En tus brazos
Era uno de esos días fríos en donde la gente no salía de sus casas debido a que el aire te congelaba con solo respirar, aun así, nuestros queridos recuperadores que estaban abrigados de pies a cabeza, no se rendían por solo un “poco” de frio y mantenían los brazos en alto con sus pancartas y promociones, incluso si no había nadie en la calle.
- ¿se te perdió alguna cosa?
- ¿una pulsera, una carta o incluso tu perro?
- ¡llámanos a nosotros, los Get Backers!
- ¡¡recuperamos cualquier cosa, con un porcentaje del 100%!!
- ¡Sí! ¡Del 100%!
- …
- Nee, Ban-chan
- ¿Mhmm?- Decía un aburrido Ban cansado de sostener la pancarta y hasta con dolor de garganta por tanto gritar
- ¿En serio crees que con este frio alguien va a venir?
- La esperanza es lo último que se pierde Ginji, pero creo que tienes razón, solo un loco saldría a la calle con este frio
-...
- Nee, Ban-chan
- ¿Mhmm?
- ¿Crees que estamos locos?
- ¿Tú crees que estamos locos?
- No sé si locos pero yo tengo hambre n.n
- No podemos parar de trabajar para comer ginji
- ¡Pe-pero nadie va a venir!, además, ¡De seguro tú también tienes hambre!-Decía un chibi Ginji todo hambriento que podía escuchar fácilmente de lejos los rugidos en el estómago de su compañero
- No
- ¡Por favor Ban-chan! ¿Nee?
El ojiazul ante la tierna y hambrienta mirada del rubio no tuvo otra opción más que acceder ante la petición de su compañero, dejándolo esperando en una banca del parque en donde se encontraban y yendo hasta al supermercado a comprar unas sopas instantáneas para comer algo capaz de calentar un poco sus frías gargantas.
El portador del jagan regreso unos minutos más tarde con las sopas instantáneas y un pequeño calentador portátil a baterías que guardaban en el coche para cocinar las sopas.
- ¡Yay! ¡Sopa instantánea! Gracias Ban-chan n.n
El castaño solo podía sonreír para sus adentros al ver a un chibi ginji con abanicos bailando y saltando por todas partes.
-Bueno ya deja de bailar y vamos a comer idiota- Le decía el castaño con una sonrisa burlona a su compañero
- ¡Siii! ¡Comida! n.n
En todo el rato en que las sopas se cocinaban se podía ver a un Ginji todo desesperado y hambriento sentado en su respectivo lugar del banco tratando de esperar pacientemente a que su compañero le dijese que estaba lista la comida, el ojiazul volvía a reír para sus adentros al ver tal tierna escena, sabia cuanto le gustaba al rubio la comida y quería molestarlo.
Lo que para el ojimiel fue una eternidad, en realidad solo habían sido 5 minutos en los que la sopa terminaba de cocinarse.
- ya…
-¿sí?
- yaa…
- ¿sii?-El rubio ya empezaba a impacientarse un poco
- Esta… la… so… paa…
- ¡ya Ban-chan! T.T
- jajajaj lo siento aquí tienes -El castaño le pasaba súper, híper, mega lento la sopa al ojimiel
- ¡¡Ya dámela que tengo hambre!! Eres malo Ban-chan T-T
- Bueno, bueno, lo siento, aquí tienes jajaja, toma –El castaño le paso la sopa y luego le revolvió los cabellos con la mano al rubio
- ¡Yay, sopa!
El ojimiel empezó a devorar la sopa como si no hubiera un mañana, en eso, el castaño noto como unos fideos y otros pedacitos de verdura se alojaban alrededor de la boca del rubio, no pudo evitar el sonreír ante la mirada de duda que le dedicaba en ojimiel.
- Oye tonto come más despacio, pareces un niño, solo mira cómo te ensuciaste –Le dijo el ojiazul a su compañero con una tierna sonrisa mientras le pasaba una servilleta por la boca al rubio para limpiarlo.
Ante tal acto, el ojimiel no pudo evitar sonrojarse
- Gracias Ban-chan, eres muy tierno n.n
- De nada idiota, y n-no soy tierno –El castaño se sonrojo un poco ante el comentario del rubio
Pasaron unos minutos hasta que se terminaron todas las sopas que habían comprado, en eso el ojiazul nota que Ginji se empezaba a encoger los hombros y temblaba un poco.
- ¿Pasa algo, Ginji?
- ¿Eh? Ah no nada, solo tengo un poco de frio en el cuello, es que me olvide la bufanda jeje.
- Ahh ya entiendo, ten –El castaño se saca la bufanda negra que tenía y se la pasa al ojimiel
- Gracias Ban-chan n.n
En eso, el ojiazul no puede evitar sonreír ante un pobre Ginji que le daba vueltas y piruetas a la bufanda de Ban en un fracasado intento por ponérsela.
- Ehh Ban-chan, tengo un problemita ñ.ñ
- jajaja vaya que eres idiota, ni una bufanda sabes ponerte.
Le dice al rubio con una sonrisa burlona mientras se acercaba a él para desatar el nudo que le había hecho Ginji a la bufanda y enseñarle como se acomodaba.
El ojimiel no pudo evitar sonrojarse ante la mirada tierna del castaño, que sonreía muy cálidamente mientras le enseñaba al rubio como ponerse bien la bendita bufanda, Ginji a pesar de sentirse más rojo que un tomate ante la tierna sonrisa del ojiazul, al mismo tiempo se sentía feliz, ya que le encantaba cuando Ban era bueno con él.
- Entonces le das una vuelta aquí y…listo! –Decía un sonriente Ban, orgulloso de su Azaña.
- Gracias Ban-chan, así ya no tengo tanto frio n.n
- De nada idiota
-mmm pero Ban-chan…
- mhmm?
- ¿no tienes frio? – Le dijo un tanto preocupado.
- ¿eh? Bueno, solo un poco pero no te preocupes por ni tonto – Le dijo al rubio con una cálida sonrisa.
En ese momento siente como alguien se abalanza sobre él y acomoda la cabeza en su pecho. Al sentir que el ojimiel le abrazaba no pudo evitar sonrojarse un poco.
- ¡Listo! Así ninguno de los dos tiene frio n.n
- N-no era necesario que hicieras eso, pero gracias de todos modos
- jeje n.n
El castaño sonrió al ver la sonrisa del ojimiel, sobre todo cuando se trataba de esos ojos, simplemente los amaba, tenían tanta energía e inocencia que no podía dejar de mirarlos sin sentir que estaba viendo a un niño en frente suyo, cada vez que esos ojos lo miraban con tanto brillo le hacían sentir especial, le hacían sentir amado, le hacían sentir que no había nada más en el mundo que él, y no solo amaba esos ojos, amaba a Ginji, todos los días, a todas horas, en todo momento, el rubio siempre le hacía sentirse especial, amaba todo de él, su inocencia, su locura, sus enojos, sus alegrías, era como un niño, que a pesar de todo lo que había sufrido, aún seguía sonriendo, es por eso que tampoco quería que su sonrisa desaparezca, ya la había recuperado una vez, no quería perderla de nuevo, porque si no ya no sería ginji, ya no sería el niño que el tanto amaba, y no le importaba si nunca se le declaraba al rubio, si así iba a ser siempre, pues prefería que fuese así.
Ban que seguía sumergido en sus pensamientos no se percató que el rubio se había dormido en su pecho, al verlo tan tranquilamente dormido, no pudo evitar sonreír para luego acercarse a él y depositar un tierno beso en los labios del ojimiel, este solo sonrió mientras seguía dormido, en eso el castaño se dio cuenta de que si Ginji seguía durmiendo allí probablemente se enfermase, por lo que, por más que le doliera al ojiazul deba despertar al rubio.
- Eh, ginji, despierta tonto, si sigues durmiendo aquí te va a agarrar un resfriado
- ¿mmm? Ah Ban-chan, disculpa, es que tu pecho es muy cómodo y me dormí jeje n.n
- No importa, oye, si quieres dormir vamos al auto, pero no te duermas aquí, te vas enfermar bobo – Le dijo a ginji mientras le acariciaba la cabeza.
- es bien, pero con una condición n.n
- ¿Eh? ¿Cuál?
- La primera, tu pecho es muy cómodo, ¿puedo dormir en él?
- Y la segunda, ¿me llevas en tu espalda hasta el auto? n.n
El castaño ante tales condiciones no pudo evitar ponerse más rojo que un tomate pero acepto, de todas formas, se trataba de Ginji, por alguna razón, no podía decirle que no.
- E-esta b-bien, pero ya vámonos
- ¡Yay! Gracias Ban-chan n.n
Y así los dos se fueron hacia el subaru, Ban, un poco avergonzado, pero a la vez feliz, y Ginji, recostando su cabeza en la espalda del castaño, lo único que no le gustaba al rubio de esa posición, era que no podía ver los hermosos ojos azules de Ban que tanto le gustaban, y se preguntaba que hubiese sido de el sí nuca se hubiese encontrado con su compañero, pues en sus brazos sentía que no tenía miedo, que estaba protegido que cualquier cosa, se sentía querido, feliz y amado, no necesitaba nada más en el mundo, ya que lo tenía a él, lo tenía a su lado, y para él, eso era más que suficiente, no importaba si nunca se le declaraba a su compañero, si siempre iba a ser así, para él era suficiente, porque sabía que ese chico castaño de ojos azules lo amaba en el fondo, y Ginji lo amaba a él.