Cuando el amor se acaba
La vida es irónica, un día prometes amor eterno y otro estás en un juzgado firmando una separación.
Para su esposo, que en algunos momentos pasaría a ser su ex esposo, el matrimonio era un trato en el cual se había de invertir para conseguir una mejor ganancia. Un trato que venía con fecha de expedición.
Dicen que el amor sólo dura cuatro años y su matrimonio había durado cinco, suspiro una vez más cuando al ver como los abogados de cada parte arreglaban los toques finales. Quién se quedaría con la casa, quien con el apartamento, los bienes y lo bueno era que no había perro porque seguramente Jean le jodería con la canción de Jess y Joy en el trabajo por su reciente divorcio.
Su mente se separó de su cuerpo en un instante, el recuerdo de su boda afloró. La imagen de la ceremonia, en un discreto pero hermoso jardín, con sus amigos y familiares más cercanos. Levi lo esperaba frente el juez, con su elegante smoking negro y su inseparable y pulcro pañuelo blanco en el cuello que le hacía ver tan imponente, tan apuesto y sexy. Sí, eso pensaba mientras caminaba hacia su lado, en el tremendo cuerpazo que escondía el traje.
Su papá, después de una larga discusión y terribles conflictos que vinieron cuando se enteró de su relación, ahora lo entregaba al Ackerman sin resentimientos. Recordó el tacto cálido al cambiar de la mano paterna a la del pelinegro, así comenzó la ceremonia.
Recordaba cómo el juez se echaba esos rollos, de esos que a nadie le interesan y que causan sueño. El ya quería pasar a la parte importante, a la verdaderamente importante, donde Levi y él daría el "sí" definitivo y unirían sus vidas para siempre.
"Para siempre"- es un tiempo muy largo- pensó mientras regresaba a la realidad, jugó con la sortija plateada que aún llevaba en su dedo anular, como imaginó siquiera que entre ellos podría haber un para siempre. Ellos eran tan opuestos, agua y aceite literalmente, aquello debió ser la señal para darse cuenta de que la vida juntos era imposible.
-Señor Jaeger.-musitó el abogado sacándolo de sus pensamientos, el chico asintió con la cabeza para que prosiguiera.- es su turno.
Tomó el bolígrafo entre sus dedos y con un pesado balanceo realizó su firma. Listo, ahora regresaba a se un Jaeger, ya no más Eren de Ackerman… ya no más esposo de Levi.
No se sentía triste, tampoco enfadado, después de todo había sido un acuerdo mutuo entre ambos. Las cosas ya no andaban bien, apenas si se veían y cuando lo hacía solo estaba esa terrible barrera entre los dos, su comunicación se limitaba en unos "Hola" "¿Cómo te ha ido hoy?" "Estoy muy cansado" "será mañana" que ya eran rutina. En la cama el hueco entre los dos era abismal, daba la impresión de que si alguno se acercaba caería en el precipicio.
Él tomó la iniciativa, era un domingo por la mañana con mucha lluvia, se acercó a su conjugue que bebía una taza de café- Ya no estamos funcionando- esa simple frase inició el divorcio y terminó su matrimonio
Ahora estaba nostálgico, eso era todo, con suerte en unos días se iría.
Los abogados se quedaron en la sala discutiendo mientras Eren y Levi salían del despacho, conocidos como los primeros cuatro años pero más desconocidos que al inicio.
-¿A dónde irás ahora?-pregunto de manera indiferente el pelinegro.
-Con mamá, supongo, a ella le encantará tenerme en casa unos días en lo que arreglo la mudanza.-contestó con simpleza.-Así que este es el final.-dijo con ironía para quebrar el ambiente tan pesado que tenían.-nos vemos Levi.
Antes de que siquiera empezara su rumbo su ex esposo habló.
-Te llevo.-pronunció, no era una sugerencia lo iba a hacer y punto.-¿tienes que ir por tus cosas a la casa, cierto?
-¿No tienes que regresar a la oficina?-escupió el castaño con un poco de recelo.
-Pensé que el trámite nos tomaría más tiempo así que cancelé todo lo que haría hoy.-dijo alzando los hombros.-vamos.
No iba a iniciar una batalla que estaba destinada a perder, para que pagar dinero en un taxi cuando podía viajar cómodamente. Sin más que decir subió al rcz de Levi.
Podía quedarse en casa hasta que terminara su mudanza, el más bajo no lo había corrido ni nada por el estilo, incluso Levi había ofrecido que Eren conservara la casa pero el moreno se negó a hacerlo. No tenía ni un poco de sentido seguir viviendo con tu ex, necesitaba alejarse un poco de esa vida para empezar de nuevo y restablecerse.
El trayecto era tranquilo, no había palabras, eran innecesarias esas tonterías que los demás dicen para reconfortarse no iban nada para ellos, porque Levi era de pocas palabras y lo que salía de la boca del castaño siempre terminaba en una catástrofe. La música evitaba que el silencio reinara, esa fea música clásica que a Eren le sacaba de quicio ahora ni siquiera era digna para iniciar una discusión.
En un semáforo el azabache aprovechó para sacarse la chaqueta, era bastante incómoda para manejar, aquella acción hizo que su olor se expandiera en el vehículo. El moreno inhaló y por inercia se tensó, era tan exquisito…
Se palmeó la cabeza ante el pensamiento, no debería tener esas ideas y menos ahora que estaba divorciado.
Ya en casa
Por suerte solo tenía que recoger su maleta, en la mañana antes de irse la empacó para evitarse el esfuerzo más tarde. El haber estado aplastado escuchado a esos hombres de traje lo había dejado agotado, aunque siendo sinceros no hizo nada ni siquiera escuchar.
-¿Seguro que no quieres que te lleve con Carla?-preguntó Ackerman, apareció de la nada haciendo que el más joven brincara del susto.
-¡Levi!-regañó ante la acción, siempre lograba sacarle unos buenos sustos con esa presencia silenciosa que poseía.-no, gracias por la oferta pero estaré bien.-sonrió casi de manera forzada.
Dejó sus cosas de lado y fue hasta donde se encontraba Levi, al estar frente a él rió al ver la diferencia de altura.-Estaré bien.-repitió, esta vez para convencerse así mismo, bajó la mirada para evitar el contacto visual con aquellos ojos olivo.
Sintió una mano en su nuca y un aliento ajeno chocó con el suyo, fresco aroma a menta.
-Si esto acabó.-musitó y con su otra mano acarició con ternura la mejilla morena de Eren.-digámonos adiós de la manera correcta.
-Levi.-susurró y el azabache cerró aquella distancia.
En ese beso se fundieron los sentimientos que a ambos los acechaban; lento, tierno, dulce y cargado de emoción. Así inició, como algo inocente y pronto las llamas se avivaron haciendo que se desbordara la pasión. Una pasión que creían perdida.
Si esta era la despedida…
Sin perder tiempo ambos fueron hasta su cama, con maestría sin romper su beso caminaban sin siquiera tropezar pues tenían grabado a la perfección el camino que seguir para llegar a ella.
...lo harían en grande…
La ropa les estorbaba pues sus cuerpos ardían, sabían que era lo único que lograría apaciguar esa flamante sensación.
...si era la última vez, que fuera la mejor y más memorable.
Hace ocho años se conocieron, hace seis se dieron cuenta de que se amaban, hace cinco decidieron que querían estar juntos para siempre, hace seis meses todo comenzó a fallar, hace tres meses inició el divorcio y todo se fue al carajo en una suspiro.