Quisiera poder acercarme más a ti, pero no puedo.
Soy demasiado tímido para hablarte más allá de la interacción que tenemos de lunes a viernes, así que me conformo con solo sonreírte y en silencio, servirte lo que tu elijas como comida diaria. Siempre acompañado de tus amigos, se que ni siquiera me miras. ¿Por qué lo harías? Si tan solo soy un fracasado que trabaja detrás de la barra de un comedor escolar. Alguien a quien solo tienes que ordenarle algo para que me mueva con rapidez, sirva, te de la bandeja llena de platos con alimentos y que luego de un "Gracias" de tu parte, te retires y pases a la estación de bebidas. No tengo tiempo nunca de verte un poco más de lo que la interacción debida nos permite. Siempre debo pasar al siguiente chico, saludarlo, preguntarle qué querrá de comer. Y luego de esos segundos que pasé contigo, mi mundo vuelve a ser oscuro, las caras, iguales, las voces una misma. Vuelvo a esa realidad que tanto me atrapa adonde hago todo de forma mecánica, esperando que termine la hora de la comida para que pueda recoger las sobras que nos dejan llevarnos para cenar e irme a casa, a descansar para un nuevo día de trabajo.
Hace días comencé a fantasear mientras sirvo la comida. Me funciona bien, tengo concentración suficiente para no equivocarme en las órdenes que se me piden, incluso creo que soy un poco más amable cuando hago esto. Te veo acercarte y saludas con un asentimiento de cabeza, trato de no sonreír tanto porque no quiero incomodarte. El chico que siempre va contigo que se tiñe el cabello de muchos colores durante el ciclo escolar siempre habla de forma dura de los demás. Lo que menos quiero es que te haga burla porque el chico de la comida se ponga nervioso frente a ti.
"Buenos días ¿cómo estás?" Pienso, sin decirlo obviamente, esperando a que me digas que necesitas que te sirva.
-Arroz -Empiezas, muevo la cuchara rápidamente poniendo una porción generosa, más de la que usualmente pongo en otros platos. Creo que tu compañero ha notado eso ¿O es mi paranoia al cruzar en veces la mirada contra esos ojos rasgados de quien te acompaña? -Calamar frito -
"Si comes tantas cosas fritas vas a enfermar. El colesterol es malo, ¿te puedo ofrecer verduras?"
-Sin verduras -Dices y asiento para pasar a darte un poco de caldillo de res y una porción pequeña de Kimchi, eliges pescado, rebozado y frito; como no. -Gracias -sonríes y yo solo asiento y agacho un poco la mirada.
"Buen provecho" Pienso mientras me dedico ahora a servirle a tu amigo. Está diferente. Hace días que lo noto cambiado. Antes era alguien a quien no podías ver a la cara porque parecería que se te lanzaría a golpes, ahora parece que quiere sonreír. Pide lo suyo y le sirvo también n poco más.
-Que tengas buen día, Seok Jin. ¡Hey! ¡Kim Nam Joon! -Dice y te hace voltear, tienes una cara de sorpresa y frunces el ceño. Él se ríe y se despide con la mano en alto, tu lo codeas y no puedo alcanzar a escuchar qué le dices, tu voz es profunda, hablas rápido. Ojalá pudiera entender tus palabras.
No puedo distraerme. Alzo la mirada y la chica que está frente a mí y que me sonríe y me empieza a pedir su orden, le sonrío de regreso y comienzo a servirle, había pensado por unos momentos con mucha sorpresa cómo es que aquella persona supo mi nombre. Cuando sirvo unos fideos, una risa sonora sale de mi garganta, haciendo que la chica se ría conmigo. Inmediatamente contagio a otros de mis compañeros quienes solo pasan a mi lado, algunos palmeándome el hombro.
Me di cuenta que mi gafete tiene mi nombre.
-Lo siento, aquí tienes -Digo mientras sigo tratando de ahogar la risa.
-No te disculpes nunca por reír. -Aconsejó ella y se retiró con su comida. Seguí sirviendo uno tras otro plato, en un mar de caras, un océano de estudiantes. Sin embargo para mi todos tenían tu rostro, todos hablaban con tu voz. A la salida, diviso enseguida a dos de mis amigos que me esperan sentados en una banca del jardín escolar, ambos bromean y comparten un set de audífonos, mueven la cabeza a la par disfrutando de la música. El de cabellos grises alza la mano mientras grita.
-¡Seok Jin-Hyung! -Alzo la mano con energía, me alegra mucho verlos.
-¡Jimin! ¿Esperaron mucho? -Me disculpo, llevo en mi mano ocupada una bolsa con recipientes con comida. El otro chico castaño se levanta y me retira la bolsa, llevando ahora el peso él.
-Jin-Hyung, sería injusto que nos alimentes y cargues todo esto al mismo tiempo -Su sonrisa es amplia y las palabras son aprobadas por el otro de menor estatura. Empezamos a caminar. Me cuentan de su día, ambos asisten a una academia de baile y son muy buenos en ello; creo que tienen muchas posibilidades de debutar pronto. Ahora iremos a casa a comer y a mirar algunas películas, ellos son vecinos míos y siempre han sido muy alegres y amables y siempre quiero que se alimenten propiamente, para ellos las papas fritas son proteínas, según Hoseok, el moreno. No puedo permitir que maten su estómago así.
-¡Seok Jin!-Alzo la mirada al escuchar mi nombre, busco por todos lados sin éxito hasta que escucho otra vez. -¡Seok Jin! -El chico de ojos rasgados y cabellos de color aqua alza la mano, ahí estás tu, con un rostro que no puedo realmente definir. Codeas a tu amigo quien se ríe mientras ahora que tenemos contacto visual, habla desenvuelto -¡Buen trabajo! Nos vemos mañana. -Y se despide, tu caminas rápido acomodando tu gorro negro, puedo ver cabellos rubios saliendo de él. Es un nuevo color, el rubio seguramente te queda bien.
Ojalá pudiese verte sin ese gorro.
-¿Qué fue eso Hyung? -Habló Jimin con el ceño fruncido
-¿Alguna conquista de la que no nos has hablado? - -Ah... ¡No puede ser! ¿La princesa rosa ha logrado seducir a alguien? Necesitas hablarnos de eso hyung, ¡no te hemos dado permiso de enamorarte! Aparte ese chico parece todo un ganster...-Hoseok
-¿Qué se creen ustedes dos? Dejen de hablar de cosas que ni siquiera saben, ¿cómo pueden pensar que siquiera tengo tiempo de enamorarme cuando trabajo 12 horas diarias? No saben lo difícil que es levantarse todos los días temprano para tomar el bus en el frío y luego llegar a servir como robot a cientos de estudiantes que agradezco muchos son amables y no me dan ningún problema ¡como ustedes dos, malagradecidos! -Estallo en algo parecido a una rabieta infantil.
-¡Hyung! ¡respira! -Dijo Jimin tapándose la boca para ahogar su risa.
A lo lejos, el sonido de una grave risa me hizo calmarme y dejar de mover las manos de manera nerviosa y casi agresiva como había hecho antes. De reojo mis ojos se cruzaron con el chico que ahora sabía se llamaba Nam Joon, él no retiró la mirada, alzó la mano en señal de despedida.
Me sentí morir de emoción ahí mismo.
Sonreí y sentí las manos de Hoseok tomar mi brazo y hacerme caminar con ellos. Tan solo el sonido de los autos llegando a la avenida pudo acallar las risas de Jimin. ---