fue demasiado dulce. Muchas gracias a todos!

¡Cuídense Mucho!

 

¡Besos!


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