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Te tardaste por Reiga

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Notas del fanfic:

Hola!! De nuevo por aquí y con algo más elaborado de mis dos amores!!  Los amo y espero hayan más personitas amantes del Yuyuu. Ambos Yuris merecen todo el amor del mundo!!

Espero lo disfruten! <3 

Los personajes no me pertenecen TwT

 


 


~*~


 


Suspiraba mirando el paisaje tranquilizador de la playa, por fin podría tomarse un  largo y merecido descanso. Notaba el cabello más largo de lo normal, el viento lo movía haciéndolo pasar por delante de sus ojos. Pero debido a la protección que le brindaban sus anteojos no le molestaba.


—Aquí estas Yuuri—volteo mirando a la chica que últimamente ha estado presente en su vida. Como habia crecido, de ser un repollito pequeño y espantoso ahora era una digna mujer de 15  primaveras, la pequeña que habia visto crecer era toda una damita. Su cuerpo habia madurado, curvas delineadas, ni poco ni mucho una lindura para cualquiera al igual que sus hermanas. Su cabello era largo y castaño, su vos era fina, coqueta y juguetona, pero tan dulce cuando quería.


—Mi entrenador me abandono a mitad de la celebración ¿Cómo debería tomar aquello?


—Lo lamento Axel, quería tomar un poco de aire, ¿sabes lo orgulloso que estoy de ti?


—Lo se Yuuri, ¿Estarás conmigo la siguiente temporada?


—Claro que si iremos por el Oro, la Plata no es para ti —Le dijo haciéndola sonreír.


La chica vio al mayor mirando el mar, y muy  a lo lejos el sol ocultándose, cada vez viéndose menos de él. Noto como su mirada caía con el atardecer.


—¿A quien te recuerda la vista?


—Yurio — contestó sin realmente procesar el nombre que su boca pronunciaba, enseguida miro a la atrevida chica y se sonrojo al ver esa sonrisa de oreja a oreja que tenía. Era una tramposa y lo habia pillado con la guardia baja —quiero decir…


—Lo sabemos no tienes que ocultarlo — Yuuri vio a su lado y ahora era Loop y Lutz quienes también estaban a su lado.


—Lo que no entendemos es porque si ambos se gustan no están juntos — dijo la chica de ambas coletas


—Él es me…


—No me vengas con eso, ya tiene 23


Si tenían  razón, pero Yuuri sabía que si ese pequeño de carácter horrible crecía él también lo hacía, la diferencia siempre seria la misma, por esa misma y sencilla razón lo habia rechazado hace cinco años. Y creyó de alguna manera haberlo superado, si no fuera porque su pequeño tormento. Habia vuelto a poner su pequeño mundo patas arriba hace seis meses.


Habían acordado ser solo amigos y creyó que eso hacían pero no, yurio le habia dejado claro que el solo estaba esperando, esperando a que Yuuri por fin hubiera podido tomarlo enserio.


Pero lo único que habia recibido fue un segundo y aún más doloroso rechazo.


—Eres demasiado correcto — esa fue su pupila.


—Yo diría demasiado cobarde—Loop fue más directa.


—Y malo, le dijiste que no sentías lo mismo, cuando te estas muriendo cada día por estar con él.


—Que podía decirle… tampoco es como si pudiéramos tener una relación él vive en Rusia y yo…


—¿Estas admitiendo entonces que lo amas? — dijo entusiasmada Lutz.


—Saben que si —dijo limpiándose una lagrimita que escapaba de sus ojos


—¿A quién?


—¿Cómo que a quién? A yurio a quien más, desde que lo conozco he estado enamorado de él… ¿¡saben que!?  Me voy, necesito dormir.


Estaba molesto y les tenía suficiente confianza a esas niñas como para demostrárselo y no aguantarse. Sabía que habia actuado mal, sabía que tenía más razones para rechazar a yurio, sabía que todas ellas radicaban en su cobardía y en su poca confianza.


Se arrepentía, su hubiera sabido que al  rechazarlo nuevamente hace seis meses vería ese rostro que amaba tan triste y dolido no lo hubiera hecho, si hubiera sabido que el que él le dijera que se rendiría y no lo molestaría más le dolería tanto no habría dicho jamás que no lo amaba.


Jamás le habría mentido.


Dolía darse cuenta que no habia cambiado en absoluto a pesar de su época de oro con Victor nada habia cambiado, aun terminaba corriendo con su madre y acurrucándose en su almohada.


El mismo Victor habia ido exclusivamente a Japón a decirle un montón de cosas ciertas.


—¡Maldición! —gritó frustrado y más que enojado consigo mismo, sus pies lo llevaron de vuelta a  ese trio de niñas, que a sus quince años en cuanto a  madures le llevaban mucha ventaja.


Las tres miraron sorprendida ese rostro lloroso e  irritado por su propio llanto, sonrieron, Yuuri si habia cambiado solo necesitaba el valor para demostrarlo.


—Iré a verlo… creen que el…


—¡Claro que sí! — respondió la chica de rosado acercándose a él y besando su mejilla


—Apuesto a por ello — dijo ahora la que vestía de morado y esos cachitos que no abandonaba a pesar de los años.


 


—Claro que si Yuuri, te ha amado durante mucho tiempo, dudo que en estos seis meses se le haya olvidado.


Sonrió. Axel le miraba con cariño mientras con sus manos tomaba sus mejillas.


—¡Ahora iremos por un corte de cabello  no iras con ese pelo de vago.


—También ropa, ese suéter bien podría ser de mi abuelito


—Vas a quedar irresistible para esa fiera


—¡¡¡¡ehhh!!!


 


~*~


 


Mila miraba a su amigo, hace meses que estaba extraño, su mal humor podía notarse a leguas de distancia pero aun así los años le habían sentado bien y ya no explotaba, se guardaba las cosas y sus gritos si podía hacerlo.


Su apariencia también habia cambiado, demasiado. Ya  no era ese niño flaquito y pequeño. Su porte habia alcanzado el metro ochenta y cinco y su cuerpo habia adquirido más musculatura, que aunque seguía siendo fina era mas imponente.Su cabello seguía largo hasta su cuello y con el mismo cubriendo una de sus gemas Verde azules.


Al verlo tan deprimido ni ganas tenia de querer molestarlo.


—La temporada termino — dijo la chica acercándose a Yuri —con Sara iremos de compras por que no vienes con nosotros y te distraes un poco.


Iba a rechazarla, sus días residían en ir a practicar y luego a su casa, con su abuelo o estar solo por ahí, pero la idea de ir por un poco de ropa se le hiso llamativa.


Ahora lo agradecía se notaba claramente que ir de compras le habia hecho bien, sobre todo porque habia encontrado una de esas chaquetas negras con diseños que tanto amaba.


Iba tranquilamente por las calles de Rusia hasta que su mirada se topó con alguien que lo detuvo al instante, muy lejos podía ver a un chico de cabello negro y lentes inconfundibles. Cerró los ojos una y otra vez, está bien, lo echaba de menos pero jamás había tenido esa clase de alucinaciones.


Su Yuuri no podía estar en Rusia. Sus pies lo llevaron hasta el, llevaba una mochila y una maleta, lo podía notar. El katsudon estaba perdido, la señal era clara al ver como miraba un pedazo de papel y luego las señales en las calles.


La pregunta de ¿qué estaba haciendo ahí? paso por su mente.


—¡Ey! ¿Qué estás haciendo?


Yuuri sudo frio al reconocer esa fuerte vos que habia madurado y le hacía sentir nervioso desde la punta de sus cabellos a la punta de sus pies.


Al darse vuelta, su corazón palpito.


—Yu… Yuri.


—¿Que estas haciendo aquí? —su tono era serio, frio y duro. Y Yuuri lo resintió.


—Vine… vine por…


Yurio lo miraba con detalle, desde que lo concia Yuuri no habia cambiado en absoluto, seguía luciendo joven e ingenuo. Actitud de la que se habia enamorado, eran tan diferente a él que al principio habia disfrazado su aprecio por un genuino odio que creía tener.


—Quería hablar contigo — dijo dejando su nerviosismo de lado mirándolo con suplica, yurio estaba en todo su derecho a rechazarlo como creía que lo haría, pero tenía la esperanza de que al menos escuchara lo que tenía que decir.


—¿De qué? —Dios ni siquiera sabía cómo estaba ocultando lo que en verdad sentía. Estaba feliz, si lo estaba buscado  algo debía significar.


—Bueno… ya sabes… —Estaba sonrojado y se avergonzaba así mismo de que a su edad el estuviera actuando de esa manera.


—¿Que estabas buscando ahora?


—eh— miro el papel que yacía en sus manos. —ah, es la dirección de Victor, se suponía que vendría a buscarme pero me aviso de que no podría, como se cambió de dirección no sé dónde queda y me perdí.


Esa información lo molesto y se dignó en demostrarlo en su cara, la misma que estaba acuchillando al cerdito enfrente.


El japonés enseguida sintió que habia metido la pata. Bien tenía el conocimiento  del odio que tenía a la relación que mantenía con Victor.


—Quédate en un hotel —ordenó molesto, sorprendiéndose a sí mismo y al pelinegro que estaba apunto de decir lo mismo —Quiero decir…


—Mmm… sí, lo hare.  ¿Me ayudas a buscar uno?


Doble sorpresa, pero  aun así asintió conmovido por darle en el gusto. “¿Es que acaso por fin estaba tomando en consideración sus sentimientos?”


 Caminaron en silencio hasta llegar a un hotel conocido por el Ruso, algo tranquilo y de bajo perfil, donde podrían tener algo de privacidad, después de todo eran algo conocidos.


—Es bonito, se ve bastante acogedor — decía quitándose la chaqueta. Yurio reparo en sus ropas, esa camisa cuadrille por sobre una polera negra le sentaba muy bien, y unos jens que apretaban su redondo trasero. No recordaba que se vistiera de esa manera. Su cabello  también estaba algo más corto a como lo recordaba.


—¿Cuánto tiempo tienes planeado quedarte?


—Eso depende…


—¿De qué?


—¿Tienes planes para mañana? —le cambio el tema.


—No, pero no me esperare hasta mañana — se acercó a el acorralándolo contra la pared —Lo que hayas venido a decirme, hazlo ahora.


Yuuri levanto la vista para mirarlo directamente a los ojos. Sus manos fueron a su rostro y con una de sus manos aparto su cabello para verlo bien. Sabía que Yurio no se esperaría hasta mañana.


Necesitaba ordenar sus ideas. Recordar todo lo que habia venido a decirle.


—Yuuri —dijo su nombre el rubio haciendo que se estremeciera, no habia sido un insulto de los cuales ya estaba acostumbrado.


—Quería pedirte perdón… por todo lo que dije la ves pasada, menti cuando dije que no sentía nada por ti. Tampoco tenía a derecho a desacreditar tus sentimientos solo por ser más joven que yo. Pero es algo que realmente me pesa —el pelinegro lo vio nuevamente notando que no habia expresión en los ojos del rubio y le dolió. Ya era tarde. Aparto sus manos de sus cuerpo y bajo la mirada—Se que, quizás ahora no vale nada, pero tenía que decírtelo. Lo… lo lamento mucho.


Yurio le miraba y se sorprendió cuando ese cuerpo más pequeño que el ahora, comenzaba a tiritar, podía escuchar sus sollozos intentando reprimirlos y vio claramente como gotitas caían yendo a parar al suelo. Tomo sus mejillas y le obligó al levantar el rostro. Lloro con aun más intensidad.


—Te tardaste maldito katsudon


—¿Eh? — no tuvo tiempo para otra reacción los labios de yurio tocaban los suyos por tercera vez. Nuevamente podía sentir ese suave y cálido tacto. Un beso que al igual que las veces anteriores lo llevaba al delirio.


Cerro los ojos y gimió despacio al sentir esas manos ceñirse en sus cintura, con valor llevo sus brazos y los paso por sus hombros. Acto mismo que provoco que yurio lo apresara aún más contra la pared.


Con algo de inexperiencia, pero decisión el rubio abrió su boca, quería profundizar ese beso. Ambos se dejaron llevar por el momento. Sus labios se movían lentos sobre los otros. Fue Yuuri quien saco su lengua para adentrarla en la boca del mayor en altura. Recibiendo como respuesta enseguida el encuentro de ambas lenguas revoloteando alrededor de la contraria.


Se fueron separando de apoco, yurio le miro y sonrió al ver ese bello sonrojo que adoraba las mejillas de su cerdo amado.


—¿Puedo quedarme? — Quiso reírse al ver que mutaba aun tomate. Su rostro de puso rojo en un segundo y tembló tratando de decir algo que no se entendía. —Solo quiero quedarme, estar contigo, esto parece mentira y no quiero separarme de ti.


A Yuuri eso le enterneció, y suponía que no habría nada de malo en que se quedara con él. Después de todo no se veían desde hace seis meses. Y por lo que su gran cabezota podía entender ahora eran pareja ¿o algo así? Como preguntarlo sin morderse la lengua era lo que pensaba el mayor. Asintió.


Quien diría que ahora estaría de esa manera con ese chico que le habia aterrado cuando tenía 15 y el 23. Habían pasado varios años luego de eso  y aun así seguía aterrándole pero de diferentes maneras y por otras razones.


Habían pasado unas horas y Yuri ya le había avisado a su abuelo que no llegaría. “Juégatela hijo” fueron las palabras de su abuelo al decirle que su Yuuri japonés estaba en Rusia. Ahora podía decir que tenía la felicidad completa, El amor de su vida estaba durmiendo a su lado y tenía el apoyo de su confidente incondicional.


Dejo el celular a un lado y se acomodó más  cerca de su cuerpo, era tan pequeño tan frágil para él. El pensar que hace un tiempo Yuuri lo sobrepasaba en altura le hacía querer reír. Dejo un beso en su frente y lo acompaño en su sueño.


 


A la mañana siguiente el pelinegro despertó por el sonido de la puerta, sus ojos pestañeaban notando la agradable realidad con la que se encontraba, yurio lo abrasaba. Sus ojos que se encontraban cerrados y su respiración era tan tranquila que no quiso despertarlo por lo que se levantó despacio.


Un rico desayuno le fue entregado, el mismo que ahora estaba a su lado en una pequeña mesita, el sol ya se podía apreciar por la ventana, sin duda un muy bonita vista, Rusia es un país bello.


Un bostezo llamo su atención.


—¿Porque no me levantaste? —preguntó el rubio sentándose a su lado y dando un beso en su mejilla provocando un simpático pero no exagerado sonrojo.


—Yurio… ¿Qué somos… que somos ahora? —no podía seguir con la duda.


El rubio le miro con ternura, pues el katsudon parecía querer encontrar la respuesta en el pedazo de pan que estaba  en la mesa.


—Pareja supongo…


Aquello decepciono a su pelinegro y lo vio en su rostro.


—Acabo de dormir contigo justo después de haberte besado, creo que es obvio que ahora somos pareja. Katsuki Yuuri es mío ahora — dijo tomando sus manos — Pero si quieres que sea más directo lo hare ¿quieres ser mi…


Yuuri le tapó la boca con la propia.


—Está bien con eso.


El rubio sonrió y comió lo que habia, disfrutando de la dulce compañía.


—¿Cuánto tiempo tienes pensado quedarte?


Yuuri reparo en que su pequeño comía tranquilo pero su otra mano habia pasado por sus hombros y acariciaba su cabello. Se sintió cómodo y agradable.


—Estoy de vacaciones así que será un tiempo largo, a no ser que quieras que te deje luego.


—Claro que no —lo abraso.


Yuuri sonrió y se acomodó de espaldas entre las piernas del rubio. Sí, era una colegiala y aun peor… una enamorada pero no importaba, ya mucho se habia reprimido.


—Yuri tengamos una cita— dijo con entusiasmo.


—¿Una cita?—preguntó con cierto pánico


—Sí, ¿acaso no quieres?


El rubio podía  haber jurado que ese fue un tono coqueto, apretó sus cachetes por eso.


—Está bien, me iré ahora, te llamare cuando venga a buscarte.


Con un beso casto en los labios se despidió, dejando a un desconcertado pelinegro.


 


~*~


 


Por otro lado yurio efectivamente  habia salido corriendo, la idea de la primera cita era grandiosa, pero jamás se habia imaginado en una, ¿qué rayos debía hacer en una cita?.


“Mila” Su amiga debía saber y al fin de algo le podría servir.


Cuando llego al departamento de la pelirroja, no se extrañó al verla con una polera y para abajo unas pantaletas de encaje, menos aún le extraño entrar y encontrarse con Sara en las mismas condiciones en el living.


—Se puede saber Yuri. ¿Porque están tan temprano molestándome?


—Necesito su ayuda… — después de eso ambas chicas le dieron su completa atención, pasando por varias expresiones a medida que el rubio le contaba todo lo sucedido.


—Yuri, no sabes cuánto me alegra al fin puedan estar juntos —dijo su amiga abrasándolo, pues bien sabia ella todo lo que habia sufrido.


—Yo también. Pero vamos no tienes que asustarte tanto por una simple cita, puedes llevarlo a cualquiera parte y ya…


—No es tan sencillo Sara, los japoneses son bastantes tradicionales. Y Yuuri, bueno es especial, hasta que lo conocí el jamás habia tenido una novia, sé por Victor que mientras estuvo con él tampoco la tuvo, cuando me pregunto lo de la cita enserio se notaba entusiasmado.. Quiero que sea algo lindo para él.


Las chicas estaban que no lo creían, menos sabiendo la edad que tenía el japonés, aunque recordando al chico y lo puro que era, era de suponerse que no se dedicó mucho a buscar pareja, más aun sabiendo que se habia enamorado de alguien. No, Yuuri no era de los que traicionaba  sus propios sentimientos estando con otra persona, ni siquiera para tratar de olvidar.


—Esto es serio, Mila busca que películas están en el cine — dijo la morena, yendo ella también por su laptop.


Yuri se sentó en frente mirando como las dos se sentaban y miraban atentas sus computadores.


—Bueno la verdad no tengo idea de que películas le gustan pero puedes proponérselo, aunque a veces es mejor solo llevarlo, la actitud es la que cuenta — decía Sara, viendo la  cartelera.


—Quizá también a la tarde podrías llevarlo a comer, aunque nose no me los imagino en un restaurante cinco estrellas— dijo Mila


—Mmm la cena para el atardecer me llama la atención, pero  no necesariamente tiene que ser en algún restaurante ¿que dices?


—Me lees la mente amor.


Así paso la  mañana, Yuri ya tenía los pasos a seguir. Fue a su casa y se ducho yendo también por su auto. Se aseguraría de darle a su novio una muy buena primera cita.


Cuando fue a buscarlo se sorprendió de verlo, ese chico era un auténtico fraude, y estaba seguro de que aquello era solo una cualidad japonesa. Se veía joven, unos jens oscuros una camisa que sobresalía debajo de un suéter verde marino se veía adorable.


El primer lugar seria el cine. Y como lo esperaba no habia salido mal y habia notado  que el mayor lo habia disfrutado. Habia casi sudado, y estaba seguro de haberse perdido algo importante de la película por culpa de sus peleas internas.


 El rubio quiso abrasarlo, pasar su brazo por su hombro y acercarlo a el pero no tuvo ese valor, luego opto por solo darle la mano, algo que tampoco pudo ya que cuando al fin se decidió hacerlo, Yuuri habia quitado su mano para tomar de su bebida.


Su ser interior lloraba por no hacer nada de lo que hubiera querido mientras él y su katsudon veían una película. Mas sin embrago Yuuri cuando se terminó sus palomitas, levanto el separador y apoyó su cabeza en el hombro de su novio.


Aquello le lleno de alegría así  que de manera autómata tomo su mano y entrelazó sus dedos para  ver el final de la película, que se notaba un tanto emotiva pero no tenía idea de porqué.


El segundo  Para sorpresa de yurio fue un parque de diversiones. Cuando iban pasando, Yuuri lo vio y no evito expresar su felicidad ante la idea de visitar uno. Y no era que nunca lo hubiese hecho. Pero esta vez estaba con yurio eso lo cambiaba todo.


Reconocía que el mismo lo estaba disfrutando, la última vez que piso uno fue con su abuelo cuando era pequeño.


Vio como Yuuri corría hacia un pequeño puestecito y comparaba dos helados, le dio a elegir entre ambos, pero noto en su rostro que el quería el de chocolate así que se lo dejo.


Lo tercero fue un acuario, aquello también era de gusto personal, así que habia pensado que sería un buen lugar para llevar a su cerdito.


—Yurio no hay nadie, ¿está seguro de que está abierto? — preguntó un tanto preocupado al ver que el inmenso lugar estaba desolado. Ni un alma aparte de ellos estaba ahí.


—Para lo demás no, para nosotros sí.


—¿Que quieres decir?


—Privilegios de ser conocido y con dinero, ven aquí — tomo su mano y tiro de él, lo dio vuelta y tapo sus ojos con sus manos— confía en mi, quiero que veas esto


—Aquí — dijo retirando sus manos, pero Yuuri seguía viendo nada solo oscuridad llegaba a sus ojos.


Hasta que la Luz fue haciéndose presente, estaban en el túnel, podía ver claramente el agua sobre él, colores entre azul y verde marino llegaron asus ojos, la visión era tan cegadora como cálida al ver pasar muchos peces de diferentes tamaños y formas.


Sus ojos se aguaron y se volteo para abrazar al rubio que se habia esmerado en darle una sorpresa de ese tamaño, en su corazón ya no caía mas felicidad y lo demostraba dejando salir lágrimas.


—Yo… me enamore de ti, por favor perdóname… las cosas que dije la vez anterior… Yuri yo…


De nuevo era detenido por un beso lento pero no casto, su lengua se introdujo en su boca sin reparos. Y degusto de ella sin vergüenzas. No tenía nada que perdonarle.


Siguieron viendo el lugar pero esta vez de la mano, no se soltaron en todo momento compartiendo besos ocasionales y conversando de cosas triviales.


Al salir Yuuri vio la hora debido a que el sol estaba por ocultarse. Eran las siete de la tarde, el día se les habia ido volando.


—Ahora solo nos queda un lugar más al que quiero llevarte


—¿Enserio?, Yuri con  esto está bien — en verdad estaba feliz


—Nada de eso ven — tiro de su mano y lo llevo de  vuelta al auto. Habia un lugar al cual quería llevarlo.


Casi media hora de viaje, lo llevaron a una playa.


Yuuri a penas la vio se le hiso familiar y algo nostálgica al ver como el sol acariciaba las aguas.


—Siempre vengo a este lugar cuando quiero estar solo, me recordaba a Hasetsu


Yuuri se puso a su lado y bajo la mirada. Yurio sonrió y le dio su  mano.


—No tengo nada  que perdonarte, pero si realmente lo necesitas. Lo hare a cambio de que te quedes conmigo. Ya no hay vuelta atrás para mí ni para ti. No puedo imaginarme sin ti ahora, así que tienes prohibido dejarme.


Yuuri estaba sorprendido, jamás creyó que Yurio fuera tan directo, quizá era el momento de comenzar a ver al hombre y no al niño que habia conocido y al que se habia forzado a mirar por años como tal.


—Hecho.


 


~*~


 


La lluvia los habia alcanzado una nubada que no saben ni de donde había salido. Ahora los dos se encontraban nuevamente en el hotel, Yuuri fue el primero en ducharse.


Ahora mientras yurio se duchaba se recostó en la cama. Fue el que había tomado la iniciativa de invitarlo a quedarse. El día habia sido precioso y quería cerrarlo con broche de oro. Con solo una noche habia descubierto que le gustaba dormir a su lado.


—¡Oye katsudon!


—¿Mhg?... lo siento me quede dormido — decía refregando sus ojos pero chocando con los anteojos.


—Al menos quítatelos y acuéstate debajo — dijo quitándoselos, para luego levantarlo estilo nupcial.


—¡Ey! — le espanto el sueño, eso era inaceptable y por demás vergonzoso.


—Ya deja de moverte— lo regaño dejándolo quieto, abrió la cama y lo recostó.


Estaba indignado, un hombre de su edad siendo cargado de esa forma era insólito. Y lo demostró de una manera muy madura.


 Yurio casi deja escapar una risa pero no lo hiso. Se acostó a su lado y lo abraso.Aspirando el aroma a lavanda, a limpio, a él. Atrajo  su cuerpo y acomodo su cabeza en la curvatura de su cuello.


No quería incomodarlo pero estar ahí con el de esa manera hacia que otros deseos en el despertaran.


Un beso fue a parar en su cuello, un segundo le acompaño y varios más decoraron la mejilla del japonés. Yuuri sonrió y se deleitó con esas delicadas atenciones dejándose hacer. Luego ya no eran castos besos los que devoraban su cuello y todo lo que esa boca tenía a su alcance. El rubio lo besaba de manera más fuerte y dura, su húmeda lengua lamia su extenso y blanquecino cuello y se detenía en ocasiones succionando.


La temperatura comenzaba a subir. Ya podía notarlo, su propia respiración ya era desigual y alborotada. Las manos de Yurio se colaron por la polera, tocando esa piel virgen. Sintió sus cuerpo estremecerse a su tacto y de un solo jalón lo recostó de espalda y se posiciono sobre él.


Quería mirar su rostro, quería hacerle saber sus intenciones y deseos. Que ver en sus ojos marrones y tan puros como él  el deseo también.


La luz de la lampara a lo lejos era tenue pero lo suficiente como para ver efectivamente que su Yuuri también lo quería.


—Te hare mío Yuuri~ — ahí estaba, de nuevo su nombre y no un insulto.


Estaba nervioso, no tenía idea de que hacer, pero no negaría que también quería ser uno con él. Lo único que lo tenía hecho un ovillo de nervios era que no tenía nada de experiencia, Tenia deseos sexuales después de todo era un hombre.


 Pero a veces su conciencia era más grande. Y masturbarse pensando en yurio lo tenía al borde de la locura cuando lo hacía. Las ganas de irse a entregar con la policía eran grandes una vez su conciencia lo atropellaba.


De ahí en  más no habia más práctica, su imaginación no llegaba a más. No se lo permitía.


—Tranquilo, no te hare daño — le dijo sobre sus labios, y recién se dio cuenta que la parte de su pijama habia desaparecido.


La lengua de yurio recorría y violaba de su boca hasta sus orejas, las manos recorrían su cintura y pecho causando sensaciones que jamás habia sentido. Su boca descendía por su cuello, besándolo y lamiéndolo. Continuaba el recorrido llegando a sus tetillas. Mordió una con la suficiente fuerza para hacerlo gemir. Sus  dedos jugaban y revoloteaba alrededor de la zona erecta, mientras su lengua chupaba y lamia el otro botón que imploraba atención.


—Yu…rio~ esto… —había algo mal, su cuerpo comenzaba a temblar debido a las sensaciones abrumadoras. Sus manos temblaban. Queriendo abrasar al rubio pero no estaba siendo capaz de moverlas.


 El rubio sonrió ante el evidente nerviosismo y vergüenza, abrió con cuidado las piernas del pelinegro y se posiciono en medio quitándose también su polera quedando en las mismas condiciones. El acto solo incentivo más el nerviosismo y torpeza.


Esa boquita soltaba fuertes respiraciones, las mismas que termino por arrebatarle en un beso fogoso, se estaba desquitando. Recuperando el tiempo perdido, el cual de ahora en adelante le dedicaría su vida por recuperar.


—Yurio — suspiro quería decir algo pero nuevamente esas manos recorrían su cuerpo. Se congelo cuando fueron por su pijama y entro en pánico cuando toda prenda abandono su cuerpo. Se encontraba completamente desnudo.


Sus ojos lagrimeaban y se sentía lamentable al sentirse tan inexperto. Le estaba dejando todo al menor y eso le tenia confuso pues a pesar de que le gustaba como era y como actuaba encontraba que ese papel lo debía llevar el. El debía guiarlo.


Yurio por otro lado, la felicidad y ternura no le abandonaban, las emociones de su novio parecían ser un libro abierto. Siempre había pensado que el japonés era tierno, pero no había pensado que a  semejante nivel.


—¿Quieres tranquilizarte? Voy aclararte algo — tomo sus mejillas y lo obligo a mirarlo directamente a sus ojos. —Voy a tomarte, mírame bien.  Seré yo quien te haga mío por que así lo he deseado desde que te conozco.


Sonrió al verlo embriagado por sus palabras, sus pípilas estaban dilatadas y su boca reseca.


—Olvídate de todo y mira como te hago mío —susurro en su  oído antes de besarlo, abriendo su boca he ingresando su lengua en ella.


Eternos minutos pasaron en los que solo se dedicaron a besarse y a tocarse mutuamente. Ya la ropa no existía. Solo eran dos cuerpos en medio de la cama, disfrutando del momento y las caricias que su ser amado le otorgaba.


La fricción lo estaba llevando al límite de la desesperación pero ambos hacían todo lo posible por solo disfrutar y hacerla eterna.


Yurio se alejo un poco y el pelinegro se preparo para lo que venía, con un asentimiento le dio el permiso que con una mirada el rubio pidió.


Sus largos dedos tocaron su zona intima y cerró los ojos a la vez que se aferraba a las blancas sabanas.


—Yuri~ —gimió cuando ese dedo húmedo profanaba su virgen entrada, dolía pero ganaba la molestia. El rubio sintió el tirón en su parte baja al escuchar su nombre en esa vos jadeante.


La vista de Yurio no la apartaba de la mirada marrón mientras su dedo entraba y salía. Su boca comenzó a besar sus muslos en un camino enloquecedor hasta llegar a su ingle.


Yuuri casi grito cuando esa boca lo envolvió de manera juguetona. Y no solo por eso sino porque ahora tenía dos dedos en su interior. Sus dos frentes eran atacados ávidamente y sentía la necesidad de mover sus caderas. Era algo suave pero lo hacía.


—ah yu…rio —gimió al sentir que esos dos dedos golpeaban su interior.


El rubio dio un beso en la punta para luego con cortos besos comenzar a subir, dejando un recorrido de besos por sus caderas, ombligo, pecho y cuello para luego devorar su boca a la vez que metía un tercer dedo, lo escucho gemir en su boca y esas pequeñas manos se aferraron a su brazos.


Y él solo subió el nivel de esas embestidas, sus dedos estaban completamente mojados y ya notaba que entraban y salían con cierta facilidad. Aun así el rostro compungido pero a la vez lleno de placer de su katsudon no cambiaba.


—Yuuri, voy a meterlo… ¿puedo? — pidió luego. El chico le sonrió en respuesta cuando sintió esos dedos abandonarle. Bien sentía dolor pero no era de muerte y había algo que lo impulsaba a seguir. Sus piernas las abrió más y trato de subirlas para darle un mejor acceso.


Enseguida Yurio se posiciono dejando ambas piernas relacionadas casi debajo del pelinegro para darle un poco mas de altura. Miro su pene y noto enseguida que era mucho más grande que tres dedos. Suspiro realmente esperando no lastimarlo. Tampoco tenía mucha práctica y lo último que quería era que su pequeño tuviera una mala experiencia.


—Mírame — le pidió obteniendo esa mirada marrón. Su corazón galopo cuando le vio sonreír también. —si te duele mucho dímelo y me detendré. — asintió


Yurio bajo la mirada y comenzó adentrar la punta. Yuuri tomo su mentón y alzo la mirada de su novio. Enseguida el rubio comprendió que quería que lo mirar también mientras lo hacía suyo.


Comió de su boca nuevamente mientras se adentraba de una sola estocada. Su pene se había abierto paso sintiéndose caliente y cómodo. Por fin… por fin estaba haciendo todo lo que por años habías deseado.


—Por fin eres mío y de nadie más, te amo yuuri… como no tienes ideas te amo — le repetía mientras de apoco iba sacando su miembro para volver a  meterlo.


Los ojos de yuuri se llenaban de lagrimas tanto como de placer y dolor, pero sin duda lo que predominaba era el amor. El amor que ese niño menor que él le demostraba en cada gesto y en cada palabra.


Tomo nuevamente sus mejillas y le sonrió.


—Aun no… aun no soy tuyo— le dijo viendo como claramente esas pupilas verde azules le miraban interrogantes—en cuerpo al menos —aclaro al ver que su menor no le entendía —Phichit una vez me dijo que eso sucedería cuando me marcaras —llevo una mano a su bajo vientre —a a pesar de que te tengo dentro, se siente cálido pero… — Sonrió. Y Yurio jamás llego a pensar que esa sonrisa podría iluminar más de lo que lo hacía —quiero que tu esencia grite en mi interior que soy tuyo.


El corazón de Yurio crecía en su interior y sentía que ya no caía en su pecho, llevo sus manos a las contrarias y el entrelazo mientras sus caderas recuperaban los movimientos. Sintiendo como esas paredes le apresaban.


Los jadeos y gemidos se hicieron más notorios por parte de ambos a medida que sus embestidas eran mas aceleradas y fuertes golpeando duro su interior. Quiso soltar una mano de yuuri para darle placer a su miembro y correrse juntos pero el pelinegro se lo impidió y la apretó.


Comprendió que su novio lo haría sin tener que tocarlo. El placer que sentía ya era demasiado. Arremetió con más fuerza y más rápido. Lo llenaría, se correría dentro y fuerte.


—ya… voy yuu..ri — gimió sobre su boca.


—Yo  también  — le contestó el pelinegro apresando sus labios en un beso.


Yuuri cerró sus ojos fuertemente cuando sintió una ultima estocada pegarle en su interior a la vez que algo caliente parecía recorrerle las entrañas. Su amigo moreno tenía razón. Nada se comparaba con aquella sensación.


Al fin lo había perdido todo. Su alma y su cuerpo ahora tenían otro nombre. Sentía ganas de llorar.


—Te amo yuri — le dijo a su ruso. Mientras le abrazaba y disfrutaba del orgasmo que aun le recorría el cuerpo.


—yo … — jadeo tratando de recuperar las respiración —también mi Katsudon ~


Retiro su pene flácido y se levantó un poco para ver cómo un poco de su liquido espeso se escapaba de aquel lugar, pequeñas manchas rojizas relucían en el tono blanquecino. Y sonrió para sí mismo ante algo que le pertenecería de por vida.


—¿Ahora si eres mío? —preguntó al ver como yuuri volvía en sí.


—Completamente tuyo —dijo dejando su manos en su estomago, abrasando esa sensación que  no lo dejaba.


Un beso sello la declaración. Y entrelazando sus cuerpos lograron el sueño de esa noche.


 


~~*~~


 


Los días pasaron y cambiaron un poco las cosas, Yurio no quería que su novio siguiera en el hotel así que lo llevo a la casa de su abuelo, estuvo feliz hasta que las cosas no le parecieron animadas. Yuuri se negaba a cualquier demostración romántica. Y no era porque lo ocultaran o algo así, si no que por respeto al hombre mayor.


Por lo que cada vez ves que habían querido hacer el amor iban a aun hotel. En cierta manera lo entendía, pero no negaría que lo quería hacer suyo en su habitación al menos una vez. Y vaya que lo había logrado. Aquella noche podía recordarla como una de las mejores sin duda. Yuuri era totalmente adorable tratando de reprimir sus jadeos.


Ya llevaban un mes y medio  juntos, y por fin tendrían su primera separación de las muchas que ahora en adelante se vendrían.


Y a los dos los tenia triste. Ambos se encontraban en la habitación de huéspedes que había recibido al japonés. El rubio solo lo miraba mientras su novio guardaba su ropa en la maleta.


—¿Solo serán dos semanas si?


—Esto apesta.


—Desde un principio sabíamos que sería así.


—Realmente estoy pensado en…


—¡Ni te ocurra!, como lo hagas te juro que hasta aquí llegamos —la amenaza fue seria y así mismo la sintió el rubio quien le miro impresionado.


Yuuri suspiro dejo lo que hacía y camino hasta él para sentarse en su regazo.


—Estás en tu mejor tiempo y aun tienes mucho más que dar… ¿Sabes lo orgulloso que estamos Víctor y yo de ti?


Lo sabía. Sabía que por nada dejaría el patinaje, pero siempre había acepciones. Y por yuuri era capaz. Algo de conocimiento tenia sobre de relaciones a larga distancia y tenía miedo.


—Solo sigamos como hasta el momento hemos planeado ¿sí? Dame tiempo y como el mayor te prometo tomar la mejor decisión para nuestra relación. ¿Qué me dices?


El rubio sonrió, sabía que lo haría y ahora tenía la confianza para esperar para qué en algún momento no tengan que vivir de esa manera. Yuuri aun ni se iba y ya lo echaba de menos.


 


~*~


 


Despedir a tu novio era doloroso y triste, serian dos semanas en los que no se verían. Sus sonrisas, conversaciones, alegrías, las extrañaría, quizás más adelante se acostumbraría pero ahora. Ahora era inevitable sentirse solo y triste aun teniéndolo ahí con su mochila y su maleta a su lado.


—Al menos despídete con un sonrisa, en eso el está siendo más maduro, no creas que él está mejor que tu, pero sabe que si te lo demuestra se derrumbaran los dos — le dijo Mila cuando lo aparto un poco, dejando que Sara y Víctor se despidieran de su novio también.


Su amiga tenía mucha razón. “Gracias” le dijo silenciosamente. Acercándose al platinado que tenía abrasado como siempre a su  novio.


Víctor le sonrió como un padre a su hijo al verlo con un nuevo semblante y soltó al pelinegro. El rubio camino donde su cerdito y le abraso para luego soltarlo y tomar sus manos.


—Se que no es el fin del mundo, pero enserio voy a extrañarte —iba a llorar, lo vio justo cuando yuuri se mordió sus labios y se dilataron sus ojos. Cuánta razón tenía su amiga— es mejor que te vayas pronto, además ya quiero probar todo lo que podemos hacer por teléfono — le respondió juguetonamente para distraerlo y que no llorara.


El japonés sonrió, secando sus ojos. Mirándolo sin entender.


—¿Por teléfono? — no le había entendido pero aun así sonreía al ver que Yurio estaba de mejor ánimo.


Mila y Sara le pegaron un codazo al rubio por su atrevimiento. Mientras el platinado se pegaba en la cabeza.


—Es yuuri con quien estás hablando que no se te olvide  —le regaño su entrenador.


Yurio miro a su novio y este sonreía pero se notaba que no había entendido nadita lo que le había querido decir… su corazón palpito fuertemente y se pregunto nuevamente”¿Cómo es que  estaba permitiendo que se fuera?”


Pero lo hiso. Ambos tenían deberes que cumplir y podría lidiar con eso. Era una promesa.


 


Omake.


Yuuri se encontraba en la pista, con su pupila.


—Vamos Axel sigue con esas flexiones.


—Yuuri estoy muerta ten compasión de mi —lloraba la menor tratando de seguir.


Su entrenador camino hasta ella y sujeto sus hombros obligándola a bajar mientras la chica tenía las manos en su cabeza.


—¿Te estás vengando verdad? Ya te pedí perdón.


—No, no te perdonare hasta que bajes esa pansa, ¡no puedo creerlo! me voy por un mes y tu ya estas convertida en un barril


La chica lloraba cascadas, sabía que se había descuidado un poquito, pero no lo supo hasta que se había pesado y esos seis kilos demás la golpearon en la cara.


—No seas tan duro con ella katsudon —dijo una vos conocida a su espalda. Sin duda era él. Su corazón galopo y casi le salto encima cuando sus ojos marrones dieron con los verdes.


—¿Que… que haces aquí?


Yurio sonrió acercando a su chico para abrasarlo y besar tiernamente sus labios.


—Vine a ver a mi novio, ¿no estás feliz?


—Claro que lo estoy pero ¿no deberías estar entrenando?


—No te preocupes tengo el permiso de Víctor — dijo al momento que su teléfono comenzó a sonar, vio el remitente y colgó ignorando el llamado.


—¿Y eso?


—Nada importante, quiero mi beso como es debido — dijo el mayor en porte.


En cuanto yuuri se lo iba a dar empezó a sonar su celular, al notar que era Víctor miro enojado al rubio que le desvió la mirada. Enseguida tuvo el griterío preocupado de su amigo e intento calmarlo.


—No puedo cree… —iba a decir luego de cortar  pero unos labios sellaron su boca.


—Hola Axel, me llevo a tu entrenador, aprovecha a descansar mientras— la chica casi moribunda levantó el pulgar en contestación.


—Oye… —estaba siendo arrastrado y Yurio al parecer no pensaba escucharlo. Llegaron hasta la playa y miraron el mar tranquilo y sereno. —¿puedo saber porque este arrebato?, te dije que en dos semanas iría a verte.


—Lo sé, y de verdad quería verte pero hay otro motivo. No culpes a Víctor la verdad es que lo dijo por accidente. Yo necesitaba saber si era verdad…


—¿De qué estás hablando? — preguntó


—¿Es verdad que va a establecerte en Rusia para entrenarme junto con Víctor? —preguntó esperanzado porque aquello fuera verdad, el mayor suspiro. Víctor era un boca suelta.


—Lo es —dijo sentándose en la arena y enseguida a su lado su novio tomo su mano con una sonrisa que no se la quitaría nadie —esta es una propuesta que Víctor me había hecho antes pero debido a lo de nosotros antes le dije que no.


—¿A eso te referías con que te diera tiempo?.


—Si… esto será el otro año. Ya he hablado con Axel y ella está de acuerdo. Además Mila y Sara estuvieron encantadas de tomar mi lugar. Tampoco quiero que pienses que lo hago solo porque ahora somos pareja y quiera estar contigo, es así pero hay algo más. ¿Sabes? Las cosas se podrán interesantes en la pista de hielo.


—¿Que quieres decir?


—Chris y Phichit serán los nuevos entrenadores de Minami-kun, el ha mejorado mucho te sigue los pies yuri, estoy seguro que bajo su cuidado mejorara aun mas, JJ y su esposa están con Hong ji y Emil y Michel han apadrinado al nuevo prodigio estadounidense. Por su puesto no puedo permitir que a mi novio lo saquen de la cima, no mientras el siga haciendo lo que ama…


Ya nada importaba, ataco sus labios y disfruto de ellos mientras lo recostaba en la arena. Enseguida sintió esos brazos rodearle el cuerpo mientras le correspondía. Cuando termino el beso ambos se miraron con amor.


—Por esa misma razón darás lo mejor de ti este año y me esperaras como un buen niño. ¿lo prometes?


—Lo prometo, pero tú también prométeme algo—el de lentes lo miro con desconfianza pero aun así asintió—la próxima semana cuando vayas a Rusia buscaremos el departamento donde vamos a vivir.


Dijo tajante y seguro acariciando esa suave y fría mejilla. Los ojos de su adorado katsudon lagrimearon y sonrió mientras asentía y lo abrasaba.


Había esperado cinco años para tenerlo. Podía esperar un año más si luego de eso lo tendría de por vida.


Fin.


 

Notas finales:

Espero es haya gustado!!

Nos veremos pronto con otro escrito de este parcito amado! o quizas un phichit x yuuri quien sabe... XD

Saludos!!


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