Cuando abrió los ojos le tomó solo segundos darse cuenta de la situación en la que se encontraba. Estaba en un lugar desconocido y, para su horror, completamente solo.
Su cuerpo estaba adolorido, especialmente el abdomen y la cabeza. Recibir cientos de golpes no era algo que se debería tomar a la ligera, y aunque no sintiera el mismo grado de dolor físico que los humanos, le dolía. Pero ahora sus prioridades eran otras.
Con algo de dificultad se levantó del piso y se sostuvo de un árbol debido al mareo que tuvo durante unos segundos. Intentó recordar el motivo que lo llevó hasta ese lugar, pero su mente no podía rememorar las últimas horas.
-¡Hey! ¡¿Alguien me escucha?! -guardó silencio unos segundos pero no logro oír nada. Ni siquiera reconocía el lugar- ¡Hola!
Suspiró frustrado y se rindió después pasados algunos minutos. Se rascó la mejilla y noto el hilo de sangre que escurría de su sien. Aún estaba fresca, lo que le daba una pista, no llevaba mucho tiempo inconsciente. Suspiró de nuevo y trató de tranquilizarse, seguro que no era más que otra situación contra algún demonio y si algo le caracterizaba bien era tener cabeza fría para sobrellevar situaciones como esta y salir ileso… o con vida, el punto era vencer, sobrevivir.
Primero, lo último que recordaba era como Mitori y algunos de sus aliados lo tenían rodeado, superándolo en número, con algunas espadas. Una pelea realmente injusta y ellos unos cobardes. Segundo, estaba en medio de un bosque que no conocía, aunque por el tipo de árboles deducía estar en una parte del Bosque Ilusión, había poca luz, sin embargo, no había pasado más de un par de horas pues su herida en la cabeza aun sangraba, además… estaba solo, lo que le lleva al tercer y más importante punto… ¿Dónde estaba ILay?
Solo pensar en él le hizo darse cuenta de que tenía enrollada en su muñeca la cadena que le había obsequiado a él hacía unos días. Sus sentidos se activaron y su corazón se disparó. Estaban juntos cuando pasó, cuando los atacaron. Sabía perfectamente que ILay podría defenderse, no era débil, pero no podría con uno de su clase, no uno como Mitori.
Dejó de lado el dolor punzante en sus costillas y comenzó a correr. No sabía dónde estaba, ni hacia donde iba, solo quería encontrarlo, asegurarse que escapó. Que estaba bien.
-¡ILay, ¿estas por aquí?! –de nuevo, no hubo respuesta. Su ansiedad comenzó.- ¿Dónde estoy?
Se detuvo a tomar un respiro. Tranquilizarse, debía tranquilizarse, hacer lo que sabía bien y encontrarlo. Miró de nuevo a su alrededor, no reconocía el lugar. Su lógica susurró, ver desde arriba. Bueno, en su estado físico actual no podía hacer mucho hasta estar recuperado, así que se dio ánimos para escalar un árbol.
Una vez en la cima logro ubicarse. Las zonas erráticas del Bosque Ilusión. Ya sabiendo hacia donde ir emprendió camino lo más rápido que su mallugado cuerpo le permitía y poco tiempo después comenzó a escuchar murmullos. La plaza del portal estaba cerca. Y probablemente…
-ILay estará ahí… -dijo sin creerlo completamente, su pecho dolía, no era una buena señal- ¡ILay!
No le costó llegar al centro de la plaza pues el lugar estaba casi vacío. Algo raro, pero eso después, su prioridad era encontrar a ILay. Subió el pequeño borde de la fuente para tener una mejor vista. Cabellos blancos, deberían ser fáciles de encontrar entre tantos castaños y rubios, pero no lograba ver nada.
-¡Cielos santo, Gareth! –Suprimió un quejido al ser jalado tan repentinamente y su corazón se aceleró más al ver hacia abajo, esos cabellos blancos.- ¿Qué es lo que te paso?
-Aleyn…
-Respóndeme, ¿Qué fue lo que te paso? Estas herido, y noto algo raro en tu hombro, ¿acaso volviste a pelear?
-Aleyn –repitió, con un tono desilusionado. No era a ella a quien buscaba, no era a quien quería encontrar sino a su hermano-
-¿Es todo lo que dirás? ¿Aleyn?... ¿Qué rayos pasó contigo?... esta vez no te salvaras de que se lo diga a ILay, se enojará y… espera, él estaba contigo ¿A dónde fue?
-No… no lo sé… ILay, no está… no estaba… yo -su voz se quebró un poco y cubrió su rostro para sentarse en el piso. Si él no estaba ahí, algo malo le pasó. ¿Dónde estaba su querido ILay?, por qué no lograba recordar lo sucedido.
-¡Hey! Hasta que te encuentro, habían tardado demasiado en el bosque y creímos que habían caído en la tentación de la lujuria –se río una chica mientras se acercaba a ellos- ¿Aleyn te dejo así por haber tocado a su hermanito?
Su sonrisa desapareció al ver a su amiga con la mirada perdida y a Gareth con el rostro escondido, cubierto por un aura llena de miedo. Porque si, tenía miedo por primera vez en su vida, miedo por lo que le pudiera pasar a ILay, poco le importaba lo que le pasara a su propia persona pero él, ILay, no podía, no quería que nada malo le pasara.
-Gareth… ¿qué es lo que pasó? –la chica peli naranja se hincó frente a él tomándolo con cuidado de los hombros. Sintió un leve escalofrió al hacerlo- tienes magia demoniaca en tu cuerpo… ¿qué pasó?...
-No lo sé… -apenas logró susurrar, su mente era un caos, no lograba concentrarse- yo… estaba en las zonas erráticas del Bosque… pero, no había nadie… no recuerdo…solo… ILay… ILay…
-Necesitamos a Hensy –declaró la chica mientras se levantaba- él sabrá como quitarte esa magia, tal vez por eso no recuerdas.
-Necesito encontrar a ILay…
-No podrás hacerlo sino recuerdas, lo sabes… -se giró hacia la peli plata- oye… ¡Oye!
-Vamos… -parpadeó rápidamente para despabilarse y los miró-
Gareth tomó impulso para levantarse, pero se sintió repentinamente muy cansado, Aleyn lo ayudó a sostenerse y se dirigieron a la casa de Hensy. Amigo suyo desde su nacimiento en el cielo.
Hensy era un ángel experimentado en tratar heridas o hechizos con distintas magias. Tenía una habilidad sensorial para detectar magia muy desarrollada.
Tanto, que incluso antes de llegar a la puerta esta se abrió y ahí, vestido con un pantalón gris, camisa blanca y un libro en la mano, parecía estarlos esperando.
-Él no entrará a mi casa, no quiero que esa magia ensucie mis cosas
-Hensy, es importante… sabes qué pasa con sino se le quita esa magia –reclamó la chica con cabello naranja- sus heridas no han sanado, está herido… por favor…
Hensy suspiró pesadamente y se hizo a un lado para dejarlos pasar, luego aseguro las puertas y ventanas, ningún ruido debía salir. Esto tomaría un rato.
Sentó a Gareth en el sofá y lo miró a los ojos durante varios segundos.
-La magia demoniaca que tienes no es la que te impide recordar… es un hechizo, de otro ángel –abrió su libro- la magia cubre al hechizo para que no lo puedas detectar, no puedas sanar y mueras
-¿Puedes quitarla? –Su voz estaba cansada y su cuerpo también- debo… saber dónde está ILay, puede estar herido
-Por dios, preocúpate primero un poco por ti, estas muriendo –suspiró cansado y preparó una mezcla de hiervas- no puedo sacar toda la magia que hay en tu cuerpo… está hecha para matar, será poca la que quede, pero seguirá con su propósito… solo puedo retrasarlo… a menos que vayas con Dios, él puede hacer algo más
-Solo necesito tiempo para encontrar a ILay
-¡Idiota! –Gritó Aleyn quien se había mantenido en silencio desde que llegaron- No importa si encuentras a ILay, el sufrirá más si mueres… ¡Prometiste estar siempre con el! ¡Debes recuperarte para hacerlo!
-Lo sé… yo solo… -reprimió un grito de dolor cuando Hensy puso un ungüento en la herida de su hombro, ni siquiera la había notado- estoy preocupado por él… tengo un mal presentimiento
-Eso lo entiendo, pero debes primero recuperarte tú, para recuperarlo a él
No volvió a responder, si lo hacía solo saldrían blasfemias y quejidos de su boca. Las heridas le ardían, como fuego puro y poco a poco fue perdiendo la conciencia en medio de rezos, conjuros y olor a hierbas.
Esta vez cuando despertó ya sabía dónde estaba, el cuerpo aun le pesaba pero ya no tanto como antes. Sus heridas habían mejorado notablemente, ya no sangraba y tenía un poco más de energía. Incluso… incluso…
-Ya recuerdo algo…
Todos giraron a verlo cuando habló. Expectantes. A la espera de una respuesta, en especial Aleyn. Quería encontrar a su hermanito, rezaba con todas sus fuerzas a Dios para que lo cuidara. Quien sea que le haya dañado pagaría con su alma, después de todo, atacar a un ángel era algo que se pagaba con la vida. Ahora con más razón si se trataba de su hermano, un ángel especial.
-Estábamos en el bosque, le iba a dar una gema de Belén, la había conseguido la última vez que fui a la tierra… -guardó silencio unos segundos, todos esperaron a que continuara- Mitori llego con varios ángeles…no creí que hubiera peligro… hasta que vi a un demonio… comenzamos a discutir, quería que ILay la eligiera pero cuando él la rechazó… yo luchaba contra el demonio, querían matarlo, traté de impedirlo… Mitori comenzó a pelear con ILay y en un momento…
-¿Qué? ¿Qué pasó? – Aleyn lo sacudió levemente- ¿Qué le pasó a mi hermano?
-Debo ver a Dios…
Sin que nadie pudiera evitarlo salió de la casa rumbo al gran palacio. Solo entonces, al estar a las puertas de la casa de Dios, se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Las puertas, siempre abiertas, ahora estaban cerradas. Sus sospechas fueron acertadas. Más que nunca debía hablar con Dios.