Sobre la mesa un par de tazas, una llena de té, mientras que la otra, en oposición, llena de café especiado. El silencio alrededor de la mesa se combinaba a la perfección con el vapor. Tal momento más pacífico no se pudo interrumpir, excepto por los dueños de aquellas bebidas.
-¡Vamos, Tae! No te vayas.- Minho resopló entre dientes. Le era tan fácil hacerle enojar, que se consideraba campeón mundial en esa materia. –No pretendía celarte.- Le tomó por la mano.
-No se trata de los celos, Minho…- Taemin suspiró, sentándose en su lugar de mala gana. –Sino de la manera en que me hablaste cuando llegué.
-Lo siento…- Minho torció los labios en una mueca de arrepentimiento. –Yo…Te he extrañado mucho, ahora que no tenemos mucho tiempo para vernos. Me molestó que prefirieras quedarte con Sungwoo, a venir a nuestra cita.
-Minho, estoy aquí.- Le miró serio, exhalando tras ver la cara triste del mayor. –Jamás preferiría quedarme con alguien más, si se trata de tener una cita contigo. Pero tengo que terminar ese trabajo.- Fue severo al hablar.
-Entiendo…- Minho realmente lucía como un cachorrito regañado, logrando tentar el corazón del menor. Taemin sólo pudo suspirar, cubriéndose el rostro.
-Por cosas como esta, hyung, las personas siguen diciendo que tú y yo no estamos hechos para estar juntos.- Exhaló. Amaba a Minho, pero muchas veces lograba llevarle al límite de su paciencia.
-Tae…- Minho se movió al filo del asiento, buscando tomar las manos del menor. –Ellos no nos conocen, como tú y yo lo hacemos.- Rogó con su mirada, provocando una sincera sonrisa en el chico que tenía enfrente.
-Lo sé~- Susurró. –Hyung, sólo quieres que te mimen, a pesar de aparentar ser un chico rudo.
-Y tú eres demasiado serio, para esa cara dulce que tienes.- Minho rio, ganándose un mal gesto de parte del chico.
-Ah~ supongo que, puedo quedarme media hora contigo.- Taemin terminó por ceder.
Minho sólo pudo agradecer aquel sacrificio con un beso que plantó sobre los labios del menor. Se adoraban más de lo que nadie lograría entender. Taemin exhaló, mirando el par de tazas frente a ellos. Hizo un gesto de asco, terminando por intercambiar las tazas de lugar. Detestaba el té. Y ya que Minho usualmente pedía por ambos, los meseros siempre se lo servían a él, en vez de su café.
-Nunca he sabido cómo puedes tomar esa agua de plantas, azucarada.- Hizo un gesto burdo al ver a Minho agregar azúcar a su té.
-Y yo no entiendo cómo puedes beber café solo.- Se encogió de hombros. –Pero el té me hace pensar en ti: dulce, adecuado para la situación, suave y severo a la vez.
Taemin rio, llevándose su taza a sus labios en un corto trago.
-A mí, el café solo, me hace pensar en ti. Es oscuro, y amargo, pero si le agregas un poco de leche y azúcar, hasta los niños lo toman.- Murmuró.
Estaban, simplemente, hechos para estar juntos.
FIN ♥