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*Con Un Beso* por MidNightFlower

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Notas del fanfic:

Hola! Como todos saben los personajes no me pertenecen! son de J.K. Rowling! 

Y esta historia en particular esta ambientada en el universo de "El duelo" que es un James x Scorpius! aqui les dejo el link por si les interesa xD http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=150573

Notas del capitulo:

Este one-shot va dirigido a mi querida kaorugloomy!! Feliz cumpleaños querida mía!! Te adoro!! Despues de tanto finalmente hice como te prometí un fic con esta parejita interesante jiji! espero que te guste <3

Colocando sus manos sobre la pared, sintió su respiración entrecortada y su corazón golpetear frenéticamente en sus oídos; jamás pensó tener a aquella persona que tanto significaba para él de esa forma, teniendo el control de la situación, sintiendo su cuerpo tensarse bajo su peso; esos matices de verde y negro siempre lograban hacerle perder la cabeza.

 

“Ese delicioso aroma” pensó Teddy embelesado. Tal vez no era un hombre lobo en todo el sentido de la palabra, pero sus sentidos siempre habían estado bastante desarrollados, principalmente su olfato…

 

Sabía que ese olor solamente podría provenir de aquella persona que tanto le procuraba; tan especial con su dulce sonrisa y que solamente por él podría reaccionar de aquella forma.

 

Sobrepasado por la situación, por lo que brotaba de su pecho estrujando sus entrañas dejándole entumecido y perdido, ese sentimiento profundo que gritaba en su interior con ecos fantasmagóricos desde que tenía uso de razón, exigiendo de viva voz de una ver por toda ser libre.

 

Sabía que no tendría una oportunidad nuevamente como aquella. Nunca otra vez.

 

Con recato miró sus ojos brillando temerosos sin tener la más mínima idea de que estaba sucediendo, bajó lentamente la mirada a esos carnosos labios que temblaban e inhaló profundamente.

 

“Jamás tendrás otra oportunidad como esta Teddy…” se dijo sintiendo la boca seca súbitamente “¿A qué le tienes miedo?” retó una vocecilla provocadora en su mente y sin pensarlo dos veces lo hizo. Atacó los labios por primera vez, sabiéndose que sería una única vez como un obsequio cósmico de la unión de todos astros en una misma posición. Merlín seguro escuchó sus plegarías y ahí estaba su única ocasión siendo aprovechada al máximo.

 

Los ojos verdes de Harry se abrieron como plato y él lo notó, pero no le importó. Debía aprovechar esa valiosa oportunidad que la vida le daba.

 

Cerró los ojos embriagándose de su sabor, imprimiendo todo su sentir en ese choque de labios que sabía cómo la más pura gloria. Lo disfrutó como ningún beso que jamás dio…

 

Era lo que siempre se preguntaba cuando ese sentimiento tan sobrepasado por su raciocinio y el tiempo se hacía pesado e infructuoso aquel primer amor unilateral, haciéndole querer renunciar a él y arrancarse de una vez por todas su amor por su querido padrino, siempre terminaba de una u otra forma al volver a ver esos ojos esmeraldas y ver su voluntad hacerse añicos…  ¿Cómo era posible amar con todas sus fuerzas a ese hombre durante tantos años?

 

Simplemente porque era Harry Potter, nada más.

 

Desde que era un niño y tuvo uso de sus facultades mentales y de lo que le rodeaba, Harry siempre permaneció como una constante en su vida, como la promesa de un día soleado en una ciudad lluviosa; sin lastima para él por ser huérfano, sin prejuicio por su sangre metamorfomaga, solo con una dulce sonrisa y una impresionante mirada verde que le hacía creer que era especial.

 

Su padrino. Vaya ironía que le jugó la vida.

 

Sabía que para todo lo que pasaba por su mente, sus fallas y tropiezos, siempre podría confiar en él, que cuando perdiera el rumbo por cualquier motivo, la mano fuerte de Harry siempre estaría ahí para levantarlo y con su brillante sonrisa, guiarlo por el oscurecido camino.

 

Pero, como todo, cual golpe de realidad, despertó de su ensoñación infantil de que Harry sin importarte qué estaría a su lado incondicionalmente y descubrió con el más duro pesar que: aunque Harry era el centro de su universo, él no era el centro del suyo.

 

Ese brillante anillo dorado en su anular le recordaba día a día que él jamás sería suyo y más aún  cuando los verdes ojos se encontraban con los cafés de la única hija de los Weasley, Ginny.

 

No podía evitar sonreír y fingir que todo estaba bien aunque por dentro su alma doliera al sentirlo cada vez más notoriamente lo lejos que se encontraba de su corazón, aunque se encontraban en la misma habitación.

 

Claro que como sucedía en todas las parejas de casados, había peleas sin tregua, discusiones ruidosas, desacuerdos en educación y nimiedades sin importancia aparente, pero siempre de una u otra manera terminaban por arreglarse y tan felices como siempre; claro, hasta que  toda esa maraña de lamentos y desacuerdos se volvió excesivamente pesada como una bola de nieve rodando cuesta abajo, haciéndose más grandes sin poder hacerse nada por detenerla, más que, recibir el impacto y esperar lo mejor.

 

 En su momento estuvo ahí para Harry cuando lloró a más no poder, sintiéndose frágil e inseguro, preguntándose el clásico ¿Qué fue lo que salió mal? A nadie más le permitió se participe de su lamento como a él quien, pese a su corta edad de 10 años, lo quería como nadie en el mundo y sin palabras sabias ni motivacionales, le escuchó atentamente sin decir palabra, acariciando su cabello hasta que la manga de su camisa terminó empapada y ese rostro enmarcado por aquel impresionante cabello azabache, sonrió.

 

Por fin era libre, o era lo que pensaba trémulamente Teddy esperanzado con su pequeña ilusión encendía temerosamente en su pecho, ansioso porque tal vez, solo tal vez algún día lo miraría y podría entender todo el amor que sentía en su pecho y podría corresponderle… pero aunque ya no había marca alguna en su anular y aunque los años pasaron, jamás tuvo ojos para él.

 

Siempre formó parte de la categoría "niños" desde que tuvo uso razón y por lo visto, no había cabida en otro rubro para él.

 

Dolía pasar todo ese tiempo a su lado, recibiendo sus abrazos cariñosos, los tiernos “buenas noches” todos los días pronunciados, los besos en la coronilla como si fuera lo más natural del mundo, las manos estrechando las suyas cuando dormía a solo un palmo de sí, sin sentimiento alguno más que la simple fraternidad, por supuesto que sí dolía; pero dolió más cuando Harry comenzó a salir con otras personas… principalmente con otros hombres... eso sí que fue más de lo que pudo soportar.

 

Estar con Victoire era una bocanada de aire fresco una vez en Hogwarts. Tan dulce y femenina que caminaba como una pequeña bailarina apenas tocando el suelo, con una sonrisa delicada que siempre tenía para obsequiarle solamente a él. Definitivamente era el paquete completo entre hermosura y dulce personalidad como nunca conoció en su vida.

 

Todas aquellas personas que los vieron juntos dijeron que eran la pareja ideal, que con solo pararse frente a frente podían deducir que su relación duraría para toda la vida. Pero por más que Teddy se esforzó por amarle como se merecía, jamás pudo callar aquella voz chillante reiterándole constantemente que ella no era lo que el más deseaba desde el hondo de su alma.

 

Y probablemente tenía razón.

 

Sus ojos eran claros zafiros enternecedores, no brillantes esmeraldas como los de Harry que sonreían a la par que sus labios. Su largo y suave cabello rubio que siempre se mecía travieso con sus delicados movimientos, no era del más puro azabache como el que solía acariciar cuando fingía dormir en casa de Harry…

 

Tal vez podría callar para siempre aquel amor, refugiándose en el cariño que sentía por su tierna novia, pero, ni el mismo se sentía con la fuerza necesaria para traicionar el amor de su dulce niña, ni mucho menos su amor propio.

 

-¿Porque?-fue lo que preguntó Harry tras apartarlo con más fuerza de la necesaria.

 

El mágico momento que perduraría en su mente almacenado por el resto de sus días terminó y sabía que era el momento de afrontar la realidad. La cruda realidad en la que vivía. Donde un Harry sonriente correspondía sus sentimientos no sería el panorama y probablemente nunca volvería a verle de la misma forma, ya no.

 

Los ojos verdes lo miraban, escudriñando su alma y lo que escondía su intensión con dedicación. Como esperando cualquier cosa, cualquier palabra que redujera la impresión de lo que acababa de pasar.

 

-Te amo Harry, siempre lo he hecho- dijo Teddy sin que una sola palabra le temblara como le temblaba su valor, tenía que ser fuerte; lo hecho, hecho estaba y no se arrepentía en lo más mínimo -pero nunca has tenido ni tendrás ojos para mí... no al menos como algo más que tu ahijado...- los ojos de Harry se abrieron como plato. Lucía claramente afligido como si le hubiera plantado un bofetón. Teddy no querría que lo mirara así. Lo que menos quería era causarle ese infinito pesar y desazón que probablemente sentía.

 

-Teddy yo…- murmuró el auror, pero Teddy lo interrumpió abruptamente.

 

Ya no podía con ello. Era suficiente. Tenía que ponerle un alto a su amor unilateral de 17 años y ese era el momento, por más que doliera. Acarició su mejilla y alejando su mano como si quemara, suspiró.

 

-Adiós, Harry- pronunció dando un paso hacia atrás para desaparecerse lejos de ahí, dejando a Harry mirando el lugar donde había estado.

 

¨*¨*1 año y medio después*¨*¨

 

Con el único que había hablado sobre su decisión de partir fue James, quien aunque  no le pareció una buena idea, accedió a cubrirlo ahorrándose sus comentarios; acción que agradecía infinitamente porque no quería incomodarlo con sus sentimientos tontos e infantiles.  

 

“Sí que James es un buen amigo…” se dijo alegre dándole un último vistazo a la bahía antes de juntar sus cosas y seguir moviéndose.

 

Cuánto había conocido y cuando aún quedaba por ver. El cielo azul fundiéndose con el océano en el horizonte, las miles y miles de estrellas que se veían en el cielo despejado, las incontables noches a la intemperie deleitándose con los sonidos del bosque, la suave arena bajo sus pies, tan cálida y blanca, las buenas migas con la gente que conocía sí que todo era tal y como lo había esperado.

 

Por las cuestiones económicas tampoco se quejaba pues tenía suficiente dinero ahorrado en su maleta, eso  sin contar el dinero guardado de sus padres en el banco.

 

Aunque no se quejaba por la buena vida de viajero que tenía, había días que no podía dejar de pensar en lo que había dejado atrás, su querida abuela siempre al pendiente de él en cierta manera pues siempre que podía le mandaba cartas con su lechuza cerciorándose que estuviese bien,  su amigo sin par James, y por su puesto su adorado Harry…

 

A veces se encontraba a si mismo preguntándose “¿cómo estará?”, “¿ya habrá conocido a alguien?” solo esperaba que de ser el caso, se tratara de alguien que lo valorará por la maravillosa persona que era, alguien que comprendiera el valioso hombre que ahora tenía de la mano, con la sonrisa más dulce que conseguía hacer girar el mundo. Era lo único que pedía porque era lo que Harry merecía.

 

Cuando más tranquilo se sentía en un delicioso motelucho de quinta de las Bahamas, mirando televisión con una cerveza en mano, un tempestuoso golpe de magia abrió la puerta poniéndose en alerta al instante.

 

-¿Se puede saber qué demonios estabas pensando, Ted?- Esa voz la conocía. Era la voz más dulce y sensual que había escuchado en su vida y que no esperó escuchar hasta que finalmente su corazón estuviese libre de toda posibilidad de volver a quebrarse, vacío de tantos sentimientos innecesarios y listo para poder encararle…

 

-¿Harry?- se frotó los ojos sin saber si era real o no lo que veía. Traía un grueso abrigo y se veía agitado, perdido. Sus ojos verde esmeralda resplandecían aún más por el esfuerzo, sus labios estaban entreabiertos y se le antojaba volver a probarlos. Si era un sueño no quería despertar.

 

*¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

Harry siempre se consideró un hombre con gustos sencillos y con una gran habilidad para la adaptabilidad; siempre que podía se alegraba de sí mismo por ello pues le daba cierta comodidad personal, sin embargo, nunca pensó que se encontraría en un dilema como ese que lo llevaría a cuestionarse tantas cosas de las que antes nunca pensaría.

 

“Debo estar loco…” se dijo tratando de recuperar el aliento. Tras tanto tiempo de buscarle, ahí tenía a Teddy de frente, con su eterno cabello azul eléctrico suavemente cayéndole sobre los hombros, tan sorprendido como él, regresándole la mirada.

 

Tanto su rostro como su cuerpo ya no era el del niño que tanto quería y que ayudó a criar, ese dulce niño quien estuvo ahí para él diciéndole: “Yo estoy contigo, Harry” cuando todo se fue a punto de quiebre en su desgastada relación matrimonial. Solo esas cuatro palabras de aliento que recibió cuando más lo necesitaban de una fuente inesperada. Su pequeño ahijado Teddy de diez años era quien lo abrazó con sus pequeñas manitas, brindándole un cálido consuelo. Solo con él pudo sincerarse y llorar a lágrima viva hasta que su garganta dolió.

 

Tampoco era el adolecente que vio graduarse de Hogwarts con todos los honores que lo hicieron sentir tan orgulloso del cual se esperaba tantas cosas de las cuales de un momento dejó de lado. El adolecente que en un arrebato lo había besado sin más para posteriormente decirle que lo amaba de una forma que nunca esperó y que lo hacía sentir extraño en su pecho pero no de una mala manera.  

 

“Claro que ya no es un adolescente…” se dijo sin apartarle la mirada, ninguno de los dos decía nada pero no por ello se sentía incómodo. La fina estructura delgada de la pubertad había dado paso a músculos tonificados claramente remarcados por la playera sin mangas que traía, su rostro era más anguloso y más serio del que recordaba hacia un año y medio atrás “Ya es todo un hombre…” se dijo tragando saliva con dificultad.

 

Lo quería, de eso estaba seguro, pero no estaba seguro de qué modo. Desde ese beso que le dio nada había sido igual para él. Su mirada triste lo estuvo persiguiendo entre sueños haciéndole sentir culpable por su partida, añorando su ausencia. Sus palabras exaltadas lo estremecían y acaloraban. Sabía que estaba mal sentirse así pues lo vio desde bebe, lo vio crecer. Siempre fue una constante para él, algo vital como el oxígeno.

 

Se estuvo negando a creer que podía albergar algo más que sentimientos puros por él pues ¿Cómo cambiar la costumbre de verlo como uno más de sus pequeños? Pero ahí estaba, con el alma pendiendo de un hilo, temblando por tocarlo nuevamente, preguntándose cómo se sentiría volver a besarle…

 

Por instinto lo abrazó sintiendo en ese abrazo que su alma volvía a su cuerpo. Tanto tiempo de intriga y dudas finalmente había llegado a la conclusión de que lo iba a encontrar y llevar de regreso a casa.  

 

-¿Qué estás haciendo aquí Harry?- preguntó Teddy alejándolo al instante -¿Cómo me encontraste?- preguntó alejándose de él. Se veía confundido pero reacio a estar ahí ante su presencia.

 

-Soy un auror Teddy, es obvio que te encontraría tarde o temprano, dame algo de crédito- dijo lo más seguro que pudo pero el menor solo arqueó una ceja dudativo.

 

-No quería que me buscaras…- dijo desviando la mirada, negándose a ver la expresión lastimada de Harry. Aun no estaba curado y aun necesita tiempo –no quería que me encontraras, no quiero verte Harry… ¿Por qué no entiendes que me duele verte?- A Harry le faltaba el aire. Le atormentaba verle así. Tan mínimo y a punto del llanto. Su pequeño estaba sufriendo y era por su culpa. Con sigilo se volvió a acercar y le dio un rápido beso en la mejilla -¡¿p-porque hiciste eso?!- preguntó casi gritando, pero el moreno no se amilanó. Sentía sus mejillas arder pero quería evitar que siguiera huyendo de él.

 

-Lo hice porque te niegas a escucharme y ni creas que puedes volver a escaparte sin escuchar lo que tengo que decir- amenazó con su dedo pero Teddy no quería palabra de lamentación, de disculpas para acallar su sufrimiento. Se cubrió las orejas con ambas manos y Harry solo pudo sonreír ante tan infantil y adorable forma de actuar de su ahijado.

 

-No quiero oírlo-

 

-Pues me importa un bledo pues me vas a escuchar- dijo sosteniéndolo por el brazo y se agradeció por instalar un hechizo anti-desaparición en el motel –lamento muchísimo no saber lo que sentías por mí, por no haberme dado cuenta, jamás te haría sufrir pequeño, al menos no apropósito…- Teddy cerró los ojos dispuesto a escuchar el rechazo total del mayor y moqueó reprimiendo las insuperables ganas de llorar –lo que quiero decir es que… te quiero Teddy… aunque no sé si es exactamente como lo que tu sientes por mí pero…- el peliazul sin dudarlo dos veces se abalanzó sobre él y atacó sus labios.

 

Harry ya no pudo seguir hablando, pero no le importó y con gusto recibió su beso con deleite. Teddy se movía increíblemente sobre él, succionaba sus labios con gula y con su lengua exploraba su boca. El aire le faltaba y con tremores en su cuerpo, se separó cuando le faltó el aire.

 

-¿Lo dices enserio Harry?- preguntó poniendo su frente contra la suya, besando su rostro con adoración. Si parecía un sueño, pero daba gracias a Merlín porque no lo era. Era tan real que su corazón se expandía en su pecho.

 

-Si Teddy... – le contestó echándole los brazos a los hombros –es enserio- aseguro dando una bocanada de aire aun sin saber si había sido lo correcto o no, pero a esas alturas, con honestidad ya no le importaba.

 

*¨*5 años después*¨*

 

Si alguien le hubiera dicho a Teddy que era posible enamorarse más de alguien habría dicho que era totalmente imposible pues para albergar tanto amor se necesitarían dos corazones… “que equivocado estaba…” se dijo con una pícara sonrisa mientras besaba a Harry.

 

Tras cinco deliciosos días en la Habana donde se habían amado por primera vez frente al mar y donde había marcada a Harry como suyo hasta que salió el sol, finalmente regresaron a Londres.

 

Fue difícil regresar a la rutina y más aún ingresar a la carrera de medimagia donde su abuela aseguraba que estaba su vocación, pero con Harry motivándolo y aceptando todo de él, le daba fuerzas para sentirse invencible y listo para lo que se propusiera.

 

Tanto Albus como Lily se tomaron con escepticismo su relación con Harry incluso habían hecho una apuesta de que no duraban mucho, pero con determinación pudo demostrar que el lazo que tenía con Harry era más fuerte de lo que parecía.

 

-No Teddy…- murmuró Harry con voz entrecortada, acallando sus gimoteos con el dorso de su mano, pero el menor no escuchaba sus suplicas, quería oírlo gritar más fuerte y perderse en sus ojos verdes iridiscentes de placer.

 

-Vamos… déjame oírte mi amor…- dijo con voz rasposa enterándose aún más en él. Tomó su mano y la besó entre cada envestida. Harry se deshacía en gemidos mientras su mano libre estrujaba las sabanas.

 

Se sentía tan pleno, en ese ardiente éxtasis que creía que se desmoronaría por la sensualidad de Harry. Solo podía aferrarse con fuerza a él, golpeando su punto sensible hasta terminar en él.

 

Su rostro siempre era un dulce poema encantador que lo hipnotizaba, incitándolo a besarle con pasión. Sus mejillas siempre se coloreaban de carmesí haciéndole lucir tan enternecedor que simplemente quería tenerlo para siempre en sus brazos y lo mejor de todo es que Harry se dejaba abrazar sin más con tremenda sonrisa en sus labios.

 

 Sí que era más feliz de lo que una vez pensó ser.

 

*¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

Harry aun no podía creer que pese a que pasara el tiempo, el amor que Teddy le profesaba, no parecía extinguirse. Incluso se preguntaba que había hecho para tener su amor que se creía inmerecido para alguien como él, pues era tan puro y cálido que le hacía saberse afortunado.  

 

Si alguna vez tuvo sus dudas sobre si era lo correcto o no amarle, eso había quedado atrás pues su felicidad dependía de él a tal punto que hacía imposible dejarlo ir. Se negaba a soltarlo y no creía hacerlo ni aunque se lo pidiera.

 

-Buenos días Harry…- saludó amodorrado Teddy en cuanto el sol los golpeó de lleno a través de las cortinas -¿dormiste bien?-

 

-Perfecto- murmuró sintiendo el beso en su sien. Teddy aun lo tenía por la cintura, firmemente apresado como si temiese que se fuera a ir de un momento a otro y se enterneció.

 

-Gracias Teddy…- dijo en voz baja para que el menor no lo escuchara –gracias por amarme y por darme una felicidad que no creí volver a tener…- dijo dándole un beso en los labios. El menor se removió entre las sabanas para acomodarse y abrazarlo con fuerza.

 

-Siempre te he amado… y si mi amor es suficiente para hacerte feliz, es más que suficiente- dijo cambiando su cabello azul eléctrico a un rosa chillón que hizo sonreír al azabache -eres el hombre de mi vida Harry…- dijo Teddy clavando su nariz en su cuello dándole unas ligeras succiones que le hizo estremecer. Siempre lograba sorprenderlo pues parecía que le leía la mente.

 

“Y tú el hombre de la mía…” pensó jovial dejándose amar por ese chico que con un simple gesto y una confesión de amor, había logrado robarle el corazón “algún día te lo diré…pero no hoy… ” Solo pudo sonreír y acunar su rostro para besarle.

 

 

Notas finales:

Espero que ls haya gustado!! hasta la proxima! <3


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