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Amores Que Pasan El Tiempo por Hibari Ai

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— ¿¡Por qué lo hiciste!?— Lloraba enfadado su hermano gemelo, mientras veía su cara cubierta de pastel, Natsuyoshi Sawada. —

Es que… Se veía delicioso—. Decía su hermano por lo que acaba de hacer, Tsunayoshi Sawada… También llorando.

Y todos se preguntarán… ¿Qué demonios está pasando?

Todo comenzó cuando a nuestro pequeño atún (dígase Tsuna), le dio hambre, así que bajó a la cocina a decirle a su madre que tenía hambre como todo buen niño de 5 años.

—Mamma? Tengo hambre—. Decía mientras le halaba la falda de manera desesperada a su madre.

— ¡Ara! ¡Tsu-kun! —dijo Nana— ¡Ahora mismo estaba a punto de llamarte! Dame unos minutos y llamo a Na-chan, ¿sí?— Dijo mientras veía el asentimiento de su hijo mayor. Mientras Tsuna se quedaba solito en la cocina, el hambre le consumía por dentro y no pudo evitar mirar el refrigerador y pensar…

—Mamma no se enojará conmigo si miro un poco, ¿cierto? ¡Es que Tsu-kun tiene mucha hambre!— Pensó mientras caminaba hacia el refrigerador con la esperanza de encontrar algo de comida.

Cuando abrió el refrigerador lo primero que vio fue un bonito y al parecer delicioso pastel de fresitas con vainilla que se le derretía ante sus ojos, se le hacía agua la boca que lo seducía con su seductora forma circular susurrándole un sabroso “Cómeme”.

Tsuna al parecer acató la orden y en ese momento… Entraron Nana y Natsu.

Y eso mis queridos/as lectores, nos lleva al principio.

— ¡Ese pastel lo compró Mamma para mí!— acusó Natsu— ¡Ese pedazo era sólo mío! ¡No tenías derecho a comértelo! ¡Además, ya te habías comido el tuyo!

—Yo… Lo sien… to… mucho… pero… ¡es que tenía mucha hambre! ¡Tsu-kun no pudo resistirlo!— Dijo Tsuna mientras lloraba e intentaba convencer a su hermano de que lo perdonara.

—Mis niños no se peleen, puedo comprar un pastel para cada uno más tarde—. Decía Nana, cual madre tratando de calmar un poco a sus hijos.

— ¡No!— gritó aún más Natsu— ¡Yo quería ese!— Se enojó más el que era dueño del pastel, ya que al parecer no sabía que existían más pasteles como ese en el mundo.

—…— Tsuna estaba en shock… No sabía qué decir, su hermano estaba molesto con él por lo que hizo. Y Nana se impacientaba cada vez más.

—Na-chan, tu hermano ya se disculpó por lo que hizo, así que discúlpate por gritarle—. Aquellas palabras sólo hicieron que Natsu se enojara más con él ya que esperaba que reprendieran a Tsuna por haberse comido el pastel.

Mientras Nana trataba de calmar a Natsu, Tsuna miraba a su hermanito (por 5 minutos) buscando algún rayo de esperanza para que lo perdonara, pero se sorprendió en demasía al escuchar semejantes palabras salir de su boca.

—¡¡¡TE ODIOOO!!!— Fueron las palabras que gritó Natsu luego de escuchar las palabras de su madre tratando de calmarlo, lo cual tuvo la reacción contraria.

— ¡Natsu! ¡No le grites esas palabras a tu hermano!— Regañó Nana, sorprendida de escuchar esas palabras en su hijo menor.

— ¡No debiste comerte mi pastel!— gritó— ¡¡TE ODIO!!— Gritó una vez más Natsu ignorando las palabras de su madre mientras se iba corriendo a su habitación, dejando a su hermano llorando en la cocina y a su madre quien no sabía qué hacer, si ir a regañar a su hijo menor o consolar a su hijo mayor, estaba en un dilema.

Sin embargo, tampoco sabía que una cuarta persona estaba observando la discusión, esa persona tenía pensado dar una sorpresa a su familia, traer alegría y felicidad con la llegada a su hogar lleno de las mismas emociones, pero… Sólo se encontró con odio, desesperación, angustia y anhelo de perdón en su preciado hogar, ahora…

¿Cómo resolvería esto?

Notas finales:

Gracias por leer


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