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La luz del corazón por Kagami Dennise

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Notas del capitulo:

Me gusta mucho esta pareja, aunque también me gusta como se ven con otros personajes, sin duda esta me gusta más.

Hasta ahora no he podido encontrar un fic en español, asi que este es mi intento de ser la primera, sino es que alguien más ya lo hizo, espero les guste.

Los pasillos de la escuela estaban casi en su totalidad vacios, las clases habían terminado antes debido al fenómeno del “alma gemela”, mientras todos buscaban la felicidad afuera, una pequeño de cabello alocado caminaba con lentitud hacia la oficina de los profesores con una larga pila de documentos, otro chico que iba en dirección contraria vio la manera en la que caminaba y en el momento en el que pasaron juntos este ultimo lo empujo con su hombro, las hojas se movieron y cayeron, pero en ese momento eso no fue lo que le preocupo al rubio sino la extraña sensación que había recorrido su cuerpo, se llevo la mano al corazón y se volteo con lentitud al menor en el piso que levantaba las hojas sin decir palabra.

-Deku-dijo en un susurro que fue callado con el grito de un maestro.

-¡Bakugou! ¡He visto lo que has hecho!-“mierda” pensó el chico mientras el maestro levantaba a Midoriya-Recoge todo esto y llévalo a la sala de maestros, Midoriya, puedes irte ya si lo deseas.

-S-si, nos vemos el lunes-el chico se levanto pero antes de marcharse el rubio le susurro.

-Iré a tu casa esta noche-el chico se marcho sin contestar y el rubio escucho sin atención el regaño del profesor, pensando en el día que era y aquella sensación y lo que eso significaba.

Durante toda la tarde Izuku no dejo de pensar en las palabras de su amigo de la infancia, ¿Se vengaría porque lo habían pillado metiéndose con él? No podía evitar pensar en lo que podría pasarle o hacerle el rubio.

Y yo que pensé que ahora me respetaba un poco más” suspiro mientras veía la hora en su teléfono, eran casi las ocho, su madre no volvería hasta tarde, “Tal vez no vendrá” pensó con tristeza mientras la puerta principal se abría, se levanto corriendo hasta la entrada.

-Mamá, ¿Olvidaste algo?-tras la puerta vio el rostro serio de Katsuki, lo que lo hizo respirar con profundidad-Hola, Kacchan, ¿Quieres un vaso de agua?-pregunto nervioso y temblando.

El rubio paso de largo y se dirigió hasta su habitación, Izuku tardo unos segundos en seguirlo, al entrar no logro ver al rubio, pero antes de que pudiera decir algo la puerta se cerró tras de sí, haciendo que volteara mientras Katsuki se abalanzaba contra él, logrando que ambos cayeran.


-¿K-Kacchan?-dijo mientras abría los ojos, al mirarlo vio como este bajaba el zíper de su chaleco negro dejando a la vista su abdomen-¡¿Q-que? ¡¿Qué haces?!

-Solo cállate-la forma “neutro” en la que hablo Bakugou lo calmo un poco, pero en cuanto este ultimo subió su playera roja comenzó a moverse, nervioso y avergonzado-¡Cálmate!-Izuku comenzó a temblar cuando vio que la mano desocupada de Katsuki se dirigía hacia él, cerró los ojos con fuerza cuando por fin toco su piel, los corazones de ambos se iluminaron-¡Maldición!-el grito del rubio solo hizo que el miedo de Midoriya aumentara, dejando de lado aquella extra sesación, haciendo que temblara con más fuerza y mantuviera los ojos cerrados-¡Abre los ojos maldito nerd!-lentamente Izuku hizo caso.

Sus ojos desbordaron sus cuencas al ver el resplandor del corazón de su amigo, tenía que ser una broma, “Eso… significa

-Ka-kacchan… nosotros-el chico se levanto y se sentó sobre la cama del más bajo, el menor continuo en el piso, confundido, mientras el otro solo maldecía, ¿Qué se supone que debían de hacer?

-¡Maldición!-grito al final con desesperación-¡Ni una palabra a nadie! ¡¿Entiendes inútil?!-Izuku asintió con rapidez, de todas formas no tenía a nadie más que a su madre para contarle sobre eso, y no era algo fácil de lo que hablar con su madre, o cualquiera.

El rubio salió del departamento con rapidez e Izuku permaneció hay, aun sin entender nada, “¿Significa que estaré atado a mi abusador el resto de mi vida? Vaya suerte, sin un kosei y además sentenciado a la infelicidad”.

Durante el fin de semana Izuku intento olvidarse por completo del asunto, algo difícil debido a la multitud de fotos y noticias sobre el fenómeno ocurrido y sus consecuencias, permaneció en su habitación pensando si podría ser un error, pero como siempre decían “el corazón no se equivoca”, y eso era lo que más le atemorizaba, que no fuera un error y que en verdad terminara atado al maniático que tenía como amigo de la infancia.

El lunes por la mañana pareció ignorar por completo el hecho, lo había olvidado, pero de camino a la escuela los recuerdos que tenia de su vecindario se lo recordaron, “Me gustaría tener alguien con quien hablar…” al llegar a la institución ese sentimiento de tristeza no hizo más que crecer, ver a todas esas personas rodeándose los unos a los otros, riendo y divirtiéndose lo hacían sentir solo, la campana sonó y todos comenzaron a moverse.

-Inútil-dijeron detrás de él para un segundo después empujarlo, los estudiantes siguieron de frente sin detenerse, como siempre.

Izuku se levanto a toda prisa y corrió a su aula con rapidez, al llegar suspiro de alivio al no encontrar al profesor, tomo su lugar como siempre pero una sensación diferente lo hizo sentir un escalofrió levanto la vista y logro ver al rubio emitiendo un aura peligrosa con las palabras “si te acercas te mato” en ella, Midoriya coloco su cabeza en la mesa y deseo desaparecer en ese momento.

Las clases continuaron con normalidad y no fue hasta la hora de salida que Bakugou y Midoriya hicieron contacto.

-Oye, Mu-kosei, hazme un favor, ¿Quieres?-dijo uno de sus compañeros, intimidándolo, Izuku asintió- Podrías quedarte y limpiar esto solo, tengo un asunto pendiente, lo harás ¿Cierto?

-S-se supone-Izuku no dejo de temblar, lo que le ponía un poco difícil hablar-Se su-supone que… tenemos que ha-hacerlo jun-juntos.

-¡¿Ha?! ¿No me escuchaste? ¡Hazlo solo!-el mayor lanzo la escoba a la cara del menor, el pelinegro no logro atraparla y en su lugar solo asintió-Que amable.

Midoriya vio como aquel chico se marchaba y limpio sus lágrimas cuando sus ojos se encontraron con los rubís del rubio, el cual lo miraba con enojo, el pelinegro tembló con más fuerza, y bajo la vista, era la primera vez en todo el día que el rubio lo había mirado y sin duda, no era diferente de las otras veces, lentamente todos se marcharon dejando a Deku solo.

-Maldición-refunfuño por lo bajo.

-Vaya, no sabía que utilizabas esas palabras, Deku-el nombrado levanto la vista hacia a Bakugou, y una vez más comenzó a temblar- ¿Por qué no mandaste a la mierda a ese tonto? ¿Piensas ser la marioneta de los demás para siempre?

-¡Ah! Yo… yo.

-En verdad odio cuando tartamudeas-Izuku levanto la vista con intención de contestarle pero al ver la mirada enojada de su amigo decidió mantenerse callado-¡Contesta! ¡Odio más cuando te quedas callado!

-Yo-dijo con temor, trago fuertemente e intento hablar sin tartamudear- Yo no puedo hacer nada, si respondo o hago algo lo único que lograre será que me golpeen, es algo que… tu me dejaste claro-Ante la respuesta el mayor se quedo callado-Pero no tienes que preocuparte, me he acostumbrado, y siempre es igual, así que… espera, ¿Por qué te interesa?

-¿Eh?-ante la mirada interrogante del peliverde por primera vez, Bakugou Katsuki comenzó a ponerse nervioso- ¿Por qué tengo que contestarte?-los ojos verdes del menor se llenaron de tristeza, el rubio se marcho al ver que una vez más había herido a su amigo de la infancia.

De camino a casa las palabras de Izuku se quedaron en la mente del rubio, había hecho que se acostumbrara al maltrato, ¿Acoso no era horrible? “Mierda… ¿Por qué me importa tanto?, tsk” al llegar a casa paso de largo a su madre y sus gritos “Es su culpa por ser débil…” ese era el pensamiento que llegaba a su mente cada vez que se metía con Deku, era su culpa por no tener un Kosei, por ser pequeño y adorable como una chica, era su culpa.

Sin embargo ahora ese pensamiento lo único que le provocaba a Katsuki era remordimiento y culpa, se sentía mal por haberle hecho eso a Deku y eso le provocaba ira, pero al instante un pensamiento apareció en su mente “Entonces solo tengo que protegerlo, eso es lo que un héroe haría, si Deku es débil yo tengo que protegerlo, no tiene porque pelear o esforzarse, solo tiene que seguir siendo pequeño, débil y lindo… Mierda” al pensar lo ultimo recordó cuando había visto su corazón iluminarse, su linda y confundida cara, “Maldición, ¿Por qué mi alma gemela tiene que ser la persona que tanto he herido?”

La siguiente mañana Izuku no tenía ni la mínima intención de levantarse, se sentía mal, triste como ningún día antes, sentía como si su corazón estuviera apretado, y no pudiera respirar bien, un enorme nudo en su garganta le provocaban ganas de llorar, pero al ver a su madre se tranquilizo, había decidido nunca hacerla preocupar o sentir mal, al salir de casa el nudo se hizo más grande, pero continuo su camino, al llegar entro con rapidez a su salón y recordó el informe de historia que había hecho la noche anterior, “Necesito poner mi nombre y los datos” se recordó mientras se sentaba.

-¡Oye Deku!-grito alguien tras él, Midoriya giro con lentitud y miro al segundo chico más fuerte de la clase, y al mismo tiempo al más tonto.

-¿Qu qué, que sucede?-la voz le temblaba más de lo común con aquel enorme nudo, lo que hizo sonreír al mayor.

-Necesito tu informe de historia.

-¿Eh?-con lentitud Izuku coloco la mano sobre su informe, el chico dirigió su mirada al él-si…si lo entregamos los dos… el profesor se dará… se dará cuenta.

-Entonces solo no lo entregues tu-dijo despacio con su cara a centímetros de Midoriya, antes de que el mayor tomara el documento Izuku lo hizo.

-Lo… lo siento… pero no-antes de que pudiera terminar el mayor lo golpeo con fuerza, logrando tirarlo de su silla, tomo las hojas de su pecho, antes de que la sangre los manchara.

-Gracias, inútil-todo el salón quedo en silencio, nadie se detuvo a preguntarle a Midoriya si estaba bien, pero en cuanto pudo se levanto y salió del salón con su mochila, sabía que no iba a ser un buen día.

Mientras Izuku corría a gran velocidad, Katsuki entro, confundido por la actitud del menor.

-¡Oí! ¿Por qué Deku salió corriendo así?-todos continuaron en silencio lo que hizo que el enojo subiera un poco en él-¡Respondan!

-Tranquilo, Katsuki-kun-respondió el chico que había golpeado a Izuku-Lo que sucede es que él no quiso cooperar-el tono de superioridad que usaba el chico no hizo más que molestar a Bakugou-Y tuve que golpearlo un poco-pero eso lo saco de sus casillas, cuando el chico estaba a punto de pronunciar su razón el puño de Bakugou le saco el aire rompiendo una costilla a su paso.

-Bien, me arte-dijo con voz moderada, captando la atención de todos-¡La siguiente persona que ponga un dedo en Deku, está muerto! ¡Solo yo puedo golpearlo o molestarlo, porque es MIO!-sus palabras hicieron temblar a todos, y el rubio salió del lugar con un portazo tras él. Tenía que encontrar al menor.

Izuku nunca se había saltado las clases, por muy pesados que fueran sus compañeros, él siempre estaba ahí, pero en ese momento solo quería desaparecer, corrió fuera de escuela hasta quedar sin fuerzas, miro hacia todos lados sin saber del todo donde estaba, suspiro con pesadez y comenzó a caminar entre callejones, ahora que estaba solo en lo único que podía pensar era en lo que había pasado en los últimos días, no sabía cómo sentirse en realidad, había encontrado a su alma gemela, pero era la persona que más lo despreciaba.

Él siempre había imaginado que la persona que lo acompañaría por siempre seria una amable chica que lo apoyaría en su camino como héroe, alguien que estaría a su lado en los momentos difíciles, no una persona que no hacía más que abusar de él, “¿Por qué tenia que ser él?”.

Suspiro con pesadez, quería llorar por lo injusta que era la vida, era como si alguien poderoso quisiera su eterno sufrimiento, en el momento en el que las lágrimas cayeron alguien tomo su mano, y jalando de él, lo hizo girar.

Frente a él se encontraba un chico alto de cabello marón y ojos grises, llevaba un uniforme de preparatoria y al verlo llorar lo único que hizo fue abrazarlo.

-¿Por qué lloras Izu-chan?-dijo con una profunda y suave voz, mientras limpiaba sus lágrimas viéndolo a los ojos, la tristeza se transformo en temor.

-… Tejima… san…-recordaba aquel chico, hacia años había vivido en su vecindario, antes de que comenzara a juntarse con Bakugou, ese chico disfrutaba vestirlo de chica y siempre lo había tratado como tal, Bakugou lo había defendido de él cuando este quiso “despedirse” cuando se marcho del vecindario, y nunca más lo había visto.

-Siempre te he dicho que me llames Ao-ni, ¿cierto?-sus manos bajaron de sus mejillas hasta sus labios y por la mirada que tenía supo que algo cruzaba por su mente, y eso no era bueno para él.

-Oye, Ao, ¿Quién es él?-pregunto un chico a unos pasos de ellos, otro chico y él se acercaron hasta ambos y lo miraron- vaya, es lindo.

-Por supuesto que lo es, es un amigo de la infancia, es dos años menor… veamos, tienes 14 ¿cierto?-el menor asintió sin notarlo, asiendo que el mayor asintiera-¿No deberías estar en la escuela? Bueno, nosotros también… Ah, ¿estás solo? ¿Quieres venir con nosotros?-el menor se lleno de temor-Vamos, será divertido-lo tomo con fuerza del brazo con una sonrisa tenebrosa.

Katsuki corría sin saber del todo donde buscarlo, no sabía mucho de Izuku o de los lugares donde iría, pero estaba casi seguro de que no sería a casa, porque eso sería ver a su madre y contarle el por qué de su escape, así que… ¿A dónde iría?

Continuo corriendo en línea recta hasta que lo miro a lo lejos, dirigiéndose a la zona roja, antes de que se preguntara nada, vio a el chico que había sido un tormento durante su niñez, aunque Bakugou nunca había sido de su interés, algunos de sus amigos si, en especial Izuku, al verlos entrar a aquel lugar, la ira subió por todo su cuerpo.

Comenzó a correr de nuevo, con más rapidez e ira que nunca, cuando entro vio un sinfín de habitaciones y un hombre lo miro.

-¿Qué se le ofrece joven?-pregunto mientras le daba una calda a su cigarrillo.

-Unos tipos acaban de entrar, yo vengo con ellos, ¿me podría decir donde están?-el hombre lo miro con seriedad, sabiendo que era mentira, pero ya que sus clientes habían pagado cuatro horas la habitación y no había rembolsos, no le importaba.

-Último piso, la habitación del fondo, utilizaron el elevador, así que deben estar ahí ya-el menor miro las escaleras y mientras corría el encargado le grito-¡no hagas demasiado desastres o llamare a la policía!-ignorándolo el menor continuo corriendo, el lugar tenía tres pisos sin contar la planta baja, Katusiki corrió tan rápido como pudo hasta llegar al último piso y miro la ultima habitación con sus ojos en fuego, era como si se pudiera reflejar la destrucción del mundo en esos ojos.

Camino decidido hasta que abrió la puerta y ahí miro lo que más temía, Izuku tenía las manos amarradas sobre su cabeza, el cuerpo le temblaba, solo tenía sus pantalones, tenia al maldito de Tejima besando su abdomen, un golpe en la mejilla y una venda sobre sus ojos mojada por sus lagrimas. No había nada que le motivara más a golpear a alguien que esa imagen.

-Muévete-la fría voz de Bakugou, había tranquilizado a Izuku, los sonidos de golpes alertaron a Midoriya, “Kacchan no puede perder…” los minutos pasaron y la habitación quedo en silencio, escucho los pasos acercarse y una vez más tembló cuando unas suaves manos tocaron su abdomen desnudo, subieron hasta su mejilla donde el golpe aun le dolía y le quito la cinta que ataba sus manos, la cual en realidad era su playera desgarrada y la venda de sus ojos, frente a él Bakugou lo miraba aun con ira, pero a la vez con tristeza.

-…Kacc… Kacchan-al verlo no pudo evitar lanzarse a abrazarlo, el mayor sorprendido no hizo nada, pero al notar que el menor se separaba lo abrazo de vuelta. No quería soltarlo, quería tenerlo lo más cerca para protegerlo.

-Nadie puede tocarte, ¿de acuerdo? Eres solo mío- Midoriya continuo llorando, pero logro a sentir con fuerza, el mayor le dio su chaqueta al notar que la suya no tenía botones con los que pudiera abrocharla y cubrirse.

Los dos chicos fueron a la casa del mayor debido a que hay no había nadie a esa hora, no hablaron en todo el camino a casa, a pesar de que Katsuki quería parar las lagrimas del menor que caminaba entre hipidos, la verdad es que no sabía cómo hacerlo, no podía simplemente gritarle que dejara de llorar como hacia siempre, y por supuesto, no sabía cómo parar sus lagrimas con palabras, así que se resigno a no decir ni hacer nada y solo caminar.

Al llegar a la casa del mayor el rubio, este le dijo al menor que podía tomar un baño, y que él se ocuparía de la ropa después, el menor acepto puesto que aun podía sentir como algo mordía su piel, estuvo un buen rato bajo el agua viendo su pequeño y escuálido cuerpo, preguntándose por qué le había pasado algo como eso a él, Izuku creía que no tenía ningún punto bueno, era un cobarde y no creía ser atractivo.

Cuando la puerta se abrió y Bakugou entro Midoriya ya estaba en la bañera, con la puerta separándolos, pero aun así el peliverde tembló, y no dejo de hacerlo aun cuando se encontró solo de nuevo, no podía evitarlo, se sentía más inseguro y débil que nunca en su vida.

Al salir de la bañera encontró una playera roja que había visto usar a su amigo de infancia hacia unos años, se la coloco pensando que tal vez le quedaría apropiadamente, pero para su sorpresa le quedaba un poco grande, los pantalones, a pesar de tener resorte se le resbalaban por la cintura, así que tuvo que sujetarse de ellos al salir del baño, se pregunto si podría pedir algo más pequeño, o por lo menos algo para sujetarse.

-Deku, estoy aquí-escucho gritar al mayor desde su habitación, hacía años que había estado en esa casa, pero aun la recordaba, algo que por alguna razón le avergonzaba, camino con cuidado de que los pantalones no cayeran por sus piernas, al llegar a la puerta pudo ver a Katsuki sin camiseta, al parecer se estaba cambiando, se sonrojo al verlo y se escondió tras la pared que tenia a un lado con la cara encendida.

-¿Deku?-escucho, se sonrojo hasta las orejas, no entendía por qué su corazón no dejaba de latir apresurado, ¡Cuando eran niños incluso se habían bañado juntos!-¿Sucede algo?-era la primera vez en años que escuchaba hablar al mayor con calma, lo que le traía un poco de tranquilidad a su acelerado corazón.

-E-e-en re-re-reali-realidad, yo-sabía que tenía que sacarse de la cabeza aquella blanca y fuerte espalda perteneciente al rubio, pero aunque no la veía parecía como si aun la tuviera enfrente.

-¡Maldición deja de tartamudear! ¡No puedo entender una palabra!-el grito lo asusto, y aun más al escuchar aquella pequeña explosión-¡¿Qué no puedes hablar a la cara?!-termino gritando, Izuku se coloco frente a la entrada y con la espalda recta, pero temblando, respondió.

-¡Sí! Veras este pantalón-su voz había comenzado a bajar, sin embargo parecía que aun así el mayor lo escuchaba, antes de que pudiera decir algo más la prenda resbalo de su cintura hasta sus tobillos, justo a tiempo para que los ojos de Katsuki se posaran sobre él-No… no-se doblo al instante, cubriendo su cuerpo, con la cara ardiente.

-Asi que eres tan delgado que no te quedan… ¿Qué tal inútil puedes ser?-busco en sus cajones algo más, pero simplemente ese era el pantalón más pequeño que tenia-Quítatelos, de todas formas no te quedan-el menor iba a renegar, cuando sintió la mirada del rubio sobre él, le había dado una orden-Hazlo de una vez-a pesar de que el mayor no gritaba, aun parecía enojado, así que Midoriya acepto y se arrojo sobre la cama de su amigo para cubrirse con aquella prenda todo lo que pudiera, ya que la cama no tenia sabanas.

-¿Por qué… no hay nada?-pregunto más para sí mismo, que para Bakuguo, el mayor lo miro.

-Eso no te importa-aquella respuesta entristeció al menor, parecía que siempre seria así-Escucha Deku, según nuestros corazones me perteneces, así que nadie más te puede tocar, ¿Entiendes?-Izuku bajo la vista al instante sin saber que responder, sus mejillas ardían como nunca, ¿Qué se suponía que respondería a eso?

Escucho como el mayor se acercaba a él, y sintió como si comenzara a encogerse, no lo entendía, pero tampoco era como si quisiera hacerlo, el mayor se coloco frente a él, y lo miro fijamente a los ojos.

-¿Qué te hicieron?-ante la pregunta el menor comenzó a temblar, no quería decirlo, no quería ni recordarlo-Contesta-aquella simple palabra parecía tener más fuerza que cualquier grito que el rubio le hubiera dirigido.

-Yo…-una de sus manos se dirigió a sus labios y el rubio sintió como la ira le quitaba el control, le habían robado su primer beso al menor, y no había sido él, eso sí que era un motivo para un asesinato, se acerco al menor, lo pego a la pared de atrás y sujetando sus manos sobre su cabeza, lo beso, ambos tenían los ojos abiertos, uno por la sorpresa y el otro porque quería ver las reacciones del otro, los segundos pasaron y el menor lentamente comenzó a cerrar los ojos ante el suave roce, el rubio mordió sus labios con un poco de fuerza y entro sin permiso, los ojos del menor se cerraron con más fuerza.

Tejima solo había rozado sus labios, sin embargo Katsuki parecía querer adueñarse de ellos, devorarlo ahí y en ese momento, recorrió toda la desconocida superficie, como si quisiera memorizar todo el lugar y que el menor recordara como se sintiera eso, eso que solo él podía hacer, arrancándole pequeños gemidos que morían entre ambos labios. Al terminar y separarse, ambos estaban sonrojados y se esforzaban por recuperar el aliento, ambos eran novatos en ese tipo de cosas, pero aun así lo habían hecho bien, o eso pensaban ambos.

-¿Qué más hizo?-el menor no contesto, su vista se quedo en sus piernas y el mayor volteo a verlo, ¿Acaso no tenía el pantalón cuando lo vio? Coloco sus dedos sobre la tela que cubría sus piernas, tocando indirectamente al menor, haciéndolo sonrojar, quito su pantalón dejando las blancas piernas del menor que solo se sonrojo aun más por lo que Bakugou vería, en sus muslos se podía ver la marca de unos manos manchando su suave y pura piel, sin duda lo habían sujetado muy fuerte, y probablemente a Deku aun le doliera, además de la marca de una mordida que sin duda le había sacado sangre.

El rubio apretó las manos, sacándole un quejido al menor, puesto que una de sus manos aun sostenía al peliverde, su mirada paro en su muñecas, y quitando su mano, vio la marca de las sogas en la piel de Midoriya, prueba de que no se había quedado quieto y obediente, puesto que se notaba que había jalado de ellas hasta ese punto, a pesar de su terror, las manos del mayor se dirigieron al borde de su playera y se la quito, sin duda no había prestado atención al cuerpo de Izuku debido a la ira que había sentido, pero ahora podía verlo, podía ver las marcas que habían dejado en su cuerpo, no tenia que preguntar más.

Lo recostó con cuidado en la cama y desde su tobillo, comenzó a recorrer la anatomía del menor, primero por sus piernas, beso su dañada piel hasta llegar al interior de sus muslos donde se detuvo y subió por su vientre, besando cada herida, heridas que aun le dolían al pequeño peliverde, Izuku tenía las mejillas completamente rojas y cuando el contrario llego a la altura de su corazón temió que pudiera escucharlo, y aunque no entendía del todo su temor, tenía miedo, miedo de que supiera que en realidad le gustaba mucho lo que estaba haciendo.

El mayor continuo subiendo por su pecho hasta su cuello, una corriente eléctrica recorrió la espina de Izuku, aquello se sentía extrañamente bien, cuando el rubio llego a su mentón sus miradas por fin se cruzaron, ambos ojos tenían aquel cálido brillo que envolvía al contrario, y sin poder evitarlo, Midoriya lamio sus labios, el rubio lo miro embelesado. Y es que nunca había visto al tierno chico de esa manera, se veía diferente de cuando Tejima le había hecho aquello, a pesar de que su cuerpo también temblaba, era diferente. Sus labios se rosaron por segundos, con sus ojos apenas abiertos, con aquella cálida mirada diciendo sin palabras que ambos disfrutaban aquello.

Se besaron repetidas veces por fracciones de segundo hasta que el rubio simplemente no lo dejo ir, el beso paso de un roce a uno más profundo, enredando sus cuerpos.

Había pasado más de una hora y ambos seguían aun abrazados, disfrutando del calor del otro, abrazándose, el rubio no había podido resistir a enterrar su rostro en aquel desordenado cabello, era la primera vez que el menor no temblaba a pesar de estar entre sus brazos.

-Yo te protegeré…-termino por decir Bakugou, atrayendo la atención del otro- Me convertiré en un gran héroe, y te protegeré, no tienes que ser fuerte ni nada… Izuku-de alguna manera esas simples palabras hicieron al menor entrar en pánico, se deshizo del abrazo y encaro al mayor, no iba a dejar que eso pasara.

-No soy una princesa en apuros ni nada así Kacchan-el menor pensó que en la situación que estaban él por fin podría decirle lo que pensaba, por fin-¡Me protegeré yo mismo!-la mirada del mayor se calentó, enfadado.

-¡¿HA?!-grito, levantándose, y colocándose frente al otro-¡¿Y cómo vas a hacerlo?! ¡¿Pudiste hacerlo hace unas horas?!-el menor bajo la vista ante el comentario, las manos del mayor se colocaron sobre sus hombros, obligándolo a mirarlo-¡Deja que te proteja, Mukosei!-los ojos verdes miraron al otro, con ira y tristeza, bajo la cabeza.

-Incluso si soy un Mukosei… ¡No quiero que nadie me proteja!-mirando fijamente al otro lo reto, por otro lado el mayor sintió la ira invadiéndolo, ¿Por qué tenía que ser tan terco? ¿Por qué no comprendía que no podría protegerse solo? ¿Por qué no lo dejaba protegerlo? Tenía que demostrárselo.

Se abalanzo contra el otro, tirándolo de la cama junto a él, tomo sus manos sobre su cabeza y lo miro fijamente, diciéndole, retándolo a que se lo quitara de encima, el menor comprendió y retorciéndose lo intento, pero el rubio apretó aun más sus manos y lo mantuvo en su lugar y ataco su cuello, y mordió y succiono, el grito de Deku se quedo en su garganta, se sentía como una presa a punto de morir, el mayor se levanto, pero el otro aun sentía su mordida sobre su piel, lo miro fijamente, decepcionado.

-¿Si no puedes ni impedir eso, como piensas protegerte?-las suaves palabras del otro dolieron más que cualquier otra cosa, dolía en su orgullo.

-Lo hare, pienso convertirme en héroe… y nada de lo que digas o hagas me hará cambiar de opinión-el contario apretó los dientes, y termino soltándolo y levantándose salió de la habitación en silencio, Izuku se quedo en el piso, sabía bien que sería difícil, pero aun así quería hacerlo.

El otro salió de su casa, pensando en, tal vez, encadenar al otro en una habitación para protegerlo, ¿Qué más podía hacer? ¿Esperar y verlo morir por creerse héroe? ¿Por qué no lo dejaba protegerlo? ¡¿Por qué insistía tanto en ser algo que podía matarlo?

-¡Maldición!-grito sin comprenderlo, él solo no quería verlo morir, quería poder abrazarlo cada noche por el resto de su vida, quería besar su piel de nuevo, matar sus gemidos en un beso, recorrer su piel, y manchar su inocencia, lo quiera a él, lo quería a él y junto a él por siempre, ¿Por qué no dejaba de ser egoísta y dejar a alguien más serlo?

Notas finales:

Deje el fic así, porque después sucede toda la historia, digamos que el dia siguiente es el primer capitulo del manga/anime

Y como dije en el resumen este es un one-shot, no habra un capitulo dos ni segunda parte, porque por más que rompa la cabeza no sé muy bien como acomodar la situación después.

Gracias por leer y déjenme sus comentarios, gracias de nuevo y nos leemos en otro fic


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