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Same Old Love por Na Na

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Notas del fanfic:

Hola *agita la mano*

Esta es la... ¿séptima? ¿octava parte? de la serie del SiChul! :D

A pesar de que lleva el nombre de la cancion de Selena Gomez, en el cual está inspirado, no lleva la letra de la canción en el fic.

Léanlo y dénle mucho amorsh~

Notas del capitulo:

Hola de nuevo :3

Antes de que lean, quiero agradecer a las personas que comentaron el fic/la parte anterior :D

Me gustó mucho leer sus opiniones con respecto a la serie :3 

Por favor, sigan bridándome su apoyo, al igual que lo han hecho hasta ahora :D 

Un par de caps más y esta serie llega a su fin~

Y me acabo de dar cuenta que esta es la novena parte! Wow... 

Ahora, sin destraerlos más, lean~

Cuando llegó al departamento y lo vio vacío algo dentro de él se rompió un poco más. Sin embargo, había una parte de él que estaba en paz. Había logrado, al fin, afrontar la situación de HeeChul, y su parte racional estaba contenta de que hubiese tomado cartas en el asunto. De que se hubiese separado del mayor. Pero reparar en todo ello no hacía que el dolor disminuyera.

Caminó por el departamento mientras una punzada de dolor atravesaba su corazón. Se obligó a sí mismo a ignorarla y avanzó hasta la sala. Reparó en un papel en la mesa de centro y, con un suspiro, lo tomó. Leyó las palabras con escepticismo mientras una sonrisa de burla se formaba en sus labios.

—Tienes razón, HeeChul. El «lo siento» no sirve de mucho —arrugó el papel hasta hacerlo una pequeña bola y lo lanzó al suelo con algo de furia.

Fue hasta la habitación mientras se soltaba la corbata. Caminó hasta el baño en donde se desvistió e ingresó a la ducha. Dejó que el agua fluyera por él, bloqueando sus lágrimas. No lloraría. Ya lo había hecho antes y había sido suficiente.

Salió con una toalla en la cintura y el cabello goteándole. Fue al armario por su ropa de pijama y cuando lo abrió se quedó estático. Sólo la mitad del mueble estaba ocupada por sus cosas.

—Debo arreglar esto —sacó un pantalón de pijama, una camisa blanca y lo cerró.

 

 

Apagó el auto y se quedó en él un rato más. No sabía qué hacer, qué pensar. Estaba cansado, aturdido y estresado.

HeeChul había ido en la mañana a su oficina, y lo que le dijo lo dejó pensando gran parte de la tarde y no hizo nada de su trabajo por eso. Ahora tendría todo un fin de semana ocupado. Se apoyó en el reposacabezas del asiento y dejó que al aire escapara por sus labios. Ver a HeeChul siempre lo ponía mal.

Suspiró de nuevo y salió del auto. Fue hasta el ascensor, presionó el botón y mientras esperaba recordó lo que había pasado.

 

Cuando la secretaria lo llamó y le dijo que HeeChul estaba fuera esperando por él se sorprendió. HeeChul no tenía nada qué hacer en la empresa. No tenían negocios juntos y, muchos menos, tenían algo de qué hablar. Estaba pensando en decirle que tenía mucho trabajo, lo cual era cierto, para no recibirlo.

Al ver que se demoraba en contestar la chica le habló de nuevo.

—Dijo que no le quitaría mucho tiempo, señor —SiWon arrugó el ceño. ¿En serio planeaba invitarlo a salir? No había otra razón por la cual el bajo no demoraría.

Decidió acabar lo más rápido posible con ello y le indicó a la chica que lo dejara pasar.

Inhaló profundo mientras se daba la vuelta y comprobaba que todo estaba en su lugar. Cuando se vio bien en el reflejo del ventanal reparó en lo que hacía y se detuvo. Él ya no tenía por qué verse bien para HeeChul, ni mucho menos preocuparse por lo que el mayor pudiera pensar  de él.

Regresó a su trabajo e ignoró el sonido de la puerta abriéndose. Se concentró en las gráficas de su computador mientras empujaba sus lentes para que no resbalaran por su nariz.

Cuando HeeChul entró trató de no sonreír. Le gustaba cuando el alto usaba lentes.

—Hola —se acercó hasta el escritorio e hizo una reverencia. Sólo entonces SiWon lo miró.

El bajo llevaba un traje negro con camisa blanca, sin corbata, zapatos brillantes, cabello todo a un lado, y un rostro impasible. A pesar de eso, SiWon pudo reconocer ansiedad e incomodidad en los ojos del mayor.

Trató de no perder la actitud de hombre ocupado, y se abstuvo de decirle algo más, que lo saludó con un rápido «Hola» y le señaló una silla. El mayor entendió el mensaje y se sentó.

—Dime, ¿qué deseas?

Se hizo un pequeño silencio. Un silencio que era igual a un abismo separándolos. HeeChul jamás había sentido que el escritorio fuera tan grande.

—Te tengo una propuesta, SiWon —HeeChul sonrió, pero era una sonrisa fingida, como si hubiese sido practicada cientos de veces antes. El menor lo miró atento. Se quitó los lentes sin dejar de mirarlo y los dejó a un lado—. Y no saldré de aquí sin una respuesta —la determinación en la voz del mayor lo tomó por sorpresa. Cuando HeeChul hablaba de esa manera siempre conseguía lo que quería.

—Te escucho —fue todo lo que SiWon dijo.

HeeChul no habló más de cinco minutos y esperó paciente por una respuesta del menor. Entrelazó sus manos y miró a su antigua pareja quien jugaba con una pluma. HeeChul sabía que debía estar pensándolo seriamente, y quiso ayudarlo a decidirse.

—No sabrás más de mí después de esto —repitió el mayor. Quería una respuesta. No importaba si era un no. Simplemente quería una.

Había tomado valor, y algo de desfachatez, tenía que admitirlo, para ir a la oficina del menor y proponerle algo descabellado. Y se dijo a sí mismo que se conformaría con la respuesta de SiWon. Lo aceptara o rechazara, él desaparecería de su vida*.

—No puedo decidirlo ahora, HeeChul —el moreno se removió en su silla. El aludido miró a sus manos, de pronto sintiéndose extraño de que lo llamara por su nombre sin algún honorífico—. Es algo que se debe pensar, y yo… Ahora tengo mucho trabajo y debo terminar todo pronto y…

—Está bien —interrumpió el mayor y suspiró. SiWon, que miraba el esfero mientras le hablaba, observó al bajo mientras éste se levantaba de la silla y se arreglaba la chaqueta—. Tienes mi número, espero tu respuesta en la noche, SiWon. No importa la que sea, por favor, házmelo saber.

Hizo una reverencia y salió de la oficina de SiWon, pero no de su cabeza.

 

El alto abrió la puerta de su departamento y lo vio a oscuras. Así estaba la noche después de que HeeChul se fuera. Oscuro, vacío. SiWon suspiró. No podía ser que a esas alturas estuviera pensando en el pasado. Él había decidido dejar todo atrás. No era justo que el mayor regresara y pusiera todo de cabeza.

Bufó mientras se quitaba los zapatos, encendió todas las luces del departamento, inclusive las del baño, y se hizo de cenar, pero en ningún momento dejó de pensar en la propuesta de HeeChul. El mayor siempre había sido impredecible y siempre lograba sorprenderlo con cualquier locura. Y, esta vez, no fue la excepción.

Se sentó en el sofá con un whisky en las manos. Necesitaba algo fuerte en ese momento y nada mejor que un trago. Estiró un brazo en el respaldo del mueble, le dio un sorbo a la bebida y escuchó a su alrededor. Silencio. El silencio alrededor era asfixiante. No se había sentido así desde hace mucho tiempo.

Las primeras semanas después de que HeeChul saliera de su vida, fueron terribles. Fueron las semanas más duras que hubiese pasado, pero él entendía que era mejor estar así a que seguir soportando a HeeChul y su traición. Su corazón ya había resistido tanto dolor al lado del mayor, resistiría la soledad. Estaba consciente de que debía poner de parte, pero eso no evitaba el dolor.

Y  cuando por fin había podido salir del agujero negro en el que toda esa situación lo había llevado, el mayor regresaba a atormentarlo. ¿Cuándo lo dejaría en paz?

Dejó el vaso en la mesa de café con algo de fuerza, llevó las manos a su cara y luego a su cabello, el cual haló mientras bufaba frustrado. Quería que su mente se quedara en blanco para dejar de pensar en tantas cosas a la vez. Se estaba aturdiendo con todos los pensamientos y no quería más problemas de los que ya tenía.

Su respiración era superficial. Todo eso era demasiado que ya no soportaba más.

— ¿Cuándo acabará todo esto? —se levantó y empezó a caminar de un lado a otro. Luego de un tiempo calmando su respiración, dejó caer sus brazos a cada lado con algo de fuerza y su cuerpo en el sofá.

Debía pensar bien lo que haría. Si iría o no con HeeChul.

Una cena con HeeChul.

Desde hacía mucho que no cenaba con el mayor. Ni en casa ni afuera. Habían sido varios meses.

—Y ahora sí quiere hacerlo —comentó molesto.

No era justo lo que HeeChul le pedía.

—Una última cena, SiWon. Para poder explicarte todo —dijo el mayor sin dejar de mirar los orbes oscuros del alto.

SiWon debía admitir que la idea no era mala. Podría escuchar la versión de HeeChul a los hechos. Aunque quizá y diría que era inocente. Él no solía admitir su culpa, ¿por qué esta vez sería diferente?

Tomó aire y lo expulsó pesadamente. Poco después sus ojos empezaron a picar. No era justo. Se levantó y se dirigió al baño.

Cuando HeeChul se fue SiWon había hecho un gran esfuerzo en no pensar en él. Quería sacarlo de su cabeza a como diera lugar, no quería seguir torturándose con su memoria. Estaba decidido a alejarse del mayor, pero no fue fácil.

Cuando se fue lo hizo sin gran escándalo o drama e incluso dejó de hablarle. SiWon pensó que se alejaría por completo de él, así que él tomó la misma decisión. Pero cuando el mayor regresó esperando salir con él, que aceptara sus invitaciones, que siguieran en contacto, algo dentro de él entró en pánico. Quería huir cada vez que HeeChul entraba en su campo visual. ¡No quería verlo! ¿Por qué el mayor no lo entendía?

SiWon se miró en el espejo, el agua cayendo por su rostro junto con una traicionera lágrima. HeeChul aún tenía el poder de lastimarlo.

Inhaló profundo, esperando que ninguna otra lágrima saliera. Ya había derramado bastantes de ellas y se había prometido no hacerlo de nuevo. Y no lo haría. Secó su rostro con una de las toallas su lado y la lanzó a la mesada.

Fue a la cama y se lanzó a ella mirando el techo.

Aceptar cenar con HeeChul tenía sus ventajas y desventajas. Podría saber por qué el mayor lo traicionó, qué fue lo que él hizo mal para no volver a hacerlo**. Qué cambiar de él para que nadie más lo lastimara.

Cerrar todo el ciclo***.

—No sabrás más de mí —había dicho el mayor.

Con la cena él se iría de su vida. HeeChul se alejaría de él.

Ahora que pensaba en ello, la idea de la cena no era tan descabellada como parecía.

Lo que HeeChul le proponía era el escape que necesitaba. El final para una historia que el mayor se empeñaba en seguir escribiendo. Y SiWon necesitaba terminarla, cerrarla y enterrarla en algún lugar hasta que pudiese regresar a ella, sin dolor y sin resentimientos.

Él ya estaba cansado de todo lo que sentía por el mayor. Quería deshacerse de todo y con la cena lo haría. Todo lo que había de por medio acabaría.

Se desharía de ese viejo amor.

Sin embargo, aún no estaba seguro de aceptar la propuesta. No sabía si estaba listo para escuchar la versión de HeeChul.

Escuchó su teléfono sonar. Rodó los ojos, se levantó de la cama de mala gana y fue hasta el comedor. El mayor le dijo que esperaba una llamada, no que él llamaría. Suspiró molesto y pensó que le diría que aún no tenía una respuesta en concreto, que no podía decidirlo en un sólo día. Sin embargo, el nombre de la persona que llamaba no era HeeChul sino KyuHyun. SiWon miró el teléfono y dejó que la llamada se perdiera. Apenas dejó de sonar llamó a su ex pareja.

—Hyung, ya tomé una decisión —dijo apenas escuchar la voz al otro lado.

 

Notas finales:

 *Le tomó una noche en vela decidirse, hacer caso de las sugerencias de sus amigos y conocidos. Y por respeto a SiWon.

 **SiWon siente que tiene la culpa, cuando no es verdad. Ese HeeChul es malo~

 ***SiWon ya fue engañado con anterioridad, por eso las palabras de Min con eso de "él ya fue lastimado antes" en "Unfaithful".

 

Probablemente lo de arriba no sea importante para ustedes, pero lo es xD Creo que eso hace que odien más a Chul -.-

 

Espero les haya gustado :)


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