Me arreglaba la camisa por tercera vez en cinco minutos. El cuello de esta se sentía cada vez más estrecho contra el mío, estaba tan nervioso. Miré mi reflejo contra el cristal, no estaba mal, ¿o sí? Es decir, no soy un chico de revista, pero para mí era más que suficiente, ¿será lo mismo para el?
Dirigí mi mirada al asiento del frente.
Él se encontraba mirando con desinterés hacia el exterior, con un bostezo saliendo de sus gruesos labios.
Ojalá supiera que llevo mi camisa favorita solamente por él.
Sus ojos negros se conectaron con los míos, él soltó un suspiro y yo cerré los ojos.
Al volver a abrirlos sus ojos ya no me miraban, volvieron a dirigirse al exterior, pero esta vez no salió un bostezo desinteresado, en cambio salió una preciosa sonrisa.
¿Había sido por mí? ¿Su corazón estará latiendo igual de rápido que el mío?
Y así pasan los días, de lunes a viernes.
Él y yo sentados frente a frente, con las estaciones pasando y el silencio era presente a cada segundo que pasaba. Yo simplemente me conformaba con mirarle.
Y ocurre otra vez, sus ojos se topan con los míos, un suspiro, los míos pestañean y ya no tengo su mirada en la mía.
Mi corazón vuelve a latir desbocado, pero esta vez las palabras si salen de mis labios. Digo el mismo nombre que le escuché decir a su amigo la vez que estuvieron sentados frente a mí y pude escuchar su voz.
— H-hyukjae — Joder, soné como un idiota, seguro que el está pensando lo mismo.
Mis mejillas arden y mi mirada se dirige al piso, me quiero morir.
Pero tal parece que el no piensa lo mismo, ya que se acerca a mí con una sonrisa y sus labios pronuncian.
— Yo no te conozco y ya te echaba de menos. Cada mañana, rechazo el directo y elijo este tren sólo para compartir este rato contigo, aunque sea en silencio. —
Una sonrisa brotó de mis labios, veo que en él es lo mismo. Miro por la ventana y noto que ya estamos llegando.
Un día especial, este once de marzo.
Un toque en mi mano me despierta de mi ensoñación, su mano esta agarrada fuertemente contra la mía. Llegamos a un túnel y la oscuridad no envuelve.
Subo mis manos por sus brazos hasta llegar a su cara, no veo nada pero sé que está sonriendo, porque yo también lo estoy haciendo. Mis manos tocan su pecho, sintiendo cada uno de los latidos de su corazón.
Mis labios rozan con los de él en esta terrible oscuridad. Los mismos labios que susurran un leve "te quiero".
No tengo miedo de lo que vaya a pasar, porque tengo sus manos en mi cintura y las mías alrededor de su cuello.
Hyukjae, este día tan especial, este once de marzo, te regalo el último soplo de mí corazón.
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Es cortísimo, pero creo que vale la pena.
Inspirado en la canción jueves de la Oreja de Van Gogh.
Para los que no sepan, ese día, en el año 2004 en España, se sufrieron varios atentados a 4 trenes llenos de civiles, hubieron bastantes muertes y muchísimos heridos.
Espero que les guste, les dejo la canción para que la escuchen.
Mucho amor para todos.