Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Foster Parent por Ari_123_love

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Estaba viendo Sin City cuando me llegó la inspiración. Luego se mezcló un poco con varios shotas que encontré en tumblr, y terminé por concebir esta idea. 

Esta es una de esas historias que, por mucho que me resistí, terminé escribiendo ♥

Notas del capitulo:

Cuando estaba escribiendo esta historia, me di cuenta que tenía que censurar la idea original. Para hacer el cuento corto, censuré como tres veces lo que tenía escrito x'D Y a fin de cuentas, terminó gustándome como quedó. Espero que les guste también :D

Minho preparaba la comida, teniendo la mitad de su atención en los niños que jugaban en el patio de su casa. Le alegraba poder notar que estos niños sonreían mucho más que cuando habían llegado a su casa por primera vez; sabía que no era la primera casa que visitaban, y que, con algo de suerte, la siguiente casa que obtendrían sería la definitiva. Aquellos tres pequeños habían llegado en conjunto, y su situación legal se encontraba mucho más cerca de ser esclarecida, que antes. Además, la psicóloga infantil que los trataba también había notado ese gran cambio en ellos. Pero, Minho no podía atribuirse ese maravilloso cambio en los infantes de ocho años. Si ellos ahora se encontraban mejor, se debía a Taemin.

Taemin, pensó en él justo en el instante que le escuchó abrir la puerta de la casa. Probablemente sus clases habían terminado antes, y había decidido volver a casa temprano. Se limpió las manos en el paño de cocina que tenía a un lado, y salió en busca de su hijo. Taemin se había entretenido en la sala principal, tratando de hacer reír a otro de los niños que estaba cuidando temporalmente. Choi Minki era un adolescente cerrado ante cualquiera que intentara acercársele, y eso incluía a Taemin. Pero, Minho sabía que por más que ese adolescente se resistiera, Taemin lograría penetrar esa barrera. Taemin siempre lo lograba, Taemin era la luz del mundo.

-Me alegro de saber que ya estás en casa, Tae.- Cortó la insistencia de Taemin sobre Minki, el pobre chico parecía estar a punto de lanzarle alguna maldición si seguía mencionando comentarios graciosos.

-Hola, Minho.- Taemin le miró, regalándole la sonrisa más brillante del mundo. Esa sonrisa que siempre había sido para Minho, y sólo para él.

-Tae…- Evitó sermonearle, después le recordaría sus modales. Ahora simplemente no valía la pena discutir antes de la comida. –Por favor, pon la mesa. Iré a decirles a los traviesos que es hora de que vengan a comer.- Ordenó. –Y ya deja de molestar a Minki.

-¡Ren!- Aquel adolescente se veía más molesto de escuchar su nombre, que de recibir la atención de Taemin.

-Lo siento, de Ren.- Minho aclaró. -Por favor, pongan la mesa entre los dos.

-De acuerdo.- Ren rodó los ojos, levantándose de su lugar y yendo a la cocina.

-Por cierto, Tae...- Minho detuvo un segundo a su hijo, antes de que él también tomará rumbo a la cocina. -Tenemos que conversar.

-...Lo sé.- Taemin entornó los ojos, como si quisiera escudriñar algo en Minho.

-Gracias.- Le dejó ir, escapando el aliento. Taemin había crecido tan rápido. Y eso le dolía ver.

Taemin había sido su primer niño en crianza temporal. Con tan sólo ocho años, Taemin había sido apartado de su padre, bajo el cargo de abuso infantil. Era obvio que Taemin no volvería con ese hombre, y que terminaría en una casa hogar. Quizás Minho se encariñó demasiado con Taemin por ser su primer caso, o quizás era esa linda personalidad que tenía a pesar de lo que había vivido. Sea como fuera, Minho no pudo dejarle ir. Ahora, tras 13 años bajo su cargo, Taemin era una persona que todos querían. De alguna manera imposible de no voltear a verle. Y esa era su mayor condena.

Suspiró, llagando hasta la puerta que dirigía al jardín. Los pequeños traviesos se perseguían entre ellos con redes para mariposas. Minho sonrió a medias, llamándoles para que entraran a comer. Algunos niños simplemente eran casos fáciles, y Minho encontraba refrescante el verlos crecer aunque fuera por un corto lapso de su vida.

Sentados todos alrededor de la mesa, conversaron un poco antes de agradecer por la comida. Era la rutina de todos los días. Algunas veces Taemin llegaba un poco más tarde, pero nunca lo suficiente como para perderse el momento de comer todos juntos. Y, al acabar, cada uno debía de turnarse un día para lavar los platos sucios. Esta vez era turno de Taemin. Mientras los pequeños traviesos corrían a dejar sus platos en el lavaplatos, y Ren hacía una mueca de desagrado ante lo que sobraba en su plato, logrando escaparse sin terminar de comer; Minho observaba con cautela cómo Taemin recogía todo lo que se usó para cocinar, empezando a lavar la losa. 

-Taemin…- Le llamó, cruzándose de brazos al momento de detenerse a su lado, para después secar los platos que Taemin terminaba de lavar. -¿Te molestaría mucho llamarme papá frente a los niños?

-No eres mi padre, Minho. No veo el porqué de hacerlo.- Comentó firme, sin siquiera mirarle.

-Por favor, por los niños. Ellos necesitan saber que esto es una familia.- Imploró.

-Tampoco eres su padre, y ellos lo saben.- Entonces se detuvo, para mirar a Minho. –No necesitan llamarte papá, para que lo seas. Ellos te quieren…

-Pero lo mejor es que me vean como a su padre.

-De acuerdo.- Taemin cerró el grifo, siendo cortante. –Si tanto insistes, papá. Tengo que irme, iré a la biblioteca de la facultad para estudiar.

-¿Con quienes vas?- Minho frunció el ceño. Taemin era popular, y definitivamente había algunas compañías que no le agradaban para su hijo.

-¿Qué importa? Ya dije que voy a estudiar.- Imitó el gesto del mayor, además de cruzarse de brazos. –¿Acaso no confías en mí, papá?

-No uses ese tono conmigo.- ¿En qué momento se había vuelto su plática una riña? Minho sabía perfectamente que esto sólo era un intento de ambos por atrasar aquella plática pendiente. –Son tus amigos en los que no confío.

-¡Ni siquiera los conoces! ¿Cómo puedes pensar mal de ellos?- Taemin se quejó saliendo de la cocina. –Iré con Kyungsoo y con Jongin, ¿de acuerdo? ¿Ellos si te agradan? O tal vez prefieres otra compañía.- Recogió algunos libros que se encontraban desperdigados por la casa, metiéndolos en la mochila.

-Tae, no es así…- Suspiró. –Pero tienes que admitir que algunos de tus amigos a veces son un poco desastrosos.

-En este momento, lo único que admito es que me alegra saber que dentro de una semana dejarás de ser mi tutor.- Le fulminó con la mirada, saliendo de la casa tras dar un portazo.

Minho simplemente contuvo el aliento. Odiaba escuchar eso. Dentro de una semana, perdería a Taemin por completo. Ya que el chico cumpliría su mayoría de edad y sería libre de hacer lo que quisiera, sin necesidad de consultárselo a nadie. Podría irse de la casa, si así lo deseaba, incluso…podría llegar a olvidarle. Eso, realmente, le destrozaba el corazón.

(~°*°~)

Taemin llegó entradas las nueve de la noche. Con lo estricto que era Minho en todas sus reglas, era más que obvio que cada niño estaría ya metido en cama y listo para dormir. Cerró la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido, aun así dejando saber a Minho que ya había llegado. Suspiró, no hubo un alegre recibimiento, ni siquiera uno preocupado. Lanzó su mochila al sofá, sacándose los zapatos y dejándolos a un costado.

Subió a su habitación, cerrando la puerta y dejándose caer en la silla que había a lado de su escritorio. Detestaba cuando discutía con Minho, y últimamente ese era el caso de todos los días. Cerró los ojos, haciendo presión en ellos con las yemas de sus dedos. Faltaba poco, muy poco. En menos de una semana podría quitarse el estigma de “hijo” de Minho. Jadeó, sentía que el tiempo estaba corriendo demasiado lento, tanto que era imposible sobrellevarlo.

El sonido de golpes en su puerta hizo que dejara de compadecerse de sí mismo y su larga espera. Se sentó apropiadamente, diciendo en voz alta un simple adelante, para que la persona del otro lado entrara. Taemin sonrió a medias al ver su pequeño hermano Ren pasar sólo la cabeza, revisando la habitación entera antes de entrar por completo y cerrar la puerta tras de sí.

-Llegaste tarde…- Jadeó por lo bajo, sentándose en la cama de Taemin. –Has peleado con Minho, otra vez…- Torció los labios, escondiendo sus manos dentro de la bolsa de su sudadera.

-Sí…- Sin embargo sonrió, alegrándose de al fin haber cruzado la barrera que protegía al pequeño mundo de su “hermano”. –Insiste en que lo llame papá. Debería de entender que nunca lo haré.

-Hyung, tal vez deberías de hacer lo que Minho te pide y llamarle papá.

-¿Por qué no lo llamas tú papá? Los traviesos tampoco lo hacen.- Se cruzó de brazos. –Lo sabes, ellos lo saben. Minho no es nuestro padre, y no tiene por qué empecinarse con esa idea.  

-Entonces, si se enoja contigo...- Mordió la comisura de sus labios. -Podría pedirte que te fueras de la casa...

-¿Qué?- Taemin se asombró. -Ren, ¿qué ocurre?

-¿Te vas a ir de la casa? No quieres a Minho como un padre, y ya no estarás bajo su tutela.- Entonces se notó alarmado.

-¿No quieres que me vaya?- Taemin sonrió. Definitivamente, había ganado un hermano cuando ese chico llegó a la casa.

-No...

-No me iré, Ren.- Le aseguró. -Ahora puedo hacer lo que me venga en gana, y dejar esta casa no está en mi lista. Te lo aseguro.- Le guiñó un ojo, haciéndole reír.

-Pero, ¿por qué peleas tanto con Minho?- Le miró preocupado. Las cosas simplemente no embonaban.

-Ah~ eso es un secreto.- Taemin rio, colocando su índice sobre sus labios en señal de que no hablaría. -Hay algo que necesito hablar con él, y lo pienso hacer el día de mi cumpleaños.

-Minho te quiere mucho, por favor: ya no lo hagas rabiar.- Suplicó.

-Haré mi mejor esfuerzo.- Se encogió de hombros.

Ren rodó los ojos, poniéndose en pie. -Buenas noches hyung.

-Buenas noches, Ren.- Asintió.

(~°*°~)

-¡Taemin!- Ren se acercó preocupado.

-¿Qué ocurre?- Taemin dejó su mochila en el suelo, alarmado. Ren normalmente no alzaba la voz.

-¡Los traviesos! No los encuentro. Tampoco está Minho.

Taemin miró con pánico la habitación. No había juguetes tirados por sin ningún lado, tampoco la televisión se encontraba encendida. Ren aún llevaba su uniforme, así que probablemente había llegado y notado aquella gran ausencia. Ambos corrieron por toda la casa, buscando algún indicio de lo que estaba ocurriendo. El sonido de la puerta volviendo a ser abierta fue lo único que sucedió.

-¡Minho!- Taemin se acercó con premura. Minho estaba sólo. ¿Por qué estaba sólo?- ¿Qué hiciste con ellos?- Se heló. -¿A dónde los llevaste? Ellos no se pueden ir de la casa, ¡viven aquí! Minho, por favor, dime que no has dejado que se los lleven.- Empezó a hiperventilar.

-Tae, respira por favor.- Minho le tomó por los hombros. -Siéntate, ¿de acuerdo?- Alzó la mirada, encontrándose con la acusativa mirada de Ren desde el corredor. -Tú también, ven acá.- Le obligó a acercarse. -Por favor, ambos cálmense.

-¿Dónde están?- Taemin insistió.

-Hay una pareja que les quiere adoptar.- Fue serio. -La jueza encarga de su caso ha concedido una sesión para que se conozcan. Me pidieron que llevara a los niños, la trabajadora social los traerá de regreso.

-Por supuesto.- Ren se quejó, alzándose del sofá y desapareciendo de la sala.

-Agh...¿Por qué todo lo que hago, o digo le hace fastidiar?- Minho rodó los ojos.

-Es un adolescente, Minho. Sabe que ya nadie le va a adoptar. Está molesto, porque sus hermanos se van a ir, y está celoso porque ellos tendrán una oportunidad nueva.- Taemin jadeó, con el rostro girado para no ver a Minho.

-Tae...- Minho torció los labios, acercándose. -¿También te molesta que se vayan?

-¡También eran mis hermanos, Minho!- Taemin se exaltó, poniéndose de pie dispuesto a irse.

-Lo sé.- Le tomó del brazo, reteniéndole. -Tae, créeme. Con cada niño que ha venido a esta casa, has sufrido con su partida. Sé que con cada uno, has visto una oportunidad de familia destrozada cuando se van. Lo siento, nunca debí haber pedido tu tutoría.

-Nadie me iba a adoptar, tú lo sabías.- Los ojos de Taemin se llenaron de lágrimas. -Sólo deseo que se queden más tiempo. Siempre es muy pronto cuando se van.

-Lo sé.- Le abrazó, buscando consolarle. -A mí tampoco me agrada mucho verlos irse. Pero van a un lugar mejor, con una nueva familia. Y te aseguro que nunca se olvidarán de ti.

-Eso e-espero.- Soltó a Minho, limpiándose las lágrimas entre resuellos. -Te quiero, Minho.

-Yo también te quiero, Tae.- Minho sonrió. -Eres mi hijo, no lo olvides.

Taemin le miro, sin hacer algún tipo de gesto. No dijo nada más, sólo terminó de serenarse. Mordió su labio inferior, asintiendo. Había algo dentro de su mente que obviamente no diría. Lo conservaría, hasta que fuera apropiado hablarlo. Porque estaba cansado de escuchar lo mismo siempre, su único impedimento.

.

.

.

.

.

Taemin miraba con desconsuelo a la pareja que había llegado a llevarse al trío de pequeños. Los niños se veían alegres de saber de su nueva familia, yendo y viniendo, recogiendo sus pocas pertenencias. El proceso de adopción había sido tan absurdamente rápido, que los niños prácticamente iban a estar con su nueva familia dos días antes que el cumpleaños de Taemin.

Suspiró, las maletas ya estaban en el maletero de esa pareja, y los niños se despedían uno a uno de Minho. Ren también se había despedido de ellos ya, y ahora sólo faltaba que Taemin les diera el adiós. Hizo un puchero enorme al ver que los niños se acercaban con intenciones ya establecidas.

-¡Oppa!- La menor de ellos se acercó, pidiéndole que la cargara en brazos.

-¿Cuál es la prisa, Subin?- Taemin rio, ocultando la amargura en el fondo de su garganta.

-Sebin oppa, Taebin oppa, y yo nos vamos a ir.- Admitió, jugando con sus dedos índices. -Oppa, ¿nos vas a extrañar?

-Por supuesto, todos los días.- Asintió. -¿Qué hay de ti, princesa? ¿También me vas a extrañar? 

-¡Neh!- Ella asintió. -¿Podemos venir en navidad?

Esa pregunta tomó por sorpresa a Taemin, colocando una suave sonrisa en su rostro.

-Sí, pueden venir en navidad. Pero tienes que pedirle permiso a tus nuevos papá y mamá antes de hacerlo.- Concedió.

-¿Y en año nuevo?

-También en año nuevo.- Taemin rio. -Te daremos dinero, porque también somos tu familia. ¿Entendido?

-¡Neh!- La pequeña alzó ambas manos. -Adiós, oppa.- Le regaló un beso en la mejilla.

-Hasta pronto, Subinnie.- Taemin bajó a la niña y la dejó correr hacia sus nuevos padres. Le era tan difícil dejarla ir, pero podía darse cuenta que era lo mejor.

-Hyung.

Taemin miró al par de niños que ahora se acercaron a despedirse de él. Entre los tres, no había mucha diferencia física, era obvio que eran hermanos. Pero, cada uno era tan diferente, y se expresaba de diferentes maneras. Contuvo un suspiro, preguntándose si esa pareja sería realmente capaz de comprender eso.

-Supongo que ya no podremos jugar videojuegos.- Taemin se agachó, para quedar a la altura de ambos.

-¡Hyung!- Uno de ellos alzó las manos, igual que su hermana había hecho, para que Taemin le cargara.

-Ven aquí Taebinnie.- Taemin le cargó, haciendo malabares para también cargar al otro pequeño. -Prométanme que no van a pelear.- Les hizo decir que sí. -Y tampoco van a molestar a Subin.

-Neh.- Respondieron ambos al unísono.

-Los voy a extrañar mucho.- Oh no, podía sentir el nudo en su garganta. Empezaría a llorar en cualquier momento.

-Hyung, ¿podemos venir en tu cumpleaños?

-Sí, quiero que vengan.- Taemin les hizo una mueca, provocando risas en los niños. -Pero eso depende de sus nuevos padres. Tienen que pedirles permiso a ellos. ¿Entendiste, Sebinnie?

-Sí.- Asintió,  a pesar de no estar al cien por ciento de su respuesta. De los tres, él era el más travieso.

-Van a estar bien...- Lo dijo más para sí mismo. -No se olviden de mí.

-No hyung.- Ambos niños también le regalaron un beso de despedida, después bajándose de sus brazos.

Taemin observó a los niños subir al auto; contenía la respiración para evitar llorar. Le fue más que difícil observar el último adiós que los pequeñines dieron desde el vidrio posterior del automóvil. Se sentó en la entrada del pórtico, preguntándose hasta dónde sería capaz de seguir viendo el auto color amarillo que se alejaba rápidamente.

-Tae…- Minho tocó el hombro del chico. –Vamos, hay que entrar.

-C-creo que me quedaré un rato más.- Se negó.

Minho exhaló, buscando sentarse por un lado de su hijo. Siempre había sido así, a Taemin no le hacía mucho bien el ver como cada niño que llegaba por protección, se iba. Le abrazó por los hombros, tratando de reconfortarle. Cada vez que veía a Taemin de ese modo, sentía un dejo de culpa. De cierto modo entendía si Taemin decidía irse después de su cumpleaños, así no tendría que estar repitiendo el mismo escenario doloroso de siempre. Jadeó por lo bajo, imaginándose el día que Taemin hiciera el papeleo para liberarse de la tutoría de Minho que el estado le había concedido. Definitivamente, ese sería el peor día de todos.

-Minho...- Taemin exhaló, recostándose sobre el hombro de aquel hombre.

-Aquí estoy, Tae.- Minho tocó suavemente el cabello del joven. -Aquí estaré para ti siempre.

(~°*°~)

Taemin se encontraba sentado al filo de su cama. La luz apagada sólo le permitía observar la luz color rojo del reloj eléctrico que tenía sobre su mesita de noche. Admitía que estaba nervioso, terriblemente nervioso. No todos los días se podía poner en práctica su plan, y casi iba a ser la hora.

11:59.58

11:59.59

12:00.00

Taemin dejó el reloj en paz, levantándose rápidamente. Su corazón latía absurdamente rápido, y su estómago se sentía como un nudo. Pero no iba a desistir. Tenía que hacerlo, tenía que confesar sus sentimientos.

Llegó hasta la habitación de Minho, observando, por la rendija debajo de ella, justo el momento en que la luz interior era apagada. Sostuvo el aliento. Minho normalmente mandaba a todos a dormir a las nueve, para él poder trabajar los documentos de la oficina. Taemin lo sabía, siempre había sido así: Minho tenía trabajo en una oficina, que le permitía salir temprano y cuidar de los niños, siempre y cuando tuviera el trabajo hecho al final. Sonrió un poco, terminando por tomar el picaporte y abrir la puerta lentamente. Lo haría ahora, o nunca. Entró a la habitación de Minho, cerrando la puerta tras de sí.

-¿Qué ocurre?- Minho estiró la mano por la pared, encendiendo la luz desde el interruptor que tenía junto a la cama.

Taemin apagó la luz, usando el interruptor que tenía junto a la puerta. Sabía que no tendría el valor para hablar, si podía ver las reacciones de Minho. Su cara ardía, y no era precisamente vergüenza. ¡No era momento de ser tímido! Pero necesitaba tomar un largo respiro, y calmar los latidos de su corazón, o no podría hablar.

-H-hoy es mi cumpleaños.- Jadeó. Ya que ambos habían estado en la oscuridad, no les costó tanto volver a adaptarse y, podían verse, el uno al otro, a la perfección. Taemin miraba directo a Minho.

-Sí, lo es...- Minho se sentó al filo de la cama, dispuesto a ponerse de pie y acercarse al muchacho. -Taemin, ¿qué es esto?

-Legalmente, ya...no eres mi tutor.- Exhaló, acercándose a la cama. Necesitaba un poco más de valor, coraje, para poder hacer lo que llevaba queriendo por tanto tiempo. -Ahora tengo veintiuno, soy mayor de edad.- Tomó a Minho por los hombros, sentándose sobre su regazo, con las rodillas apoyadas en la cama. -Ahora puedo decirlo. Minho, me gustas mucho.

Y se atrevió, lo besó. Algo que había deseado ya por tanto tiempo. No era un beso exagerado, sólo el roce de sus labios con los del hombre que tanto deseaba. Se podía, incluso, pensar que era uno de los besos más castos jamás visto. Sólo se trataba de sus sentimientos vertidos sobre la boca ajena.

-…Tae…No…- Minho le apartó, encontrando entre la oscuridad ese par de ojos que le miraban con luz. -¿Qué estás diciendo?

-Me gustas Minho, tanto, y desde hace tiempo.- Fue sincero, abrazándose a él. –Esperé demasiado tiempo para poder confesarme.

-No, Tae, esto está mal.- Lo dijo casi como un arrullo, haciendo que el chico se levantara de su regazo, para dejarle sentarse a su lado. –No puedes estar enamorado de mí.

-Pero lo estoy.- Taemin le interrumpió. –Y demasiado. He examinado varias veces mis sentimientos, como la psicóloga lo ha dicho, y siempre es lo mismo. Minho te amo.

-¿Q-qué?- La enorme sorpresa en Minho no pasó desapercibida. -¿Tú psicóloga lo sabe? ¿Qué te ha dicho al respeto?

-Ella pensaba que yo confundía mis sentimientos...- Bajó la voz. -¡Pero no es así! No se trata de eso, yo jamás he pensado en ti de otra manera que no sea esta.  Siempre te he querido...Ella lo entiende ahora, sabe de mis sentimientos por ti, y los apoya.

-Taemin, pero esto está mal.- Aún en la oscuridad, Minho pudo ver la decepción aparecer en el rostro del chico. -Soy tu padre.

-¡No lo eres!- Taemin se arrebató. -Nunca lo has sido, ya ni siquiera eres mi tutor. -Se volvió a acercar al rostro de Minho. -Nunca me adoptaste formalmente, y al dejar de ser mi tutor, no hay ningún tipo de lazo que nos una. Lo he investigado, tú y yo podemos estar juntos.- Insistió, empujando a Minho contra la cama, para poder sentarse sobre su cadera. -Te quiero Minho, mucho, mucho.- Jadeó. -No me rechaces, por favor.- Rogó, buscando una vez más la boca contraria.

-Taemin...- Minho apenas logró exhalar, siendo apresado por el cuerpo del joven. -¿E-estás seguro? De lo que sientes por mí, quiero decir.

 -Neh.- Asintió. -Totalmente seguro.

-Esto es increíble.- Masculló. -No puede ser cierto, no otra vez.

-¿Otra vez?- Taemin preguntó, alejándose del hombre. -¿Qué quieres decir?- Abrió los ojos por completo.

-¿No lo recuerdas, Tae?- Minho se sentó, sosteniéndole por la cadera. -Supongo que no, entonces.

-¡De qué estás hablando, Minho!- Chilló, sosteniéndole por los hombros. Estaba algo enfadado de que Minho le siguiera diciendo que no, pero no lo apartaba mucho de su cuerpo.

-Tenías ocho, Tae. Llevabas dos semanas viviendo conmigo.- Explicó. -Tu caso siempre fue complicado, así que antes de poder llevarte a una casa hogar, la trabajadora social y la jueza de tu caso decidieron que lo mejor sería que te quedaras conmigo hasta que se resolviera la situación con tu...padre.- Le acarició la mejilla. -Realmente eras muy bonito, y muy tímido. No dejabas que te tocaran los desconocidos, y sonreías por lo bajo. Sin embargo, siempre confiaste en mí. Te sostenías de mi mano al salir de casa, y podías hablar de cualquier cosa conmigo. Eras un niño como cualquier otro, estando a mi lado.

-Por eso no tuviste dificultades en conseguir mi tutoría.- Taemin exhaló.

-Sí...- Minho sonrió. Al fin estaba hablando con Taemin; sólo que no era la situación que se había imaginado. -Pedí tu tutoría, en vez de adoptarte. Tuviste un terrible padre, yo no quería parecerme en nada a él.

-Me alegra que no me hayas adoptado.- Taemin susurró, sonriendo.

-Normalmente me dicen a grandes rasgos lo que sucedió con los niños, antes de asignarlos conmigo. Yo sabía lo que él te había hecho, sólo que no terminaba de creerlo. Hasta...- Jadeó. -Hasta que aquel día, que pediste dormir en mi habitación. Te daba miedo la tormenta, y corriste por toda la casa asustado. Así que accedí a que durmieras conmigo.- Se calló unos segundos, observando los ojos curiosos de Taemin. Él realmente no recordaba nada. -Y tú, en agradecimiento, intentaste...tener sexo conmigo.

-¿Qué?- Taemin cubrió su boca con sorpresa.

-Te detuve antes de que pudieras hacer algo...Supuse que así era como tu padre te obligaba a actuar.- Le sostuvo por el rostro. -Me di cuenta de cuánto mal hay en el mundo, y que tú tuviste que haberlo sufrido...Entre tu psicóloga de entonces, y yo, te enseñamos que eso es algo que sólo se debe de hacer cuando eres mayor, y sientes amor por el contrario. Desde entonces lo que más quiero es cuidar de ti.

-Por eso no me estás aceptando...Te doy asco, por lo que me hicieron...- Sus ojos se llenaron de lágrimas, apartándose de Minho. -Te doy asco.

-No, Tae. No me das asco.- Le sostuvo las manos. -Me da rabia lo que te hicieron, ¿cómo pudieron haberte hecho algo así? No me he querido separar de ti desde entonces, no quiero que sufras de nuevo.- Trató de volver a acariciarle; sin embargo Taemin no se dejó.

-Pero no aceptas mis sentimientos.- Dejó que las lágrimas corrieran por su rostro. -No me amas.

-¡Sí te amo!- Le interrumpió cualquier pensamiento. -Es difícil...Admitirlo, cuando llevo todos estos años tratando de convencerme de que no es así. Que lo que siento por ti es cariño paternal.- Volvió a tomarle por el rostro. -No puedo creer que esto esté pasando, tú...sientes lo mismo que yo.

-Nunca fuiste como mi padre, Minho.- Taemin exhaló entre lágrimas. -Me enamoré de ti, y yo...Tenía miedo de confesártelo, pero sabía que si no lo hacía, no tendría oportunidad alguna. Por favor, no me rechaces...- Volvió a rogar. -No puedo sentir otra cosa por ti, no intentes que te vea de otra manera.

-¿Por este motivo nunca me llamaste papá?- Le limpió el rostro.

-No lo hubiese hecho, ni aunque me hubieras adoptado.- Se quejó. –Necesitaba mantener la esperanza…- Sonrió, volviendo a acercarse a Minho. -¿Me amas?- Preguntó, con ánimo. Al fin lo había escuchado, y definitivamente no dejaría de preguntarlo, con tal de seguir escuchando esa respuesta.

-…Si, lo hago…- Exhaló.

-¿Desde cuándo, Minho?- Taemin saltaba de alegría, abrazándose al cuello del mayor. No le importaba nada más, tenía lo que más quería. –Dime, ¿desde cuándo?- Insistió, recostando su cabeza en el hombro de Minho.

-Cuando tenías trece, ya no eras aquel niño tímido que empezó a vivir conmigo.- Minho comenzó a relatar. –Todo el mundo quería ser tu amigo, y jamás te negaste a eso. Me alegra saber que has crecido tan bien, estando junto a mí, pero…Me di cuenta, en ese entonces, que entre más personas te conocieran, y quisieran hablarte…Cada vez estabas más apartado de mí. Fue hasta que cumpliste quince, cuando entendí que simplemente no era adecuado lo que sentía por ti. Traté de convencerme que era cariño parental, por eso desde entonces te he pedido que me llames papá…- Se calló, provocando que Taemin alzara el rostro. Ciertamente, se encontraba rebosante de alegría, sus sentimientos con respecto al chico nunca fueron erróneos. Sin embargo había sufrido bastante, durante todo este tiempo, debido a ellos. –Siempre que te negabas a llamarme de ese modo, yo…creí que era porque realmente no querías ser parte de esto. Que te irías en cuanto tuvieras la oportunidad.

-Jamás podría dejarte. No quiero irme.- Taemin se alarmó, buscando esclarecer ese temor. ¡Amaba a Minho! Jamás pensaría en dejarle, no sabría cómo es la vida sin él.

-No tienes idea de lo feliz que me hace escuchar eso…- Minho suspiró, juntando su frente con la de Taemin. –Porque yo tampoco quiero que te vayas, y me dejes.

-No lo haré…- Taemin comentó risueño. –Nunca.

Probablemente fue el destino, el que quiso que las cosas sucedieran de este modo. Minho jamás llegó a imaginar que esta conversación saldría tan bien, y de este modo. Tanto tiempo viviendo con el temor de perderle, le hacía ver que ahora más que nunca, le amaba. Le amaría por siempre. Deslizó su mano por el cabello de Taemin, preguntándose cómo jamás notó los sentimientos del menor. Saber que le correspondía era más de lo que jamás pensó tener. Si tan sólo lo hubiese descubierto antes, aunque fuera un poco antes, muchos de sus temores con respecto a Taemin jamás hubiesen existido. Pero ahora lo sabía, y eso es lo único que importaba. Taemin le amaba del mismo modo.

-Minho…- La voz de Taemin despertó al hombre de sus pensamientos.

-¿Qué ocurre, Tae?- Murmulló, disfrutando del momento.

-Quiero hacer el amor contigo…- Susurró, conociendo la posibilidad de ser rechazado por el mayor.

-¿Seguro?- Minho trató de no alarmarse. Taemin tenía el derecho de sentirse de ese modo.

-Ahora soy mayor de edad. Tengo pleno uso de mi conciencia: quiero hacer el amor contigo.- Afirmó.

-No quiero asustarte.- No, después de lo que Taemin vivió, y de lo mucho que le hicieron saber que simplemente había estado mal, las relaciones sexuales era un tema difícil de abordar para Minho.

Mientras estuvo en casa de su padre, Taemin había sido adoctrinado a quedarse callado y aceptar lo que sea que estuviera sucediendo. No sabía que podía negarse, cuando las cosas no le gustaban. Que lo que le hacían día tras día era lo más deplorable en el mundo. Después de haber salido de ese ambiente, el descubrir un nuevo mundo, le había sido algo abrumador. Ahora podía decir que no, defenderse de la situación, y correr a los brazos de quien sabía le protegería por siempre. Definitivamente, no había vuelto a tener relaciones, porque le resultaban abrumadoras, difíciles de sobrellevar. Muchas noches despertó llorando, ante el recuerdo de las varias veces que le hubiese gustado haber dicho no, y detener lo que hacían con su cuerpo. Y cada de esas noches, Minho siempre estuvo ahí para él, tranquilizándole, haciéndole saber que todo eso era parte de su pasado. Minho le había demostrado que el amor era algo más que las relaciones físicas.

-Estoy bien, Minho.- Hizo un lindo puchero. -Te amo, y quiero saber lo que es hacer el amor. Sé que no me harás daño.

-De acuerdo...Pero si quieres detenerte, dilo. No tenemos que hacer todo esta noche, si es demasiado.- Dejó escapar el aliento.

-Gracias, Minho~.- Taemin exhaló, provocando que sus ojos se llenaran de lágrimas. -Gracias por amarme siempre. No sé qué hubiese sido de mí sin ti.

-No pienses en ello, Tae. Es algo que jamás podría suceder.- Le calmó, recostándole en la cama. -Te amo.- Encendió la lámpara que tenía en la mesa de noche por un lado de su cama, obteniendo una tenue luz que le permitía ver las reacciones de Taemin.

-No dejes de decirlo, por favor.- Rogó, pasando sus brazos alrededor del cuello de Minho.

Minho sonrió, besando aquellos labios abultados. Podía susurrarle todo el tiempo que lo amaba, si fuera necesario. Nunca imagino poder gozar de la dicha de tener al chico entre sus brazos como algo más. Y que Taemin fuera quien rogara por un poco de amor, era más de lo que él mismo podía soportar. No había forma de que lograra negarse a aquella petición. Besó con insistencia la boca ajena, disfrutando de lo bien que se sentía. Sólo lo había podido imaginar, y se sentía mil veces mejor que lo que había fantaseado tantas veces. Mientras tanto, buscó tentar la cadera del chico. Lo hizo con cuidado, deslizando sus dedos por encima de la ropa. Quiso alzar un poco la camisa que Taemin llevaba puesta, acariciando con cuidado ese trozo de piel. Pero, sentir que el joven temblaba ante su toque le hizo detenerse. No importaba si Taemin se negaba a detenerse, tal vez aún no estaba listo para continuar con eso.

-¿No te gusta esto? Podemos detenernos aquí.- Jadeó, enganchando su mirada a la de Taemin.

-Se siente raro, pero me acostumbraré. No te detengas.- Taemin rogó con ojos aborregados, suplicantes por cariño.

-De acuerdo, pero no dudes en decirme si no te agrada lo que sientes.- Accedió, volviendo a unir su boca con la de color rosado. Sólo la abandonó para poder continuar repartiendo besos por la quijada.

Beso a beso, logró colar una de sus manos bajo la camisa de Taemin, tocando y acariciando lentamente el vientre del chico. Bajó su boca un poco más, repartiendo besos en el cuello del muchacho, subiendo y bajando, hasta lograr escuchar un débil jadeo cuando besó por detrás de la oreja. Taemin mantenía los ojos cerrados, pero al escucharse jadear los abrió, sorprendido de sí mismo.

-Hey, ¿puedo deshacerme de tu camisa?- Minho le quitó importancia, manteniendo la calma. Taemin confiaba en él, como para abrumarle y asustarle en este momento.

-S-sí...- Taemin mordió su labio inferior. -P-preferiría hacerlo yo...- Hizo un puchero, avergonzado. Simplemente, tenía vergüenza de saber cómo reaccionaría al sentirse siendo desnudado por Minho, cuando ya había jadeado ante sus besos.

-Adelante, Tae.- Le sonrió, apartándose lo suficiente como para dejar que se moviera.

-...Ya...- Exhaló, tras sacarse la camisa.

-Qué bello.- Minho observó la imagen. La sonrisa en su boca no pensaba moverse de ahí, estaba enamorado de lo que veía. -Eres muy bello.

-¿Lo soy?- Los ojos de Taemin brillaban en la oscuridad, buscando una respuesta.

-Lo eres. Por fuera, y sobretodo por dentro.- Murmulló. -Siempre has sido muy fuerte, y no te das por vencido.- Explicó, recorriendo con sus dedos a lo largo del torso de Taemin. -Y, a pesar de todo, eres muy dulce. Aunque te gusta fingir que eres un chico duro.

-Minho.- Se escuchó el débil reclamo.

-No sé cuándo me enamoré de ti, Tae. Pero ya no tengo salvación.- Jadeó, continuando con los besos que se habían visto detenidos.

Recorrió el cuello del menor, bajando lentamente hasta llegar a los hombros. Besos, más que nada, aunque alguno que otro intento de mordida se le escapó. Escuchaba esos suaves sonidos de jadeo, así que no se preocupó mucho por ello. Bajó un poco más, colocando besos en las clavículas del menor, succionando mientras las delineaba. Taemin temblaba bajo su toque, pequeños escalofríos, que poco a poco acompañaron con más fuerza sus gemidos. Sonrió un poco, alzándose mientras obtenía una vista general. Taemin se cubría la boca, tratando de esconder su respiración errante.

-¿Quieres que nos detengamos.- Sugirió, recibiendo una negación silenciosa. -Eres tan necio.- Gimió una risita.

-...Por favor.- Taemin sólo descubrió su boca para exhalar.

-Podemos esperar, Tae. Yo no me voy a mover de aquí, y me has dicho que no te irás.

-No.- Frunció los labios. -Es lo mismo, dirás lo mismo si esperamos a otro momento.- Se negó. -Quiero hacerlo ahora, Minho.

-Amo esa mirada que tienes.- Minho sonrió. -Eres tan obstinado y terco a veces.

-¡Minho!- Chilló.

-Entonces, prosigamos.- Le besó en la mejilla, sosteniéndole de nuevo por la cintura.

Le llenó con ligeras caricias a lo largo del hueso de la cadera, entreteniéndole con besos. Le invadió con cada ósculo que le regalaba, ahogando cada uno de sus sentimientos en cuerpo ajeno. Notó cuando Taemin, tímidamente, le abrazó por el cuello, regresando con intensidad los besos. Eso sólo fue motivo suficiente para continuar con su camino de caricias exhaladas. Abandonó la boca del menor, bajando rápidamente hacia su pecho, donde besó y mordió, con la mirada puesta sobre Taemin. Él le devolvía la mirada, con ojos suplicantes, y un gran salpicón rojo en sus mejillas. Eso le deleitaba, encontraba facetas desconocidas de un chico que había vivido a su lado por mucho tiempo ya. Mordió uno de los pezones, fascinado con el gemido de sorpresa que obtuvo a cambio. Volvió a hacerlo, repitiendo ese sonido hasta el cansancio, succionando y jalando el mismo trozo de piel.

Sin embargo, su propio autocontrol también tenía un límite. Terminó de recorrer el torso de Taemin, con besos, mientras sus manos se centraban sobre el elástico del pantalón. Quería bajarlo, deshacerse de esa prenda. Y lo hubiera hecho si se tratara de cualquier otra persona; pero no quería hacer el amor con alguien más que no fuera Taemin. Deslizó dos de sus dedos dentro del pantalón, apenas por debajo del elástico, tocando con cuidado. No tardó demasiado antes de que las manos de Taemin estuvieran deteniendo las suyas.

-¿No quieres que lo quite?- Preguntó, sabiendo que todo dependía de lo que el chico dijera.

Taemin simplemente se sonrojó aún más, alejando la mirada. Negó con la cabeza rápidamente, mordiendo la comisura de su boca. No entendía, simplemente no podía hacerlo aún, a pesar de que llevaba todo el proceso de besos y caricias diciéndole a Minho que quería hacerlo hasta el final.

-Creo que lo mejor es que nos detengamos ahora.- Minho hizo el ademán de alzarse por completo de aquel cuerpo. No haría nada que pudiese dañar a Taemin, jamás.

-No...- Sin embargo, Taemin ya había decidido que Minho no representaba algún daño hacia su persona. Le tomo de la mano, volviendo a colocarla sobre su cintura, rogando con los ojos.

-Tae, tener relaciones sexuales no es necesario para hacer el amor.- Le acarició la mejilla. –No debes de forzarte a hacer algo, sólo por probarme tus sentimientos.

-No me estoy forzando, Minho.- Taemin obtuvo un aire de determinación. –Quiero hacerlo contigo. No es sólo para probarte mis sentimientos; quiero saber que este momento es real, quiero experimentar lo más bonito contigo. Sólo necesito que vayamos un poco más lento…Por favor, no insistas en que nos detengamos.- Prácticamente se echaría a llorar si Minho le pedía una vez más que se detuvieran, sentiría entonces que estaba siendo rechazado.

-Tae…- Minho exhaló, entendiendo en el gran predicamento en el que estaba metido. Asintió, deslizando la mano que tenía puesta en la cintura del chico, subiendo a lo largo del torso, hasta descansarla en el cuello de Taemin. Juntó sus frentes, inspirando y suspirando con fuerza. –Está bien, lo haremos más lento.- Le sonrió. -¿Te parece si yo me desnudo primero?

Taemin se sonrojó, mostrando sorpresa en su rostro. Asintió, escapando la mirada a donde sea que fuera. Minho contuvo una risilla en su garganta, soltando aquel cuerpo. Se sacó la camisa, mientras podía terminar de asegurarse que Taemin no le había visto en lo absoluto. Exhaló, bajándose los pantalones, dudando si también debería deshacerse de su ropa interior. Decidió hacerlo, a pesar de no estar seguro de qué tan lejos llegarían. Tan sólo no quería ofender a Taemin.

-Tae…

-Minho, por favor no insis…

-No lo haré, Tae.- Le tomó por el mentón, sin forzarle a girar la vista. –Pero, si haremos el amor, necesito que me mires, cariño.- Lo dijo suave, conciliador, demostrándole un poco más de esa paciencia que sólo podría tenerle a él. –Vas a tener que hacerlo en algún momento, y tendrás que darte cuenta de eso pronto.- Se atrevió a sonar divertido, causando un lindo puchero en el menor.

-Minho…- Taemin respiró hondo, dirigiéndole la mirada. Oh sí, Minho estaba desnudo. Pero no lucía como un monstruo aterrador; simplemente era Minho, sonriéndole. Cubrió su boca, sabiendo que no lograría detener sus pensamientos. -…Me gustas mucho.

-A mí también, Tae.- Minho exhaló una corta risa. –Me gustas mucho.- Le regaló un tierno beso.

Taemin gimió quedo, asintiendo. Bajó sus manos hasta su pantalón, deshaciéndose de él lentamente. Se sentía seguro con Minho, definitivamente. Sonrió, mientras Minho le cubría con besos en el cuello y el rostro, atreviéndose a acariciar su pecho. Los músculos de Minho eran más duros de lo que imaginó. No se detuvo ahí, siguió tocando, descubriendo todo a su paso. Acarició la espalda ancha, disfrutando de la sensación de piel caliente bajo sus dedos. Sabía que esa sensación placentera se debía a Minho, sólo se trataba de él. Respiró entrecortado, derritiéndose ante los besos que el mayor le daba en el cuello y la oreja, no pudiendo hacer otra cosa más que aferrarse al torso del hombre alto.

-Minho~- Exhaló. -Estoy listo, ahora.- Hundió su rostro en el hueco del cuello de Minho, dejándose hacer tranquilamente.

Minho sonrió, acariciándole el cabello. Le susurró al oído una vez más lo mucho que le quería, ganándose una risa apenada a cambio. Le besó en la frente, bajando cuidadosamente. Trató de no demorarse demasiado en sacarle la ropa interior, sin tampoco hacerlo rápido. Sabía que sería un momento único, a pesar de también saber que ahora le tendría por siempre. Le observó, descubriendo cada parte del chico con su mirada, encontrando los ojos de Taemin a su paso.

-Nunca imaginé tenerte así en mi cama.- Jadeó. –La probabilidad de que correspondieras lo que siento era muy baja. ¿Cómo fue a pasar?

-Te quiero, Minho.- Frunció los labios, alzándose un poco para regalarle un beso. –Simplemente pasó, tú te convertiste en la luz de mi mundo.

-Curioso…- Minho exhaló. –Pienso exactamente lo mismo de ti.- Sonrió, atreviéndose a tocar más allá de la cadera del menor.

Le acarició una pierna, sintiéndose tentado por la suavidad de aquella piel. Repasó sus dedos por los muslos del chico, observando como un ligero temblor le subía por la espalda. Hundió sus labios en aquellos muslos, turnándose en cada uno, acariciándolos lentamente. Taemin se arqueaba tan sólo con ese tacto, enterrando las manos en la sábana que cubría la cama. Minho entonces fue demasiado consciente de lo que hacía. Le obligó a alzar las piernas, doblándolas sobre su pecho, acariciando a su paso hasta llegar a aquel lugar. Sopló sobre la piel tersa, dando una corta lamida después.

-¡M-minho!- Taemin exhaló, sobresaltado por aquella extraña sensación.

-Tranquilo, Tae.- Minho no se detuvo, continuó con su acción. -…Es necesario que lo haga. No tengo lubricante, y no pienso lastimarte.

-P-pero…- Gimió desgañitado, ante aquellos extraños besos y la lengua del mayor jugando sobre su entrada.

-No te preocupes, yo cuidaré de ti.- Le calmó, continuando con su tarea.

Cuando consideró que sería suficiente, intercambió su boca por sus dedos. Inició con uno, rozando los músculos exteriores, tentándolo suavemente. Le susurró palabras de amor, distrayéndole, mientras lograba colarlo dentro. Taemin apenas logró hacer un gesto de extrañez ante tal intrusión. Movimientos pausados, con cierto ritmo. No se detuvo hasta estar seguro que sería capaz de introducir un segundo dedo. Entonces hizo movimientos de tijereta, despacio, suave, girando poco a poco, jugando con la resistencia del chico. Taemin gemía con la boca cubierta con el dorso de su mano derecha, mientras que la izquierda se aferraba al hombro de Minho. No pensaba soltarle. Los toques de Minho eran cariñosos y tiernos, se sentía más que amado. Contuvo el aliento, dándose cuenta que estaba a total merced del mayor, y no quería lo contrario. No se arrepentía de enamorarse de Minho, todo lo que ese hombre hacía lo hacía cuidándole. Sentía todos sus sentimientos desbordarse sin interrupción.

Un tercer dedo en el cuerpo del menor. Besos repartidos por todos lados, susurros melosos. Todo eso llenaba la habitación que se encontraba a media luz, manteniendo la escena de un amor que había estado callado, y que ya no lo estaría más. Taemin se retorcía ante el placer, indicando que estaba más que preparado para hacer lo siguiente. Buscó la mano de Minho, obligándole a detener los movimientos de sus dedos.

-Estoy listo…- Le miró a los ojos, dejando escapar una tímida sonrisa.

-Seré cuidadoso.- Le aseguró, tomándole por la cadera.

La penetración fue lenta, poco a poco. Minho se aseguró de mirar a los ojos a Taemin, dándole confianza absoluta. No hubo movimiento hasta que Minho se aseguró de que Taemin estuviese totalmente acostumbrado. Entonces los movimientos fueron acompasados, mientras de sus bocas se escapaban jadeos y gemidos. Manos curiosas tocaban lo que tenían bajo sus dedos, sin limitarse a dejar algo para después. El movimiento de pelvis aumentó de velocidad, Minho marcó sus dedos sobre la cintura del menor, ciñéndose a él. Se sentía tan cerca, y quería llevar a Taemin al mismo punto en el que él se encontraba. Le acarició el pecho, bajando hasta llegar al miembro del menor. Apretó el glande, provocando un ronco gemido en el contrario. Y esa fue la señal que le llevó a masturbarle al ritmo de los embates.  Les tomó minutos llegar al orgasmo, fundiéndose el uno con el otro, entre besos y varios te amo que se repetían para asegurar que no sólo era una fantasía más de su corazón.

.

.

.

.

.

Taemin bostezó, abriendo los ojos con pereza. No se levantaría de la cama si tuviera la opción, pero sabía que le quedaba poco tiempo para arreglarse y desayunar con tranquilidad, antes de ir a la primera clase del día. Se incorporó, notando que había dormido en la cama de Minho…con Minho. Una alegre sonrisa se plantó en su rostro, sabiendo que las cosas ahora sólo podrían mejorar. Se había confesado, y Minho le correspondía, ¡habían hecho el amor! Su corazón latía desenfrenado ante la recapitulación que hizo. Minho seguía durmiendo, así que no quiso despertarle aún. Se levantó cuidadosamente de la cama, buscó su pijama y se vistió, para poder salir a hurtadillas de la habitación.

Dejó escapar un largo suspiró, escondiendo la cara detrás de sus manos. Nunca imaginó que las cosas saldrían así de bien. Se frotó la cara, tratando de despertarse, tenía ese humor alegre que sabía no se le quitaría en todo el día. Terminó por decidirse en bajar a la cocina, necesitaba desayunar, se moría de hambre.

No se sorprendió al ver que Ren se encontraba en la mesa, desayunando cereal. Se cruzó de brazos al notar la caja del cereal que no abandonaba el regazo de su hermano menor.

-Ese es mi cereal.- Frunció el ceño.

Ren volteó a verle, con la boca llena de cereal. Tragó duro, para tomar la caja en su regazo y volver a servirse en el plato.

-Era; ya se terminó.- Comentó a secas, encogiéndose de hombros.

-¡Te acabaste mi cereal!- Jadeó, rodando los ojos al ver que no obtendría una disculpa a cambio. -De acuerdo, tomaré café.- Se dirigió a la cafetera, que llevaba algunos minutos encendida como había sido programada.

-Pasaste la noche en la habitación de Minho.-  Ren comentó, masticando aún su cereal. -Hoy en la mañana no estabas en tu habitación.

-Sí...- Jadeó, girándose y recargándose al filo de la encimera. -Pasé la noche con Minho.

-¿Ahora debo de llamarte omma?

Taemin se atrevió a reír, sabiendo que ese comentario de parte de Ren era lo más parecido a una broma.

-No. Hyung es una palabra que me agrada más.- Murmulló, sorbiendo de su café. -Además, no soy tan mayor.

-Ahora tienes 21, hyung. Podrías tener hijos en cualquier momento.- Le molestó. -Feliz cumpleaños, hermano mayor.

-No, no. Cuidar niños, no tenerlos.- Se negó.

Podrían haber seguido discutiendo, pero les interrumpió el gran bostezo que Minho dio al entrar en la cocina. Minho aún tenía algo de tiempo antes de ir a la oficina, así que no se veía muy interesado en despertar por completo.

-¿No es muy temprano para que estén discutiendo?- Volvió a bostezar, tallándose los ojos.

-No discutíamos.- Ren dijo por lo bajo.

-Ren se acabó mi cereal.- Taemin se quejó.

-Ya no había del mío.- El chico se defendió.

-No tenías por qué comerte el mío, pudiste desayunar otra cosa.- Se cruzó de brazos, mirando a Minho.

-Tae, es sólo cereal.- Y Minho intentó ser neutro en una discusión que no estaba entendiendo bastante bien. Seguía muy dormido.

-¡Era mi cereal!- Taemin chilló. -Gasté el suelo de una semana en cereal y otros dulces, que por cierto ya desaparecieron también.

-¡Los chocolates se los comieron los traviesos!- Ren se defendió rápidamente.

-¿En serio? ¿Quién los llevó a ellos?- Taemin se apoyó en la mesa, luciendo retador.

-¡Esperen! Ren, ¿sabes dónde Taemin guarda sus dulces?- Minho lucía extrañado ante eso. Siempre intentó encontrar aquellos dulces, y no había lugar en la casa que no hubiese revisado y encontrado vacío. Era imposible que alguien hubiese encontrado el magnífico escondite secreto.

-¡Minho!- Taemin le regañó, gruñendo al último.

-Entiendo…- Minho exhaló, pensando en una solución. –Te compraré más cereal, ¿sí?- Le sonrió, atreviéndose a acariciarle la mejilla. –Varias cajas, por ser tu cumpleaños.

-Pero…- Taemin frunció los labios, mirando hacia Ren. No estaba seguro de que cereal estuviese seguro en casa.

-¡Yo también quiero cereal!

-También te compraré cereal a ti, Ren.- Minho cedió, de otro modo sabía que esta discusión se seguiría repitiendo hasta el cansancio.

-Gracias, papá.- Entonces Ren se levantó de su lugar y salió de la cocina, yéndose a su habitación para ponerse el uniforme.

-M-me llamó papá.- Minho se emocionó, alegre de escuchar que al menos uno de los muchos niños que habían estado en su casa, bajo crianza temporal, le consideraba su padre.

-Por supuesto que sí, Minho.- Taemin le miró. –Él está resignado a vivir en esta casa.

-¿Resignado?- Minho se alarmó. -¿A qué te refieres?

-Minho, a veces te preocupas de más.- Taemin rio, regalándole un beso en la mejilla. –Ren no está resignado. Él está feliz de saber que tiene una familia aquí.

-Nunca te vayas, Tae. ¿Ves lo mucho que te necesito?- Minho jadeó, sobándose la sien izquierda.

-No lo haré, Minho.- Sonrió, tomándole de los hombros para alzarse de puntillas y besarle en la boca. –Ahora, mi cumpleaños. Supongo que harás una comida especial, y un pastel.- Chasqueó la lengua coquetamente.

-Como cada año, cariño.- Minho rodó los ojos. –Es una tradición. Luego iremos a preguntar por el papeleo necesario para que dejes de ser mi protegido, y puedas hacerte cargo de todo legalmente.

-¿Y después de eso?- Jugó con el cuello de la camisa del mayor. -¿Qué haremos?

-Volver a casa, tontito.- Le picó la nariz juguetonamente. –Debemos dejar pasar algo de tiempo, ya después les dejaremos saber de nuestra relación.

-Eso me emociona.- Comentó entre sonrisas. –Te amo mucho, Minho.

-Yo también te amo, Taemin. Siempre te amaré.- Le tomó por el mentón, regalándole un beso más antes de dejarle ir a vestirse.

FIN

Notas finales:

Estaré trabajando en unos cuantos one-shots, así que tengan un poco de paciencia con Ojos Bonitos. Los capítulos ahora son largos, y algo difíciles de escribir, debido a todo lo que implica cada uno de ellos. 

No se desesperen, soy una escritora lenta TTnTT Pero todo lo hago con amortz ♥ 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).