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Todo es para calmar la ansiedad por Kat-tururu

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Notas del capitulo:

¡Hola! Como siempre digo, no debería de estar escribiendo cosas nuevas cuando tengo que escribir las continuación de mis fics, pero! No me resisití a escribir esto. 

Espero que hayan visto American Horror Story, si no lo han hecho, esto sería básicamente spoiler sobre lo que pasa con Tate Langdon en "Murder House" Sin embargo, creí que era una genial oportunidad de hacer un pequeño crossover/inspiración en ese capítulo en espcífico. 

Ojalá que les guste! No he leído ninguna historia así, con un Peter psicótico, así que espero que la idea sea agradable. 

Advertencias:

-Consumo de drogas.

-Menciones de asesinatos (no demasiado gráficos)

El temblor que lo devolvió a la realidad, se encontraba en su cuerpo. Sus músculos se sentían entumidos y sórdidos y el cuello le dolía, poner su mano fría en la parte de trasera de su cabeza no ayudó a aliviar el dolor y en cambio lo hizo sisear un poco por el contacto frío sobre su piel que parecía arder.

¿Tenía fiebre? 

Se levantó de la cama, inclinado hacia adelante y encorvado de una manera extraña, como si intentara sostenerse de un mueble que no estaba frente suyo. El cuarto giraba, así que volvió a sentarse, se apretó contra la chamarra que tenía y tembló incontrolable, los dientes le castañeaban, pero afuera no hacía demasiado frío, era él, su ansiedad y la horrible sensación de estar drenándote.

El cuarto estaba sumido en una parcial oscuridad, algo de sol entraba por las cortinas mal cerradas de la ventana, la cama tenía las sábanas revoloteadas y había casquillos y libros tirados en la habitación, esparcidos desde hacía tiempo y olvidados en el pasado que parecía seguir marcándolo. El joven podía sentir la bilis subirle por el estómago, sus manos temblaban incontrolablemente y se presionaba los dedos con fuerza para no tener que sentir la ansiedad que parecía estarlo consumiendo.

La alarma de su reloj irrumpió el silencio de la habitación y él se levantó casi de un salto y con un zarpazo apagó el aparato, haciéndolo rebotar por lo brusco del movimiento. Se sentó en la silla de su escritorio y abrió el cajón izquierdo de aquel escritorio de madera viejo, dentro de este buscó una caja de metal oxidada y vieja y sacó lo que estaba buscando.

Todo era para calmar la ansiedad.

Era lo que siempre se repetía, como un mantra que pudiera hacerlo sentir mejor al hacer aquello. Él no lo deseaba así, pero la ansiedad era tanta, el miedo era tanto, que no podía controlar los temblores que le sacudían hasta el alma, así que debía hacerlo, para tener una vida normal, para no ser mirado raro como siempre lo hacían.

Preparó su dosis. Las líneas blancas esparcidas en aquella paleta de metal parecían inofensivas e inhaló todas, una tras otra, asegurándose de que entrara por su nariz. Al terminar limpió su desastre, se sacudió la nariz que comenzaba a arderle ligeramente, pero nada que no hubiese sentido antes y se relajó en su silla, deslizándose en esta y echando la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos para sentir cómo es que la ansiedad se desvanecía de sus cuerpo, sus nervios se calmaban, sus músculos parecían relajarse y todo volvía a caer en su sitio como antes. Sabía que aquello había sido más de la dosis que normalmente consumía, sin embargo a nadie le importaba y él tampoco tenía que contárselo a alguien como para justificarse.

Su padre, aunque bien intencionado, siempre había favorecido a su hermana, así que si él hacía algo o lo dejaba de hacer, no era como si Erik fuese a enterarse, Charles tampoco, el hombre era amable y él lo apreciaba demasiado, pese a eso, revelarle un secreto como ese sólo le haría recibir una mirada de decepción por parte del único hombre que le mostraba algo de amabilidad. Porque era sólo eso, por mucho que Charles se esforzara en demostrarlo, sus intentos vanos y fingidos de mostrarle un cariño fraternal estaban claros para Peter. Sin embargo, un cariño fingido era todo lo que necesitaba para sobrevivir, al menos por un tiempo.

Pronto eso ya no fue suficiente.

Logan, el hombre que impartía clases en aquella escuela de raros y por el cual su estúpida cabeza decidió sufrir, pero eso estaba mal, ellos no eran raros, ahí todos eran iguales, eran su raza. Quizá lo que estaba mal en esa sociedad eran los humanos. Su padre siempre decía que los humanos vendrían por ellos tarde o temprano. Podría ser cierto.

Logan, Logan, Logan.
Ni ese hombre y sus caricias o sus besos, ni siquiera él lo había podido contener por mucho tiempo, al mirarlo, siempre era como si mirara a alguien más. El cariño que le daba siempre se sentía frío y nunca era verdaderamente para él.

Se levantó de su asiento y miró por la ventana, los rayos de sol lo dejaban ciego, tenía las pupilas demasiado dilatadas así que cerró las cortinas nuevamente. De un montón de ropa que estaba sobre la cama tomó una casaca negra y larga y se la puso, dejó los botones dorados colgando y buscó sus botas negras para colocárselas. Desde hace tiempo Ororo le discutía que lo único que usaba eran colores oscuros y que añoraba verle con su chaqueta plateada nuevamente, pero esa cosa se había quemado tras una misión con el equipo.

Quizá habían sido todas esas misiones las que le habían atrofiado la mente. La cercanía con la muerte, los golpes, las heridas, los días de reposo.

O quizá le había atrofiado la mente que cuando lo necesitó, su padre prefirió darle la espalda y salvar a Wanda que a él y que Logan, el tipo que le había prometido estar con él, había preferido buscar a Jean y velar por ella que por él.

Sí. Quizá eso fue lo que le atrofió la mente. Lo que lo hacía tener tanta ansiedad. Porque las dos veces que le dieron la espalda casi no sale vivo. Luego tuvo que escuchar las estúpidas disculpas repetitivas, las lamentaciones, los discursos mientras él intentaba pelear por su vida en una cama de hospital, respirando a través de un tubo.
Sí. Fue eso lo que le atrofió la mente. Porque por mucho que se disculparan, aquellas situaciones volverían a pasar y a pasar y a pasar de modo que él perdiera las ganas de ser salvado. De modo que él mismo fuera quien se pusiera en el camino de la muerte para ver si de ese modo surtía efecto, pero mientras la adrenalina de morir no iba siendo suficiente para su ansiedad y que aquello lo dejaba con latigazos de pánico en días en los que tenía que estar compuesto, optó por la salida fácil.

Aunque ahora tuviese que enfrentarse a una represada fiebre, a un intenso temblor del cuerpo, a una pesada ansiedad que se lo comía a cachos.

Tal vez, quienes estaban mal eran los humanos.

Su vida siempre había sido de ese modo, ignorado por la mayoría, señalado por el resto, rodeado de personas que sólo deseaban algo de él y que lo abandonaban cuando podían.
Incluso su madre, quien siempre había sido una imagen de cariño, pero él tenía que conformarse con el cariño escaso que le brindaba, porque Wanda era quien siempre recibía los aplausos.

Ella era perfecta, él la adoraba, era su razón de ser y podría recibir una bala por ella, pero eso no significaba que no quisiera recibir el cariño que sus padres le daban a ella. Wanda era dedicada, lista y responsable, él jamás podía quedarse quieto cinco minutos y siempre era quien recibía los regaños, lo admitía, jamás sería el hijo modelo, él era el jodido del grupo siempre.

Su hermana no tenía la culpa. Su hermana lo amaba, ella era la única que lo miraba con amor, que le daba cariño que no era fingido y él se sentía culpable, culpable de envidiarla, de desear lo que a ella le daban.

Estaba mal.

Así que quienes debían pagar eran las personas que tomaron cosas de él y luego lo desbarataron dejándolo sin nada que ofrecer.

Quizá por eso es que Logan jamás lo miraría con la serenidad y atención con la que miraba a Jean, quizá es por eso que su padre jamás lo miraba con orgullo como miraba a Wanda, tal vez por eso Charles no podía sentir el cariño que decía brindarle y que parecía tan real cuando era dirigido a Wanda.

Sacó las armas que estaban debajo de su cama, las escopetas las había obtenido de ciertas misiones que no habían sido demasiado difíciles y con las que había compartido compañerismo con Warren, el ángel jamás lo cuestionó cuando le vio llevarse las armas y él tampoco le dijo nada. No después de haberse acostado con él, cuando los dos estaban bastante cansados como para regresar a la casa y se habían quedado en un motel a pasar la noche para no tener que volar o correr hasta la mansión.

-Tú estás con Logan y yo… bueno Kurt.

-No estás con él. Aún ni siquiera son nada, esto no significa que lo estés engañando.

-¿Y qué hay de ti con Logan? –Le recriminó el ángel.

-¿Vas a seguir hablando o vas a cogerme? –Respondió Peter, sin un tapujo de vergüenza, la droga en su sistema a veces lo hacía ser muy fácil de la lengua, sobre todo si se trataba de temas como esos.

Después de esa noche, ninguno de los dos habló de ello y ahora se saludaban amablemente sin rencores, ni heridas de la mañana siguiente, en un acuerdo mutuo de confianza y confidencialidad. Warren ahora estaba con Kurt y Peter jamás se atrevería a decir aquello para perjudicar la hermosa pareja que esos dos hacían.

Sin embargo, nunca olvidaría el cariño tan sincero, la pasión tan verdadera que era dirigida únicamente a él, que era sólo para él, que Warren mostraba especialmente a él. Sus manos, sus caricias, las palabras que le susurraba mientras estaban en la cama, la forma en la que sus alas le acariciaba la piel y la calidez de su ser unido con otro que era real.

No como las mentiras que Logan le contaba en la cama.

 La pistola la había obtenido gracias a Kurt, había estado a punto de ser disparado cuando su amigo desarmó al hombre y le había dado la pistola para que se deshiciera de ella, él le dio un mejor lugar. Guardar el objeto con el que pudieron haberlo asesinado le ocasionaba un placer enfermo.  

Las balas no fueron difíciles de conseguir, sólo necesitaba una pequeña carrera y hacerlas desaparecer era lo más fácil.

Se sentó en la silla de su escritorio nuevamente, las balas estaban en una pequeña caja y comenzó a llenar el cartucho de la pistola, una por una mientras tarareaba una canción en su cabeza. Tenía los ojos rojos y la nariz le dolía, pero se sentía bien, bastante bien.

Así que lo que estaba decidido a hacer no le parecía una mala idea. En realidad, le parecía la mejor idea que había tenido en todo ese tiempo.

Siempre había estado preparado para la guerra. Así que cargó las escopetas con los cartuchos hasta llenarlas y tenerlas listas.

Se levantó, se sacudió el cuerpo y se colocó la pistola en el cinturón, por detrás, para ocultarla, las escopetas las escondió en su abrigo y salió de su habitación. Algunos niños iban a sus habitaciones y él anduvo sin ser notado, no era nada nuevo.

Se dirigió a la salida de la casa, pero su padre apenas llegaba y lo interceptó allí.

-¿Peter, no tienes clase? –Erik le cuestionó, observándolo de arriba abajo, el chico parecía tener un aura extraña.

 Peter había estado saltándose las clases con Logan, no deseaba verle la cara ni escuchar sus mentiras, sobre todo porque Logan no lo había ido a buscar, nunca lo hacía, si se saltaba sus clases al hombre no le importaba, nunca le había importado; a decir verdad, había estado faltando a todas sus clases, estaba seguro que en cualquier momento Charles tendría una charla con él, pero no necesitaba escuchar aquello.

-Voy a ir después. –Respondió él, una sonrisa falsa en sus labios que no llegó hasta sus ojos, tan vacía que pareció alertar a Erik.

-¿Después de qué?

Esta vez no hubo respuesta, Peter le pasó de largo, su rostro vago, sus ojos rojos, la forma en la que caminaba y la sensación de que su hijo iba cargado de metal, advirtió a Erik que algo andaba mal.

-¿A dónde vas Peter?

Pero antes de que pudiera detenerlo, su hijo había desaparecido.

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La escuela a la que había asistido era una buena replica de lo que hubiera hecho en la escuela para mutantes, pero no lo había hecho allí porque su raza no merecía eso, los mutantes ya habían sufrido demasiada persecución y él no iba a tomar venganza sobre personas que no le habían hecho nada, más bien la tomaría con aquellas personas que iniciaron esa psicosis en él, para que aquellos que fingían amarlo, sufrieran el mismo dolor que él estaba sufriendo.

Entró hacia el corredor principal, sus pasos resonaban en el linóleo del piso mientras que todos estaban en sus salones, tomando clases. Casi podía escuchar la voz de Logan dar sus clases sobre las guerras y aquello encendió su ira, detonó la necesidad de acabar con todo lo que le recordara a Logan. Así que abrió la puerta de un salón, los alumnos recargados en sus pupitres lo observaron detenidamente y la maestra, una mujer rubia que parecía conocerlo por la forma en la que lo miró, le preguntó algo.

-¿Peter? ¿En qué puedo ayudarte?

Su voz sonó efímera, lejana, casi como si no estuviera allí, él tomó la escopeta y le disparó una vez, para verla desvanecerse en el suelo mientras su sangre se esparcía en un charco rojo y los gritos de los alumnos lo rodeaban, llenos de pánico. Casi podía sentir sus esperanzas desaparecer. La vida yéndose de los ojos de la mujer que lo miraba fijamente, fue una sensación mejor que la adrenalina, era como ver el infinito desapareciendo, tragándose la luz.

Una chica se quedó en el salón atrapada, dejada atrás por la multitud que no se preocupó por ella, estaba tirada en el suelo y trató de levantarse cuando él le apuntó con la escopeta y la sacó de su miseria.

Le pasó de largo y vio como la gente corría desesperada.

Para cuando llegó a la biblioteca, se había llevado a cuatro personas más. El poder que sentía parecía ser irreal, se sentía tan bien haciendo eso, cobrando venganza por su raza. Quizá de esa manera su padre lo miraría de mejor forma, al saber que estaba defendiendo a los mutantes, vengando todas las muertes pasadas.

Aunque eso fuese una mentira, una hermosa mentira como las que Logan le decía cuando lo abrazaba fuertemente en la cama. Porque eso sólo lo estaba haciendo por él, para llenar el vacío y sosegar su alma, para quitarse la autocompasión que muchas veces lo consumía, para dejar de ser la persona a la que todos le mentían.

Levantó la escopeta en contra de la chica que lloraba y le suplicaba, su novio estaba sobre el suelo muerto y los demás se habían callado también.

-¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Por qué?! –Le preguntó ella, su voz era pura desesperación y miedo, pero él no le respondió, la vio agachar la cabeza y levantar las manos como si con eso pudiera protegerse y entonces le disparó. La sangre de ella le salpicó en la cara como la de algunos otros a los que había disparado, pero ya no importaba, su tarea estaba hecha. Miró alrededor, el chico con el teléfono en la mano era el que había quedado peor, pero eso sólo le daba risa.

Pasó de largo el cadáver de la chica que se había escondido entre los libros, creyendo que se salvaría si no hacía ruido y salió por la puerta trasera de la biblioteca, dejando las armas botadas en el camino, estaban vacías, excepto por la pistola que aún estaba cargada y colgada de su cinturón. Las patrullas irrumpieron en aquella devastación, las sirenas le avisaban que debía terminar su trabajo, que todo estaba hecho ya y que necesitaba volver.

Salió de la biblioteca y se sostuvo de un pilar, temblaba y se sentía desfallecer, las previas fuerzas que lo sostenían se habían esfumado, dejándolo sólo y a la deriva como todo en su vida y había sido reducido a una masa temblorosa de nervios que en cualquier momento caería derrotado, así que regresó a la mansión, presa del pánico y con las vidas que acababa de quitar pesándole en sus hombros.

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-No es divertido.

-¿Qué no es divertido?

-Que haya sobrevivido para soportar esto.

Logan lo observó como si el joven de repente se hubiese vuelto un fantasma.

-No me mires así, sería mejor para ti si estuviera muerto. –Sonrió Peter, pero esa sonrisa que ya no parecía alcanzar sus ojos nunca más, no después de lo que tuvo que pasar, penetró a Logan de una forma dolorosa.

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-¡Peter! ¿Dónde has estado? Logan te está… wow, ¿qué te pasó? –Ororo se detuvo frente a su compañero, observándolo y notando la sangre de sus manos y su cara. Estaba a punto de decirle que Logan lo había estado buscando al ser la quinta clase a la que no asistía, amenazando con reportarlo con Charles, pero aquello dejó de ser importante para la chica en cuanto vio las manchas que Peter llevaba.

-Peter, ¿eso es sangre?

-Hazte a un lado. –Respondió él con la voz profunda y gutural, no deseaba responderle sus preguntas a Ororo así que la dejó allí y fue directamente hasta su habitación, sin mirarla, sin darle explicaciones innecesarias.

La morena se quedó perpleja, viendo el camino por el cual Peter se había ido, Jean la encontró de pie y perdida en sus pensamientos así que palmeó su espalda para devolverla a la realidad.

-¿Sucede algo? –Preguntó Jean y Ororo, aún en su estupor, mantuvo la boca abierta sin saber exactamente qué decir.

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Logan había olfateado la sangre ajena en el momento en que Peter había entrado a la mansión y también fue capaz de identificar el olor peculiar de pólvora, un olor característico de un arma al ser disparada. Se alertó y salió de su habitación, siguiendo el rastro inconfundible de sangre y pólvora que cada vez se hacía más fuerte conforme se acercaba a las habitaciones de los estudiantes.

Se encontró a Warren quien salía de su habitación, el rubio iba leyendo algo en su teléfono cuando Logan lo llamó.

-Warren, informa al profesor que alguien huele a sangre, trae a Erik. Ahora.

El ángel asintió conmocionado, Logan parecía realmente alterado así que hizo lo que le pidió tan rápido como pudo.

Logan sospechaba de dónde provenía el olor y mientras más pasos daba y se acercaba, más deseaba que no fuera así, que estuviera equivocado, pero se probó mal cuando el olor se concentró en la habitación de Peter.

Peter estaba sentado en su cama, ya no llevaba el abrigo puesto, pero sus temblores no se debían al frío, parecía mecerse hacia delante y hacia atrás, aún tenía las manchas de sangre en su cara y parecía al borde de las lágrimas o la desesperación, incauto en un rio de emociones que parecían ahogarlo, sofocado en su propia ansiedad. Estaba seguro de que irían por él, deseaba que fueran por él. Había arrebatado vidas, presa de la ira y la decepción que sentía hacia sí mismo. Miró a la nada, pensando en las personas que le habían rogado que se detuviera y a las que les había dado un escopetazo en respuesta. La fuerza y el poder que había sentido en esos momentos se había escurrido e su ser para dar paso a la decepción y a un asco profundo en su ser.

Logan entró a su habitación de un portazo entrando inesperadamente con Erik y Raven siguiéndole. Su hermana fue detenida en la puerta por Hank y Charles se quedó fuera de la habitación.

En la lejanía los sonidos de la patrullas le hicieron sonreír, aquella sonrisa era la del demonio que llevaba dentro y estremeció a los presentes. La nariz comenzó a sangrarle y él se llevó una mano para deshacerse de esa mancha, pero fue imposible.

-Cualquier cosa que crean que hice… Yo no lo hice. –Peter se levantó de la cama, sus manos aún estaban manchadas con sangre suya y de sus victimas.

-¿A qué te refieres? –Logan preguntó, sonaba preocupado, pero Peter estaba seguro de que fingía.

Charles comenzó a hiperventilar al mirar en la mente de Peter y sus ojos azules, colmados de dolor y lágrimas que derramó en su rostro convertido en una mueca de dolor al sentir lo que Peter les hacía a esas personas, lo dijo todo. Sabía lo que Peter había hecho.

-Peter… Los asesinaste… -Murmuró Charles y el joven estuvo a punto de sacar la pistola que tenía en el cinturón, pero Erik se la arrebató de las manos con un movimiento de su mano y la dejó suspendida en el aire.

-¿Qué fue lo que hiciste Peter? –Exigió saber Erik, tenía esa mirada de decepción que Peter siempre le había conocido hacia él y se rio de la ironía que aquello le provocaba.

En el recibidor, Ororo abrió la puerta ya que alguien llamaba a esta con golpes fuertes y se encontró con agentes de policía que iban cubiertos y con armas; la morena se alarmó, pero un hombre con una identificación y que parecía intranquilo se presentó.

-Policía federal, ¿está Peter Maximoff aquí?

-Sí… ¿Qué hizo? –Ororo apenas podía pronunciar las palabras, pero el hombre no le dio una explicación e hizo una seña que pareció indicar a sus hombres que podían entrar a la casa.

Charles aún estaba conmocionado y Wanda, detenida por Hank intentaba hablar con Peter.

-Déjame hablar con él, déjame hablar con mi hermano. ¡Peter! ¡Peter! –Gritoneó ella.

-Ya están aquí. –Peter dijo, casi en un susurro y desapareció de la vista de todos, huyendo de la habitación.

Los presentes lo persiguieron, sabían que era en vano perseguir al muchacho cuando tenía una velocidad como esa, pero lo encontraron, no muy lejos de ahí, detenido metros de ellos en una sala de estar que había sido desalojada. Un equipo de SWAT le apuntaba y él estaba frente a ellos con las manos levantadas en señal de rendimiento, Erik, Logan y los demás se quedaron detenidos cerca del marco de la puerta, unos oficiales les impedían el paso apuntándoles con sus armas.

-Tírate al suelo ahora. –Le ordenó un oficial y Peter hizo una seña con su mano, simulando una pistola, poniéndosela en la sien e hizo la imitación del sonido de un disparo.

Estuvo a punto de dar un paso para correr y desaparecer de ahí cuando el equipo de policías le disparó, a sabiendas que no tendrían un solo segundo si permitían que el chico escapara, su mutación era una desventaja

-¡No! ¡No! ¡Peter! ¡Peter! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! –Gritó Wanda, llorando y tratando de zafarse del agarre Raven quien previno que la chica saliera disparada hacia Peter y se viera presa en el fuego de los disparos. Erik ni siquiera había tenido tiempo de ver el ataque contra su hijo y Logan, pasmado al igual que Raven, sólo tuvieron tiempo de ver caer a Peter en sus rodillas, muriendo, desvaneciéndose como una hoja de papel que cae.

El oficial se le acercó, Peter tosía sangre y murmuraba algo.

-¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Por qué los mataste?! –Le gritó el policía, pero Peter no tuvo la oportunidad de responderle, murió sin decir nada y con la misma sonrisa vacía de siempre.

Logan se acercó al cuerpo sin vida del chico, pero el oficial le pidió que guardara su distancia.

-No puede acercarse, nos llevaremos el cuerpo.

-Peter… ¿por qué?... No merecía morir de esta manera. –Gruñó Logan, decidido a vengar la muerte del chico, pero el policía, que parecía decepcionado y cansado, le dedicó una mirada severa y habló taimado, pero arrastraba las palabras con odio e impotencia.

-Fue a su antigua escuela, le disparó a diez personas, mató a nueve de ellas de forma sanguinaria y el hombre que sobrevivió está en el hospital luchando por su vida. No me hable de lo que este asesino merecía o no.

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-Mi padre, Charles, tú… me miran con decepción, o intolerancia. Aún después de todas esas cosas que dijeron en el hospital, jamás les creí, siguieron mirándome de la misma forma. –Le explicó Peter, hablando con calma como si expresara que los árboles tienen hojas verdes o que el clima es bueno.

-Crees que todo lo que te dijimos allí fue mentira, ¿eh?

-Lo fue –Afirmó Peter –A mi padre no le interesa si vivo o muero, él sólo se preocupa por Charles o por Wanda, y a ti… bueno, tú estarías mejor si yo no estuviera aquí, si no estuviera siempre diciéndote que quiero estar contigo… Queriendo robar el cariño que quisieras darle a otra persona… -Peter suspiró, algunos de sus sentimientos le hicieron temblar la voz.

-Por eso desde ahora pretendo salir de tu vida. Es bastante egoísta y estúpido todo esto, que yo te quiera, que tú quieras a otra persona y que yo trate de que reflejes eso en mí como si fuera plato de segunda mano. Ya fue suficiente.

-Es mejor así, niño. No te esperaba nada bueno a mi lado y es algo que tú quisiste cambiar. –Logan estaba sorprendido de las palabras de Peter, sin embargo, aunque aquello le causara conmoción, sabía que era por el bien del chico, que pudiese llevar una vida distinta lejos de él, él sólo atraía problemas y no era alguien bueno para querer a un joven tan perfecto y puro como Peter, además, su pasado siempre parecía perseguirlo, esa no era la vida que deseaba compartir con alguien como Peter, el chico no lo merecía.

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-Algún día voy a desaparecer de tu vida, ¿sabes? Y vas a extrañar las estupideces que digo, porque sólo yo soy tan estúpido como para aguantarte. –Peter hablaba con una tristeza y un enojo que movió algo en el interior de Logan.

-No me refería a eso, niño.

-Sí, es cierto. Pero es lo que es, ¡algún día Logan! ¡Algún día voy a morirme frente a ti!

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-“El joven, conocido como Peter Maximoff, disparó a diez personas de una escuela y mató a nueve de ellas. Peter Maximoff era un mutante que intentó escapar al arresto y murió en manos del equipo de policía que intentó detenerlo. Hasta el momento se sabe que el joven tenía una cantidad grande de estupefacientes en su sistema y que su crimen fue un acto de psicosis y paranoia…”-

Logan apagó el televisor y soltó un suspiro profundo e irritado, aún estaba vestido en su estúpido traje negro, un día antes les habían entregado el cadáver de Peter para poder enterrarlo, luego de dos largas semanas de investigación. No muchos asistieron al funeral, le pareció injusto aún a pesar de todo. Peter no merecía ser despedido solo. Pero eso… eso quizá había sido culpa de él.

     

Notas finales:

¿Qué les pareció? n_n/ 

¡Nos estamos leyendo! 


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