Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El sexto camino por yue-sama

[Reviews - 171]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

hola!!! que tal estan personitas? 

 

muchas gracias por sus rw, de verdad me motivan a seguir escribiendo, ya les conteste,

espero les guste

Sorato estaba desorientado, hace poco había llorado como nunca antes teniendo a Kai en sus brazos, sintiéndose muy mal, recordó que su villa estaba siendo consumida por un fuego embravecido y tanto Nozomi como Ai estaban fuera de su vista. Tenía que hallarlos y ver a su hermano.

 

 

Salió a tropezones de ahí, no sin antes dejar suavemente el cuerpo aun tibio de Kai. Parecía que las deidades no estaban conformes con tal devastación, ya que la lluvia comenzó a caer furiosamente, apagando de a poco el fuego que consumía las casas.

 

 

Sorato cayó al suelo arrodillado, sintiéndose empapar. Podía aun ver a la gente llorando y corriendo de un lado a otro, pero el sonido estaba distorsionado, veía todo como un autómata, y sentía el cuerpo pesado.

 

 

Estaba por volverse loco de tanta presión y sofoco.

 

 

Le dolía su vientre y sentía su celo en pleno apogeo, no tenía fuerzas en sus piernas y le dolía todo, pero aun así lloraba amargamente… Tantas pérdidas para nada. La lluvia mojaba su cara bañada en lágrimas y sufrimiento, se abrazó a sí mismo para no temblar de desesperación y seguir siendo el Omega fuerte que era.

 

 

Su estómago se revolvió al ver a pequeños niños calcinados, no pudo evitarlo, hecho todo lo que había comido en el suelo, su estómago se contrajo dolorosamente. Necesitaba a hallar a su hermano.

 

 

Levantó la cabeza y dejó que el agua limpiara su cara, mezclando y disolviendo toda la sangre que tenía sobre su cuerpo. Vio el cielo, donde se formaban más y más nubes negras, acompañadas de relámpagos que volvían a caer con fuerza, el sonido era estremecedor y por un momento pudo divisar a los shuras.

 

 

“Los gritos de los shuras tan fuertes como los truenos, almas hostiles sobre el cielo y peleando entre ellos, sin descanso y con rencor.”

 

 

Parecía que los mismísimos shuras estaban disgustados por todo esto, Sorato cayó de espaldas y divisó el casco de un samurái en las nubes, para ver después un fuerte trueno atravesarlo.

 

 

Definitivamente los shura estaban viendo toda esa desgracia, y gritaban como bárbaros.

 

--------------------------------------------------

 

 

Cuando las cenizas se asentaron después de la fuerte lluvia y el sol apenas comenzaba a salir, varios habían recogido a sus muertos y tratado de valorar los daños en sus casas, la tristeza que se veía en sus caras era tan lamentable.

 

 

Sorato abrió los ojos de golpe removiéndose en su cama, sudaba mucho y la humedad entre sus piernas le incomodaba, no le gustaba, nunca le había gustado el periodo de celo.

 

 

No reconoció en donde estaba, el celo lo tenía desorientado, solo recordaba haber cerrado los ojos bajo la lluvia. Por la puerta entro Ai con heridas que ya habían sido curadas y una inmensa tristeza en sus ojos.

 

 

—Y-yo —Sorato tartamudeó.

 

 

Ella negó y se sentó a su lado tocando suavemente su frente y besando su sien, Sorato no pudo evitar llorar de nuevo en sus brazos, sintiéndose un poco protegido. Ella lo arrulló lo mejor que pudo.

 

 

—Kaoru está bien Sora —dijo suave—. Lo cuidé muy bien.

 

 

Fue ahí que se dio cuenta de la humedad que caía por su cara, Ai también estaba llorando, se asustó de inmediato, ¿acaso le había pasado algo a Nozomi? Se separó de ella y limpió rápidamente su cara, odiándose por permitirse ser débil en momentos como esos.

 

 

—Nozomi… —ella negó.

 

 

—Trató de cuidarnos lo mejor que pudo y salió muy lastimado, pero… él me ama tanto que no podía dejarme.

 

 

—P-pero…

 

 

—Perdí a mi bebé —dijo suave, sollozando. Sorato tuvo que reprimir un jadeo—. Traté de cuidar a Kaoru, pero nos alcanzaron y y-yo apenas pude defenderme… Lo siento mucho Sora —lloró desgarrada.

 

 

Sorato se sintió muy mal, podía ver como Ai agarraba su vientre con tanto anhelo y dolor que se le partió más el corazón, no podía estar así, con su celo cuando la villa lo necesitaba tanto.

 

 

—Ai… por favor tráeme las hierbas.

 

 

—Pero…

 

 

—Tú me necesitas y estando en celo no puedo hacer nada… Por favor.

 

 

Ella asintió y se levantó con cuidado, tratando de no abrir ninguna herida en su frágil cuerpo, ahí noto que su pequeña amiga había sido valiente también, cuidando a Kaoru lo mejor que pudo, perdiendo un futuro muy feliz.

 

 

Cuando Ai llegó con el té, Sorato lo bebió de inmediato, esperando que ese sofocante calor bajara y la humedad en su entrada se fuera.

 

 

--------------------------------------------------

 

 

A la mañana siguiente su celo había parado, así que se levantó de la cama de un pequeño refugio que la villa tenía y donde la mayoría de heridos y la gente estaba, se encontraba apretados y era un poco alejado de la villa, pero era lo último que les quedaba.

 

 

Sorato se puso un hakama y ató su cabello en una cola, salió de ahí rápidamente verificando que todo estuviera en orden, si bien no era un Alfa o Beta, su padre había sido respetado y el único guerrero que quedaba era él.

 

 

Así que, si tenía que dar órdenes junto con Hayate, lo haría.

 

 

Notó como Nozomi estaba herido y Ai le cuidaba con mucho esmero y amor, Kaoru en cambio, estaba recluido en una esquina, apenas había hablado o dicho algo.

 

 

—Kaoru, ven —llamó Sorato.

 

 

El niño lo miró con miedo en sus ojos cafés, temeroso de dejar ese rincón que le daba confort, pero pareció moverse, así que cuando se acercó más, lo miró fijamente.

 

 

—Sé que estás asustado… pero todo mejorará, trato de protegerte, pero siento que te he fallado.

 

 

Kaoru agarró su mano y Sorato miró la pequeñez de su hermano, lo abrazó rápidamente, dándole suaves caricias que sabía que lo tranquilizarían, repartió besos por toda su cara y el niño por fin sonrió.

 

 

—Vendré en seguida, no salgas por favor.

 

 

El pequeño asintió frenéticamente y se volvió a sentar en su rincón, Sorato fue hacia la pequeña cocina tratando de hallar algo para Kaoru y sus amigos, sabía que había poca comida y reservas. Cuando halló un poco de arroz, lo llevó consigo y le dio una pequeña cantidad a su amiga para después ir con Kaoru.

 

 

Se sentó a su lado y le dio el pequeño plato con arroz, éste comenzó a comer rápidamente, sabía que debía estar hambriento, con todo lo que había pasado ya casi llevaba medio día sin comer —desde la cena hasta esa tarde—. Kaoru al ver a su hermano sentado, viendo hacia todas partes y apretando su ropa se detuvo y con sus pequeñas manos jaló la vestimenta de Sorato.

 

 

Le tendió el plato con arroz y lo vio sonreír dulcemente, pero sus bonitos ojos estaban inundados de una profunda tristeza y angustia, Sorato negó lentamente y lo incentivó a que siguiera comiendo, esta vez el pequeño lo hizo lentamente, estaba por cumplir 4 añitos.

 

 

Cuando Sorato verificó que su hermano comiera y estuviera a salvo se levantó de nuevo y les pidió a unas señoras que le cuidaran mientras el salía con Hayate para ver los daños de la villa, no importaba si él se moría de hambre, su prioridad siempre serían los demás y después ya podría ver que hacer consigo mismo.

 

 

—Tenemos que ver las infraestructuras, no llegaron al templo y ahí hay más personas refugiadas, además, si las casas no fueron totalmente consumidas podemos repararlas.

 

 

—También podríamos buscar comida, tenemos muy poca —dijo Sorato—. Necesitamos eso para mantenerlos, por lo menos estos días.

 

 

—Necesitamos estar ocultos mientras pasa todo este revuelo —Sorato afirmó.

 

 

—Bien, escuchen —dijo Sorato fuerte—. Dos de ustedes vayan a recoger lo que puedan de los campos y asegúrense de regresar a los refugios, repartan todo en la misma cantidad para ambos refugios.

 

 

Acataron la orden mientras los otros se iban con Sorato y Hayate hacia la villa, en busca de las armas que ahí se habían perdido. Cuando llegaron, los escombros fueron lo primero que divisaron, los daños eran terribles y llevaría tiempo volver a construir todas las casas que se habían perdido.

 

 

—Sepárense y busquen las armas.

 

 

No eran tontos, y se iban a defender con lo que fuera si volvían. Sorato comenzó a caminar hacia su casa rápidamente, encontrando las paredes chamuscadas y las ropas hechas cenizas, aun así, algunas cosas habían sobrevivido sin ser tocadas por el fuego, fue directo al cuarto donde tenía la armadura de su padre y agarró sus dos katanas, desde ese instante nunca las soltaría.

 

 

Se acercó al pequeño altar de sus padres y con dolor pudo ver como el retrato de su madre se había quemado hasta la mitad, estaba furioso.

 

 

Y ahí mismo, en frente de ese pequeño altar, se prometió nunca más ser débil.

 

 

Agarró su cola y con la filosa katana cortó su largo cabello dejándolo tirado y renunciando a la belleza física de un Omega, rebuscó entre los armarios de su padre y encontró la llave de su collar y lo quitó —renunciando a su lado Omega—, lo dejó en el suelo junto con su largo cabello, y salió a paso firme de ahí.

 

 

--------------------------------------------------

 

El camino de regreso era un poco más difícil, más aun, contando que anoche había llovido mucho y el lodo nos impidió seguir avanzando. Tuvimos que descansar en el bosque refugiándonos de la tormenta, todos parecían felices de regresar y ver a sus familias.

 

 

Yo simplemente estaba nervioso… ¿Qué pasaría cuando viera a Sorato?

 

 

Estaba seguro de que querría lanzarme contra él y besarlo como nunca antes, decirle que de verdad quería que fuera mi Omega. Hablar con Kai y seguir aprendiendo japonés… Había tantas cosas que hacer al regresar a Akinoyo que me ponía ansioso.

 

 

—Albert, descansa —dijo Kotaro con mirada seria.

 

 

—No puedo —confesé.

 

 

—No ves, Alfa cascarrabias, que el muchacho está nervioso por ver a su Omega —se burló Genpachi y Kotaro sonrió de lado.

 

 

—¿Y se supone que tú eres el Alfa?

 

 

—Basta —gruñí suavemente.

 

 

Ellos se largaron a reír y yo me quedé ahí, pensando y viendo las gotas de lluvia pasar atreves de los árboles como una suave llovizna.

 

 

***

 

Al día siguiente emprendimos el camino después de haber cazado algunos conejos para comer, sin embargo, sabía que algo no andaba bien y al parecer Yamamoto también lo notó y cuando al fin estuvimos más cerca y el primer torii estuvo a la vista, nuestras sospechas se confirmaron.

 

 

El torii antes rojo ahora estaba negro al ver sido quemado.

 

 

Se me apretó el estómago y escuché rugir a Yamamoto por primera vez, varios de los samuráis se quedaron quietos y las sonrisas que tenían antes, habían desparecido.

 

 

--------------------------------------------------

 

 

Sorato fue directo a la casa donde había dejado a Kai, ahora su cuerpo estaba pálido y frío, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, pero estaba vez ninguna cayó, fue directo al cuerpo y a pesar de su pequeña complexión y estatura, trató de levantarlo, pero solo logró arrastrarlo.

 

 

Necesitaba sacar el cuerpo de Kai, no se permitiría dejarlo ahí. Necesitaba ayuda, así que de mala gana salió de la casa y fue por alguno de los hombres que le acompañaban, pero un fuerte galope los alertó a todos y cada uno se escondió en los escombros de alguna casa, Sorato mordió fuertemente su labio, agarrando sus espadas.

 

 

Vio a Hayate darles armas a sus hombres, iban a dar resistencia de eso estaba seguro, no dejarían que avanzaran a más. Cuando los galopes se escucharon en la puerta de la villa, Sorato suspiró, escuchando cómo se detenían.

 

 

Le hizo una señal a Hayate para hacerle saber que iba a salir.

 

 

Este al principio negó, pero la insistencia de Sorato no podía ser negada, así que le dio una señal afirmativa y el pequeño Omega no dudo en salir de su escondite con espada en mano, listo para todo.

 

 

Estaba listo para dejar toda su furia en el campo de batalla, pero se sorprendió al ver a todos los samuráis ahí, viéndolo, el alivio lo invadió —aunque no lo demostró—. Habían vuelto.

 

 

Sorato silbó y los demás hombres salieron.

 

 

Envaino su katana y miró hacia las filas de los samuráis, notando una brillante cabellera amarilla que le hizo volver a sentirse sin Aire, así como la primera vez que lo había visto.

 

 

Pensó… pensó que nunca más lo vería. Aunque había pasado poco tiempo desde su partida, pensó que Albert nunca volvería a él, pero ahí estaba, el Alfa que le había roto el corazón.

 

 

--------------------------------------------------

 

 

Todo fue muy tétrico e iba de mal en peor, cuando galopamos con fuerza para llegar a la villa nos llevamos una terrible sorpresa.

 

 

Todo Akinoyo estaba en escombros y cenizas, pude ver como Yamamoto se tensaba y se llenaba de ira, alguien tan controlado como él.

 

 

Paramos los caballos y todos admiramos como las casas habían caído.

 

 

—Esto está mal —murmuró uno—. Todos están muertos.

 

 

—No puede ser —Genpachi se había quedado helado, y yo estaba a punto de hacerlo también.

 

 

¿Cómo es que había pasado esto? ¿¡Cómo diablos!? ¡Se habían aprovechado de que ningún guerrero estaba en la villa y la habían destruido! ¡¡Que mierda!!

 

 

Mi corazón estaba desbocado, los nervios que había tenido hace mucho se habían ido y ahora solo me quedaba el desconcierto, ¡Sorato! ¿¡Dónde demonios estaba Sorato!?

 

 

¿¡Todos habían muerto!?

 

 

¿Qué había pasado? ¡Maldición!

 

 

—Fuck —maldije—. ¡¡Fuck!!

 

 

Cuando íbamos a avanzar más, de entre los escombros salió un pequeño hombre y de inmediato lo reconocí, era Sorato, su cabello se había ido, su collar también y sus dulces ojos… habían sido consumidos por la rabia y opacados con el odio.

 

 

Portaba las dos katanas y al reconocernos las bajo, silbó y de entre los demás escombros salieron más hombres y eso pareció dar aliento a los samuráis de que sus familias estaban vivas.

 

 

Sorato vio hacia mí, pero su mirada era fría y conmocionada, dentro de eso había mucha tristeza.

 

 

¿Por qué demonios me fui?

Notas finales:

espero sus rw con ansias, ya saben eso me motiva a seguir, si tienen alguna duda por favor hacermela saber.

yo contestare.

INFORMACION:

Conocidos como Shura, estos espíritus enfurecidos son la reencarnación de los samuráis muertos en batalla, estos guerreros habitan entre las nubes esperando los momentos adecuados para estallar en cólera y empezar a pelear enloquecidamente.

A pesar de que como cualquier samurai son grandiosos peleadores los Shura han perdido el camino del guerrero, han abandonado para siempre el Zen, que invita a la meditación y se han convertido en horribles espíritus hechos del odio y la venganza que quema sus oscuros corazones.

shura (dar clik para ver)

nos vemos en la proxima.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).