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El sexto camino por yue-sama

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Notas del capitulo:

muchas gracias por todos los rw, ya los conteste!

me llega mucho sua mor asi me dan ganas de continuar.

sin mucho quedecir aqui el cap.

 

Los días habían pasado y con ello el camino se cerró gracias al invierno, tal como Yamamoto había dicho, los caminos se volverían abrir al final del invierno y hasta ese entonces Albert no saldría de ahí, por fortuna ahora todos le tenían cierta confianza al Alfa extranjero.

 

 

Cierto día, Albert se cansó de ver el entrenamiento de los samuráis y se acercó a donde estaban agarrando una katana de madera, Kotaro al verlo se había enfadado, ¿acaso no le había quedado claro hace tiempo que él no podía tomar las cosas como si fueran suyas? Estuvo a punto de golpearlo y alejarlo de ahí, todos los presentes sintieron la presión de ambos Alfas y temieron que terminara en una pelea, pero Kotaro se abstuvo de golpearlo al ver como Yamamoto daba un asentimiento de cabeza, dándole permiso para que le enseñara el arte de la espada al rubio, así que no le quedó más remedio que hacerle caso.

 

 

—Bien, para empezar estas mal parado —y para demostrar su punto lo empujó haciendo que cayera de culo para luego gruñir por el dolor—, tienes que aprender las formas básicas del kendo para poder ser un buen espadachín.

 

 

—¿Me enseñarás? —preguntó con ilusión, que trató de esconder con una cara de Alfa rudo.

 

 

—¿Crees que lo haría si tuviera otra opción? ¿Por gusto? —preguntó irritado al ver como los ojos grises habían brillado con emoción.

 

 

—¡¡Muchas gracias!!

 

 

—Levántate para comenzar.

 

 

Albert se levantó rápido, acomodando su cabello mientras agarraba nuevamente la espada. Vio a los samuráis retomar la práctica así que se puso en la misma postura. Kotaro comenzó a corregirlo con cierta suavidad, empezó enseñándole los primeros pasos, como tomar una buena postura para poder retener el equilibrio y atacar.

 

 

Cuando al fin terminaron tenía los brazos tullidos, eso solo le demostró cuan mal estaban en el ejército americano, había estado tan mal acostumbrado a usar pistolas y cañones que su experiencia con espadas era muy poca.

 

 

Limpió su sudor y fue buscar a Kai encontrándolo rápidamente, entonces como un niño pequeño se acercó.

 

 

—¡Kai! ¿Podemos comenzar?

 

 

—Sigues tan ansioso como antes ¿verdad?

 

 

—Sí —admitió con algo de pena.

 

 

—Bien, ahora aprenderás a preguntar ciertas cosas.

 

 

Y así comenzó su práctica de japonés, había puesto mucho esfuerzo tratando de aprender el idioma, con el paso de los días había notado que escuchaba ciertas palabras que se repetían constantemente en la villa, como nombres de comidas, así que él iba aprendiéndolas, sumándole a eso las clases de Kai.

 

 

Solo quería poder hablar con Sorato como se debía, sin nadie de por medio que les hiciera de traductor.

 

 

Se sentó en el suelo y puso atención a su maestro de turno

 

 

*

*

*

 

 

—¡¡¡Sorato!!! —la dulce voz de Ai lo sacó de sus pensamientos y fue abrir la puerta.

 

 

—Se supone que tienes que tocar la puerta —se burló.

 

 

—Para eso está mi hermosa voz…

 

 

—Has vivido engañada durante mucho tiempo.            

 

 

—¡Agh, pequeño demonio! —le pegó en la cabeza y Sorato se rió libremente—. Bueno, tengo que decirte algo.

 

 

—No me asustes… No tiene nada que ver conmigo, ¿cierto?… —cuando vio los ojos de su amiga supo que era algo realmente malo para él—. ¡No! ¡Nunca! ¡No haré nada de lo que me pidas!

 

 

—Perooo —hizo un pequeño puchero—, ¡ni siquiera sabes a qué vengo!

 

 

—Ya escuché ciertos rumores de que harán un festival hoy en la noche y sé que por ahí va tu petición.

 

 

—Bueno… De acuerdo, no te equivocas.

 

 

—¡No! ¡¡No lo haré!!

 

 

—¡Podrás vencer a la serpiente de Natsuki!

 

 

Y eso fue lo que necesito para obtener su atención, ¿qué tenía que ver Natsuki en eso? Miró a Ai, quién tenía una enorme sonrisa, y tuvo que darse por perdido.

 

 

—¿Qué es lo que quieres? —dijo derrotado.

 

 

—Siempre supe que querías vencer a Natsuki y verte tan bello como ella y me han pedido tocar el shamisen hoy, así que yo quiero una bella bailarina, pero no quiero ninguna geisha… entonces pensé en mi querido amigo de la infancia, el cual siempre ha soñado con poder bailar.

 

 

—Estás loca —dijo con las mejillas rojas al ser descubierto, ese había sido uno de sus secretos mejor guardados—. No lo haré.

 

 

—Te pondré más bello de lo que podrías imaginarte, ¡esa chica sentirá tanta envidia! ¡Todos babearán por ti y pedirán tu compañía!

 

 

—Solo quiero la compañía de uno —murmuró bajito.

 

 

—Ya lo sé —sonrió más tranquila—. ¡Te aseguro que ese Alfa rubio no aguantará y te robará un beso!

 

 

Las mejillas de Sorato explotaron y tuvo que desviar la mirada avergonzado.

 

 

—No ha empezado el cortejo…

 

 

—¿¡Y eso qué!? ¿Acaso no quieres sentir los suaves labios de tu Alfa? Es hermoso —dijo ella recordando la experiencia propia, pero Sorato negó—. ¿Por qué eres tan correcto?

 

 

—Mi madre me crió para ser un buen y respetado Omega, no uno con mala fama, nos enseñaron la cultura y como hay que tratar a las personas… No sé cómo se te pudieron olvidar esos principios básicos.

 

 

—Estoy feliz con mi relación, yo sé que se nos han enseñado que nuestra intimidad con nuestras parejas se mantiene a puertas cerradas, pero Sorato… Amar, no importa donde estés, es algo maravilloso. Deberías dejarte llevar un poco. Te toca ser feliz.

 

 

—Soy feliz —dijo.

 

 

—De verdad feliz —dijo seria.

 

 

Al oír eso quiso llorar, durante todo ese tiempo nadie se había preocupado por él o por algo tan simple como su felicidad, nadie le había preguntado cómo estaba, si se sentía bien o mal, o incluso si quería comer algo rico. Ahora era a él al que le tocaba hacerle esas preguntas a su hermano, preocuparse por él y darle todo lo que podía.

 

 

Se quiso encoger, su Omega quería llorar, pero consiguió sonreír apenas un poco, no quería preocupar a su amiga, así que asintió.

 

 

—Ahora ve por las cosas…

 

 

—¿Me estás diciendo que sí? ¿Vas a bailar para mí?

 

 

—No hagas que me arrepienta —dijo suavemente, así que Ai se paró de un salto saliendo rápidamente por la puerta.

 

 

Solo entonces Sorato se dejó caer al suelo tapando su cara, de verdad aparentaba ser el Omega más fuerte que la aldea tenía, pero a veces se sentía solo y se escabullía hacia el lago fantasmal para poder hablar con su padre.

 

 

Limpió rápidamente las lágrimas que cayeron libremente por su cara, siempre supo que estaba destinado a ser fuerte y nunca mostrar sus sentimientos, y así sería.

 

 

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Cuando la noche estaba punto de llegar Ai llegó casi corriendo, dejó todas las cajas que había traído y tan pronto como cerraron las puertas comenzó a desnudarlo.

 

 

—Espera, espera —estaba realmente apenado—. ¡¡No me veas desnudo!!

 

 

—¡Que escandalo! Tienes lo mismo que mi Alfa —dijo tranquila.

 

 

Le puso una suave bata de seda y sacó un kimono de una de las cajas, uno muy hermoso que provocó que al Omega casi se le cortara la respiración al ver tal belleza hecha completamente de seda.

 

 

—¿Eso es para mí? —Ai asintió feliz.

 

 

Era un kimono azul, con pequeñas esferas que parecían estrellas, a lo largo de todo el kimono, los hombros descubiertos y para completar, un hermoso obi dorado. El haneri de tono rojo, resaltaba junto con algunas pequeñas piezas más. Estaba fascinado, la cola también era dorada con algunos vuelos y los geta eran altos.

 

 

Se vistió con ayuda de Ai quien le acomodó el obi y le ayudó a ponerse los geta, entonces poco después vino el momento del maquillaje, Sorato se hincó en el suelo mientras Ai comenzaba a maquillarlo con suavidad, se estaba poniendo en manos de su amiga.

 

 

Cuando acabó al fin pudo verse, labios rojos, delineador de ojos rojo resaltando sus ojos claros y un tono de piel más claro. Pasaron al peinado rápidamente, desenredo su cabello para después agarrarlo en un tocado con una liga roja y unas cuantas flores.

 

 

Su cabello era la suficientemente largo y bonito para destacar solo, se miraba hermoso e irreconocible.

 

—Te dije que te iba a dejar hermoso —dijo orgullosa—, ahora Natsuki se morirá de la rabia al verte.

 

 —Me da pena salir así —confesó—. No me dejarás solo en ningún momento verdad.

 

 

—Verdad —asintió—, ahora iré afuera, me acomodaré y cuando escuches la música saldrás por esa puerta y harás lo tuyo.

 

 

Ai salió rápido mientras que él estaba a punto de comenzar a hiperventilar, estaba ansioso y asustado, ¿y si le salía mal? Él nunca había bailado frente a nadie. Agarró el abanico muy fuerte en sus manos y se arregló el largo y hermoso kimono.

 

 

Cuando escuchó la suave música del shamisen supo que tenía que salir, estuvo a punto de retractarse, pero él era valiente así que abrió su puerta y todas las miradas se fijaron en el rápidamente.

 

 

¡Oh diablos!

 

 

Avanzó lentamente hasta tocar el suelo, comenzando a mover su abanico suavemente según la música, sus pasos eran firmes y calculados, una danza muy fina.

 

 

Su kimono se arrastraba según sus movimientos, dándole la apariencia de flotar. Nadie habló, todos se quedaron callados al verlo, se sentía especial, a lo lejos pudo ver como Natsuki se mordía los labios rojos y lo miraba furiosa al haberle quitado la atención de todos.

 

 

Quiso sonreír, pero se contuvo, siguió con las miradas sutiles y notó a su Alfa, quien estaba pegado a Yamamoto como la primera vez, y notó que este simplemente no podía dejar de verlo, sus ojos quemaban en su piel, ardiendo en tonos grises puros.

 

 

Estuvo a punto de perder la línea de la música, pero se concentró. Ai estaba muy contenta y él se sentía realmente especial.

 

 

Cuando todo acabó, se oyeron los aplausos embelesados de todos y Sorato sonrió tras el abanico que tapaba la mitad de su cara, pero solo pudo ver a una persona, Albert.

 

 

Poco a poco el festival continuó, él se sentó para poder comer, Nozomi había estado cuidando de Kaoru mientras Ai y él hacían el espectáculo así que ahora comían los cuatro juntos, sonriendo y hablando de estupideces.

 

 

Y tampoco pudo evitar varias propuestas de algunos alfas y betas que querían su compañía-pero él no era una geisha- así que se negaba sutilmente.

 

 

Entrada la noche, pudo escuchar los tambores de kabuki y todo el mundo se emocionó.

 

 

—Vayan, ya los alcanzo —dijo Sorato, solo quería terminar su té tranquilo. Nozomi y Ai le hicieron caso y se fueron con su hermanito en brazos.

 

 

Cuando sintió un fuerte tirón en su pelo botó su té y se zafó como pudo para ver a Natsuki mirándolo de arriba hacia abajo con una mirada fulminante.

 

 

—¿Qué quieres? —preguntó Sorato.

 

 

—Saber porqué alguien como tú, que ni me llegas a los talones, tiene un kimono tan hermoso… ¿Acaso le mamaste la polla a algún buen Alfa adinerado? De ti lo imagino.

 

 

Sorato se sintió mal, ¿cómo podía decir eso?

 

 

—Sucede que no todos somos como tú —contraatacó.

 

 

La Beta perdió la cabeza y estuvo a punto de golpearlo, pero no lo hizo, se conformó con darle una mirada despectiva.

 

 

—Nunca te vas aparecer a mí — sonrió—, ni con tanto maquillaje puedes cubrir la fealdad.

 

 

Y así sin más se fue, con su caminar altivo, dejando a Sorato con un gran nudo en la garganta. No iba a llorar por eso, claro que no, pero había dolido.

 

 

Cuando estuvo a punto de irse sintió una mano tomar su brazo y se sobresaltó, volteó y se encontró con Albert, inmediatamente se puso nervioso.

 

 

Su Alfa se acercó a su cuello y lo olió, haciéndolo estremecer, comenzaron a caminar hasta que la espalda de Sorato se topó con la pared y no hubo para donde huir, las grandes manos de Albert tomaron sus caderas y sintió el beso húmedo en su cuello, en una parte que el collar no cubría.

 

 

—Anatawa utsukushīdesu (Eres hermoso).

 

 

Sorato se sonrojó, lo miró a los ojos y se perdió en la bruma de la pasión, sus respiraciones se volvieron pesadas y se acercaron hasta juntar sus frentes.

 

 

—Watashi ni kisushimasuka? (¿Quieres besarme?).

 

 

No podía creer que esas palabras habían salido de sus labios así que se sonrojó cuando cayó en cuenta de que Albert si le había entendido y que se acercaba a sus labios rápidamente, poniéndolos en un suave contacto, apenas un roce con el que Sorato se sintió desfallecer, pero cuando escucharon un ruido se separaron rápidamente sin poder disfrutar ni un poco del beso, Albert divisó a unos hombres completamente de negro llevando armas, y vio que uno apuntaba hacia Yamamoto, por lo que brincó gruñendo.

 

 

Se alejó de Sorato y corrió hacia Yamamoto.

 

 

—¡Nos atacan! —gritó Albert alertando a todos.

 

 

Yamamoto pudo esquivar la flecha que iba directo hacia él y todos comenzaron a protegerlo, si Yamamoto moría, ya no habría líder para la revolución. Comenzó una batalla en la que los samuráis peleaban y la gente de la villa salía corriendo asustada, Yamamoto fue llevado a una casa para protegerlo, y Albert pudo respirar mejor, pero cuando buscó a su Omega este ya no estaba.

 

 

—¡¡Sorato!! —gritó.

 

 

Cuando al fin lo encontró, lo vio ir hacia sus amigos, que eran acorralados por ninjas, Sorato agarró una katana de verdad y fue directo hacia los ninjas peleando con fiereza para poder defender lo que era suyo.

 

 

Albert corrió hacia él para poder ayudarlo, pero lo retuvieron y lo último que pudo ver fue como jalaban con fuerza a su Omega tirándolo al suelo.

 

 

—¡¡¡Suéltenlo!!!

Notas finales:

espero sus rw con ansias, para saber si lo estoy haciendo bien.

si hay dudas porfavor preguntar. las quiero mucho!!

dar clik para ver.

haneri

kabuki

kimono de sorato

otra vista del kimono 

 

nos vemos a la proxima.


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