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La maldición de la luna por Loterville

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Notas del fanfic:

Los personajes de Tokyo Ghoul no me pertenecen sino a Ishida Sui.

 

"Afuera quizás exista la esperanza, esa que mata el pensamiento. Pero no para ti, nunca habrá esperanza para un monstruo como tú.....Souta."

 

El mundo se ha tornado tan aburrido incluso con esta maravillosa luna de tono rojizo que ilumina mi camino. Me consuelo diciéndome, <<Una ronda más y terminaras el turno de vigilancia>>. Las calles están completamente desoladas, ningún alma las recorre. Sólo me acompaña este frío que parece morder mi huesos, hasta que me interno en los barrios bajos del distrito; la suciedad, las luces de neón y ese olor a miseria me otorgaron la compañía de seres con ojos apagados y sonrisas vacías. Apenas me miran, no pertenezco a este lugar.

 

     -Miren que tenemos aquí-su voz sonó cruda, casi odiosa-un niño rico de rostro bonito.

     -¡Suéltame, maldito!

Esa voz....me resultaba conocida, ¿dónde la había escuchado?

"Arima-san.... ¡¿Podría comportarse como un adulto por una vez en su vida?!"

¡Claro! La joven promesa del escuadrón cero, Koori Ui.

Su situación era lamentable; un clase especial asociado, el futuro sucesor de Arima Kishō y unos de los herederos de la prestigiosa familia Koori, completamente ebrio y siendo apresado por un delincuente de poca monta que lo miraba con lascivia.

Quizás la noche no iba a ser tan aburrida.

    -Buenas noches señores, no me gustaría interrumpir pero....

    -No te metas en esto niño.

    -De verdad que lo siento, pero debo conservar la inocencia de.....

 

A partir de ese momento, todo sucedió con extrema rapidez. Ese hombre de aspecto miserable lo soltó y se lanzó en contra mía con golpes débiles y de sincronizados. Una sola patada y cayó al suelo con un grito espantoso. Y con ello terminaba la diversión de la noche, ahora debía cargar con el niño ebrio y dejarlo en casa. O al menos eso pensaba hasta que lo vi en el suelo.

 

Siempre he pensado que Koori Ui tenía un cierto encanto; una voz dulce incluso cuando gritaba, piel tan blanca como la misma nieve y el negro tan profundo de sus ojos. Pero esta noche se veía tan extraordinariamente atractivo. Su ropa en completo desarreglo, que permitía ver con todo detalle su pecho y su delicado cuello.....ah, debo confesar que pensé cosas poco decorosas.

    -¿Se encuentra bien clase especial asociado?

    -Sí, gracias....

    -Rango uno Furuta-dije al ver en su rostro << ¿Y tú, quién demonios eres?>>, y añadí en tono amable- ¿puede mantenerse en pie?

    -No... Todo da vueltas.

    -Con su permiso, entonces.

Sujeté aquel pequeño cuerpo, era tan delicado y suave que provocaba el deseo de abrazar y consumirlo. Caminamos así, uno al lado del otro, sombríos y silenciosos hasta llegar a mi auto.

    -Estoy hecho un completo desastre-rió y sollozo a un tiempo desplomándose en el asiento.

    -No está hecho un desastre.... bueno sólo un poquito.

    -Eso no ayuda.

    -Lo siento. Me mantendré callado.

Durante el resto del trayecto se mantuvo calmado, casi indiferente de lo que pasaba a su alrededor. Yo sujetaba el volante con demasiada fuerza y mantenía la mirada fija en el camino. No quería verlo, me ponía demasiado nervioso ya era demasiado el mareo que me producía su olor mezclado con el del sake. Finalmente me indicó que detuviera el auto.

Habíamos llegado. Mi tortura terminaba.

De pronto me dijo con una extraña tristeza en la voz:

    -¿No te sientes solo?

Posó su mano sobre la mía, lentamente fue apartándola del volante. Mi respiración comenzó a acelerarse. Incluso a través de la piel del guante podía sentir su calidez. No debía caer de nuevo como lo hice con Rize. Sin embargo cuando entrecruzó sus dedos con los míos y llevó mi mano hasta su mejilla, supe que estaba acabado.

    -Rango uno, no me ha contestado.

    -Sí, yo también me siento solo.

En mi torpeza lo miré y él también me estaba mirando, estaba sonriendo; un cálido brillo en esos ojos que podían ser tan cálidos o tan cortantes......no había visto jamás unos iguales. Lentamente fue acercándose, con ese encanto inexplicable. El fulgor de la luna se reflejaba en sus labios otorgándoles un rojo más intenso y que sólo sirvió para acrecentar su extraño y peligroso encanto. Sentí que la cara me empezaba a arder.

   -Clase especial asociado necesito espacio vital-dije, no, implore-esa es la palabra correcta-apartándome. Entonces rozó con sus labios mi oreja y suspiró profundamente:

   -Furuta..... Al menos por esta noche dejemos de estar solos.

Era la primera vez que decía mi nombre y vaya forma en que lo hizo, tan seductora, tan única. Sucumbí a su voz y a su influjo. Lo tome la cara con ambas manos y lo besé.

Era un mundo sin movimientos ni sensaciones. Un mundo de una casi nula conciencia en el que me sumergió por completo. Al separarnos un fino hilo de saliva brilló. Y luego simplemente dijo:

    -Nos vemos mañana, Furuta.

Me sonrió una vez más con su rota y descolorida sonrisa antes de bajar del auto. Sentí que debía ir tras él pero me quedé inmóvil viendo cómo se alejaba con pasos torpes y entraba a  la seguridad de su hogar.

En sus labios conocí-en un momento fugaz-lo que era el cielo y el infierno a la vez, cuando la calidez de sus labios abandonó los míos, dejándome sólo un enorme y gélido vacío.

¿Qué había sido todo esto? ¿Por qué mi corazón aún latía con tanta fuerza? ¿Por qué deseaba irrumpir en su hogar y hacerlo mío? ¿Por qué todo era tan intenso?

¡¿Qué me has hecho Koori Ui?!

Creo que nunca sabré si fue una recompensa o un castigo.


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