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¿What is human being? por YuuukiChan12

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Notas del fanfic:

Hola! Acá estoy nuevamente con otro fanfic, esta vez con una tematica futurista distopica 

La idea general de la historia es ir narrando lo que le ocurre a cada personaje de manera inividual y que de a poco las historias separadas comenzaran a unificarse a lo largo del fic. 

Realmente disfrute escribirlo y me gustaria poder compartirlo con ustedes. 

Gracias por leer!

Notas del capitulo:

Hola! Bueno este es e primer capitulo del fic, en este dare el inicio de dos parejas, en el siguiente continuare con las demas. 

Sin más los dejo con el fic... 

“Sabía que en el pasado había habido momentos,

momentos terribles,

en que unas personas habían destruido a otras por precipitación,

por miedo, y con ello habían acarreado su propia destrucción.”

Lois Lowry

 

Era oscuro. Cada paso que daba no podía ver nada más que un fuerte color oscuro. Eso es lo que veía, eso es era todo lo que sentía, estaba perdido en ese mar de sombras negras, que lo controlaban, que lo manejaban.

Él no sabía lo que pasaba, sus pasos parecían no tener rumbo fijo, su cuerpo se movía prácticamente solo. No podía evitar preguntarse una y mil veces lo mismo ¿Qué estoy haciendo? No lo sabía, era una misión que debía cumplir, un objetivo que alcanzar, uno que ni siquiera podía comprender.

Rojo. Ahora veía todo rojo. Sus manos, en ellas sentía algo espeso, algo húmedo, y las veía rojas. Se paró en seco ¿Por qué otra vez estaban rojas? Se preguntó. Sin embargo la respuesta no llego a él.

El día era frio, las brisas frescas chocaban contra su rostro, agitando sus celestes cabellos. Sus perdidos ojos, del mismo color de sus cabellos, miraban la nada misma, avanzando paso a paso, lento y constante. Las nubes blancas se movían con calma en ese gran lugar, la arena del suelo se levantaba a cada segundo, volando libremente por todos lados, llenando a su rostro de esta.

-          (Tengo que limpiar) – Pensó – Tengo que limpiar.- Repitió, esta vez en voz alta, dejando que sus secas palabras, producto de nunca usarlas, se perdieran en el viento.

Tenía que hacer su trabajo, su misión, esa que resonaba en lo más profundo de su mente, esa que lo dirigía sin que siquiera pueda comprender el porqué de sus actos.

Lo odiaba, cada vez que sus manos se llenaban de sangre, cada vez que estrujaba con fuerza esos cálidos y delgados cuellos, cada vez que los gritos infernales resonaban en sus tímpanos. Pero no podía evitarlo, él sabía bien que era su misión, él no podía ir en contra de esta.

-          (Tengo que limpiar ya) -

De pronto se detuvo. Sus agudos sentidos percibieron movimiento, movimiento de un ser vivo. Pero no sentía nada, no podía escuchar el latir de su corazón, no podía sentir ese aire que desprendía la “basura” encargada de limpiar.

Volteó rápidamente, sus ojos divisaron a la figura. Era una sombra, no podía verla bien, era oscura, oscura y roja. Como todo lo que siempre vio.

Fue un segundo, uno solo en el que parpadeo, en que sus ojos se cerraron, un solo segundo. Y tan rápido como la misma luz, se detuvo frente a él, a tan solo unos escasos centímetros de distancia.

Pudo contemplarlo, era un hombre, joven. Poseía en unos fuertes cabellos rojos desmechados, que caían sobre su bello rostro. Este era fino y elegante, con las medidas justas en cada fracción. Pero lo más llamativo eran esos penetrantes ojos, uno de cada color, uno rojo, uno dorado, dominantes y enigmáticos, llamativos y extravagantes.

El joven lo miro, tan cerca que pudo sentir su respiración y de pronto, nuevamente desapareció de su campo visual.

Y otra vez vio todo negro…

 

 

 

 

-          Vamos…- Escucho un susurro – Despierta…-

Su voz era nítida, sin embargo no podía entender de qué hablaba, no podía comprenderlo. Se sentía pesado y dolido, algo dentro de él estaba inquieto, algo había cambiado.

Lentamente trato de abrir los ojos, los sentía pegados y cansados, también podía degustar el sabor a arena en su boca y la creciente incomodidad de sentir a esta en todo su rostro. En cuanto movió su cabeza sintió un fuerte dolor en la nuca, era una punzada intensa, caliente y dolorosa. No pudo evitar que su rostro se deformase en una mueca de dolor.

Finalmente sus grandes ojos celestes se abrieron. La luz del sol le hizo cerrarlos unos instantes y luego de varios segundos se pudo acostumbrar a ella.

Miro descolocado el lugar, y doblando la cabeza diviso al mismo joven de antes,  sentado a su lado, mirándolo con tranquilidad.

-          Al fin despiertas.- Dijo sonriendo, mostrando una sonrisa alargada y sobrante. Se perdió unos instantes en sus fríos y enigmáticos ojos.

-          ¿Quién eres? – Pregunto finalmente, con una voz seca. Lentamente se levantó del suelo, apoyándose en sus brazos y haciendo caso omiso al fuerte dolor en su nuca.

-          ¿Y quién eres tú? – Pregunto con su soberbia sonrisa, divertido por la situación, prestando atención hasta el más mínimo detalle de sus movimientos, analizándolo con curiosidad.

Esa pregunta lo descoloco. Era una de esas que siempre rondaba su cabeza, a cada paso que daba, a cada minuto que vivía. Una pregunta sin respuesta…

El silencio reino en ese lugar, ni siquiera se podía oír el viento canturrear, ni siquiera podían escuchar su propia respiración.

Sumido en sus pensamientos, perdido como toda su vida el niño de cabellos celestes se dejó caer de espalda una vez más, soltando un suave suspiro.

El misterioso joven pelirrojo lo miro, con curiosidad, sin emitir el menos sonido, esperando impaciente la respuesta del otro.

¿Y cómo responder a eso? Pensó el niño de cabellos celestes. Era algo que realmente no sabía ¿Dónde estaba? ¿Qué hacía? ¿Qué buscaba? ¿Qué pensaba? ¿Qué sentía? ¿Quién era…? Preguntas y más preguntas, sin respuesta alguna.

-          No lo sé.- Respondió finamente.

-          ¿Recuerdas tu nombre? – El niño pensó unos momentos

-          001.- Respondió

-          Jaja, ya veo…- Este lo miraba entretenido. 001 era pequeño, su altura era baja y su rostro aniñado, sus celestes cabellos resaltaban en su pálida piel y esos ojos celestes como el cielo mismo lo miraban sin interés aparente, sin expresión alguna.- Ese es el nombre que tus captores te dieron, muy interesante. – 001 no comprendió lo que el joven le dijo, estaba confundido, lleno de dudas y preguntas, preguntas que por primera vez sentía podía responder.

-          ¿Captores…?

-          ¿Te duele la cabeza no? – 001 asintió – Yo removí un chip que tenías implantado en ella. Ese te controlaba. Haces lo que el chip te dice, mejor dicho, hacer lo que te ordenen que hagas. – Estaba confundido, no entendía lo que el joven le decía. – Mira a tu alrededor. – Sonrió. El niño se levantó y se sentó en el suelo una vez más, evitando el dolor punzante que sentía en su nuca.

Lo que vio no había palabras que lo describirían.

A su alrededor, rodeando a los dos jóvenes había un mar de sangre.

Estaban por lo menos 10 cuerpos desparramados por el suelo, todos con sus cuellos abiertos, dejando que la sangre fluya por estos manchando de rojo todo el lugar. Sus ojos estaban abiertos como platos, llenos de agua, llenos de lágrimas. Al mirarlos llego a poder sentir el frio de sus cuerpos, lo duro que estos se ponían a cada segundo.

Varios cuervos merodeaban e lugar, picoteando los cuerpos, arrancando pedazos de su carne y comiéndola, dándose un festín con los cuerpos sin vida de lo que alguna vez fue un humano…

-          Yo…

-          Así es.- Interrumpió e pelirrojo – Tú los mataste.

 

 

 

OoO

 

 

Desde que tenía memoria, Kise Ryouta, solía amar esos muros, el modo en que las piedras lo conformaban aleatoriamente, como el sementó frio unificaba todas las partes, la inmensidad de su altura, la cual parecía tocar el cielo mismo, perdiéndose en su infinidad hasta un punto que sus ojos no podía seguir.

Sus blancas y finas manos tomaron un peine que se encontraba sobre la mesa de su habitación, con el cual, con mucho cuidado, comenzó a desenredar sus rubios cabellos, teniendo mucho cuidado de no hacerse doler.

Su celeste cuarto estaba impecable, lleno de espadas y dibujos de caballeros. Su porte delicado y varonil era el sueño de toda chica, y ya desde muy joven fue catalogado como “un príncipe”. Y claro que lo era, era lindo y de buena familia, justo y heroico, siempre era apegado a las leyes, leyes que a veces quería destruir.

-          Este es el último lugar que visitaremos el día de hoy, aquí es donde se comenzó a construir la gran muralla, si bien está ha crecido mucho y se le han hecho modificaciones para que pueda soportar el paso del tiempo esta es la única zona del muro que se ha conservado como un monumento histórico, para contemplar cómo fue en sus orígenes este grande y hermoso muro.- Fueron las palabras de la profesora Mili. Ella era una mujer de contextura delgada y pequeña, sus cabellos castaños oscuros y su tez suave le hacían ver como una mujer muy amigable, más aun con la tenue sonrisa que siempre llevaba y la mirada amorosa que continuamente les dirigía a sus alumnos. – La excursión de hoy a terminado, mañana nos quedara por ver la capilla de la virgen santísima, la primera capilla del muro y el muelle de madera en la el lago Rene Hergiu. Antes de irnos ¿Alguien tiene alguna pregunta importante qué hacer? – Una joven de cabellos castaños y tez morena pregunto con un ápice de curiosidad:

-           ¿Qué hay del otro lado del muro? –

-          No lo sé Leila, pero no tiene importancia, no les tiene que importar lo que hay detrás chicos.- Respondió la maestra en un tono severo, casi reprochando la pregunta hecha por la alumna

Todos los alumnos, incluso la niña que había preguntado, olvidaron rápidamente la pregunta hecha al azar y entre risas y juegos cada uno continuo su día ¡Todos menos Kise!

 Desde ese día, esa pregunta rondo su mente una otra vez, atormentándola cada vez que tenía un momento a solas con su mente, cada vez que contemplaba la bellísima estructura que toda su vida admiro.

¿Qué habrá detrás del muro? ¿Un mundo lleno de árboles gigantes que hablan? ¿Unicornios como los cuentos que su madre solía leerle? ¿Flores bailarinas? ¿Un mundo hecho de chocolate y caramelos? ¿Un inmenso mar que cubría todo? ¿Qué era? ¿Qué había ahí?

Desde ese momento su adoración paso a ser una obsesión, una que la atormentaba día a día, pero por más que peguntara nadie respondía su curiosidad, nadie entendía su fascinación por esa gran estructura de piedra y sementó.

Sus padres, familiares y maestros la reprochaban y denigraban cada vez que se atrevía a interrogarlos con preguntas, de un modo tan natural que a él llegaba a dolerle, sus compañeros solían llamarle “el niño muro”, de un modo despectivo e hiriente. Su amor por el muro llego a volverse algo tan terriblemente doloroso como interminable.

Pero cada vez que lo veía allí, ese alto e inalcanzable muro sabía que no le importaba lo que los demás dijeran, sabía que algún día escaparía de allí, de ese hermoso e infinito muro.

-          ¿Por qué un muro? – Fue la pregunta que le hizo Yukio, su hermano mayor un día mientras dibujaban sobre la mesa de la cocina

-          ¿Por qué no? – Replico el sin dejar de pintar el dibujo de su hermoso y adorado muro, y el en la cima de este, rodeada de blancas nubes.

-          No sé… Es extraño que te guste un muro… ¿Por qué no mejor un castillo de princesas, un gato, un diamante no sé, esas cosas? – Comento con tranquilidad Yukio sin despegar sus grises y penetrantes ojos del papel.

-          ¿Por qué esas “cosas” y no un muro? – Volvió a replicar ahora molesto, el realmente estaba harto de que todo el mundo saliera con eso.

-          ¡No te enojes idiota! – Regaño algo fastidiado -  Solo quiero saber, no te estoy peleando.-

-          ¡Bueno perdón!- Respondió haciendo un gran énfasis a la letra “o” – Es que realmente no entiendo por qué me retan cada vez que pregunto por el muro…- Comento con frustración-  Solo estoy preguntando nada más…

Los dorados ojos de Kise se aguaron un poco al comentar lo último, sentía tanta impotencia con todos, el modo en que el mundo lo trataba por una simple curiosidad, por un simple interrogante que fácilmente podían responderle.

Sintió un nudo en la garganta y como su pecho se oprimía al pensar en ello y su cuerpo temblaba impotente y dolido.

- Si, es extraño que te traten así solo por eso.- Fue el simple comentario que dijo su hermano, no dándole demasiada importancia a este.- ¡Pero no te pongas a llorar! Juguemos a otra cosa mejor…- Trato de consolarlo, regalándole una sonrisa, esa que pocas veces le daba a alguien, ya que era una persona muy amargada.

Kise gustoso acepto la invitación y entre risas y juegos los pensamientos dolorosos desaparecieron. Él respiro, respiro la libertad que le daba la nula mirada de su hermano, esa mirada sin prejuicios ni dureza, esa mirada sencilla y llena de nada, esa mirada que le dirigía a todos por igual, haciéndola sentir libre de soñar.

Él prefirió de una vez por todas olvidar esos sentimientos y disfrutar el magnífico día que tenían hoy. Pero en lo más profundo de su inconsciente, esa frase resonó una y otra vez, taladrando su curiosa mente. Una frase que cultivo y guardo con recelo en lo más profundo de su mente por años y años, una que jama pronuncio.

Con el pasar de los años el aprendió a callar, aprendió a obedecer y repetir una y otra vez “que no importaba lo que había detrás de los muros” y en tan solo algunos años el “niño muro” desapareció. Kise ya no dibujaba más muros, ya no preguntaba por muros, ya no investigaba sobre muros. Ese niño curisos que alguna vez fue desapareció, murió, se extinguió de la vista del mundo, dejo de ser ese insólito y extraño niño, para ser nada más que una simple y corriente adolecente.

Dejo de ser el a los ojos de los demás, dejo de ser tan puro y abierto como lo era, dejo de comportarse como sentía y pensaba, dejo de ser el mismo. Pero por ello sus relaciones con la gente mejoraron de un modo descomunal, tuvo muchos amigos y se relacionó con normalidad con la gente de su edad; a su vez la relación con su familia de igual forma mejoro, su vida “mejoro”.

Pero no por eso Kise olvido, ahora solo por las noches, cuando las voces de la gente se apagaban, cuando las miradas acusadoras se disipaban en el viento, el contemplaba con calma desde la ventana de su habitación esa magnífica estructura a la distancia, esa que parecía no tener fin, esa que por años amo y odio, esperando el momento para saltarla, esperando el momento para vivir 

Notas finales:

¿Y bien... Qué les parecio? Espero que lo hayan disdrutado, yo la verdad venia hace bastante con esta idea y decidi meterme de lleno con una idea algo alocada.

Se que este tipo de tematica no es muy gustada pero no pude evitar querer compartirla de todos modos. 

En fin. Los siguientes capitulos ire soltando más sobre cada pareja y personaje. 

Espero que les haya gustado! 

Comenten amo saber lo que piensan. Y diganme ¿Vale la pena que la continue o no? Aun estoy algo dudosa... 

GRACIAS POR LEER! 

 


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