Sus cuencas observaron a aquel humano, aquel ser que fue capaz de tocar a su hermano, quién le arrebato su valiosa vida, quién le quito todo lo que tenía.
Y ahora él haría lo mismo.
Sonrió con burla observando a aquella figura frente a él, tan pequeño pero tan destructivo, le haría sentir lo que él sintió hace tan solo unos momentos. Apretó con fuerza los huesos de su mano si tuviera aquella piel estaba seguro que tendría los nudillos blancos, pero no era así. No sentía nada, no tenía piel que doliera o se lastimara, pero si un alma que podría destruirse.
Al igual que la que deseaba arrancar de aquel pequeño ser.
Lo vio temblar y era la actitud correcta que esperaba que tuviera, deseaba ver el miedo y el terror en aquellas orbes café, deseaba ver como su piel se erizaba y perdía todo el color, deseaba que aquel niño le temiera y viera su muerte reflejada en sus cuencas.
Lo haría lento, le haría sufrir, le mostraría el dolor en su propia carne, aquel dolor que sintió al ver lo único que tenía, a quién más amaba ser destruido por un ser sin corazón o no uno que tuviera compasión.
Dio un paso, el menor retrocedió la misma cantidad, tomo con mayor fuerza su arma e intento sonreír con suficiencia. Aquello ya nada servía, había visto el temor que le había generado, había visto ya su vida pasar por su mente, había visto que su destino se acababa.
Había visto que en aquel momento y lugar obtendría su final.
r13;¡Ey, chico! r13;La voz salió como siempre aunque una aspereza cruzaba por la garganta en ese momento, era deseo, ansiedad, necesidad de sangrer13; ¿A qué le temes?
Intento hablar, esperar hasta que saliera alguna palabra coherente era inútil por lo que dio el primer golpe, sin dejar de ver aquello ojos, que en esta ocasión se abrieron por primera vez con dolor, pero no fue suficiente necesitaba más y todo con sus propios huesos, necesitaba más, su esencia, todo su ser lo necesitaba.
r13;Vamos a divertirnos ¿Si? r13;sus ojos palidecieron y sus pupilas se dilataron pero eso ya no importaba, eso no era la diversión que se esperaba de élr13;
Era tiempo de demostrarle como era que jugaban los monstruos.
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Era cálida, era espesa y era liviana. Como aquello era tan importante para los humanos, solo era una buena pintura para las paredes y el suelo. Sonrió, nunca le había gustado mucho el rojo pero aquello podía cambiar completamente, la sangre le daba un buen color a la tierra, ojala su hermano pudiera verlo.
Sacudiendo la tierra y cualquier sustancia de la batalla se levantó con la capa de Papyrus en una de sus manos, la cual tomo con fuerzas, con aquella fuerza que quería sostener al menor.
Ahora Toriel debería perdonarlo, no pudo cumplir con su deber.
Solo esperaba que ella entendiera que era necesario, que él jamás se permitiría no vengar a su hermano.