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2.- TATUAJE MATRIMONIAL por Liss83

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Notas del fanfic:

Una nueva situación entre Roque y Michel mientras lentamente pero de manera segura su relacion avanza

 

Desde que Roque había llegado a la prisión había trabajado en la cocina. Si bien sabia lo básico, el encargado de esta le había enseñado trucos que habían expandido sus horizontes hasta lo inimaginable, a tal grado que había conseguido un permiso para que tomara un curso por correspondencia. Debido al éxito que tuvo su culinaria después del curso, tanto entre los guardias como entre la población carcelaria, ese curso se convirtió en otro y otro, e incluso, el mismo alcaide había hecho los contactos para que Roque obtuviera una beca en una universidad de donde se graduó como chef internacional con honores. A la par, hacia cursos de especializaciones de repostería. Fue este último lo que hizo popular su gastronomía fuera del reclusorio, ya que se ofrecía para encargarse de los platillos en las recepciones de los oficiales, por muy simple que esta fuera. Al principio se topó con resistencia para hacerlo, pero después que uno de los oficiales le diera la oportunidad, los pedidos le llovieron. No cobraba absolutamente nada, ya que esto le ayudaba a no pensar en ella. Procuraba llegar tan cansado a su celda, que ni bien cruzaba esa reja caía inconsciente. Afortunadamente esto también lo ayudaba a no soñar. A no revivir aquello que lo había llevado ahí. Era increíble el rumor que se había extendido ni bien había llegado. No entendía de donde habían sacado que asesino a su novio por haberse negado a tener sexo con él       Santiago, susurraba angustiosamente por las noches en medio de esa pesadilla tan recurrente antes de despertar bañado en sudor. Su físico lleno de músculos le daba un aspecto aterrador, su estatura de un metro noventa ayudaba a la fama que lo precedía. Siempre escogía a un nuevo que no tuviera una condena larga y lo convertía en su juguete. O eso era lo que todos creían. Llevaba once años encerrado cuando cierta tarde, le asignaron un nuevo compañero de celda. Un rubio precioso con un físico de ensueño, que temblaba de pies a cabeza y que enseguida llamo la atención de todos, quienes, ni bien los guardias se fueron, se lanzaron sobre él. Al verlo forcejear en el suelo intentando salvaguardar su hombría, algo ocurrió dentro suyo. Algo le dijo que esa era la respuesta que Dios le mandaba para darle paz a su alma.       - Basta – dijo y aunque su voz tenía un volumen bajo, todos se alejaron del caído – ¿Qué te llamas? - Mi… Mi… Mi… che… che… eeel Al… mo… mo…do…var…, se… se… señor – dijo temblando de miedo con lágrimas en los ojos - Muy bien Michel, – lo  ayudo a ponerse de pie y al instante sintió el miedo que inundaba al muchacho que temblaba completamente – a partir de hoy nadie te molestara – todos los reclusos murmuraron –, porque quien lo haga se muere. ¿Está claro? – dijo el hombre con una voz potente aunque sin gritar y los murmullos cesaron, esparciéndose la pequeña multitud que lo rodeaba       Ese había sido el inicio una amistad que todos creían que por las noches se convertía en salvajes sesiones de sexo. Nada más lejos de la verdad. Si bien estaba consiente que solamente le gustaban los hombres, él jamás forzaría un encuentro con Michel y menos cuando dejo más que en claro su heterosexualidad. Sin embargo con el paso del tiempo y la convivencia en la cocina, donde le había conseguido un puesto, su corazón nuevamente había sido alcanzado por la flecha de cupido. Al principio pensó en dejar de cuidarlo y alejarse, pero había algo en él que lo cautivaba completamente. Detrás de ese porte de hombre que día a día se hacía más seguro dentro de ese lugar, Roque no podía evitar ver a una chica. ¡Si, una chica! Una preciosa que él quería cuidar por siempre       Un día, sin embargo, Michel lo sorprendió totalmente en el patio del reclusorio cuando le mostro el dibujo de dos letras entrelazadas       - ¿Qué es eso? – dijo sonriendo mientras lo abrazaba por los hombros. Después de casi dos años de estar prácticamente día y noche pegados no era raro que se dieran ciertas muestras de cariño, que todos interpretaban de otra forma - Nuestro tatuaje – dijo reclinando su cabeza en el hombro de su amigo. – ¿Qué te parece? - Una ere y una eme… entrelazados… - sonrió - ¿Intentas decirme algo? - Tarado – lo empujo sonriendo -. ¿No te gusta la idea? – Roque tomo el dibujo y lo estudio – Recio y Masculino - ¿Tú, masculino? – dijo Roque levantando las cejas - ¿Por qué crees que no lo soy? – poniendo sus brazos en jarra - Jamás dije eso – se defendió Roque – y hare picadillo al que lo insinué - ¿Te estas burlando? – dijo entrecerrando los ojos – Yo si soy masculino y te lo voy a demostrar – se puso de pie y se fue hacia un galpón donde se reunían los más peligrosos reclusos - Michel, espera – decía Roque caminando detrás de este y apretando el paso para alcanzarlo – ven aquí – dijo echándose a correr entre otros reclusos tras el rubio quien lanzaba carcajadas – deja que te agarre       Michel llego a un galpón donde conversaban un grupo de cuatro hombres y se colocó detrás de estos       - Quiero un tatuaje – dijo de forma acelerada – y le daré postre doble a quien me lo haga - ¿Puede hacer eso? – pregunto intrigado un hombre regordete - Este hace lo que se le venga en gana – Michel le regalo una sonrisa brillante - ¿Qué tiempo? – pregunto otro pero el segundo lo golpeo y le hizo una seña para que mirase a Roque quien miraba a Michel con los brazos cruzados - Tres días – dijo Michel ignorando la pose de su compañero de celda - El gorila detrás de ahí asusta – dijo sonriendo el tercero - Solo ignóralo – dijo también sonriendo – yo lo hago cuando me conviene, como hoy - Oye – protesto Roque – el mío lo quiero aquí – señalando el lado izquierdo de su pecho - ¿De verdad te lo harás? – dijo Michel ilusionado y Roque asintió – Yo también lo quiero en el mismo lugar - Déjame ver el diseño – dijo uno de los hombres y Michel se lo entrego – ¿Son sus iniciales entrelazadas? - He… – dijo  Michel con las mejillas encendidas mirando a Roque quien sonreía – son la iniciales que definen nuestras personalidades - Y esa seria… – dijo uno de ellos - Regio y masculino – dijo Michel sonriente y todos lanzaron una carcajada - Eso define la de Rompe Huesos ¿Dónde queda la tuya? – y nuevamente lanzan una carcajada - Muy gracioso – dijo Michel con ironía – tienes menos… ¿Qué haremos mañana de postre? – Roque encoge los hombros – de lo que sea que vayamos hacer - Basta – dijo Roque sonriendo abrazándolo – ¿Puedes hacernoslos en este momento? - Claro. Quítense las camisas - Uy, la muñequita va dar un espectáculo – dijo uno de los hombres - Nada que Roque no hubiese visto antes – dijo Michel con naturalidad            Todos lanzaron carcajadas mientras Roque rodaba los ojos. Michel fue el primero en sentarse en la silla. En verdad era una tortura. Por sus facciones tan relajadas en esos momentos sabia justo lo que quería…, gritar, llorar, maldecir, salir corriendo a medida que ese cosa taladraba su piel, pero en cambio se quedo ahí con los ojos cerrados ahuatando el dolor. Con sus manos grandes tomo la de su muñequita, como él lo llamaba Al instante abrió sus ojos azules. No supo cuanto tiempo estuvo perdido en su mirada, pero de una cosa estuvo seguro, daría la vida por ese niño bonito de aparador.       - Ya esta – dijo aquel que hacia el tatuaje - Te hace ver… – dijo sonriendo - Me duele – se quejo       Lentamente Roque acerco sus labios a los de su compañero de celda y los atrapo entre los suyos       - Hey, no coman frente a los pobres – se quejo uno de sus amigo  - Cállate – susurro otro el que había hecho el tatuaje - ¿Nunca has visto un matrimonio? - ¿De que hablas? – pregunto intrigado - No tenia esto en mente – dijo sonriendo Michel con los ojos cerrado – pero me gusta - Eso quiere decir…       Rieron hasta que fue hora de preparar la cena. El rumor se extendió como fuego en pastizal. Rompe Huesos y su juguete habían hecho una especie de boda.  Después de la cena, Roque entro en la celda y vio una sabana que rodeaba su cama, y no veía a Michel por ningún lado. Entro a la que era su cama y vio a su ahora ‘esposo’ cubierto por sabana.        - Es nuestra noche de bodas – dijo Michel – así que hay que celebrar - Y tu idea de celebrar es… – dijo Roque       Michel nunca había besado a un hombre pero su instinto lo guiaría. Le acaricio lentamente el rostro y acerco sus labios a los contrarios que gustoso lo recibieron. Sintió como su cintura era rodeada por unos brazos fuertes, que lo atraían a un pecho ancho y duro. No se resistió. Y también rodeo su cuello para profundizar el beso. Las manos de Roque subieron por su espalda por debajo de la sabana, erizando la piel del rubio. Lentamente lo recostó y bajo la sabana para depositar besos en su pecho, mientras Michel le rodeaba las cadera con las piernas y gemía con los ojos cerrados. Las manos de Roque bajaron hasta los glúteos del ex modelo, quien lanzo un pequeño grito, que al momento fue silenciado por unos expertos labios que torturaban su lengua de una manera inimaginable       Esa noche no solo con tinta fueron tatuadas sus pieles                                  

 

Notas finales:

Comentarios. Gracias por leerme. Besos


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