Si había que marcar un comienzo en esto, empezó por eso que encontraron, que no fue nada agradable.
Sabían que Yurio estaba ocultando algo muy evidente, que por mas insistencias, él negaba todo, no quería que se entrometieran en su vida. Pero ellos necesitaban saber cada detalle de su pequeño, tenían que protegerlo de un mundo cruel donde puede ser engañado o fácilmente lastimado. Y justamente este estaba en una edad donde ciertos deseos se despiertan y donde una especie de "feromonas" aparecen bruscamente, donde el comienzo a la adolescencia se torna complicado de llevar.
Yuuri y Victor eran los padres perfectos de Yurio. Una familia que se amaban demasiado, lo que en estadísticas se diría, una familia normal doméstica. Pero el problema se hizo presente desde ese día que encontraron un papel tirado en el suelo, un envoltorio no agradable en vista de Yuuri que fue el primero en encontrar aquello justo al lado de su cama matrimonial donde dormía con su esposo.
-Victor ¿Tu sabes que significa esto?- Preguntó Yuuri bastante incómodo por tener de muestra eso en su mano derecha.
-Pues... es lógico, un envoltorio de preservativo.
-Ya lo sé. Lo he tomado del suelo, justo al lado de nuestro Sommier.
-Espera un momento, no pensaras que yo...
-No, de eso estoy seguro. Tu no usas esa marca de condón. Además es imposible pensar en que me hayas engañado, confío plenamente en ti.- Decía Yuuri con seguridad hacia su pareja.
- Debe haber otra explicación. No somos muchos viviendo en esta casa. Tal vez Makacchin lo tomó de algún basural y llegó hasta aquí.- Trataba de buscar Victor alguna especie de explicación lógica.
-No lo creo... Makacchin no es de entrometerse en nuestra habitación sin que nosotros demos el permitido. Incluso la puerta esta siempre cerrada, y en la tarde cuando salimos eso no estaba ahí. Y sumado a eso ¿De donde lo sacaría el perro? Hace mucho que Yurio no saca a pasear al perro.
Ambos hicieron una pausa después de que Yuuri mencionó que su hijo no paseaba a Makacchin, porque pensaron lo mismo, Yurio estaba involucrado.
-¡Yurio!- Vociferaron los dos al unísono dirigiéndose hasta la habitación donde se hallaba.
Su hijo estaba allí, mirando una serie de documentales sobre fantasmas que tanto le apasionaban. Todo lo relacionado al terror le fascinaba. En su tiempo libre se encerraba en su cuarto por algunas horas a mirar ese tipo de cosas. Y de antemano tomaba de la heladera algo comestible y bebible para matar el tiempo. Es que su estilo de vida además del patinaje, en sus tiempos libres los utilizaba para eso mas que todo. No era de muchos amigos, cumplía con sus deberes y si tenía ganas ayudaba a Yuuri con la limpieza. Era bastante independiente, siempre trató de arreglarselas solo para sentirse tranquilo consigo mismo de que no le debía nada a nadie, todo lo conseguía gracias a su propio esfuerzo.
En este caso no podía tratar esto de manera independiente y safar de la situación. De repente se encontró con sus padres intimidándolo no solo con miradas sino con preguntas molestas.
-Yurio ¿Sabes que significa esto?- Preguntó Victor lo mas amable posible mostrando en sus manos el envoltorio.
En ese momento, con tan solo ver la reacción de Yurio, entendieron todo.
Su rostro estaba pálido y sus ojos se agrandaron de forma sorpresiva tratando de asimilar lo que estaba viendo, que por lo que se notaba, parecía conocerlo.
-Ya veo, así que lo reconoces.- Lo descubrió Yuuri.
Se encontraba tan acorralado y era tan torpe que no sabía mentir en el momento. Era tarde para inventar una excusa o historia. Sus padres conocían cada expresión de su hijito y él sabía que iba a ser en vano intentar mentir.
-Yurio por favor explícame que es esto.- Pedía Victor ya mas serio con el tema.
- Es un simple papel de preservativo ¿Que hay de malo en ello? ¿Acaso ustedes no lo usan?
- Hijo, no me quieras tomas el pelo y explícame.- Pedía Victor.
- El pelo no puedo tomartelo, si lo hago te quitaría le poco que te queda viejito. - Contestó en burla el pequeño ruso intentando además de desviar la conversación, agregar algo grosero para escapar de ese momento incómodo.
Yuuri contuvo la risa.
-¡Yurio ya basta! Haré que no he escuchado aquello. Quiero una explicación ¿Has tenido sexo con alguien en nuestra cama?
- ¡Y a ustedes que les importa! Es mi vida y hago lo que quiero. No pienso decir ni una palabra.
-¿A si? Genial, entonces estaras castigado hasta que yo no te levante el castigo. No saldrás de esta casa ¿Me oiste? No mas patinaje, no mas burger, no mas amigos.- Increpo Victor.
- Yuuri ¡Dile algo!- Pedía de respaldo Yurio.
-Tu padre tiene esta vez la palabra. Si no quieres contarnos esta bien. Estarás castigado por eso. Si nos cuentas entonces podríamos negociar lo del castigo mientras tenemos una charla extensa.
-Pero Yuuri, no quiero hablar sobre esto, no permito que se metan en mi vida, ya soy grande.- Rogaba Yurio avergonzado.
-No. Esto se soluciona así ¿No quieres contarnos? Perfecto estarás castigado. No intentes manipular a Yuuri para que te de permitidos porque esta vez no funcionará.- Terminó de reprimir Victor a Yurio viendo como salía de su habitación enfadado dando un portazo.
El prohibido era lo peor, su fin del mundo. Victor era de carácter fuerte, de poner ordenes para que las cosas no se descontrolen. Yuuri también, solo que no le salía hacerse el mandatario, solo si se encontraba muy enojado, pero eso era cosa rara por parte suya. Casi siempre lograba ser manipulable por Yurio, porque en realidad lo quería tanto que negarle algo a veces daba lastima y como su hijo sabía eso, se aprovechaba. Aunque esta vez fue diferente porque ambos padres estaban de acuerdo en reprimir a Yurio hasta que hable. Este era muy orgulloso, si se enojaba permanecía así por muchísimo tiempo, por eso Victor estaba preocupado. Sabía que después de esa discusión no iba a ceder para contar que pasaba. Practicamente, a pesar de castigarlo había perdido, y como no le parecía nada gracioso que su hijo se haya acostado con X persona en su cama prefirió tomar otra decisión: averiguaría como sea mucho sobre la vida social de su hijo estando alerta para descubrir al canalla que se aprovechaba de su pequeño mientras sus padres no estaban.