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Sugiero no descartar por RoronoaD-Grace

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Notas del capitulo:

Hola, pastelitos de limón.


He vuelto con la segunda parte. Agradezco mucho a quienes leyeron la anterior publicación, y a quienes me dejaron un hermoso comentario: kirishima rey, Alison01, Alechan11, susuyajuzo, Acchse, Chanyuan  (¿porque el mesaje fue así?), NatashaDkido y fabiola-san .Joder, me hizo muy feliz saber que les gusto…


Los personajes no me pertenecen, son del increíble Eiichiro Oda-sama. Por los posibles horrores ortográficos, dos mil disculpas.


Sin más que decir excepto que, espero por el ángel que la segunda parte sea de su agrado, los dejo leer.

 

SUGIERO NO DESCARTAR

—Segunda Parte—

 

 

—¿Quieres pasar y jugar un rato con la consola?

Sanji se encogió de hombros.

—¿Por qué no?

Comenzó a caminar de regreso mientras Zoro ingresaba en su habitación dejando la puerta abierta; Sanji la cerró detrás de si cuando entro también.

Todas las habitaciones de los dormitorios, al menos la de los chicos, tenían el mismo diseño: Paredes blancas y dos camas dispuesta una junto a la otra a una buena distancia; un cuarto de baño; dos armarios, uno para cada, uno a un costado de la habitación; escritorios para hacer sus deberes, uno para cada uno, en el otro costado; mueblecitos de noche con lámparas incluidas junto a cada cama, y otras cosas útiles para los chicos.

Lo único que diferenciaba esa habitación de la suya, era que habían unos cuantos posters con bandas de metal en las paredes, y en frente de una de las camas se encontraba un mueble pequeño con una televisión de unas 42 pulgas sobre este, y también la consola de Xbox. Además de que la otra cama y al igual que uno de los escritorios para tareas, estaban hechos un asco. En la habitación del rubio todo estaba en perfecto orden.

Zoro estaba de cuclillas frente a la cama ordenada y el televisor.

—Puedes tomar asiento en esta cama —índico la que estaba tras él. Sanji asintió y observo la espalda del Marimo mientras permanecía allí: era ancha, musculosa.

—¿Qué juegos tienes? —cuestiono el rubio. Zoro se giro y le entrego un estuche negro. Sanji movió el cierre de un lado hacia otro y una vez abierto observo cómo este estaba dividido en varias secciones, y en cada sección habían un total de dos discos.  El rubio fue cambiando de sección, observando los juegos que allí había.

Assassins Creed 1 al 3 y Assassins Creed-Black Flag. Call of Duty-Black Ops 1 al 3, y Call of Duty Ghost. Halo 1 al 5 y Halo Wars 1 y 2.  Varios de Metal Slug. Super Smash Bros. Ned for Speed Most Wanted y Ned for Speed Undercover. Así como también: Legends of Zelda-Ocarina of Time. Tomb Rider 1 y 2. God of War 1 al 3. Gear of War 1 al 3. Prince of Persia 1 al 3 y la FIFA 2017.

Como era obvio, había que descartar los juegos de un solo jugador: Assassins Creed. Ned for Speed. Legends of Zelda. Tomb Rider. God of War, al menos el 2 y 3. Y Prince of Persia. A Sanji le hubiera gustado jugar Assassins Creed, pero prefería mil veces jugar con Zoro ambos al mismo tiempo, así que obviamente tendrían que jugar los de Multi Players: Call of Duty, Halo, Metal Slug, Super Smash Bros, Gear of War y la FIFA 2017.

—¿Ya escogiste uno? —le cuestiono Zoro. Sanji sonrió, tomo un Disco y se le entrego al peli-verde, quien al ver de cual se trataba, se giro hacia el rubio con una ceja alzada burlonamente—. ¿Super Smash Bros?

—¿Qué? —Se encogió de hombros—. Es buenísimo. Además, no te burles de mi, eres tu quien lo tiene en su estuche de juegos para consola.

—No he dicho nada. Pero si, sé que es buenísimo. Solo que pensé que con lo violente que eres, escogerías alguno de Halo o Call of Duty.

Sanji volvió a encogerse de hombros, ignorando el comentario de que él era el violento y no otro. Y por otro, obviamente hablamos del peli-verde.

—Pues ya ves.

Se observaron unos segundos a los ojos antes de que Zoro se girara hacia la consola para ingresar el juego. Sanji sonrió de medio lado para sí mismo, y no lo supo, pero Zoro también sonrió.

—Por cierto, habrá castigo para el perdedor —informo Zoro mientras le estregaba el segundo mando y tomaba asiento junto a él.

—¿Cual?

—Eso lo decide el ganador de cinco rondas seguidas o no, con tres vidas en cada una —el rubio sonrió sin despegar la vista de la pantalla, escogiendo su jugador.

—Bueno, ya pensare en algo entonces.

Fue el turno de Zoro para sonreír, también observando la pantalla escogiendo jugador y modificando opciones.

—No te robes mi línea, cejas de sushi.

—Menos plática y más acción. Comencemos de una vez, cabeza de césped.

Nueve rondas después con una victoria de 4-5, bastante reñida, el ganador fue:

—¡Ja! ¡En tu cara, cabeza de pato! —Se burlo Zoro—. Yo sabía que no me fallarías, Link.

—¡Maldición! —Grito Sanji tomando sus cabellos y tirando de ellos con un poco de fuerza—. ¡Maldita sea, Pikachu! ¿¡Como me haces esto!? ¡Confié en ti, cabrón!

Zoro se carcajeo al ver como el rubio se lamentaba por su perdida. Pero, uf, esa última rondaba habían estado incluso más reñida que las anteriores, ambos tenían solamente un vida y ninguno quería perder. El peli-verde por un momento creyó que Sanji le ganaría. Claro, eso jamás iba a admitirlo en voz alta. De todos modos, la victoria tenía mejor sabor de boca cuando se había ganado de esa forma.

Hablando de victoria.

—Bien, Ero-cok —el peli-verde agradecía que Sanji estuviera en el club de cocina, porque cuando preparaba bocadillos para Nami, Viví y Kaya, también hacia para Luffy y Usopp, y si andaba él con ellos en el momento en que entregaba dichos bocadillos, también se ganaba una porción de estos, que siempre resultaban ser Onigiri. Y ¡Joder! No iba a decírselo nunca, pero los Onigiri le quedaban de puta madre—. Hora del castigo —dijo.

Sanji hizo una mueca y luego volteo a ver a Zoro.

—Habla, brócoli con patas.

El peli-verde ignoro lo dicho por el rubio, ya que estaba de buen humor.

—Vete a la cafetería y me traes un par de Sándwiches y dos Coca-Cola. Me estoy muriendo del hambre —El oji-azul suspiro. Eso ni siquiera se podía llamar castigo. Más bien obra de caridad ya que si Zoro iba él mismo, no iba a regresar por quedarse perdido entre los pasillos—. Por supuesto, tú invitas.

—Imbécil cerebro de alga —mascullo entre dientes mientras se levantaba e iba hacia la puerta y la abría—. A la próxima gano yo, tenlo por seguro —entonces salió, cerrando la puerta tras él.

—¡Sigue soñando, cocinero idiota! —Zoro sonreía. Sanji dio un bufido en el pasillo, pero entonces una sonrisa se formo en sus labios.

Ese tonto Marimo.

El peli-verde espero recostado en la cama de Kid, la que estaba ordenada, viendo hacia el techo y pensando en lo que estaba ocurriendo. Nunca lo hubiera creído si alguien se lo hubiera dicho, pero de verdad estaba divirtiéndose con Sanji. Era agradable su compañía cuando estaban en buenos términos. Se sintió tan solo mientras esperaba hasta que este regresara con el encargo.

Pasaron varios minutos hasta que la puerta se volvió a abrir, y por ella ingreso Sanji con una bolsa plástica en la mano derecha. Zoro se incorporo quedando sentado nuevamente en el borde de la cama. El peli-verde estaba sonriendo, sonriendo internamente, pero sonriendo por ver a Sanji al fin y al cabo.

—Creí que me iba a morir del hambre esperándote, cejas de sushi —se quedo Zoro, aunque en realidad esta vez solo estaba molestado en termino buena onda. Resultaba que el rubio ese, se veía extrañamente bien cuando se molestaba.

—No seas exagerado, Marimo de pecera. Regrese en tiempo record.

—Como sea, dame eso.

Sanji le tendió la bolsa y tomo asiento en la cama, quedando uno junto al otro. El rubio observo como Zoro sacaba una Coca-Cola y uno de los sándwiches… y luego le devolvió la bolsa.

—Ten —los azules ojos de Sanji se clavaron en el Marimo, quien lo observaba de reojo sin apartar la vista. No iba a negar que estaba sorprendido, ya que creyó que Zoro había pedido solo para él, pues sus palabras eso le habían dado a entender.

—Gracias —dijo, y estaba seguro de haberse sonrojado.

«Estúpido Marimo». Pensó para sí mismo con una sonrisa mental.

Por su parte, el cabeza de brócoli no lo podía creer. ¿Sanji ruborizado por un gesto suyo? ¿Qué clase de loco día era ese? Aunque no podía negar que el cabeza de pato lucia atractivo con las mejillas sonrosadas. Casi se atraganto por ese pensamiento mientras le daba un sorbo a su gaseosa.

Devoraron los Sándwiches y tomaron las Coca-Cola en silencio, dirigiéndose miradas involuntarias mientras creían que el otro no los observaba. Cuando terminaron, fue el turno de Zoro para escoger juego. El «Call of Duty-Black Ops», con opción: «Capture la bandera».

—El que gane 2 rondas de 3 —dijo Sanji y Zoro estuvo de acuerdo.

A Sanji le hubiera gustado decir que la historia fue diferente esta vez, pero lo cierta era que no fue así. Otra vez perdió y Zoro le restregó en la cara su victoria de 2-1.

—Arregla mi cama —le dijo el peli-verde luego de que ambos se tranquilizaran, uno por su victoria y el otro por su derrota. Ese era su castigo.

A regaña dientes, el rubio lo hizo. Aunque sin dejar de mascullar que se estaba aprovechando de él y que sin duda alguna ganaría la siguiente vez, y el castigo para el Marimo no iba a gustarle para nada. Zoro sonreía de medio lado observándolo, era divertida la forma en la que hacia muecas, completamente disconforme con su derrota y castigo, creyendo en verdad que podía ganarle.

También perdió la siguiente vez. En el «Halo», con poción: «Todos contra todos», ellos dos y otros cuatro jugadores escogidos por el juego. Al decir que gano Zoro, significaba que asesino más y murió menos veces que Sanji. Esta vez la victoria si fue completamente indiscutible, Zoro no tuvo ningún problema en acabar con el rubio. No lo dejaba ni dar un paso luego de haberlo asesinado y volver a la partida, cuando ya le había disparado otra vez. Cabe decir que el oji-azul había estado de los nervios con eso. ¿Cómo rayos sabia donde aparecería? ¿Por qué carajos llegaba tan luego hasta él?

—Limpia mi mesa de trabajo —señalo la que estaba hecha un asco—. Ordena los textos y los otros papales.

Sanji estaba hasta la madre. Ese maldito Marimo solo se estaba, en verdad, aprovechando de él el muy holgazán. Era increíble cómo era que estaba ganando una vez tras otra. ¿Realmente era bueno? ¿O será que acaso estaba…?

—¡Estás haciendo trampa, puto Marimo! —aseguro a la vez que señalaba con el dedo, luego de terminar su castigo. Si seguía con esos castigos seguro iba a dejarle impecable la habitación a ese bastardo.

Al contrario de lo que espero fuera la reacción de Zoro, el Marimo solo sonrió de medio lado.

—Que mal perdedor me saliste, Ero-cok —se burlo—. Todas mis victorias fueron completamente legales… ¿o es que tienes alguna prueba que demuestre lo contrario?

El rubio abrió la boca para decir algo, pero inmediatamente la cerró. Dio un bufido provocando que Zoro se burlara más de él.

—Ya, venga… dejemos las competencia de lado. ¿Qué tal si hacemos algunas misiones u otra cosa? Es tu turno de escoger juego.

Sanji hizo morritos que a Zoro le parecieron de cierta forma adorables. De haber estado tomando gaseosa aun, seguramente se habría vuelto a atragantar por esos pensamientos que le daban respecto al rubio. ¿Qué rayos estaba pasandole?

Jugaron por un buen tiempo el «Gear of Wars». Con opción: «Horda» Y fue increíble la forma en que ambos se cubrían la espalda y avanzaban, creando trampas y fortificaciones para derrotar a los enemigos. El tiempo paso volando para ellos, mientras completaban las 50 hordas, cada una más complicada que la otra. Si dejaban las competencias entre ellos de lado, eran el mejor equipo. Eso fue lo que pensó Zoro, y no pudo evitar sonreír de medio lado con ese pensamiento.

¿Quién lo diría? El cabeza de pato y él hacían buena pareja… ¡Es decir! ¡Hacían buen equipo! ¡Buen equipo! Tuvo que desviar un poco la vista pues estaba seguro que sus mejillas se sonrojaron un poco ante ese último pensamiento.

Maldito cejas de sushi ¿Qué estaba haciéndole?

Pero a pesar de lo bien que habían estado jugando y completando las hordas, a Sanji no se le quitaba el mal sabor de boca por tantas derrotas seguidas.

—Quiero la revancha —exigió con otro puchero.

A Zoro se le antojo estirarle los cachetes. Era gracioso. Adorablemente gracioso. ¡Maldición!

—Como quieras —acepto. Y uso todo su autocontrol para no demostrar lo que los pucheros de ese ero-cok provocaban en él—. Y para que veas que soy bueno, escoge tú también el juego esta vez.

Sanji tomo el estuche con los juegos y ojeo hasta que encontró el que estaba buscando. Con una sonrisa en los labios, le entrego el disco a Zoro.

—¿La FIFA 2017?

—Esta vez sí voy a ganarte, sesos de alga.

Zoro rio de medio lado.

—Lo que te haga dormir en las noches, cabeza de pato desplumado.

El peli-verde ingreso el disco y guardo el de «Gear of Wars» en el estuche, modifico el tiempo de duración de partido pues Sanji así lo quiso: 25 minutos cada medio tiempo. Escogieron equipos. Sanji el «Atlético de Madrid» y Zoro el «Bayern Múnich». Siendo el Atlético de Madrid local, por lo tanto el Bayer Múnich tuvo que usar su segundo uniforme.

Entonces comenzaron.

Defendieron, generaron jugadas y contraataques en los primeros minutos, y a pesar de que Sanji estaba dando lo mejor de sí, fue Zoro quien anoto primero, casi finalizando el medio tiempo. El rubio estaba frustrado porque estaba jugando bien, pero ese Puto Marimo le hizo una buena jugada y logro anotar. Pero no iba a dejar que eso lo desconcentrara, incluso si el sesos de alga le había restregado en la cara el gol.

Iniciaron el segundo tiempo, y el rubio estaba completamente concentrado. Zoro no podía creer la cara de seriedad que tenia por algo como eso, pero le agrado.  O sea, era… atractiva la forma en la que se tomaba en serio el juego, y como se mordía el labio inferior debido a esa concentración. En cierta extraña forma, parecía que el rubio estaba incitándolo, y Zoro no podía evitar observarlo de reojo a cada cierto tiempo, relamiéndose los labios al observar los del oji-azul.

Y ese momento de distracción lo pago caro.

—¡Goooool! —grito Sanji completamente emocionado, levantando las manos con el mando en ellas y sonriendo completamente emocionado. Luego dejo el control en sus piernas y se giro hacia Zoro—. ¡Gool, puto Marimo! ¡Gool! —grito zarandeándolo por los hombros, sin dejar de sonreír.

Por una parte, Zoro estaba molesto consigo mismo por tan tremendo error, pues ya que Sanji estaba siendo completamente serio, él también debía serlo, pero por otro lado, le gusto verlo sonreír de esa forma. Tan feliz por algo tan simple. Sus mejillas estaban sonrosadas y sus ojos azules brillaban. Era extraño verlo así, pues siempre habían discutido entre ellos e intentado agarrarse a golpes, pero ese momento que estaban compartiendo ahora era… muy cálido y agradable. No pudo evitar desviar su vista nuevamente hacia los labios de este, en los cuales se mostraba esa hermosa sonrisa.

Nunca se había dado cuenta de lo apetecibles que eran.

—¡Vamos, Zoro, hay que continuar! —dijo muy alegre.

Tump, tump, tump.

«¿Qué rayos fue eso? —pensó un confundido peli-verde—. ¿Por qué mi corazón se acelero de esa forma al escucharlo decir mi nombre? —observo a Sanji, mientras terminaba la repetición del gol en la pantalla. ¿Por qué lucia tan jodidamente lindo?—. ¡Maldición!».

—No pienses que te voy a dejar ganar tan fácil —le dijo el peli-verde, tratando de no demostrar su bochorno.

—En ningún momento paso por mi cabeza.

El juego se reanudo y ambos dieron lo mejor de sí para no dejarse anotar, y anotar en la portería contraria. Los pases de ambos fueron buenos, pero también los bloqueos y robos de las defensas. Estaban empatados 1-1 y ninguno quería que ese fuera el resultado final. Ambos quería ganar a como diera lugar.  El tiempo se estaba acabando y ellos ya estaban desesperados. No iban, de ninguna forma, a estar conformes con un empate. Tenía que haber un ganador y un perdedor, y ninguno quería ser el perdedor.

Entonces, Sanji encontró una oportunidad. Un pase largo a un delantero que estaba solo. Pero en el momento en el que tuvo el balón, los defensas fueron hacia él a toda carrera. Era la última jugada antes del final.

—¡Maldición! ¡Correr! ¡Corre más rápido, maldita sea! —sus manos apretaron tan fuerte el mando que sus nudillos se pusieron blancos, mientras presionaba los botones completamente desesperado.

Zoro estaba igual de desesperado, no había forma de que lo dejara anotar y ganar. Admitía que quería ver su rostro lleno de felicidad otra vez, pero ¡no iba a dejarse ganar para lograrlo! Hizo el cambio de control del defensa hacia el portero y se preparo para no dejarse anotar achicando todo lo que pudo.

Pero sucedió algo inesperado.

—¡Gooooool! —grito la voz del narrador.

Y ni Sanji ni Zoro lo podían creer.

—Gane —susurro el rubio mientras el grito de Gol continuaba escuchándose y los jugadores en la pantalla corrían y se lanzaban sobre quien anoto el gol—. Gane —no podía creérselo.

—¡Ah, maldición! —grito Zoro y estuvo a punto de tirar el mando. Pero se contuvo y solo lo lanzo a su propia cama ya ordenada gracias al rubio. Luego se revolvió los cabellos de forma frenética.

—¡Ganeee! —Grito entonces Sanji, levantándose de la cama y alzando los brazos al aire sonriendo ampliamente y lleno de felicidad—. ¡Ganeee! —se giro hacia el peli-verde—. ¡En tu cara, Zoro!

Zoro sintió como su corazón daba otro brinco en su pecho. ¿Pero qué rayos le pasaba con ese chico?

El Marimo observo hacer al rubio una especie de baile de la victoria bastante gracioso, por lo que no pudo evitar sonreír y dejar el coraje de la derrota de lado. Mientras tanto, Sanji no cabía de la felicidad ¡En verdad le había ganado!

Se dejo caer en la cama boca arriba, en la cual también estaba sentado Zoro, y comenzó a reír a carcajadas.  Dejo el mando a un lado y extendió las manos sin dejar de sonreír. ¡La victoria se sentía fantástica! El peli-verde por su parte, no podía dejar de observarlo. Se veía tan feliz: con sus mejillas sonrojadas y sus azules ojos muy brillantes, y esa hermosa sonrisa en sus labios, esos labios… simplemente tan distinto a la imagen que tenia de él, que era completamente fascinante.

—¿Cómo rayos hiciste ese gol de globito? —cuestiono indignado.

Sanji se incorporo apoyándose en los codos y clavos sus azules ojos en el peli-verde.

—¡No tengo ni idea! —dijo sincero—.  ¡Cuando me vi uno contra uno con el portero, entre en pánico y simplemente presione botones al azar! —se dejo caer nuevamente en la cama con los brazos abiertos y sin dejar de sonreír.

Zoro soltó un bufido entre molesto y divertido.

—Tienes una suerte de puta madre.

—¡Lo sé!

El rubio continúo riéndose, feliz de su victoria. Tanto que incluso el estomago estaba comenzando a dolerle un poco, por lo cual poso ambas manos sobre su vientre. Cerró los ojos sin que la sonrisa en sus labios desapareciera. ¡Maldición! ¡Eso se sentía genial!... aunque, todo tenia mejor sabor de boca cuando pensaba en que había pasado unas horas increíbles al lado de Zoro. Sanji no sabía si estaba más feliz por la victoria o el tiempo junto al Marimo. Pero sin duda ambas cosas eran estupendas… bueno, en realidad si sabía porque estaba más feliz, por pasar ese increíble tiempo junto al Marimo. Obviamente.

Entonces, sintió como la cama se hundía justo a su costado, y un aliento cálido choco contra sus labios. Abrió los ojos y se encontró de frente con los oscuros irises de Zoro.

Sus rostros estaban a centímetros de distancia.

La sonrisa se borro del rostro de Sanji, y paso saliva al observar la forma tan profunda en la que el Marimo lo observaba. Dentro de su pecho, sintió como su corazón acelero el ritmo de forma frenética y desesperada. Sus ojos se desviaron hacia los labios del peli-verde, e inevitablemente se humedeció los propios. En ese momento observo como Zoro termino de acortar la distancia, y sus labios se unieron en un simple contacto que duro unos cuantos segundos apenas. Ninguno los dos cerró los ojos en ningún instante, ensanchando sus miradas en toda la duración del contacto entre sus labios.

Zoro se alejo solo lo suficiente, aun un poco inclinado sobre Sanji, quien lamento terriblemente que deshiciera el contacto.

—¿Por qué… hiciste eso? —cuestiono pasando saliva.

Internamente estaba convulsionándose de la felicidad y dando gritos y pinitos de aquí para allá sin poder creerse lo que Zoro acababa de hacer. ¡Lo había besado maldita sea! En el mundo real, su corazón había acelerado sus latidos incluso más de lo que antes ya los había acelerado. Sentía como sus mejillas ardían, y estaba seguro que estaba rojo cual manzana.

—No lo sé —respondió Zoro, y era verdad. Simplemente había sentido un fuerte impulso, un gran deseo de probar esos labios y descubrir a que sabían. Esos labios que de alguna forma lo incitaban, esos labios que de alguna forma lo provocaban a besarlos—. ¿Te gusto?

—¿Te gusto a ti? —cuestiono en susurros completamente esperanzado, sin despegar sus ojos del rostro del peli-verde.

Zoro no respondió con palabras, sino con acciones.

Volvió a inclinarse completamente sobre Sanji y esta vez sus labios se encontraron con cierto grado de desesperación. Desde el comienzo, sus labios se movieron con gran sincronía, y sus lenguas no tardaron nada invadir la cavidad bucal del otro. Explorando y gravando en su mente cada rincón de esta.

Sanji no lo podía creer. ¡Zoro lo estaba besando! Lo estaba besando… y era tan magnífico como había pensado que sería si lo besaba. No, incluso mejor. Lo estaba dejando sin aliento y no le importaba en lo más mínimo. Jadeo cuando le mordió el labio inferior, y no pudo evitar aferrarse a su cuello y no querer soltarlo. No era un sueño… ¡No era un sueño!

Zoro de verdad lo estaba besando.

Al igual que Sanji, el peli-verde no podía creer lo que estaba haciendo. Estaba besando al cabeza de pato. Lo peor de todo era que no se arrepentía y estaba disfrutándolo en demasía. Sus labios eran dulces, deliciosos. No podía detenerse… no quería detenerse.

Su mano viajo hacia la cintura del rubio y la coló dentro de su playera, sintió como Sanji se estremeció bajo su contacto y lo escucho gemir entre el beso. Dejo de besarlo solo para observar su rostro completamente sonrojado y deseoso de más. Entonces volvió a unir sus labios y su mano subió por el vientre del rubio y jugueteo con su pezón.

—Zoro… —gimió Sanji entre besos.

Y escuchar su nombre saliendo de esos labios, de esa forma tan provocativa, hizo que toda la sangre le bajara a la entrepierna.

—Zoro —gimió Sanji una vez más, sintiendo como el peli-verde se acomodaba entre sus piernas y se restregaba contra él de forma descarda y jodidamente deliciosa—. Aahh, Zoro…

—¡Zoro! ¿¡Estas ahí!? —la voz de Usopp al otro lado de la puerta y unos toques sobre esta, sobresaltaron a los chicos haciendo que dejaran de besarse y giraran la vista hacia el pedazo de madera—. ¡Zoro!

—¡Maldición! —susurro el peli-verde.

Sus oscuros ojos se encontraron con los irises del rubio, los cuales estaban brillosos, sus mejillas habían enrojecido incluso más, y su respiración estaba agitada. Zoro le sonrió, y Sanji correspondió el gesto de forma tímida mientras el peli-verde se inclinaba sobre él y le susurraba al oído:

—Continuaremos con esto después —El rubio sentía que el corazón iba a salírsele de la caja torácica en cualquier momento. Su rostro ardía, su entrepierna dolía, y la felicidad no le cabía en el pecho… ¡Maldito Usopp que tenía que aparecer!—. ¿Cierto, Sanji?

«Me llamo por mi nombre». Pensó incluso aun más feliz.

—Si —susurro.

Entonces Zoro se levanto de encima suyo y se acomodo el cabello, a la vez que Sanji se incorporaba en la cama y se acomodaba el suyo y también la playera. Una vez luciendo como si nada había pasado con sus ropas, aunque el rostro de Sanji dejaba mucho en que pensar, Zoro se inclino sobre el rubio y le beso una vez más antes dirigirse hacia la puerta y abrirla.

—¿Qué pasa?

—Ah, ¿Por qué tardaste tanto? —sin esperar si quiera invitación, cruzo por el costado del peli-verde e ingreso en la habitación. Llevándose tremenda sorpresa al encontrarse con Sanji dentro—. ¿Sanji? ¿Qué haces aquí? —no pudo evitar preguntar.

—Emm… ah…

—Estábamos jugando con la consola –respondió Zoro por él.

—Ah, seguro que hoy se acaba el mundo —aseguro Usopp con mala cara. Era terrorífica la sola idea de que esos dos estuvieran llevándose bien. El narigudo ni si quiera recordaba que ya los habían visto juntos antes, pues había estado más dormido que despierto en esa ocasión—. Como sea —se encogió de hombros—. Cuando las chicas volvieron del Spa, nos dijeron que hay un pequeño festival a unas cuadras de aquí. La idea de ir dejo a Luffy completamente emocionado y prácticamente está obligando a Torao a ir con él. Por supuesto, las chica y yo también nos apuntamos. Que dicen, ¿vienen ustedes también?

Zoro y Sanji se observaron a los ojos durante unos segundos. De cierta forma fue una miradita de esas que Luffy y Torao se daban, pensó Usopp. Eso era aun más aterrador que verlos juntos sin pelear.

—¿Vamos? —le cuestiono el peli-verde al rubio.

—¿Por qué no? —respondió con una sonrisa.

Esos definitivamente se traían algo. Nadie le iba a quitar esa idea de la cabeza a Usopp. Esperaba no lo culparan si de alguna forma estaba muy interesado en saber que pasaba con ellos. Verlos así de amistosos era impactante, joder.

—Bien, esta decidido… ya que estas aquí, Sanji, me adelantare y tú te encargas de ponerle correa a este, para que no se pierda —Zoro puso los ojos en blanco y Sanji rio de medio lado. De hecho, no era mala idea el ponerle una correa—. Nos vemos en la salida en diez minutos —dicho y hecho, se marcho.

—Creo que sospecha algo —comentó el rubio con las mejillas sonrojadas, se levanto de la cama un tanto nervioso y caminando de un lado hacia otro.

Zoro lo sorprendió tomándolo de la cintura por detrás, girándolo y pegándolo a su cuerpo.

—La verdad es que no me importa si lo hace —le dijo. Y era sorprendente incluso para él, que fueran completamente ciertas sus palabras. No le importaba si sospechaba. Y no le importaba si descubría lo que había sucedido entre ellos. Algo había comenzado a surgir en su pecho y no pensaba en detenerlo. No quería detenerlo, solo descubrir y disfrutar más de ese nuevo sentimiento—. ¿Te importa a ti?

—No —sonrió. Y definitivamente no le importaba. Antes, cuando Usopp había cuestionado que hacia allí, le hubiera encantado decirle que comiéndole la boca a Zoro, pero pensó que tal vez el Marimo no quería que divulgara lo que habían hecho recientemente. Pero a Zoro no le importaba que lo supiera Usopp, y al pareceré ningún otro de sus amigos… y eso era fantástico para Sanji—. Si no te importa a ti, no tiene porque importarme a mí en lo más mínimo.

El peli-verde también le sonrió y junto sus labios con los de él una vez más, antes tomar su celular, billetera y llaves de la habitación. Luego ambos fueron hacia la puerta y una vez en el pasillo,  Zoro volvió a hablar.

—Entonces tampoco te importara que haga esto —aseguro mientras entrelazaba los dedos de sus manos, y tiraba de él comenzando a recorrer el pasillo y girando hacia la izquierda al llegar al cruce de pasillos.

—No —dijo Sanji, con sus mejillas sonrojadas y el corazón latiéndole a mil por hora—. Pero si me importa tomar la dirección correcta hacia la salida, debíamos cruzar para el otro lado.

—¡Maldición! —mascullo Zoro y regreso sobre sus pasos llevando consigo a Sanji sin soltarlo de su agarre. El rubio no pudo evitar burlarse de él, quien solo soltó un bufido pero luego sonrió al observar el rostro de Sanji.

«Maldito Basil… después de todo si tenía razón». Sanji jamás había estado tan jodidamente feliz en su vida, por haber estado totalmente equivocado.

 

Notas finales:

Y eso fue todo.


¿Y qué tal?


¿Qué les pareció?


¿Les gusto?


Yo espero y el cap. si les haya gustado. y sé que se quedaron con ganas, añsldfkjasldf pero para lo que sucedió, creo que un salseo salvaje era demasiado pronto pues. Y además, yo quería que fuera algo así tiernon. Hahha. Digamos que fue tierno haha. No sé. Me gusto como quedo.


Pueden hacerme saber por medio de un hermoso review si les gusto, el cual responderé con mucho gusto. y si no lo hizo también pueden decírmelo, yo acepto sus review de todo tipo, solo no me insulte que mi Kokoro es frágil como las alas de una mariposa.


Que el ángel cuide de sus preciosas almas. Besos y abrazos para todos.


Bye.


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