Ah... Kaneki Ken, mi rival, mi enemigo ¿qué es lo que siento por él?¿Amor o simple deseo? En realidad no me importa, solo sé que lo necesito. He tratado de sofocar esta "sensación" pero no he logrado hacerlo. Cada vez que cierro los ojos, sólo está él; sus caricias, esos besos con los que me hacía olvidar todo. Nuestros encuentros siempre eran divertidos y apasionantes. Por eso estoy aquí frente a la puerta de su antiguo departamento en el distrito veinte. Un lugar "neutral" para ambos. Entré en el departamento, lenta y silenciosamente, dispuesto a reprimir mis emociones, después de todo somos "enemigos". Luego cerré la puerta.
-Furuta...-me llamó. Cuánta maldad y agresividad en una sola palabra. Tenía las piernas cruzadas y apoyaba un brazo en el respaldo de una silla.
-Antiguo clase especial....
-¿Cuál es el motivo de esta... "audiencia", Furuta?
Sonreí, no esperaba que acudiera apenas yo tirará la cuerda. ¿Acaso sentía lo mismo que yo?
-Lo diré directamente, ya que ambos somos personas ocupadas-dije aparentando la voz de mi padre- Quiero una última noche con usted. ¡No puedo concentrarme! No puedo olvidar el calor de su piel, de sus besos.
-Es una broma ¿no?- dijo furioso e incapaz de ocultarlo. Me detestaba. Era normal que lo hiciera, tal como estaban las cosas. Suspiré, intenté convencerlo a gritos, le dije que lo amaba, le pedí perdón por todo lo que había hecho (cosas de las que claramente no me arrepentía), le supliqué, ¡¿Qué más quería que hiciera?! Oí una carcajada estrepitosa, forzada casi, pero no hubo respuesta. Todavía estaba lleno de odio y rencor.
-Sólo necesito una noche más, prometo que después no lo molestaré más (claro en este aspecto).
Permaneció sin responder largo rato en silencio, con la frente apoyada en sus manos. Cuando levantó la mirada, sentí una especie de estremecimiento. Sus ojos grises se apartaron de los míos cuando habló.
-¿Cumplirás tu promesa Furuta?
-¡Lo haré! ¡Lo juro!
Me miró con aire pensativo como si fuese un interesante objeto de estudio, con aquellos ojos que me deleitaban y me espantaban. ¡Qué belleza tan terrible y deslumbrante!
Sin más se levantó y con paso arrogante se detuvo muy cerca de mí. Y con una sonrisa dijo:
-No hay duda que estás loco.
Respondí a su comentario atrayéndolo hacia mí y lo abrace, él reclinó la cabeza en mi hombro. Alzó la mirada cuando baje mis manos a su cintura, levantó los brazos y me rodeó el cuello. La intensidad de ese beso mezclado con esa ternura, una súbita y necesaria ternura-que sólo él era capaz de crear- me hizo perder por completo la cabeza. Lo inmovilicé contra la pared. No opuso resistencia alguna.
-Sí, sólo una vez más.- añadió con un susurro que no hizo más que avivar el deseo que se había gestado en mis entrañas. Me hipnotizó con palabras y caricias. Me di cuenta que lo amaba pero exactamente esa era mi perdición; vivir enloquecido de amor y deseo por él.
-Nunca más, pequeño Furuta-me apartó bruscamente de él, esbozó una sonrisa torcida, en sus ojos nuevamente el desprecio y desapareció por la puerta sin volver atrás. Tiene demasiado orgullo. Demasiada dignidad. ¡Ah! ¡Qué orgulloso y recto era mi querido Kaneki Ken!
Fue solo una noche, silenciosa y de inmovilidad para el resto del mundo. En cambio para mí, fue una noche especial. Ahora estaba decidido. Mi querido exjefe, casi me da pena y algo de culpa (digo casi porque no poseo tales emociones) tener que decir que no lo dejaré en paz hasta que sea mío de nuevo. En fin no creo que le importe mucho ¿cierto, antiguo clase especial asociado?