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SÍ, SOMOS PADRES por The_dark_Duchess

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Notas del capitulo:

Hola a todos/as :D

Bueno, aquí aún son las 6pm del sábado, no sé si en la hora de Amor Yaoi o en vuestros países sea igual o.o pero actualizo hoy sábado >:D como dije en el episodio pasado :’3

Este internet viene y se va DX creo que mis padres no quieren seguir pagándolo _ _lll

Les saludo muy contenta y agradecida con las personitas que comentaron la ocasión anterior, un beso enorme para ustedes que me animan a seguir *u*

Hoy les traigo un lemon light (?) y varios momentos tensos por parte de algunos personajes, el título del episodio creo que dice bastante xD

 

Bueno, para los que aún no lo hayan visto, este es el Ishida Hospital: CLICK AQUÍ en forma de luna para propósito del fic -u-

Sin más interrupciones, les dejo continuar con la lectura, ¡nos vemos abajo!

Capítulo 7:

Cosas que no debían ser descubiertas (Parte 1)

 

 

****.****

 

Sanji tenía expectativas, muchas. Ese día por primera vez iría a la casa de Zoro para “distraerse”, aunque en realidad ya se había imaginado que tendrían sexo, estaba nervioso, como si fuera su primera vez.

Aunque si se analizaba la situación, era su primera vez… con un hombre, por supuesto. El rubio no tomaba en cuenta aquella vez en la que se emborrachó y se acostó con Zoro sin siquiera saber qué estaba haciendo, porque de eso no se acordaba nada, ya hasta había decidido desechar esa terrible situación y ni siquiera la tomaba en cuenta.

El peliverde abrió la puerta de su casa, una puerta de madera labrada muy elegante; es decir, esa casa era un lujo.

 

-        ¿Tanto dinero ganas? – preguntó Sanji mirando los rededores una vez dentro – con mi sueldo ni siquiera puedo pagarme un alquiler decente

-        Es porque seguro te gastas todo en nicotina

-        ¿Tienes algún problema con mi elegante gusto por los cigarros?

-        No es saludable

-        Tch… no te incumbe

-        Me incumbe porque eres mi pareja, punto

 

Las pálidas mejillas de Sanji se encendieron un poco. “Estúpido…” pensó no sólo por Zoro sino por sí mismo que caía con cualquier cosilla que hiciera el peli verde.

 

-        ¿Has cenado ya? – inquirió Zoro

-        No, pero no te preocupes…

-        Iré por algo a la cocina

 

El rubio lo vio desparecer detrás del muro de la sala principal. Tomó asiento con una pizca de curiosidad, observaba detalladamente la moderna decoración de la sala, los sillones, la iluminación, todo le gustaba, bastante de hecho. Pero lo último que quería parecer era un arribista que quiso atrapar un buen partido para convertirse en el dueño de todas esas posesiones.

El peliverde ya se estaba tardando demasiado. Cosa que lo intrigó un poco.

 

-        ¿Zoro? – llamó esperando respuesta - ¡Oi! ¡Marimo!

 

Todo fue silencio hasta que un “Ya voy” de la parte superior de la casa se escuchó. “¿Qué hace en el segundo piso?...” pensó enarcando una ceja; mas al ver que su pareja no se dignaba a aparecer, decidió ir a buscarlo.

Una vez en el segundo piso, se internó en lo elegante de los pasadizos de mármol, y en una de sus exploraciones, vio al peli verde mirando un jarrón oscuro que de seguro era parte de la decoración.

 

-        Oi ¿Qué haces?

-        Este jarrón, me persigue

-        ¿Ah?

-        Ya lo he visto como cuatro veces… ¿sabes? no te vayas a asustar pero… las paredes de mi casa se mueven a voluntad

-        ¡Eso es porque tu sentido de orientación es de la mierda! No puedo creer que te pierdas en tu propia casa

-        ¡Ni te atrevas a insinuarlo cejas de caracol!

-        ¿Y qué si lo digo? ¿Qué me puedes hacer tú?

 

Mala idea, o tal vez buena. Fue apresado contra la pared y besado sin darle tiempo a asimilar a situación.

Sanji tampoco se hizo el difícil, sus manos se aferraron a los brazos de Zoro, quien desabrochó el pantalón de su acompañante, apretando su hombría por encima del bóxer. El rubio sólo jadeó sorprendido, ni siquiera hubo mucho tacto por parte del peliverde, tampoco se lo esperaba, se notaba que estaba impaciente.

A trompicones y sin despegarse, buscaron la primera puerta y entraron a la habitación. Mientras los labios de Zoro empezaban a morder el cuello contrario, Sanji viraba ligeramente su cabeza para asegurarse de llegar a la cama.

Tropezaron un poco antes de caer sobre el colchón, el rubio sólo gateó de espaldas un poco más arriba siendo seguido por Zoro, que lo miraba expectante, como un tigre que observaba su presa.

Las manos color canela de Zoro abrieron con brusquedad la camisa del rubio, que más que molestarlo, lo incitó. Un par de botones volaron por quién sabía dónde, del resto de ropa se encargó Sanji, que estaba muy nervioso.

Zoro se deshizo de su camisa con rudeza, dejando expuesto por fin su musculosa anatomía; Sanji pudo observar una cicatriz que le recorría en diagonal, pero antes de preguntar, quería saciarse ese ahogante cosquilleo en la parte baja de su vientre. Los labios del moreno iban a tomarse el trabajo de pasearse por el pecho del rubio, pero fueron apartados.

 

-        Al grano, marimo, no tengo la paciencia de esperar

 

El peli verde lo miró expectante, esperaba tomarse su dulce tiempo, pero la erección de Sanji le decía que si no se atendía rápido, empezaría a doler.

 

-        Eres un pervertido

-        No más que tú de seguro, ya habrá tiempo de ser cariñosos

 

Una carcajada del moreno le erizó la piel al rubio, quien sólo le abrió las piernas, inclinándose un poco. La mirada del peli verde se concentró en el rosáceo agujerito de su pareja, había de estar impaciente, negó levemente y se ensalivó los dígitos. En realidad, Sanji quería ir al grano más porque estaba nervioso y asustado, si bien quería hacerlo, había escuchado y leído que ese proceso dolía como los demonios. Así que no podría estar concentrado del todo sabiendo que iba a sufrir; mejor de una vez, para acostumbrarse.

Arqueó la espalda cuando de una sola le introdujeron dos dedos, dolía, y seguramente sería peor dado el tamaño del bulto que sobresalía de los pantalones de Zoro; así que se dejó hacer, esperando adaptarse al cambio, sintió las tijeras que hacía el moreno dentro suyo jugueteando y dilatando. De pronto, se adentraron un poco más, como buscando algo que encontraron en poco tiempo. Sanji gimió bajito, ese lugar donde le presionaba Zoro se sintió demasiado bien, pero… demasiado bien. La sonrisa de lado del moreno lo hizo tragar saliva, y cubriéndose la boca, se recostó del todo en la cama, su pareja insistía en presionar una y otra vez ese lugar sensible, provocando que su líquido pre seminal chorreara, anunciando su pronto orgasmo.

Un gruñido de protesta por parte de Sanji se escuchó cuando los dedos Zoro abandonaron su entrada; impaciente, se desabrochó los pantalones y bajó lo suficiente su bóxer para liberar su erección, Sanji tragó saliva, no quería esa cosa dentro, o tal vez sí pero…

 

-        Sólo relájate – le sugirió el peli verde, encorvándose hasta llegar a los labios del rubio

 

E intentando hipnotizarlo con el beso, Zoro se introdujo lentamente, era consciente que un poco de saliva no era lo mismo que un lubricante, ya se daría el tiempo de comprar uno luego.

 

-        Argh… - se quejó Sanji, rompiendo el beso

 

Mordió su labio inferior y tomó aire, esperando que así la intromisión fuera menos dolorosa. Sus cabellos fueron acariciados por las firmes manos del moreno, este besó sus lágrimas e intentó ser más cuidadoso.

Sí, dolía como los mil demonios, pero no por ello tenía planeado dejar de hacerlo, así que sólo se removía de vez en cuando, hasta que finalmente lo tuvo todo dentro. Los segundos fueron eternos hasta que Sanji decidió que finalmente estaba listo, tal vez no del todo, pero no quería hacer esperar mucho a su pareja.

 

-        Muévete – ordenó el rubio, mirando fijamente a Zoro

 

El moreno asintió antes de mover suavemente sus caderas, observando las expresiones de Sanji, quien apretaba los dientes intentando acostumbrarse. Buscó entonces ese punto sensible del rubio para hacerle sentir mejor, o al menos apaciguar su dulce agonía.

Un suspiro profundo de Sanji le indicó que o había encontrado, un par de estocadas de la misma manera hicieron volar al de ojos celestes. El dolor seguí ahí, pero cada vez menguaba con las atenciones de su pareja y esa desesperante sensación que necesitaba sentir un poco más.

 

-        Sigue, ahí… dame ahí – habló en susurro

 

Zoro estaba de maravilla, era igual de apretado que aquella vez, o más. Sus embestidas sólo aumentaron de ritmo paulatinamente, asegurándose de dar una y otra vez en la sensibilidad de Sanji, que poco a poco iba a cambiando sus quejidos por agradables gemidos que disfrutaba.

Los labios del moreno bajaron hasta detenerse en los suaves pezones del rubio, succionándolos un poco. Miró de reojo a su pareja, que jadeaba con sus atenciones, sintió como una de las manos del rubio fue a parar sobre su nuca, acariciándole; sonrió de lado y aumentó su fuerza. Las caderas de Sanji se mecían con ansiedad, el maldito marimo había dejado de ser delicado y empezaba a penetrarlo sin cuidado, lejos de molestarle, le gustaba.

El rubio no dio queja cuando los dientes de su pareja le mordieron el vientre antes de repartirle suaves besos, escuchaba el despegar de esos labios contra su piel sensible, aumentando el cosquilleo en todo el cuerpo. Se sentía bien, su pareja había encontrado el punto exacto para explotarle los nervios.

Para incitarlo, apretaba su interior cada vez que Zoro entraba, logrando escucharle unos cuantos gemidos contenidos, desenfrenando el vaivén.

Un quejido de parte del rubio salió cuando el moreno se retiró de él, sólo para ser volteado y puesto de rodillas, apoyando sus codos en la cama. Un gutural gemido se escapó de la garganta de ambos cuando el peli verde lo penetró de golpe nuevamente. Sanji apenas y se quejaba cuando las manos rudas de su dominante se aferraron a sus caderas para apegarlo a las caderas del otro. Como si estuviera molesto, Zoro movió sus caderas con frenesí, sus dedos fueron subiendo por el vientre del rubio hasta apoderarse de sus pezones y pellizcarlos con suavidad.

 

-        Marimo… perver… tido – el sonrojo de Sanji era perceptible hasta las orejas del mismo

 

Zoro lo haló del cabello y giró suavemente su rostro hasta alcanzar sus labios.

 

-        Sanji… - le susurró en pleno beso, antes de morder su oreja – Sanji… en dos días

 

Hablar con claridad en ese momento parecía una tarea muy complicada para el peli verde, sin embargo, quería decírselo, con los sentimientos a flor de piel.

 

-        Anunciaré a mi familia… hmmm… - sus manos se aferraron a los glúteos del contrario – que soy homosexual

-        ¿Qué…? – Sanji se preguntaba si eso lo estaba alucinando

-        Luego es diré que estoy contigo – dijo sin dejar de embestirle

 

El rubio dudó de ello, ¿el marimo iba a decirle a su familia que era gay sólo por él? La idea lo abochornaba más de lo debido.

 

-        Después organizaré – detuvo sus movimientos por un momento – un almuerzo para presentarte

 

Luego retomó el movimiento de sus caderas mientras besaba la blanca espalda de su pareja, al menos Sanji no tenía la cabeza de pensarse con claridad las palabras de Zoro en ese instante, los gemidos de ambos inundó no solo la habitación, sino también la casa, el rechinar de la cama y el húmedo sonido del chocar de ambos cuerpos por lo menos continuaría por un tiempo más.

 

 

 

******.******

*** (Un día después) ****

 

El rubio apenas y podía contener la hiperventilación en el baño del piso donde laboraba, si bien nunca le había pasado, estaba convencido que el estrés le estaba jugando una mala pasada. Ni siquiera su relación con Zoro lo despejaba, o eso pensaba.

 

-        ¡Maldición! – espetó mirándose al espejo

-        ¿Qué maldices? – escuchó la voz del pelirrojo que entraba al baño

-        Shanks… no es nada, sólo estaba… algo alterado

-        Ya veo

-        ¿Qué haces en los baños de mi piso?

 

Shanks sonrió amigablemente antes de ir al dispensador del jabón de manos y soltar un poco en sus manos.

 

-        Es el único donde ponen jabón olor a fresas Dahahaha

 

Sanii entornó los ojos con una ligera sonrisa, hasta que esta se le borró cuando un dolor de caderas lo obligó a recostarse en el mármol de los lavamanos.

-        ¿Sigues mal? – inquirió el mayor

-        Sí… no se me pasa

-        ¿No has ido al médico?

-        No lo vi tan necesario

-        Podrías ir donde Chopper

-        Chopper se especializa en neonatología

-        Pero todos los médicos estudian medicina general, si no quieres ir a ningún hospital, Chopper es tu mejor opción

-        Te recuerdo que la primera vez que nos conocimos, tú eras su paciente y… te descubrió a Sella-swan dentro

-        ¿Temes que te encuentre un bebé dentro? – inquirió el pelirrojo un poco divertido – si tú mismo me dijiste que…

 

Sanji abrió los ojos de par en par y tragó saliva en seco. Por su mente se reproducían algunos recuerdos de su padre gritándole por qué era diferente de sus hermanos y lo alejaba de la familia. Makino era un médico que ayudaba a los chicos “especiales”, o al menos los ayudaba a tratar con algunas medicinas naturales para disipar las ansiedades propias de estos. Durante su estadía en casa de Makino, fue testigo de algunos embarazos poco comunes, vio muchos hombres de su estirpe desesperarse, odiar su naturaleza y maldecir su mala suerte. Inconscientemente, empezó a negarse a sí mismo su poco común deformidad y se convenció que con los tratamientos de Makino, él había dejado de ser así, se lo dijo a todo el mundo, inclusive a Shanks, a Luffy, a Usopp… a su querida Robin, a todos. Pero ni él mismo podía negar lo evidente.

 

-        Los hombres con esa naturaleza… ¿cuánta probabilidad tienen de… de quedar en cinta? – preguntó con un notorio sonrojo

-        No mucha, pero tampoco poca Dahahaha qué se yo Sanji, no todos somos iguales

 

A Sanji le dio un tic nervioso en sus pies, y Shanks lo notó.

 

-        ¿Sucede algo malo?

-        ¿¡Cómo puedo estar tranquilo si me insinúas que estoy en cinta!?

-        Pero tú mismo me dijiste que no eras… – Shanks se acercó a él y lo tomó de los hombros – Sanji, me mentiste ¿Eres de los míos?

-        Desafortunadamente sí

-        Dahahahaha ¡Venga! no es tan malo, yo ahora… agradezco de tener a Sellawk en mi vida

-        ¡No puedo! ¡Yo no soy como tú!

 

El rubio sólo apretó los dientes.

 

-        Y si… estuvieras en estado… ¿quién sería el culpable?

-        No lo sé… llevo semanas así

-        Oh por Kami ¿¡Tuviste una orgía!? ¿¡Un trío!? – Shanks lo sacudía – eres un completo travieso – culminó guiñándole un ojo

-        ¡No digas tonterías!

 

Hace un día se había acostado con Zoro, eso estaba descartado, por ello él no podría estar en cinta. Imposible.

 

-        ¿Y qué hay de Zoro? ¿No son novios?

-        Nos acostamos recién hace un día, tú mismo sabes que estoy mal desde hace… semanas…

“El destino tiene que estar jodiéndome…” su rayito de esperanza al pensar que no era más que un susto se fue al demonio cuando recordó que justamente conoció al peliverde gracias a una estupidez de parte suya. “En una noche no es posible, no en la primera ocasión” se convenció, era imposible. ¡Ni siquiera se acordaba cómo había sido!

 

-        Te aseguro, Shanks, que no me pasa nada poco común

-        Si tú lo dices

-        Pero, por las dudas… vayamos donde Chopper, sólo para asegurarme, claro

-        Oh, por supuesto, yo te acompaño

-        Gracias

 

“Sólo es un susto, más le vale a ese musgo que sólo sea un maldito susto” dijo en su mente mirándose al espejo.

 

 

 

*****.*****

*** (A la mañana siguiente) ***

 

Luffy jugaba con sus deditos bastante nervioso, a su vez, se sentía ansioso y terriblemente culpable. Estaba en un restaurante de hamburguesas bastante conocido, su inocente lógica le llevó a la conclusión que si algo salía mal y hacía llorar a Sabo, le compraría la hamburguesa más grande del restaurante y así lo haría sentir mejor. No era la mejor manera de apaciguar un corazón roto pero así pensaba el menor. Contó una vez más el dinero que traía e hizo un puchero algo triste, no le alcanzaba para dos, sólo para Sabo, pero no importaba.

 

-        Hola, Luffy – tragó saliva cuando escuchó la voz de su aún novio – ¿cómo estás?

-        Hola Sabo… – empezó a jugar con sus dedos ya como tic nervioso, el rubio lo notó y con una sonrisa, se sentó en la silla del frente

-        Luffy, ¿estás nervioso?

 

“¿Cómo se dio cuenta?” levantó su oscura mirada hacia los ojos café claro de Sabo, automáticamente, todas las palabras que había ensayado la noche anterior se escaparon de su memoria, nunca nadie lo había preparado para esta situación y la ansiedad lo estaba ahogando, así como también las ganas de querer salir corriendo sin decir nada.

 

-        Sabo… te cité aquí porque… porque tenemos que hablar

-        Yo también tenía algo importante que decirte

 

El rubio apenas y había podido comunicarse con el menor, puesto que no le contestaba las llamadas y no quería ir a buscarlo a su casa por temor a encontrar al pecoso ahí, ya que al ser primos no era raro que se visitaran a menudo. Si hasta eran vecinos.

El mayor había decidido cortar por lo sano, y aunque sabía que eso le traería problemas con Ace, por lastimar a Luffy, sentía que peor era engañarse. Y qué mejor oportunidad que le daba Luffy al querer hablar.

 

-        Luffy

-        Sabo

 

Ambos se llamaron al mismo tiempo.

 

-        Tú primero – dijeron al unísono

 

Estaban muy nerviosos.

Sin saber exactamente cómo manejar la situación, ambos hicieron un puño para contener la culpa y sus ojos se acuaron; los de Luffy porque estaba sintiendo culpa por adelantado, ya se había imaginado al mayor gritando y llorando desconsoladamente mientras le pedía mil explicaciones; Sabo porque no quería dañar a Luffy y gracias a eso tenía una contradicción dentro suyo, se creía egoísta al hacer lo que iba a hacer.

Antes de poder siquiera pronunciar, se vieron las caras, el par de rostros guapos y juveniles que tenían se habían torcido en muecas infantiles y llorosas, con los labios temblorosos y unos ojos tan húmedos que parecían un par de críos.

 

-        ¡TENEMOS QUE TERMINAR ESTA RELACIÓN! – exclamaron al mismo tiempo, como si estuvieran escupiendo las palabras con un esfuerzo sobrehumano

 

Lo gritaron tan fuerte que todas las personas dejaron de hacer lo que estaban haciendo sólo para verles, todo el restaurante ese día se enteró que ese par finalizaba su relación. Después de un incomodísimo silencio, el par de hermanos se limpió los mocos – ¡Lo siento! – pronunciaron a la vez y se abrazaron, tumbando el servilletero de la pequeña mesita.

Eternos fueron los segundos que estuvieron consolándose por una culpa y sobrecarga de consciencia demasiado exagerada, pero el verse llorar mutuamente no ayudaba en nada.

-        Luffy – habló el mayor – ¿tú también me querías terminar?

-        Sí… lo siento mucho, pero esto no era como en las películas

-        Lo sé – susurró con una melancólica sonrisa – mucho mejor estamos como hermanos ¿verdad?

 

Sabo acarició el sedoso cabello de Luffy, le consolaba que ambos hayan tomado la decisión, aunque sin consultarse, de dar por finalizado esa relación. El alivio invadía cada minúscula célula de ambos, y lo que era mejor, no habían acabado mal, si entienden a lo que refiero, de esas típicas rupturas desastrosas en las telenovelas o películas.

Ambos pidieron lo que les apetecía una vez se relajó el ambiente, Luffy miraba encantado las cinco hamburguesas de carne mientras babeaba, no tenía el tacto de contenerse dado que su adorado hermano invitaba, el rubio por su lado sólo comió una.

 

-        Luffy, que esto quede entre nos ¿ok?

-        ¿A qué te refieres?

-        Que si el Sr. Dragon o peor aún, tu abuelo se entera de que fuimos “novios” seguramente me matan

-        Shishishishishi no diré nada, prácticamente fuimos novios de nombre, no se acciones

 

El de ojos claros suspiró un poco tranquilo, el señor Garp protegía mucho a su nieto dada su especial naturaleza.

 

-        Por cierto, Luffy… ¿Al final te… esterilizaron?

 

El menor dejó de comer por unos segundos.

 

-        No, cada vez que el abuelo quiere llevarme a la luna gigante con engaños, me resisto

(N/A: al principio del episodio 3 y en este episodio les dejé una foto sobre cómo era el hospital, en forma de luna gigante, a lo que Luffy hace referencia)

-        Entonces… – el rubio se acercó a su oído – ¿planeas tener bebés?

 

Luffy pintó sus mejillas de un rojo vivo que hizo reír a Sabo.

 

-        No lo sé – admitió – a Shanks se le ve muy feliz con Sella, antes me daba miedo, pero ahora… no mucho, quiero tener un bebé y así jugar y entretenernos, como con Sella

-        No es un juego… Luffy – sonrió, aún no tenía esa madurez, suponía – bueno, espero que encuentres al padre indicado

-        Shanks no necesitó de otro

-        Su historia es diferente, puede que tú si puedas formar tu familia

 

El menor asintió un poco dudoso, nunca había pensado en ello, lo único que había gozado de los bebés nacidos de varones eran quejas y abandonos en adopción; caso muy diferente con el de su amigo el pelirrojo, que siempre decía que estaba orgulloso y feliz de haber tenido a su bebé. Gracias a eso, a Luffy le entusiasmaba la idea de tener un pequeñito con quién jugar, salir a pasear, cuidar y que le haga compañía. Nunca pensó en los procesos anteriores a ello, y para ello necesitaba otro… padre, por así decirlo.

 

-        ¿Quién tiene que ser el otro papá? – inquirió con inquietud

-        Alguien que te guste y que quieras, por supuesto – Sabo le dio un mordisco a su hamburguesa

 

Enarcó una ceja al ver al azabache pensando detenidamente.

 

-        ¿Tienes alguien en mente? – dijo el rubio divertido

-        No… nadie shishishishi… mejor, Sabo, cuéntame cómo resolviste ese caso donde la señora había mandado a atrapar a su cuñado – ordenó el menor entusiasmado

-        ¡Oh! Pues verás…

 

El par continuó conversando como si nada hubiera pasado, al menos las cosas volvían a ser como antes.

 

 

*****.*****

 

Sanji no sabía si reír o llorar, estaba más histérico que nunca caminando de un lado a otro en el pasadizo de su piso, se debatía en si decirle a Zoro lo que le pasaba o mejor esperar a estar seguro; aunque temía que el peliverde le fuera a dejar o algo parecido, no era como si hubiera sido del todo sincero con él; ahora el suspenso lo estaba matando.

 

-        Sanji, nunca te había visto tan nervioso ¿pasa algo? – inquirió Usopp, que estaba de paso llevando unos papeles a los pisos superiores, había decidido no tomar el ascensor

-        Usopp… creo que la he regado

-        ¿Ah?

 

Lo jaló hacia uno de los pasillos poco transitados, lejos de la zona de oficinas para que no los escucharan.

 

-        ¿Qué pensarías si… si te digo que estoy esperando?

-        ¿Esperando qué?

-        ¡No te hagas!

 

Usopp había conocido a Sanji hacía mucho, era gran amigo de Luffy y por ello iba a reunirse con el azabache para jugar PlayStation o cualquier cosa en la casa de Makino, ahí fue donde hizo buenas migas con el rubio y de paso, conocía más o menos su tendencia natural. Aunque Sanji le había dicho que él no era de esos.

 

-        Esperando – Sanji abría los ojos como amenazándolo, asustando a su amigo – de ESA forma

-        Muahahaha ni que estuvieras preñado Sanji

 

El silencio del rubio lo dijo todo.

 

-        ¡No es posible! Pero si tú… tú mismo me dijiste que…

-        Sé lo que dije – Sanji jugaba con un cigarrillo entre sus dedos, mas no se atrevía a fumarlo desde que sospechaba – pero no estoy seguro, por algo me mandaron a la casa de Makino ¿no?

-        ¿Cómo es que siquiera lo sospechas?

-        Shanks me lo sugirió – afirmó, mirando el suelo – dijo que sus síntomas eran parecidos cuando él estaba esperando

-        Verdad, él también estuvo preñado ¿cierto?

-        Sí

-        A él le fue bien, Sella-chan ha crecido saludable, hasta es de los primeros en su escuela…

 

Los papeles que Mihawk llevaba en sus manos se cayeron, y por poco él también. No era de escuchar charlas sin autorización, pero ese pasillo era parte de su recorrido, y al ver al par conversando concentradamente en medio, decidió esperar a que terminaran y se fueran. No era su intención enterarse, de hecho le prestó vaga atención al tema, que le estaba pareciendo muy antinatural. Pero cuando escuchó el nombre de Shanks… todo cambió.

 

-        ¡Aún no estoy seguro!... a Shanks le fue bien porque tuvo suerte, Sella-swan trajo vida a esa casa

-        Ese no es el asunto, Shanks estuvo preñado de Sella, así que tiene la experiencia, deberías decirle que te asesore, así puedas llevarlo con calma

-        No estoy seguro, te lo vuelvo a decir, hoy lo averiguaré con Chopper

-        Y si fuera cierto – Usopp sonrió con demasiada curiosidad – ¿Quién es el afortunado padre?

-        Primero me aseguro, luego te digo a quién mataremos

-        Oye, ahora que lo mencionas… ¿sabes quién es el otro padre de Sella? Siempre quise preguntarle a Shanks pero me da miedo

-        ¿Ah? No lo sé… Shanks nunca quiere hablar de eso, no se lo he vuelto a preguntar desde hace años, pero seguro es un bastardo, lo dejó sólo, sólo cuando más lo necesitaba… pero ya no toquemos ese tema, necesito ayuda moral en estos momentos

 

Usopp sólo se limitó a quitarle su cigarrillo.

 

-        ¡Oye!

-        Un hombre gestando no puede fumar

-        ¡Que no estoy seguro! – Sanji se sobresaltó – ni siquiera sé por qué te lo conté

-        Porque estás sensible, los hombres preñados necesitan atención

-        ¡Ni siquiera te atrevas a insinuarlo!

 

El de mirada dorada dejó de prestar atención a la discusión del par en el pasadizo, nada de lo que había escuchado tenía sentido. ¿Hombres que podían tener bebés? ¡Era una locura! ¡Una anormalidad que…! Una anormalidad de la que jamás se había enterado. ¿Tan ensimismado había estado en su mundo de negocios que había cosas tan impresionantes de las que no tenía ni idea?

Siempre pasa, existen miles de cosas en este mundo de las cuales uno no tiene ni la mínima idea hasta que… le toca estar envuelto en ello.

Ahora tocaba enterarse, ¿será cierto que Shanks tuvo a Sellawk? ¿Era posible? Y si fuera el caso ¿quién era el infeliz que lo preñó?... al menos eso daba vueltas en la cabeza del azabache de ojos dorados por todo lo que restaba de la mañana y tarde.

 

 

****.****

 

Law observaba con parsimonia el sosegado rostro de Luffy, quien concentrado en su tarea, no se había percatado que el chico de patilla y perilla había llegado, era viernes libre en la biblioteca de la universidad Thriller Bark, Law había terminado su curso de tesis y estaba un poco… inquieto por ver al menor, por no decir ansioso.

Había hablado del asunto con su tío Rosinante; le gustaba un poco el chico, sólo un poco, se convenció. Pero Luffy tenía novio, así que el destino no se las estaba poniendo fácil.

-        Buenas tardes Luffy – saludó una vez decidió sentarse a su lado, situando sus libros en frente

-        Torao

 

Law sacó su lapicero y empezó a buscar citas en sus libros.

 

-        ¿Cómo te fue hoy? – inquirió el menor

-        Mal… no – dijo neutralmente, recordando que sus compañeros habían empezado a reprocharle que usara una baja táctica como que su padre adoptivo se tirara al profesor de taller de investigación – mi padre trayéndome problemas aún sin estar presente

-        ¿Ah?

-        Nada

 

Siguieron sin decir nada durante un corto período.

 

-        Rompí con Sabo

 

Eso bastó para que el ojeroso dejara de prestarle atención a su libro y automáticamente, sus grises orbes fijaran a Luffy como objetivo.

 

-        ¿Enserio? – dijo intentando no parecer tan sorprendido y animado

 

Kami, sí, la noticia lo había puesto de buen humor.

 

-        Sí, fue esta mañana

-        ¿No tenías clases?

-        Empezaban a las 11, así que fuimos a comer temprano

-        ¿Cómo fue?

-        Bien, ambos lo teníamos claro… estoy un poco más tranquilo, Sabo y yo nunca nos vimos como novios, todo era una cortina de humo

 

Luffy intentó respirar con normalidad pero ¿por qué se sonrojaba tanto cuando estaba cerca de Law? Él sabía que le atraía, sin embargo, sería algo pasajero, intentó convencerse. Como cuando le había gustado Bruno Mars o Tyler Hubbard o Blake Shelton, amores platónicos que no podían superar la semana y media. Pero si llevaba bien la cuenta, con Law ya iba por el mes.

 

-        Creo que me estoy enfermando – afirmó el azabache un poco intrigado

-        ¿Por qué lo dices? – Law se había sorprendido un poco

-        Me siento raro – musitó – Torao, tú estás a meses de salir como médico ¿no?

-        Sí

-        ¿Me revisas?

-        ¿Cómo? – Law no pudo evitar malpensar lo dicho

-        Es que se me calienta mucho la cara y me tiemblan las manos cuando… cuando estás cerca, algo malo me pasa ¿no?

 

Si bien a Law se le habían confesado miles de mujeres y alguno que otro muchacho a lo largo de su joven vida, nunca nada se semejaba a eso; la confesión sin intención del menor lo había dejado perplejo. Es decir, Luffy prácticamente le había dicho que le atraía sin haberse dado cuenta.

El ojeroso tragó saliva.

 

-        Pues… no creo que sea algo realmente malo – dijo, escudándose

 

“¿Qué rayos estoy diciendo?” susurró en su mente, a su edad y jamás había tenido ninguna especie de relación. Tampoco es como si estuviera buscando alguna; pero simplemente llega este chico y le hace desear experimentar una, un chico capaz de derretir su gruesa y dura… capa de hielo, por supuesto.

 

-        ¿Sabes qué es lo que me pasa? – Luffy hizo un pequeño puchero

-        Comprobémoslo

 

El mayor tomó el mentón del azabache y sin avisar lo besó. Fue un tacto suave, sintió los tibios labios de Luffy presionarse con los suyos, compartiendo algo de calor mutuo. Los dos cerraron los ojos y un inexplicable cosquilleo en el estómago los perturbó a ambos. Fue el menor quien se separó primero, sorprendido, sonrojadísimo y muy alterado.

 

-        Eso… eso… – Luffy no sabía bien qué decir

-        Fue un beso – afirmó Law

-        Nunca antes yo…

 

El chico de perilla  lo miró sorprendido.

 

-        ¿Nunca antes habías besado?

-        Al televisor… cuando veía a mis amores platónicos

 

Law sonrió levemente, este chico superaba todas sus expectativas.

 

-        Lo siento, por robarte tu primer beso

-        Descuida – el azabache se dedicó a mirar la mesa, antes de jugar con sus dedos, símbolo de que estaba nervioso

-        ¿Qué sentiste? – inquirió con mucha expectativa

-        Como si hubieran muchos bichos en mi estómago

 

Increíble, el chico no mataba el momento a propósito, eso era obvio, pero era lo suficientemente inocente como para aventurarse a describir lo que sintió con toscas palabras.

 

-        Las personas le dicen… mariposas en el estómago

-        ¿Y eso que significa?

-        Es simple – Law ni siquiera sabía con exactitud lo que estaba a punto de hacer – significa que… te gusto

 

Luffy se sonrojó más, el ojeroso había dado en el clavo tratándose de él, y por primera vez en toda su vida, sintió aquella cosa llamada bochorno y vergüenza tímida.

 

-        Sí, me gustas, pero ya se me pasa seguro

-        ¿Enserio?

-        Claro shishishishi

-        Y si… vuelvo a hacer esto

 

Ya se estaba volviendo una mala costumbre, o tal vez buena, el querer besar al chico como si fuera de su propiedad.  

 

-        No lo hagas – espetó el menor

-        ¿No te gusta?

-        Sí… sí me gusta pero…

-        A mí también me gusta, así que sólo hagámoslo

 

No hubo necesidad de decir más por parte de ambos, esta vez Luffy se dejó besar un poco más relajado, sus hombros dejaron de tensionarse y sus respiraciones se hicieron más pausadas. El mayor dio pequeñas lamidas, invitándolo a que dejara entrar su lengua, cosa que Luffy le negó por la singularidad de la ocasión.

El celular del azabache menor interrumpió el momento. Cuando Luffy revisó, encontró un mensaje de texto de parte de Makino.

No  olvides que hoy es tu revisión médica, como tu abuelo te haya hecho algo lo desmiembro

El chico de sombrero de paja sonrió ampliamente antes de guardar sus libros.

 

-        ¿Te vas?

-        Sí, tengo revisión médica

-        Te acompaño

-        ¿En serio? – dijo con una sonrisa

-        En serio

 

El par salió de la universidad mientras el menor conversaba, poco a poco iba perdiendo el bochorno y empezaba a correr y sonreír como si lo conociera de toda la vida. A Law no le incomodaba aquello, es más, se estaba empezando a sentir a gusto.

Tomaron el bus por una eterna media hora, no había demasiado tráfico, por milagros del destino ya que los viernes la carretera se aglomeraba siempre.

Luego de que Law mandara unas cuantas miradas asesinas a algunas chicas y viejos pervertidos que lanzaban algunas ojeadas con ojos sospechosos al menor; al fin bajaron.

Sin perder el rumbo y con ligeras conversas, llegaron a la casa de Makino. Donde el menor se haría su revisión, como para él ya era costumbre.

Pero una vez la mujer de cálida sonrisa les abrió la puerta, se encontraron con un escenario algo inusual.

Un par de cosas llovían desde el otro lado de la casa. A Law se le palideció la cara cuando vio a su profesor de taller de investigación más alterado que  nunca. ¿Qué diablos tenía que hacer ahí?

 

-        Tú, muñecucho de cuarta ¡Eres poco profesional!

-        ¡No he dicho nada que no sea verdad! – se defendía el animalito

 

¿Estaba peleando con ese pequeño mapache que habla? Pero más importante, ¿qué hacía Sir Crocodile ahí?

 

-        ¡Cocodrilo! Shishishishi – exclamó con una sonrisa el menor

-        ¡Aléjate mocoso! Contigo no es la cosa

-        ¡Hace buen tiempo que no venías!

 

¿Sir Crocodile solía ir a ese lugar?

 

-        Porque no había tenido la necesidad – estaba muy enojado, en el tono de su voz se percibía

 

Luffy hizo un puchero antes de saludar a un rubio y un pelirrojo que yacían sentados en uno de los sillones viendo la escena.

 

-        ¡Shaaaaaaaaanks! – el ojeroso vio al azabache abalanzarse sobre un pelirrojo que le recibía con los brazos abiertos y unas cuantas carcajadas

 

Según Sir Crocodile, ese día le habían dado la peor noticia del mundo, se arrepentía de haber vuelto a ese espantoso lugar. Sí, era usuario y un conocido de Makino desde hacía buena cantidad de años, tanto Luffy y él se conocieron cuando el menor le hizo un par de preguntas humillantes, según el mayor. Y se avergonzaba de ese… estúpido y horrible defecto; jamás pensó que se encontraría en una situación parecida. ¡Jamás!

 

-        ¡Tú! – los ojos bien abiertos cargados de furia explosiva se dirigieron hacia el ojeroso, mientras un dedo acusador lo apuntaba

 

Law lo miró interrogante, no tenía ni idea de qué era ese lugar. A su vez se auto apuntó sin comprender lo que pasaba.

 

-        El bastardo de tu padre me hizo esto

 

El de patillas enarcó una ceja sin comprender. Fue tomado de la camisa con fuerza.

 

-        ¿Dónde está ese infeliz?

-        Seguro en mi casa – dijo sin chistar, no necesitaba meterse en problemas y allá el señor Doflamingo que arregle sus problemas con su… pareja

-        Bien, hoy me convierto en asesino – soltó a Law, quien alzó los hombros como quitándole importancia al asunto

 

Dicho eso, se colocó un puro en la boca dispuesto a sacar su encendedor hasta que una de las pezuñas del renito que hablaba, Chopper, golpeó directo en el puro, tirándolo.

 

-        Tú ya no fumas, así de simple – habló el animalito con determinación

-        ¿¡Quién te crees para prohibirme!?

-        Tú doctor de hace años, por tu condición… ¡no fumas y punto! – exclamó tan furioso y decidido que Sir Crocodile no tuvo otra que obedecer

-        Joder, primero esto y ahora lo otro, ese estúpido de Doflamingo me las va a pagar carísimo

 

El hombre, hecho un mar de emociones, abrió la puerta.           

 

-        ¡Vuelve pronto Cocodrilo! Shishishishi – despedía el menor con una mano alzada

 

Sir Crocodile se viró por última vez azotando con la mirada al menor.

 

-        Kami quiera y no tenga que volver a lidiar con mocosos como tú – dio un portazo y dejó el ambiente tenso por un momento

 

Ambiente que fue roto por la animada risa del menor.

 

-        Bien, Sanji, tu turno – llamó el renito

 

Y el rubio lo siguió, apretando los puños.

 

-        Shanks, me alegro de verte shishishishi

-        Igual yo, Luffy, mírate, hace unos meses que no te veo y admito que te vez espectacular – dijo sacudiendo los cabellos azabaches del menor

 

El ojeroso se sentó en medio de ambos, a propósito.

 

-        ¡Hola! – saludó Shanks con una sonrisa, el mayor se había dado cuenta de los celos del oji gris – Luffy, ¿no me presentas a este jovencito?

-        ¿Ah?... bueno él es… Torao

-        Soy Trafalgar Law – farfulló cortante

 

Un silencio poco cómodo se aventuró a invadir la sala nuevamente.

 

-        ¡Oh!... ya veo ¿son amigos? – el pelirrojo quiso romper la desconfianza

 

Pero su pregunta armó un laberinto lleno de preguntas en ambos, tomando en cuenta lo que había pasado horas antes ¿se podrían considerar amigos?

Dentro del cuartito donde atendía Chopper, el renito terminaba de revisar a su rubio paciente; la desesperación de Sanji se trepaba por las paredes, advirtiendo al animalito que sea como se lo dijera, no iba a obtener un buen resultado.

 

-        Chopper, maldición, no me mires así, ¡dilo de una maldita vez!

-        Estate tranquilo, Sanji

-        ¿Cómo quieres que esté tranquilo?

 

El de mirada azuleja se llevó las manos a la cara, tomando una gran bocanada de aire.

 

-        Sanji… tú… bueno, tú…

 

Los ojos del rubio lo miraron amenazantes, aunque era por las puras, eso no iba a cambiar el resultado.

 

-        Estás en la dulce espera, Sanji, fe… feli… felicitaciones

 

Y en la sala donde estaban Shanks  y el par de chicos, esperando a que alguien dijera algo a la pregunta del pelirrojo:

 

-        Somos novios – afirmó Law, para sorpresa de Luffy y de Shanks

 

Chopper salió huyendo del cuarto siendo seguido por el rubio, que había cogido la lámpara dispuesto a matar a quien se le cruzara.

 

-        ¡Tienes que estar bromeando Chopper! ¡CHOOOPPEEEEEEEEER!

-        ¡Sabes que no bromearía con algo así!

-        ¡Cambia ese diagnóstico! ¡Cámbialoooo! – un histérico Sanji amenazaba al animalito, correteándolo por la casa

 

Makino se acercó a los que estaban sentados en el sillón, ofreciéndoles jugo. Era muy normal ese tipo de escenas en la casa, ni Sanji ni Sir Crocodile eran los primeros y ni serían los últimos; muy pocos actuaban como Shanks.

 

-        Uy, bueno – dijo Shanks tomando el jugo – creo que habrá un nuevo integrante Dahahaha

-        ¿Sanji está…? – Luffy hizo señal de una bolita en su vientre

-        Sí, mira lo bien que se lo ha tomado DAHAHAHAHAHA

 

Las miradas de Law y Luffy se cruzaron por un momento, sonrojando al menor con intensidad, aún no arreglaban lo que el mayor de ambos había dicho; el escándalo del rubio había interrumpido todo.

Una vez Sanji se hubo cansado de corretear, se paró con las piernas separadas y los puños bien apretados, respirando con furia.

 

-        Pero esa estúpida alga me las paga, preñarme sin que yo lo consienta… haberse visto tamaña desconsideración

-        Dahahaha – la risa de Shanks se apagó cuando el rubio le lanzó una mirada asesina – bueno – se paró y fue donde Sanji, tomándole un hombro – creo que ya sabes lo que tenías que saber

-        ¡De eso nada! Ahorita mismo voy a la casa de ese estúpido y le daré la tanda de su vida

-        Pero Sanji…

-        ¡Me voy he dicho! ¡Allá tú si me acompañas!

 

Sanji se paró derecho y con orgullo caminó elegantemente hacia la puerta. Chopper llamó a Shanks disimuladamente, invitándolo a que este se agachara y escuchar al animalito.

 

-        Shanks… hay algo que no le he dicho a Sanji porque creo que empeorará las cosas

-        Oh, ya veo, dímelo

-        Creo que el “problema” de Sanji es… es un doble problema – dijo nervioso el renito

 

Shanks giró la cabeza sin entender, mirándolo raro. Chopper supo enseguida que no le había captado la idea; un poco agotado, decidió dejar el asunto como estaba.

 

-        Nada, sólo… apóyalo si es que te lo pide

-        Dahahaha no hay problema

-        Ey Shanks – le hablaba Makino – será mejor que acompañes a Sanji

-        ¡Claro! Eso planeaba hacer, creo que irá a matar a su novio – exclamó sonriente

 

El pelirrojo se despidió de todos con un ademán antes de salir casi corriendo detrás del rubio.

 

-        ¡Shaaaanks! ¡Iré a visitar a Sella pronto! – gritó Luffy, recibiendo como respuesta un pulgar arriba del pelirrojo que se alejaba

-        Bien, Luffy, yo te haré el chequeo – habló Makino sonriente

-        ¡Claro! Shishishishi

 

 

 

****.****

 

Mihawk, como ya se había hecho costumbre, esperaba a la pelirroja púber en su auto, fuera de la escuela. Esta vez tenía algo de prisa, su sobrino había organizado una reunión familiar en su casa, y obviamente él estaba invitado, así que si no quería llegar tarde, habría que apresurar las cosas con la menor. Había conocido a la pequeña arpía más que cualquier pretendiente anterior a él; no era tan malvada, solo muy cautelosa y analítica.

Pero lo que esa mañana había escuchado hasta le había quitado las ganas de comer.

¿Quién podría haberse atrevido a preñar a su pelirrojo? ¿¡Quién!? “¡Maldición!” susurró en el desastre que se había convertido su mente. A juzgar por los rasgos de la niña, era de Shanks por ese sedoso cabello rojizo aunque un tono más oscuro, lo que indicaba que su otro padre era pelinegro o cabello marrón oscuro, quién sabe; tenía en carácter serio y prepotente muy calado, además, esos ojos amarillos muy parecidos a los suyos, en toda su vida, nunca se había topado con nadie que le hiciera competencia a sus ojos, cada vez que la miraba, era como si pudiera verse reflejado en esa mediana mirada ámbar.

Pensó que nunca nadie, aparte de él, tenía esos ojos…

Un momento.

Nunca nadie aparte de él… a menos que…

¿Cuántos años tenía esa chica?... once, ya lo habían conversado.

¿Cuántos años él se había ido?...

Once. Aproximadamente.

Acaso… acaso era posible que…

 

-        Buenas tardes señor Dracule – Sellawk abrió la puerta del copiloto y se sentó de lo más relajada, ajustándose el cinturón

 

El azabache la observó detenidamente por unos momentos; hasta que la niña también lo miró sin entender. Mihawk elevó sus sospechas como si fueran espuma, sus ojos no le mentían; esa mocosa se parecía a él, demasiado.

Arrancó el auto con brusquedad, la ansiedad había hecho merma en su ser. Se ganó una reprimenda por parte de la dama y sin siquiera escuchar sus reclamos, continuó; se pasó un par de luces rojas, suerte que hoy no había mucho tráfico.

La dirección que había tomado ya no era la de la pastelería, ni juguería, ni heladería, ni nada parecido.

Llegaron como en quince minutos, Mihawk entró al Ishida hospital con el auto, dejándolo estacionado casi junto con los demás vehículos, su mirada permanecía fría y fija en el frente.

 

-        Oiga, esta no es la juguería que habíamos acordado la vez pasada – musitó la chica un poco incómoda y… asustada

-        Bájate

-        ¿Ah?

 

El azabache ya sin nada de paciencia, salió de su auto, caminó hasta la puerta del copiloto, la abrió y sacó a la púber jalándola del brazo. La niña reclamaba y se oponía, tiraba de su miembro apresado sin resultado alguno, el mayor tenía mucha fuerza.

 

-        ¿¡Qué cree que hace!? ¿se da cuenta que está a punto de perder todo el avance hasta el momento?

 

No le respondió, la llevó prácticamente a rastras por todo el jardín hasta llegar a la entrada, los guardias los vieron, pero con solo una mirada intimidante del azabache, no hicieron nada. Llegaron a recepción, la señorita los vio un tanto curiosa y le hizo la pregunta usual.

 

-        ¿Qué se le ofrece?

-        Venimos por una prueba de ADN

 

 

 

****.****

 

 

 ███▓▒░░.NEXT.░░▒▓███►

Notas finales:

:’O no sé si es mi imaginación pero el episodio de hoy fue más largo de lo usual o,o

Eeeen fin, gracias por leer queridas/os lectores, he aquí un poco de imágenes MISHA ZOSANLAWLU algo de ACESABO y DOFFYCROC por aquí…

Shanks: Un gusto tenerlos por aquí, nos veremos en el siguiente

Autora: =w= ya debo acostumbrarme a vuestra intromisión en mis notas finales

Shanks: Mínimo, mira como me usas con fines depravados TT_TT todos pensarán que soy un pervertido

Autora: ¿No lo eres? O.O

Mihawk: Lo es, lo aseguro

Shanks: ¡Mihi! Si sigues así no habrá diversión en la casa

Autora: ¿Qué diversión? *----*

Mihawk: Eso no te importa *carga a Shanks en su hombro*

Shanks: ¡Bájame! Estoy enojado

Mihawk: Ahora te quito lo molesto

Autora: *¡---¡*

 

Lo siento xD no puedo evitarlo, me despido cordialmente… si tenéis alguna opinión, duda, queja, sugerencia, crítica, carita, saludo, etc, podéis dejarlo sin miedo, los recepcionaré con cariño.

¡Hasta el siguiente!

 

 

Sábado 11 febrero 2017

 

 

 

Si deseas ayudarme…

Pdta para los curiosos:

¡Help me! DX la verdad es que, muy avergonzada por preguntarles esto u///u les digo, ¿quién creen que sea el seme entre Ace y Sabo? XD ¡OK! He leído de ambos en ambas posiciones y la verdad, no puedo definirlo .__. Mejor es saber lo que vosotros prefiráis, así nos sentimos cómodos ustedes y yo :’D


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