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Por ti. por Abyss

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Notas del capitulo:

¿Se imaginan que esto iba a ser un drabble?

Si... De las 500 que tenian que ser paso como a ... 650 o algo asi, y al final decidi hacerlo oneshot :) ...... Sip. Necesito mas amigos (?)

¡Advertencias!

Mencion de muerte de personaje, insinuacion de muerte de personaje (yo como se, tal vez alguien llego a tiempo), amm... No se si la relacion Padre e Hijo pase como incesto... Pero hay una ligera (muy ligera) mencion de GoldxSilver, e insinuacion de que Silver siente algo por su papa.

:) Disfruten.... Y si esto no clasifica como yaoi, luego lo borro, de todas formas lo subire a wattpad :)

 

Por un momento espero sentir el cuero de los guantes acariciar su cabello, aquel tacto frío que siempre solía estar presente cuando se encontraban en público —algo lógico, pues su padre no podía darse lujos—, pero no fue así, en su lugar, una cálida y callosa mano acarició su largo cabello rojo.

Porque a él le gustaba que lo tuviera así. Parecía sentir una fascinación por admirar el color que su cabello mantenía, y pasarse horas acariciando los largos mechones con un amor no superficial y mucho menos fraternal.

Ese hombre siempre trajeado de negro, con el rostro tan serio y la voz tan fría… Era su padre. Líder de una organización criminal, una persona que dictaba sin miedo; quien muere y quien vive, alguien que no le teme a nada ni a nadie. La persona que no derramó ni una lagrima, cuando su mujer murió.

Había sido su abuela  —esa mujer siempre trajeada de ese color—, quien terminó por contarle la efímera y bella vida que tuvo su madre, una persona que le pintaron como aquella que amó a su marido por sobre todas las cosas, con el cabello tan largo y rojo —aquel que le heredó con mucho “amor”—, una mujer maravillosa que lamentablemente perdió la vida por traerlo al mundo. Algo tan lamentable, que siempre le sacaba una sonrisa a quien escuchaba aquellas palabras.

Mientras tenía la inocente edad de cuatro años, era lógico que iba a terminar creyendo todo lo que le decían, tuvo que tener el doble de edad para finalmente hurgar en la sencilla mentira.

— ¿Cómo murió mi madre?

Su abuela ya estaba muerta en ese entonces, un año pudriéndose bajo tierra cuando al fin tuvo valor para preguntar sobre la difunta pelirroja, aquella mujer que —de alguna forma que ya no le importaba—, había logrado cautivar a su padre.

—Joven Silver, no creo que nosotros seamos los más indicados para resolver su pregunta.

Al principio esa había sido la respuesta estándar, aquella que todos los reclutas de la organización parecieron haber ensayado juntos por si algún día llegaba a preguntar sobre aquello. Conforme pasó el tiempo la respuesta fue cambiando, en ocasiones más larga debido a las repetitivas disculpas, y otras más cortas debido a la urgencia por abandonar la conversación. En parte suponía que era su culpa, ya que realmente no se encontraba haciendo un esfuerzo por descubrir la verdad, era simple curiosidad que nació cuando su abuela —como era de esperarse—, le dio a entender que ella murió por su culpa, pero no por el parto.

Al final fue un científico —ya cansado de verlo preguntando—, quien le dio la solución a su incógnita.

— ¿A pensado usted en preguntárselo a su padre?

No. La verdad es que no. Y es por eso que ahora se encontraba ahí, sentado en las piernas de su progenitor, en busca de una respuesta que sacie su curiosidad.

—Padre —llamó en un susurro, mientras la cálida mano de su progenitor continuaba acariciando su cabeza—. ¿Te puedo preguntar algo?

Giovanni no respondió, su mirada yacía perdida en la pared de enfrente, pero asintió en señal de estarle prestando atención.

— ¿Cómo murió mi madre?

Simple, directo, de esa forma que a su padre le gustaba que le hablaran.

— ¿Para qué quieres saberlo? —cuestionó el adulto, finalmente estableciendo contacto visual con su hijo.

—Curiosidad.

La mano de Giovanni detuvo todo movimiento, mirando tan fijamente a su hijo que fácilmente lo sintió temblar.

—De una bala. —respondió Giovanni sin darle vueltas al asunto, soltando aquello como si no fuera la gran cosa.

Silver se quedó en silencio un momento, antes de continuar.

— ¿En un enfrentamiento?

—No, yo le disparé —confesó el líder del Team Rocket, quien tomó un mechón de cabello perteneciente su hijo y lo observó con fascinación.

Aquella revelación le hizo temblar ligeramente, sintiéndose repentinamente incomodo por el toque de su padre. Trago saliva intentando formular su siguiente pregunta.

— ¿Por qué?

—Ella intento llevarte lejos de aquí, lejos de mí. Algo que no le iba a permitir —explico Giovanni como si no fuera la gran cosa, acercándose lo suficiente a su único hijo y sujetándolo de la barbilla, para dejar un beso en su frente—. Nunca permitiré, que te alejen de mí.

Repentinamente Silver sintió como algo se retorcía en su estómago, pero con seis años de edad, no fue realmente capaz de saber por qué se sintió de esa forma. Así que únicamente se encogió en su lugar, sintiendo un curioso calor subir por su cuello.

—Tu… ¿Matarías por mí? —pregunto en un susurro, ignorando por completo el repentino temblor que se apodero de los guardias personales de su padre ante el repentino rumbo que tomo la conversación.

—Lo que sea por ti —aseguro Giovanni en un tono que no admitía discusión, mirando fijamente a su único hijo, antes de agregar—. Y mataría, pero para que no te alejaran de mí.

Y aunque en el fondo aquello le provocaba miedo, este mismo se encontraba acompañado de una satisfactoria sensación, que solo aumento esa extraña sensación en la boca del estómago. Tal vez, años después, iba a arrepentirse, pero por ahora, solo disfruto del incomodo toque de su padre sobre su cabello.

0.o.0

Silver sabía que algún día se iba a arrepentir de algo. Hacerse amigo de Gold —y tal vez, algo mas—, era una de esas cosas de las que se arrepentía.

Su cabello rojo continuaba ahí, un poco más largo de lo que alguna vez había sido durante su más tierna infancia, no era realmente alto, pero con dieciséis años era capaz de llegar —mínimamente—, un poco por debajo de los hombros de su padre, aunque el continuaba pareciendo un gigante, con su rostro serio e impasible, y el fuerte tono de voz que no permitía discusión alguna sobre sus decisiones.

Giovanni jamás había dejado de ser un hombre de temer.

—Padre…

Llamo el de cabello rojo en un susurro, intentando llamar su atención.

Intentando hacer que dejara de apuntar a Gold con su arma.

—Cállate Silver. —demando Giovanni en un tono mucho más profundo y áspero, muy diferente al tono que solía oír cuando era niño. Pero tenía sentido, el tiempo nunca había dejado de avanzar, eran cosas de la edad.

—No le hables así —exigió repentinamente Gold, firme y valiente como siempre lo había sido, sin miedo a la persona que lo podía sentenciar a la muerte en cualquier momento. Con esa misma valentía se limpió la sangre que bajaba por su nariz, antes de continuar—. No por ser su padre significa que puedes hacerlo.

Silver tembló en su lugar, sentado en el suelo y con la espalda recargada en la pared, con dos miembros de la organización de su padre, impidiéndole participar de otra forma —que no fuera viendo o hablando—, en la situación que se encontraba ocurriendo.

—Por ser su padre, yo puedo hacer muchas cosas —soltó Giovanni sin mucho interés en establecer alguna conversación con aquel muchacho, sinceramente ya se encontraba cansado de tener que lidiar con esa clase de gente—. Pero no necesito ser su padre, para decir quitarte de en medio.

— ¡Gold!

El repentino grito de Silver y su necesidad de ir corriendo con él, ocurrió justamente después del ensordecedor sonido del arma siendo finalmente activada, los miembros del Team Rocket lo sostuvieron de ambos brazos para impedirle algún avance, pero permitiéndole ver como caía el cuerpo de Gold al frio azulejo, en el cual, poco a poco, se iba formando un charco de sangre. Una sangre a la cual se encontraba tan familiarizado y cuya presencia no le origino absolutamente nada, fue el cuerpo de Gold —retorciéndose por el dolor, el ardor, y su agitada respiración—, lo que activo una especie de alarma en su interior, que le dictaba que corriera a su lado, que de alguna forma intentara detener esa hemorragia. Una voz que le repetir que Lance no debía tardar mucho en llegar.

—Silver, vámonos.

El pelirrojo, alzo la vista del lejano cuerpo de su mejor amigo, para establecer contacto visual con su padre. El adulto ni siquiera se molestó en esperar alguna respuesta, únicamente se agacho y lo tomo entre sus brazos, caminando tranquilamente a la salida, como si no hubiera ocurrido nada en el lugar.

—No te preocupes —en un tono mucho más amable, que el utilizado hace un momento, Giovanni se dirigió a su hijo mientras subían al auto—. No habrá ni siquiera necesidad de enterrarlo.

Silver no entendió a que se refería mientras era acomodado dentro del auto —como si de una muñeca se tratara—, para después ser acompañado por su padre quien se aseguró de cerrar bien la puerta.

Minutos antes de que el edificio donde minutos antes se habían encontrado, explotara y comenzara a ser consumido por el fuego.

— ¿Por qué? —Pregunto entre lágrimas, aferrándose a la tela del saco de su padre, necesitado de una respuesta—. ¿Por qué?

Giovanni le miro un momento, antes de tomarlo por la barbilla y agacharse lo suficiente para besar su frente. En un gesto lleno de amor y cariño, hacia su único hijo.

—Porque el, intento alejarte de mí.

Silver no quería admitirlo mientras se ahogaba entre sus propias lágrimas, pero de una u otra forma. Aquellas palabras le gustaron. 


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