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Humano corazón por ItaDei_SasuNaru fan

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Notas del fanfic:

 


Basado en el anime. Aún no me he actualizado con el manga ( ^^U ). Esto fue escrito el 5 de enero del 2016.

Notas del capitulo:

 


Para Constanza. Para siempre.


 

 

Humano corazón.

 

 

Única y exclusivamente cuando Genos tomó un huevo del refrigerador para dibujar un rostro caricaturizado, muy similar al de su sensei, fue cuando se percató de que estaba cayendo en un abismo sin fondo, quizás para perderse en él para siempre, a causa un sentimiento que creía consumido por el pasado.

Como existencia, se consideraba un ser de destrucción, capaz de aniquilar cualquier cosa que se dignara a moverse con el objetivo de entorpecer los planes de su venganza. Sin vacilar, sin mirar atrás y sin embargo, en aquella tarde fresca, mientras Saitama realizaba las compras de la comida de la semana, Genos estaba de cuclillas en la improvisada sala, sujetando un huevo con suprema delicadeza, dispuesto a hacer la cosa más ridícula que alguna vez hubiera imaginado.

El concepto de humanidad le era confuso; después de tantos años de modificación y actualizaciones a su cuerpo, la ingeniera de su alma también se fue transformando. “Demonio cyborg” era la frase que muchos habían utilizado para referirse a él, hasta el punto de emplearla él mismo y casi creer en ella.

No iba a engañarse y pretender que su actitud no había sido excesivamente despiadada en más de alguna ocasión, contra un enemigo que bien pudo o no ofrecerle información acerca del asesino de sus padres. Se convenció de que era lo justo y necesario, se prometió no encontrar descanso hasta cumplir la meta de vengarse a cualquier costo, buscando cualquier medio a su alcance para convertirse en una fortaleza imparable, destruyendo partes de sí mismo que consideraba debilidades. Y no obstante…

Después de varios meses bajo el tutelaje de Saitama, gracias a momentos como aquel, mientras el crepúsculo y el silencio le hacían de consejeros, Genos cayó en la cuenta de que había sido sentenciado a la peor de las condenas. Lo más terrible, es que este encadenamiento inesperado de emociones que le inspiraba su autoimpuesto maestro, le reservó un mayor despecho, porque desde entonces mora en su corazón el doble sentimiento de felicidad ganada y de un dolor perpetuo que le atormenta sin tregua.

Jamás imaginó que podía llegar a enamorarse de su sensei. Ni con toda su lógica ni con todas sus habilidades visualizó un futuro en el cual un sentimiento de semejante magnitud aflorara en su mente, al punto de cambiarlo tan sutil pero firmemente.

—Sensei… —murmuró mirando el huevo, tan quedito que de no ser por su oído biónico, no se habría escuchado.

Se detuvo a mitad de la segunda palabra y echó una ojeada a la puerta del pequeño apartamento, creyendo haber oído algo.

Continuó observando el diminuto y frágil rostro, casi cómico, que descansaba en la palma de su mano, reflexionando tan profundamente que no podía hablar. Contó los pocos meses que llevaba viviendo con Saitama, pero en la relatividad del tiempo, bien podrían haber sido décadas. En una época de su vida que se sentía hace eones, no le habría importado en lo más mínimo el perder la suave máscara de piel sintética que formaba su rostro; después de todo, no tenía motivos para esconder lo que realmente habitaba bajo la sólida armazón metálica.

Pero ahora su mayor anhelo era ser aceptado por el hombre que llamaba su sensei. Y para ello, poco a poco y sin proponérselo, había cambiado su manera de ver el mundo, había creado un puente entre las barreras que lo aislaban del mundo y sus horrores… había deseado volver a tener un corazón humano.

—Sensei… y-yo… yo te amo… —susurró al huevo, que le sonreía relajado y comprensible, de una cómica y extraña manera.

Genos se cubrió de un furioso sonrojo –tan intenso como el atardecer que se contemplaba por la ventana–, y se maldijo por eso. Pasó una mano por su rostro y en medio de una sarta de gruñidos ininteligibles, se dirigió a la cocina para abrir el grifo y lavar la superficie del pequeño objeto, que era ignorante del caos emocional del cyborg. El rubio le pasó un paño para secarlo y lo devolvió a su lugar en la alacena.

Estaba molesto por su patético ensayo de declaración pero contuvo un suspiro y regresó a la sala para tomar su cuaderno de apuntes y redactar un apropiado discurso que expresara adecuadamente sus sentimientos. Luego haría un resumen de veinte palabras o menos.

El único consuelo que obtuvo de aquel embarazoso experimento, era que Saitama jamás sabría de ello.

Para la mala suerte de Genos, el susodicho había regresado rápidamente del mandado porque las ofertas de su tienda favorita ya habían terminado y no se vio en la necesidad de hacer cola para salir. Para la buena suerte de Genos, Saitama había presenciado el curioso experimento. Y pensaba hacer algo al respecto.

 

 

Notas finales:

Toda crítica que quieran hacerme será muy bien recibida, se los prometo. No me enojo y lo recompensaré mejorando.

Ha sido un placer servirles~


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