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Eien ni Aishteru por Tsuki no Megami

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Notas del capitulo:

Los personajes de Viewfinder pertenecen a su creadora Yamane Ayano. 

Beloved.

 

En otro cuarto del hotel dos personas disfrutaban el aire nocturno, parados sobre la puerta que daba hacia el balcón, cada uno sumido en sus propios pensamientos hasta que un recuerdo mutuo se cruzo en su mente.

 

— Recuerdas cuando nos casamos, luego de mucho batallar, a decir verdad no entiendo por qué te quedaste conmigo, todos tus amigos decían que podías tener alguien mejor, cualquier mujer estaría dispuesta a complacerte ¿ Por qué yo?— Con la mirada fija en su pareja Akihito le cuestionaba aquella decisión tiempo atrás.

 

 

Tomado por sorpresa, Asami reacciono viendo de arriba a abajo el cuerpo del chico que le robo la razón, el traje sastre en blanco le daba un porte imperial, su instinto le pedía despojarlo de las prendas y tomar cada parte de su ser, cuando sus ojos se cruzaron de nuevo le respondió con tono suave casi seductor. — Ellos decían la verdad pero ese tipo de relaciones no duran, modelos, cantantes, empresarias, policías, doctoras, enfermeras, en fin cualquier mujer se casaría conmigo solo por lo que tengo, todos los bienes materiales y la fortuna harían lo que yo les ordenará. — Acortando la distancia le tomo por la cintura disfrutando del fresco aroma que desprendía su piel, dejándose llevar por el momento prosiguió con la charla. — Contigo es diferente, yo te ofrecí un lugar donde vivir con toda clase de lujos, autos, viajes, yates, joyas hasta comprarte parte de un país, lo rechazaste todo, no dudaste ni un segundo en responder que no querías una vida fácil las cosas que llegases a obtener serían por tu propio esfuerzo y trabajo, eso me atrajo de ti quise ver hasta donde eras capaz de llegar con ese espíritu de rebeldía.

 

 

— No llegué muy lejos al contrario te di muchos problemas e incluso te llegaron a herir por mi culpa.— Aprovechando la cercanía ocultó su rostro sobre los pectorales del yakuza. — Aún no me dices el porqué de...

 

— Sin importar cuantas balas deba recibir te quiero a mi lado porque a pesar de conocerme, saber sobre mi trabajo y la forma en que te trate solo para negar lo que siento por ti, aun con eso tú... fue al revés tu me elegiste a mi no yo a ti, debería preguntar el motivo de ello.— Tomando un poco de piel del cuello la mordisqueo dejándola roja provocando que el rubio se estremeciera en sus brazos.

 

 

Dejándo salir un quejido algo obsceno, vio en el rostro de su amante la mirada de duda, dispuesto a disiparla tomo fuerzas para no dejarse llevar por el deseo. —Fuiste el primero en verme por quien soy y no por lo que tengo, decidiste buscarme por mi y no por el apellido de mis padres, esa fue la razón por la que me case contigo, aunque nuestro comienzo estuvo lleno de pleitos, gritos e infidelidades de alguna manera logramos superarlo llegando hasta este punto.— Respirando profundamente el aroma a madera con una mezcla de tabaco su cerebro le recordó la conversación que escucho en una reunión de negocios.

 

 

— Aki porque tan callado, derrepente perdiste la lengua quizá pueda ayudarte con eso.— Notando la seriedad en el rostro de su rubio, trato de bromear pero solo consiguió un leve suspiro del menor.

 

 

— No estoy molesto, simplemente regreso a mi memoria las palabras de unas mujeres en casa de tu socio, ellas decían que debía sentirme más orgulloso por tenerte a mi lado, lucir bastante altivo y acompañarte a todos lados para que sepan que eres mío, francamente no entiendo de que sirve, no eres una mascota o un trofeo sino una persona porqué hacer eso es beneficioso.

 

 

Las manos que tenía sobre su cintura, bajaron lento dibujando la curvatura de su redondo trasero. —Mi lindo gatito te daré algo para que te sientas orgulloso.— Susurrandole al oído palabras que provocaron su cuerpo vibrase, mientras con una mano quitó el cinturó, desabrochando el botón, bajando la cremallera dejando caer los pantalones, tomo la virilidad masajeandola suavemente por encima del bóxer. — Tenlo presente cuando sientas inseguridad o te molesten por algo. De un solo tirón libero el miembro que empezaba a gotear, de rodillas capturó la hombría del ojiverde con su boca succionando ávidamente, Akihito sentía que había llegado más allá del cielo, hasta la luna plateada que en ese momento se ubicaba en lo alto resplandeciente, se ocultó tras las nubes dándole complicidad a los amantes.

 

 

Ninguno de los dos se percató que no estaban en un buen lugar para la situación puesto que sus vecinos escucharian todo claramente. — Ryuichi... para por... por favor... no quiero tú... estoy por... — Los dedos enrollados en el cabello negro tiraban de él en un intento de alejarlo antes de esparcir sus fluidos, aunque con esa acción solo consiguió que el yakuza fuese más rápido, llevandole al máximo placer derramando su esencia.

 

 

— Vamos a la cama, ahí terminaré contigo.— Mientras se levantaba sus manos abrían la camisa cediendo el paso a los labios que rozaban la piel dorada del rubio, llegando al cuello le dio pequeños mordiscos deleitándose con los gemidos de su joven amante. — Tendré que llevarte verdad, no estas en condiciones de caminar.

 

 

Intentaba negarse pero su cuerpo no le respondía, cada parte de su ser ardía en deseo, solo podía pensar en sentir al empresario enterrandose muy profundo en él, cuando recupero sus sentidos descubrió que se hallaba tendido sobre el colchón siendo observado detenidamente por su pareja ya desnuda, de sus ojos dorados salían chispas de lujuria. Como imanes se atrajeron, los besos en si eran una lucha de poder, las manos recorrían la piel contraria buscando profundizar el contacto, girando los cuerpos a lo ancho de la cama estuvieron a punto de caer en más de una ocasión, su pasión desbordante no les dejaba razonar solo pedían sentir más del otro.

 

 

En un abrir y cerrar de ojos Akihito se vio invadido por una lengua que exploraba su recto intercalandose con unos hábiles dedos imitando penetraciones, mientras él se entretenía degustando un miembro grueso y duro, chupandolo cuál dulce más delicioso, la bolsa escrotal también recibía mimos, cuando ambos sintieron que el clímax se acercaba, cambiaron posiciones disfrutando de un vaivén lento, el pene entraba y salía sin prisa alguna para ellos era como si el tiempo no existiese.

 

 

— Ryu... ryuichi... más profundo... aaah.— Dicho eso, se puso boca abajo levantado las caderas dejando al aire su redondo trasero, una acción que fue bien recibida por el pelinegro quien lo penetro con mayor avidez. Por varias horas gemidos y suspiros eran el único sonido dentro de cuatro paredes que albergaban a los amantes, cuando sus cuerpos pidieron un descanso el reloj marcaba las cinco de la madrugada con treinta y tres minutos, se durmieron abrazados con una sonrisa en sus rostros pues una vez más confirmaron lo mucho que se aman y cuanto se necesitan uno al otro.

 

 

Con el par descansando tranquilamente, en las primeras habitaciones un invitado torturaba a una mujer por negarse a ayudarlo en su plan de conquista, los gritos de la joven eran opacados por los de unos supuestos amantes que hacían el amor más por trabajo que de anhelo, los hombres que estaban haciendo guardia ni se inmutaron por el sufrimiento de la chica que hasta ese momento laboraba en el hotel como una de sus mucamas, la orden que le dieron fue colocar un micrófono bajo la cama de uno de los huéspedes, como hizo caso omiso ahora era abusada sexualmente por cada hombre ahí reunido.

 

 

— Es una lastima mi señor, pero no se preocupe encontraremos la forma de acercarnos, vera que no fallare.— Inclinándose un poco el hombre de apariencia jovial entre 30 a 35 años despidia a la persona de su admiración, en el fondo quería ser reconocido como algo más que un subordinado.

 

 

— Voy a confiar en ti... espero buenos resultados de tu intervención en este asunto, por el momento me retiro, diviértanse otro rato con ellas solo recuerden no dejar huellas cuando se vayan.— El hombre con actitud de imponente e imperturbable camino a la salida de emergencia donde un auto ya lo esperaba para llevarlo a casa.

 

 

Un par de horas antes que los trabajadores comenzarán con sus labores y los huéspedes se levantarán, un grupo de hombres salieron por la puerta trasera sin ser vistos o escuchados, a las ocho en punto una mujer de cabello largo y platinado entró al cuarto que se suponía estaba vacío pegando tremendo grito ensordecedor alertó a los otros miembros del hotel, la mañana que debía comenzar feliz tendría un infortunado inicio.

Notas finales:

Gracias por leer. 

Sus dudas y quejas serán respondidas en la brevedad posible. 


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