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Snow Of The Sahara por ghylainne

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Notas del capitulo:

Para Sasori, con mucho cariño en su día.

Un besazo enorme y mis mejores deseos

La canción es Snow Of The Sahara, de Enigma

Hyoga estaba sentado junto a la ventana, mirando el jardín, aunque sin prestarle mucha atención. En realidad estaba perdido en sus pensamientos, ahogado por la imposibilidad de luchar contra un fantasma. Sabía por experiencia propia lo difícil que es borrar del corazón de la gente a sus seres queridos una vez que han muerto. Y él no podía luchar con los muertos, porque era una batalla que no podría ganar.

Se levantó y fue al cuarto de baño, llenó la bañera y dejó que el agua tibia acariciara su piel, pero ni siquiera eso servía para aliviar el sufrimiento de su corazón. Regresó a su dormitorio, pero al pasar junto a la ventana, algo llamó su atención, una figura que caminaba sin rumbo fijo por el jardín. Una figura que él conocía muy bien.

Sin pararse a pensarlo dos veces, se vistió lo más rápido que pudo y bajó las escaleras para salir al jardín. Vagó un rato hasta encontrar lo que estaba buscando: un melancólico Fénix tirado en el campo.

— ¿Molesto? — preguntó el rubio, pero sólo obtuvo un encogimiento de hombros como respuesta, así que se sentó a su lado, sin saber qué decir— . Hace un bonito día — dijo por romper el silencio, aunque se sintió como un idiota al decir una obviedad como aquella.

Only tell me that you still want me here

When you wander off out there

To those hills of dust and hard winds that blow

In that dry white ocean alone

Lost out in the desert

You are lost out in the desert

 

 

El silencio del Fénix comenzaba a ponerlo nervioso. Pensó en algo inteligente que decir, pero lo único en que podía pensar era en una muchacha a la que nunca había conocido. Y antes de darse cuenta, había traducido sus pensamientos en palabras.

— ¿Todavía piensas en ella?

Ikki se incorporó y miró extrañado al rubio, no tanto por la pregunta, sino por la profunda tristeza que desprendía su voz.

— ¿A qué viene esa pregunta?

Hyoga se sonrojó mientras rehuía su mirada. Temía haber sido demasiado directo. A pesar de que Ikki no era una persona a la que le gustasen las evasivas, uno nunca sabía lo que pasaba por su mente, lo que iría a decir en un momento determinado.

— Pues... — dudó un momento antes de seguir— , yo todavía pienso en mi madre, por eso supongo que tú todavía piensas en ella — “Ella”. Ni siquiera era capaz de decir su nombre— . Es algo normal — añadió.

— Pues sí, a veces pienso en Esmeralda.

Aquellas palabras fueron como un puñal clavado hasta la empuñadura en el corazón del Cisne.

— Claro — dijo en un susurro casi inaudible.

— ¿Has venido sólo para preguntarme eso?

Buena pregunta, porque Hyoga no sabía muy bien por qué había ido.

— No — respondió a falta de una explicación mejor.

— ¿Entonces por qué?

Aquello ya empezaba a parecer un interrogatorio.

— No lo sé.

But to stand with you in a ring of fire

I'll forget the days gone by

I'll protect your body and guard your soul

From mirages in your sight

Lost out in the desert

 

 

Ikki se echó a reír por las explicaciones de Hyoga, que no explicaban nada.

— ¡Menuda frialdad para un Caballero de los hielos! — se burló.

— ¡Oye! — exclamó ofendido. Él sólo quería apoyarlo y el pajarraco ese se metía con él— . Yo...

— Vamos, sólo era una broma — lo interrumpió Ikki estupefacto porque se lo hubiera tomado tan en serio. Normalmente sólo habría servido para provocarlo y que le dedicara un par de insultos con la frialdad más absoluta— . Hyoga, espera — dijo agarrando del brazo al rubio, que ya había hecho el gesto de marcharse— . ¿Se puede saber qué te ocurre? Hoy estás muy raro.

— Nada — dijo intentado soltarse del agarre del Fénix, sin conseguirlo— , no me ocurre nada.

— No te creo.

Ikki podía ser borde, impulsivo y todo lo que uno quisiera, pero no tan tonto como para no darse cuenta de que Hyoga no se estaba comportando como siempre.

— ¿Qué te ocurre? — insistió.

Ikki lo estaba mirando directamente a los ojos, intrigado por la actitud del ruso, mientras a Hyoga no se le ocurría nada que explicase qué hacía allí. Finalmente fue el peliazul, el que creyendo comprender las razones de su amigo, rompió el silencio.

— Esmeralda está muerta, pero yo no.

— ¿Y eso qué tiene que ver? — preguntó un poco desconcertado por aquella afirmación.

— Eso depende de ti.

If your hopes scatter like the dust across your track

I'll be the moon that shines on your path

The sun may blind our eyes

I'll pray the skies above

For snow to fall on the Sahara

 

If that's the only place where you can leave your doubts

I'll hold you up and be your way out

And if we burn away

I'll pray the skies above

For snow to fall on the Sahara

 

 

¡Por todos los cisnes siberianos! No podía ser que lo hubiera cazado tan fácil. Pero allí estaba, de pie en medio del jardín, con Ikki todavía sujetándolo del brazo y aquellos ojos de un azul intenso clavados en los suyos, esperando una respuesta.

— ¿De mí? — Ikki asintió con la cabeza, impaciente por oír su contestación— . No te entiendo.

No era por hacerse el inocente, pero de verdad no sabía lo que el Fénix esperaba de él. ¿Una confesión de amor incondicional para que él le afirmara su amor por Esmeralda y que no podía corresponderle? ¿Eso era lo que quería, burlarse de él? Estaba a punto de largarle cuatro frescas cuando la voz del peliazul se abrió camino hacia él, cargada de una urgencia que jamás había creído posible en él.

— Hyoga, por favor...

Una súplica. Lo que jamás había salido de labios del Fénix por algo así. Suplicar por un poco de la atención del pato era dejar su orgullo aparcado en algún lugar, hecho un ovillo y olvidado por un momento, en espera de la reacción del ruso, que seguía allí plantado, reacio a darle aquello que con tanta desesperación estaba suplicando. Sólo una palabra. Pero seguía en silencio, con la mirada fija en los ojos brillantes de Ikki, que luchaba consigo mismo por no volver a suplicarle.

— ¿Por qué? — ahora era el rubio el que pedía una explicación a lo que, en el fondo, quería hacer.

— Porque es lo que quieres — respondió urgiéndole a decirle lo que tanto ansiaba escuchar y Hyoga se negaba a decir.

Just a wish and I will cover your shoulders

With veils of silk and gold

When the shadows come and darken your heart

Leaving you with regrets so cold

Lost out in the desert

 

 

— Te quiero.

Sólo dos palabras y todos los temores de Hyoga desaparecieron como por arte de magia, porque la cara de Ikki era demasiado explícita, hasta se echó a reír como un loco, lo que asustó al rubio, aprisionado en el fuerte abrazo del que estaba siendo víctima.

— I-Ikki — protestó alejando al todavía sonriente Fénix.

Pero el ave de fuego no se dejó apartar así por las buenas, y al momento Hyoga se vio atrapado de nuevo en sus brazos, en un beso al que no fue capaz de negarse. No supo cuanto tiempo estuvieron allí, en medio del inmenso jardín de Saori, sin separarse ni un milímetro, mientras un ansioso Ikki devoraba unos labios que susurraban en ruso palabras que no llegaba a comprender, pero que tampoco le hacía falta, porque la actitud del pato no necesitaba de más explicaciones.

— ¿Y ahora qué? — preguntó medio en serio medio en broma Ikki.

— ¿Qué de qué? — fingió inocencia.

Ikki rió de nuevo por el juego del pato. Sin fantasmas entre ellos eran libres de decidir ese “qué”.

 

 

If your hopes scatter like the dust across your track

I'll be the moon that shines on your path

The sun may blind our eyes

I'll pray the skies above

For snow to fall on the Sahara

 

If that's the only place where you can leave your doubts

I'll hold you up and be your way out

And if we burn away

I'll pray the skies above

For snow to fall on the Sahara

 

 

 

 

~~FIN~~

 

Ferrol (Galicia), España

21- Noviembre- 2006


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