Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Si me ves llorar por sunshinebunny

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen a Oda

 

Uso de la cancion "Y tu te vas" de Natalia Lafourcade  y "do i wanna know" de Artic monkeys, aunque no se si cuente como songfic

Notas del capitulo:

Y tú te vas, jugando a enamorar
Te enredas por las noches entre historias que nunca tienen final
Te perderás, dentro de mis recuerdos
Por haberme hecho llorar

 

Desastre… sabía desde el principio que iba a acabar en desastre.

Él era casado y yo a todas luces un “chico fácil”, no era como si alguna vez me hubiera importado que me llamasen de esa forma o como si yo fuera alguien para cuestionar la moral de un hombre con argolla de matrimonio solo en el bar aquella noche, el mismo bar de siempre, porque todas nuestras noches comenzaban ahí desde que a los 16 nos coláramos con identificaciones falsas que los bandidos del lugar pretendían no saber que eran pobres copias baratas.

Ace no estaba conmigo aquel día, ya tenía su conquista de la noche y yo no se la iba a fastidiar solo porque no hubiera encontrado nada de mi agrado aun, no era como si estuviera buscando algo en especial, chicas o chicos daba lo mismo en realidad, solo buscaba algo que llamase mi atención; Cuando me senté al lado de aquel imponente hombre ya llevaba varios tragos encima, le sonreí de forma amplia y brillante y él respondió de manera discreta, quizá le divirtiera ver que un crio de dieciocho se sentase solo en la barra a ver que pescaba, el señor Dragón no era mi primera opción en aquel momento.

Nos sentamos a beber en silencio, porque no me interesaba charlar con alguien a quien obviamente no iba a llevarme a la cama, el sujeto debía tener fácilmente la edad de mi padre, tan severo en medio de aquel mundo de perdición, con su traje gris obscuro como sus ojos y el cabello bien ordenado y peinado hacia atrás en una coleta, con una corbata azul y una camisa blanca impecable que ni siquiera la luz ultravioleta y neón con la que se ambientaba el lugar podía hacer detectar alguna mancha en ella, solo le daba un brillo algo curioso.

A su lado un chiquillo de rulos rubios desordenados y una pinta de callejera desentonaba totalmente, quizá si hubiera estado usando su ropa normal, los pantalones formales con zapatos y la camisa bien abotonada con la que había llegado al apartamento de Ace, al apartamento que antes fuera nuestro… pero no me agradaba esa ropa para salir, ni bien llegar al apartamento ya estaba quitándomela en la puerta, sin importar demasiado si Lu estaba ahí o no, porque el pequeño dos años menor que nosotros tenía sus propios amigos con los cuales salir de farra, ya no era el chiquillo al que su papa y su abuelo abandonaban al cuidado de otros y que por eso siempre nos seguía a todas partes, yo nunca había visto la cara de ningún familiar suyo, pero era mejor así, si ellos no hubieran tenido que ver a mis padres tampoco hubiera sido mucho más feliz.

Tomar alguna playera sin mangas y un par de pantalones entallados no tomaba demasiado tiempo, a veces incluso llevaba ropa ahí para dejarla, esas cosas que no podía tener en casa de sus padres por que se las botarían a la basura, un suetercillo que le caía por uno de los hombros para dejar este al descubierto y algún accesorio al cuello, si Ace estaba de humor para hacerlo no lo dejaría siquiera acabar de vestirse, más aun si Luffy no estaba, pero que el moreno pecoso se quedase dormido en medio de un buen polvo nunca era demasiado agradable, por eso a veces lo rechazaba y salían, aquella noche Ace ni siquiera se le había insinuado, quizá porque había llegado con regalos, regalos que sus hermanos no necesitaban pero que hacían a su conciencia sentirse un poco mejor.

Debería seguir viviendo con ellos pero cuando las cosas comenzaron a ponerse demasiado difíciles y sus padres habían amenazado con ponerse pesados en cosas que ni siquiera les interesaban simplemente los había abandonado, no dejo de verles, estaba seguro que Ace podría valerse por sí mismo, nunca le había necesitado del todo y cada quien tendría su habitación ahora, la amargura de su abandono estaba ahí pero nadie hablaba al respecto, solo pretendían como si nunca hubiera pasado, eso era lo mejor para todos.

Dejar que aquel viejo me invitara una cerveza no había sido decisión difícil, ¿Quién diría que no al alcohol gratis? Y no había nada que llamara mi atención en aquel lugar realmente, choque mi botella con la suya y bebí como si aquello fuera un simple jugo de frutas, un trago tras otro sin importar demasiado si se acababa el contenido de la botella demasiado pronto, el mesero ya tenía una lista para mí en cuanto la necesitara, órdenes del señor Dragón, un nombre imponente para un hombre imponente, en aquel momento simplemente me causo gracia mientras comenzaba la charla trivial, ¿Cuál es tu nombre? ¿A qué te dedicas? ¿Cuántos años tienes?—Soy completamente legal si es lo que te estas preguntando, Dragón. — Con una suave risa acompañando mi comentario me había acercado a él solo para sentir la mano del sujeto tomar mi muñeca con firmeza antes que pudiera ponerla en su hombro, la argolla de metal tibia por el calor de la mano que la portaba demasiado notoria, como un foco de luz roja que gritaba detenerme justo ahí.

—Solo estoy aquí para mirar, Sabo. — Me solté de manera un poco agresiva, ¿Mirar?

—Bien, pues observa. — La indignación en mi voz debió ser palpable por que su mirada no se despegó de la mía hasta que bajando mis manos al borde de aquel suéter le había comenzado a retirar lentamente, una sonrisa de autosuficiencia dibujándose en mis labios por la manera como los ojos del pelinegro seguían cada movimiento de mis manos y de la tela levantando un poco la playera bajo esta para mostrar un poco de mi abdomen.

Coloqué el suéter en el respaldo de mi silla, relamiéndome los labios al notar la forma como Dragón me devoraba con la vista, era sublime, sentirse tan deseado, de pronto aquel hombre se había vuelto algo que quería, argolla de matrimonio y todo, ya le haría quitársela por mí al estar en la cama, o quizá no, que la viera y fuera consciente de lo que estaba haciendo el malnacido, nadie iba a solas a mirar si le invitaba un trago a un chico que a todas luces estaba de cacería. — Vamos a una habitación, te dejare seguir observando…—

Salí del lugar sin cerciorarme de que Dragón me siguiera, sabía que lo haría, la madrugada, fresca y casi silenciosa fuera de aquel antro me saludo haciendo que la cabeza girase un poco por lo mucho que había bebido. — ¿Estas bien? — la voz rasposa y una mano en mi hombro me llevaron a la dirección general de aquel Cadillac negro, sonreí, al llegar al vehículo subí sin pensarlo dos veces y encendí la radio como si se tratase de mi propio auto.

—¿Quieres que siga quitándome la ropa aquí? — No me habría molestado hacerlo en aquel auto, no hubo respuesta a mi pregunta más que el sonido del motor al encender y la canción que pasaban en aquella estación de media noche

 

Nunca es suficiente para mí,

Porque siempre quiero más de ti…

 

No prestaba demasiada atención a la letra, la voz de aquella chica era bonita pero la canción ya iba por más de la mitad y su cabeza aun daba algunas vueltas, por la ventana veía los señalamientos pasar y a su lado aquel hombre serio que podría haberlo estado llevando a casa de haber sido su padre, pero a sus padres poco les importaba en que líos se metiera mientras no acabara en sociales o en algún lugar que dañara su imagen ¿Por qué iba a importarle a algún extraño?

Mi corazón estalla de dolor
Como evitar que se fracture en mí…

Para mañana no recordaría en donde había estado, se despertaría en algún motel de paso, adolorido en algún cuarto vacío quizá, si corría con suerte quizá aquel hombre a su lado fuera alguna clase de mafioso que le mataría para vender sus órganos en el mercado negro, ¿Qué haría un hombre como Dragón en un bar coqueteando con chiquillos de otra forma? Por qué ahora que lo recordaba no era la primera vez que veía al sujeto por ahí, quizá antes no le había tomado importancia, no, ¿Por qué habría de tomársela? Era solo un hombre extraño sentado en la parte más alejada del bar, solo, siempre solo.

—Dragón… ¿Amas a tu esposa? — No era tan estúpido para no saber que esas cosas no se debían preguntar al hombre con el que planeas acostarte pero quería saber.

—No es de tu incumbencia. — No lo era, seguro lo estaba echando a perder y aun así se había soltado a reír, no había otra cosa que hacer, aquello no era más que una aventura para un hombre mayor, la crisis de la mediana edad del señor Dragón, un pequeño desliz del que su esposa no iba a enterarse, y que mejor que un chico fácil que prácticamente se le estaba ofreciendo para hacerlo, casi le cruzaba por la cabeza la idea de cobrarle, seguro resultaría muy gracioso si lo hacía.


Acostumbrado estas tanto al amor
Que no lo ves, yo nunca he estado así…

—¿Es su primera vez con otro hombre? — La pregunta salió de manera casi natural mientras e mayor aparcaba en aquel hotelucho, había una pequeña fuente la lado del estacionamiento y un centenar de cuartos iguales uno al lado del otro, Dragón no se molestó en contestar y para Sabo fue casi sorpresivo encontrar a este al lado de su puerta, abriéndola para él. — Puedo caminar. — No estaba a la defensiva, no aun, pero aquella mano ofreciéndole ayuda para salir del auto le causo gracia de la misma forma que todo se la causaba en aquel estado de ebriedad, si ya de por si Sabo era un sujeto desconsiderado que hacía y decía lo que le venía en gana estar ebrio solo le ponía peor.

La mirada que la recepcionista le había dedicado cuando se sentase en uno de los mullidos sillones del pequeño cuartito decorado con cuadros frutales pasados de moda le dejaba bien en claro lo que esta pensaba de él, apenas espero a que aquella dama le diera las llaves a Dragón para mostrarle el dedo medio al mismo tiempo que hacia un gesto grosero con su lengua, si hubiera sido un hombre le habría golpeado aunque pensándolo bien el sillón era bastante cómodo, no se hubiera levantado si Dragón no se lo ordenaba. — Disculpe a mi hijo. — le escucho murmurar en dirección a la recepcionista y de nuevo no había podido contener la risa, oh, así que el mayor aun conservaba algo de vergüenza, casi resultaba adorable.

Un leve escalofrio le recorrio al sentirse jalado dentro de una habitación, acorralado contra la puerta por primera vez fue consciente del morboso sentimiento de sentirse tan joven y pequeño entre las manos de ese hombre. —¿Debería llamarte papi? — simplemente rio, dejando que esas manos le recorrieran a su antojo.

El ceño fruncido  de Dragón parecía gracioso en aquel instante —No me agradan los niños. — reir, reir, reir… reir como un tarado mientras la camiseta le era arrancada del cuerpo y los suspiros comenzaban a agolparse en sus labios a cada roce de esos dedos gruesos y toscos en su cintura, por su espalda y hasta sus hombros, de la nariz contraria aspirando el olor de su cuello, de la tibia lengua degustando su piel y los dientes cayendo sobre su carne sin escrupulos.

No, claro que no, a Dragón no le gustaban los niños, por algo nunca había cuidado del suyo. —Nghh…— La cama no tardo en manifestarse bajo su cuerpo, boca abajo y con el cinturón ya desabrochado, sin estar seguro si lo había hecho su compañero o el mismo sintió esas mismas manos deslizarse por sus muslos acompañadas de la tela de su pantalón y su ropa interior, ni siquiera le había quitado el saco a aquel hombre pero para cuando volteo pudo notar que ya no lo llevaba, era gracioso que el tiempo fluyera de manera tan distinta cuando estaba borracho, entrecortado, como una canción sin continuidad.

A gatas sobre la cama simplemente le dejo frotarse contra su entrada, gimiendo un poco, aun con lo ebrio que estaba sabía que iba a doler, sentir aquel bulto entre los pantalones ajenos y ver como aquel señor iba desabrochando sus propias prendas para buscar un contacto más íntimo le había hecho tragar de manera un poco pesada, le veía como en trance hasta que tuvo que cerrar los ojos cuando sintió la punta de aquella hombría comenzar a abrirse camino en su cuerpo de manera lenta pero firme. —Ahh… Dragon…— mordió sus labios para no gritar pero los gruñidos y quejidos que escapaban de su garganta debían ser suficientes para darle a entender al mayor que estaba doliendo, aquel no se había molestado en prepararlo, ni en lubricarle, ni siquiera en usar protección, joder que a ese bastardo no le importaba nada, y sin embargo… y sin embargo no le había pedido parar.

Esa completa falta de preocupación era tan refrescante que simplemente se abandonó, Sabo que había pensado ser quien llevase el control de aquel encuentro simplemente había hecho lo mejor que podía para relajar su cuerpo y acomodarse de  manera tal que ese otro hombre ya por completo en su interior pudiera follarlo a su antojo, moviendo su trasero apenas un poco para marcar un ritmo suave que el mayor se había encargado de inmediato de volver más rápido y violento, haciendo que el interior del rubio se contrajera en cada intrusión, succionándole le de regreso cada que salía de él mientras de su boca se escapaban sonoros gemidos sin discreción alguna para las personas en las habitaciones contiguas.

Aquel no era un motel de paso pero a Sabo poco podía importarle, aquel dolor cada vez más placentero estaba volviéndolo loco y la sensación de la camisa y la corbata de aquel sujeto contra su espalda le causaba un cosquilleo indescriptible, de manera vaga se preguntaba cómo sería tener su cabello cayéndole de esa manera también, como sería montarse sobre él en lugar de estar en esa posición con el rostro sobre el colchón y las manos bien aferradas a las cobijas mientras las de aquel hombre le tomaban la cadera para hacerlo moverse con más fuerza cuando comenzara a perder el ritmo, estaba cerca y el rubio podía sentirlo en el leve temblor de su respiración sobre él.

Se corrió dentro suyo, no recordaba haber dejado a alguien hacer eso además de Ace, siempre era bastante cuidadoso cuando lo hacía con algún desconocido y aun así no lo había sido con aquel hombre, había dejado que Dragón se le corriera dentro hasta llenarlo y chapotear con los movimientos más fluidos ahora que existía esa pequeña lubricación extra.

Solo se escuchaban sus respiraciones encarecidas cuando el movimiento ceso, el leve vacío de sentir a Dragón retirarse de su interior  lo había expresado con un suave quejido, dejándose caer en la cama cuando aquel hombre le soltase, su cuerpo completamente perlado en sudor se sentía un poco entumido aun cuando el mayor le había hecho darse la vuelta, quedando recostado sobre su espalda.

—Dijiste que me dejarías verte. —

—Pft…— Era gracioso, era tremendamente gracioso que además de no atenderle en lo absoluto aun le estuviera pidiendo eso, con una sonrisa levemente amarga observo como el pelinegro acomodaba un poco sus ropas sin quitarle la vista de encima, su pecho aun subía y bajaba de manera notoria cuando comenzara a rosar su propia necesidad con sus manos ante la penetrante mirada de Dragón, moviendo sus piernas de manera que entre sus piernas fuera escurriendo hasta la cama poco a poco el semen que aquel hombre le había dejado dentro.

Podía sentir chispas saltar cada que sus ojos se cruzaban y entre un roce y el siguiente de sus propias manos los gemidos habían inundado la habitación de forma tal que ni siquiera había notado en que momento aquellos habían dejado de ser solo suyos, los ojos de Sabo se habían abierto en sorpresa al descubrir que su compañero no solo se encontraba de nuevo a tono si no que hallaba masturbándose de nuevo a la vista de su placer, aquello había hecho su sangre correr más a prisa, abriendo un poco las piernas el rubio había dejado que Dragón observara como los dedos de su otra mano se hundían poco a poco para acompañar de aquella manera el ritmo de la masturbación.

—Joder…— Aquel mocoso le estaba haciendo perder la cabeza, quería tocarle de nuevo apenas verle abrir las piernas, con un sordo gruñido se había acabado corriendo de nueva cuenta sobre aquel delicioso cuerpo, deleitándose con la vista de los muslos ya manchados con su esencia y el tremor que había recorrido al pequeño rubio cuando aquel se terminase corriendo por fin, maldecía de alguna forma a aquel chico,  si tan solo no hubiera estado ahí esa noche ofreciéndosele no habría tenido que cometer adulterio y ahora que lo había hecho no se sentía con ánimos de detenerse.

Más de una vez había visto a aquel chico en el mismo bar, nunca dos veces con la misma persona salvo por aquel amigo con el que a veces llegaba, quizá así fuera mejor, le vio cerrar los ojos tras acabar, por lo que podía adivinar se había dormido, acomodo su ropa de manera correcta antes de buscar su saco junto a la puerta donde se lo había quitado para degustar a aquel niño que ahora reposaba en una cama rentada sin nada puesto.

El suave ronquido le había comprobado sus sospechas, una sonrisa algo sardónica se dibujó en los labios del moreno, dormido el rubio lucia incluso más joven ¿Qué edad tendría? No más de veinte y él, con sus cuarenta y siete y una esposa y un niño a cuestas… un hombre respetable que gustaba de mirar aquello que no podía obtener ¿Y por qué no? A esas alturas no había quien fuera a impedírselo, estaba seguro, sacando su billetera había dejado un par de cienes y su tarjeta para que el chico pagase un taxi, salió de la habitación sin dar una mirada atrás, apenas en el automóvil fue que se percató que aquel mocoso había dejado su suéter en el auto, ugh, habría que tirarlo a la basura antes de llegar a casa.

.

.

.

.

Continuara.

Notas finales:

Como cuando el gatito no confía en ti y en que actualices algo y te obliga a probar que tiene razón (?)

Me inspire viendo unas hermosas/crueles fotos de Drasabo… de cualquier forma esta será una historia corta, no más de 2-3 capítulos, incluso podría dejarlo ahí pero quiero maltratar a Sabo un ratito XD

Espero que lo hayan disfrutado y como siempre los comentarios son bienvenidos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).