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El vampiro y el plebeyo por ryuzaki uzumaki

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Notas del fanfic:

Los pensamientos están señalados de esta manera:

 

<>

 

Aun no tengo bien definida la historia, por lo que las advertencias aparecerán conforme se avance la historia.

Notas del capitulo:

Espero que les guste esta nueva historia.


¡Pedradas al final a leer!

Una luna llena se hacía presente en el bosque de nombre “Embrujado” o inclusive “Prohibido” pues se decía que en esos parajes eran el hogar de monstros, seres de inframundo o del demonio, refugiados del pueblo más cercano o incluso del mundo entero.

La Luna llena se encontraba en su punto más alto, la media noche, esta alumbraba con intensidad el lago que se encontraba en medio del extenso bosque, un ciervo bebía elegantemente del aquel brebaje, sin sospechas de que estaba siendo asechado a las lejanías.

Un joven de cabellos dorados y ojos celestes claro le miraba desde lo alto en las ramas de un fuerte árbol, la oscuridad era su aliada cubriendo toda silueta de aquel fuerte muchacho, junto con el ruido del correr del agua, cubriendo los leves sonidos de su respiración, después de un largo rato de observación y meticulosa planeación se decidió por fin atacar. Salto desde lo alto del árbol cayendo al suelo lleno de hojas secas, alertando al animal que aún estaba saciando su sed con el agua de aquel hermoso rio, por el crujir de aquellas hojas muertas, en ipso facto salió corriendo lejos de la orilla del rio, pero su atacante no lo dejaría escapar.

Corrió detrás de él, a veces impulsándose en los troncos de los árboles, o esquivando aquellas raíces rebeldes que sobresalían de la tierra, el ciervo era ágil, pero no más que el joven de cabellos dorados, por fin el ciervo quedo acorralado contra un gran barranco, no había a donde huir, el animal lo sabía y su atacante también.

Ambos se miraron agitados, aquellos orbes azules penetraban los oscuros ojos del ciervo, se notaba su nerviosismo, aun así no se dejó vencer, se dejó ir contra el joven intentando enterrarle las astas en su abdomen, este las evadió con apenas escasos segundos de reacción, el animal no moriría hasta dar su último esfuerzo, si moriría seria dándolo todo y no siendo un cobarde que se dejó vencer solo por estar acorralado.

Hyoga sujeto sus astas con ambas manos y le desvió la cabeza junto con su ataque, pasaron un extenso lapso de tiempo más luchando, el ciervo parecía cansado, sus ataques eran menos frecuentes y el rubio también estaba agotado –Esto termina aquí- el animal se le abalanzo una vez más con toda la velocidad que podía rendir, Hyoga lo atrapo por su cuello y le mordió, encajando aquellos filosos y mortales dientes, el animal se estremeció e intento zafarse fallidamente, pronto dejo de oponer resistencia, dejándose caer de rodillas en el suelo con delicadeza ayudado por Hyoga mientras aun le bebía la sangre, el joven rubio sentía descender el pulso de aquel animal hasta por fin haber desaparecido. –Lo siento

Aquel animal había muerto, Hyoga acaricio su cuello, específicamente donde estaban dos orificios como prueba de que había sido mordido por su persona, estaban ligeramente manchados con sangre, junto con los labios del joven, dejo el cadáver justo donde lo derribo, no tenía sentido cargarlo o enterrarlo, cualquier otro animal que este hambriento lo devoraría, estos actos ya no tenían crueldad para él, lo veía como la cadena alimenticia, la supervivencia del más apto y esa noche el ciervo no lo había sido.

Camino de regreso al río esa noche había saciado su sed, su hambre, camino con tranquilidad escuchando de vez en cuando las fuertes brisas que hacían estremecer a tan fuertes pinos y robles, dirigió su vista al cielo nocturno decorado con millones de estrellas relucientes, una hermosura de paisaje que nunca se cansaría de admirar, se veían las copas de los arboles tambalearse de un lado al otro como si fuesen a ser derribados por los fuertes vientos, todo era sereno, tranquilo como costumbre hasta que unas voces a las cercanías llamaron su atención.

Se dejó camuflar por las sombras de los árboles, dirigiéndose hasta los sollozos que cada vez eran más próximos -¡Basta, dejen me!

Hyoga se ocultó detrás de un tronco mientras observaba a dos hombres enormes arrastrar y empujar a una persona más pequeña que ellos, este traía una capucha color negra que evitase que Hyoga pudiera ver cómo era, por la voz que escucho dedujo que sería un hombre << ¿Qué estarán haciendo aquí?>> miro detenidamente sus acciones mientras se cuestionaba.

-¡Anda monstro revélate!- uno de los adultos pateo al chico a la orilla del rio, este callo de rodillas en el agua, dejando de lado la capucha que cubría su rostro, Hyoga se anonado completamente mientras que sus ojos se abrían con totalidad << ¡Ese chico! >>

El acompañante del hombre que lo había empujado al rio lo tomo de sus cabellos mientras levantaba su rostro -¡Vamos bestia! Deberías quedarte aquí que es tu hogar

El chico sujeto sus finos cabellos verdes mientras apretaba fuertemente sus parpados evitando dejar salir unas lágrimas de dolor –Detengan… se.

Hyoga trepo al árbol que lo mantenía oculto lo más rápido posible y después se dejó caer sobre aquellos hombres que abusaban de aquel chico de cabellos verdes, los hombres gritaron del susto, aquel chico de cabellos dorados se interponía entre el pequeño de cabellos verdes –Lárguense… -Hyoga les miro molesto, este aun tenia sangre en sus labios por aquella cena, lo cual le dio un aspecto aún más aterrador.

Los hombres salieron corriendo dando gritos de terror, dejando abandonado a aquel chico que desde un inicio venían persiguiendo, Hyoga se giró a mirar al de cabellos verdes aun en el suelo, este se asustó al ver aquel rosto cubierto por sangre, especialmente por sus labios -¡No me hagas daño! ¡Por favor!- el menor cubrió su rostro con sus brazos, Hyoga se agacho hasta estar a su altura y con delicadeza acerco sus manos a su cuerpo -¡No! ¡Ayuda! ¡Ikki!

-Tranquilo no te haré daño- El menor retiro con miedo sus brazos de su rostro -¿Te encuentras bien?

El chico asintió aun temeroso –Si…

Hyoga se levantó y después extendió su mano ayudándole a ponerse de pie -¿Qué hace un niño como tú en este bosque?, ¿No sabes que aquí hay monstros feroces? Y no solo ellos, también animales peligrosos

El menor desvió la mirada –Lo siento… me pone de los nervios- de un bolsillo que traía colgando saco un pañuelo blanco, rápidamente lo humedeció en agua para después exprimirlo, extendió el pañuelo hasta donde se encontraba la quijada de su salvador -¿Puedo? Por favor

Hyoga asintió, la sangre ya se había secado y le causaba cierta incomodidad el sentir tieso el rostro, con delicadeza el joven limpio su rostro hasta deshacerse de aquella mancha que se había tornado casi negra –Gracias…- Hyoga le miro interrogatorio -¿Cuál es tu nombre?

El menor se agacho al rio enjuagando aquel pedazo de tela –Shun… ¿Por qué quieres?

-¿Qué edad tienes?- el menor le miro asustado

-Diecisiete… ¿Para qué pre…?

-¿Qué haces aquí?- No era la primera vez que Hyoga lo veía en este bosque, para ser precisos desde que Shun era un niño le había visto venir a altas horas de la noche, siempre venia solo, a veces cargaba cosas y otras venía con las manos vacías

-Yo… ¿Para qué quieres saber?

-Te salve, me debes al menos una explicación de porqué estas aquí –Hyoga realmente tenia curiosidad, el verlo de vez en cuando es extraño, pues la gente del pueblo más cercano evitaba a toda costa este bosque, si acaso se adentrarían un parte kilómetros, pero nunca hasta mitad del bosque, esa curiosidad la tenía desde hace once años.

Hyoga veía siempre pasar al joven desde que tenía seis años, lo sabía porque él mismo quería cenárselo, deseaba beber su sangre, sin embargo al enterarse que era apenas un niño  decidió dejarlo vivir, no era nadie para arrebatarle la vida a un niño, como se la habían arrebatado a él…

-Yo… eso es un secreto- Shun le dio la espalda y siguió con su camino –Gracias por salvarme- miro sobre su hombro cerciorándose de dejarlo atrás para después volver a mirar al frente

El menor siguió caminando con tranquilidad, mientras que el rubio camino en sentido contrario intentando hacer creer que se había desecho de él, trepo a la copa de los árboles y le siguió con la misma discreción con la que asechaba a sus presas, camino hasta llegar a una cueva, pero no cualquier cueva, en esta habitaba un dragón maligno, ni siquiera el con todos sus años de vida le había visto, porque tenía el cerebro suficiente para no meterse con criaturas más grandes que él.

Se decía que dentro habitaba un dragón de color oscuro, se cuenta que los de colores opacos como el rojo, azul o negro eran de los más hostiles mientras que los de color rosado, blanco y tonos más claros eran sabios y estaban dispuesto a ayudar a su entorno incluidos a los humanos << ¿Qué es lo que haría Shun metido ahí?>> se preguntó mientras seguía observando atento, paso alrededor de una hora y el menor por fin había salido ileso de aquella cueva << ¿Aquí vendría todos los días?>>

-¿Aun sigues aquí?- Hyoga se asustó -¿Cuánto más planeas seguirme?- Shun miro a la copa de los arboles sin recibir respuesta, Hyoga por instinto quería salir huyendo de ahí haciéndole creer que era imaginación suya, pero al primer musculo que movió Shun se volvió a dirigir a él –Sé que estas aquí, ¿Para qué escapar?

Hyoga suspiro, tenía razón, salto descendiendo al suelo a escasos metros de Shun -¿Cómo sabias que te seguía?

-¿Bromeas? Lo supe desde que trepaste al árbol, no eres muy discreto- bufo mientras le regalaba una cálida sonrisa para seguir caminando de regreso

Hyoga le siguió de cerca -¿Sabes que hay dentro de esa cueva?

-Si- le restó importancia

-¡¿Entonces para que te metes?!

Hyoga se sorprendió bastante –Es un secreto…

El rubio chasqueo con la lengua, aun con gran sed de curiosidad, << ¿Cómo había logrado salir ileso de aquella caverna? ¿Sería mentira que dentro habita un dragón maligno?>> esas dos preguntas recorrían su mente, sin darse cuenta caminaba al costado de aquel joven acompañándole de regreso a la aldea

-¿Y tú? ¿Me dirás tu nombre?- Shun rompió aquel silencio que los había estado acompañando desde hace un buen tiempo

-Hyoga- No quiso protestar después de todo él ya le había dicho su nombre

Shun se detuvo de inmediato con los ojos asombrados -¿Acaso tu eres…?-El rubio se giró a mirarlo con indiferencia, esperando que pronunciara las palabras –El vampiro de estos bosques… ¿¡Eres tú?!- una fuerte ventisca se hizo presente, alborotándoles a ambos el cabello.

Hyoga dirigió su mirada al cielo nocturno, divisando la copa de los arboles tambalearse con brusquedad dejando pausa a aquella pregunta –Es un secreto…

Notas finales:


¿Qué hará Shun todas las noches en aquella cueva?


¿Cómo es que Hyoga termino siendo un vampiro?


Descubran eso y más en el siguiente capitulo


¿Qué les ha parecido la historia?


Me gustaría que me lo hicieran saber en los comentarios, me ayudan muchísimo para seguir.


Nos estaremos leyendo! Espero ansiosa


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