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Lovers confused por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

Admito que escribí este fic  basado en una canción que escuche desde niña, es una canción en español pero no diré cual es exactamente, porque probablemente debele lo que realmente va a ocurrir y la idea es mantener altas las expectativas (¿?) El fic fue a pedido y como claro está, esto ha sido lo mejor que se me ha ocurrido, espero que sea del agrado del lector y de todos aquellos que le quieran dar una oportunidad.

Notas del capitulo:

El fic está dedicado a quién me lo ha pedido y es Saiki, espero sea de tu agrado y perdón por haberlo separado, pero quería ponerle un poco de intriga (?) De paso podría usarlo para extorsionarte un poco (Mentira, me dicen maldita, pero no llegó a tanto)


 


Admito que deseaba escribir algo mucho más largo, pero creo que el próximo lo tendrá todo, o eso es lo que pretendo. Esto es sólo el inicio.


 


¡Disfrútenlo!

 


 


Nao sostenía un precioso ramo de flores en sus manos, cada flor tenía un color distinto, casi formando un arco iris de  radiantes tonalidades. El batero apenas podía sostenerlo entre sus dedos, por lo que intentaba que el ramo no se desarmara. No tenía tarjeta por lo que no podía saber a quién pertenecía.  Quizás se tratara de alguna fan o una admiradora adinerada, Nao estaba seguro de que aquello debió ser bastante caro, por lo que tampoco podía dejarlos en cualquier lugar. Los del staff sólo le habían indicado que quién le había enviado aquello había usado un servicio de envío y era imposible saber quién era el remitente.


 


 


 


 


Ese había sido su primer evento solista desde que habían dejado la compañía, el lugar se encontraba lleno por lo que no podría saber exactamente quién era aquella misteriosa persona que se había encargado de elegirle semejante presente. Asombrado, aquella noche regresó a casa con ese único regalo, al resto de los obsequios había pedido que se lo enviasen a la casa al día siguiente.


 


 


 


En cuanto el batero llegó a su hogar,  prendió las luces y un dulce aroma se desprendía desde el baño. Seguramente él se había duchado, sonrió como un idiota. Llevaba años junto a aquel muchacho pero estaba tan enamorado como el primer día que se declararon su amor. El batero debía admitir que para él “enamorarse” era difícil,  más que nada porque sufría el rechazo y con aquel chico supuso que el “no” era una obviedad, pero antes de animarse a algo, aquel muchacho lo sorprendió, declarándole su amor. Nao pensó que era otra de sus bromas, pero la seriedad de él había sido tan contundente que no le quedo opción que creerle.


 


 


 


 


-       Nao-Pooh… Pensé que llegarías más tarde. ¿Cómo salió todo? — La voz de Saga lo había sacado de los pensamientos, el bajista estaba en ropa interior,  se acercó a los finos labios del batero para besarle justo sobre los mismos, lento  y delicado.


 


 


 


 


-       Todo salió bien. ¿Tu Cómo estás? —Preguntó aun con el ramo en sus manos, recibiendo el beso en sus labios, suspirando ante el suave contacto de sus comisuras, sintiendo un torpe cosquilleo en su vientre.


 


 


 


 


-       Algo cansado, estuve de un lado para el otro, buscando lo necesario para equiparme. ¿De quién es este precioso ramo? — Se atrevió a preguntar el más alto, aunque llevaba varios minutos mirándolo.


 


 


 


-       Es mío,  pero no sé quién lo envío. Es realmente hermoso pero costoso. — Saga frunció el entrecejo,  mientras dibujaba una extraña mueca en sus labios. Nao tenia fans que realmente lo amaban, pero jamás alguna le había regalado algo de tamaña magnitud.


 


 


 


-       Alguien está queriendo arrebatarme a mi osito…— El bajista exclamó aquello en un tono molesto pero bromista, mientras le ayudaba al más bajo con el ramo y luego le abrazaba. En verdad no era celoso de Nao, simplemente porque confiaba mucho en él y porque claramente aquello era sólo un simple presente.


 


 


 


-       No digas eso. No tengo ojos para otras personas, aparte de ti. — Respondió el batero, besando la punta de la nariz de Saga, sonrojándolo de forma sutil. Oh si, el bajista no se sonrojaba con facilidad, pero las repentinas acciones del mayor, siempre le provocaban aquello.


 


 


 


-       Te amo...Naoyuki. — Pronunció,  abrazándolo con mayor fuerza y besándole con pasión en la boca, antes de empujarlo hasta la cama para desnudarlo y poder dormir juntos,  dejando el ramo en el olvido.


 


 


 


 


 


 


Al cabo de unas semanas, Nao volvió a recibir un nuevo presente, esta vez se trataba de una botella de vino, uno de los más caros y el favorito del batero. Pero al igual que la vez anterior, no llevaba tarjeta por lo que no sabía a quién pertenecía semejante regalo. Cuando el resto de los integrantes observó aquello, comenzaron las bromas, que se trataba de una o un admirador secreto, quizás alguien que pretendía cosas sucias con el batero,  bromas en las que Saga sólo se limitaba a mirar, y sonreír con desgano, mientras que Nao se limitaba a reír de forma suave.


 


 


 


 


 


La relación de Saga y Nao comenzó al tercer año de Alice Nine, primero fueron salidas esporádicas, luego se transformaron en saludas diarias, hasta que el bajista se animó a decirle lo que sentía.  La realidad de ellos era, en su mayor parte por un amor de amistad y comprensión.  Se destacaban por el compañerismo y por la forma en que ambos se complementaban,  desde trabajar en equipo hasta las bromas sucias.  Se entendían y podían conversar largo y tendido, entre risas y pensamientos vagos. Como también simplemente disfrutar del silencio.


Al empezar la relación muchos no le tenían fe, pero lo cierto era que Saga era la mitad de Nao y viceversa. Eran como almas gemelas, sólo existía algo que quizás empañaba un poco la relación, aunque nunca había sido un problema, ninguno de los dos se acordaban de las fechas, por lo que no tenían aniversarios, o días especiales,  vivían en su mundo, pero dado que ambos se entendían,  no pasaba nada. 


 


 


 


Los presentes variaron a lo largo de aquellos meses, todos llegaban a los eventos o conciertos donde Nao asistía.  Los regalos siempre tenían hermosas presentaciones, eran caros y podía notarse que aquel “admirador secreto” conocía muy bien a Nao, a cada uno de sus gustos y costumbres. En un principio habían considerado que era alguien cercano a ellos, pero al batero le asombraba como sabía que regalarle y en qué fecha.


 


 


 


 


 


Saga contemplaba en silencio aquello, no mencionaba y no hacía ninguna escena de celos. Todos presenciaban como el bajista se apartaba de su pareja cuando el mismo abría un nuevo presente y aquella sonrisa bobalicona se dibujaba en las finas comisuras del mayor. Pero el bajista sólo se quedaba callado, quizás meditando. Extrañado por aquella situación.  Se sabía que Saga no era precisamente una persona que regalará muchas cosas, o de hacer detalles para Nao, era parte de la magia de la pareja, ninguno de los dos era detallista y de ese modo se comprendían.  Pero este admirador, estaba quebrando lentamente la estabilidad de ellos. Porque la sonrisa de Nao, contagiosa y ancha, aparecía en su mayor esplendor ante aquellos regalos.


 


 


 


 


Un día, Nao acomodaba su batería para unas tranquilas prácticas en casa junto al castaño bajista, era un método que ambos usaban desde sus primeros años de noviazgo y ahora que convivían también lo realizaban. Saga estaba en silencio y serio, acomodando su bajo, cuando de pronto se animó a exclamar:


 


 


 


-       ¿Qué tal si el admirador secreto es uno de tus ex? — Preguntó de repente, mientras se acomodaba el cabello y miraba a su pareja.


 


 


 


 


-       ¿Un ex? No he tenido muchos. Dudo de eso. No creo que quieran volver conmigo. — Comentó gracioso el batero, mientras negaba suave. — No hemos terminado bien… No creo que quieran volver a verme. — Agregó,  volviendo su mirada al rostro confuso del castaño. — ¿Acaso algo te preocupa, Saga?


 


 


 


-       No…Pero no puedo dejar de pensar en ello. — Mencionó, antes de agregar. —Quizás sólo quiere saber de ti… ¿Cómo es que te has vuelto tan guapo con los años? —  Halago el bajista, haciendo reír a carcajadas al batero, mientras negaba moviendo sus baquetas de forma sincronizada en un enorme no. 


 


 


 


-       Deja de mentir, Saga-pooh. Solo soy guapo para ti. Y quién sea el admirador secreto, quizás sólo me está manifestando su amor, pero nada tiene comparación con los años que tu y yo llevamos juntos — Nao comenzó a mover sus baquetas sobre los tambores,  antes de elegir una canción para  empezar,  dejando atrás aquella conversación. 


 


 


 


 


 


El admirador secreto llegó a perseguir a Nao con presentes durante aproximadamente un año,  pero siempre de forma anónima y su rastro era tan invisible que no podían seguir sus huellas, para al menos conocer  de donde provenían todo ello. Saga y Nao continuaban con normalidad, e incluso habían iniciado un proyecto juntos. De ese modo el bajista estaba actuando de una forma sobre protectora hacia su pareja, prácticamente se había transformado en un guarda espalda, pero aun así no había logrado encontrar indicio alguno que le hiciera aunque sea sospechar de alguien.


 


 


 


 


El día del evento de The Alternative, al finalizar con todas las actividades, Nao y Saga hablaban sin parar sobre los distintos temas que habían abarcado y sobre las posibles modificaciones de las canciones que podían realizar a futuro.  Se quitaban el maquillaje y se limitaban a cambiar sus ropas por unas más cómodas,  cuando alguien toco a la puerta del camerino.  Saga lo abrió y un miembro del staff le entrego una caja rectangular de cristal, que era exclusivamente para Nao-san. Dentro del cubículo largo se encontraba una preciosa rosa roja que parecía brillar a la luz. Saga lo sostuvo entre sus dedos, para mirar a su pareja y entregárselo.


 


 


 


 


 


 


-       ¿Otro más?  Si supiera quién es le pediría que se detenga, comienzo a quedarme sin espacios para guardar. — Exclamó al recibirla, riendo sin poder evitarlo quizás de los nervios que aquello le provocaba, mientras lo observaba con dulzura. Era un precioso regalo. 


 


 


 


 


-       ¿Nunca trae ni siquiera una tarjeta? — Se animó a preguntar el más alto de los dos, a lo que Nao se limitó a dibujar una mueca. —  Entonces es alguien que conocemos.  Si no escribe es porque le conocemos la letra. — Exclamó con seguridad, antes de reír. — ¿No será Tora? Es el único capaz de comprar  regalos excéntricos.


 


 


 


 


 


-       ¿Tora? Lo dudo, es imposible. ¿Con qué fin se gastaría tanto dinero? — Saga lo observó curioso y con una  pícara sonrisa. — ¡Saga!  Deja de pensar idioteces. —Se imaginaba los pensamientos sucios que su pareja estaba teniendo en ese momento


 


 


 


 


-       Pero es posible. Ahora comparten escenario y he notado lo mucho que ese grandote se ríe contigo.  - El bajista espetó aquello en un claro tono celoso.- Quizás les gustas y no se atreve a decírtelo. — Especuló aquello, mordiéndose levemente los labios. — O tal vez pretende un trió. —


 


 


 


 


 


-       Estás haciéndote la película,  Saga- Pooh. A Tora le gustan los senos, siempre sale con mujeres, cómo va a pretender salir conmigo o quiera algo con los dos al mismo tiempo. —  Nao se reía de las ideas descabelladas de su pareja a las que se animaba a golpear al bajista con una de las baquetas para que no piense lo que no estaba ocurriendo.


 


 


 


-        Tú tienes senos. —Volvió a recibir un nuevo golpe. — Pero los tuyos son deliciosos. —Saga pronunció aquello provocando el sonrojo en las mejillas del baterista.


 


 


 


 


Entre risas y bromas, estuvieron a punto de dejar el tema de lado cuando la puerta se abrió suave pidiendo permiso. El bajista se asombro,  pero lo que no espero es que el miembro del staff les informara de una tarjeta que se había perdido en el camino. Ello fue inesperado para los dos,  Nao salto de su silla para poder buscarla, abrió con intriga por conocer la letra del supuesto admirador,  pero lo primero que se percató fue de que la tarjeta estaba hecha con un diseño tipográfico, por lo que  no podía saber su letra. El contenido de la tarjeta decía exactamente que citaba a Nao a compartir una agradable noche. El batero no se animó a leer aquello en voz alta, por lo que a Saga no le quedó más remedio que acercarse al mayor y leerla con sus propios ojos.


 


 


 


 


-       ¿Qué?  ¿Acaso no tiene escrúpulos? — Exclamó asombrado el castaño,  mirando a su pareja que todavía estaba en estado de shock. — ¿Planeas ir? — Preguntó tomando aquella tarjeta de invitación. 


 


 


 


 


-       Sí. — Nao pronunció aquello de forma segura, desencajando la expresión del bajista. — Es necesario… Necesito pedirle que se detenga, y aclararle…


 


 


 


 


-       ¿Qué?  ¿Que estamos juntos? Eso es muy peligroso, Nao… ¿Y qué tal si es un loco? — El bajista estaba alarmado y completamente fuera de su órbita. 


 


 


 


 


-       No me importa. Es necesario dejar en claro las cosas. Me cito en un lugar público,  no creo que me pueda hacer algo. — Nao estaba serio ante esa cita, incluso ignorando las preocupaciones del bajista que se había puesto sumamente nervioso.


 


 


 


 


-       No lo puedo creer Murai, ¿Ni siquiera piensas consultárselo a Show? — Preguntó asombrado, mientras volvía a leer la cita, la cual era para el día siguiente a las nueve de la noche.


 


 


 


 


-       ¿Para qué? Esto puedo arreglarlo solo. — Nao volvió a mirar al bajista antes de besar su frente de forma dulce. — Deja de preocuparte, Nao shii podrá con todo. — Exclamó el batero, relajando su expresión seria, besando a su pareja en los labios. Buscando aminorar aquella preocupación del castaño, pero decidido a asistir y conocer a su admirador secreto.


 


 


 


 


Continuará…


 


 

Notas finales:

Como amo poner a Tora en todo, y el pobre no hace nada. Solo lo meto en todos lados, espero que estén expectantes del próximo capítulo. Sobre todo  Saiki a quien va dedicado plenamente por haberlo pedido.

 

¡Muchas Gracias a todos los que leen!

¡Cuídense Mucho!

 

¡Besos!


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