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The Amazing Harry Osborn por Oliv_Lufk

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Notas del fanfic:

Este fanfic lo escribí en las vacaciones hace dos años y no es hasta ahora que me animo a subirlo. Luego de varias revisiones y reediciones, tengo que decir que me siento bastante satisfecha con el resultado. Su escritura me significó un gran desafío, primero porque me arriesgué a describir escenas de acción (si son buenas o no, queda al criterio de los lectores, pero de verdad espero que lo disfruten) y segundo porque hasta ahora es el fic más largo que he escrito.

Como avisé en el resumen, está basado en la película The Amazing Spider-Man 2: Rise of Electro, que a pesar de que a varios fanáticos no les gustó mucho, yo quedé fascinada con una de las escenas y fue esa obsesión la que me motivó a escribir el fic que tienen delante de ustedes (cuando lo lean sabrán de inmediato a qué escena me refiero). Y en muchos sentidos es una especie de reescritura de la película, pero con un prisma distinto. Obviamente, el interés romántico de nuestro héroe aquí no es la encantadora Gwen Stacy, por ende varias escenas están cambiadas y adaptadas a lo que yo me quería enfocar (porque imaginarme a Andrew Garfield y Dane DeHaan poniéndose cariñosos es el elixir de mi vida).

Cualquier error de tipeo o incongruencia se me pasó en las ediciones, así que agradecería que me las señalaran para poder corregirlas.

Quiero darle una especial mención a mis queridas Yumna y Daniela que cumplieron la función de Beta-readers. Sin ustedes hubiera estado perdida desde el primer momento. Gracias por soportar mis lloriqueos y mi malhumor, cariños.

Y finalmente, cualquier similitud del fic con cualquiera de las películas de Spider-Man (ya sea de Raimi o de Webb) NO fue casualidad. Que lo disfruten.

Para ver las advertencias, vayan a las notas finales. No quería dar ningún spoiler importante.

 

The Amazing Harry Osborn

 

 

Hiperplasia retroviral.

En el fondo, Harry no se sorprendió con la noticia. Incluso antes de haber comenzado a sentir los síntomas de la enfermedad sabía que algo no estaba del todo bien. Ni con él ni con Norman. Pero él no era de los que se quejaba. Había dejado la autocompasión hace muchos años, poco tiempo después de que Norman lo enviara al internado para chicos en Inglaterra.

Había intentado olvidar su antigua vida en Nueva York, centrándose en lo que Londres traería y en el nuevo mundo al que debía adaptarse, pero aún con todo su esfuerzo podía recordar con claridad ciertas actitudes que Norman tenía.

Eran pequeñas cosas que casi pasaban desapercibidas, pero Harry siempre fue demasiado perceptivo e inteligente para su propio bien. Incluso a los ocho era capaz de percatarse de que el ligero temblor en la mano de Norman no era normal, aun cuando este intentaba ocultarlo guardándola en el bolsillo de la bata blanca que acostumbraba a usar mientras estaba en la torre Oscorp.

Por eso no se sorprendió cuando hace poco menos de tres meses su propia mano comenzó a manifestar la misma reacción. En un principio no le prestó atención. Pensó que se debía principalmente al estrés, que su sistema nervioso por fin había colapsado. Sin embargo, a las semanas desestimó la idea.

No puede decir que no le asustó al darse cuenta. No quiere morir y menos en las condiciones en que el Sr. Osborn lo hizo. Pero no es mentira cuando dice que no le sorprendió.

De hecho, esperaba algo así de su genética. Tal vez algo con menos drama familiar, porque morir no le emociona en absoluto, pero poseer un gran apellido conlleva grandes males. Y la maldición Osborn calza a la perfección con los requisitos.

Como sea, Harry está en una misión. No sólo porque ahora está encargado de dirigir a Oscorp como único hijo y heredero de Norman, sino porque tiene que hallar una cura y tener éxito en aquello que su padre falló. Aunque apostaría toda su fortuna a que se encuentra a años luz de lograrlo.

Sin embargo, su sorpresa fue la aparición de Peter.

Peter Parker.

Su mejor amigo.

Casi había olvidado lo que era recibir el abrazo de un amigo cercano si no fuera por el abrazo de oso en el que Peter lo envolvió después de su reencuentro (aún recuerda la sensación cálida de los brazos de Peter a su alrededor y el ligero olor a Old Spice impregnado en su ropa).

Esa fue otra de las cosas que no consiguió olvidar en Londres, incluso después de que hubieran perdido el contacto. La presencia de Peter, su simple pensamiento, lograba en él una tranquilidad que no le era fácil conseguir. Después de todo, Peter era la única razón por la que Harry jamás habría considerado dejar Nueva York. Pero los deseos de Norman siempre fueron más fuertes que sus anhelos infantiles.

Volver a caer en una rutina con Peter fue lejos lo más fácil que Harry ha hecho en su vida. Su amistad es de aquellas que sin importar el tiempo que pasen sin saber del otro siempre podrán volver a la simplicidad que tenían. Es un pensamiento reconfortante y ningún movimiento involuntario de su mano puede arrebatarle la calidez que se extiende por su pecho cada vez que recuerda que continúa siendo el mejor amigo de Peter Parker. Incluso después de casi ocho años de incomunicación.

Lo que sin lugar a dudas lo desconcierta es el hombre que viste de rojo y azul para asistir a los gatitos atrapados en los árboles. Porque, ¿en serio? El hombre ocupa spandex para rescatar a los gatitos de los árboles. Es una idea un poco ridícula, ya que sabe que ha hecho más que eso. Como salvar a la ciudad de la amenaza de lagartijas gigantes y de, en efecto, convertirse en lagartijas gigantes. Pero se entiende a lo que va.

Y es que Spiderman se ha vuelto muy popular en los tabloides de noticias. Tanto así que Harry Osborn nunca creyó que lucharía contra un hombre que usa spandex para conseguir la primera plana. No es como si le importara. Es sólo un pequeño golpe a su ego. Lo superará.

A pesar de ese pequeño detalle, lo que de verdad le asombra es que, al parecer, Spiderman lo acecha.

Es bien sabido que los hombres de la junta directiva de Oscorp no están felices con la presencia de Harry como el nuevo CEO, y se han tomado como meta personal acabar con él a cualquier precio. O son ellos o alguien más ahí afuera lo quiere muerto. Consecuencias de apellidarse Osborn.

Así que aquí está la cosa: desde su llegada no han faltado los intentos de asesinato.

Sí, si no fuera por la presencia casi constante de Spiderman creería que estaría en una maldita película de James Bond.

Así que han habido coches bomba, camiones sin frenos dirigidos directamente hacia él, pistoleros armados hasta los dientes apareciendo de la nada cuando va por un café a la cafetería de la esquina y, su favorito personal, súpervillanos intentando electrocutarlo hasta la muerte. ¿Qué mierda con eso?

Y siempre, sin falta, Spiderman está ahí para salvar el día, además de su vida.

Harry cree que debería enviarle flores al hombre por las molestias… si sólo supiera su dirección o su identidad. Por lo que se conforma con darle un ligero gracias cada vez que lo saca de un apuro.

Sin embargo, la cosa se ha puesto un poco espeluznante.

A veces, simplemente sale a caminar para despejar la cabeza o va a pasar el rato a un bar de la quinta avenida para beber hasta olvidar su nombre, y siente otra presencia cerca.

Si Spiderman cree que está siendo sutil realmente necesita trabajar en sus sentidos.

Por otro lado, su relación con Peter se ha estrechado con notoriedad. Claro, cuando omites la parte en que desaparece de repente y luego vuelve con la apariencia de haber perdido una pelea contra una pared de concreto. Pero él insiste en que no es nada, que sólo tropezó en una escalera y cayó rodando.

Exacto, poco creíble.

Harry lo deja revolcarse en la autosatisfacción por ahora. Hasta que consiga averiguar con quiénes se ha estado metiendo Peter y patee algunos traseros por meterse en asuntos de Harry Osborn.

Lo otro que Harry tiene con frecuencia que omitir es, de hecho, alguien. Y alguien ciertamente demasiado importante para Peter.

Gwen Stacy.

Ella es brillante en todo el sentido de la palabra. Lo que hace que Harry la deteste más.

Tiene una pasantía en Oscorp, por lo que no se puede poner en duda su inteligencia. Oscorp no contrata a nadie que no demuestre que posea un mínimo de capacidad y, por supuesto, inteligencia. Pasante o no. Además es hermosa, Harry puede admitir eso. Tiene el cabello rubio platinado y grandes ojos azules. Es menuda e ingeniosa, audaz incluso. Es amable y siempre está presentable. Y al parecer tiene la costumbre de preocuparse muy seguido por Peter, para su disgusto, por lo que  tiene que recordarse con frecuencia que ella es su novia.  O bueno, exnovia. Es complicado, en realidad.

Despedirla no es una opción. En primer lugar no tiene fundamento (a pesar de ser el puto dueño), y tampoco soportaría ver la mirada de cachorro apaleado de Peter si lo hiciera. Ya que al parecer se cuentan todo.

Así, los pocos meses que ha vivido en Nueva York no han carecido de emociones. Hasta cuando cree que todo está en calma y que se encuentra tranquilo, ve una mata de cabello platino ondeando por los pasillos de Oscorp y la rabia le hierve en la sangre, o se encuentra en un callejón de Manhattan acorralado por un delincuente de cuarta blandiendo una navaja oxidada y Spiderman aparece de la nada arrebatándole el arma con una de sus telarañas y dejando el cuerpo inconsciente colgando desde uno de los tejados, para luego advertirle a Harry no salir sin seguridad (como si fuera a aceptar los consejos de un hombre disfrazado) para enseguida desaparecer balanceándose en la noche.

Sí, Nueva York ha cambiado desde que se fue.

 

*

 

Harry está preocupado. Muy preocupado.

Han pasado unos pocos meses desde su llegada y el temblor en su mano se ha hecho más evidente, aunque su búsqueda por la cura ha sido infructuosa. Catorce años de investigación y ningún resultado viable para detener la enfermedad. Sólo retrasarla.

Ha intentado ocultárselo a Peter, pero la mirada de preocupación de su amigo no le pasa desapercibida, así como tampoco lo hace la mirada de simpatía de Gwen cada vez que se encuentran por Oscorp.

Así que hasta eso se cuentan, está bien saberlo.

El asunto es que Harry tiene miedo. Está realmente asustado y su temor no es infundado. Recuerda la apariencia de Norman Osborn poco tiempo antes de morir y no quiere terminar de la misma manera. No quiere tener nada que se asemeje ni remotamente a Norman. En ese sentido tiene suerte de parecerse a su madre. Si no fuera por la maldita enfermedad, sería el puto paraíso. Pero claro, la vida de un Osborn nunca es sencilla, así que tiene que lidiar con los temblores y las erupciones que han ido brotándole por el cuerpo (como la pequeña cicatriz que le apareció al costado del cuello) y tratar de esconder todo esto de Peter, y por ende, de Gwen, lo que se ha vuelto un verdadero desafío.

Es un poco agotador, pero desde que no duerme mucho tiene tiempo suficiente para pensar en formas de evitar preguntas incómodas y buscar otras alternativas para encontrar una cura por medio del veneno extraído de las arañas que Oscorp destruyó.

Gracias a Felicia y su lealtad a los cabecillas Osborn que le informó de su existencia. Si tan sólo Menken dejara de vigilarlo con ojos de halcón por un segundo todo sería mucho más sencillo.

Es pasada la medianoche y Harry no consigue conciliar el sueño de nuevo. Consideró llamar a Peter, pero no es un bruto desconsiderado que le privará el sueño a su mejor amigo sólo porque tiene una crisis de la mediana edad a los veinte y el peso de una enfermedad genética sobre sus hombros (tal vez si se lo repite lo suficiente comenzará a creerlo).

Todo ha estado muy tranquilo últimamente. No ha habido intentos de asesinato. O desistieron de ellos o están planeando algo grande e infalible. Como resultado ha visto poco al arácnido y eso lo puede tener un poco ansioso.

No pueden culparlo. Se había acostumbrado a la presencia casi constante de Spiderman y ahora se siente un poco dejado de lado. Lo cual es ridículo, porque Spiderman tiene mejores cosas que hacer que ser la niñera de Harry.

Él no es el único ciudadano de Nueva York que está en peligro constante, teniendo en cuenta a las lagartijas gigante, los hombres eléctricos y sabrá Dios qué más anda suelto por las calles.

Así que se ha mantenido ocupado con sus pensamientos. El dispositivo se encuentra  inmóvil en el escritorio mientras su mirada se pierde en la pared. Si no duerme, ¿cuál es el caso de dejar la oficina para ir a una mansión demasiado grande para una sola persona? Prefiere quedarse hasta tarde y perder el tiempo pensando y revisando la pila de documentos que no hace más que aumentar cada día. Al menos así no se siente completamente inútil.

Con aire ausente desliza el dispositivo por la superficie del escritorio. Se activa el sistema de memoria y enfoca su atención en los archivos que se abren frente a él. A esta altura ya se los sabe de memoria, los ha revisado una y otra vez tratando de hallar algo que se le haya pasado la veces anteriores, porque debe haber algo. Un solo detalle o irregularidad que le de esperanza. Algo a lo que pueda aferrarse.

Su atención es atraída por el Proyecto Doble Cero. La investigación de Richard Parker fue lo más cercano a una cura que Norman tuvo, pero finalmente todo quedó en nada. Se volvió un sueño inalcanzable luego de la presunta muerte del padre de Peter. El veneno de las arañas era incompatible con cualquier organismo vivo y las investigaciones posteriores no dieron los resultados esperados. El Doctor Connors intentó replicar la fórmula utilizando el ADN de reptiles y el mundo vio cuáles fueron las consecuencias de su trabajo. Ni siquiera es viable aislar los agentes curativos del veneno y volverlos compatible con su ADN, porque según los reportes existe una anomalía en los agentes genéticos de las arañas que todavía no han podido identificar. Si tan sólo hubiera algo que le indicara que está en el camino correcto…

La ocurrencia viene como un latigazo.

Nunca se hicieron pruebas en humanos utilizando el veneno de las arañas, excepto una: Spiderman.

Él es la respuesta. De algún modo fue inyectado con el veneno y resultó. Le dio habilidades extraordinarias, entre ellas, el poder de autocurarse. Él puede ser su salvación, sólo tiene que localizarlo y pedirle su colaboración.

Harry quita el dispositivo del escritorio y se levanta. Toma su chaqueta y su celular, abandonando la oficina.

Sale del edificio con una nueva chispa de esperanza floreciendo en el pecho.

 

*

 

Las reuniones con Peter se han vuelto complicadas. Como siempre lo es con Peter.

No lo ha visto en días y cuando por fin se encuentran pareciera como si un maldito tráiler le hubiera pasado por encima. Pero él se niega rotundamente a decirle quién es el responsable, lo que lo cabrea por completo. Lo único que quiere es ayudar a Peter, pero él no se lo permite. Si es asunto de dinero, gustosamente se lo daría. Sin embargo, Peter insiste en ser un puto testarudo rehusándose a aceptar su ayuda.

“¡Tonterías! Si no quieres decirme, bien, no me digas, pero deja de darme excusas estúpidas, Peter. No soy idiota, soy capaz de darme cuenta de que estás en problemas. ¿Por qué no me dejas ayudar?”

“Harry, por favor. Ya hemos hablado de esto.”

“No, Pete. Tú has hablado y yo he tenido que escuchar tus mentiras una y otra vez, y ya estoy harto. ¡Quiero respuestas y las quiero ya!”

Peter se rascó la nuca evitando su mirada, mordiéndose el labio inferior.

Se suponía que sería una tarde tranquila. Solo los dos, viendo películas hasta la madrugada. Olvidando la existencia del resto del mundo.

Peter se dio media vuelta y Harry sintió una ola de rabia golpearlo como un puñetazo.

“¡No me des la espalda! Al menos ten la decencia de verme a la cara cuando me mientas.”

Agarró a Peter por la chaqueta, obligándolo a enfrentarlo. Los ojos de Peter se veían tristes, pero también determinados. Posó sus manos sobre las de Harry, sin tratar de soltarse, sólo apoyándolas sobre las suyas.

“Har, por favor, sólo déjalo ir, ¿sí? ¿Por ahora?”

En otras circunstancias se resistiría. Sondearía una respuesta a punto de amenazas si fuera necesario, pero los ojos de cachorro de Peter lo estaban desarmando por completo y Peter lo sabía, porque le sonreía como si hubiera ganado la lotería (abriéndose de nuevo el corte en el labio).

“Por ahora.”

Al final, se acomodaron en su sofá y comenzaron la reproducción de Now is Good. Harry no podía evitar la ironía de ver a la protagonista muriendo lenta, pero progresivamente. Su novio se quedó a su lado hasta el final, incluso cuando ella ya no era capaz de reconocer lo que era real y lo que no, mientras la leucemia la consumía acabando primero con sus fuerzas, luego con su vida.

A mitad de la película Peter sujetó su brazo con firmeza. Envolvió su dedo pulgar y medio alrededor de su muñeca, sintiendo su pulso. Esa era la única conexión que tenía con el presente, estaba abstraído completamente por la trama.

Se quedaron en esa posición hasta que el final de los créditos.

 

*

 

El siguiente encuentro con Spiderman es vergonzoso, de verdad.

Estaba intentando abrir una de las ventanas de su oficina en uno de esos días demasiado calurosos antes del cambio de estación (porque su calefacción se descompuso y el técnico todavía no se dignaba a aparecer), cuando esa ventana en específico se suelta y cae, llevándolo con ella.

Ni siquiera sabe cómo pasó. En un momento estaba con sus dos pies sobre el suelo y al siguiente está cayendo del quincuagésimo piso.

Cerró los ojos para no tener que ver el impacto, pero lo siguiente que sabe es que está volando, pero no realmente. Hay un firme brazo alrededor de su cintura y su dueño está balanceándose por el aire, con Harry bien sujeto a su cuerpo fornido (a lo que Harry no le presta demasiada atención, no necesita hacer la situación más vergonzosa. En serio, maldito spandex).

Spiderman se detiene en la azotea de uno de los edificios aledaños a Oscorp, dejándolo con cuidado sobre sus dos pies, estabilizándolo cuando pierde el equilibro. Se queda mirando al enmascarado, pensando en que no va a tener otra oportunidad como esta.

“Debe ser más cuidadoso, Sr. Osborn. La última vez que comprobé las personas todavía no volaban.”

Harry resopla y dice con burla. “Pero ciertamente sí pasean por las ciudades colgados de los edificios, combatiendo la delincuencia activa y salvando a las personas de caídas a una muerte segura.”

Touché”, rió Spiderman con ligereza. “De todos modos, tiene suerte que aparecí en el momento en que lo hice. No sería bueno para los negocios que el único heredero del imperio Osborn falleciera de un latigazo cervical. Las acciones podrían caer y todo eso. Definitivamente no rentable”

“Definitivamente no rentable”, repitió Harry.

El silencio que siguió se prolongó por unos segundos, donde ninguno de los dos decía nada y estaba empezando a volverse incómodo. Spiderman tosió y carraspeó un par de veces, rascándose detrás de la cabeza con la mano enguantada, y Harry lo encontraría extraño si no fuera tan entrañable.

“Así que, eh, Sr. Osborn, ¿ya me voy?”, preguntó, carraspeando otra vez antes de corregirse. “Quiero decir, sí, ya me voy. Con esto de mantener la ciudad segura y todo–”, la voz se le fue apagando un poco antes de volver a aclararse la garganta. “Si ya se encuentra bien, me marcho. Hay una escalera de incendio a un costado del edificio, no le será difícil bajar por ella.”

“Sí, yo, ¡espera!” Harry se abalanzó sobre Spiderman antes de que el arácnido pudiera saltar al aire de nuevo, aferrando su mano temblorosa en el brazo musculoso. “Como que necesitaba hablar contigo, en realidad”, respiró, viendo la mirada poco impresionada de Spiderman. O lo que parecía una mirada poco impresionada, no era fácil de decir con la máscara puesta.

“¿De qué exactamente, Sr. Osborn?”

“Necesito tu ayuda”, comenzó Harry, quitando su mano del brazo de Spiderman. “Necesito tu ADN para fines científicos.”

Sutil Osborn. Realmente sutil.

“¿Fines científicos?”, repitió Spiderman con incredulidad.

“Sí, quiero decir, necesito saber qué propiedades de tu ADN consiguieron hacerse compatibles con el veneno de la araña que te picó para qu–”

“¿Queeeé? ¿Cómo sabe eso, Sr. Osborn?”, Spiderman urgió en un chillido.

Harry se quedó en silencio unos segundos simplemente mirando a Spiderman antes de suspirar.

“Mira, este es el asunto. Estoy enfermo, Spiderman. Realmente enfermo, y tengo que encontrar una cura antes de que se me acabe el tiempo. Y creo… no, estoy seguro, de que la clave para hacerlo está en tu ADN, que por alguna razón que desconozco logró procesar y adaptarse al veneno de la picadura de una de esas arañas…”

El silencio que siguió no era reconfortante. Harry estaba comenzando a perder la pequeña chispa de esperanza que aún albergaba.

“¿Qué tan enfermo?”

“Muy enfermo, Spidey. Me estoy muriendo.”

Spiderman se quedó en silencio, analizándolo. Finalmente, respondió. “Lo pensaré. Le haré saber mi respuesta, Sr. Osborn.”

Estaba por saltar de nuevo cuando Harry le dice: “Llámame Harry. El Sr. Osborn falleció”, pero Spiderman ya se encontraba balanceándose de un par de edificios a la distancia.

 

*

 

Si Harry creyó que la respuesta de Spiderman sería rápida, estaba equivocado. Por el contrario, el arácnido parecía estar tomándose su dulce tiempo para sopesar los pros y los contras de la decisión. Que no estaba mal, pero Harry había comenzado a notar que el temblor de su mano ocurría con más frecuencia y duraba por más tiempo, y le aterraba lo que eso podía significar.

No había podido dormir bien desde ese día en la azotea del edificio hace aproximadamente dos semanas, y estaba empezando a sentir las consecuencias.

Era de noche, casi la una de la madrugada la última vez que comprobó. No tenía ganas de llamar a su chofer personal ni de llegar de inmediato a la mansión, por lo que salió de Oscorp a caminar para despejar la cabeza. Lo cual, en retrospectiva, fue una idea estúpida. Se da cuenta demasiado tarde.

El clima de Nueva York siempre ha sido volátil. A mitad de la tarde de un día soleado podría comenzar a llover y no se detendría durante dos días seguidos. Como ahora.

Necesita con urgencia volver a adaptarse a la ciudad. Otra de estas lluvias inesperadas y tendrá una neumonía que tratar, lo que no es muy recomendable cuando es el CEO de una de las corporaciones más importantes e influyentes del nuevo siglo. Además, hacer el papeleo en un día normal ya es malo, no quiere imaginárselo estando enfermo.

Aunque él ya lo está, piensa con ironía.

Ha estado caminando un rato por los callejones de Manhattan tratando de capear la lluvia, hasta que se da cuenta de que no está solo. Y no es como al principio cuando sabía que era Spiderman quien lo acechaba. Ahora son múltiples presencias. Presencias que son todo, menos amigables.

Trata de apresurar el paso y salir del callejón, pero sus intentos se ven frustrados cuando uno de los sujetos lo agarra por la espalda y lo estampa contra la pared del edificio. El golpe lo deja viendo luces de colores por unos segundos, pero ignora ese detalle cuando siente la navaja presionándose contra su cuello (muy cerca de la erupción que ha tratado de ocultar).

“Vaya, vaya. Hoy es nuestro día de suerte, muchachos.”

El tipo que lo tiene agarrado es corpulento y tiene el rostro arrugado, aunque no se ve mayor que los cincuenta. Su sonrisa es predadora y sus dientes amarillentos le dan un aspecto asqueroso. Desde su posición Harry puede contar cuatro hombres, tal vez cinco. No puede estar seguro.

Todos se ríen fuerte y desagradable, pero no hay signos de que lo reconozcan. Gracias por los pequeños milagros.

“Joe, ¿no es este el mocoso de la televisión? ¿Henry algo?” Dice uno desde la derecha.

Harry aguanta la respiración. Que no lo reconozcan, repite en su cabeza, por Dios que no lo reconozcan.

“Sí, su cara se me hace conocida.” Dice otro, esta vez de la izquierda.

Joe, el que sostiene la navaja, parece pensativo. Su rostro se tuerce en una mueca reflexiva.

“¡Osborn!” Grita otro. “El heredero de la fortuna Osborn. Ha estado por todas las noticias. No hablan de otra cosa.”

La mueca de Joe se transforma en otra sonrisa. Acerca su rostro al de Harry y su aliento fétido le llega como una bofetada maloliente.

“Usted y yo tenemos mucho de qué hablar, Sr. Osborn. No me vendría mal un par de millones. ¿No creen, chicos?”

Todos vuelven a reír y Harry sabe que no debería, pero no logra contenerse.

“Ni un par de millones ni veinte dólares, pendejo.”

El puñetazo lo toma por sorpresa. Las luces vuelves a bailar tras sus párpados y siente como las fuerzas lo empiezan a abandonar.

Espera el próximo golpe, pero nada ocurre. Mantiene los ojos cerrados y espera el dolor, pero nunca llega. Lo único que escucha son gritos ahogadas y maldiciones por lo bajo. Luego, la navaja desaparece de su cuello.

Cuando abre los ojos dos de los asaltantes están en el suelo, uno sobre el otro. Otro cuelga boca abajo desde la escalera de incendios del edifico. El cuarto corre espantado del callejón sin mirar atrás, aprovechando que la atención de Spiderman está en Joe. Él detiene uno de los puños del asaltante y le dobla el brazo, Harry escucha con claridad el sonido de su hueso al romperse. Joe grita y Spiderman lo patea en el estómago. Joe se tropieza, pero logra recuperar el equilibrio y Spiderman le da un último puñetazo en la cara, rompiéndole la nariz. El golpe es suficiente como para que Joe caiga al piso, dándose en la cabeza contra la pared, quedando inconsciente como sus otros tres compañeros.

Harry logra ver un manchón rojo y azul y enseguida se encuentra solo. Spiderman no está en ningún lugar a la vista.

“¡Hey! ¡Spiderman, espera!”

Corre en la dirección en la que el arácnido se escabulló, pero sus piernas no lo resisten y se afirma de la pared, tratando de recuperar sus fuerzas. Se queda en su lugar respirando con dificultad. Se da cuenta del estado en el que se encuentra. Su ropa está completamente empapada, el frío lo siente en los huesos y sus manos tiemblan, pero no por la enfermedad: su cuerpo recién está reaccionando al intento de asalto. Siente el corazón por las amígdalas y debe pestañar varias veces para contener las lágrimas. Se siente enojado por su muestra de debilidad.

“Debe tener más cuidado, Sr. Osborn. Los chicos malos salen por la noche.”

Harry da un brinco por el susto y emite un chillido muy masculino (después de todo, un Osborn no chilla). Se sostiene el pecho como autoreflejo y se voltea para enfrentar la figura invertida de Spiderman.

“Eres tú.”

“Sí, sé que soy yo.” Spiderman hace una pausa, enseguida añade. “¿Qué estabas haciend–?”

“¿Me estás acechando?”

“¿Queeeé?”

“Sí, quiero decir, ¿cómo sabías que estaba aquí?”

Harry dio un paso más cerca de Spiderman y podría jurar que lograba sentir su calor corporal a través del spandex.

“Bueno, mi trabajo es mantener a las personas seguras, Sr. Osborn, supongo que eso lo incluye.”

Harry resopló y se quitó el cabello mojado del rostro con una mano.

“Es bueno que estuvieras cerca, entonces. Una feliz coincidencia. Pero todavía me debes algo, Spidey.”

No intenta sonar quejumbroso, pero el tiempo se le está acabando y cada vez se siente más enfermo. No puede darse el lujo de esperar un milagro de la ciencia.

“Aún no le tengo una respuesta. Lo siento.”

Harry sabe que no debía esperar mucho del héroe enmascarado, pero mentiría si dijera que no esperaba más apoyo del arácnido. Creyó que haber sido salvado en diversas ocasiones por Spiderman había creado un vínculo más íntimo entre ambos, pero bueno, Harry es un oportunista, así que tomará lo que pueda conseguir.

“Creo… que nunca te he agradecido adecuadamente por haberme salvado la vida tantas veces.”

Sonrió un poco. La misma sonrisa seductora que había conquistado tantas chicas y chicos cuando aún vivía en Inglaterra.

Si no podía obtener el ADN de Spiderman al menos podría tomar otra cosa. Un anhelo egoísta y codicioso, pero qué demonios, se está muriendo y va a darse ciertas licencias.

Con las manos temblorosas toma el extremo de la máscara, enrollándola lentamente.

Harry…“

Termina de enrollar la máscara hasta su nariz. El corazón le late con violencia y no puede evitar sentirse vertiginoso. Detrás del traje hay un hombre que, a su manera, ha estado cuidándolo. Algo que solamente había hecho una persona antes.

Peter.

Sin más preámbulos, lo besa. Sus labios húmedos se mueven sobre los de Spiderman, separándolos ligeramente cuando la lengua de Spiderman toca la suya. Succiona un poco y sonríe ante el gemido gutural del arácnido. Una sensación cálida lo envuelve cuando Spiderman le muerde el labio inferior. Su avance está siendo correspondido y con muchas ansias. Se siente en el séptimo cielo.

Ninguno trata de apresurarse. Harry puede saborear el agua de la lluvia en su lengua, haciéndolo sonreír otra vez. Spiderman le devuelve el beso con suavidad.

Se siente como en una nube, flotando a mil pies de altura.

Todo acaba demasiado pronto. El beso se rompe y Spiderman se eleva por sus telarañas con rapidez. Tan vertiginoso como se siente Harry, gritando de júbilo en la noche lluviosa.

Harry se queda un momento más, tocándose los labios casi con devoción. Aun los siente hormiguear. Los relame un par de veces, esperando encontrar el sabor de Spiderman. Y si de camino a la mansión se los continúa relamiendo, nadie más que él tiene que saberlo.

 

*

 

Cuando se vuelve a reunir con Peter, sólo tiene un corte en la sien y un moretón en el pómulo. Lo que es muy bueno considerando las condiciones en que lo ha visto.

Ha pasado una semana desde su beso con Spiderman y no ha vuelto a verlo, aunque es probable que se deba a su apretada agenda y al hecho de que no ha estado en peligro inminente. Además, Electro ha estado sacudiendo la electricidad de la ciudad los últimos días, así que Spiderman ha estado demasiado ocupado de todos modos.

Peter, por otro lado, ha estado nervioso desde que llegó a su oficina. Ha evitado su mirada la mayor parte de su visita y no se ha queda quieto ni un minuto, abriendo y cerrando la boca como un pez fuera del agua. La situación ya se está volviendo ridícula.

“Pete, si quieres decirme algo, sólo dilo. No tengo tiempo para esto.”

Su comentario no ayudó a tranquilizar a Peter, por el contrario, se ve como si fuera a llorar en cualquier momento y Harry quiere darse una patada mental

“Tengo que terminar con estos documentos, Pete. Lo que me quieras decir, ¿no puede esperar?”

“En realidad, te quiero hacer una pregunta.”

Harry toma un sorbo de whiskey, haciéndole un ademán con la mano para que continúe. Peter se queda mirándolo fijo. Harry pierde la paciencia.

“Bueno, escúpelo, Peter. No tengo todo el día.”

“Sí, yo… lo siento. Es sólo que yo–”

Dos golpes en la puerta lo interrumpen. Peter se queda en silencio rascándose la nuca. Harry suspira y le permite la entrada a Felicia.

“Sr. Osborn, disculpe la interrupción.” En sus manos lleva un sobre de manila. Su mirada va de Harry a Peter y de vuelta, frunce los labios. “Pero hay una situación en el Banco de la Reserva Federal ahora mismo. Me imaginé que le interesaría saberlo.”

Harry se endereza. Desde hace unas cuantas semanas comenzó a prestar especial atención a lo que sucedía en Nueva York con la esperanza de saber más de Spiderman. El arácnido siempre se presenta en las escenas para salvar el día.

 “Yo, um– me tengo que ir, sí.”

Su atención volvió a Peter, que se escapaba rápido por la puerta. Se encogió de hombros por la extrañeza de Peter, centrándose en Felicia, quien ya había sintonizado el canal de noticias.

… El asaltante ha sido reconocido con el nombre de Dr. Octopus, la periodista relata, y anda armado con lo que parecen ser brazos mecanizados. La policía todavía no ha conseguido atravesar la barricada que creó con los vehículos circundantes y hasta el momento no ha habido señales de Spiderman. Los ciudadanos se están preguntando dónde está el héroe enmascarado…

Harry deja de prestar atención a lo que la mujer está diciendo, porque las imágenes que se muestran son dignas de una película. Todo es un caos. La gente está corriendo y gritando, los pocos agentes de policía que están a la vista socorren a las personas heridas. El Dr. Octopus (¿qué ocurre con el nuevo nivel de delincuencia en Nueva York? Harry está impresionado) se puede divisar entre las puertas de vidrio del Banco de la Reserva, detrás del montón de autos destrozados que sirven como una pared divisoria y, ¿está en el aire?

Harry no puede decir si lo está o no, pero ninguna persona de tamaño normal puede quedar a la vista desde la parte superior de las puertas centrales de ese banco sin ser un gigante.

Por ahora su principal preocupación es saber dónde está Spiderman. Nunca antes había tardado tanto en llegar a una escena y, por cómo luce, muchas personas están en serio peligro.

No se da cuenta de que se está mordisqueando el pulgar hasta que saborea el sabor metálico de la sangre. Eleva su mirada a Felicia y ve que las líneas de preocupación deforman sus rasgos suaves. Ella mantiene un férreo control en el sobre, pero no aparta la mirada de la pantalla.

… Se sabe que hay más rehenes aparte de los trabajadores que se presentaron el día de hoy. Entre ellos hay una pareja de ancianos, tres niños y los padres a los que acompañaban. No hay certeza de la cantidad de personas que se encuentran recluidas todavía, la mujer hace una pausa y toma una respiración profunda, cerrando los ojos por un breve segundo, pero los expertos están considerando la forma de proceder con discreción y con la menor cantidad de bajas posibles. El equipo SWAT se está preparando para actuar. Sólo esperamos que no sea demasia–

Un grito interrumpe a la mujer y la figura de Spiderman aparece en pantalla. El arácnido se prende del frontis del edificio, justo encima de la entrada, por donde puede asomar la cabeza y observar qué ocurre dentro.

Harry ve como la periodista y el resto de las personas se vuelven vertiginosos con la incorporación de Spiderman. Él y el Dr. Octopus no se ven afectados, continúan discutiendo ajenos al resto del mundo. Ambos hombres están tensos, por lo que no es difícil suponer que la discusión no va en buena dirección.

Felicia se le acerca y le entrega el sobre a manila. Duda un segundo, pero enseguida lo abre y revisa el contenido.

En primer plano hay una fotografía del mismo hombre que vio en pantalla. El mismo que atracó el Banco de la Reserva y el mismo que mantiene una discusión calurosa con Spiderman. Sólo que este hombre, el de la fotografía, se ve amable y compasivo. Está sonriendo a la cámara como si no tuviera problemas con el mundo. Enseguida, Harry ve otra fotografía. Esta vez está junto a una mujer, uno de sus brazos está alrededor de sus hombros y ella lo mira con adoración. Ambos se ven… felices.

 “¿Qué es esto, Felicia?”

“Me tomé la libertad de investigar ciertos eventos después de que me pidiera estar alerta de cualquier situación que involucrara a Spiderman. El caso más reciente es el del Dr. Octopus. Su nombre original es Otto Octavius y es un reconocido doctor en física nuclear. El mes pasado uno de sus experimentos falló, y el accidente que lo dejó conectado a su creación también mató a su esposa. No había presentado grandes problemas hasta ahora, pero él…”

 “Pero él culpa a Spiderman.”

“Sí, él culpa a Spiderman.”

¿Pero por qué?

Devuelve su atención a la pantalla. Un gran estruendo se escucha y la gente grita de espanto. Spiderman esquiva uno de los brazos de Octopus, lanzando una telaraña al techo del edificio. Los vidrios rotos y el hormigón saltan por el aire. La gente corre a buscar refugio y la policía intenta en vano contener la situación.

Está completamente fuera de su alcance en este punto.

Spiderman salta sobre la espalda de Octopus y la pelea se traslada al exterior. Los coches amontonados caen a su paso como si fueran cartas en un castillo de naipes. Spiderman intenta aferrar los seis brazos de Octopus con sus telarañas, pero él se deshace con facilidad de la molestia, atrapando a Spiderman por la cabeza con una de sus extremidades. Él intenta quitárselo de encima. Patalea y agarra con sus manos el brazo que lo sostiene, forcejeando para liberarse, pero no funciona.

El golpe viene como una sorpresa.

Spiderman se estampa contra la pared sólida del Banco. Y luego otra vez. Y otra. Y otra.

Todos están conmocionados. Nadie habla, nadie reacciona. Es como si el primer golpe de Spiderman les quitara la respiración a todos. Él ya no se mueve bajo el control de Octopus. Apenas es un peso muerto que se deja zarandear de un lado a otro. Nadie parece saber qué hacer.

Y de repente, la pantalla se va a negro.

Harry pierde la cabeza. Está frenético. Su corazón va a estallar con lo rápido que le late. Felicia le habla, pero él no la escucha. Con sus manos sostiene su rostro e intenta ayudarlo a respirar, pero lo único que pasa por su mente es que Spiderman está muerto. Está muerto. Está muerto.

El Dr. Octopus mató a Spiderman.

Se da cuenta de que está llorando cuando Felicia comienza a secar sus lágrimas, susurrando palabras calmantes y naderías que no escucha, porque lo único que siente es un pitido agudo en los oídos.

Cuando por fin recupera la compostura, consigue entender lo que Felicia le está diciendo.

“… se fue la electricidad, Harry, por eso perdimos la conexión. Pero eso no significa que esté muerto, ¿de acuerdo? Él está bien. Es Spiderman. Puede resistir más golpes que estos. Él está bien…”

 A Harry le gustaría creer lo que le dice, pero sabe qué fue lo que vio. Spiderman no se movía y nadie iba en su ayuda. Sólo les queda rezar para que el hombre detrás de la máscara encuentre la manera de zafar de este lío.

 

*

 

Harry no puede dormir. No es una novedad, pero ahora la razón es otra. Han pasado horas y no ha habido noticias de Spiderman, incluso después de que se restaurara la electricidad en la zona.

Va en su segundo vaso de whiskey. Sentado en el sillón de su sala de estar trata de no consumirse por sus pensamientos, sobre todo por su pesimismo. La erupción en el cuello le arde, pero intenta no tocarla o el dolor se extiende por toda el área afectada. Cuando quiso calmar el escozor con el vidrio frío del vaso, sintió como si se le desgarrara la carne. Aunque el dolor funcionaba como una buena distracción.

Estaba ocupado ahogando sus preocupaciones en alcohol, cuando un ruido desde su balcón llamó su atención. Alerta, se acercó cuidadosamente hacia las puertas abiertas. Con un candelabro que agarró de paso como precaución, se asomó moviendo las cortinas. Al final, dio un gran salto para al menos sorprender al ladrón (considerando seriamente cambiar su sistema de seguridad).

Sin embargo, al salir se encuentra cara a cara con un Peter Parker machacado y ensangrentado, quien colgaba a duras penas del borde del balcón.

“¡Oh, Dios mío, Peter! ¿Qué diablos te pasó?”

Abandonando el candelabro en una mesilla se aproxima a Peter con rapidez. Carga la mayor parte de su peso corporal cuando Peter se derrumba sobre él.

“Hey, Harry. ¿Para qué querías un candelabro?”

Harry resopla y lleva a arrastras a Peter al interior, sin responderle. A la luz de la habitación se ve incluso peor. Lo recuesta en el sillón y considera llamar una ambulancia, porque no se cree capaz de limpiar la paliza que le dieron.

Entonces se da cuenta de su vestimenta.

Peter lleva un sucio traje de spandex rojo y azul, y en una de sus manos enguantadas sujeta la máscara de Spiderman.

 

Qué. Demonios. Sucede. Aquí.

 

Traga una vez y respira profundo.

“Peter, ¿eres Spiderman?”

Es una pregunta estúpida. Está claro que lo es. Pero la incredulidad en su voz dice mucho de lo que está sintiendo ante la revelación.

Peter se ríe gangoso.

“¡Ta-dá! El gato está fuera de la bolsa.”

No hay humor tras sus palabras. Es obvio que está con dolor, así que Harry se sacude de la conmoción y se dirige al baño, donde sabe que hay guardado un equipo de primeros auxilios. Al volver, se acerca a Peter y deja el botiquín en la mesa de centro. Examina los daños en su rostro y es desastroso. No sabe por dónde comenzar.

Empapa algodón con alcohol y se agacha a la altura de Peter. Comienza por la frente, que tiene manchas de sangre seca, y continúa hasta un pómulo. Se centra en el ojo que se va tornando de un color oscuro. Sigue por la mejilla y llega a los labios, agrietados y secos, pero igual con heridas. Peter no deja de quejarse y exclamar todo el tiempo.

“Jesús, Harry. ¿No hay algo menos nocivo en ese botiquín, agua oxigenada o algo?”

“En primer lugar, Parker, el alcohol no es nocivo.” Peter resopla y se gana una mirada afilada de su parte. “Y sí, lo hay.”

Cuando no dice nada más y continúa extrayendo motas de algodón y mojándolas con alcohol, Peter protesta.

“Te lo mereces por cabrón. ¿Cuándo ibas a decirme que eras Spiderman?”

Peter tiene la decencia de verse avergonzado, pero enseguida levanta el mentón determinado y Harry sabe lo que está por venir.

“Nunca.” Su voz no es más que un murmullo malhumorado mientras juguetea con la máscara entre sus manos. “No te hubiera dicho nunca si Octopus no me hubiera golpeado hasta la inconsciencia. No podía ir con la tía May en este estado, y ciertamente no hubiera llegado hasta el cuarto de Gwen con lo débil que me encontraba–”

“¡¿Gwen sabe?!”

No era su intención sonar como si lo estuviera acusando de algo, pero el hecho era que sí lo estaba acusando de algo. Se sentía indignado. Peter es su mejor amigo. Tendría que haber acudido a él y no a Gwen con su secreto. Él debería haber sabido de la doble vida de Peter. Por el amor a Cristo, que ciego había sido. Muchas cosas tenían sentido ahora.

“Aw, Harry, con más amor.”

Peter lloriquea cuando presiona el algodón con demasiada fuerza contra su labio hinchado, pero no se arrepiente. El hijo de puta se lo merece y punto. Sale de su estupor cuando Peter sostiene su muñeca y la aleja de su rostro.

“¿Y tú, cuándo me ibas a decir lo de tu enfermedad?”

Harry palidece porque mierda. Le confesó a Spiderman lo de su enfermedad y Peter es el puto Spiderman. Mierda.

“Nunca.”

“¿Así que me iba a tener que enterar en tu funeral?”

“En realidad, esperaba encontrar la cura antes del funeral. Ya sabes, para evitar el papeleo.”

Bromea porque no quiere tener  esta conversación ahora. Maldición, no quiere tener esta conversación nunca, pero Peter lo mira como si mirara el sol por primera vez y está empezando a sentirse un poco acalorado.

“Te voy a ayudar. No te voy a dejar ir, Har. No sin una buena pelea antes, ¿está bien? Lo resolveremos. Tú y yo, juntos.” Peter se calla y traza patrones informes en su muñeca con el pulgar. “Mierda. Incluso Gwen ayudará. Ella es inteligente, ¿sabes? Por supuesto que lo sabes, trabaja para ti. Ella sabrá qué hacer.”

“Por supuesto que sí.”

Harry fuerza una sonrisa y se apresura a levantarse, alejando su mano temblorosa de la de Peter.

“Tienes que cambiarte. Creo que todavía tengo unos pantalones y una camiseta tuyos de la última vez que te quedaste. Los voy a traer.”

Va a su habitación y se toma un momento para serenarse. Todo es muy intenso y repentino, necesita aclarar su cabeza.

Cristo, nunca firmó para esto cuando volvió a Nueva York.

Cuando vuelve, Peter ya se había despojado del traje. Y si él mira algo que no debería solamente lo hace para inspeccionar los daños, nada más.

Le entrega a Peter su ropa y un analgésico, asegurándose de que no tenga daño permanente en la cabeza (sólo es una pequeñas contusión, sobrevivirá).

Más tarde, se encuentran acurrucados frente a frente en el sillón, con Peter envolviéndolo en sus brazos. Una frazada los cubre y Harry se siente cómodo, como hace mucho no se sentía. Han hablado de todo y nada, ambos fingiendo ignorar el gran elefante rosa en la habitación. O más bien, los dos elefantes rosas en la habitación. Pero está bien, tienen tiempo para resolverlo.

“¿Por qué no viniste antes? Estuve enloqueciendo por horas al pensar que Octopus te había matado.”

Peter se queda en silencio un rato, pasando sus dedos por la forma sobresaliente de la columna vertebral de Harry.

“Apenas logré salir de la escena sin que ningún policía me atrapara. Me oculté en un callejón, pero me desmayé.” Peter afianza el agarre que tiene en su cintura. “Cuando desperté ya había oscurecido, y no tuve que pensar mucho antes de decidir qué hacer. No hospitales. No tía May. Y no Gwen. Así que vine contigo, sabía que entenderías.”

“Sigo enojado contigo por no decirme.”

Peter suspira. “Era peligroso, Har. Todavía lo es. Si hubiera tenido otra alternativa te hubiera dejado fuera de esto por más tiempo. Para siempre, si pudiera.”

Harry se burla y Peter lo atrae más hacia su cuerpo, ocultando el rostro en su cabello rubio.

“No estoy bromeando, Harry. La gente sale herida. Mierda, incluso el padre de Gwen murió después de conocer mi identidad secreta. Lo veía en todas partes, ¿sabes? Él es la razón principal por la que Gwen y yo terminamos. No podía vivir con la culpa y el remordimiento. No podía traer a Gwen a esto y no sentir que traicionaba su memoria.”

Harry guarda silencio unos segundos antes de responder. “Eso no fue tu culpa, Pete. La gente muere todo el tiempo. No puedes protegerlos a todos.”

“Puedo protegerte a ti.”

La pura sinceridad de esa frase deja a Harry sin aliento. Se apega más al pecho de Peter, casi como si quisiera fundirse en el otro hombre.

 “No puedo creer que seas el maldito Spiderman.”

“No puedo creer que me besaras.”

“Cállate, Parker.” Harry resopla con una sonrisa. Al rato, añade en voz baja. “Deberías llamar a la tía May y decirle que pasarás la noche aquí.”

“Mmm…”

Es la respuesta elocuente de Peter, que ya se encontraba medio dormido. Harry se acurruca aún más en los brazos de Peter, ocultándose del mundo. Se duerme con la sonrisa plasmada en el rostro.

 

*

 

La mañana siguiente es una locura. ¿Quién se imaginaría que la tía May podía alzar tanto la voz?

Peter se ve al borde de las lágrimas y la cicatriz del labio se le volvió a abrir. Harry continúa bebiendo su café mientras lee las noticias en su iPad (principalmente porque se niega a usar un StarkPad), centrado en su tarea de volverse invisible. No quiere estar en el fuego cruzado entre los Parker. Cuál de los dos es más testarudo, realmente no lo sabe. Además, ya lo vivió una vez. Y no, se niega a ser partícipe de nuevo. Nop, él está fuera de eso.

Con el tiempo, Peter corta la llamada y se deja caer en la silla frente a Harry. Apoya su cabeza sobre la superficie de la mesa, siseando de dolor debido a la hinchazón que todavía tiene en algunas partes de su rostro.

“¿Y bien?”

“Ella estaba preocupada hasta la muerte, Har. Me dio todo un discurso de por qué no podía volver a hacerla pasar por esto. Que ella me había enseñado mejor que eso y que tío Ben se encontraría de verdad disgustado si todavía estuviera vivo. Fue una pesadilla.” Peter terminó mientras alcanzaba una magdalena del centro de la mesa.

“Te dije que le avisaras que te quedarías aquí, pero como siempre, mis consejos caen en oídos sordos contigo.”

Peter gruñó.

“¿Qué harás hoy?” Preguntó en cambio, desmenuzando cruelmente la magdalena.

“Tengo que volver a la oficina. Algunos todavía tenemos trabajos que mantener. No todos somos unos holgazanes que saltan de edificio en edificio disfrazados como personajes de historietas. ¿Y tú?”

“Ja, já. Yo planeaba ir a Oscorp, también. Quería empezar a trabajar cuanto antes con Gwen en– Bueno, una cura. Le envié un mensaje dándole todas las nuevas noticias y ella realmente no quiere estar en mis zapatos ahora mismo. No la culpo.”

Harry apenas gruñe una respuesta y deja ir el tema.

No es que no le emocione la idea de una cura. Se está muriendo, no puede ponerse quisquilloso. Lo que en verdad no le da ningún un gusto es que es a Gwen Stacy a quién están recurriendo. O a quién Peter está recurriendo, porque si dependiera de él, tendría a todo Oscorp de cabeza buscando la cura. Pero lo va a hacer al estilo de Peter, sólo para no tener que enfrentarse a esos letales ojos de cachorro.

Dios, es un blandengue. Gracias por todo, Peter Parker.

Ambos se levantan con el tiempo. Peter se encaja en su traje (a lo que Harry se niega a reír, a pesar de que es lo único que quiere hacer) y Harry se acomoda en el suyo (Armani, duh). Cuando ya están listos, Peter se dirige a él.

“Nos vemos más tarde. Tengo que hacer una pequeña parada donde la tía May y luego iré directo a Oscorp. Por favor, ten cuidado.”

Harry rueda los ojos. “Tú ten cuidado, trepamuros.”

Peter murmura en voz baja antes de inclinarse y plantarle un beso rápido en los labios. Desliza la máscara por su rostro y enseguida salta por la ventana hacia la ciudad.

Harry se queda petrificado por unos segundos, preguntándose qué mierda acaba de ocurrir. Sin embargo, sale del aturdimiento con prontitud, porque se le está haciendo tarde y no está con ánimos de tratar con un Menken enojado esta mañana.

 

*

 

Hoy no ha sido uno de los días buenos.

Sabía que pasaría con el tiempo, pero no se imaginaba que sería tan pronto. La enfermedad se está expandiendo por su organismo, la puede sentir bajo la piel. Es una comezón en las erupciones que al rozarlas estalla un dolor insoportable. Puede sentir las inflamaciones palpitándole y el ardor de las lesiones empeora con la fiebre. Y están empezando a tomar un asqueroso color verdoso, como de podredumbre.

Harry sabe que jamás podrá quitarse la imagen de Norman Osborn de la cabeza. La forma en que su cuerpo se fue volviendo cada vez más vulnerable a la luz y cualquier cosa más o menos brillante le causaba el más grande de los dolores. Sus ojos eran nebulosos, como si la enfermedad lo estuviera desensibilizando, quitándole todos sus sentidos, y su organismo se estuviera pudriendo de dentro hacia fuera.

No era la imagen más linda para recordar, pero era la que contaba. Y si tenía que ser honesto, diría que iba acorde con la personalidad de Norman. Podrido desde el interior.

No vio a Peter en todo el día. Felicia vino temprano para informarle, con un profesionalismo forzado, que el señor Parker se encontraba en las instalaciones. Después del episodio de ayer, Harry no podía esperar más de ella.

Tiene otra pila de documentos que revisar y firmar, pero no le importa una mierda. Está recostado en el sillón de cuero negro de su oficina, entrando y saliendo de la inconciencia a ratos. Demasiado fatigado para dormir, pero demasiado fatigado para estar despierto.

Se queda mirando la pared fijamente. Intenta olvidar que la cicatriz en su cuello pica y la que se extiende desde su muslo interno hasta la rodilla le duele ligeramente. Sus párpados le pesan, pero se niega a cerrar los ojos (porque tiene miedo de que si cae en un sueño muy profundo no va a tener la fuerza suficiente para volver a despertar). En algún momento dormita, porque lo siguiente que sabe es que hay dos manos calientes en su rostro y una voz suave diciendo su nombre.

Cuando abre los ojos se encuentra con un Peter sonriente. Está acunando su rostro casi con devoción y parece cansado. Lo puede notar en sus labios fruncidos y en las bolsas bajo sus ojos. Las ojeras no se ven bien en Peter, se da cuenta aletargado. Las líneas de preocupación en su frente lo hacen lucir diez años más viejo y eso no está bien.

Harry extiende su mano para alisar los pliegues de su piel con dedos temblorosos, teniendo especial cuidado con los moretones que aún están repartidos por su rostro. Lo cual es bueno, muy bueno, porque las heridas causadas por el Dr. Octopus ya se están curando. Esa es buena señal.

“Hey, Harry. ¿Quieres ir a dar un paseo?”

Se quiere negar. La idea de moverse se le hace imposible. Pero es Peter quien se lo está preguntando y siempre ha sido incapaz de negarle cualquier cosa, por lo que asiente y deja que Peter lo dirija.

Primero, Peter duda, como si temiera que con sólo tocarlo pudiera quebrarse, pero se recupera con rapidez. Pasa los brazos de Harry por detrás de su cuello y sujeta su cintura como si sostuviera el objeto más preciado de su vida.

Lo que es lindo, de hecho. Peter es lindo.

Harry pestañea y al momento siguiente se encuentran en la parte superior de la Torre Oscorp, viendo el atardecer de Nueva York. Lo que es una vista espectacular.

El viento de la tarde baña su rostro con una brisa suave y puede sentirse más despierto. Peter aún lo sostiene, negándose a dejarlo ir incluso cuando se deslizan hasta el suelo, acurrucándose juntos.

Es un buen día, decide. Con Peter siempre es un buen día.

Se quedan en silencio mientras el día se oscurece. Peter tararea melodías desconocidas en su coronilla. Sostiene su mano, fingiendo que no se da cuenta cómo se sacude. Harry aprecia la intención.

Los minutos pasan y quiere permanecer en ese momento para siempre. Sus cuerpos parecen encajar a la perfección. Apoya su mejilla en el pecho de Peter y su mirada se pierde en los últimos atisbos de luz en el horizonte.

Finalmente susurra.

“No quiero terminar como mi padre.”

“No lo harás, Harry. No lo permitiremos, ¿me escuchas? Mejorarás. Te ayudaremos a mejorar y todo esto no será más que un mal recuerdo.”

“Eso espero, Pete. No quiero dejarte.”

“No te dejaré dejarme, Har. Eso no ocurrirá.”

El sol está completamente oculto. Los faroles de las calles y los carteles luminosos del Times Square iluminan la ciudad. A lo lejos, una zona se apaga completamente. Peter se tensa y suspira contra su sien.

“Te voy a llevar a casa, Har. Tengo que ir a asegurarme de que todo esté bien.”

Asiente y se aferra a Peter. El aterrizaje en la mansión es suave, pero él mantiene su agarre en los antebrazos de Peter.

“No quiero que vayas solo.”

Peter lo mira y niega con la cabeza.

“Lo que sea que estés pensando, Harry, olvídalo. No voy a llevarte conmigo.”

“Pero–”

“Pero nada, no va a pasar. Te necesito aquí. A salvo, ¿bien? Lejos de cualquier peligro.”

Harry se muerde el labio hasta casi sangrar.

“Y yo no te dejaré ir solo tampoco, ¿entiendes? No, no lo voy a permitir. No voy a dejar que vayas. No puedo, Peter, por favor…”

Peter toma su rostro entre sus manos y le acaricia las mejillas con los pulgares. Su mirada transmite tanto afecto que deja a Harry sin aliento.

“Harry, Har, Hey. Mírame. Volveré, ¿bien? Voy a estar devuelta antes de que siquiera te des cuenta de que me fui.” Dice dándole un besito en la nariz. “Pero no puedo dejar que vengas conmigo, Harry– no, no, escúchame. No puedo dejar que vengas conmigo porque si algo te ocurre no voy a ser capaz de soportarlo.” Peter junta sus frentes y cierra los ojos. “¿Recuerdas el día que te caíste por la ventana? Fue horrible, Harry. Por un segundo creí que no te atraparía. Y ese eras tú siendo torpe, no me quiero imaginar cómo sería si resultas herido por mi culpa, ¿entiendes? No puedo.”

“Pero lo hiciste. Me atrapaste.”

“Sí, te atrapé. Y siempre te atraparé, Harry.” Besa su frente una vez antes de añadir. “Lo único que quiero es que estés seguro, y sólo sabré que estás seguro aquí, ¿Bien? Bien.”

Harry hace una mueca, pero asiente. Peter lo besa en los labios y murmura un suave te amo. Desaparece por la ventana y Harry se muerde el labio inferior, incapaz de responderle. Luego, se recuesta en el sillón fundiéndose con el material, deseando poder dormir mil años sin interrupciones, solo con Peter como compañía.

 

*

 

Sin importar lo equipados que están los laboratorios de Oscorp, no son suficiente. Es desalentador, porque no hay ningún otro laboratorio que se les parezca, exceptuando quizás los laboratorios de Industrias Stark, pero uh, snobs.

Lo primero que ve al entrar es a Gwen y a Peter discutiendo en una esquina. Están inclinados para que nadie más pueda captar lo que discuten. Harry observa las gesticulaciones exageradas tanto de Peter como de Gwen (que, sorpresa, hasta eso comparten), y los deja en lo suyo. Recorre las distintas pruebas en que han intentado aislar los agentes curativos del veneno de las arañas. Ninguna ha sido satisfactoria. Las muestras de sangre de Peter y suya no han sido de mucha ayuda hasta el momento, por lo que el estado de ánimos de los tres ha estado un poco caldeado.

Sale de sus pensamientos cuando los brazos de Peter lo envuelven por detrás, apoyando la frente contra su nuca.

 “¿Terminaron de discutir?” Peter gruñe y Harry sonríe. “¿Estás listo para decirme a qué te enfrentaste el otro día?”

“Har–”

“Olvídalo, Pete. Tampoco creí que me lo dirías.”

Peter lo suelta para ir a revisar otras muestras, sin decir nada más. Gwen le da miradas analíticas que, siendo honesto, le estaba poniendo nervioso. Hasta que no soportó más y se acercó a él con paso decidido.

“Señor Osborn.”

“Gwendolyn.”

Ella lo miró por un segundo con los labios fruncidos, enseguida comenzó a hablar:

“Su nombre era Maxwell Dillon. Era un ingeniero eléctrico en Oscorp. Diseñó la red eléctrica que actualmente alimenta a toda Nueva York. Hace unos meses cayó dentro del tanque de anguilas eléctricas durante una de las reparaciones y el accidente se mantuvo en secreto. Todos sus datos fueron eliminados del sistema.” Gwen mantuvo su mirada fijamente, luego añadió. “Se hace llamar Electro.”

Pasaron dos segundos de completo silencio antes de que Peter chillara con indignación.

“¡Gwen! ¡Lo prometiste!”

Ella se encoge de hombros y vuelve a su lugar, ignorando la mirada traicionada de Peter.

“Merece saberlo, Peter. Electro juró venganza contra Oscorp, y por consiguiente, contra Harry. No puedes ocultarle esto.”

Harry se queda sin palabras. Peter se ve listo para estrangular a alguien y Gwen continúa sin mirarlo. Después de que Peter se negara a decirle con qué súpervillano se había enfrentado, comenzó a notar un cambio en su comportamiento. Estaba más paranoico, mandándole mensajes cada hora para saber cómo estaba, llamándolo cuando no le respondía rápido. Incluso Spiderman lo acechaba más seguido.

“¿Es verdad lo que dice Gwen? ¡Respóndeme, Peter!”

Peter se ve en conflicto, pero al final asintió. “Sí, Har, es cierto.”

“¿Y qué, en el nombre de Dios, te poseyó para no decirme nada?” Preguntó con irritación. “Es mi empresa de la que estamos hablando. ¿Tienes idea de cuántas personas trabajan para mí? ¿Y si ese loco viene a vengarse aquí? ¿Qué, Peter? Soy tan responsable de estas personas como lo eres tú, Spiderman. Después de todo eres un héroe, ¿no? Es lo que haces. Proteges a la gente.”

“¡Te estaba protegiendo a ti!” Explotó Peter, perdiendo la compostura. “Era a ti a quien protegía, Harry. Eres tú quien me importa.”

“Oh, vete a otra parte con esa mierda, Parker. No necesito tu protección.”

Se quedan en silencio y Gwen se levanta de su lugar, abandonando la habitación despacio, como si temiera que al romper la tensión se desatara el infierno. Ninguno de los dos le presta atención.

“No me arrepiento de no habértelo dicho, Harry.”

“Y yo no me voy a quedar de brazos cruzados esperando a que ese lunático venga por mí. Hay gente inocente aquí, aunque no lo creas. No todos los relacionados a los Osborn son infames, ya sabes.”

“¿Queeeé? Harry, no. Eso no es– Yo nunca–” Peter se ve como si le hubiera pegado un rodillazo en el plexo solar y por un segundo Harry se siente conmovido por la culpa. “Eso no es a lo que me refería, Har.”

Su voz es suave y conciliadora, pero Harry se niega a ceder esta vez.

“Sí, bueno, así es como me haces sentir.”

Se quedan frente a frente, respirando con dificultad. Peter frunce el entrecejo y Harry se niega a extender el brazo para alisar las líneas de preocupación de su rostro. Tiene que recordarse varias veces que está enojado con Peter y que no merece nada en este momento, pero se está volviendo más difícil con el pasar del tiempo.

“Lo siento, Har. No quería ocultarte esto, pero tampoco quería exponerte a la amenaza. De verdad que sólo quería protegerte.”

 “No me estabas protegiendo así, Peter. Me encontraba más vulnerable que nunca, porque hasta hace diez minutos no tenía idea de que un psicópata estaba tras mis pasos. No me puedes mantener en la ignorancia con este tipo de temas. No puedes.”

Peter le sonríe con afición y Harry siente sus mejillas enrojeciendo. Quiere caer sobre Peter, porque la energía se drenó de su cuerpo y se siente debilitado, pero se mantiene firme. Tiene un punto que probar.

“Bueno, si ya terminaste de hacerme una escena, me gustaría mucho besar a mi novio ahora.”

Y con esa simple frase, las fuerzas lo abandonan por completo.

Se deja envolver en los brazos de Peter y le permite juntar sus frentes. Le gusta sentirse querido. Saber que alguien se preocupa por él y que está ahí para sostenerlo en sus días malos, cuando el cansancio es tanto que no consigue sostenerse por su cuenta. La enfermedad es rápida. Está matándolo más rápido de lo que pensaba y Peter se ha negado a dejar su lado si no es estrictamente necesario.

Se están besando cuando las luces comienzan a parpadear. Se alejan y las ampolletas estallan. Peter lo protege de los cristales con su cuerpo, sujetándolo contra sí. Se encienden las luces de emergencia y Gwen entra de nuevo al laboratorio.

Su respiración es entrecortada cuando habla:

“Electro. Se fue la energía en toda Nueva York. Felicia está buscando la manera de solucionarlo.”

El corazón de Harry da un vuelco.

“No.” No, no, no. Simplemente no.

Peter suspira.

“Tengo que ir, Harry. Esto involucra a mucha gente, tú mismo lo dijiste. Soy un héroe y mi trabajo es proteger a las personas.”

“¡Pero no a cambio de la tuya, Peter!”

“Hey, estaré bien. Sabes que voy a regresar.”

Harry niega con la cabeza. No puede ir solo. Electro es peligroso y puede acabar con él rápidamente.

Perder a Peter no es una opción.

“No, Peter. No puedes ir.”

Sus palabras caen en oídos sordos. Peter ya se estaba preparando para marcharse.

“Iré contigo.” Dice Gwen, pero Peter niega mientras se deshace de sus pantalones.

“Si ella va, yo voy.”

“¡No! Ninguno vendrá conmigo.”

Ambos se ven indignados por un momento antes de protestar: “¿Qué quieres decir con que no iremos contigo?”

Peter se ve confundido primero, luego en conflicto y, finalmente, resignado.

“Dios, ustedes son iguales.” Agarra la máscara y se la pone. “Ustedes se quedarán aquí, lejos de la batalla, y antes de que me interrumpan, no, no estoy bromeando.”

Ambos se ven como si quisieran volver a protestar, pero antes de que pudieran, sus manos están atrapadas por una de las redes de Peter, pegadas al instrumento de análisis de ADN del laboratorio. El maldito se atrevió.

“¡Los quiero! ¡No me odien!”

Es lo último que escuchan antes de que Peter se lance por la ventana.

Gwen y él no hablan. Se quedan donde están procesando lo que acaba de pasar. Finalmente, Harry habla en voz baja.

“Por favor dime que no lo hizo.”

“Sí, lo hizo. Realmente lo hizo.”

Con un suspiro, Harry comienza a desprender la telaraña con sus llaves. El material con el que está hecho no es duro, pero es difícil soltarse. Es medio endeble, pero resistente. Y da la impresión de ser pegajosa, pero no lo es. Ew, se lo hará pagar más tarde, de eso no hay dudas.

 Ayuda a Gwen con su propia mano para enseguida proceder a enojarse de verdad.

“Tenemos que hacer algo.” Ella decide.

“Lo sé, pero ¿qué podemos hacer? Electro puede matarlo antes de que lleguemos.”

“No te preocupes por eso. Magneticé sus lanzadores hace semanas. Estará bien por un rato.”

La idea no lo consuela, sólo consigue ponerlo más celoso. Recordar que Peter confió primero en ella con su secreto jamás dejaría de molestarle.

“Espera, ¿dijiste que se fue la electricidad en toda Nueva York?” Gwen asiente. “Eso significa que se vio comprometida la red eléctrica que Max diseñó, esa es la única forma en que un apagón de este nivel podría ocurrir. Eso es lo que quiere, su diseño.”

Ella sonríe y añade. “Tú ve con Peter, yo voy a ir por refuerzos con la policía. Como hija de su antiguo Capitán, me escucharán.”

Finalmente, salen de la Torre Oscorp y se van en direcciones opuestas. Harry toma el Camaro. Si va a hacer una misión de rescate, lo va a hacer con estilo.

 

*

 

Cuando llega a la instalación, se queda sin aliento. Puede ver cómo Electro tiene sometido a Peter con una descarga de electricidad que hubiera matado a un humano normal. La energía lo tiene apresado por brazos y piernas, aferrándolo también por el cuello. Peter trata de darle pelea, forcejeando con su cuerpo, pero no es suficiente.

Maniobra la palanca de cambio y pisa el acelerador a fondo, sin pensarlo dos veces. Atraviesa las rejas y con un golpe limpio (que abolla su precioso Camaro) manda a Electro a volar, dejándolo brevemente fuera de combate. Peter se retorcía en el piso.

Luego de bajarse del vehículo, su primer instinto fue lanzarse sobre Peter, pero se contuvo a duras penas. Peter se levanta con dificultad, sacudiendo la cabeza para despejarse. Se traga sus sentimientos y camina directo hacia él.

“Eso fue monumentalmente estúpido, Peter.” Dice con unas ganas irrefrenables de abofetear a su novio. “¿En serio? ¿Ese es tu gran plan, dejarnos a Gwen y a mí atados a una puta máquina con una de tus maravillosas redes? ¿Y de verdad esperabas que nos quedáramos ahí? ¿Acaso eres idiota?”

Peter se dirige a él moviendo los brazos histéricamente, pero Harry no tiene ninguna intención de retroceder ahora.

“No… ¿Harry? ¿Qué estás haciendo aquí? No, no, no. ¡Harry! Tienes que irte ahora. No estoy jugando. ¡Vete! ¡Ahora!”

“¡No, Peter! Estamos en esto juntos, ¿me oyes? Tú, Gwen y yo.” Peter se pasa las manos por la cabeza, con pánico, y Harry quiere reconfortarlo. “Ella fue por la policía. Estarán aquí en cualquier momen–”

“¡No, Harry! ¡No estás entendiendo!” Peter se aferra a sus hombros y lo zarandea. “Es mucho peor de lo que creía, ¿de acuerdo? Va mucho más allá. Por favor, Harry, sólo vete.”

“¡No! Si te quedas, yo me quedo contigo. Ahora haz algo útil y dime cómo puedo ayudar.”

El cuerpo azul-luminoso de Electro se eleva. Peter pone un brazo frente a él, tratando de quitarlo de la vista. Electro no se ve contento. Su mirada es veneno puro. Sus ojos refulgen de ira y se centran en él, evaluando reacciones.

“Max, no–”

“Harry Osborn.”

Comienza a sentir terror. Electro tiene toda su atención puesta en él, ignorando a Peter. Su mirada no deja de analizarlo y sus palabras están cargadas de ira. Sus manos echan chispas y se retuercen como si le doliera físicamente no atacar de inmediato.

“Max, el Sr. Osborn no tien–”

“¡Esto no es asunto tuyo, Spiderman!” Gruñe Electro, y la energía de su organismo resplandece y chisporrotea. “Esto es entre Harry Osborn y yo.”

Harry no se lo espera. Electro estira un brazo y un rayo de energía se dirige rápidamente en su dirección. Peter lanza una telaraña al edificio de control y lo mueve del camino. Se aferra al cuello de Peter y Electro corre detrás de ellos, elevándose debido a la energía estática que flora de su cuerpo.

Parece una pesadilla. Electro se mueve con agilidad mandando rayos eléctricos hacia ellos, pero Peter los esquiva con facilidad balanceándose de un lugar a otro. Electro se apresura a despedir un potente rayo de energía que pasa casi rozando a Harry, antes de que Peter los vuelva a desviar. Lanza una red a una de las columnas del sistema eléctrico y salta sobre otra, para caer por el lado opuesto y perder a Electro momentáneamente.

“Te voy a soltar aquí, Harry.”

“¿Qué? ¡Peter!”

            Tiene un segundo de pánico cuando Peter lo suelta, pero al instante dispara una red horizontal que se adhiere a dos circuitos, creando una hamaca entre ambos. Aprieta el material con manos temblorosas y toma una respiración profunda. Electro aparece detrás de una columna y Peter se precipita a distraerlo, saltando hacia el otro lado y disparándole una telaraña al rostro. Electro se la quita con brusquedad y Peter corre por el conducto siendo perseguido. Se arroja hacia la dirección opuesta a la posición de Harry.

Despide otra descarga y esta vez golpea a Peter por la espalda, derribándolo. Harry se inclina y ve horrorizado a Electro lanzarse sobre el cuerpo caído de su novio. Lo estrangula con ambas manos, atizándole energía estática al rostro con un bramido. Peter se retuerce y se da impulso contra el suelo, empujando a Electro con las piernas.

Electro sale disparado hacia atrás. Peter se levanta y con dos telarañas lo atrapa por el pecho. Electro intenta freírle las redes con energía, pero Peter tira de ellas con fuerza hasta estampar a Electro contra un generador, no afectado por la descarga (¡gracias Gwen Stacy!), pero causando una gran explosión de electricidad que los manda a ambos a volar, provocándole a Harry un mini infarto.

Electro se eleva, enfurecido. Le dirige a Harry una mirada envenenada y apenas tiene un milisegundo de espanto antes de que Electro se dirija hacia él con rapidez, dispuesto a terminar lo que empezó. Puede verlo preparar una nueva descarga, refulgiendo de rabia. Está determinado a matarlo, a cobrar venganza. Y no puede decir que lo culpa. Probablemente haría lo mismo estando en su lugar. Si él se convirtiera en eso… si sintiera que no hay otra salida… ¿podría Peter salvarlo de sí mismo?

Un chorro extremo de agua golpea a Electro y lo manda devuelta al suelo. Al enfocar la vista puede ver a Peter colgando apenas del tanque, sosteniendo con sus dos lanzadores el conducto de agua de Hydro Pump 6. Exhala tembloroso y Peter se deshace del peso, avanzando por el aire para recogerlo.

Peter los balancea hasta la parte superior del edificio de control y lo deposita en la superficie plana, más o menos estable.

“Escúchame bien, Harry. Eso no lo detendrá por mucho tiempo” Peter le acaricia la cabeza con su mano enguantada, sosteniéndolo por la mejilla con la otra. “Aquí dentro hay un hombre, ¿entiendes? Él me está ayudando a detener a Electro. No todos los trabajadores de OscorPower evacuaron la instalación ni fueron calcinados. Por eso no necesito que te involucres, ¿bien? Ahora, por favor, quédate aquí hasta que vuelva por ti.”

Peter le tomó la mano temblorosa y se la apretó, luego saltó y se dirigió hacia Electro, que se elevaba nuevamente.

Harry miró cómo se desarrollaba la pelea. Peter evitaba con eficacia cada golpe de Electro. Se prendaba de los circuitos y se contorsionaba para evitar las descargas. Caía sobre las columnas del sistema y se quitaba con una pirueta para eludir una nueva descarga.

Parecía que se burlara del hombre eléctrico, provocándole más ira.

Los vio intercambiar más golpes. Electro perseguía a Peter, pero él le lanzó una telaraña que le envolvió toda la parte superior del cuerpo. Peter saltó una última vez hasta los dos circuitos rotos del sistema y disparó más telarañas para juntar ambos extremos, utilizándose a sí mismo como adherente.

Electro se deshizo del material con brusquedad, dirigiéndole un potente rayo de energía a Peter, que logró esquivarlo por poco. De pie en la plataforma conectó las redes al mismo tiempo que Electro le envió otra descarga, dándole directamente. El cuerpo de Peter se sacudió. La energía de Electro impactaba con fuerza donde Peter trataba de anudar las telarañas. Apenas podía mantenerse en pie para hacerlo, pero lo consiguió y una vez terminó, gritó.

“¡Ahora! ¡Hazlo ahora!”

Se escuchó un estruendo y entonces Harry vio fascinado como las luces de toda la ciudad volvían a encenderse. Miró a Peter, que había salido impulsado por el fuerte golpe de poder. Electro se había conectado al circuito restaurado. Un gran haz de luz iba desde el circuito a Electro, sobrecargando su cuerpo eléctrico. Su piel azul-luminosa se teñía de naranja en la zona de la frente y la cabeza mientras se agitaba. Sus ojos brumosos se tornaban brillantes. Su piel se resquebrajaba. La energía estaba fragmentándolo mientras rugía con furia y, cuando su organismo no lo resistió más, explotó. Como una batería.

Una sensación de satisfacción invadió a Harry. Peter estaba golpeado, muy golpeado, pero vivo. Se estaba levantando y había humo saliendo de su traje. Agitó su cuerpo y dio un grito de júbilo, estirando sus músculos.

Su alegría les duró poco.

Estaba de rodillas viendo a Peter cuando algo lo agarró por la espalda.

Gritó el nombre de Peter.

Su cuerpo quedó en el aire y el mundo le daba vueltas. Las lesiones de la enfermedad comenzaron a palpitarle. El brazo lo mantenía alzado por la cintura y estaba entrando en pánico al no sentir el suelo bajo sus pies.

Peter se giró violentamente, mirando a través de la máscara lo que ocurría.

El brazo lo zarandeaba con fuerza y él sujetaba el material metálico que lo rodeaba para no perder la maldita cabeza. ¿Y dónde estaba Gwen con esos policías? Este sería un buen momento para que aparecieran.

“¡Octopus!” Gritó Peter. “¡Déjalo ir! ¡Esto es entre tú y yo!”

Harry quería reír histéricamente por lo irónico de la situación. Un momento está siendo cazado por un hombre eléctrico que quiere vengarse de él por algo que ni siquiera tiene la culpa, y al siguiente es utilizado como carnada para cazar al sujeto en spandex (quien además resulta ser su novio) en venganza de algo que él desconoce, y por lo cual Peter, probablemente, tampoco es culpable.

Octopus lo vuelve a zarandear y grita: “¡Era entre tú y yo, Spiderman!” Lo acerca a su rostro y añade. “Pero al parecer este niñito es realmente importante para ti. Tanto como ella lo era para mí.”

“¡NO!”

El Dr. Octopus sonríe y avanza a toda velocidad por el circuito del sistema eléctrico, escalando y saltando hasta llegar a la parte superior. Peter los sigue de cerca, lanzando telaraña tras telaraña para alcanzarlos. Pero es inútil, porque los brazos mecanizados son engañosamente rápidos.

Octopus se prende de la pared de la Torre del Reloj, emprendiendo el viaje de subida. Harry ve que Peter hace lo mismo, escalando con pies y manos lo más rápido que puede. Él mira hacia arriba y sus miradas se encuentran. Harry quiere soltarse del brazo artificial que lo sostiene y caer en los de Peter.

Él lanza más telarañas, pero el brazo restante las elude con una facilidad insultante.

“¡Te rescataré, Harry! ¡Lo prometo!”

Octopus se ríe y se asoma por la parte superior de la Torre, caminando por la cúpula de vidrio.

“No hagas promesas que no podrás cumplir, Spiderman.”

Sin perder el tiempo, Octopus impulsa el brazo con el que lo sujeta, soltándolo cuando está completamente estirado. Y Harry grita, porque está cayendo desde esa gran altura directo a la cúpula y al vacío. Agita los brazos buscando de donde aferrarse, pero no hay nada.

Peter salta y con una patada voladora tira a Octopus por el otro lado de la cúpula. Luego, se inclina sobre sus piernas flexionadas y brinca con los brazos abiertos para recibir a Harry de su caída. Lo atrapa y lo aferra contra su pecho cuando vienen rodando a través del cristal, golpeando la plataforma del interior de la torre. Peter deja escapar un ¡uf! sin aliento y Harry toma una respiración profunda sobre él.

“¿Estás bien?” Le pregunta Peter y él sólo se limita a sacudir la cabeza con violencia.

No cree que jamás volverá a estar bien, sobre todo porque se siente sin fuerza y las erupciones comenzaron a dolerle. Se toma un momento para recomponerse y acurrucarse en Peter, buscando la seguridad que siempre le da.

Esto tampoco les dura mucho, para su horror.

“Aquí están.” Dice Octopus con regocijo desde arriba y Peter se precipita a voltearlos por el borde.

Atando su mano con una telaraña, Peter lo baja hasta uno de los grandes engranajes en movimiento, enderezándose inmediatamente para enfrentar a su enemigo. El engranaje está en posición horizontal y Harry hace equilibro en la superficie inestable, observando la pelea entre Spiderman y el Dr. Octopus.

Si Harry pensó que sólo por apellidarse Osborn tendría enemigos es porque nunca consideró ser novio de un superhéroe.

Octopus intenta agarrar a Peter con sus extremidades mecanizadas, pero Peter evita el golpe y se prenda de la pared. Corre por ella y salta por sobre la cabeza de Octopus lanzando dos telarañas que se pegan a los brazos superiores. Con un impulso va directo hacia él, chocando contra su cuerpo y empujándolo, dando una voltereta al final para volver a aferrarse a la pared.

Octopus se afirma de la plataforma con los brazos mecánicos. Se relame de los labios un hilillo de sangre y se da impulso. Se lanza sobre Peter, azotándole la cabeza contra la pared, pero Peter consigue zafarse al segundo golpe, pateándolo en el pecho. Se balancea con otra telaraña para el lado opuesto de donde está Octopus, generando una brecha entre ambos.

Peter salta una vez más y dispara más telarañas a los brazos artificiales, pegándolos a cualquier superficie relativamente sólida. Dando brincos por encima de Octopus lanza red tras red, casi como si se estuviera burlando de su poca movilidad. Octopus trata de seguir sus movimientos, pero le resulta imposible. Harry ve cómo se va hastiando de la jugarreta de Peter.

“¡Tú la mataste!” Gruñe finalmente.

Peter, siendo el pendejo que es, responde: “Se equivoca, Doc.” Dispara otra telaraña y añade. “Su creación fallida lo hizo.”

Octopus grita y deshace las telarañas que lo inhabilitaban. “¡Prueba qué tan fallido es esto!”

Los brazos se agitan y golpean donde estaba parado Peter, quien lo esquiva, pero los engranajes cercanos son destruidos por el golpe y Harry comienza a caer otra vez.

Peter se apresura y lo ataja con otra telaraña. Él aprieta el material con su mano temblorosa, negándose a soltarla. Peter intenta subirlo tirando de la red, pero Octopus se le echa encima. Harry grita por el brusco movimiento y observa con temor como Peter lucha por mantener su agarre en el forcejeo.

Los brazos mecánicos de Octopus se afirman de la pared, a cada lado de su cuerpo, haciendo fuerza para forzar el avance del engranaje en el que ambos están.

Peter intenta quitárselo de encima desesperadamente. Octopus le azota el brazo con el que sostiene a Harry y otro de sus brazos va directo al rostro de Peter. Él le tira una red directo a los ojos con su mano libre y lo ciega durante unos segundos. Tiempo suficiente para empujarlo con las piernas.

Harry siente el brazo adolorido. Su mano se está cansando a pesar de lo decidido que está a permanecer sujeto de la telaraña. Escucha las sirenas de los coches policiales a la distancia y suelta un suave jadeo de alivio. Octopus, por otro lado, se endereza y le sonríe a Peter. Una sonrisa que le hiela la sangre a Harry.

“¿Peter?”

Uno de los tentáculos de Octopus impulsa el engranaje el resto del camino, cortando la telaraña que lo sostiene entre ese y otro engranaje más.

Lo siguiente que Harry sabe es que está cayendo.

Toma un respiro tembloroso y lo demás ocurre en cámara lenta.

 Ve la figura en retirada del Dr. Octopus. Peter se lanza en picada desde donde estaba tumbado. Los pedazos de los engranajes destrozados caen junto con él, pero sólo puede ver la imagen de Peter, que dispara otra telaraña para atraparlo. Puede ver que va hacia él, lentamente.

Su cuerpo se siente ligero, casi sin huesos. Nada le duele. Sus funciones cerebrales deben haberse detenido, porque no puede pensar en nada más que en Peter siendo Spiderman, siendo un héroe (Peter siempre quiso ser un héroe). Sus extremidades se extienden, dejándose caer dócilmente.

Sus miradas se encuentran a través de la máscara. Ruega porque Peter sepa leer en la suya todo lo que nunca dijo, lo que siempre quiso decir. Cierra los ojos cuando el extremo opuesto de la red se pega a su abdomen. Peter se sujeta de una viga de metal sobresaliente. La telaraña da un tirón.

Sólo siente el impacto.

Entonces todo es oscuridad.

Notas finales:

Advertencias:

-Harry centric
-Grandes spoilers de TASM2
-Retroviral Hyperplasia
-Escenas descriptivas de violencia y acción
-Escenas de Spider-Man y Spider-Man 2
-Muerte de personajes
-Green Goblin no está aquí

 

La escenas final es mi bebé. Fue mi motor y mi motivación. El fic estaba destinado a terminar de esta manera, así que Sorry Not Sorry. No happy ending here :DD !

Gracias por leer y cualquier comentario o crítica constructiva siempre es bien recibida. Siéntanse con la libertad de llorarme todo lo que quieran en los reviews. Yo lloraré con ustedes.

Este fic está publicado en AY, AO3 y se puede encontrar en tumblr. Si se encuentra en cualquier otro medio o el autor no es Oliv_Lufk o un derivado de él, por favor contáctense conmigo.

Gud bay !


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